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Gloria divina

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La conocí el día que cumplió 18 años, sus padres nos invitaron a mi esposa y a mí a su cumpleaños, celebrado en el chalet familiar a pie de playa. Era verano, la fiesta era para ella y la parte más grande del jardín, que incluía la piscina era el territorio joven, de Gloria y sus amigos y amigas. En porche trasero los amigos de la familia, media docena de parejas y matrimonios, andábamos empeñados en una barbacoa y en beber cerveza por un tubo.

Al llegar, sus padres nos la presentaron, a mi esposa y a mí, yo la recordaba de pequeña (8 o 10 años) pues eran muy amigos de mi cuñada y su esposo y alguna vez habíamos coincidido tomando unas raciones y unos vinos en Málaga de donde es originaria la familia de mi esposa. Mi mujer, ya sabéis cómo funciona el asunto, se deshizo en piropos sobre lo linda que estaba Gloria y como había crecido, el típico comentario que hace poca gracia a la joven a la que se intenta piropear y es cierto, Gloria era muy guapa pero además de que siempre he intentado, por higiene mental, por prejuicios y por prudencia, fijarme poco en las jóvenes, no era mi tipo, como su madre tenía poco pecho y era delgada y también, como su madre, parecía que los kilos se concentraban en su trasero proporcionándole un culo que llamaba la atención, su mirada, su sonrisa y que me besara peligrosamente cerca de la comisura de los labios volviendo la cara para besarme en el preciso momento que yo la iba a besar en la mejilla me parecieron en ese momento pura anécdota.

Después de la carne llegó la hora de las copas y la aparente tranquilidad, alrededor de la mesa el grupo de mujeres, con la anfitriona al frente, hablaba de sus cosas y los hombres en dos o tres grupitos más de lo mismo. Gloria aparecía de vez en cuando y siempre cuando la miraba ella me miraba y me sentía descubierto, incluso una vez que ya se iba con sus amigos de fiesta a la zona de la piscina y aproveche para echarle un vistazo a su culazo discretamente ella se dio la vuelta para decirle algo a su madre y me "pillo". No le di importancia pero me sentí incómodo y nervioso. Nadie se había dado cuenta pero me sentí como un chiquillo sorprendido en plena travesura, seguí conversando con mi interlocutor pero no me la podía quitar de la cabeza, no sentía ningún interés, a priori, por Gloria y me molestaba que una joven que estrenaba mayoría de edad me inquietara como lo hacía.

Cuando decidí a tomar mi primera copa fui, como me había indicado Gregorio, el anfitrión, su padre, a la cocina donde estaban la botella de vodka y los refrescos de naranja (todos bebían ron y whisky y esas eran las botellas que había en el porche). Cuando estaba sacando el hielo del frigo llegó Gloria y me preguntó:

-¿Que bebes?

-Vodka con naranja

-¿Me pones a mi uno?

Me ahorré el comentario preventivo sobre los efectos del alcohol y llené de hielo dos vasos, no porque quisiera ganar puntos sino por lo poco que me gusta hacerle a los jóvenes aquello que nos hacían a nosotros de jóvenes, al fin y al cabo no hace tanto tiempo, y tanto nos molestaba, por cierto tengo 52 años y cuando acontecieron los hechos que relato contaba con 46.

No hablamos, ella observaba sin perder detalle todos mis movimientos con una sonrisa que en eso momento no supe clasificar y yo hacía como que me concentraba en la elaboración del combinado pero sobre todo evitaba mirarla y más aunque la mirada fuera a su culo o a sus ojos cuya mirada me intimidaba de forma que pensaba inexplicable y que me molestaba porque me despojaba de mi apreciada seguridad de madurito casado.

Me invito a brindar y justo cuando estaba dando mi primer trago a la copa Gloria que se volvía con sus amigos me dio un apretón en la nalga que me cogió desprevenido e hizo que espurreara parte del trago y riendo a carcajadas se fue diciéndome:

-Tú también tienes un buen culito.

