Nuevos relatos publicados: 12

3 meses con ella y sin ella...

  • 23
  • 17.726
  • 9,11 (19 Val.)
  • 0

La brisa, en medio de su invisibilidad acaricia lentamente todo el paisaje, dejando a su paso el verdadero movimiento de la naturaleza a través de las ramas y hojas en el suelo del hermoso lugar. Sería una lástima que la furia de la naturaleza destruyera este sitio tan hermoso, tan único y lleno de recuerdos que deambulan en la mente de un joven sentado sobre un árbol, con sus piernas colgando al son de un ritmo marcado en su mente o de una historia cualquiera… hay muchas posibilidades respecto a lo que piensa, pero me atrevo a confirmar que lo que tanto recuerda o en lo que tanto hace afán es en una chica que pasó por su vida y sólo dejó un rastro… nada más que un rastro…

¿¿¿¿Coincidencias y probabilidades????

Decir que la vida tiene una poderosa fuerza llamada destino sería redundar en la fantasía. El destino no existe, eso, no existe… sólo existen las probabilidades y las coincidencias… ¿Coincidencias? Sí, eso. Precisamente una "coincidencia" unió a estos dos seres tan diferentes o iguales dependiendo de dónde se observara el panorama.

¿Iguales? Sí. A los dos le gustaba ir al cine, comer helado, jugar al Xbox mientras maldecían cualquier avance de su rival sin importar su procedencia o nexo – a veces Rafa se enfadaba porque Natalia le ganaba en el juego de fútbol y a veces Natalia se molestaba porque Rafa la vencía en el juego de pelea. Sin duda eran idénticos en ese aspecto, sus gustos se parecían mucho y encajaban a la perfección.

Ahora hablemos del otro aspecto, ese de las "diferencias". A decir verdad obviaría este detalle si no fuera relativamente o muy importante, así que, como sabrán, la diferencia iba a tener protagonismo en esta historia… La gran disparidad radicaba en que Rafa estaba enamorado de Natalia pero ella pensaba de manera distinta en cuanto a este aspecto del "amor"…

- ¡Por Dios! – El golpe en la mesa fue advertido por las personas alrededor del comedor – ¡No puedo creer que creas en el amor!- La sonrisa cínica se dibujaba en la cara de la bella dama mientras que Rafa intentaba explicar lo que consistía estar enamorado. Al final se cansó y decidió dejar eso para otra conversación, al fin y al cabo sólo se estaban conociendo y entrar en más profundidad con ese tema seguramente traería resultados negativos para las intenciones que Rafa tenía.

Se conocieron en la institución de prevención: un departamento donde sólo entran estudiantes recomendados por el decanato, se podría decir que es un honor trabajar allí pero luego las personas se daban cuenta que simplemente eran "chicos de mandado" pero bueno, el día en que Rafa la vio quedó encantado, rápidamente preguntó a sus amigos quién era la hermosa chica de cabello negro, estatura media y ojos como el azabache, pero sólo se limitaron a decir "Déjalo hermano, no es para ti"…

Pasaban los días y Rafa se interesaba más en la chica a la que ya había sacado un par de conversaciones, sus temas variaban en la política, vida personal, ocurrencias, un poco de sexo y un poco de chismes del instituto. Nada fuera de lo normal pero a su vez nada "normal" para Rafa, el cual decía que había una chispa entre ellos, una chispa que podría verse con un ojo experto – claro está – como el suyo.

Un día se animó y decidió dar el paso final, la invitaría al cine y eso hizo. Se paró delante de la dama como un caballero y amablemente le planteó la invitación. La joven, por otra parte, miró a la derecha, miró a la izquierda, "Se acercó lentamente a Rafa y acercó su boca al oído del joven, "Ya era hora", susurró, para luego besar tiernamente los labios del chico y así sin más dirigirse camino a la salida de la institución.

-¿Me vas a invitar vía internet?- dijo volteándose...

-Ahh, ya va, espera, espera - el joven se sorprendió por la rapidez con que recogió sus cosas y se fue en compañía de su querida "amiga".

¿Salimos acá? ¿Salimos allá? ¿Quieres desayunar conmigo?

