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Barreras Infranqueables según muchos...

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Despierto, mi pequeña habitación de servicio es mi único lugar de tranquilidad, afuera me espera un día lleno de estudios y trabajos fuertes… soy estudiante de medicina de la Universidad de Carabobo, también sirviente y obrero de una de las familias más ricas de Venezuela, mi único motivo para seguir adelante con mi pesada vida es el de salir adelante y el de ver a mi madre descansando, y no trabajando todo el día para darme lo poco, pero lo que tengo…

Mi padre era una gran persona según lo que me cuenta mi madre, pero la vida nos dio una mala jugada y se lo llevó cuando él venía de trabajar, fue víctima del hampa que cada día se apodera más de las calles de mi amado país. Desde ahí ella tuvo que surgir sola y su único camino fue parar en aquella familia, que aunque no es tan mala, casi siempre nos deja en claro quien es quien, es decir, que no pierden tiempo para decirnos cosas que aunque nosotros ignoramos, nos duele en el fondo de nuestro corazón, la tristeza y nuestra pobreza no nos permiten decir ni responder nada a los insultos que día a día algunos de los miembros de la familia nos dicen…

Tengo 17 años, gracias al trabajo mi cuerpo está muy desarrollado, 1.80 cm, cabello negro, ojos café, y mirada seria que ha sido herencia de mi madre – serio pero interesante – han dicho personas refiriéndose a mi persona. La familia está compuesta por cinco miembros:

El señor Oliver (52 años), La esposa llamada Gracia (53 años), su hija Lucía (25 años), su hijo José (24 años) y la más pequeña llamada Natalia (19 años)… decir que todos son malos sería mentir, la señora Gracia y Natalia son las personas que he llegado a apreciar, por su buen trato y respeto, somos gente y humanos después de todo, pero eso no quita que mi madre y yo tengamos que soportar los malos tratos e insultos que nos dan los miembros restantes…

Salgo de mi habitación y comienza el día que se presiente fuerte, como mi desayuno diario y luego de despedirme de mi querida madre salgo con rumbo a la Universidad, el día pasa largo y extenuante, pero llega la hora de salida y en una hora ya estoy llegando de regreso para comenzar a trabajar en el nuevo cerco de madera que quiso el señor Oliver para decorar su inmenso jardín. Entro a mi cuarto, me desvisto y posteriormente me coloco ropa adecuada para el trabajo, la camisa prefiero omitirla ya que me gusta sentir el frió de la noche en mi cuerpo, es uno de los pocos gustos que no se me ha vetado… voy saliendo al patio y escucho que alguien me llama:

- Hey Carlos, ven acá un momento ¡Apúrate! – dice Lucía -, necesito que luego de terminar de colocar la cerca, vayas a mi cuarto que necesito que arregles la puerta de mi baño, se dañó luego de un pequeño tropezón – decía pícaramente a la vez que le pellizcaba una nalga a su novio – espero que cuando llegue, todo esté en orden. ¿Me oíste marginal?

- Sí señora – dije mientras que mi pecho se estremecía del dolor de no poder hacer nada, muchas veces pensé en insultar a Lucía, a José o al clasista de Oliver, pero mi madre siempre me dijo que perderíamos el empleo y que nosotros no éramos menos que ellos por no tener dinero, ese fue uno de los mejores consejos que una persona me haya dado.

Luego de que Lucía se fuera, comencé a trabajar fuertemente con la cerca de madera, los empleados de la mañana habían dejado parte hecha y a mi me tocaba completar y que todo quedara a la perfección, mientras abría huecos en el piso, posicionaba las tablas y me esforzaba al 100%, ya mi cuerpo no lo soportaba más y mis manos cada vez iban cediendo, a lo que escucho una dulce voz:

- Hola Carlitos – dice Natalia con su sonrisa y timidez característica de siempre.

- Hola señora Natalia – digo ya con las últimas fuerzas que el trabajo me permitía.

- No me digas así, ya te he dicho que somos amigos Carlitos – decía la hermosa chica mientras que se sentaba en la grama y miraba como trabajaba.

- Disculpe Señorita Natalia – sucede que muchas veces su padre me ha llamado la atención por no utilizar la palabra Señora o Señorita, sinceramente es por respeto.

