Anahàsintió un ligero aire frio a su alrededor justo antes de que el auto de sus padres la despertara de una pequeña hipnosis momentánea.
─Vamos Any –Llamó mi madre desde adentro.
Miré a mi alrededor una vez más, tratando de encontrar algo, a pesar de no saber el qué realmente y me adentré en el coche, donde en vez de mantener una conversación con mis progenitores, permanecà absolutamente ausente, observando a través de la ventana, el paisaje de vuelta a casa.
Era extraño… mi corazón estaba acelerado y no entendÃa por qué. La discusión con Poncho, la conversación con Maite, hablar con mamá para pedirle que me recogiera, todo tenÃa sentido. Absolutamente todo encajaba en el tiempo y el espacio menos mis sensaciones… Era como si faltara algo, un momento del tiempo en el que mi corazón comenzó a latir con nerviosismo y mi estomago me producÃa algo parecido a pequeñas descargas. Mi cuerpo se sentÃa acelerado, acalorado, incluso hasta impaciente por algo.
El trayecto de vuelta al hogar me pareció más largo de lo normal, sumida en mis pensamientos. En este momento lo único que deseo es meterme en mi cama y descansar el resto de la noche ya que el dÃa de hoy me habÃa dejado completamente agotada emocionalmente.
DebÃa tomar una decisión urgente con respecto a Poncho, mi novio de toda la vida, ese hombre que desde hace años tiene idealizado un futuro junto a mÃ. Un futuro, que a pesar del cariño que siento por él, no deseaba… Ni siquiera sabÃa realmente lo que deseaba. Pero esta noche no pienso descubrirlo. Se acababan por hoy los pensamientos de amor, de futuro, de familia y de todas esas cosas que siendo sincera, en este momento, no me interesan.
El tacto de mi cama, fresca, en esta noche de verano, es algo que me transporta a otro mundo. Aquà no existÃan problemas, ni preocupaciones, aquà simplemente encontraba ese ansiado sueño que me inundaba cada noche, después de un último suspiro tras cerrar los ojos.
Pasaron horas…minutos… o quizás simplemente segundos, el tiempo toma un sentido extraño cuando dormimos, pero algo me hizo despertar. Una ligera brisa, consiguió que mi cuerpo sintiera frio y abriera los ojos al instante.
Me encontré la cortina balanceándose y la ventana completamente abierta. En un primer momento, no recuerdo haberla dejado de esa forma, pero sin perder más tiempo, me levanté y la cerré, volviendo seguidamente a la cama, para recuperar el maravilloso sueño que seguramente estarÃa teniendo.
Cuando estaba dispuesta a cerrar los ojos nuevamente para seguir disfrutando de mi descanso, una sombra junto a la venta, consiguió sobresaltarme y de un brinco, quedé sentada nuevamente. Siguiendo los instintos de cualquier ser humano asustado, mis labios se abrieron con la intensión de gritar, pero cuando mis cuerdas vocales reaccionaron dispuestas a producir algún sonido en mi garganta, me encontré con esa rápida sombra, que llegó hasta mi en un abrir y cerrar de ojos, tapando mi boca con fuerza y determinación.
─Shh… -Fue lo único que pronunció esa figura extraña, mientras tapaba sus propios labios con un dedo.
El miedo me habÃa paralizado en este momento. A pesar de la oscuridad, podÃa apreciar que esa figura pertenecÃa a la de una mujer… Una mujer con una mirada color miel, intensa y penetrante… Una mirada que me producÃa escalofrÃos al observarme tan directamente…
─… No vas a gritar –Añadió como si estuviera muy segura de ello.