Cotufas, refrescos, bebidas, alimentos, teatro, museos, parques, besos, caricias, más caricias, caricias debajo de la ropa… etc…

Mientras pasaba el tiempo, nuestro protagonista se sentía más afín con su nueva compañera, por otra parte, Natalia le iba tomando "cariñito" a Rafa y digamos que eso podía ser bueno, pero como siempre se dice "depende de donde lo mires". El cine se hizo su opción favorita, mientras iban encontrando cosas en común, también iban conociendo cada uno sus mañas y gustos: Rafa se comía las uñas cuando estaba nervioso, le gustaba vestir mezclando indumentarias juveniles con otras más maduras, le gustaba hacerse un rollo en el cabello mientras leía algo interesante y lo más resaltante para ella es que no le gustaba el queso - ¡Cómo a alguien podría no gustarle el queso! – pensaba cada vez que veía deliciosos platos con ese magestuoso derivado lácteo. Por otra parte, Rafa descubrió que Nata movía el pie derecho en círculos cuando estaba nerviosa o acostada, le encantaban las faldas y las combinaba con cuanta bisutería y zapatos "chic" se encontrara, que le gustaba sobar el borrador del lápiz mientras estudiaba o veía algún programa de televisión, que odiaba las almendras, entre otras cosas.

Su primer beso, como ya sospecharán fue en el instituto cuando ella lo hizo. Su primer beso "oficial" fue en un cine cuando la película estaba algo aburrida. Su primera caricia fue cuando estaban viendo una exposición en una librería donde ella, caminando lentamente, se acercó a Rafa y entrelazó su mano con la suya, fundiéndola en una tierna demostración de cariño, se puede decir que ese día Rafa ya estaba más que seguro de lo que sentía por Natalia.

"Seguro seguro no, pero al menos puedo dar un 35% de que ella siente lo mismo que yo" pensaba Rafael caminando a su casa luego de haber dejado caballerosamente a Natalia a las puertas de su casa. "Lentamente y con mucho cariño podré ganarme su afecto" seguían los pensamientos que enfrascaban al joven en un peligroso sentimiento, que a final de cuentas era sólo una suposición… una treta o engaño a sí mismo al notar la carencia de pruebas "concretas". Un beso y una caricia se lo podía hacer cualquier mujer, pero demostrar lo que él quería que le demostrasen era la dificultad en el asunto, precisamente el que él quería solucionar o al menos definir sobre todas las cosas.

Puntos sobre las íes.

Decir que Rafa entendía el significado de las actitudes de Natalia sería mentir. Él creía que la chica estaba interesada en tener algo más serio, pero como siempre digo "depende de donde lo mires".

Entre besos, caricias y estímulos las ropas se iban amontonando, invadiendo el piso luego de una agónica caída que intentaba darle drama al asunto, por otra parte, más arriba, en una cama de sábanas celestes específicamente, estaban nuestros protagonistas dando rienda suelta al placer más exquisito de la vida… Rafael comenzó lentamente a recorrer con su lengua y besos alternados a la traviesa pantorrilla de Natalia que luchaba por acortarse, que ansiaba eliminar el largo camino hasta su entrepierna y poder disfrutar del máximo placer, pero ella sabía que el verdadero gusto no se encontraba al final, sino en el camino, así que lo dejó seguir con lo suyo. La lengua del joven se hacía más hábil conforme subía y dejaba un hilillo de saliva como muestra de que estuvo allí tanteando y degustando cada centímetro de la zona. Al llegar al final del muslo, su lengua dio un pequeño salto y vía aérea esquivó su vagina suplicante y fue hacia su otra pierna, realizando la misma acción que segundos antes había aplicado. Sólo quedaba una sobreviviente y era la tanga color rosa, muy pequeña y provocativa que adornaba y "protegía" la intimidad de la joven.

Sin pensarlo dos veces, la arrancó con cierta desesperación y sus labios enseguida invadieron aquel lugar, colmándolo de caricias, saliva y placer. La joven apoyó sus manos en uno de los extremos del sofá mientras que, con las piernas bien abiertas, dejaba que Rafa siguiera con su entretenida labor… sus pezones estaban a punto de quemarse en un fuego interno: primero por la excitación y segundo por las caricias y lametones que le había dedicado su amante hace apenas un momento. Su vagina se contraía y ya se avecinaban los primeros síntomas de un orgasmo, Rafa evidenció la escena y se dedicó con más esmero a succionar el clítoris de su amada, terminando en un violento orgasmo en el cual su cabeza fue presa de unas manos que no querían que se retirara de allí, prácticamente le ordenaban que siguiera dando placer y placer sin derecho a rechistar – claro que el nunca lo haría. Cuando Natalia se calmó, Rafa sintió que era hora de continuar su fiesta.

