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2. No enamorarse de un alumno

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Nota: Aquí dejo el capitulo 3 y 4, sé que es un poco tedioso estarlo leyendo pues es extenso, pero que va, espero que les agrade, y aprovecho para informar que solo son 4 partes, en total 7 capítulos, así que lo mas probable es que esta semana termine la historia.

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Recuerdo que eran alrededor de las 7 de la noche, estábamos llegando a la Universidad, pero por alguna razón no podría dejar de pensar en Carlos, no podía sacarme de la cabeza aquel beso que nos acabábamos de dar, y más que nada, el agradable momento que habíamos pasado juntos, era demasiado para mí, temía de cómo interpretarlo, de que estaba haciendo y en que líos me estaba metiendo, y que estaba a solo centímetros de mí, cosa que me ponía aún más nervioso.

Al entrar por la puerta central, pude mirar el automóvil de subdirector de la escuela, esto no podía estar peor, desobedecí las reglas, me dijeron que no podía salir con Carlos a ningún lugar público, no tenía como inventar una excusa, no se encendía el foco de mi mente, estaba en blanco, no podía entender como las cosas pueden salir bien y mal a la vez.

Estacione el auto y ayude a bajar a Carlos, sus mejillas se tornaban de color rojizo, lo cual me hizo sentirme un poco culpable, porque me estaba aprovechando de un muchacho de 19 años que no podía ver casi nada. No era ese el problema, tenía que seguir buscando la excusa más razonable posible.

-¿Qué paso aquí? –Escuche que dijo con voz alta y clara el subdirector. Me dejo completamente helado, no sabía que decir, las palabras sencillamente no salían de mi boca. Adiós trabajo-

-Lo que pasa es que me ardían muchos mis ojos y el profesor Alberto me llevo al oculista, espero y no sea una molestia, pero si me ardían demasiado. –Escuche que le respondía Carlos con voz segura mientras se tallaba con la mano su ojo, supongo que para echarle mas teatro a todo esto-

-No hay ningún problema, además tengo buenas noticias, lleve tus anteojos al oftalmólogo y me los dará en solo 3 días, pero no te preocupes, me dio unos de repuesto, no son los mejores, pero te servirán para ver un poco mejor, no dañaran tu vista. –Dijo el sujeto mientras colocaba en la cara del chico aquellos lentes nuevos-

Carlos no dijo nada, solo apuñalo un poco sus ojos, supongo que para adaptar la vista. Se quedó mirando por unos segundos la alarma contra incendios, y después me miro a mí, no puedo describir esa sensación, era demasiado extraña, pero a la vez me daba un aire de soledad, como un ‘No te vayas’, la cual, de nuevo, me hizo sentir raro.

-Me tengo que ir por ahora –Dijo el subdirector –Tengo una cena familiar y no puedo llegar tarde, mi hija  está comprometida y ya saben, pero Maestro Alberto, como puede ver, su presencia ya no es necesaria, así que puede ir a disfrutar de sus vacaciones. –Subió a su coche y se fue.

Ya no era necesario guiar a Carlos hasta su cuarto, pero de todas formas, tenía que ir por mis cosas, lo cual no quería hacer, no quería despedirme, entre más tiempo pasaba con el me sentía de alguna manera, mas pésimo.

Carlos iba por delante de mí, así que abrió a la puerta de la habitación, entre tras suyo, y mire a un joven, él era atractivo, no me fije mucho, pero se supone que no tenía que estar allí en ese momento. Estaba dormido, había cosas del tiradas por toda la habitación, lo más lógico, era un estudiante, pero aun no me cabía en la cabeza, que estaba haciendo allí, se supone que eran vacaciones.

-¿Me puedo ir con usted? –Me decía Carlos, parecía nervioso, era la presencia de aquel chico la cual lo ponía así, pero para mí mala suerte no podía llevarlo conmigo.

-Lo siento, no puedo llevarte conmigo, ya escuchaste al Subdirector, va contra las reglas ya ves mejor y no puedo hacer nada más por ti. –Le dije al niño, no quería decírselo, quería llevarlo conmigo, tener su compañía en mi casa de 4 paredes, en la cual no había chiste alguno-

Solo me miro, no dijo nada, me dio mi pequeña mochila donde llevaba mis cosas y cerró la puerta. Me quede mudo, solo camine hacia la salida. No tenía por qué molestarlo, pero si me quede pensando en su extraña forma de comportarse cuando vio a aquel muchacho. No le di más importancia, podía perder mi trabajo y no era eso lo que quería ahora, no podía estar comportándome con un adolescente, tengo 37 años, una carrera hecha, y trabajo en una de las mejores escuelas del país. No puedo echarlo a perder todo.

Tenía que sacarme a ese muchacho de la mente, podía meterme en enormes problemas si algún día se llegara a saber que me bese con él, pero que idiota soy, estuve con él toda la noche, abrazados en un parque público, no podía dejarme, no puedo ser débil, estoy seguro que si lo veo una vez más, lo besare de nuevo, y tengo que evitarlo, será mejor alejarme por unos días no quiero meterlo y tampoco meterme en problemas.

