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Donde hubo fuego...Capitulo 4

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Capítulo 4 “CONTIGO”

 

“Ya no puedo esperar, hoy necesito confesar, no puedo dejar de imaginarte acariciándome, no esperaba descubrir tantas cosas nuevas en mí y siento luciérnagas corriendo todas tras de ti. No creo en la casualidad, estoy segura que es real, quisiera saber si tal vez tú puedes sentir igual. ¿Cómo recuperar la calma y tener valor para decirte que contigo quisiera amanecer?”  Yuridia.

 

Pasaron varios días después del maravilloso momento que tuvimos, todo fue evolucionando, ya nos decíamos “amor, mi vida, mi cielo, bebé” y todos esos adjetivos que usan los enamorados. Cada día confiábamos más el uno en el otro, hablábamos todos los días y a todas horas, nos enviábamos fotos graciosas o autorretratos, él era un hombre realmente fascinante.

Hablamos de vernos para pasar tiempo juntos y hablar de nosotros, todo iba tan bien, todo era perfecto, yo estaba viviendo un cuento de hadas, no podía creer que esto me estuviera pasando, había encontrado a mi hombre ideal y ese hombre también me quería.

-Podríamos ir a tomar algo y platicar ¿Qué opinas amor?- él era tan cariñoso, tan dulce, tan tierno…pero yo sólo quería estar con él a solas, sin malicia, sólo quería estar junto a él, abrazarlo, sentir su piel, sus labios en los míos…realmente le estaba empezando a amar.

-¿Y por qué mejor no vamos a tu casa? Podríamos ver alguna película y tomar unos shots- me sorprendí a mí misma diciéndole una cosa como esa, yo jamás había ido a la casa de un hombre solo ¿En qué demonios estaba pensando? No lo sé, yo sólo quería estar a solas con él. Contrario a lo que creí que me respondería el me dijo:

-Oye me parece buena idea, puedes venir y yo preparo la cena y estamos más a gusto- su sonrisa iluminaba mi vida- ¿Qué te gustaría cenar?

-Jeje lo que tu quieras.

-No, tu eres mi invitada así que dime que se te antoja.

-Mejor sorpréndeme- le dije sonriendo

-Haré lo mejor que pueda mi cielo- sus palabras me derretían, ¡lo adoraba!

-Gracias mi amor, eres muy lindo.

-Linda tu…

Mis mejillas se ruborizaban, era tan bella esa sensación de estar enamorada, de ser correspondida, no podía salir nada mal, ¡era el! Quien tanto esperaba, lo quería, lo quería tanto.

-Entonces… ¿Cuándo nos vemos?

-Cuando tu quieras mi cielo- su sonrisa que me debilitaba.

-No dime tú, es tu casa jeje- no podía ocultar mi nerviosismo.

-Pues que te parece el próximo viernes, como la canción jaja

-El viernes está perfecto jajaja ¿a qué hora?

-Pues por la tarde, ¿A las 5?

-A las 5 será…

-Amor…

-¿Sí?

-Ya quiero que sea Viernes ♥

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El viernes por la mañana, Marina me acompañó a hacer algunas compras, realmente estaba nerviosa, no sabía que pasaría esa tarde que viera a Joel y por fin estuvieramos juntos totalmente a solas.

-Tienes que besarlo- concluyó seriamente mi loca amiga.

-¿Estás loca? ¡Claro que no lo haré!- le dije mientras colocaba en el carrito de compras una botella de Absolut Vodka.

-Mira, si van a beber, una cosa lleva a la otra, lo que sienten es muy fuerte y puede que quizá…

-¿Disculpa? Espero que no estés pensando lo que creo que estas pensando…

-¡Ay Geny que más da! Joel es un tipazo, además ya te dijo que te quiere…pero sobre todo es un chavo respetuoso y no es mal parecido.- espetó Marina con una sonrisa picarona.

-Cada día me convenzo de que estás más enferma…

-Jajajaja ¡mana! No sé por qué te cierras a la posibilidad de experimentar nuevas sensaciones, descubrir otros mundos, créeme al principio de va a doler pero después te va a gustar.

 

-Marina me da no sé qué cuando te expresas así de la manera en la que quiero llevar mi sexualidad- bajé la voz- es mi bronca si quiero o no quiero hacer tal o cual cosa, deja de presionarme.

