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Un concierto con Fernando

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¿Por qué no decirlo? Creo que me enamore de el desde aquel momento en que lo conocí en una actividad de tutoría de la escuela preparatoria, el era de primer año, recién entraba a la prepa y no tendría mas de 15 años. Yo estaba en segundo año, tenía 16 y pues me metí a esta actividad, por que los puntos me serian útiles después, además solo era mostrarle la escuela a un grupo pequeño de alumnos de primer año. Fue ahí donde lo conocí, su nombre era Fernando, y si, tenia recién cumplidos los 15, era un chico muy agradable, amiguero hasta mas no poder y muy atractivo, al menos en lo que a mi respecta uno de los chicos mas apuestos del colegio. Sus rizos al estilo romano, sus cejas pobladas, sus pestañas largas y densas, su mirada de ojos cafés y su hermosa sonrisa marcada por sus deliciosos y masculinos labios, hacían de su rostro, uno de los más bellos y particulares que he visto. A todo eso se sumaba que tenia un buen cuerpo, era delgado pero no estaba hecho un palo, al contrario, parecía tener un cuerpo algo formado, en sus brazos y piernas se notaba que hacia algún deporte, tenia un trasero simplemente perfecto, no era muy grande, pero si muy bonito en sus formas, es ese tipo de trasero que te invitan a adivinar, a pensar, a desear. No me fije mucho en su parte delantera, pero tampoco se veía nada mal.

Ese era Fernando, un chico ideal. Yo tampoco estoy mal y soy bastante sociable, especialmente si alguien me parece interesante, como era el caso; el y yo nos parecemos un poco, pero pues cada quien es otra cosa, creo que mi cabello es mas claro y no soy tan peludo como el, aunque el no sea un oso, es bastante velludo. El caso es que nos hicimos muy buenos amigos ya que además de todo, teníamos muchos gustos afines, le vamos al mismo equipo de fútbol, nos gustan el mismo tipo de chavas, vivimos por el mismo rumbo y nos gusta la misma música, a saber, el hermoso Rock. Y gracias a esta música es que transcurre el relato, ya que tras varios meses de amistad, decidimos ir juntos a un concierto de rock que se celebraba en la capital, ahí tocaría nuestro grupo favorito y otros que nos gustaban. Seria para semana santa y permaneceríamos ahí unos 3 o 4 días.

Tras algunas dificultades en cuanto a permisos y cosas por el estilo, partimos un jueves como a eso de las 10 de la mañana, serian 20 largas horas de viaje en un camión, 20 horas con mi amado Fernando. 20 horas soportando la tortura de no poder besarlo, de no poder tocarlo, ni siquiera de poder decirle que lo quiero o lo que sentía. Así es, fue un viaje muy difícil, platicamos de todo, nos conocimos ahora si del todo, hubo instantes en los que al contarme algunas cosa personales, sus ojos parecían lagrimar, se veía tan bien; sin embargo se veía mucho mejor cuando bromeábamos y me regalaba alguna efímera pero hermosa sonrisa, me encantaba como sonreía, era algo casi divino.

Cuando llegamos por fin a la capital, tomamos el subterráneo y nos dirigimos al hotelucho en el cual pasaríamos unas noches, no era ni remotamente cómodo, había una cama matrimonial y una TV. Un pequeño closet y un baño raro, al menos no estaba sucio. Lo mejor de todo fue que Fernando al ver el cuarto y como tratando de levantar un poco los ánimos me puso el brazo encima y me dijo: un lugar excelente para pasar una luna de miel, ¿no? Yo me reí un poco y le conteste en tono de broma: espero y no te moleste, pero cuando duermo suelo abrazar a la gente. El rió y devolviéndome la broma me dijo mientras me agarraba el pecho: mientras sea con amor no importa. Como ven era imposible fregar o molestar si quiera a mi amigo, todo lo tomaba a broma siempre estaba en actitud de juego, eso me encantaba por que yo igual era así, era como si fuéramos dos niños bromeando o dos adolescentes drogados, cualquiera podría ser. Ese día, después de desempacar decidimos ir a pasear por la ciudad, rápidamente nos acostumbramos al amontonamiento típico de la gran urbe, y aun así, pese a la indiferencia de la gente y al aire contaminado y a la gran cantidad de indigentes que nos veían raro, nosotros nos reíamos de todo, estábamos por ese momento en nuestro rol de turistas, esa ciudad no era nueva para nosotros, pero siempre es interesante vagar por todas partes.

