Nuevos relatos publicados: 12

Mi Gordo Profesor De Inglés (5)

  • 11
  • 10.386
  • 9,24 (17 Val.)
  • 2

Capítulo V: Horas Extras.

 

Sonó el teléfono.

-Hola? ... Sí, cómo le va señora?... Sí, aún está aquí ... Es que hoy teníamos pruebas de evaluación... Cómo, no se lo había dicho?... Sí, posiblemente... No, por supuesto... No se preocupe, que viene aprendiendo a pasos agigantados... No, pero el mérito es todo de él... Bueno, muchas gracias... Sí, sí, supongo que como una hora más... Quiere hablar con él?... Bueno, como desee. Que siga bien... No, no fue molestia, al contrario, no se preocupe... Del mismo modo."

Colgó.


Se dio vuelta, aún estábamos en la cama y me dijo que era mi madre la que había llamado, preocupada porque eran las 8 de la noche y yo aún no había llegado a casa.

Ni cuenta nos habíamos dado de lo tarde que se había hecho.

Me preguntó si me quería quedar un rato más, y sin esperar respuesta se metió mi miembro erecto en la boca. Cómo negarse!

En esta última hora y antes de ese llamado, había experimentado cosas nuevas y reiterado otras que ya había conocido antes. Aún siento todo el peso de mi teacher sobre mí. Sus 162 kilos, como él mismo confesó tener, me aprisionó contra el colchón. Los movimientos frenéticos de su panza y genitales contra los míos, de izquierda a derecha, y de arriba abajo, no dejaban de excitarme. No hay más exacta definición para la palabra "franela" que la experiencia vivida en esa oportunidad.

Fui lamido desde la cabeza hasta el dedo pulgar del pie. Ahí aprendí otra expresión en inglés: "I’m licking you from head to toe". No dejó un milímetro de mi cuerpo sin recorrer con su lengua. Ninguno, con la excepción de mi agujero anal. Me hubiera gustado sentirlo allí para tan solo saber qué se siente, pero se lo saltó y siguió su recorrido.

Cuando finalizó, le pedí que me dejara hacerle lo mismo. Aunque ya de antemano pensaba no cumplir exactamente con eso, sino hacerlo completamente y sin saltearme absolutamente nada.

Accedió.

Se acostó boca arriba con las piernas bien abiertas.

Comencé con su cabeza, frente, párpados, mejillas, lóbulos de las orejas y nariz.

Boca ... labios...

Mmmm qué rico!

Cuello, hombro, axila, brazo, muñeca, mano, dedos. Me detuve un momento saboreando su grueso pulgar. Volví a la unión de su brazo con su pecho.

Recorrí con mi lengua esas hermosas tetas, las gigantes aureolas oscuras, esos deliciosas pezones duros, y bajé muy despacio desde allí hasta su ombligo. Lamí dentro de él. Seguí cuesta abajo. Un par de rollos riquísimos, hasta alcanzar su único vello corporal con la excepción de sus axilas y su cabello. Debajo de esos pocos pendejos, su pene escondido.

También me detuve allí.

Lamí e intenté introducir mi lengua dentro, hasta que comenzó a endurecerse. Apenas la cabecita rosada y extremadamente gruesa apareció, la chupé, y continué mi viaje hacia el sur.

Lamí sus testículos. Los llené de saliva, y se los sequé con la misma lengua.

Bajé hasta la unión de sus dos piernas; y juro por Dios que hoy conozco una expresión, no muy conocida entonces, que me hubiera tentado a decir antes de seguir cuesta abajo: "I’ll be back!"

Continué mi travesía desde su gordo muslo, pasando por su gruesa pierna y pantorrilla, hasta su tobillo. Finalmente llegué a sus dedos. Eso me provocó una inyección de excitación aún mayor. También allí lamí y me metí su pulgar dentro de la boca y lo chupé.

Acto seguido hice el trayecto inverso, comenzando desde su otra pierna, pare que la otra mitad de su cuerpo no se pusiera celoso.

Ascendí lamiendo hasta donde prometí volver, y sentí que no me podía resistir.

En lugar de subir, descendí por la unión de las nalgas. Se percató de que esa posición estaba dificultando lo que yo pretendía hacer, y sin decir palabra se incorporó, giró y se puso boca abajo, abriendo sus piernas de par en par. Mmmmm!!! Todo para mi, again!