- Carlitos ¿ves a mi padre por aquí? – respondió Natalia mientras que con sus lindos ojitos verdes me veía a los ojos.

- No señorita, pero es mejor prevenir que lamentar – dije a la vez que Natalia era llamada por su hermano José que me miraba como con asco, luego de eso, la chica se tuvo que ir por razones más que obvias.

A decir verdad, las tres mujeres de esa familia son muy hermosas, todas tienen una hermosa piel blanca y ojos verdes. La señora Gracia a pesar de su edad, aún mantiene una gran figura, con sus senos operados y cuerpo de horas de gimnasio. Lucía es una típica joven con cuerpo de modelo: 1.65 cm, senos ni grandes ni pequeños, y piernas largas que terminaban en un trasero formado. Pero Natalia fue la que sacó el premio: 1.75 cm, senos normales, tirando a pequeños, piernas largas y torneadas, su trasero es uno de los más bellos que he visto, ya que es redondo, grande y torneado. Tanto así que se puede ver su vagina desde atrás. Perfecto, pero imposible. Nunca he tratado de sobrepasarme con ella.

Luego de que terminé la cerca, quedé totalmente agotado, ya mi cuerpo casi no respondía, son las 11:30 de la noche y aún queda arreglarle la puerta del baño a Lucía,ya que si no lo hago, ella armará su típico show y mi madre y yo corremos el riesgo de que nos echen. Llego a su cuarto tan rápido como mis fuerzas me lo permiten, dicha habitación es inmensa, tiene una zona de estar, luego viene el dormitorio, posteriormente un pasillo lleno de armarios y por último el gran baño. Cuando entro en esta última parte, estaba hecho un desastre pero mi problema era arreglar la puerta del baño, no limpiar. Comienzo reemplazando algunas piezas dañadas y en poco tiempo ya está todo arreglado. Voy saliendo por el pasillo hacia el dormitorio cuando escucho voces:

- Cójeme rico y duro - presentí que era la voz de Lucía y si ella me ve en su dormitorio en ese acto, pues estoy seguro de que iba a ser otro miembro de la lista de desempleados. Como pude me escondí en uno de los armarios y no pude evitar ver el show sexual que ellos montaron.

El novio de Lucía comenzó por desnudarla por completo y su primer ataque fue a sus senos, los lamía y a cada pezón le daba las atenciones necesarias, los gemidos de Lucía no se hicieron esperar y el hombre comenzó a bajar su boca, lamiendo toda la barriga de la chica y con sus manos iba acariciando levemente la ya seguro mojada vagina de la mujer, luego de una pequeña pausa, Pedro (novio de Lucía), la acostó y en esa posición ya no se me era permitido ver desde el armario ya que él se puso de frente a mi y por los gemidos de Lucía, seguro comenzó a hacerle sexo oral. No puedo negar que estaba excitado hasta más no poder, pero el miedo y las ganas de irme me ganaban, así que la menor oportunidad de largarme que tuviera, no sería desperdiciada. Ya luego de un rato de lengua por parte de Pedro, Lucía se levantó sudada y agitada, para comenzar a quitarle la ropa y en seguida, tirarlo a la cama, presentí que la cabalgata que le iba a dar Lucía no sería normal y aunque me cueste admitirlo, quería ver como esa potra hacía ver estrellas a su novio. Cuando ya Pedro estaba estirado boca arriba en su cama, Lucía se montó y lentamente se clavó la estaca de su novio hasta el fondo. Sólo con su cadera comenzó a hacer un vaivén que me impresionó – si que sabía mover la cintura – pensé mientras veía el espectáculo.

- Te voy a sacar todo – fueron las últimas palabras de Lucía. Luego de eso la cabalgada aumentó su ritmo y ya estaba fuera de control, Lucía movía sus caderas mientras subía y bajaba, y Pedro apretaba y acariciaba los parados senos de su novia.en un determinado momento, Lucía pegó todo su cuerpo a el pecho de Pedro y sólo con su cadera, aceleró el ritmo e hizo acabar a Pedro de una forma majestuosa, ya que se quedó como estaba y dejó que la descarga llenara toda su cuevita. Luego de eso, los dos se levantaron y me pasaron justo al frente – menos mal que no vieron al armario – cuando entraron al baño salí corriendo antes de que se devolvieran. Llegué a mi cuarto asustado y me acosté, pero antes de dormirme algo llegó a mi mente ¡La caja de herramientas!, Lucía sospecharía y seguro mañana me iba a esperar el problema de los problemas.