Se incorporó sobre la joven y lentamente la penetró, sintiendo que cada centímetro de su pene era devorado por la hambrienta vagina de la chica. Natalia envolvió a Rafa con sus piernas y un "hazlo lento" fue la única palabra que dijo antes de cerrar los ojos, morderse los labios y fundirse en el placer. Rafa apoyó sus manos a ambos lados de la cabeza de la chica para tener más apoyo, ya que aunque su ritmo era lento, penetraba profunda y placenteramente la cuevita de su amada y quería dejar toda la sensibilidad sólo para la parte inferior de su cuerpo. De tanto en tanto se acomodaba un poco y su cabeza bajaba para succionar y lamer los hermosos pezones marrones de la chica… sus caricias más el trabajo que estaban haciendo sus genitales provocaban descargas eléctricas que recorrían todo el cuerpo de la joven y terminaban estratégicamente en su centro del placer. El abrazo de la chica se aflojó solo para obligarlo a cambiar de posición y ahora era ella la que estaba encima dominando la situación. Sus pequeños saltos y diestra habilidad para cabalgar estaban haciendo delirar a Rafa, quien ya anunciaba su orgasmo. Sus manos tomaron fuertemente la cintura de la atractiva joven y la obligaron a pegarse a su cuerpo cuando éste expulsó toda su descarga hacia el interior de la excitada estudiante que a su vez arqueaba su cuerpo, signo inequívoco de que la estaba pasando tan bien como él. En materia de orgasmos se había declarado un cómodo empate y los dos cuerpos quedaron dormidos, uno sobre el otro, en un ambiente que, por ahora, se mantenía alegre, calmado e impregnado de sexo…

- Enamorarse puede ser algo muy bonito Natalia – el dedo índice del joven acariciaban el cuerpo boca abajo de la chica, dibujando una silueta cualquiera en su zona lumbar.

- Eso que llaman "amor" sólo es una descarga momentánea de componentes químicos que luego, con cualquier pareja nueva, cambia drásticamente y te hace olvidar las situaciones o "amores" pasados – respondió la chica sin levantar la cabeza de la almohada.

- ¿Por qué no crees en el amor Natalia? Pienso que este sentimiento es lo más hermoso que puede haber, es sentir que tienes alguien que siempre estará para ti y te corresponderá siempre… alguien con quien puedes contar en las buenas y en las malas…

- ¿Por qué tú crees en el amor Rafael? Es un sentimiento – levantó la mano derecha e hizo un gesto de comillas – que puede arrastrarte hacia la dependencia con alguien y peor aún, a la devastación que puede ocasionar que esa persona te deje. Yo prefiero ser feliz en un espacio donde sea libre y disfrute de mi soledad, que en un espacio donde naufrague extrañando a alguien a quien amé y a quien dediqué mis sentimientos…

- Ver a mi padre llorando por el inexplicable abandono de mi madre es suficiente para no creer en el amor, ver todo el engaño que sufrió el pobre por tantos años y peor aún – levantó el índice de su mano derecha – el desenlace tan cruel que tuvo su historia es suficiente para tener mi ideología Rafael… No todas las personas pueden ser iguales, no todos podemos perdonar y seguir adelante, ahora es que mi padre está superando el abandono y por otro lado, mi madre, disfruta de su amante que en una época fue el amigo inseparable de mi papá…

- Por eso no creo en el amor… tan simple y sencillo como eso – la chica volteó a ver a su amante y lentamente se incorporó hasta apoyar su espalda en la pared junto a la cama.

- Entiendo tu pu… - el joven fue interrumpido antes de terminar la frase.

- Sabes que esto no es nada serio – los minutos o quizá las horas que había pasado acostado junto a ellas se magnificaron a milenios mientras su boca soltaba cada palabra que chocaba contra la lógica de Rafael.

¿No quería nada serio? ¿Cómo es eso maldita sea? Pensaba rápidamente para poder dar una respuesta que reflejara madurez que sólo se obtiene de vivencias y penurias.

– Ok, lo sé cielo – ¡Guao! La sabiduría del personaje me sorprende, no se pronunciaron más palabras aunque por dentro, el joven sentía que algo quemaba y no era precisamente el "calor" que emanaba la hermosa chica que estaba a su lado.