Creí estar en un sueño, pero temía despertar ya que la excitación era descomunal.

Lamí desesperadamente, mientras escalaba esa línea que tuve que abrir con mis dos manos para poder acceder a lo más profundo.

Finalmente apareció.

El apretado y delicioso agujero.

A esto me refería cuando pensaba que no iba a cumplir con hacerle lo mismo que él me había hecho exactamente. No estaba dispuesto a abandonar su casa sin volver a probar su agujero, como lo hice en la ducha, e intentar ir algún paso más allá.

Parecía que él me facilitaba todo, ya que se puso de rodillas levantando aún más el culo, y diciéndome que le había encantado la otra vez cuando se lo lamí.

-Go ahead! -Concluyó.

Le toque el culito con la lengua. El cual apretó como si de un reflejo se hubiera tratado. Inmediatamente se ayudó con ambas manos, tomándose las nalgas y abriéndoselas de par en par.

Insistí con mi lengua y esta vez no hubo resistencia. Lamí lo que desde entonces considero una de las parte más ricas de un obeso. Lubriqué lo más que pude con saliva e intenté introducir la punta de mi lengua. Al tercer intento, y luego de que él se abriera aún más ayudado con sus propias manos y elevara un poco más su trasero, sentí que lentamente mi lengua se hundía en ese agujerito virgen humedecido. Escuché que emitía unos sonidos extraños, y al no reconocer si eran de dolor o de placer, le pregunté si quería que continuara.

-Yes, please! -Fue la respuesta.

Saqué la lengua, y la volví a introducir. Repetí la operación tres o cuatro veces. Y en cada nueva embestida, se metía un poquito más adentro.

Le pregunté, siempre en inglés, si le gustaba, y respondió afirmativamente, lo que me invitaba a continuar.

Logré introducir toda la lengua que pude sacar de mi boca. Rocé con mis labios su ano. Jugué con mi lengua dentro de él.

No tenía ni una sola experiencia anterior, y ni siquiera había escuchado palabra alguna acerca de lo que estaba haciendo en este momento. Sólo me dejé llevar por mi instinto, por mi excitación; por lo que realmente quería hacer en ese preciso instante. Lo único que tenía siempre presente era que haría todo lo que se me ocurriera pero evitando lastimarlo.

De ninguna manera.

Pero al ver que empezaba a gemir y comenzaban los jadeos de excitación que ya conocía muy bien, me incentivaba a continuar con lo que mi imaginación me dictaba.

Continué sacando despacito la lengua, y volviendo a introducirla. Una y otra vez. Y ante sus susurros primero:"Yes, yes" y sus súplicas después: "please, don’t stop". El ritmo se volvió cada vez más intenso y frenético.

A esta altura, él ya se movía con un vaivén que sumados a mis movimientos de mete y saca, la sensación era como si le estuviera haciendo el amor con la lengua.

Después de un buen rato, acerqué mis labios, lo besé, y me animé a intentarlo con un dedo.

Lo humedecí con saliva hice presión. Desapareció en forma inmediata dentro de él.

Lo saqué. Me lo chupé, agregué más lubricante natural, y sumé otro dedo a la expedición. Ambos fueron tragados por su agujero.

Realmente temía lastimarlo por lo que no intenté añadir un tercero.

Jugué dentro de él mientras se retorcía de placer. Al mismo tiempo me acerqué con la boca a sus testículos que colgaban por debajo y por detrás. Chupé sin sacar los dedos de su agujero y fui por su miembro.

Ya lo tenía muy goteando y en total erección.

Me lo metí en la boca succionando, mientras ambos dedos seguían moviéndose en sus entrañas.

Esta vez su explosión me sorprendió. Fue casi sin previo aviso. Él boca abajo y yo por detrás. Estuve a punto de ahogarme cuando me llenó la boca con su sabroso semen, el que tragué hasta la última gota.

Exhausto estaba yo, cuando él giró, me atrapó entre sus piernas, me agarró con sus brazos, y con una mirada maligna me dijo:"It's My turn".



En este momento es cuando había sonado el teléfono.

Luego de la conversación con mi madre, me puse muy nervioso.

El tiempo había literalmente volado, pero otra nueva fantasía se me cruzó en la mente mientras mi teacher ahora me estaba chupando los testículos:

Me encantaría quedarme a dormir una noche entera con él, aunque más no sea estar juntos, abrazaditos, besándonos, acariciándonos, lamiéndonos.

