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La biblioteca es para estudiar

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Estaba en la biblioteca de la universidad preparando el último examen de la carrera. El que me llevaría a ser una verdadera enfermera. Por fin. Pero el examen era más que difícil. Llevaba poco tiempo preparándolo y era mucha materia para aprenderme en dos semanas.

Delante de mí veía otras 12 ó 15 mesas repletas de gente que, como yo, estaba concentrada en su taco de folios. Excepto un chico. Siempre se sentaba en el mismo sitio. Estaba tres mesas por delante de mí. Siempre con sus folios esparcidos por la mesa y sus cuatro bolígrafos alineados a su derecha. Siempre tan bien vestido y tan peinado. Qué pijo me parecía. Me lo imaginaba echando un polvo desenfrenado…. No, era imposible. Tenía pinta de no haber roto un plato en su vida.

Empecé a imaginar como sería que me desnudara despacito, con esa calma y ese sosiego que parecía caracterizarle. Y que me dijera cosas guarras al oído mientras me tocaba hasta el último centímetro del cuerpo.

Yo soy una chica normal, con el pelo largo castaño, liso, ojos verdosos, un culo bien puesto y unas buenas tetas. No sabía porqué pero siempre me gustaba ir bien vestida a la biblioteca. Otras iban con un chándal y una camiseta sin más. Poco femeninas. A mi me gustaba que los tíos se me quedaran mirando y que fantasearan conmigo. Por eso llevaba escotes que dejaran entrever lo que había debajo….

De repente, mientras fantaseaba con aquel chico, me di cuenta de que me estaba mirando y bajé la vista avergonzada. ¿Se daría cuenta de lo que estaba imaginando? Volví a levantar la vista al cabo de treinta segundos y ahí estaba, mirándome con una cara que…. madre mía… ¡¡Quien le pillara en ese momento!!! ¡¡Que morbo tenía el tío!!

Me sonrió con una mirada penetrante que me hizo estremecer, me guiñó un ojo, y se levantó de la silla despacio, sin hacer ni un ruido. Había demasiada gente en la biblioteca como para llamar la atención. Me hizo un gesto que yo entendí como para que le siguiera. Me salió una sonrisa estúpida.

Qué nerviosa estaba, dios mío!! No lo pensé dos veces. Estaba demasiado cachonda. Una oportunidad así no se tiene todos los días. Me levanté de la silla despacio y le seguí a una prudente distancia para que nadie se diera cuenta de que salíamos juntos. La puerta estaba lejos de donde estábamos sentados. Había que rodear un estante de libros enorme dedicado a la Política. Inmediatamente después de doblar la esquina de la estantería ya estaba la puerta, que daba a un recibidor bastante grande. Cuando salí de la biblioteca él ya estaba cerca de la puerta de un aula de informática que había en esa ala del edificio, a la derecha según salíamos. Cuando le miré me hizo un gesto para que le siguiera. Y eso hice.

Cada paso que daba hacia aquella puerta se me pasaban mil cosas por la cabeza. A lo mejor se me estaba yendo la olla y aquel tío quería otra cosa. El caso es que entré en el aula. No había nadie. Él cerró la puerta detrás de mi y se me quedó mirando como preguntándose que hacia yo allí. Y me dijo:- ¿En qué pensabas hace un rato? Has estado mirándome mucho rato y me has puesto a cien.-

Me quedé muda. Se me había notado. Bueno. Así la cosa sería más fácil. Cuando intentaba buscar las palabras idóneas para contestarle me cogió del cuello y me acercó hacia él. Empezamos a besarnos, primero tanteando el terreno, despacio. Después de manera más fogosa. Hacía mucho tiempo que no estaba tan cachonda. No paraba de abrazarme de mil maneras diferentes tocándome todo el cuerpo. Entonces yo también empecé a tocarle por todas partes. Primero el pecho, que estaba fuerte como un toro, y después fui bajando hasta que me encontré con su polla que luchaba por salir de aquel pantalón. Estaba dura como la piedra. Sin dudarlo le desabroche el pantalón y su miembro quedó al aire, grande y grueso… ¿Quién iba a pensar que la tendría así? Estaba alucinada. Él no paraba de tocarme las tetas que, por supuesto, ya había sacado de la camiseta, y ya estaba chupando sin parar. Dios….. q gusto me estaba dando… Tanto tiempo fantaseando con él y ahora… me estaba chupando las tetas.