No lo pase bien el resto de la velada, soy de una generación donde los chicos perseguían a las chicas y no al contrario, mucho menos que persiguieran al marido de una amiga de su madre. Cada vez que aparecía y me miraba con esa sonrisa en la que ahora apreciaba control y deseo me sentía incómodo, todas las ideas convencionales llegaban a mi cerebro de casado convencional, yo no quiero problemas, como mi mujer se quede con la copla me amarga la vida un semestre por lo menos y si son los padres los que pillan la onda ni te cuento ¿por qué me tienen que pasar a mi estas cosas? pero todo eran elucubraciones y fantasmas de un casado acomodado y falto de practica en el arte de la seducción y el ligue, nadie había observado nada, nadie había notado nada, en realidad no había pasado ni pasaba nada, solo una bromita de adolescente lanzada ¿solo?.

Pasadas las dos de la mañana los adultos nos fuimos yendo, casi todos a la vez, en mi caso con mi esposa, su hermana y su marido nos agrupamos en la salida más de media docena de personas, Gloria se rozó dos veces, de forma sutil y disimulada, conmigo y como despedida estelar dio un pequeño traspié que vino a depositar su excelso trasero a la altura de mi entrepierna por unas décimas de segundo.

-Disculpa -dijo dando un pequeño culetazo en mi paquete al separarse con su inseparable y peligrosa sonrisa

-Niña cuantas copas te has tomado -bromeo mi cuñada sobre el traspié y todo el mundo sonrió como si fuera lo más normal del mundo, allí tampoco había pasado nada.

De vuelta comprobé, para mi tranquilidad, que mi esposa no se había dado cuenta de nada, no solo eso, sino que además echaba leña al fuego sin saberlo.

-Qué guapa esta Gloria

-Tiene un tipo muy parecido a la madre pero es más guapa

-Es verdad, poco pecho y guapita y culona como la madre ¿sabes una cosa? un día Gloria, la madre, nos contó a mi hermana y a mí, y mi hermana que es su íntima amiga lo corroboraba, que todos los novios que se echaba se obsesionaban con su culo y ella que estaba obsesionada con llegar virgen al matrimonio y casarse bien lo consiguió ya sabes como

-¿Dejando que se la metieran por el culo? -pregunté haciéndome el sorprendido.

-Exactamente y le debió de coger el gusto porque a veces, dice mi hermana, se queja que Gregorio nunca la ha pedido investigar por ese lado, bueno, en general se queja de que Gregorio investiga poco.

Yo me hacía un poco el sueco pero me iba haciendo una idea de la situación, la verdad que al bueno de Gregorio no se le veía pinta de follador, lo suyo eran los amigos y el bar, era un buen comercial y por su don de gentes le iba muy bien profesionalmente, gozaba de un buena situación económica, Gloria madre había conseguido el buen casamiento que buscaba a cambio de privarse del placer que al parecer le procuraba que la follaran por el culo.

Mi mujer me hablaba de la madre pero yo veía a la hija y ¡joder! estaba empalmado, empalmado como hacía tiempo que no estaba, me dolía la polla de dura que la tenía, tenerla prisionera bajo los slips y el pantalón mientras conducía a casa era una tortura.

-Por cierto mañana hemos quedado para echar el día de playa y comer en el chiringuito de al lado, lo he hecho pensando en ti como no te gusta la arena si quieres te puedes quedar tumbado en la piscina o irte al chiringuito con Gregorio.

Estábamos llegando a casa y ahora no solo me dolía la polla de dura que la tenía, me dolían también los huevos.

Ya en la habitación mi mujer se mostró receptiva y tuvimos sexo, le comía el coño y cerraba los ojos y aparecía la sonrisita perversa de Gloria, la follaba en la tradicional posición del misionero y cerraba los ojos y aparecía la sonrisita perversa de Gloria al final la puse a cuatro patas y la folle bien duro con los ojos cerrados viendo la sonrisita perversa de Gloria, cuando me corrí casi me sale el corazón por la boca, estaba a 200 de la enérgica follada.

-Que ímpetu esposo! -me piropeo mi esposa- hacía tiempo que no me mojaba tanto, vaya si has empujado bien.