-Jajaja mira…si me preguntas yo diría que Joel es el indicado.

-¿Indicado para qué? Estás mal de tu cabecita.

-Jajaja ¡Por dios Génesis! ¿Quién es demonios es virgen a los 21 años?

-¡Baja la voz, estúpida!- le reclamé mientras le pellizcaba el brazo.

-Jajajaajajaj ¡auuuuchhhh! Vamos mujer, no seas tan anticuada- respondió tallándose el brazo.

-Yo no pienso en Joel de esa manera, no soy una enferma como tú y ya cállate porque me pones más nerviosa, pensar que voy a pasar todo el fin de semana con el me da tantos..

-¿Queeeeeeeeeeee?- me interrumpió la loca casi dando gritos- ¿Vas a pasar el fin de semana juntos? ¿Día y noche juntos? Jajajaja y tú que me estabas diciendo que estoy loca, ¡que doble moral eres amiga!

-Si sigues de tonta no te diré nada.

-¡Ay ok! Ya cuéntame que ahora si estoy más que sorprendida, ¿Van a hacerlo?

-¡Obvio no! Esta loca, solo me invitó a su casa este fin, mis padres y mi hermano saldrán fuera de la ciudad y le comenté que no quería quedarme sola y me dijo que nos podíamos acompañar mutuamente.

-Jajajaaj ese truco es más viejo que el arca de Noé.

-Mira Marina no hables así de Joel, él es un caballero y jamás me haría algo que yo no quisiera así que respeta por favor.

-Jajaja bueno ok ok, entonces te quedarás con él ¿Estás segura?

-Pues…sí. Confío en él pero estoy nerviosa, jamás he hecho algo así, solo espero que todo salga bien.

-Cariño, ya hablando en serio, Joel es un buen chico lo conozco lo suficiente como para saber que él jamás te faltaría al respeto y que vas a estar en buenas manos.

-No por nada estoy loca por él jejeje – Le dije al mismo tiempo que nos fundíamos en un abrazo J

Seguimos de compras el resto de la mañana y a eso de las 2 de la tarde fuimos a mi casa a despedir a mi familia que salía de viaje y a preparar mi equipaje para ir a donde tenía planeado, obviamente mis padres no sabían lo que haría en realidad, se fueron creyendo que me quedaría en casa de Marina y que saldríamos de noche pero nada más.

 

Mi familia se fue como a las 4 y yo me encontraba arreglándome para ir a mi cita con Joel, estaba realmente nerviosa, sentía que ninguna prenda que me pusiera se me vería bien. Estaba ahí mirándome en el espejo de cuerpo entero que tenía en mi cuarto, en realidad no fui muy atractiva en mi juventud, eso sí era muy alta (sigo siendo alta) 1.73 de estatura, era rellenita, algo así como una chica “gordibuena”, mi piel era morena clara, una melena ondulada negra como al azabache, y mi dúo sex appeal por excelencia siempre fueron mis grandes ojos negros y mis labios carnosos.

En aquella época no llamaba tanto la atención, siempre trataba de pasar desapercibida, pero ese día quería lucir radiante, me alboroté los rizos y me puse delineador negro en los ojos, ricé y pinté mis pestañas, mi mejillas eran rojitas por naturaleza, era una chica muy sana jaja, aun así me sentía un tanto acomplejada por no tener el cuerpo de una súper modelo, pero Joel me había demostrado que me quería por quien era, no por cómo me veía.

Tan distraída estaba cuando Marina entró a la habitación y me vio mirándome al espejo.

-Hubieras alaciado tu cabello- me dijo mientras devoraba un plato de cereal.

-No, quiero que él me vea tal y como soy.- dije convencida.

-¿Sigues nerviosa?

-¡Claro! Lo que voy a hacer no cualquier cosa, pero intentaré estar tranquila- consulté a mi reloj- ¡Diablos! Ya es tardísimo, vámonos.

Acto seguido tomé mis cosas y salimos de la cosa, afuera de mi casa estaba estacionado el coche del neandertal novio de Marina, porque sí, la muy tarada había regresado con él. Yo estaba lo suficientemente feliz y nerviosa como para reprenderla así que ignoré el hecho y subí al auto.