Subí al auto, la mente no me dejaba en paz, no podía parar de pensar en él, soy débil, su mirada me pedía solo un día mas, no entendía que pasaba, pero no podía, sinceramente, no podía llevarlo conmigo, si algo mas ocurría podía ser el más grandes de los riesgos que podría pasar en mi vida. Arranque el coche, y me dirigí a casa, con la mirada perdida, perdí la noción del tiempo, solo llegue y me acosté en mi cama, hasta perderme en lo blanco del techo y quedarme dormido.

………………………………

Escuche que mi celular sonó, eran alrededor de las 5 de la mañana. Me levante un poco aturdido de la cama, porque había dejado el celular en la mesa de noche. Cuando por fin pude tomarlo, vi la pantalla y me di cuenta que se trataba del Sr. Ramírez, el jefe de Rectoría.

-Bueno días maestro Alberto, hablo para comunicarle que usted ha sido elegido para representar a su institución en una Exposición de Técnicas en el extranjero, no aceptamos un no por respuesta, además tómelo como una excelente oportunidad de viajar en vacaciones… -Me decía un montón de cosas que no lograba entender, no estaba nada entusiasmado, pero quería tomarlo-

Acepte, no tuve problemas, no creo haber sido ‘Elegido’ más bien, fui el único profesor que no rechazo la oferta, ya sabrán, todos con sus familias como para tener un viaje de negocios donde no habría pago alguno, esos son mis compañeros de trabajo.

Eran alrededor de las 8 de la noche, me dirigí al aeropuerto para abordar mi avión hacia Inglaterra. Como sabrás, no dejaba de pensar en él. No me puedes negar que nunca has sentido esa sensación de extrañar a alguien. Te cuento, me gusta verlo por largos momentos, perderme en lo claro de sus ojos cafés, mirar su ropa desgastada y demasiado grande para él, su piel blanca y su cara cansada, no encontraba nada erróneo en su persona, me encantaba que no hablara mucho, que solo dijera escasas palabras, que cuando las pronunciaba pareciese que fueran tan profundas y claras como para entenderlas.

Sé que es un poco tonto decirte todo esto, pero no estoy seguro, él es, no sé, demasiado raro para mí, demasiado único, con una personalidad sin brújula apuntando hacia al norte, solo un espíritu libre que cuando tomo mis labios hizo explotar esa electrizable sensación en mi cuerpo.

Aborde el avión, no tenía el valor de irlo a ver a la universidad, sinceramente, me partía el corazón estar viendo su cara y sus ojos. Sé que fui un poco egoísta, pero lo hacía por el bien de los dos.

‘Solo quiero decirte que te estimo mucho, que me iré por unos días, no por que quiera si no por qué debo hacerlo, te quiero mucho, que no te sientas solo y que me disculpes por lo mal que me porte al dejarte solo en esa habitación con aquel desconocido hacia mi persona. No me olvides, regreso pronto’ .Apague mi celular después de mandar ese mensaje y tome el vuelo, más de 2 semanas lejos de él y regresando solo dos días antes de clase.

……………………………………

Londres no prometía mucho, era una ciudad hermosa, pero no podía disfrutarla, pensando en aquel muchacho que tan solo con 3 días de conocer me hacía hecho temblar por completo el mundo y mis piernas parecían demasiado débiles como para aguantarme.

De todas formas, ya me encontraba de regreso en la ciudad, ya no estaba lejos de él, estaba tan cerca como el principio, tenía que ir a verlo y saber que estaba bien, no recibir ningún mensaje de respuesta o algo que mostrara señales de vida me preocupaba. Tal vez estaba molesto por dejarlo así, tenía que remediar las cosas.

Me dirigí a la escuela, era viernes, lo más seguro es que la mayoría de los alumnos ya hayan regresado de vacaciones navideñas, aunque las clases empezaran el lunes, se tenía que regresar dos días antes. Me hubiera gustado regresar antes de Inglaterra para poder hablar tranquilamente con él, a solas, sin mucha gente.

Rápidamente me dirigí al edificio de hombres, algunos me miraban con cara de extraño, pero no le di mucha importancia y me dirigí a su habitación, con la ilusión de poderlo ver una vez más, esa hermosa cara que me hacía caer en un sueño profundo.

-¿No esta Carlos? –Pregunte a aquel muchacho que supongo era el compañero de dormitorio, ese que estaba dormido la misma noche que me despedí de Carlos. Era un chico mucho mayor, supongo que de malas calificaciones, eso explicaba por qué estaba con él, típico, juntar a un alumno de excelente promedio como Carlos y a otro de muy bajo promedio para nivelarlos-

-No, no está, creo que fue a la biblioteca, pero no estoy seguro –Me decía el chico echando una mirada de ‘Me importa poco’ mientras cerraba la puerta del cuarto.