Poco a poco, la oscuridad se fue disipando y pude apreciar una sonrisa de medio lado que solo conseguÃa aumentar el misterio de esta intrusa. Esta misteriosa intrusa, que en este momento se encontraba, apartando la mano que cubrÃa mis labios, dejándome completa libertad para pedir ayuda… ¿Cómo estaba tan segura de que no lo harÃa? Es el momento perfecto… Si gritaba ahora, mis padres vendrÃan a protegerme y si no lo hacÃa, esta mujer, que por algún motivo no me resulta tan extraña como deberÃa, podrÃa hacerme cualquier cosa… Pero no soy capaz de gritar, algo en mis cuerdas vocales se habÃa desactivado en el momento en que esos ojos misteriosos se clavaron sobre mÃ. Algún poder estaba ejerciendo esta chica para que mis músculos estuvieran agarrotados y no fuera capaz si quiera de suspirar… No fui consciente de su cercanÃa hasta que su mano fue retirada definitivamente. Sus labios estaban a penas a unos milÃmetros de los mÃos. PodÃa sentirlos… podÃa sentir su respiración golpeándome y sÃ, me vi en la obligación de contraer el diafragma y mantener la respiración, en el momento en que mis ojos se auto dirigieron hacia ellos consiguiendo que un profundo calor invadiera mi cuerpo.
─…Asà me gusta… -Susurró acariciando mi cabello.
─¿Qu… quien eres? –Pregunté torpemente a pesar de saber que no habrÃa respuesta.
─Dulce…
Dulce… curioso nombre para una mujer que invadÃa un cuarto ajeno en plena noche y que además poseÃa una mirada que expresaba un sin fin de cosas, pero hasta ahora, la dulzura no estaba entre ellas. Si… me habÃa respondido a mi pregunta sin siquiera titubear. Pero entonces que…
─¿Qué quieres…?
─Esta noche… tú eres lo que quiero.
─¿Yo? ¿Por qué yo? –Sentà mi voz temblorosa –Voy a gritar…
─No lo harás…
─¿Por qué estás tan segura?
─Porque me deseas –Sentenció con seguridad.
─¿Qu…qué? ¡Claro que no!
─Está bien… vamos a comprobarlo…
Con esa sonrisa diabólica y misteriosa que poseÃa, fue acortando muy despacio la diminuta distancia que nos separaba, consiguiendo que mi cuerpo se paralizara cada vez más. ¿Qué ocurre? Es una mujer… ¿Por qué no puedo moverme? ¿Por qué se me hacen tan largas estas milésimas de segundo? La distancia era ya lo mas pequeña posible, ni siquiera un atisbo de aire cabÃa entre nosotras. Mi mirada continuaba estática sobre sus ojos hasta que inconscientemente, al sentirla tan cerca, descendÃ, observando en medio de la oscuridad esa sonrisa irritante. Pero ni siquiera tuve tiempo a reaccionar, a moverme, a apartarme o a gritar… Juntó nuestros labios, consiguiendo que en el preciso momento del contacto, el calor de mi cuerpo aumentara considerablemente, haciéndome sentir un deseo insaciable. No respondàese…beso, pero tampoco fui capaz de moverme. SentÃa la terrible necesidad de tener sus labios pegados a los mÃos un tiempo indeterminado, sintiendo su calor invadiendo mi cuerpo y su lengua tratando de abrirse paso sin éxito… No podÃa… esto no estaba sucediendo y a pesar de que mi cuerpo me gritara un sinfÃn de sensaciones, mi sistema nervioso quiso reaccionar, abofeteando su rostro con brusquedad y apartándome de ese lugar lo más rápido posible.
Llegué a la puerta de mi cuarto en un abrir y cerrar de ojos. Nunca habÃa corrido tan rápido, ni siquiera era yo quien dirigÃa mis piernas, me atreverÃa a decir que simplemente era un acto reflejo. Cuando conseguà abrir la puerta unos centÃmetros dispuesta a largarme de allÃ, sentà un fuerte golpe tras de mà que la hizo cerrarse al instante, encontrándome atrapada entre dos brazos que me aprisionaban.
─No me hagas daño por favor… -Supliqué asustada.
─Sabes que no tienes miedo, AnahÃ… -Sus labios estaban tan cerca de mi oÃdo que la piel se me erizó al escuchar esa forma de susurrarme ¿Por qué sabe mi nombre? –El corazón de una persona asustada se agarrota, su sangre deja de circular por momentos consiguiendo que su cuerpo se hiele… Pero tu corazón late con fuerza, escucho con total claridad cómo la sangre circula a través de la yugular externa de tú cuello… Y tu cuerpo… -Sentà su mano recorrer la piel de mis piernas sin llegar a tocarme. No me estaba si quiera rozando y aún asà era capaz de sentirla –Tu cuerpo arde… y no me hace falta tocarte para comprobarlo… -Continuó recorriendo una de sus manos por toda mi anatomÃa, dejando en medio de ambas una distancia mÃnima, suficiente para que mis deseos de sentirla en mi piel, aumentaran de una forma desesperante. No sabÃa lo que me estaba pasando, pero ella tenÃa razón, mi cuerpo ardÃa, mis piernas temblaban y me costaba enormemente respirar.