-Joel me dijo que sabes donde vive- dije mientras me abrochaba el cinturón.

-Sí claro, no queda lejos de aquí, es justo en el centro- Marina arrancó y nos enfilamos hacia casa de mi adorado Joel.

A medida de que nos acercábamos al centro notaba como todo mi cuerpo empezaba a temblar y mi temperatura descendía, estaba demasiado nerviosa ¿Y si pasábamos estos días juntos y el decidía que siempre no? Todo era demasiado perfecto para ser real, pero la verdad es que no me imaginaba lo que sucedería a partir de este momento.

Llegamos a Plaza de Armas, una gran explanada en donde se encuentra el Palacio de Gobierno, uno de los lugares más bellos y concurridos de la ciudad. Estaba refrescando, una tarde de Enero muy especial, mis nervios me hicieron compañía a todo momento, marqué al celular de Joel y cuando me contestó no pude evitar los nervios.

-Amor…ya estoy aquí –dije conteniendo la respiración.

-¿En dónde estás mi cielo?

-En la iglesia

-Espera ahí amor, voy por ti.

Mis nervios incrementaron, me desabroché el cinturón y suspiré más de una vez.

-Tienes que calmarte –me dijo Marina mientras encendía un cigarrillo- dale una calada.

-No, no quiero oler mal cuando lo vea… ¡ah! Mejor me bajo, me voy a apestar a humo.

 

Estaba abriendo la puerta cuando lo vi, era él, venía con pantalón de mezclilla y una sudadera azul marino, con aire despreocupado pero yo sabía que era sólo para disimular sus nervios. Salí del auto y le hice señas con la mano, él me vio enseguida e igual me saludó de lejos, cuando llegó hasta a mí me dio un beso en la mejilla y me abrazó, pude sentir que casi me desmayo en sus brazos.

-Te ves tan bonita- me dijo sonriendo, aun sosteniéndome en sus brazos.

-Gracias –le dije totalmente sonrojada- Espero no causarte muchas molestias.

-Tu no causas ninguna, no digas eso- y volvió a abrazarme.

El sonido del claxon del carro nos interrumpió.

-Si hola, muy romántico mis niños pero estoy en doble fila bebés y el energúmeno está esperando a que pase por el al trabajo así que si no les importa…- exclamó Marina en tono sarcástico.

-Jajaja a mi también me da gusto verte Marina Elena- le respondió Joel con una amplia sonrisa al mismo tiempo que me ayudaba con mi equipaje.

-¡Cuídala, galán!- le dijo Marina guiñándole un ojo.

-Más que a mi propia vida- le dijo mi amado.

Vimos el carro alejarse y por unos segundos nos quedamos ahí, hasta que después mi extendió su mano y yo la tomé y nos fuimos caminando más allá de la Iglesia “La Conchita”.

-¿Tú casa queda muy lejos?- le pregunté para evadir el nerviosismo que me estaba matando.

-No, a unos cuantos pasos- me dijo mientras apretaba suavemente mi mano- mira es ahí.

Y señaló una gran casa que estaba justo en una cuchilla que dividía el camino en una Y, cruzamos la calle hasta llegar al portón de su hogar, me soltó para abrir la reja y me cedió el paso. Entre en el garaje que por su puesto estaba vacío, y me quedé en una esquina. Él se acercó para abrir la puerta y me invitó a pasar.

El primer piso era una estancia vacía, salvo por la cocina, y habían unas escaleras y me invitó a seguirlo. Subimos al segundo piso donde habían 3 habitaciones una cocineta, el vivía solo así que era un ambiente demasiado ligero, la casa estaba prácticamente vacía.

-Este es mi cuarto –me dijo al mismo tiempo que abría la puerta y me indicaba que podía pasar.

Pasé a la habitación que era muy grande, había dos camas matrimoniales en cada extremo de la habitación, una Tv de plasma, una PC, un tocador y al fondo una puerta que yo supuse era un baño. Y sus ventana, era enorme, abarcaba todo un muro, estaba cubierta por una cortina blanca, caminé hacia la esquina de la cama que supuse era la de él y dejé mi bolso de mano sobre la cama.

Lo miré desde la esquina de la cama y el se acercó para dejar mi maleta sobre el colchón.