Llega la no muy esperada mañana y me dolía todo el cuerpo, sinceramente estaba agotado y ganas de faltar a la Universidad me sobraban, pero la responsabilidad pudo conmigo y adolorido como estaba me vestí elegantemente – tocaba día de medicina interna y debía ir formal – y salí hacia la Universidad, estaba llegando a la puerta de la casa cuando Lucía me para en seco:

- Carlos, se puede saber que hacía esta caja de mierda en mi cuarto – dice Lucía con cara de enojo.

- Disculpe señorita, seguro la olvidé anoche cuando terminé de trabajar – dije lo más serio que pude.

- No quiero volver a ver tus estupideces regadas por mi cuarto, esta porquería no me gusta y no quiero andar viendo las cosas de la servidumbre donde no deben estar ¿está claro marginal?

No había dicho nada cuando Natalia bajó rápido, - ¡Déjalo en paz estúpida! – le gritó Natalia a su hermana.

- ¿Qué te pasa tonta?, respeta que soy tu hermana mayor – le respondió un poco impresionada Lucía.

- El hecho de que tengas lo que tengas no significa que debas tratar mal a los empleados – dijo la bella Natalia mientras se acercaba a mi y me tocaba un hombro.

- Hay, te gusta el marginal hermanita – dijo Lucía riéndose sarcásticamente a su hermana.

- ¡No!, no me gusta, ¡Estas loca!, cómo me van a gustar los marg… - Natalia paró a mitad de palabra pero lo suficiente para que yo entendiera – discúlpame Carlos, no quise dec…

- No se preocupe señorita, yo se donde estoy parado – respondí serio y me fui rumbo a mi Universidad, pero me fui con el corazón roto.

El autobús de la Uni recorría el camino y mi cabeza pegada a la ventana pensaba palabra a palabra lo que me dijo Natalia. Desde pequeño sentí que ella me quería de otra manera, ya que nunca me miró con asco, siempre me hablaba y a veces jugaba conmigo – ella es dos años mayor que yo – me acuerdo la vez que cumplí 16 años que ella me regaló una linda camisa, yo le fui a agradecer con un beso y ella como estaba distraida giró su cara y mis labios pararon en los suyos, fue el momento más lindo de mi vida porque por primera vez besaba a la chica que me traía loco desde siempre. Recuerdo que luego de eso ella muy sonrojada se fue de donde yo estaba sin decir nada. Ella aunque pasaban los años y tenía novios y pretendientes a montón, nunca dejó de hablarme y eso llenaba una pequeña llamita en mi que me decía: Carlos, ella te quiere, tu le gustas, atrévete a decir lo que sientes, se hombre. Pero cuando estaba a punto de decirle, siempre ella se iba o llegaba uno de sus amigos de sociedad a visitarla y me tenía que quedar triste y con las ganas de decirle lo que siento.

La vez que se me partió el corazón fue cuando estaba caminando por el jardín y vi como uno de sus novios la poseía por primera vez – lo supuse porque ví y oí como ella emitía pequeños gritos y quejas al momento de la penetración -, recuerdo que esa parte del jardín yo mismo la había podado y arreglado para que fuera un lugar especial, quería en su cumpleaños darle una pequeña torta y comerla ahí. Pero mi sorpresa fue que ella utilizó el lugar para otras cosas… recuerdo que al verla ahí mi corazón se aceleró, sentía unas inmensas ganas de llorar y a la vez que me faltaba la respiración. Lo único que pude hacer fue irme lo más silencioso que pude y mi almohada fue la que acompañó mis lágrimas, aquella y muchas noches… el autobús seguía su camino y yo seguía en mi mar de recuerdos, hubo una vez en la cual le regalé a Natalia unos chocolatitos por el día del amor y la amistad y su sonrisa fue un gran premio para mí. Aunque mi regalo no se comparaba con los inmensos ramos, joyas y bienes que ella recibía, siento que a ella le gustó…

Pero ya luego de pensar en ella un buen rato, vuelven a mi mente las palabras: ¡Marginal!, recordar que ella me dijo eso es suficiente para que mi corazón comience a sentir la crueldad de la sociedad mezclada con el amor. Aunque ella quisiera o al menos sintiera algo hacia mi, nunca se atrevería a dar el paso que la separaría de sus riquezas y por ende, nunca sería para mi.

