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Modelo amateur

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RELATOS:

Modelo Amateur

 

Tengo un primo genial, él hace de todo, siempre ha sido de los más estudios en la escuela además es guapo y siempre se ha preocupado por su físico, frecuentando los gimnasios. No le habíamos conocido una sola novia, nadie en la familia hablábamos de ello, pero sabíamos que se aculataba lo obvio.

Como íbamos juntos en la prepa, un día platicábamos en un descanso. Él es más grande que yo, por dos años, por lo que está a punto de graduarse. Esa tarde me platicaba sobre su reciente inscripción al taller de corte y confección. No me asombro en lo más mínimo pues aunque ya ha estado en talleres de natación, tiro con arco, música e incluso de tae kwon do, sabíamos que en cualquier momento escogería uno así.

En fin, en la plática me comento que necesitaría una modelo, pero que todas las que había costeado eran muy caras, y por sus anteriores talleres ya no tenía para pagarlas. No sabía a donde quería llegar con la historia, pero después de alagarme un rato, me pidió que le ayudara con eso. Desde luego que me negué de inmediato, pues pensaba que para ser modelo se debía tener una gran experiencia, sin tener en cuenta un gran cuerpo, no estoy tan mal, soy delgada de mediana estatura, busto mediano copa “c”, cabello rubio, largo, en fin, en lo general si soy guapa, pero nunca como para considerarme modelo, por lo que me portaba férrea a mi negación. Pero él siempre ha sido un gran convencedor y en cuanto me explico que solo apareciera mi cuerpo del cuello hacia abajo y que nadie más vería las fotos aparte él y su maestra, después de pensarlo largo rato, por fin acepte.

 El primer día me citó a medio día, cuando llegamos sus padres no estaban, pues llegan siempre tarde, ya que ambos trabajan. Pensé que iniciaríamos con las fotos, pero aquel día solo me tomo mis medidas, platicamos y eso fue todo.

 Pasaron algunas semanas, hasta que un día me envía un correo citándome para la primera sesión de fotos. Ese día llevaba un jeans, una blusa muy sencilla, y un par de sandalias. Llegamos más tarde a su casa, estaba nublado parecía que en cualquier momento comenzaría a llover. Apenas llegamos me llevó a su recamara, ahí tenía previamente preparado un escenario improvisado; había recorrido sus muebles para dejar un gran espacio en el centro, además había puesto un fondo verde a una de sus paredes y a un lado de esta, un espejo de cuerpo completo, al centro estaba colocada la cama sobre un tripie, y alrededor otros reflectores de luz, que aún conservaba de su antiguo taller de fotografía.

 Hasta ahí todo iba bien. Tenía la ropa que había diseñado sobre su cama; era una blusa y un par de vestidos, nada mal, pero nada espectacular. Un vestido era blanco, la camisa floreada, es lo que recuerdo. Luego, después de terminar de alistar su cámara, me dejó sola para que me probase el primer atuendo. Pero en ese momento algo extraño me pasó, no lo sé, pero el día nublado, y el solo hecho de estar en su cuarto sola, apunto de quitarme la ropa, me excitó. De pronto comencé a ponerme nerviosa, y muy ansiosa, comencé a temblar, mi temperatura subía.

Enseguida comencé a quitarme la ropa, primero la camisa que doble y puse sobre una silla que había a un lado de su cama, pero para cuando llegue a estar en ropa interior un escalofrió me recorrió todo el cuerpo. El estar en su cama viendo todo las decoraciones que tenía me hiso ponerme en su situación, me sentía en su intimidad rebelando la mía.

 Como pude intente tranquilizarme, por lo menos que no se notara en mi respiración, y me dispuse a ponerme la camisa que mi primo había diseñado. No es por alagarlo pero todo lo que me hiso modelar me quedó perfecto. Me eché un vistazo en el espejo antes de indicarle que podía entrar. Cuando entró aun estaba nerviosa, seguro él lo había notado pues intentaba tranquilizarme haciéndome reír, y alagándome. Yo aun no estaba temblando un poco, y cuando acerco la cámara profesional a mi rostro se agravo el problema, le reclame por qué me tomaba la cara, pero él lo hacía ver como un juego, me contaba que lo viera como si me estuviese tomando fotos para mi perfil, me decía que había visto que tenía muchas fotos mías, y que me veía guapa. Pero si bien es cierto que no salgo mal en las fotos, sentía que no era lo mismo, pero después de un par de fotos de prueba, comenzaba a tranquilizarme, para empezar a posar lo más profesional que pudiese.

 Bromeamos un rato más, y cuando me vio más tranquila me invitó a probarme un vestido. Salió de la habitación para dejarme sola una vez más. Intenté tranquilizarme y no pensar más en lo que me había pasado, así que me quité la camisa con naturalidad, la doble y la coloque nuevamente en la cama. Pero cuando me saque el sujetador, y sentí mis pechos al aire libre no pude resistirme a tocarlos, mis pezones estaban puntiagudos y durísimos, pocas veces había estado tan excitada. En seguida me quite las sandalias para poder sacarme el pantalón lo más rápido que pude, lo medio doble y lo avente a la mesa, lo mismo hice con las sandalias que aventé debajo de la silla, para rápidamente ponerme el vestido. Sin perder la prisa le grite a mi primo que estaba lista, aunque en realidad aun descalza me acomodaba el vestido frete al espejo.

 Con naturalidad entró mi primo y comenzó a tomarme fotos, sin más, quizá había entendido que al hacerlo con rapidez me impedía ponerme ansiosa, pues esa sesión fue más rápida y no tardo en pedirme que le modelara el ultimo vestido.