-¿Y qué quieres hacer?- me dijo mientras se sentaba.

-Pues…no sé, dime tu- los nervios me mataban.

-Eres mi invitada, así que dime que quieres hacer. ¿Tienes hambre?

-Un poquito jeje.

Bajamos a la cocina y él había preparado spaguetti rojo especialmente para mí, fue un gesto tan lindo que tenía tantas ganas de abrazarlo pero me contuve porque me mataba la pena. Servimos la comida y el sacó un six del refrigerador, volvimos arriba y me mostro la cocineta, su antesala y lo que vendría siendo su sala, en donde hacía sus tareas, habían tres sofás, un restirador y una mesa larga. Pusimos los platos en la mesa y yo me senté en uno de los sofás y el en otro quedando ambos frente a frente.

Comíamos y platicábamos de muchas cosas, ahí fue cuando me contó toda su vida, no había conocido a su padre, su mamá había sido madre soltera que tenía que trabajar mucho para mantenerlo, quienes lo criaron habían sido sus abuelitos así que eran sus figuras paternas, su abuelita había muerto hacía ya dos años y la extrañaba muchísimo. Al cabo de varios años su mamá conoció a otro hombre y se casó, tuvo otro hijo, un hermanito al que quería muchísimo, vivió con su madre y su marido por varios años pero nunca tuvo una buena relación con su padrastro. Las cosas cada vez estaban peor así que el decidió irse de su casa y establecerse en la casa que su abuelita le había heredado, prácticamente nació y creció ahí.

Hablamos mucho de su vida y yo notaba la tristeza en sus ojos, aunque su voz sonaba tranquila, yo no podía creer que con tantos problemas el estuviera así de fuerte, pero era admirable, yo deseaba saber más de él y así fue, contestó a todas mi preguntas y a medida que avanzaba la noche ya no éramos unos desconocidos. Abrimos la botella de vodka y comenzamos el copeo, risas, cigarrillos, chistes idiotas y todo lo que se puedan imaginar, salió un momento de la habitación y regresó con unas fotografías que me entregó, noté que se sentó al lado mío y yo sinceramente sentía que moría.

Las fotografías eran de el cuando era niño, ¡Oh por Dios era tan hermoso! Sus ojazos, no había cambiado nada, estaba igual de precioso que antes, gracias a las fotos conocí a sus abuelitos, a su mamá, a su hermanito igual de bebé y comentábamos al respecto, hasta que terminamos de verlas todas y las puse sobre la mesa, me quedé en silencio unos minutos mientras masajeaba mis rodillas, mirando hacia el piso, no sabía que debíamos hacer a continuación entonces lo miré y finalmente le dije:

-¿Qué va a pasar con nosotros, Joel? –mi corazón estaba latiendo a un ritmo insospechado.

-Sí creo que deberíamos hablar al respecto, mira yo estoy en una situación complicada.

Eso ya no me estaba gustando…

-¿Complicada? ¿En qué sentido? –le dije muy seria.

-Tu sabes como ya te comenté que tengo problemas de dinero, lamentablemente hay días en los que de verdad tantos y tantos problemas me abruman, no tengo un empleo sólido, en cualquier momento podrían echarme…Génesis la verdad es que no tengo nada que ofrecerte.

Mi corazón dio un vuelco…

-¿De qué hablas? Yo no quiero que me des nada que no sea tu cariño, tu apoyo, tu presencia, es lo único que quiero y por tus problemas no te preocupes, yo quiero estar a tu lado apoyarte, te quiero…te quiero con todo lo que eres.

Sus divinos ojos se posaron en mí, no pude saber si era ternura, súplica o compasión.

-No quiero herirte, tú has sido tan linda conmigo, pero yo tengo muchos complejos muchas inseguridades, no desconfío de ti, pero siempre que algo bueno me pasa en la vida siempre sucede algo malo…no quiero arrastrarte a mis problemas y a la miseria que encierra mi vida.

No sabía que hacer, realmente era algo que no esperaba, me había dicho que me quería pero no me había dicho algo de tener una relación, me había dicho que quería verme para hablar conmigo de que que sentía pero yo jamás imaginé que esto sucedería. No sé si fue el alcohol o mi negativa a que eso estuviera sucediendo, pero me acerqué a él y le di un beso en los labios…

-Yo no tengo miedo –le dije después de besarlo y tomé el shot de vodka y me lo bebí de golpe.