Llegué a la Universidad y presenté mis exámenes, obteniendo magníficas notas – retenía mucha información y no me era necesario estudiar mucho – luego del día agotador, estaba en el rumbo para tomar el autobús cuando el BMW de la señora Gracia se paró cerca y abrió la ventanilla:

- Sube Carlos – dijo Gracia mientras que yo abría la puerta y entraba al auto.

- Gracias señora Gracia, me ahorra un viaje – dije mientras la señora emprendía el camino a casa.

- Estaba cerca haciendo unas diligencias y te vi por la calle – decía Gracia sonriendo.

- Bueno, me ha caído bien, ya que hoy no tendré que soportar la multitud esperando el bus jeje – respondí con una pequeña sonrisa.

Pasamos todo el trayecto hablando de mis clases y de sus obligaciones, cosas que veíamos en el camino y demás cosas que se dicen para buscar temas de conversación. La señora Gracia era muy agradable, no se por qué Lucía y José salieron tan clasistas y ofensivos – el papá es el experto, ya se de donde lo sacaron – pero bueno, la vida es así…

Ya cuando llegamos, dije a la señora que bajara en la puerta mientras yo estacionaba su auto, llegué a mi zona, saludé a mi madre, me di un baño y como hoy era mi día libre me propuse a caminar por el jardín y sentarme junto a un hermoso lago que tiene la mansión.

Estaba yo meditando y viendo el paisaje nocturno, cuando siento pasos detrás, traté de adivinar quien era pero la dificultad ganaba, solamente esperé a ver el movimiento que hacía y el resultado fue que me acarició el cabello y comenzó a hablar:

- Carlos, disculpa lo que te dije en la mañana, no quise decir eso, se me salió, no quiero que nuestra amistad se dañe por eso – decía Natalia mientras que se sentaba a mi lado y me agarraba un brazo.

- No te preocupes linda, ya estoy acostumbrado a ese tipo de apodos, pero no te puedo negar que me dolió mucho cuando salió de tu boca – dije y no pude aguantar que una lágrima se escapara…

- ¿Por qué te dolió tanto? – preguntó Natalia y con sus grandes ojos verdes me vio directamente a los míos.

- Natalia, desde hace años he mantenido un amor secreto hacia ti, me consume y cada día aumenta más, me duele cuando hablas de los novios que tuviste, de cómo eran ellos, me rompe el corazón cuando ellos vienen a buscarte y tu sales corriendo y emocionada, casi se me parte el corazón cuando vi como Alfredo te desvirgaba en el jardín que preparé para regalarte una torta de cumpleaños y me duele que la vida no me haya dado la posición que necesito para tenerte, porque cuando me llamaste marginal, me di cuenta que nunca podré estar contigo, así mi corazón se pare de tanto amarte y no ser correspondido - Ya a esas alturas las lágrimas salían a montones y cuando fijé mi vista otra vez en Natalia, su carita estaba empapada de lágrimas también – por eso me dolió tanto amor, por eso – dije para finalizar.

- Ca… ca… Carlos, no me imaginé eso, sinceramente nunca pensé que tu sintieras eso por mi, tu también me gustabas mucho, pero como nunca me dijiste nada, pues quise alejarme de ti y olvidar ese sentimiento y sólo lo logré momentáneamente, mis sentimientos hacia ti seguían y seguían y hoy cuando se me salió esa palabra, sentí que cometí el peor error de mi vida, luego de eso no podía aguantar las ganas de llorar, porque te herí mi amor, lo vi en tus ojitos tristes cuando te fuiste. Perdóname Carlos, te amo – dijo Natalia bañada en lágrimas y abrazándome muy fuerte.