Me dirigí a la biblioteca, casi vacía, y lo busque en la sala principal, pero no estaba, tal vez buscaba un libro, así que decidí empezar a recorrer los más de 30 pasillos que tenían muebles cubiertos de libros por todos lados.

Estaba a punto de regresar a mi casa, no podía encontrarlo, hasta que casi hasta el final de los pasillos pude ver su silueta, su ropa hurgada y suelta, era el, pero estaba de espalda, parecía que hojeaba uno que otro libro al fondo, me acerque poco a poco, para que no se diera cuenta.

-Hola –Le dije en tono suave a la oreja-

-Me has metido un susto –Me contesto mientras volteaba su cara hacia mí.

-¿Qué te ha pasado? –Su cara tenía un moretón a un lado de la mejilla, casi por su ojo, y su mirada estaba perdida.

-No ha pasado nada, solo que me he golpeado un poco –Me respondió mirando hacia el suelo. Estaba mintiendo, no en vano estudie psicología por 5 años, él me estaba mintiendo y eso me desconcertaba aún más, tenía que saber que pasaba.

Recogí los libros que estaban en el suelo, para ayudarlos eran muchos, pero se movía muy lento, cojeaba y sus pasos eran cortos. Parecía sentir dolor a cada paso que daba, no me atreví a preguntar nada más, mi mente me estaba dando una historia, una historia que no me gustaba para nada.

Toque su cabello, lentamente, el solo levanto la mirada, no me preocupo que alguien no estuviera viendo en ese momento, así que, no sé, pero solo plante un ligero beso en sus labios, muy breve pero gustoso, sus labios están resecos y en su mirada pude apreciar como resbalaba una lagrima. Mi mano solo siguió resbalando por su mejilla, que ternura me causaba ese niño, pero no me cabía en la cabeza que había pasado.

-Sera mejor que regreses a tu habitación –Le dije a Carlos mientras tomaba de nuevo uno que otro libro-

-No –Me contesto, pero fue una palabra tan simple, tan raramente pronunciada y como en un aire de miedo me cuestione, ‘No puede ser, ¿Si es lo que me estoy imaginando?’.

-¿Quieres venir conmigo? –Le dije de nuevo al oído, lo hice con la ternura que más me fuera posible, mi voz se quebraba, sabia con solo verlo que le había pasado, porque no quería quedarse en aquel cuarto, porque tenía su blanca y hermosa cara moreteada y por qué le era difícil caminar.

-Sí, lléveme con usted –Y así fue, se lanzó a mis brazos y me abrazo, haciendo que tirara los libros y rompiera el llanto, era difícil sabes, escuchar sus sollozos en mi pecho y sentir la vibración de su cuerpo junto al mío, era totalmente horrible, no tenía ni idea de que tanto había pasado.

-Dime carajo, ¿Qué te han hecho? –Lo abrazaba más fuerte, culpándome sin piedad por haberlo dejado solo por más de 2 semanas, me culpaba, porque sabía que si no lo hubiera dejado no hubiera pasado nada.

-¿Fue él verdad? ¿Te-te-te v-v-violo? –Le pregunte, sus dedos se clavaban en mis brazos, no me contestaba nada, pero sabía lo que eso significaba, sabía que era verdad, que no estaba equivocado.

No dije nada más, y tan solo lo abrace lo más que pude, de nuevo, ambos estaban desechos, no podía creerlo, ¿Qué le había hecho a mi niño? ¿Quién se había atrevido a hacer semejante estupidez? El nunca haría ningún daño a nadie, no tenía por qué, Carlos era una persona mágica, pero me llevaba el diablo de la rabia, de la impotencia de no poder moles a golpes a aquel hijo de puta que se había golpeado en la cara de mi niño.

Cuando logre tranquilizarlo y seque las lágrimas de sus ojos, lo recargue en mis hombros para ayudarlo a mover con más facilidad y poco a poco poder salir de la universidad.

-Vamos a mi casa, hay estarás mejor –Lo ayude a moverse-

Lo lleve al auto y lo empuje un poco para ayudarlo a subir, no puedo explicar lo dolido que estaba en ese momento, fue muy triste verlo así, tan solo.

Invente una excusa para perdérmele de vista por unos minutos, lo deje en el coche y sin que se diera cuenta me dirigí a la su habitación, donde seguramente estaba ese infeliz que me las iba a pagar una por otra. Toque la puerta y el abrió, mi furia era tan grande que no podía ni siquiera pensar claro.

-Hijo de puta, ¿Qué fue lo que le hiciste a Carlos? –Lo tome del cuello de su camisa y lo tumbe en el sofá-

-Nada, no le he-hecho n-nada –Parecía tenerme miedo-

-¿Por qué lo has golpeado? –Lo tome de los cabellos y lo lance hacia atrás, estaba que explotaba del coraje-

-Si me sigue tratando así lo acusare a la dirección y a usted le ira peor –Me amenazo, pero tenía razón, sería mejor calmarme, cosa que no podía hacer-

-¡Necesito que me digas! –Me estaba sacando de juicio.