Él se quedó mirándome unos segundos y acto seguido se acercó a mí y me besó. Yo no sabía qué hacer, estaba inmóvil, realmente no era una experta besando, a mis 21 años jamás había dado un beso real, un beso como tal, con lengua, con saliva, acariciando los labios con los míos, mis besos solo eran de piquito y llevaba casi 3 años sin besar a nadie.

Rápidamente me separé muy confundida.

-No quiero hacerte daño, de verdad eres muy especial para mí, te quiero…

-Olvida eso- le interrumpí –sólo por hoy olvida eso- yo no quería oír más sus explicaciones, quería salvar la noche –Sólo vamos a pasarla bien ¿sí?

-Está bien –respondió cansinamente.

Seguimos bebiendo y fumando, acurrucados en el sofá, al fondo de la sala había una gran ventana que en realidad era la salida a un pequeño balcón, desde donde se veía el río Grijalva.

-Qué hermosa vista- le dije- El río de chocolate (haciendo alusión a lo sucio que está el pobre río que había tomado una tonalidad café)

Él se rio de mi ocurrencia, y seguimos platicando. En las pausas el me abrazaba, acariciando mi cabello, mis manos, me daba besos en la cara, en los labios, pero yo estaba muy tensa, jamás había tenido tanto contacto físico con un varón, ni con mis novios anteriores que por supuesto habían sido pocos. Teníamos música, una selección de música pop en inglés: Maroon 5, Coldplay, David Guetta, Madonna, etc. Seguimos con algo de Luis Miguel, Chayanne, Alejandro Sanz cantando las canciones a coro.

Fue una noche increíble, cada vez estábamos más y más cerca, hasta que se nos acabó el jugo para revolver con vodka y decidimos que saldríamos a comprarlo a Oxxo (una pequeña tienda de autoservicio) Ya para eso eran las 2 de la madrugada, así que bajamos  y salimos de la casa.

Había aire fresco y caminábamos ambos en la acera hasta llegar frente a Plaza de Armas, él tomó mi mano para cruzar la calle; la ciudad dormía y nosotros éramos un par de locos que querían caminar sus calles a pasos agigantados. El corrió por la explanada y como me llevaba de la mano me dio un tirón y corrimos juntos tomados de la mano. Reíamos, gritábamos, la ciudad era nuestra, esa ciudad que tanto amaba era testigo silencioso de ese gran amor que crecía dentro de mi…yo no quería que ese momento terminara.

Después de tanto correr, saltar, brincar enloquecidos nos detuvimos a descansar, yo inhalaba y exhalaba tratando de recuperar el aliento, ya que no estaba acostumbrada a ejercitarme, el viento soplaba suave pero con la fuerza suficiente para hacer que mi cabello ondulado ondeara como un pendón, Joel se acercó a mí y me compuso la melena alisándola hacia atrás, sus manos quedaron a la altura de mi nuca y lentamente se acercó a mis labios y me besó. Su beso era tenue al principio, yo no sabía que hacer así que lo abracé por la cintura, el era muy delgado y yo era muy muy muy carnosita, así que estaba un poco incómoda por eso, intenté abrir la boca y de pronto sentí la humedad de su lengua…me separé de inmediato.

-¿Qué pasa? –me preguntó confundido.

-Lo siento es que yo..no se besar, disculpa- estaba tan avergonzada, ¡quería que me tragara la tierra!

-Tranquila –me dijo mientras me tomaba de la cintura y lentamente me atraía hacia el, quedando muy cerca- Sólo déjate llevar –y comenzó a rozar sus labios por mi cara hasta llegar a mis labios y con los suyos acaricio mi labio inferior.