No aguanté y la besé directo en sus labios, Natalia respondió a mi beso y su traviesa lengua se introdujo en mi boca para que comenzáramos un beso apasionado y lleno de amor, nuestros cuerpos actuaban solos y pronto mis manos y las suyas comenzaron a tocar todo el cuerpo del otro, las mías iban por sus duritos senos y seguían hasta llegar a sus piernas, lentamente subí una mano y la introduje entre su falda, mis dedos abrieron paso entre su tanguita y comenzaron a acariciar tan lindo tesoro que tenía mi amada Natalia; ella, por su parte, no se quedaba atrás, ya que mientras nos devorábamos las bocas y el cuello, su manito traviesa ya estaba debajo de mi pantalón y me acariciaba la entrepierna. Los gemidos de Natalia me advertían que ya estaba cercana a un orgasmo, minutos después explotó y sentía como su coñito apretaba mis dedos, luego de que ella se recuperó, nos desvestimos uno al otro rápidamente, me acosté sobre la tierra cerca de la laguna y Natalia comenzó a besarme el cuello, bajó lentamente y lamió mi ombligo, marcando el paso para la estación final la cual engulló completamente, sus labios dejaban el rastro de saliva en su lento sube y baja, ella quería que disfrutara el momento y yo lo estaba haciendo, su manito comenzó a acariciar todas las partes de mi cuerpo y su lengua jugaba con mi glande proporcionándome oleadas de placer.

Quería probar su tesorito y la posicione para hacer un perfecto 69, introducía mi lengua en ese mojado rincón y mis manos me ayudaban a abrir paso para darle más placer a mi amada, cuando encontré su botoncito, me dediqué a darle lametazos mientras que con mis manos jugaba con su duro culito, lamía y lamía, ya mi boca estaba llena e impregnada de esos ricos jugos producidos por su excitación… pero ya el final estaba cerca, explotó en un gran orgasmo que me llenó la boca de flujos, sus gemidos fueron fuertes – menos mal que la laguna estaba algo alejada – y siguió chupando mi pene para amortiguar los gritos, no pude soportar más la sensación de sus duros pezones en mi cuerpo y sus labios en mi pene, exploté y Natalia sacó mi miembro de su boca para que terminara a la intemperie, salpicando parte de su carita y lo demás a todas partes.

- Me manchaste picaron – dijo Natalia sonriendo mientras se limpiaba los restos.

- Sí linda, disculpa jeje – dije feliz, ya que el amor de mi vida me había confesado sus sentimientos…

- Carlos, esto será difícil, pero no olvides que te quiero mucho, te amo – decía mientras estábamos acostados viendo las estrellas – Si mi padre se entera no se que nos pueda pasar.

- Descuida linda, nadie lo va a saber por ahora, no nos conviene, ya que intentarían separarnos y eso me mataría, estar sin ti acabaría con mis ganas de vivir mi amada – dije mientras besaba su cara y sus lindos senos.

Cuando íbamos a retomar nuestro amor, escuchamos que alguien se acercaba a lo lejos – seguro escuchó los gemidos de Natalia – y tuvimos que vestirnos rápido e irnos, no sin antes decirnos: Te amo…

Ya los días no eran los mismos, siempre estaba alegre y muchas personas notaron mi cambio, como corríamos el riesgo de ser vistos, Natalia y yo nos besábamos a escondidas, en cualquier lugar que fuera cómplice de nuestros actos, una vez estaba saliendo de mi Universidad y el auto de Natalia se aparcó delante de mí, entendí el mensaje y luego de una media hora estábamos en un hotel…

Ese sería el día de completar nuestro amor: los besos comenzaron la noche, y acariciaron cada parte del cuerpo de Natalia, luego de que la dejé solo con tanguita, la apoyé en la pared y comencé a besar primero su cuello, lamiendo y estimulando esa zona para que ella disfrutase al máximo, bajé a sus duritos senos y comencé a chupar sus ricos y rosados pezones, mordisqueaba y con mi lengua los repasaba, produciendo estremecimientos de placer en mi amada, luego seguí bajando y llegué al elástico de su tanga, bajé un poco más y comencé a chupar la zona por encima de la tela, mi lengua sacaba el juguito de esa fina telita y producía en Natalia gemiditos bajos y altos a veces, luego de un rato en eso procedí a arrimar la tela a un lado y chupar directamente su coñito, estaba hinchado y rosado, mi lengua no aguantó y comenzó a chupar y lamer todo lo que encontraba, su botoncito ya estaba a más no poder y fue otro de los objetivos, un dedito se coló adentro y comenzó a meterse y salirse para aumentar el placer, luego de un buen rato, decidí aumentar el ritmo hasta que Natalia terminó gimiendo y gritando a todo esplendor – no había modo de ser descubiertos en el hotel -, luego lentamente solo acaricié su depilado monte de Venus y subí de nuevo…