─¿Por… por qué… haces esto? –Quise hacerme entender con la respiración entrecortada.
Entonces, sus manos se aferraron a mi brazo y con la mayor firmeza que nadie me habÃa tratado jamás, volteó mi cuerpo, dejándome de espaldas a la puerta y frente a ella.
Estaba cerca… muy cerca… y volvà a descubrir su sonrisa maliciosa y sus ojos misteriosos que algo extraño conseguÃan en todo mà ser.
─¿Qué es lo que estoy haciendo…? –Preguntó aproximándose aún más -¿Excitarte?
─No…No…
─¿Segura?
Intente hacer un ligero movimiento de afirmación con la cabeza que resultara lo más convincente posible, pero ella, lejos de quedar satisfecha, con esa extraña fuerza y velocidad que poseÃa, hizo un movimiento que arrancó en dos, la pequeña camiseta que componÃa mi pijama veraniego. Dejándome asÃ, semidesnuda ante sus ojos. Esos ojos miel, que ahora, se encontraban clavados fijamente sobre mi cuerpo, consiguiendo que la velocidad de mi respiración aumentara…
Una de sus manos, permaneció apoyada en la puerta que habÃa tras de mÃ, mientras la otra comenzó a tocar sensualmente mi abdomen, haciéndome cerrar los ojos inevitablemente, en el preciso momento en que sentà sus dedos sobre mi piel… Esa piel, que se iba erizando completamente a su paso… Sentà que me faltaba el aire, cuando sus dedos rodearon mi ombligo y continuó ascendiendo hacia mis pechos… Ella lo notaba y sonreÃa… eso me excitaba aún más… Acarició con la yema de sus dedos, la parte que no estaba cubierta por el brassier… Uno y otro… pasando por el centro y dejándome observar el brusco movimiento de mi pecho, subiendo y bajando mientras trataba de respirar con normalidad… Continuó ascendiendo hasta llegar a mi cuello, donde curiosamente se detuvo, acercando su rostro… Bajó sus dedos hacia mi hombro y hundió su cabeza en él, consiguiendo que me fuera imposible evitar cerrar los ojos otra vez, cuando sentà su respiración tan cercana a mÃ… Algo húmedo produjo que mi piel se erizara aún más… Estaba dejando besos por todo mi cuello, mientras su lengua jugueteaba a su antojo, produciendo en m interior, unas sensaciones que jamás habÃa experimentado… No podÃa más, definitivamente no recuerdo en qué momento el pánico se convirtió en esto. En qué momento el peligro me excitó de esta forma. O en qué momento su mirada penetrante me hizo sentir una baja humedad, absolutamente nueva para mÃ…
Continuó ascendiendo sus besos y descendiendo sus dedos, recorriendo el mismo camino que habÃa hecho antes… Los pequeños gemidos, salÃan incontrolados de mi interior… Paseó sus labios por el lóbulo de mi oreja, dejando en él un pequeño mordisco, que me hizo gemir algo más fuerte… Continuó hacia mi rostro… y se detuvo justo al llegar a mis labios, apartándose lo suficiente para mirarme a los ojos.
Se detuvo unos instantes en esta posición, observándome fijamente, queriendo atravesarme con su mirada, haciéndome sentir completamente vulnerable en este momento… La deseaba… SeguÃa sin saber en qué momento habÃa ocurrido, pero estaba deseando que esa mujer me hiciera suya de una forma salvaje… ¿Se habÃa propuesto torturarme? ¿Por qué estos segundos de silencio, simplemente observándome? ¿Por qué siento esta necesidad de devorar esos labios, que de un momento a otro volvieron a expresar esa sonrisa diabólicamente irresistible?