Y continúa la cosa…

Decir que uno de los dos era enteramente feliz sería mentir, pero se debe recalcar que uno de los dos estaba enamorado. Está en ustedes adivinar cuál de los dos, pero sin duda, el amor andaba por allí robando corazones, unos para bien y otros para mal.

"Me encanta su casi metro setenta de estatura, sus ojos negros, su larga cabellera negra como la noche, sus piernas contorneadas, sus senos medianos, su sonrisa, los hoyuelos que se dibujan en sus mejillas al sonreír… me encanta como arquea su cuerpo al llegar al orgasmo, me encantan muchas cosas, pero a la vez me decepciona una sola cosa…"

- Bah, voy a borrar esto antes de que alguien lo vea – pensó el estudiante mientras pulsaba rápidamente la tecla de "Backspace" en la rudimentaria PC del instituto. Ese día no había venido Natalia y no había respondido sus mensajes ni sus llamadas – quizá esté enferma – pensaba para darse ánimos que en el fondo, muy en el fondo comenzaban a flaquear y a tratar de irse a por otras razones nada bonitas…

Por un lado tenía lo que iba creciendo en él. Eso que lo impulsaba a seguir adelante, a querer a su chica, a ayudarla, a estar con ella… se imaginaba a Natalia diciéndole "Te quiero" por primera vez y él mismo imaginaba su cara de felicidad al escuchar esas palabras. Pero por otra parte su mente no podía evitar pensar en que todo podría acabar en cualquier momento, todo podría pasar a ser un tiempo atrás para hundirse en el pasado y a decir verdad la decisión estaba en Natalia y allí era donde radicaba su miedo… su infinito miedo.

Salió del recinto y se encaminó a su casita, el día estaba realmente atractivo y se tomó su tiempo viendo cómo iban y venían los ocasionales transeúntes y cómo se unía la naturaleza y el concreto en tan impresionante armonía. A paso lento llegó a su casa y cuando se disponía a introducir la llave para abrir la puerta, una cálida boca mordió su oreja derecha y allí las piernas casi le fallan. No por la caricia si no por saber que se trataba de ella, su Natalia…

- Hola – dijo ella caminando a su retaguardia.

- Hola – dijo él volteándose para encararla.

- Se puede saber dónde est – lo interrumpió la joven plasmándole un sonoro y excitante beso donde las lenguas jugueteaban entre ellas y parecían querer hablar o tratar de expresar el afecto o las ganas que se sentían en ese momento.

- Perdón, se me pasaron las horas deambulando por ahí – dijo al terminar de "alegrar" al estudiante.

- Pero ¿Dónde estabas? – su mirada intentaba adivinar lo que diría la joven.

- No es necesario que lo sepas, no es nada malo, sólo un lugar donde voy cuando necesito pensar y librarme de la presión del día a día.

- Entiendo – Rafa no quiso indagar más en el asunto.

Esa tarde salieron y fueron a un parque cercano donde corrieron uno detrás del otro y viceversa como un par de niños locos, se besaron, se acariciaron… hablaron de cosas, más cosas, menos cosas, Natalia se molestó porque Rafa le ganó en las cartas… en fin, su relación no había cambiado en lo más mínimo para alivio de Rafael. Posteriormente, al anochecer se colaron en la casa de la chica para terminar haciendo el amor como un par de desquiciados. La peinadora de su cuarto chocaba contra la pared al ritmo que se bailaba allí a nivel de las traviesas cinturas… las manos de la chica se apoyaban en el objeto de madera dejando a su merced su preciado culito y el pícaro Rafael disfrutaba de la posición de perrito embistiendo y propinando el máximo placer a su amada quien a su vez abría su boca y arqueaba el cuerpo al máximo anunciando el segundo orgasmo de la noche. El primero lo había tenido con un excelente 69 que los había dejado a los dos llenos de flujos con la diferencia de que la joven tenía toda la boca embarrada de una sustancia blanca…

Con algo de violencia y complicidad, Rafael volteó a su pareja, colocó sus lindas piernas sobre sus hombros y redujo el ritmo para lograr un sexo más paciente y estratégico con el fin de poder aguantar más tiempo y a su vez sentir cada milímetro de su falo penetrar la rica cuevita de su querida Natalia. Los movimientos de cintura parecían tener años de sincronización y la pareja se mecía un ritmo único debido a que cuando uno pensaba cambiar de ritmo, la otra lo entendía y enseguida estaban llevando las riendas de una perfecta sinfonía de amor o sexo – dependiendo de dónde lo mires, como siempre digo.