Luego de unos besos apasionados, Natalia no anduvo con rutinas y se apoyó en una mesita de noche, dejando a la vista su hermoso coñito y culito desde atrás, entendí el mensaje y apunté mi pene a su mojada cuevita, cuando sentí mi pene entrar, casi acabo, la sensación no era parecida a ninguna que fuese sentido con otra mujer, el amor estaba vivo ahí y esa era la diferencia, lentamente comencé a meter y a sacar mientras que mis manos buscaron sus senos y comenzaron a amasarlos y a jugar con sus pezones, ya mi cintura iba y venía sola, Natalia gemía de placer y yo trataba de aguantar lo más posible.

Para no acabar rápido, cambiamos de posición, me senté en una silla y mi amada se sentó encima, clavándose mi duro pene hasta el fondo, allí comenzó un sube y baja rico, sexy y lento, el momento era mágico y no había que apurarse, agarré a Natalia por la cintura y le hice entender que aumentara el ritmo, ella entendió y lentamente fue acelerando hasta que llegó un momento en que la silla parecía no soportar la rapidez de mi amada, ella estaba como poseída y no iba a dejar de estarlo hasta que el orgasmo llegara, primero fue ella que mediante gritos y abrazos fuertes, llegó a un brutal orgasmo y la forma de apretar de su conchita hizo que yo me viniera dentro de ella y la inundara de mi leche.

Cuando mi amada se levantó, vi la imagen más sexy del mundo: estaba Natalia con sus senos brillantes por el sudor, sus pezones erectos y su conchita húmeda, dejando escurrir una pequeña cantidad de líquido blanco mezclado con sus jugos por su pierna.

Antes de poder hacer algo, el reloj acordó que ya era tarde y mejor volvíamos a casa.

Así pasaron años hasta que faltaba uno para graduarme de médico y ella ya era periodista, yo tenía 20 años y ella 22. Nuestros encuentros cada vez eran más constantes, no podíamos estar separados y creo que ese fue el fatal error, su padre sospechó que siempre estábamos juntos y eso trajo la consecuencia.

Cierta noche estaba en mi cama acostado, cuando siento que tocan mi puerta, abrí y era Natalia llorando:

- Carlos, mi padre se enteró de lo nuestro y está furioso, mañana seguros los va a echar a la calle y a mi me va a mandar lejos de aquí, mi amor, nos van a separar, tengo miedo – dijo mi amada llorando.

- Mi amor, ¿cómo pasó eso? ¿Cómo se pudo enterar? – respondí asustado por lo que iba a pasar mañana.

- Contrató a un detective, ¡Tiene fotos de nosotros besándonos!, Carlos, ¡Nos va a separar! ¿Qué hacemos? – las lágrimas ya eran incontrolables por parte de los dos.

- ¡Escapemos juntos linda, yo me podría graduar en otro estado y conseguir trabajo, podremos hacerlo linda! – dije feliz porque creí haber obtenido la solución…

- No puedo hacer eso Carlos, es muy arriesgado y mi padre no descansaría hasta verte destruido, no puedo arriesgarme a perderte, aparte de eso no podríamos mantener un hogar a escondidas, Carlos, no tenemos escapatoria – dijo Natalia sellando para siempre nuestra relación – hagamos el amor por última vez – dijo…

Llorando las ropas fueron cayendo al suelo y nuestros besos marcando el cuerpo de uno y otro, entré a su interior llorando y cada vez que entraba y salía, más lágrimas salían de mis ojos y los suyos, la vida nos estaba regalando una última vez y no podía soportar la idea, cuando ella me cabalgaba, sus lágrimas quemaban mi pecho, el sube y baja hacía que cayeran más y más lágrimas y en la hora del orgasmo, cada uno lloró en vez de gritar de placer, luego de eso Natalia se fue y presentí que nunca más iba a ver sus lindos ojos, su linda mirada, su sonrisita tímida y su amor en mis venas, creí morir en ese momento y no puedo negar que estuve a punto de cortarme las venas, pero supe que a Natalia no le gustaría eso…

Me quedé solo en la cama llorando y sabiendo que mañana no vería más su sonrisa ni su auto salir por las mañanas, me preparé y no dormí en toda la noche.