Esa sonrisa tenÃa un motivo… y lo averigüé en el justo momento en que su mano, esa que hace unas milésimas de segundo aún se encontraba sobre mi ombligo, con un rápido movimiento se introdujo en mis pantalones, impregnando sus dedos con mà humedad… El gemido fue inmediato e incontrolable…
─¿Ves?... –Susurró –Te excito…
Antes de que pudiera responder, hizo lo que llevaba minutos deseando que hiciera… atrapó mis labios con decisión, con firmeza, ocasionando que mis brazos, antes inútiles, se aferraran a su cabello con desespero… incluso con algo de agresividad… Me daba rabia, sentir lo que sus dedos provocaban en mi sexo y lo que sus labios ocasionaban en mi corazón… Su lengua me buscó y la mÃa la recibió de una forma salvaje, descargando en un beso, la pasión contenida… Ella exploró mi boca y yo exploré la suya con demasiada rapidez. Pero me quedé sin aire demasiado rápido, mientras a esta chica parecÃa no hacerle falta ni siquiera respirar… Y por algún motivo, mi mente tuvo el impulso de romper esa unión, tratando de apartarla con brusquedad…
─No… -Me negué empujándola, mientras la veÃa observarme sin gesticular.
Pero las palabras que salÃan de mi boca, parecÃan no ser suficientes para ella, ya que, cuando quise librarme de su encarcelamiento, aprisionó mis manos contra la puerta y me volvió a besar con determinación, con firmeza, evitando que huyera, consiguiendo que todos mis berrinches quedaran olvidados al sentir nuevamente su lengua abriéndose paso… La querÃa sentir con todo mà ser. Asà que, forcejé un poco para que liberara mis manos, sin saber que causarÃa el efecto contrario. Entrelazó sus dedos con los mÃos y me aprisionó con más fuerza… Separando sus labios unos instantes, mi mirada fue de molestia y decepción ¡No dejes de besarme! –Quise ordenar. Sin embargo…
─Vas a ser mÃa, AnahÃ… -Susurró seriamente –Completamente mÃa…
En ese momento, sus manos dejaron de ejercer presión sobre las mÃas y pude soltarme para aférrame nuevamente a su cabello y atrapar su boca, desatando de una vez por todas el deseo acumulado que me producÃa esta mujer… Sus brazos abrazaron mi cintura, pegándome aún más a ella y pude sentir mis pechos rozando su ropa, mientras sus manos recorrÃan mi espalda, erizando cada poro de mi piel…
Con un movimiento rápido y determinante, como cada uno de los que ella daba, me volteó, dirigiéndome nuevamente hacia la cama. Mis manos se hundÃan en su cabello cada vez más, su lengua jugueteaba desesperada con la mÃa, consiguiendo que mi corazón sintiera un hormigueo desconocido hasta este momento… No podÃa dejar de besarla, sentÃa que me estaba quedando sin aliento nuevamente y aún asà no me sentÃa con fuerzas de apartar mis labios de los suyos, ni siquiera sabÃa dónde estaba ya… Pero ella, parecÃa tenerlo todo bajo control. Notó mi falta de oxigeno y me separó cuidadosamente de su cuerpo… Si, hasta ahora este habÃa sido el único movimiento hecho con delicadeza, aunque noté que eso no iba a durar mucho, cuando mi cuerpo calló a la cama dejándome recostada, mientras la observaba sonriendo satisfactoriamente. ¿Qué se proponÃa ahora?