-¡Ese hijo de puta me robo! –Dijo lleno de rabia-

-No le vuelvas a decir así, que te parto la cara –Me acerque a su rostro en tono amenazante-

-El me robo, tenía más de 200 dólares en mi caja de zapatos y cuando regrese de la casa de mi madre, ¡BAM! Ya no estaban, estaba seguro que él había sido, el muy muerto de hambre no tiene ni dinero para comer, y se me hizo raro que hubiese comprado libros nuevos sin ningún tipo de ayuda. Trate de hablar con él, pero me lo negó todo, así que me desespere. Lo tome del cuello y empecé a golpearlo hasta hacerlo confesar, y si, ¡Él me había robado todo el dinero!, me dio mucho coraje y tenía que hacerlo pagar, ahora tiene que hacer todos mis trabajos de la Universidad hasta desquitar todo.

-¿Y por eso tenías que violarlo hijo de puta? –Le mire con ojos de diablo, estaba que hervía de furia-

-¡Tenía que hacerlo pagar y me pedía que parara de golpearlo, así que, fácil, solo baje sus pantalones de subasta y le di hasta que me canse, no quería golpes, pues tenía que aprender a no tomar las cosas ajenas, que aprendiera a respetar lo que no es de él!

No podía creer lo que mis oídos escuchaban, sin pensarlo le deja caer un golpe en su estómago, descargue mi ira yo también, así como él lo hacía, también podía hacerlo.

-Y así, el ya no te debe nada, así que deja de molestarlo –Dije mientras tiraba los 200 dólares en el suelo-

No podía entender por qué robaba, todo era confuso, no tenía una idea de que pasaba con la vida de ese chico, era todo un misterio, pero no le diré nada, esperare un poco a que se calme. Llegue al auto, subí para dirigirme a casa.

Llegamos al departamento, sin decir nada, solo tomamos el elevador y lo ayude a recostarse en el sofá, le di un poco de té, parecía cansado, aun mas que cuando lo conocí, no quise hablar más del tema, solo dejarlo descansar por un rato, que yo aún no podría creerme que Carlos no tuviera la confianza para decirme que estaba pasando, no debía haberlo dejado solo, pude haberlo llevado conmigo, no me costaba nada, no podía pensar.

Cuando mire que se quedó completamente dormido en el sofá, tome las llaves de mi coche y me dirigí a la Universidad a hablar con el director, tenía que hablar con él y con su madre, tenían que ponerle más atención.

No espere mucho tiempo para poder hablar con el principal Vallarta, el director de la Universidad.

-Necesito hablar con la madre del Alumno Carlos, el que estudia Informática 2. –Le dije en tono muy serio-

-No quiero ser yo quien de las malas noticias pero su madre desapareció del mapa, no he podido ubicarla desde más de una semana. –Me dijo el director con mirada de confundido, pero el más confundido aquí era yo.

-¿Cómo que no sabes nada? –Lo mire extrañado por la confesión.

-Bueno, si se algo, solo dejo un mensaje que se mudaría de país, pero no dejo razón alguna, o algún número de teléfono donde pudiéramos ubicarla, ya hable con el alumno, pero él tampoco sabe nada de ella. También quería hablar con ella, su hijo se ve realmente mal y desconozco motivos, tengo entendido que no pudo ir a visitarla esta Navidad.

-Bueno, él no fue a visitar a su madre, perdió el autobús, y se quedó aquí en las instalaciones de la escuela, de hecho, me quede a cuidar de el por 3 días.

-Pobre chico, no creo que pueda con la presión de la escuela, además, su beca no cubre todos los gastos, espero no pierda el año –Me dijo el Principal.

-¿Puedo hacerme cargo de él?

-¿De quién? ¿Del alumno? –Me miro extraño.

-Pues sí, solo por un tiempo. –Insistí-

-Yo no puedo decidir esas cosas, tendrá que hablar con Rectoría

-Entiendo, hare lo posible y me comunicare cuanto antes.

Salí de la escuela, pase por algo de comer para regresar a mi casa, tal vez Carlos estaba hambriento o pudo haberse alarmado por no encontrarme. Llegue, aún estaba dormido, de espaldas en el sofá, en posición fetal, me acerque poco a poco hacia él y recosté tras suyo, pasando mis manos por su espalda y mi piernas uniéndola a las suyas, él solo suspiro, un suspiro profundo, lo cual me enchino los vellos del cuerpo.

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Desperté y mire el reloj, eran alrededor de las 4 de la mañana, había dormido demasiado y era imposible que pudiera pegar el ojo de nuevo, así que decidí levantarme muy lentamente del sofá, tratando de no moverme mucho, no quería despertar a Carlos, aunque a veces me preguntaba si no hacía más que dormir.