Ya llegada la hora de dormir, tratamos de acomodarnos lo mejor que pudimos en esa camita, era imposible no tener contacto, yo tenia que flexionar mis piernas para que mis pies no quedaran colgantes, no es que sea muy alto (tengo solo 1.76) pero la cama era realmente pequeña, Fernando como era mas bajito no tenia problemas (el tendrá como 1.66) dormimos como pudimos. a la mañana siguiente desayunamos salimos a perder el tiempo, recuerdo que ese día cuando regresamos al hotel, sentía que me dolían los pies de tanto caminar y de tanto subir y bajar escaleras; como amaba eso, cuando subíamos escaleras yo podía ver mas clara y discretamente como mi amigo movía su trasero al caminar, si algo había querido hacer desde que lo conocí, era clavarle mis manos en sus nalgas, lo añoraba y ahora tenia que soportar verlo subir y bajar escaleras, hasta el hecho de que estuviera sentado me despertaba el deseo de soltar mis manos a un festín sensitivo. Lamentablemente, mis contactos se habían reducido a simples pero deliciosos roses rápidos y casuales.

Ya era algo tarde y debíamos ir a hacer fila en el estadio donde tendría lugar el concierto. El se metió a bañar primero, a mi parecer se baño bastante rápido, pero eso no importa, si no el hecho de que cuando salio, lo hizo con solo una toalla rodeándole la cintura, estaba totalmente mojado y se veía simplemente candente, claro eso no fue todo, como había olvidado su ropa, solamente se quito la toalla y se puso el bóxer frente a mi, en ese momento pude ver que efectivamente si era medio velludo y que tenia un pene de un tamaño decente e inclusive algo grande para su edad, sus nalgas tenían ese perfil delicioso que siempre me había imaginado, me quede con una cara de morbo y hambre y lo peor era que no me podía levantar para ir a bañarme como el me había aconsejado, no al menos sin que mi compañero notara la fuerte erección que sin duda el me había causado; por tanto me hice al mismo, aunque el noto claramente que algo raro pasaba. En cuanto pude me fui a bañar, puse la regadera al máximo y con tranquilidad me empecé a hacer una paja, cual fue mis sorpresa al escuchar que la puerta se abría y el me decía con su voz juguetona, disculpa es que deje mi desodorante aquí. Por suerte no me pudo ver claramente por le vapor y por mis movimientos, ya que se fue termine mi paja pensando en que el ya me había visto desnudo, la idea me era muy excitante, claro también me imaginaba a el con ese cuerpazo que traía encima de mi y haciéndome suyo, no creo haberlo dicho antes, pero mi amigo efectivamente tenia buen cuerpo, su abdomen empezaba a marcar algunos cuadros y sus pectorales estaban ejercitados, como los de un gran macho.

Ya que termine salimos a toda prisa rumbo al concierto, hicimos fila y tras un rato por fin entramos, habíamos quedado en no separarnos, así que lo tuve agarrado del hombro durante todo el tiempo, esperamos un rato hasta que por fin las guitarras eléctricas desgarraron el silencio, la batería comenzó a marcar el ritmo de lo que seria una noche dominada por el metal, el bajo soltó sus siempre tristes notas y las columnas de fuego se alzaron en el escenario; todo se volvió movimiento, todos brincábamos, agitando nuestras cabezas y chocando entre nosotros mismos, mi amigo me puso el brazo en el hombro y me sujeto fuertemente, yo hice lo mismo por temor a que aquella marea humana de prendas negras nos arrastrase a lugares distintos. Las canciones pasaron, desde aquellas que nos hacían ponernos algo melancólicos y abrazarnos todos para reunir cantos de tristeza, hasta aquellas canciones en las que los brincos se hacían mucho más violentos hasta llegar a lastimarnos y nuestros gritos se volvían inhumanos e inentendibles. Me encantaba estar ahí con el, siempre lo tenia abrazado y era una delicia para mi no solo sentir su cuerpo húmedo por el sudor contra el mío sino también el solo hecho de verlo disfrutando tanto, con el cabello mojado y gritando, se veía fantástico, su grito me fascinaba pese a casi no distinguirse de entre los demás. Fueron las horas mas maravillosas, por la música, por la euforia y por tenerlo a el a mi lado.