Yo me había corrido como un bendito, parecía que me salía el alma en vez del semen por la punta de la polla, de hecho la polla aun me palpitaba y permanecía semierecta a pesar de los minutos pasados tras la reciente eyaculación.

A las nueve de la mañana mi esposa me despertó con el desayuno en la cama, algo poco habitual, era su forma de expresarme que la noche anterior la había follado de forma satisfactoria, cuando conducía en dirección al chalet de Gloria sentía miedo mezclado con excitación, una sensación que realmente me resultaba molesta, me hacía sentir inseguro, parecía una virgen que está deseando que la desvirguen y sentir una rica polla en su coñito pero que titubea porque sabe que es un paso del que no hay vuelta atrás.

Afortunadamente, pasaban las diez y media de la mañana, no había rastro de Gloria hija ni se habló de ella, mi esposa, Gloria madre, mi cuñada y su marido se fueron a la playa y yo me quede con Gregorio tomando el sol en la piscina sin poder concentrarme en la lectura de un best seller de Dan Brown porque Gregorio no paraba de sacarme conversación sobre temas banales, a las doce menos diez minutos Gregorio me dio un ultimátum:

-A las doce me ponen una cerveza en la barra del chiringuito, si no llego pronto se calienta ¿qué haces? ¿Te vienes o te quedas aquí leyendo?

-Me quedo aquí y tiro para el bar a la hora del arroz

-En eso también son muy puntuales, ya sabes que soy cliente de primera, a las dos y cuarto en punto tenemos el arroz en la mesa

Y se largó a la suyo, al bar.

Ni tres minutos habían pasado cuando Gloria apareció en el jardín

-Buenos días -saludo en un tono cantarín lleno de malicia, desafió y complicidad, solo dos palabras, un saludo convencional y me sentí contra las cuerdas, llevaba un bikini blanco del que solo se veía la parte superior que tapaba sus pequeñas tetas, abajo llevaba un pareo, caminó por el borde de la piscina, yo la miraba sin mover la cabeza amparada la mirada por las gafas de sol pero ella debía tener la certeza de que yo no perdía detalle de sus movimientos, al llegar a la rampa-trampolín se quitó el pareo y se dio la vuelta agachándose para poner el pareo sobre el trampolín y sentarse sobre él, lo hizo despacio y con ceremonia, ofreciéndome un panorama de primera de su maravilloso culo, al ser delgada, sus muslos estaban separados y sin roce en la entrepierna lo que permitía ver, además de un culo de esos maravillosos con un surco profundo y largo, como se marcaban en la braguita del bikini unos abultados y sobresalientes labios de coño, el contraste entre su estrechísima cintura y su voluminoso culo era tremendo, ver esto y ponerse mi polla palpitante y dura fue simultaneo. Yo en la tumbona hacia como que leía pero no perdía detalle y Gloria consciente de ello, de su poderío y de la fascinación que producía en el madurito me obsequiaba con poses que iban de la pretendida inocencia a la provocación más descarada, lo que me daba pánico es que pudiera descubrir la tienda campaña que se dibujaba a la altura de mi entrepierna y que intentaba disimular flexionando las rodillas y ocultándolo a su vista.

-Hace calor, me voy a dar un baño ¿te apuntas? -y se tiró al agua de cabeza desde el trampolín efectuando una entrada perfecta en el agua, aparentando desgana me incorpore y me dirigí a la piscina intentando disimular el empalme que llevaba, imposible, para empeorar la cosa pude ver como el agua fría producía el habitual efecto de marcar los pezones bajo el bikini y los pezones que se marcaban bajo el bikini de Gloria eran unos pedazos de pezones gordos y sobresalientes, esta vez fui yo quien la sorprendió mirándome pero eso no vino precisamente a aumentar mi seguridad sino todo lo contrario, ella, con su peligrosa sonrisa cándida miraba mi paquete, abultado como nunca, me metí en el agua un poco cortado e hice unas brazas, ella me propuso jugar con una pelota, cada uno a un lado de la piscina la lanzaba y el otro la cogía, pronto estuvimos cerca el uno del otro, como si no hubiera nadie más en el mundo, con el típico forcejeo inocente que no es tan inocente, yo era muy cuidadoso a la hora de intentar arrebatarle la pelota, todavía tímido y cortado a pesar de mi calentura, no puedo decir lo mismo de Gloria, desde el primer momento el roce de alguna de sus manos en mi polla me pareció falsamente involuntario, de hecho disimulaba tan poco que al tercer forcejeo cuando, con la mano en alto, apartaba la pelota de su alcance ella me echó mano a la polla dura, yo me sorprendí y aprovecho la sorpresa para quitarme la pelota riendo a carcajadas.