Mi mente aún no estaba entendiendo lo que pasaba, ¿Seria cierto lo que aquel muchacho me decía acerca de Carlos? No lo creo, me costaba demasiado creerlo, pero sinceramente las cosas encajaban perfectamente. Carlos no tenía noticia de su madre desde hace semanas, además, la beca no cubría todos sus gastos y era imposible que consiguiera tanto dinero para el nuevo material del nuevo semestre. No sabía que pensar, mi mente me jugaba bromas.

Voltee mi cabeza para poder observarlo, la piel de su cara era tan suave. Sus mejillas parecían estar expuestas demasiado al frío, estaban realmente blancas y a la vez rosadas, mirar como dormía me llenaba de calma y a la vez de ese estúpido miedo que me causaba que alguien de los dos saliera lastimado en esto que estaba pasando. No podía dejarlo solo, probablemente yo era la única persona que tenía en ese momento y debía que apoyarlo, tenía que estar con él, que sintiera que no estaba solo.

-Carlos, ya son las 6 de la mañana, levántate que te llevare al colegio –Le dije mientras movía su hombro para hacerlo reaccionar.

No dije mucho y el muchacho se paró corriendo del sofá, no dijo nada, solo se puso su par tenis, se aseo y se dirigió junto a mí hacia la salida del edificio. Nadie dijo nada mientras bajábamos las escaleras, debido a que el ascensor estaba tardando mucho en subir.

- ¿Qué paso con tu compañero de cuarto? –Cuestione al muchacho, tratando de seguir con mi vista en la carretera mientras manejaba.

-N-nada, ¿por q-que? –Me miro tímidamente.

-Puedes confiar en mí, entiendo tu situación, anda, no siempre es bueno guardarse los secretos –Le conteste.

-B-bueno, es que, lo que pasa es que Eduardo me paga por hacerle las tareas, pero es que necesito mucho el dinero y no sé cómo ganarlo, b-bueno es que no pude terminar el proyecto de Optativa para él, era demasiado, así que me quede dormido, cuando él se despertó alrededor de la seis de la mañana, empezó a regañarme porque no había terminado el trabajo, yo trate de explicarlo…. –No dijo mucho, pero pude notar en su mirada que me estaba mintiendo, no era muy difícil descubrir cuando te están mintiendo pero Carlos era muy obvio.

-¿Por qué me mientes? –Le dije-

-No le estoy mintiendo –Me contesto alzando la voz, que lo único que hacía era confirmarme que si me estaba mintiendo-

Llegamos a la Universidad y bajo rápidamente del coche sin siquiera despedirse de mí, lo cual me dejo con una gran duda, ¿Me estaría diciendo ese tal Eduardo la verdad?

No le tome más importancia, decidí concentrarme en solo dar clases, ya tendría más tiempo de aclarar las cosas, aunque a mí me molestaba mucho la idea de tener que dar clases en sábado, ya saben las regularizaciones y esas cosas.

Eran casi las 11 de la mañana, así que decidí ir por algo a la cafetería y a lo mejor poderme mirar con Carlos aunque sea un poco. Parecía un tonto joven enamorado, ya no estaba para esas cosas.

-Disculpe –Dijo un muchacho que por accidente había tirado mi portafolio al suelo.

-No hay problema… ¿Eduardo? –Le dije al muchacho, ese mismo que se encontraba en la habitación de Carlos el día que fui a reclamarle porque había abusado del alumno. Al verme, Eduardo se puso un poco nervioso, por lo que tomo su mochila y dio la vuelta.

-Quiero hablar contigo –Le dije mientras le tocaba el hombro para impedir que se fuera.

-¿Sobre qué? –Me cuestiono

-Sobre Carlos –La mirada de este se tornó un poco rara, parecía con miedo, pero no me importaba necesitaba hablar con él a como fuera-

-No t-tengo nada de qué hablar de él con usted –Me dijo en tono bajo, pero algo violento-

-Solo quiero saber unas cuantas cosas, pero no podemos hablar aquí, si no te importa acompañarme  a la sala de maestro por favor.

-Solo si no vuelve a golpearme –Me dijo con algo de temor-

-Claro que no, ese fue un error que no volveré a cometer. –Le conteste-

Nos dirigimos a la sala de maestros, por suerte no había nadie más, nos sentamos, estaba algo nervioso, podía enterarme de cosas que tal vez no me fueran del todo agradables, el chico pintaba de ser una persona honesta, pero a esa alturas no podía confiar en nadie. Por otro lado, me sentía un poco mal tratando de averiguar cosas de la vida privada de Carlos.

-Bueno, quisiera saber que paso esa noche, que, bueno, ya sabes, agrediste a Carlos, cosa que estuvo completamente mal. –Le confesé.

-No puedo decirle, usted como maestro puede tomar represarías en mi contra y meter un reporte a la dirección el cual me costara la expulsión de la escuela. –Me dijo.