Supongo que eso sí sería llegar demasiado lejos.

Cómo lo podría lograr? Qué excusa podría dar en mi casa? Cómo me podría quedar a dormir en la casa de un profesor de inglés particular sin que en mi casa se sospechara que aquí estaba ocurriendo algo extraño?

Me resultaba inverosímil cualquier motivo que pudiera dar a mis progenitores.

El teacher me dijo que me relajara, que aún teníamos una hora más, y que luego él me iba a acompañar hasta mi casa.

Me volvió a lamer todo el cuerpo

Esta vez fui yo el que se dio vueltas hasta quedar boca abajo.

Se acercó a mis nalgas y me las besó.

Me preguntó si quería que me lamiera el agujero, y le respondí poniéndome de rodillas y levantando la cola.

Su lengua húmeda y gruesa, rozó mi culito. Lo lamió un par de veces, y en forma imprevista, desistió de su intento y se retiró.

-I’m not going to hurt you. -Advirtió. Me dio vuelta, y me agarró el miembro con la mano. Yo estaba duro como una roca. Me la sacudió un instante y me la volvió a chupar.

Sin retirarla de su boca, me tiró de los testículos como para dejarme toda la cabeza al descubierto. Mi pene tomó una dimensión aún mayor, y él se lo llevó más profundo todavía, como si fuera a tragársela literalmente.

Pensé que lo estaba lastimando, y me dijo que no, que quería darme el mayor placer al eyacular.

Empezó a masturbarme con la boca sin soltarme los testículos.

Estave a punto de explotar en cualquier momento, cada vez que chocaba en forma reiterada contra su garganta.

De repente, se detuvo.

-Suck me! -Ordenó señalando su miembro que volvía a estar erecto.

Aún cuando me sorprendió, obedecí.

Apenas metí su gordo pene en mi boca y comencé a chuparlo, me dijo, esta vez en español para estar seguro que le fuera a entender correctamente: "Por favor, NO te lo tragues esta vez".

Dicho esto, y tras un par de empellones, eyaculó.

Sí, lo hizo de nuevo. Y sólo habían pasado menos de diez minutos de la vez anterior.

Atónito, volví a obedecer, no tragué, desconociendo qué iba a suceder.

Tomó mi pene, me masturbó y como sabiendo el momento exacto que iba a eyacular, se lo metió en la boca en el preciso instante en el que exploté y se la llené del blanco líquido.

Con su boca llena, se acercó a la mía. Juntó sus labios con los míos, y en ese preciso instante adiviné qué era lo que se proponía. Simplemente no lo pude creer, pero me pareció magistral y por demás excitante.

Traspasamos una y otra vez de una boca a la otra, hasta asegurarnos que estuvieran bien mezclados y repartidos equitativamente nuestros líquidos, hasta que comenzamos a tragar de a poco. Debo aclarar que a mi me causó un poco de náuseas, no porque no me haya gustado porque fue terriblemente erótico, sino porque hay cosas que no puedo hacer después de eyacular. Antes, lo que sea, pero después no.

Igual lo disfruté como una nueva experiencia.

-That was so hot! Wasn't it?

Volvimos a jugar con nuestras lenguas, relamiéndonos y chupándonos mutuamente, hasta hacer desaparecer todo rastro de lo que hasta un momento antes llevábamos dentro de nuestras bocas.

A los pocos minutos, pedí prestado su cepillo de dientes y su crema dental sabor menta para quitar todo sabor extraño de mi boca. El hizo lo mismo.

Me acompañó todo el trayecto hasta mi casa.

Al llegar frente a mi domicilio, le señalé la ventana de mi dormitorio.

Nos despedimos con un apretón de manos.

Cálido.

Húmedo.

Repleto de la energía que ya me era muy familiar.

Entré a mi casa, me di la vuelta para verlo apenas un segundo más antes de cerrar la puerta.

-Hola, ya llegué! -Grité corriendo hacia mi dormitorio escaleras arriba y una vez allí, levanté un poco la persiana.

El seguía allí parado, fijó la vista en dirección hacia donde yo me encontraba, levantó la mano en señal de saludo y su voluminosa figura desapareció entre las sombras.

 

Continuará.

(9,24)