Cuando termino el concierto ya era muy de noche y hacia frío, claro, como estábamos sudados lo sentíamos mas fuerte, continuábamos abrazados y para variar nos reíamos de todo, hasta el color del pasto nos daba risa, parecíamos borrachos pero en realidad apenas y habíamos bebido un poco y mas bien nos habíamos embriagado de aquel rock metálico, fue sin duda un concierto maravilloso de un grupo del cual no se esperaba menos. Buscamos donde comer algo y nos regresamos en un taxi al hotel, no se que me paso, pero cuando estábamos subiendo las escaleras y vi su trasero no me resistí y le puse una mano encima a esas deliciosas nalgas, lo peor de todo fue que tampoco pude contenerme y dije: que rico. Mi amigo riéndose aun, se volteo y me dijo: atrás nada, si tanto quieres ven a buscarlo adelante. Yo solo me reí y le conteste que no Quería miserias, ambos entramos al cuarto y el sin mas que hacer se acostó a dormir, yo me tome la molestia de ponerme ropa de dormir que en realidad no era mas que un short y una camiseta suave de algodón, cuando regrese y lo vi acostado y dormido aun con el pantalón de mezclilla y la camiseta negra y sudada le desperté y le dije que se cambiara, que no podía dormir así, el me dijo: ya me había dormido y me da demasiada flojera cambiarme, a menos que tu me quieras cambiar yo me dormiré así. No se como lo hubieran interpretado ustedes, pero eso para mi fue una invitación, le quite sus zapatos primero, luego los calcetines, no sé si fue por que creí que el dormía o por que en realidad estaba muy caliente, pero le empecé a acariciar los pies, el solo sonrió. Después de haber jugado con sus pies, me acerque mas a el y le quite la camiseta, el verlo ahí dormido al lado mío me excito muchísimo y no contuve las ganas de acariciarle el pecho y el estomago, a el no aprecia molestarle, así que seguí acariciándolo y jugando con sus pelitos, en eso el despierta y me mira un poco extrañado, se sacude la cabeza, tal vez para comprobar que no era un sueño y me dice: y que hubieras hecho después de quitarme el pantalón. Me lanzo una sonrisa algo malévola y sin darme tiempo para reaccionar me tomo de los hombros y me tiro de la cama, ambos caímos al suelo alfombrado, creí que estaba en serios problemas, pero vi que el empezó a frotar su miembro contra el mío, se sintió delicioso, después se sentó en mi estomago dejándome sin aire y me dijo: vamos, continua con lo que estabas haciendo. Se quito de encima, se bajo los pantalones y se quedo de pie frente a mi, yo me hinque y sin mas permisos ni nada, le baje el bóxer hasta los tobillos, de inmediato una deliciosa verga de unos 15 centímetros salio al aire, Fernando la tomo y empezó a jalarla, con su otra mano tomo mi cabeza y la acerco a su miembro, entendí lo que debía hacer y no demore en hacerlo, tome su verga y me acerque a ella, di mi primer lengüetazo y tras otros mas, me metí esa cosa a la boca, sabia bastante bien, jamás en mi vida me imagine que una pinga tendría aquel delicioso sabor, la chupe como un goloso, no deje ni un poco sin saborear, le lamía también los testículos y las ingles, con mi otra mano jugueteaba con sus nalgas algo peluditas y en ocasiones subía con mi lengua hasta su ombligo al cual también le daba un ratito de placer, siempre que veía que ya estaba por venirse, paraba y me dedicaba únicamente a chuparle los huevos o a trabajarle las nalgas, todo era una delicia, nalgas esponjadas pero firmes y huevos duros y muy masculinos. El hacia algo bastante extraño pero que me gustaba, cuando yo jugaba con sus nalgas, el agitaba su verga con movimientos de cadera y parecía que me estuviese dando cachetadas con su pene, se sentía delicioso, en es momento yo era suyo y podía hacer de mi lo que quisiera, ya después de tres veces que paso a correrse, le dije que ya era suficiente y le pedí que se pusiera en la cama, el se tiro boca abajo y yo me dedique a deleitarme con sus nalgas, las abrí con mis manos y las llene de besos y lengüetazos, el gemía de la satisfacción hasta que me paro y me dijo: traigo un forro. De nuevo esto fue mas claro que el agua y yo me puse a cuatro patas mientras el buscaba el condón; me fastidie de esperar, en realidad me moría de ganas por sentir a mi hombre actuar, por sentir esa verga en mi interior, así que le dije: te has cogido a alguien mas, por que yo no he hecho nada con nadie antes. El entendió y se metió a la cama, me observo y me dijo en tono de broma: eres una perra, mi perra. Yo me moleste y le tire una patada, el se callo y algo molesto me dijo: ahora vas a ver. Me unto saliva con sus dedos y masajeo un rato mi ano y tras poner su pene en la entrada de mi culo, tomo mis caderas y con fuerza me encajo mas de la mitad de su verga en el culo, grite del dolor, pero el empezó a acariciarme la espalada y a calmarme mientras me introducía el resto de su verga, la presión era horrible y el dolor también, pero a la vez era una delicia sentir todo eso, la sola idea de tener el pene de Fernando dentro de mi, de saber que ahora si era suyo, de saber que me había poseído mi mejor amigo me excitaba muchísimo, me hacia ignorar el dolor y concentrarme solo en sentir y dar placer.