-No tomare ninguna represaría, solamente que me digas toda la verdad, solo eso, te prometo que no hare nada para perjudicarte.

Su mirada, era como de, que si confiaba en mí, no lo iba a traicionar, no podía, pero tenía que saber que pasaba con Carlos, porque me mentía y cuáles eran las razones por las que no quería que yo supiera la verdad.

……………………………………….

Eduardo:

Carlos y yo somos compañeros de cuarto, desde que entramos a la Universidad hace 6 meses, bueno, yo repetí curso por segunda vez, estuviera a punto de terminar mi carrera pero no he podido. Mi padre pidió a la escuela que asignaran a un compañero con promedio de 10 para que yo pudiera mejorar en mis notas, y entre todos, Carlos era el único que cumplía con el único requisito que mi padre pedía. Al conocerlo el primer día me pude dar cuenta de que él era una persona humilde, debido a su forma de vestir y sus maletas demasiado gastadas. Era perfecto, así podría pagarle y salir mejor en mis notas gracias a los trabajos que podía hacerme.

A las pocas semanas empecé a hablar un poco con él, el director le dijo, que para poder mantener la beca en la escuela, una de las funciones que tenía que cumplir era ayudar a uno de los alumnos, y ese era yo, tenía que ayudarme, pero solamente en repasar y estudiar, mas no en hacer todos mis trabajos.

Se ponía nervioso al estar conmigo, su mirada giraba para no encontrarse con la mía a la hora de estudiar. Todo en él era raro, no hablaba mucho, pero no le di demasiada importancia, de todas formas no me la pasaba mucho en él, solo en las noches, cuando estudiábamos.

Una tarde, mientras nos estábamos preparando para estudiar, todo iba normal, pero un problema de contabilidad sencillamente no me salía y me estaba volviendo loco.

-Oyes Carlos, te tengo un trato, que tal si a cambio de un dinero extra, tu me ayudas a hacer mis trabajos, todos salimos ganando ¿qué te parece? –Lo mire mientras esperaba una respuesta.

-Es que creo que no es justo, además podría perder mi beca si alguien se entera –Me dijo mientras miraba al suelo-.

-No se enterara nadie, tengo por seguro, además, es más fácil que tu hagas mis trabajos a que me estés explicando cosas que sencillamente no entiendo, y míralo así, te estarás ganando un dinero extra, que te puede servir para una que otra cosa que puedas necesitar.

Carlos no decía nada, solo se quedaba mirando el libro, yo estaba esperando una respuesta, pero no la había, me estaba desesperando, me molestaba mucho que me hicieran esperar.

-Creo que tienes razón, está bien –Me dijo tratando de mirarme, pero no lo logro-

Estaba demasiado relajado, así que decidí salir un rato con unos amigos, de todas formas ya tenía todo resuelto conforme a las tareas.

Todo iba pasando normal, Carlos cumplía su parte del trato y yo la mía, solamente me dedicaba a dormir, salir con los amigos, y a veces repasar uno que otro tema, para no quedarme tan atrasado en el aprendizaje.

Pero, en sí, él no hablaba mucho con los demás, siempre que lo miraba estaba solo, almorzaba solo, y todas esas cosas, pero cada vez que le preguntaba algo me respondía con una infinidad de palabras, ya saben, cosas de la escuela, es un genio, él era curioso, a veces me daba un poco de lastima, siempre andaba con ropa rasgada y gastada, lo cual en los alumnos de la Universidad era muy raro. Tardaba horas en la biblioteca.

Ambos compartíamos el mismo baño, no había problema en ello, hasta hace algunos cuatro meses, que me empecé a dar cuenta que cuando salía del baño, mi compañero de cuarto  me miraba mucho, llegue a pensar que era homosexual, debido a que sus miradas no eran muy obvias, pero si constantes.

Empecé a jugar un poco con la situación, sinceramente me ponía que él me mirara, así, yo no soy homosexual, pero vamos, llevaba más de un año sin novia, que más podía hacer.

Trataba de salirme casi desnudo del baño cuando terminaba de bañarme para que Carlos se pusiera nervioso, solo una toalla cubría mis partes íntimas, mientras que todo mi cuerpo tenía un brillo peculiar gracias a el agua que por el corría.

Nunca llego a más, era divertido andar en ropa interior por toda la casa y captar sus miradas curiosas que al darse cuenta de que yo lo estaba mirando rápidamente apartaba. A veces me daba un poco de risa, pero no podía aprovecharme de la situación.

Era viernes por la noche, después de clases había pasado a recoger un paquete que mi padre había mandado, era ropa nueva y una que otra cosa, me estaba felicitando por haber mejorado un mucho mis calificaciones en los parciales, bueno, no era como él pensaba que lo había hecho, pero daba igual.