La respuesta a mi pregunta no tardó en llegar, cuando en medio de la oscuridad observé cómo, sin borrar su picara sonrisa, comenzó a subirse muy lentamente la camiseta, dejándome ver la piel de su firme abdomen… Continuó ascendiendo, siendo completamente consciente de lo que me provocada… y cuando llegó a sus pechos, aquella prenda, desapareció por algún lugar que me era completamente indiferente… Me sentÃa incapaz de apartar la mirada de su cuerpo y sabÃa que la suya estaba clavada sobre el mÃo… Es hermosa… Definitivamente es hermosa… Sus propias manos desabrocharon el botón de su pantalón, y con la misma lentitud que lo habÃa hecho antes, se deshizo también de esa prenda, frente a mis ojos… Consiguiendo que mis deseos hacia ella, aumentaran a cada segundo… Permaneció asà unos instantes, permitiéndome observarla, desesperándome mientras ella disfrutaba del movimiento ascendente y descendente de mi pecho acelerado…
Se acercó... inclinándose ligeramente sobre mÃ. Y deslizó el pequeño short de mi pijama hacia abajo, dejándonos a ambas en igualdad de condiciones… ¿Y a hora qué? –Me pregunté mientras la veÃa observar con deseo, mi cuerpo casi desnudo…
Como si hubiera escuchado mis pensamientos, ascendió su mirada hacia mis ojos, abrió mis piernas y sin romper el contacto, apoyó sus manos en la cama, posicionándose sobre mÃ, dejando su rodilla muy cerca mi intimidad, y ascendiendo su rostro hasta llegar a mi altura… Continuó mirándome fijamente, cuando nuestros labios quedaron a la misma distancia… Mi respiración se aceleró aún más, al sentir su cuerpo sobre el mÃo… Llevó una de sus manos hacia mis mejillas y me acarició con dulzura, sin apartar la vista de mis ojos…
─Eres preciosa… -Susurró para mi sorpresa. –Y voy a hacerte suspirar, como nadie lo ha hecho jamás…
Mi piel se erizó cuando sus dedos acariciaron mi rostro. Pero mi corazón se aceleró aún más cuando esas palabras llenas de seguridad invadieron mis oÃdos… Me excitaba su determinación y deseaba con todas mis fuerzas que lo hiciera de una vez…
─Hazlo… -Ordené sin siquiera haberlo procesado antes.
Esa simple palabra pareció ser suficiente para detonar su pasión una vez más. Ni siquiera fui consciente del momento y la forma en la que desabrochó mi brassier. Pero ahora mismo, se encontraba lanzándolo por algún lugar, dejando mis pechos completamente al descubierto, frente a sus ojos que los observaban fijamente… Me miró una última vez… sonrió… y sin apenas darme cuenta, lancé un sonoro gemido al sentir sus labios succionando uno de mis pezones… Mis manos trataron de colaborar, de aferrarse a su cabello para que no dejara ese lugar y ese jugueteo de su lengua. Pero sin siquiera levantar la cabeza, sus manos alejaron a las mÃas, aprisionándolas a ambos lados de mi cabeza… QuerÃa llevar el control… y para este momento, yo no tenÃa fuerzas sino para dejarme llevar…
Jugueteó con su lengua consiguiendo que esa pequeña erección no desapareciera, mis jadeos eran incontrolables… Succionó uno de mis pezones con la fuerza justa y necesaria para no hacerme daño y conseguir que mi ropa interior estuviera cada vez mas mojada… Sin duda alguna, sabÃa perfectamente lo que hacÃa y como lo hacÃa…
Dejó su labor unos instantes para observar mi cara de frustración en ese momento, le divertÃa… Le divertÃa enormemente observar en mis ojos la desesperación. Continuaba agarrando mis manos con firmeza, impidiéndome cualquier tipo de movimiento y en esa postura, una vez más, bajó sus labios con determinación, para atrapar mi boca desesperada que descargó su deseo en cuanto nuestros labios se rozaron… Su cuerpo habÃa descendido ligeramente, quedando completamente pegado al mÃo, su pierna rozaba mi centro cuando comenzó a balancearse, consiguiendo que comenzara a perder el control en cuanto sentà su roce en mi intimidad. Cada vez se movÃa más rápido mientras yo no podÃa evitar moder sus labios ante tan excitación… De pronto, detuvo todo tipo de movimiento y separó bruscamente su boca de la mÃa, frustrándome una vez más… QuerÃa sentirla, no podÃa permitir que se detuviera, la necesitaba ya, en este preciso momento…
Mi mirada debió advertÃrselo, ya que reapareció esa sonrisa traviesa y misteriosa que no conseguÃa otra cosa, más que aumentar el éxtasis que me producÃa esta desconocida.
Bajó sus labios nuevamente, hasta encontrarse con mi piel… Besó mi cuello, incluso me mordió más fuerte de lo que esperaba ocasionándome un pequeño grito. Pero ni siquiera le dio importancia… continuó descendiendo sus húmedos besos por el interior de mis pechos… en ese lugar que ascendÃa y descendÃa rápidamente, como si el oxigeno no fuera capaz de acceder al punto necesario… Sus brazos necesitaban libertad para continuar bajando, asà que me soltó de una vez, llevando una de sus manos al interior de mis piernas… Me acariciaba con delicadeza, mientras sus besos continuaban bajando y mis suspiros aumentaban su intensidad.