- "Dios que tetas tienes. Son cojonudas…" Me dijo. Y siguió chupando y tocando como si le fuera la vida.-

Yo mientras tanto le masajeaba el manubrio fogosamente mientras el jadeaba como un loco. Empezó a besarme el ombligo y fue bajando poco a poco y de manera muy sutil.

Detrás de nosotros había una hilera de pupitres. Poco a poco me fue echando hacia atrás hasta que me eche sobre aquellas mesas con las piernas flexionadas. Entonces siguió besándome y acariciándome. Empezó a tocarme el chumino suavemente con ligeras caricias en el clítoris. Como siguiera así iba a correrme en dos segundos…. Ahhhh…..Los dos gemíamos de placer… Siguió tocándome y me metió los dedos en la almeja con movimientos de dentro a fuera que me estaban volviendo loca….Acercó la cara y me la empezó a comer de una formas tan sutil…. tan suave…. ohhh ohhhh madre mía, que maravilla….Eche la cabeza hacia atrás. Iba a correrme… Siguió chupando, metiendo la lengua hasta el fondo. Estaba empapada. Jugaba con la lengua de arriba abajo, hacia los lados…Joder!!! Nadie me había comido el coño de aquella manera. Dios!!! Ohhhhh Siguió así durante un buen rato hasta que ya no pude más. Tuve un orgasmo de los que hacen historia. Intenso no. Más que intenso. Fuerte. Desgarrador.

Cogió su polla y me la metió hasta el fondo…. "Sigue así, sigue así…." Yo estaba agotada del tremendo orgasmo que acababa de tener, pero no se de donde salieron fuerzas para seguir. Me folló como un toro. Me decía: "¿Te gusta? ¿Te gusta que te coma el coño y luego te folle?"…. " Sí, sí, me gusta que me folles así…Sigue!!" ohhh. De repente saco su pepino y me dijo que me diera la vuelta y que me pusiera mirando para las mesas. Casi no lo había hecho y ya me estaba intentando meter la polla desde atrás. Allí empezó a follarme como quiso. Yo no decía nada. Me dejaba llevar. Me estaba gustando tanto…. Que placer…. Sentía como su polla entraba y salía perfectamente. "Más más más, quiero más" le decía. "¿Quieres más?" decía él…..Pues toma más…. Aquel pedazo de nabo entraba y salía de mi coño sin parar. Con su mano derecha me tocaba el clítoris sin parar.

Yo ya no podía más. Tuve otro orgasmo intensísimo. Cuando notó que me estaba corriendo él también se estremeció, gimiendo como un condenado y empezó a correrse dentro de mi coño. Que maravilla de polvo dios!!! Saco el pepino del chocho todavía goteando, me agaché y me lo metí en la boca. Empecé a chuparle el instrumento sin parar. Él se había apoyado ahora en los pupitres. Las gotas de sudor le caían de la frente. Le chupé la verga mientras le miraba como lo hacía desde la mesa de la biblioteca. "No me mires así cabrona, que me voy a correr otra vez!" Ahhh ahhh ahhhh Gemía como un loco. Me agarró la cabeza para que no dejara de chapársela mientras se corría otra vez. Me tragué hasta la última gota de su corrida. Estábamos exhaustos. Llevábamos casi una hora dale que te pego y no nos habíamos dado ni cuenta. Había sido una gozada.

Me besó en la boca de forma tierna y me dijo: "Ha sido estupendo". "Yo también lo he pasado muy bien", le dije. Nos vestimos y salimos del aula. Ahora la ropa de él estaba algo más desaliñada y el pelo revuelto. Así estaba mucho mejor. Me pregunto: "¿Vas a venir mañana?"… "Supongo, tengo mucho que estudiar". A lo que él contestó: "Cuando hagamos un descanso hablamos y a lo mejor te puedo ayudar con Anatomía". Hasta mañana.

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