Llegue a el cuarto, Carlos estaba en el ordenador buscando una información sobre no sé qué cosa, no parecía muy ocupado así que le pedí ayuda para poder abrir el paquete, estaba lleno de cinta adhesiva, así que fue por una navaja y me ayudo a abrir.

-¿Qué es todo esto? –Me pregunto sorprendido.

-Nada, es solo un regalo que mando mi padre por mejorar mis calificaciones, se traga el cuento de que estoy poniendo de mi parte. –Le bromee-

-Debe de haber gastado mucho dinero en esto –Parecía sorprendido-

-No lo creo, lo más seguro es que haya mandado a un empleado a comprarlos, dudo que se haya tomado el tiempo para mandármelos el, solo tiene el tiempo para su trabajo. –No dijo nada más, solo me ayudaba a sacar cosa tras cosa de la caja-

Mire el resplandor de sus ojos al tomar un par de tenis, que parecían tomados de beneficencia pública, le habían gustado, lo supe desde un principio, pero sentí que eran muy poco para él, quería darle algo mejor, algo que pudiera presumir en la escuela.

-Si quieres puedes tomarlos, pero toma algo más, te mereces todo lo que tú quieras de esta caja. –Trate de hacerlo sentir bien.

-¿Enserio?, me puedo quedar con este par de tenis, te lo agradecería mucho, los tomare, pero nada más, es lo único que me gusta de todo esto, de nuevo muchas gracias. –Decía entre palabras que no podía entender del todo bien.

-Bueno, si así lo quieres, además, no tienes nada que agradecer, es solo un aprecio.

Tomo los tenis, parecía como un niño con un juguete nuevo, estaba muy feliz, lo cual me hizo sentir raro, me sentía contento al poder hacer feliz a otra persona, pero luego pensé ‘Déjate de mariconadas’ y seguí sacando las pocas cosas que había en la caja.

De ahí paso todo como si nada, normal, sin ninguna novedad, hasta ese día, cuando usted llego con Carlos a la Universidad, yo estaba muy cansado, así que decidí, subir a mi habitación a dormir, estaba algo borracho, me había quedado en casa de un amigo por que serán, unos 5 días, y decidí regresar.

Al momento de despertar me pude dar cuenta de que Carlos ya había regresado, pero usaba otro tipo de lentes, decidí hacerme un café y pedirle que me ayudara a repasar unas lecciones porque ya se acercaba el examen final y tenía que sacar por lo mínimo un 8 para así poder alcanzar una mejor calificación. Así estuvimos unos días.

Era víspera de navidad, Carlos y yo estábamos solos en la Universidad, el parecía muy triste desde hace unos días, no me explicaba por qué, aunque siempre era callado esta vez lo note distinto, como que algo no estaba bien.

-¿Qué te parecen unos tragos? –Le dije en tono picaron.

-Gracias, pero no tomo. –Me dijo un poco nervioso.

-¿Qué? Entonces no estás viviendo una juventud plena, espérame un poco que ahora vuelvo –Baje a la tienda más cercana, llevaba suficiente dinero para comprar una cervezas, no era mucho, pero recordé que tenía un buen monto ahorrado en el zapato, la visita a mi amigo me había salido muy cara, y no podía pedirle más dinero a mi padre, se cuestionaría en que estaría gastando tanto y si se enterara que estaba comprando alcohol podría castigarme, ya saben, darme mas poco dinero-

Para mi sorpresa me había sobrado lo de casi 70 dólares, solo me había gastado 30 en las cervezas, no había mucho problema. Regrese a la habitación, Carlos se encontraba sirviendo un vaso con agua.

- Ya llego la diversión –Le dije mientras sacaba lo que había comprado

Solo sonrió un poco, pero me di cuenta que era una risita falsa, obviamente le incomodaba la situación, después de unos minutos logre que pudiera tomarse su primera botella, no fue muy fácil convencerlo, al final accedió.

Cuando nos dimos cuenta que habíamos tomado demasiado, por algo de las 2 de la mañana, nos era algo difícil ponernos de pie, el alcohol barato es el que más problemas trae después de beberlo.

Mire que Carlos estaba un poco más borracho que yo, así que decidí ayudarlo a pararse, se estaba riendo, parecía feliz, pero a la vez se notaba una tristeza en sus ojos. Nos sentamos en su cama, él estaba demasiado mareado y recostó su cabeza en mis piernas mientras reía más.

-¿Qué se te hace tan gracioso? –Le pregunte.

-Nada, solo que tú cabello está un poco desordenado. -Me dijo, aun riéndose-

Entre las pocas fuerzas que nos quedaron, Carlos empezó a tocar lentamente mi brazo, lo cual me puso un poco nervioso, sabía que estaba pasando, y si le seguía el juego a pesar de saber lo que podía pasar, mire sus labios, su cabeza se acercaba lentamente a la mía, su mirada un poco perdida, pero seguro de sí mismo.