En cuanto el noto que ya no parecía molestarme mucho sentir la presencia de su miembro en mi interior, prosiguió con sus movimientos, empezó con un suave vaivén de caderas, al cual yo respondía apretando lo mas que podía mis nalgas, era delicioso sentirlo moverse en mi trasero, también lo era sentir sus manos en mis caderas, tras un rato de mantener el ritmo, comenzó a acelerar, el seguía gimiendo, desde que empezó había soltado suspiros, pero ahora sus gemido ya parecían audibles incluso afuera de la habitación. No importaba, que nos oyera media ciudad, nosotros seguiríamos con aquel acto de amor. la velocidad a la que me embestía ahora, era impresionante, sus movimientos se hacían tan rápidos como fuertes eran sus gemidos, a esa velocidad ya me era muy difícil apretar las nalgas, por que claro, yo estaba viendo las estrellas con semejante penetración, ya no había nada de dolor, todo era placer y morbo, para ser la primera vez de mi amigo, demostraba una gran maestría, ya habían pasado mas de 15 minutos y el seguía aguantando, no solo lo digo por no haber eyaculado, si no que había aguantado el ritmo, no lucia para nada cansado y sus gemidos no bajaban de volumen; cerraba los ojos y aceleraba, bajaba un poco de ritmo y volvía a hacer lo mismo. Yo sentía cosquilleos en todo el cuerpo.

Después de otros 5 minutos, el empezó a embestirme con mucha fuerza, cuando se quedo estático, supe que ya me había llenado el culo de espermas, sin sacarla, se recostó sobre mi espalda, su respiración era muy agitada y sudaba, mi amigo había hecho un magnifico trabajo; ya que su pene regreso a su tamaño normal, lo saco de mi culo y se tiro exhausto en la cama, me dijo que había estado excelente y que esperaba que mañana también fuera un día muy emocionante. Sin vestirse ni nada, mi Fernando se hecho a los brazos de Morfeo mientras yo revisaba los daños en el baño, si había sangrado, pero muy poco, me limpie y me metí en la cama, me dormí. Creo que ya había empezado a soñar cuando Fernando me despierta, diciéndome que había demasiado frío y que si no podía abrazarlo, si es cierto había mucho frío, así que no dude en abrazarlo y dormir pegado a el. Creo que esa noche fue la mejor de mi vida.

Al despertar, me detuve un buen rato a observarle dormir, serian ya como las diez de la mañana, así que lo desperté a besos y le dije que debíamos comer algo si queríamos llegar a tiempo a la estación, rápido nos vestimos y buscamos algún puestesito donde vendieran algo que pareciera apetecible, tras literalmente tragarnos el desayuno, regresamos para empacar y prepararnos para el viaje de regreso. El me pregunto, siempre con su sonrisa y su buen humor: ¿repetimos lo de anoche?

Aunque ardía en ganas por volver a sentirme lleno de Fernando, no tendríamos tiempo para otra follada. Solo se me ocurrió, quitarle las ropas y jalarlo hacia la ducha, ahí, enjabonados, solo sentíamos como el agua y nuestras manos recorrían nuestros cuerpos, el me agarro el pene y lo empezó a frotar contra el suyo y contra sus nalgas, yo quise hacer lo mismo, pero cuando frote su miembro en mis nalgas el intento penetrarme de nuevo, por cuestión de tiempo no se lo permití y para bajarle las ganas, lo saque de la ducha, lo seque y le di una de esas mamadas que merecerían salir en una porno, no tardo mucho en entregarme su leche, ese seria el complemento perfecto para mi desayuno. No dude en tragármela. Nos vestimos y a toda prisa entregamos el cuarto y nos fuimos. Llegamos con el tiempo exacto a la Terminal de camiones.

Durante el viaje, mi amigo me pregunto si no me había dolido lo de anoche y que se senita que un hombre te lo hiciera. Yo le respondí que no me dolió mucho y que la penetración era algo estupendo que el debía sentir en carne propia, creo que entendió la insinuación y me dijo que tal vez algún día querría sentirlo.

Ya en casa, nos despedimos y nos pusimos, de acuerdo para repetir la acción en cuanto tuviéramos la oportunidad. Sin duda seria un gran encuentro.

(9,20)