Cuando Natalia sintió su tercer orgasmo y logró concentrarse en su tarea inconclusa, se incorporó, tomó a Rafael por un brazo y lo haló a la cama que quedaba justo al lado de la mesita, éste se colocó debajo y Natalia se situó encima de éste y lentamente introdujo todo su falo dentro de su chorreante coño, con una mirada pícara comenzó su sesión de brincos y gemidos que provocaban a su pareja el más inmenso de los placeres. Posteriormente bajó el ritmo y dejó caer el torso un poco para que Rafa tomara y devorara sus senos, mientras que su cadera mantenía un ritmo pausado pero placentero. Cuando ésta sintió los calambres del estudiante, sacó lentamente parte del pene de su cuerpo, quedando en cuclillas y dejando sólo la punta del miembro dentro, con su mano izquierda comenzó a masturbar rápidamente al infatigable miembro y luego de unas cuantas caricias Rafa comenzó a descargar todo su semen y la hábil vagina parecía succionar toda la carga… luego ésta calló encima de su amante, visiblemente agotada y quedó dormida por unos minutos mientras que por su muslo corría la evidencia en una marcha lenta pero segura dejando a su paso una viscosidad, rica viscosidad con olor a sexo.

¿Qué somos?...

- Natalia, necesito hablar contigo – las manos temblorosas delataban el estado de Rafael al hacer la pregunta.

- ¿Sobre qué? – Natalia, tranquilamente esperaba la respuesta al otro lado de la mesa en el pequeño cuarto de estar del instituto.

- ¿Qué somos Natalia? O sea ¿Cómo debo llamarte ante mis amigos? ¿Cómo debo presentarte ante mis familiares? ¡Me estoy volviendo loco Natalia! – sus manos hacían coreaban el tono con que pronunciaba la frase, terminando por dar un pequeño golpe a la mesa – Ya tú debes saber que estoy enamorado de ti, me gustas mucho, pero todos los días despierto temblando… temblando de miedo porque no sé con qué saldrás o cuál será tu respuesta, trate de posponer este momento pero ha llegado la hora de que hables claro ¡Han pasado 3 meses desde que nos conocimos! – Rafael se tomó un tiempo para respirar, su puño sobre la mesa aflojó la tensión y se dedicó a esperar que Natalia diera su respuesta.

- Verás Rafael – sus manos terminaban de arreglar un mechón de pelo que estaba fuera de su lugar – te dije claramente que lo nuestro sólo era algo pasajero, una aventura, algo donde disfrutamos y no hundimos el pie hasta sitios donde luego cueste sacarlo – su mirada enfocó directamente los ojos de su pareja – me parece que has interpretado erróneamente nuestra situación – bajó su mirada y salió del pequeño cuartico dejando a Rafael sumido en sus propios pensamientos y cómo no… en su propia tristeza.

No queda más remedio que seguir…

Los días posteriores fueron un infierno para el joven estudiante. Primero porque Natalia ahora sólo lo tomaba como un simple compañero y segundo porque debió lidiar solo con el sentimiento tan bonito que estaba en su interior y que fue vilmente destruido sin pestañar siquiera. Rafael intentó hablar, acercarse, pero luego entendió que fue usado como consolador con patas… lo peor es que ella se lo había dicho al principio, pero él, en su mundo de enamorado, pensó que sólo lo hacía para defenderse y ocultar lo que sentía pero ese fue su error… "Intuir".

Su año terminó y decidió irse del instituto. Primero porque sus necesidades económicas no eran graves y segundo porque quería olvidarse completamente de Natalia. Al parecer la técnica dio resultado porque pensaba con menos frecuencia en ella, pero a veces, al verla en la facultad, revivían en su mente todos los momentos que pasó y su corazón volvía a sentir lo cruel que podía ser el amor si te confiabas demasiado. Sus vacaciones las pasó en otro país y allí nuevamente probó el sexo en alguna que otra aventura, pero cuando realmente quieres curarte, lo que necesitas es un tiempo para ti mismo y al parecer Rafael lo terminó entendiendo luego de un tiempo de relaciones pésimas y sexo excelente.