-Hey, Hey, Hey….. ¿Qué haces mariquita? –Le dije, mientras lo tomaba de los cabellos, jalando su cabeza hacia atrás con algo de violencia-

-N-Nada, D-disculpa –Me dijo, bajando la mirada-

-No, no, ahora te aguantas –Lo tome aun con más fuerza de la cabellera y frote su cara contra la entrepierna de mi pantalón-

-Espera, me lastimas la nariz –Escuchaba débilmente a Carlos decir.

-Pues te aguantas, ahora me la mamas –Le dije en tono amenazador.

Lo tome del cuello de su camisa, la cual se rompió, por lo mismo que ya estaba desgastada. Me pare de la cama, el roce ya había puesto mi polla erecta, así que baje mis pantalones y me la saque, obligando a Carlos a chuparla.

-Espera, es que no qui-quiero –Me decía evitando el tacto y tratando de no mirarla.

-No es que no quieras, es que ya me subiste la temperatura, ahora me la bajas. –Estaba demasiado caliente como para pensar en lo que estaba haciendo pasar en ese momento a Carlos.

Lo tome del cuello, haciéndolo empezar a chupar mi polla, no parecía gustarle al principio, pero después de unos momentos pude ver cómo empezó a disfrutar.

-Yo sé que te gusta, se cómo me miras y como piensas en mí, no estoy estúpido, pero sigue mamando que me encanta. –Le dije entre quejidos-

Solté su cabeza, ya no podía resistencia, podía ver como con su otra mano se masturbaba y apreciar su mirada color café en esa posición me hacía volverme loco, era obvio su falta de experiencia en todo eso, no parecía hacer tenido algo parecido anteriormente, pero de nuevo tome su cabello para enseñarle como debía hacerlo, subiendo y bajando sin piedad.

Escuche un quejido de su boca, su mano se contraía, era obvio que había terminado de pajearse, está corriéndose, lo cual me éxito más, tome su cabeza y la moví y subí aún más rápido, provocándole arcadas y que sus ojos le lloraran, al final pude correrme en su boca.

-No puede pasar de nuevo –Me dijo, después de unos momentos.

-¿Qué? ¿Acaso no te gusto? –Le cuestione.

-No, no me gusto, esto no tiene que ser así, no es como a mí me hubiera gustado, no está bien, no me agrada esto –Dijo mientras se ponía de pie y se dirigía al baño.

Me sentí mal por él, deje que un momento de calentón me hiciera abusar de alguien, me dijo que no lo hiciera y aun lo hice, pero tenía razón, no debía repetirse, yo no era homosexual y él era distinto a los demás homosexuales, era no sé, extraño.

No hablamos más del tema, solo nos dedicamos a los trabajos y estudiar, cada día faltaba menos para los exámenes. Estaba más nervioso que nunca. Carlos había comprado ya los libros para el nuevo semestre, estaba estudiando y preparándose para empezar el nuevo año.

Era jueves, mañana regresaban los demás a la Universidad, yo tenía que comprar el material, por suerte, tenía los 200 dólares en mi zapato, no tenia en quien desconfiar, pero desde pequeño tenía la manía que poner el dinero en su zapato, así que me fue quedando como un habito, y pues lo hacía para guardar mis ahorros.

Para mi sorpresa estaba vacío, y me fui directamente a Carlos, él pudo haber sido el único que los pudo haber tomado, pero me lo negó, me estaba mintiendo, era demasiado extraño que él ya hubiera comprado los suyos, no tenía dinero, no tenía ni donde caerse muerto, así que todo apuntaba hacia él.

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Alberto:

-Y ya puede imaginarse que paso después profesor –Me dijo Eduardo, con una mirada limpia, no me estaba mintiendo, pero se miraba arrepentido-

-Te creo, tienes que hablar con Carlos y aclarar todo, sé que estuvo mal en robarte, pero no debiste tratarlo de esa manera, fue muy cruel. –Trate de hacerlo sentir mejor-

Salimos de la sala de maestros, Eduardo se despidió de mí y volvió a sus clases, yo, me dirigí al consultorio, tenía que seguir mi turno de Psicólogo Escolar. Me sentía más tranquilo, un poco más ligero, era una sensación rara.

Solo quiero decirte, que, al ver la mirada de Eduardo pude verlo todo, él quiere mucho a Carlos, no es un cariño normal, es algo más, algo sincero, que pude notar en cada palabra que salía de su boca al referirse a él, yo no puedo meterme en eso, tal vez, Carlos solo se siente solo, tal vez, solo quiere un compañero para hablar un poco, me equivoco, si tiene a alguien y alguien que lo quiere demasiado, es Eduardo. Y sabes que, estoy muy contento por ello, Él se merece a alguien de su edad, que lo sepa valorar, que no pueda quitarle el tiempo como yo, estoy demasiado triste, hay algo que no me cuadra aquí, tal vez yo estaba confundiendo las cosas, tal vez mi mente me ha estado jugando un mal juego todo este tiempo. No creo que Carlos sienta la mismo que yo por él.

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