La pelota flotaba en el agua, ya no era necesaria, yo no tenía voluntad, estaba quieto, las manos de Gloria no estaban quietas, me manoseaba la polla y los huevos sobre el bañador bajo el agua mirándome, sin decir nada, salvo la separación que la tela proporcionaba Gloria me estaba haciendo una señora paja, una impresionante paja submarina.

-¡Ven! Vamos a la cocina que desde allí se ve la puerta mejor.

La seguí como un autómata, ella me tenía cogido de la polla por encima del bañador y así me llevó hasta la cocina donde me había dado el apretón de nalgas la noche anterior, allí me quito el bañador y continuo el pajazo, me miraba a la cara y me miraba a la polla concentrándose en la tarea de meneármela, yo no hacía nada y ella no me lo demandaba, tímidamente acaricie una de sus tetas sobre el bikini y ella se lo quito, sus pechos eran pequeñitos y su oscura aureola, que contrastaba con su piel más pálida, también, su pezón era otra cosa, duro, grande y gordo, impresionante, ¿duro? durísimo y respondían a mis caricias, Gloria también, gemía y acrecentaba el ritmo de la paja sin que su maldita sonrisa y su mirada de loba a punto de devorar a su cordero le abandonaran, me acariciaba las pelotas con una mano a la par que me masturbaba con la otra, ora miraba mi cara de placer y se mordía los labios poniendo cara de zorra ora se concentraba en mirar mi polla dura y los efectos de su manipulación pajera, cuando mis gemidos se hicieron más seguidos y se acrecentaron anunciando la próxima corrida ella, rompiendo el silencio, me animó a correrme.

-¡Venga córrete papi! ¡Suelta toda tu leche para mí!

¿Soltar leche? Mi polla era un surtidor, nunca había visto salir tanto chorro ni con tanta fuerza, el suelo y su manita inocente se embarraron, ella siguió pajeandome hasta que mi polla escupió su última gota de leche si dejar escapar detalle alguno, limpió con su mano los últimos chorros, que ya salieron con menos fuerza y brillaban en la cabeza de mi polla y chupó sus dedos mirándome y sonriendo como si fueran un manjar, verla saborear mi leche me produjo temblor de piernas, bueno, verla probar mi leche y el remordimiento de conciencia que te sobreviene después de correrte ante una mujer que no es tu esposa, también todos los pensamientos paranoicos tipo la he cagado vaya lío en que me he metido. Ella tomó un vaso lo llenó de agua fresca del frigo lo bebió de un trago, me imagino que para que los restos de leche espesa fueran para dentro, y cuando ya subía las escaleras en dirección a su cuarto me dijo:

-La del suelo la limpias tu que para eso es tuya.

Hay situaciones de las que somos protagonistas y que nos parece que en realidad le está ocurriendo a otro, mientras limpiaba los restos de semen del suelo con unos kleenex mi corazón y mi polla palpitaban de morbo, de miedo, de emoción, de todo un poco tuve esa sensación.

-¿Todavía estas así? Venga vístete que te esperan, con el arroz son muy puntuales en el chiringuito- bajaba vestida por las escaleras y se largó.

Camino del chiringuito mi cabeza daba vueltas, la culpabilidad me castigaba bueno hay que ser sincero lo que de verdad me preocupaba es que lo que había ocurrido trascendiera de alguna manera y mi cómoda vida de funcionario con familia se convirtiera en la incómoda vida de un funcionario cuyo sueldo ingresa casi integro en la cuenta corriente de su ex esposa.