Para que relatar los gritos e insultos que recibimos mi madre y yo a la mañana siguiente, las ofensas no se hicieron esperar y en menos de lo que canta un gallo estábamos con nuestras maletas en la calle buscando la manera de irnos, los tiempos más difíciles de mi vida estaban por llegar, el estudio y el trabajo de turno nocturno para mantener la pequeña pensión en que estábamos me consumieron por completo, mi madre tuvo que trabajar más para pode encontrar estabilidad, a pesar de que por mi ella perdió su trabajo, nunca me dijo nada malo, sólo me dijo que entendía que ni el hombre ni la mujer deciden de quien enamorarse y que las clases sociales son escorpiones venenosos que no descansarán hasta ver a la pareja separada si uno es rico y el otro es pobre.

Me gradué con honores y muchas noches en vela, con mi trabajo de médico mis ganancias aumentaron y pude hacer mi postgrado me Cirugía Estética, cuando tenía 26 años ya era uno de los Cirujanos Plásticos más afamados de Latinoamérica, mi maestro de cirugías se enamoró de mi madre – él era viudo – y se casaron, yo tenía un lujoso apartamento y mi vida económica estaba totalmente estable, agoté todos mis recursos desde que tenía dinero para poder encontrar a Natalia y parece que la tierra se la había tragado, sus padres supieron hacer bien el trabajo para desaparecerla, así tuviera todo era infeliz sin ella, la necesitaba y mi tristeza cada día era más grande…

Un día tuve una Conferencia Médica en España, recuerdo que llegué al Lobby del hotel y cuando comencé a registrarme, se paralizó el tiempo en mí, la vida no la había cambiado para nada, con sus 28 se veía más mujer, más madura… no pude articular palabra, pero parece que el destino nos juntaría, porque por instinto, ella giró su cabeza hacia donde estaba yo y sus ojitos verdes me confirmaron que era ella: Natalia, mis ojos se llenaron de lágrimas y corrí hacia donde estaba mi amada, el abrazo que nos dimos bañado de lágrimas fue el momento más emotivo de mi vida, sentía su cuerpo moverse y contraerse debido a que estábamos llorando como unos pequeños bebés, el amor nos había dado ese regalo y todavía no salía de mi asombro…

La conferencia la mandé a la mierda y en pocos minutos estábamos en una tina del hotel haciendo el amor, el ambiente aromático acompañaba mis besos por todo su cuerpo, la tonalidad de luces era el cómplice de Natalia brindándome el mejor sexo oral del mundo, el del reencuentro, las rosas en la cama fueron testigos de cómo entraba en su interior luego de 6 años de sufrimiento, luego de que ella estuviera encima, pasamos al misionero, penetraba besaba su boca, el amor entre nosotros no tenía barreras y nuestro sudor y lágrimas se unían para celebrar nuestro reencuentro, luego de un buen rato de estar en la erótica posición del 69, sellamos con honor nuestro reencuentro cuando terminé en lo más profundo de su garganta y ella me inundó mi boca de sus jugos, el sabor del amor había llegado otra vez…

Todos los días siguientes pasaron con las conversaciones de todo lo que nos había pasado, Natalia me dijo que su padre le quitó toda comunicación y que casi nunca veía a su familia, gracias a sus amigos en los aeropuertos y zonas de inmigración de Venezuela, ella nunca pudo venir otra vez porque le rechazaban la VISA, me habló de eso y muchas cosas que su estúpido padre hizo, me habló de que fue infeliz y pensó en quitarse la vida pero algo le decía que no, que esperara más y que el premio final fue el amor quien nos unió…

Si el padre de Natalia tenía amigos, pues yo también, así que en menos de lo que canta un gallo ya mi amada estaba viviendo conmigo en Venezuela, su familia, aunque nunca lo aprobó, tuvo que aceptar nuestra relación… ya llevamos 5 años de casados y tenemos una bella hija llamada Oralia y otra llamada Luisa, somos una familia feliz y la vida nos ha dado muchas lecciones en la vida, la que resalta es:

"El amor rompe barreras, así sean infranqueables como dicen muchos, el amor lo puede todo"…

(9,11)