Llegó hasta mi ropa interior, separó ligeramente sus labios de mi piel y su mano hizo un rápido movimiento, tocando mi sexo por encima de la prensa, cosa que me hizo gemir inevitablemente… Levanté ligeramente la cabeza y la observé sonriendo, completamente preparada, para deslizar esa pequeña prenda por mis piernas y dejarme, esta vez sÃ… completamente desnuda ante sus ojos.
Me sentÃa mojada… muy mojada… y su sonrisa observando mi cuerpo, no hacÃa más que confirmarme cuan excitada debÃa estar y como le gustaba eso…
Bajó su rostro una vez más y comenzó a pasear su lengua por el interior de mis piernas, dando pequeños mordiscos cuando lo creÃa necesario, consiguiendo que mi capacidad de pensar se esfumara, mientras mis gemidos desesperados aumentaban… Llevé mis manos a su cabello e inconscientemente, mientras sus besos continuaban la labor de desesperarme, traté de inducir su cabeza hacia mi centro, para que de una vez por todas, hiciera lo que estaba planeando hacer conmigo…
Ella se detuvo y levanto la vista para observarme… eso me ruborizó. No querÃa parecer tan deseosa, pero lo cierto es que el control de mi cuerpo y de mi mente, ya no me pertenecÃan… La deseaba y deseaba que me devorara como nadie lo habÃa hecho jamás.
Después de unos instantes en los que su mirada permaneció clavada sobre mis ojos y traté de buscar en el interior de ellos, eso que expresaban, además del misterio y la pasión del momento… Fue bajando lentamente su rostro, sin cortar el contacto visual con mis ojos. QuerÃa que la observara, querÃa que viera con total claridad lo que se disponÃa a hacer…
Sus labios estaban tan cerca de mi sexo, que podÃa sentir un ligero aire producido por su respiración… Observé sus ojos brillar justo antes de que bajara su mirada hacia su presa… Y mi cabeza no pudo evitar echarse hacia atrás en el preciso momento en que sentà su lengua rozando mi humedad…
Gemà con fuerza… GemÃa mientras la sentÃa recorrerme de arriba abajo, haciendo pequeños cÃrculos en mi clÃtoris… consiguiendo que esa humedad, lejos de disiparse, aumentara impregnando su boca de fluidos… Me succionó, me enloqueció y mis caderas, comenzaron a unirse a sus movimientos… Era tanto el deseo, el éxtasis y la pasión, que mi mente se nublaba y sentÃa pequeñas descargas… iba a llegar… SentÃa que serÃa capaz de tener un orgasmo con el simple movimiento de su lengua juguetona. Pero eso parecÃa no ser suficiente para ella… Acercó su mano, deteniendo el movimiento de su legua y dos de sus dedos rozaron mi intimidad, extendiendo de arriba abajo el fluido que dejaba mi humedad… Ahora mismo, sentÃa que nada de lo que hiciera esta mujer iba a conseguir que dejara los incontrolables jadeos…
Cuando sus dedos estuvieron lo suficientemente lubricados… los introdujo en mi interior, consiguiendo que mis músculos se contrajeran al instante… Ascendió su mirada… me observó desde ahà abajo… Una imagen realmente excitante… Sonrió… Y volvió a acariciar mi sexo con su lengua, mientras sus dedos comenzaban un ligero movimiento adentro y afuera… Aumentaba su velocidad, mientras mis gemidos se descontrolaban y mis caderas se unÃan a ese vaivén… Su lengua estaba desesperada moviéndose en cÃrculos alrededor de mi clÃtoris, a veces succionaba y otras presionaba… Mientras sus dedos entraban y salÃan de mi interior cada vez con más fuerza… No importaba lo que hiciera, cualquier movimiento de esta mujer, me enloquecÃa… Su fuerza no se agotaba, su respiración no se acababa… Era realmente impresionante la determinación con la que realizaba cada movimiento y lo inagotable de sus ganas… El oxigeno ya no llegaba a mis pulmones… mis manos estaban aferradas a su cabello, anclando su cabeza entre mis piernas… suplicando entre gemidos que no se detuviera… que por nada del mundo, dejara de hacer lo que quisiera que estuviera haciendo…