En la comida mi mujer me inquirió que parecía tener la cabeza en otra parte, me excuse diciéndole que la lectura de Dan Brown me tenía pillado, Gloria que había llegado la última diciendo que venía de tomar un refresco con una amiga bromeo:

-Ya lo creo que te tiene pillado la lectura cuando salí de casa roncabas con el libro entre las manos y no te has dado ni cuenta.

Todos rieron y bromearon con la ocurrencia de la niña menos yo que puse cara de circunstancia, aun me preguntaba como un tipo como yo podía caer en la red de una adolescente que controlara absolutamente la situación e hiciera conmigo lo que le diera la gana, fácil, ella era la dueña de mi polla y mi polla era la que pensaba cuando ella entraba en escena.

Tras los cafés me acerque a la barra a pedir unos helados, ella aparentando que quería ver los que había en el mostrador para elegir se acercó y susurrando me dijo:

-Que sepas que yo también quiero llegar virgen al matrimonio como mi madre.

Me lo dijo con naturalidad, con su sonrisa encantadora habitual y sin inmutarse, ella dictaba las reglas, ella era la madura y yo el adolescente.

-Te espero en casa, no tardes

Y dando lametazos y chupadas a su cucurucho de tutti frutti se largó, al pasar por la mesa donde estaban sus padres se despidió:

-Me voy a echar un rato a casa de Miriam, nos vemos luego.

Los tres matrimonios fuimos a la playa, yo no me encontraba a gusto pero mi esposa interpretó que era mi aversión a la arena y a las playas atiborradas de gente y mi afición a la siesta tranquila sin niños jugando a tu alrededor salpicándote agua y arena, que Gregorio también refunfuñara esperando el momento de volver al chiringuito dio argumentos a mi esposa que es de ordeno y mando para resolver la situación:

-Para amargarnos la tarde de playa mejor os largáis así que tú -dirigiéndose a mí- lárgate a echar la siesta en una tumbona de la piscina y tu Gregorio tira para el chiringuito no sea que te vayan a quitar el sitio.

Las otras dos mujeres rieron la ocurrencia y asintieron, Allí íbamos Gregorio a por su copa y yo a sodomizar a su hija, en el corto camino al chalet intentaba culpar a mi esposa por las involuntarias facilidades que me estaba dando para serle infiel con una nena que había llegado a la mayoría de edad el día antes. Cuando llegué Gloria me hizo señas desde la ventana de su habitación, subí:

-¿Estás preparado? -me pregunto enseñándome un bote de crema y una toalla -desde aquí podemos ver si vienen, mira allí están, ¿los ves? -me dijo señalando desde la ventana las sombrillas que ocupaban mi mujer y su madre.

Armándome de valor le dije

-¿Pero así en frío?

-¿Entonces cómo? -me pregunto inquisitiva

-Te puedo hacer un cunnilingus primero- me sorprendí yo mismo contestando

-¡Venga! -contesto quintándose las braguitas y tumbándose en su camita con las piernas abiertas ofreciendo y exponiendo su coñito totalmente depilado de labios generosos un poco más claros que sus pezones, me arrodille en el suelo y acerque mis labios a esa maravilla, lo bese, le di chupaditas a su clítoris y abriendo sus labios pude ver su virgo, el interior de su coño era de un rosa perfecto, más perfecto que el rosa de una rosa y por toda la raja le pase la lengua con energía, generosidad y ganas, Gloria gemía y respiraba profundo, sus gruesos pezones resaltaban bien duros coronando sus pequeñas tetitas, seguí comiendo coño, ella apretaba mi cabeza contra su sexo, me tome todo su néctar maravilloso, varias veces, sin decir nada, ella se levantó, dejándome totalmente cortado, se asomaba a la ventana para comprobar que todo estaba en orden y nuestras familias seguían en la playa y volvía a colocarse para que siguiera comiéndole el coño, tome algo de crema y unte mi dedo índice y mientras le comía el coño la penetraba y lubricaba el culito, cuando entro todo el dedo Gloria tuvo una espectacular mojada, abundante, un banquete para exquisitos, su orgasmo fue lento y largo, in crescendo, cuando termino de correrse ya le hacía mete y saca sin obstáculo en el culo.