Mi estupidez me hicieron despegarme nuevamente y comencé a excusarme diciendo que estaba nerviosa, que jamás había hecho algo así, que tenía miedo, que si me gustaba pero era algo desconocido y empecé a hablar demasiado hasta que el perdió la paciencia y me dijo:

-Ya cállate…

Y abrazándome fuerte comenzó a besarme a su manera, besos apasionados, jalando, mordiendo, chupando, yo no me resistí más, ya lo había hecho lo suficiente, rompió todas mi barreras y poco a poco fui soltándome, abrí la boca para recibir su lengua, coloqué mis brazos sobre sus hombros y el entrelazó los suyos en mi cintura, estábamos demasiado cerca y yo podía sentir ese delicioso aroma a Hugo Boss, sus labios recorrieron mi boca, jalando mis carnosos labios, su lengua jugando con la mía, mientras el viento soplaba y soplaba cada vez más fuerte, mis cabellos oscuros volaban al compás del viento, y el subia y bajaba sus manos por mi espalda, mi respiración era interrumpida por sus besos, no se despegaba, no quería dejarme ir…

Abrí los ojos y lo vi pegado a mis labios, sus bellos ojos cerrados solo veía sus párpados y sus largas pestañas, lo tenía ahí, dándome y recibiendo todo lo que teníamos para dar mutuamente, sus manos bajaban cada vez más hasta posarse en mis caderas, yo sentí claramente una especie de calor que al principio creí que era una forma leve de excitación.

No pude más y me separé de sus labios…

-Eso fue intenso –le dije visiblemente ruborizada.

-Pero fue hermoso, tú lo hiciste hermoso –Subió sus manos por mi espalda y después sostuvo mi rostro entre sus manos- Eres increíble mi vida, te quiero –y me dio un delicado besito en la nariz.

-Para mí también ha sido hermoso ¿ves que fácil es?- le dije acercándome a sus labios para darle un tímido y fugaz beso.

-Lo se, supongo que es cuestión de tiempo –me dijo y bajó sus brazos para después tomarme de la mano- Hay que ir a comprar los jugos.

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Después de seguir tomando, fumando y besándonos hasta casi perder el aliento, llegó la hora gris, la misma que describía Teresa Mendoza; La Reina del Sur, esa hora en la que no era de día ni de noche, el cielo estaba oscuro pero iluminado pero en cualquier momento nacería el sol de un nuevo día.

Joel yacía acostado con la cabeza sobre mis piernas, yo acariciaba su espeso cabello y el ya dormido suspiraba, era una escena tan sublime, tan hermosa…en ese momento me sentí como lo único que él tenía en el mundo y quería estar para él, fuera como fuera, como una amiga, una amante, una protectora; quería cuidarlo, mimarlo…amarlo como nadie lo había amado.

-Mi cielo, ya casi amanece, vamos a dormir- le dije suavemente mientras besaba su frente.

Sus enormes ojos se abrieron para mirarme débilmente.

-Ya tienes sueño amor –dijo mientras se incorporaba para alcanzar mis labios, comenzó a besarme lento y suave, era una sensación tan dulce sentir su boca en la mía, su lengua, su saliva, eran esos besos en donde entregas la vida, sin importar nada más.

Después del beso nos levantamos del sofá y fuimos a su cuarto, el encendió el aire acondicionado y se metió a la cama, yo fui al baño a cambiarme el pantalón por un pants de algodón que se pegaba mucho a mi cuerpo, y regresé a la recamara, estaba por acostarme en la otra cama cuando él me dijo:

-¿No vas a dormir conmigo?- estaba semi acostado, sosteniéndose sobre sus hombros

Por unos instantes me quedé inmovilizada, pero realmente quería estar cerca de él así que tomé una almohada de la cama y me dirigí a la de él, Joel me hizo un espacio y yo coloqué la almohada, él se acostó completamente y extendió un brazo sobre la almohada y con su otra mano me señalo el espacio en donde debía acostarme.

-Ven aquí hermosa…- su semblante era cansado pero yo juré que sus ojos irradiaban amor.

Me acosté junto a él y me rodeó con sus brazos, colocó su cabeza sobre mi hombro casí en la zona de mi pecho, nuestras piernas se entrelazaron, volvió a besarme pero esta vez más lento, ese beso me adormecía…yo me giré y quedamos en la posición de “cucharita”, me abrazó y me dijo al oído…

-Buenas noches mi niña

-Buenas noches mi cielo…

Al cabo de unos minutos se quedó dormido y lo escuché roncar y suspirar, tomé la mano que me abrazaba y la apreté fuerte para después depositar un beso en ella.

 

-Buenas noches Joel, buenas noches amor mío.

(9,80)