Entonces… después de pequeñas descargas… Su boca se pegó aún más a mi sexo… cuando mis caderas ascendieron inevitablemente, en el momento en que una desconocida explosión invadió el interior de mi cuerpo, acompañada por un fuerte gemido de placer que impregnó su boca de mis fluidos… HabÃa experimentado en este momento, una sensación de placer que jamás habÃa sentido… Un cúmulo de sensación en mi interior, que me hizo gritar, olvidando por completo donde estaba… HabÃa tenido un conjunto consecutivo de pequeños orgasmos, seguidos por una descarga interna, que consiguió cortarme la respiración y contraer mis músculos…
Traté de calmarme para que el oxigeno pudiera llegar a mis pulmones. Pero me resultaba completamente imposible detener mi respiración acelerada o aminorar el ritmo frenético de mi corazón…
Ella… la única causante de esta pasión, abandonó su lugar entre mis piernas, después de dejar unos últimos besos en mi sexo y ascendió hasta llegar a mi altura… Me observaba sonriendo. Pero esta vez, su sonrisa no era diabólica, ni maliciosa, ni traviesa… esta vez, expresaba dulzura…
Acarició mi cabello, completamente mojado a causa del sudor… pasó sus dedos por mis mejillas… observó mis labios que imitaban la aceleración de mi pecho… Y me besó con ternura… Con esa ternura que era la que necesitaba en estos momentos…
No dijo nada… después de eso. Se recostó a mi lado, sin dejar de observarme… y sin hacer que el silencio abandonara esta situación… Acarició el borde de mis ojos… descendió sus dedos hacia mis labios que no pudieron evitar besarlos… y sonrió…
En ese momento, tuve la enorme necesidad de sentir su cuerpo, asà que me aferré a ella, sumiéndola en un abrazo… Pude notar cómo se tensaba en un primer momento. Pero al ver que no abandonaba mi postura… poco a poco, el sonido de mi respiración se fue relajando junto con sus músculos… y asÃ, sintiendo sus caricias en mi cabello… comencé a rendirme, ante el sueño más profundo y tranquilo que habÃa tenido en mi vida…
Pasaron horas…minutos… o quizás simplemente segundos, el tiempo toma un sentido extraño cuando dormimos, pero algo me hizo despertar. Una ligera brisa, consiguió que mi cuerpo sintiera frio y abriera los ojos al instante.
Me sobresalté… mi respiración estaba extrañamente acelerada. Busqué a mi lado el motivo de ese sobre salto y encontré mi cama absolutamente vacÃa, con las sabanas extendidas… Mi cuerpo estaba cubierto por el pijama veraniego de cada noche… ¿Qué estaba sucediendo?
Observé la ventana, dándome cuenta de que estaba completamente abierta, mientras la cortina se balanceaba por el aire. En un primer momento, viene a mi mente el recuerdo de haberla cerrado… No puede ser… ¿Estaba soñando? ¿Todo habÃa sido un simple sueño?
Me levanté aturdida con la intención de cerrarla, continué buscando a mà alrededor algo que me indicara si ese sueño tan real habÃa sido simplemente eso… un sueño. Pero no encontré nada…
Observé la silenciosa callé a través de la ventana… Absolutamente vacÃa y oscura… No puede ser… suspiré resignada y la cerré definitivamente. Dirigiéndome de nuevo a la cama, para recuperar el maravilloso pero extraño sueño que estaba teniendo.
***
La observo buscar algo a través de la ventana… En este lugar, bajo la sombra de este árbol es imposible que pueda verme… Aún desde aquÃ, escucho el sonido de su corazón acelerado, excitado, nervioso e incluso decepcionado…
Continúa buscando alrededor durante unos segundos, sin éxito. Asà que, tras un suspiro, se da por vencida y cierra la ventana, volviendo al interior de su cuarto y desapareciendo definitivamente de mi punto de vista.
─Hasta pronto… AnahÃ.
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*Fin del Relato*