-¿Ahora si no?-me pregunto cuando se recuperó de su orgasmo, no era un pregunta, era casi una orden, con tres palabras me estaba diciendo que le tenía que follar el culo sin excusa, no tuvo que repetir la petición, tomó la crema embadurno mi polla de arriba a abajo se unto en su culo un buen pegote y se puso a cuatro patas sobre su camita, el panorama que ofrecía era fantástico, el culo creciendo desde su estrecha cintura como un corazón boca abajo, su coño virgen, una tentación que me estaba negada, sobresalía entre sus muslos, hermoso. Primero le pase la polla, con movimientos de follada, sobre el surco de las nalgas, le gustaba, comenzó a masturbarse, podía sentir su estremecimiento y el movimiento de su mano en la entrepierna, me animé. y tomando mi polla apreté y pujé con la cabeza en su agujerito, ella arrecio su masturbación y gemía más ronco y más seguido, no fue difícil introducirle la cabeza de la verga, de hecho lo hice varias veces, le metía la cabeza y se la sacaba y se la volvía a meter y Gloria le cogió el gusto a sentir como se le abría el culo con la cabeza de la polla, meterla toda fue más trabajoso, estaba estrechita pero su buena disposición lo hizo más fácil, varias veces, cuando notaba más dolor que placer, le saque la polla de su estrecho, caliente y angosto culito para recuperar el terreno perdido y seguir penetrándola, después de embadurnarlo de crema, ya tenía casi dos tercios de mi polla metida en su culo y temblaba del esfuerzo y la calentura, ella estaba tensa, pronto me dejó claro que no era por la enculada.

Mejor me pongo en una silla en la ventana para ver si vienen que no veas tú que rollo si nos pillan- me dijo

Puso la silla junto a la ventana y bajo la persiana hasta la mitad, se arrodillo en la silla sacando la cabeza por la ventana y ofreciéndome su culo de nuevo.

-Prueba ahora que yo creo que ya entra toda

Antes no había entrado toda, ahora sí, hasta la raíz, sentía la polla apretada por el culo palpitando caliente, solo le daba metidas sin sacarla, ella empezó a mover el culito buscando a mi polla, yendo a su encuentro para sentir la penetración más profunda, tenía un don natural, posiblemente genético, para dar placer a la polla con su culo y lo gozaba a tenor de la humedad y el néctar que se deslizaba por sus muslos, el anillo de su culito cedió y mi polla entraba y salía libre y sin obstáculos de su culo, pude sentir su primera corrida por los apretones que daba su culo en mi polla mientras orgasmaba, frotándose el clítoris con mi polla clavada en su culo abierto hasta la empuñadura. Yo no me reconocía me estaba follando a una jovencita por el culo y a pesar de la calentura no parecía que mi corrida fuera inminente Gloria, como una experta, me había pajeado y vaciado las pelotas hacia unas horas, el segundo polvo da mucho juego, a mí me da mucho juego al menos.

A Gloria le gustaba la caña, apretaba sus pezones y la clavaba la polla profundo y con fuerza y sus gemidos de placer eran notorios, le estaba estrenando el culo con una follada antológica, hay culos y culos, el de Gloria es de los mejores que ha visitado mi polla, ajustado, elástico, resistente a la follada enérgica y agradecido, la tomaba de las nalgas y la penetraba toda, se la sacaba hasta la mitad y volvía a clavarla, dándole bien por el culo y ella recibiendo me sentí por primera vez a su altura, palmeaba sus nalgas generosas, la tomaba del cuello mientras la enculaba con ganas y se derretía de gusto, Gloria se estaba corriendo, ya me resultaba familiar su orgasmo largo y a mas, nuevamente cuando sintió que yo estaba a punto, como cuando en la mañana me hizo la paja, me animo a correrme:

-¡Venga papi dame tu leche! ¡Córrete en mi culito! ¡Venga! ¡Dame leche! -me decía mientras su cueva vibraba y hacia vibrar mi polla y ella hacia movimientos musculares abriendo y cerrando el culo con el objetivo de ordeñar mis pelotas de forma inminente dándome el máximo placer

El calor de su interior y su receptividad, siempre moviendo su culo para salir al encuentro de la polla en el momento de la clavada, lo pusieron fácil, un rayo subió y bajo por mi espina dorsal, una sensación de placer inédita, se la metí bien profundo, hasta los huevos, y me deje ir en la corrida empujando y apretándola contra mi culminando el rito de iniciación sodomita y bautizando sus entrañas con leche caliente de verga madura, un corridon de muy señor mío, ella casi se hizo un ovillo, yo sobre ella, sin salirme, mantener la posición con ella arrodillada sobre la silla sin moverte no era fácil pero no sería yo el que abandonara la plaza tomada hasta que mi soldado no fuera expulsado de la misma, Gloria volvió en si tras la intensa gozada y con un grácil movimiento de sus nalgas expulso mi polla de su culo que al salir sonó con el típico flop que me recordó una botella de Moet descorchada, Moet, aquel desvirgue de culo merecía un brindis sin duda, igual soy demasiado pegado a mí mismo si digo que también merecía dos orejas y rabo, correré el riesgo.

Ella observó y examino mi polla de la que aun goteaba algo de leche, no había restos de sangre ni de desechos como me había ocurrido en algún otro culo que había abierto (el de mi mujer sin ir más lejos), Gloria echó un vistazo por la ventana y me dijo:

-Ya están levantando el campamento vete al baño de abajo a lavarte y adecentarte yo me visto rápido y salgo por la puerta de atrás y me hago la encontradiza con ellas. Me hubiera gustado recrearme besando, mirando, acariciando y adorando el culo de Gloria pero esta, con mi leche rebozándolo, se puso sus braguitas, sus shorts vaqueros y su camisa como si nada y allí me dejó pensativo y con el complejo de culpa acechando mi mala conciencia, baje al baño me lave la polla que ni siquiera olía mal teniendo en cuenta donde había estado metida trabajando duro un buen rato y salí al jardín justo en el momento que todos entraban, Gloria también, se había encontrado con ellos en la puerta recién llegada, dijo, de casa de su amiga Miriam.

Gregorio sacó unas cervezas y algo de picar y allí la noche venció al Sol, en un momento en que fui por un vaso de agua fresca a la cocina volví a coincidir con Gloria ella me dio el ya familiar apretón de nalgas y me dijo:

-Me escuece y lo tengo muy caliente pero me gusta y siento que me palpita todavía ven mira y tomando mi mano del dedo lo metió bajo sus bragas y lo paso por su agujero todavía dilatado y pegajoso por la corrida, cuando lo saco lo chupó como despedida. Ya no la volví a ver aquel día.

Me llegó un pensamiento tonto, casi imbécil, no nos habíamos besado siquiera, aquello no era amor.

Terminamos las cervezas y nos despedimos, nuevamente en el coche conduciendo volví a experimentar el dolor de la polla empalmada aprisionada bajo el pantalón, el fresco recuerdo de la mañana y la tarde más morbosas de mi vida producían un efecto impresionante en mi verga.

Y si, ya en la habitación, igual que la noche anterior, me folle a mi mujer y cuando le estaba dando fuerte por el coño a cuatro patas saco la polla de la vagina y la apunto en su culo, no me hice de rogar, me encanta follar culo, adoro el culo y mi mujer no es de esas que lo ofrece a menudo así que le folle el culo con ganas, con los ojos cerrados y la sonrisa de Gloria tatuada en mi recuerdo, era el tercer lechazo del día que mi trabajadora polla escupía y mi segundo culo, no solté mucha leche en el culo de mi esposa pero a ella no pareció importarle mucho, lo paso fantásticamente bien, tanto, que a la mañana siguiente me volvió a despertar entre besitos y cariñitos con el desayuno en la cama, dos días seguidos, lo nunca visto.

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