Al llegar a su país de nuevo en medio de su etapa de "recuperación" optó por sentarse a pensar en un árbol gigante que había a unos kilómetros de su casa… era una zona grande rodeada de árboles y mesas para que las personas pasaran un rato… Rafael iba y subía hasta una rama de gran volumen donde se sentaba a leer y luego de un rato se acomodaba de tal modo que sus piernas quedaran colgando y su mente comenzaba a pensar en distintas cosas… no solamente en Natalia sino en muchas cosas. Se puede decir que allí nuestro querido protagonista comenzó a madurar… a pensar que todo no es color de rosas y que las experiencias malas, por muy pésimas que sean siempre dejan algo para aprender…

Un día, luego de terminar su sesión filosófica en aquél árbol, bajó de sus ramas y emprendió camino hacia la salida del solitario parque, pero antes, decidió sentarse en una de las mesas para acomodar bien un libro mal guardado que le molestaba en la espalda a través del bolso. Cuando está cerrando el cierre y se prepara a colocárselo en la espalda de nuevo, una voz de mujer se escucha a sus espaldas…

- Oye pensador ¿Cambiaste de sitio? Acostumbro a verte todos los días sentado en aquella rama – sus dedos apuntaron en dirección al árbol.

- Esteee no, solamente estaba acomodando algo en mi bolso, ya estoy de salida – respondió alzando la mirada para ver a la chica.

Su mirada divisó a una mujer de estatura media, cabello castaño, vestida deportivamente – short corto que dejaba ver unas piernas atléticas y una franelilla que insinuaba unos senos no muy grandes. Pudo notar unos ojos marrones como los suyos y una cara muy coqueta, siempre sonriente mientras el joven la escaneaba con la mirada.

- ¿Qué tal? - Pronunció la chica.

-Que tal ¿Qué? – sentenció el joven.

- ¿Qué tal estoy? O sea me analizaste con la mirada, me viste de arriba hacia abajo así que por lo menos merezco una calificación, pienso yo – su mano izquierda jugaba con un mechón de pelo mientras miraba divertidamente a Rafael.

- Me pareces muy atractiva – dijo casi sin pensar – Perdón – intentó parecer educado – eres una chica muy linda – dijo sosteniendo con fuerza su bolso para evitar temblar al hablar.

- Me alegro que digas eso, me siento halagada que un chico lindo como tú me diga esas cosas – su cara traviesa y sonriente intentaba ver hacia la cara agachada y sonrojada del joven.

- Ehhh – Rafael se rascó la cabeza como signo de nerviosismo - me alegra mucho que pienses eso… - se colocó el bolso en la espalda – debo irme, fue un placer hablar contigo – comenzó a caminar y se detuvo a unos pocos pasos para voltear hacia la divertida chica que parecía leer sus intenciones.

- Oye, ya que me has visto allí – trataba de mantener sus ojos enfocados en los de la chica – ¿Te gustaría sentarte mañana conmigo? Ya verás que es una linda vista.

- Mmmmm, no se… creo que mañana voy a salir con un amigo – su respuesta trataba de ser seria pero se adivinaba un gesto extraño en la joven.

Me lo suponía, pensó Rafael – Bueno, no hay problema… un placer – dijo retomando su camino.

- ¡Si me invitas un jugo luego te acompaño mañana! - se escuchaba detrás del joven - ¡De naranja solamente porque el papelón no me gusta! – continuaba la voz haciendo girar a Rafael.

- Por supuesto – dijo éste volviendo hacia la joven en un paso algo apurado – de naranja solamente – dijo alzando la mano derecha en gesto de sinceridad.

- A propósito... yo soy Rafael – dijo sonriendo tímidamente a la chica.

- Montserrat – respondió la joven en medio de una inmensa sonrisa… - A decir verdad mi nombre es Nathaly pero prefiero mi segundo que es Montserrat en honor a mi abuelita – pronunció la chica en medio de una sonrisa y extendiendo la mano para estrecharla con la del chico.

- Impresionante – dijo Rafaél a la vez que tomaba suavemente la mano de la chica y la besaba imitando a los grandes caballeros.

- Guao… eres todo un Sir Inglés mi querido pensador – dijo la extrovertida chica – pero yo me inclino más a los dos besitos en las mejillas – sus ojos se cruzaron.

- Bueno, si tú lo dices – pronunció Rafa acercando su cara lentamente a la mejilla derecha de la chica…

FIN.

(9,11)