 Como su habitación está alfombrada la sensación debajo de los pies era muy estimulante, hacía cosquillas. En cuanto salió me saque el vestido que tenía y me puse el otro. Pero éste era más corto y de tela muy delgada, además como era blanco se transparentaba un poco, por fortuna me mire en el espejo antes de hacer pasar a mi primo, pues pude darme cuenta que mis pezones estaban súper levantados y con la tela más delgada se veían demasiado, así que no me quedo otra opción que ponerme el sujetador nuevamente. Me quite el pequeño vestido, me abroche el sostén y me lo puse otra vez, pero cuando me lo acomodaba frente al espejo se veía horrible, sinceramente era un sujetador grande y anticuado no lucia el vestido para nada, estaba en un dilema, quitármelo y lucir los pezones a todo lo que daban, o dejarme el sostén y hacer quedar mal a mi primo.

 Después de pensarlo un rato, me acerque a la puerta sin abrirla completamente, y le pregunte a mi primo quien esperaba pacientemente: –¿quién más vería las fotos?-, sin titubeos me contestó que solo él y su maestra, le pedí que reafirmara si era maestro o mujer, a lo que me respondió acertadamente que era mujer y que no debía preocuparme. Totalmente convencida, me acerque de nuevo al espejo me quite el vestido, y enseguida el sujetador, y antes de que me arrepintiera me pues el pequeño vestido blanco nuevamente.

 Pero cuando me arreglaba en el vestido frente al espejo, un nuevo deseo despertaba en mí, mientras me acomodaba la delgada tela del vestido, miraba mi entre pierna y me puse a pensar que quizá mis patines también eran demasiado grandes para ese vestido, normalmente se usaría con algo más pequeño. A decir verdad no se notaban mucho, pero la idea de desnudarme me tenía a mil por hora prácticamente desde que había llegado, y si ya me había quitado una parte del conjunto, bien podría quitarme todo, y ésta era la excusa perfecta.

 Le daba vueltas al asunto, me veía de todos lados, era un gran dilema para mí pues no se veía demasiado como para necesitar quitármelo, pero por otra parte también era visible los detalles de las costuras. En esas estaba cuñado se me ocurrió subirme el vestido para ver como se me veían, y en ese momento me decidí, una oleada de éxtasis y adrenalina rondaba por mi torrente, y no lo soporte más, me baje las bragas hasta los tobillos sin quitármelas del todo, me mire una vez más para darme cuenta que no se notaba el cambio, no obstante la sensación de estar desnuda debajo del vestido elevó mi pulso cardiaco, pues además de que no suelo usar vestidos, hasta ese momento nunca los había usado sin nada debajo.

 La ansiedad comenzaba de apoco a apoderarse de mí, ya empezaba a temblar otra vez. Ya con los nervios a tope, me quite de una vez por todas las bragas y las escondí lo mejor que pude junto con mi sostén debajo de mis pantalones entre mi camisa, y me acomode el vestido. En esas estaba cuando no pude resistirme y comencé a tocarme, me tocaba los pezones para ponerlos duros, me acariciaba la cintura hasta las piernas, y al llegar al fondo del corto vestido lo subí por encima de mi cadera, pude ver mi coño velludo ya que nunca me había depilado, y en ese momento no me aguante más y lo toque. Recuerdo que cerré los ojos, estaba a punto de perderme, cuando recordé que mi primo aun esperaba para tomar las últimas fotos. El nerviosísimo me ahogo y apenas pude decirle que ya estaba lista, no sin antes bajarme el vestido de un solo movimiento.

 Cuando mi primo entro, se le notaba impaciente, molesto por la espera, pero también un poco nervioso al notar cómo lucía. No tardo en hacerme halagos, y unas cuantas bromas para bajarme los bochornos que pasaba, pero eso nunca lo logro. De pronto comenzó a hacer las capturas, fue un poco extraño pues hiso muchas más que las anteriores, estaba encantado, hasta se le podía ver sonreír tras la calmara. Esta situación me encanto, y de a poco comenzaba a soltarme, pero de una forma distinta, sexy, dejaba que mi excitación me moviera, fue en ese momento cuando note que ya no temblaba, estaba increíblemente relajada, aunque aun bastante caliente.

 Un sin número de fotos después y terminaba la primera sesión, mi primo salía por última vez diciendo que me esperaría en la sala. Cuando quede sola, una oleada de emociones me rodeaba, la felicidad de mi primo, la tarde lluviosa que desde algunos minutos ya había comenzado, y el sonido que producía era por demás excitante, y el hecho de estar sola en un cuarto ajeno, desnuda. Pero cuando recordé mi atrevimiento para modelar de la forma en que lo hice casi desnuda frente a mi primo me llevó al éxtasis y no lo soporte más. Me quite el vestido, lo doble y lo puse a un lado del otro, después me recosté en su cama y comencé a tocarme todo el cuerpo, con ambas manos desde el cuello hasta mis piernas, sin miedo a ser vista, empecé a masturbarme masajeado mi coño que ya estaba húmedo. En cuanto lo toque supe que todo aquello terminaría en un esplendido orgasmo, por lo que me di un poco de prisa para que mi primo no sospechara. Me masajeaba mi coño húmedo tan rápidamente que producía un sonido pegajoso con mis fluidos frotando mis labios vaginales, estimulando mi clítoris que estaba al cien, apresurándome a terminar, estaba tan caliente que no me importo soltar uno que otro pequeño gemido, pues sabía que mi primo me esperaría en la sala y que además de él no había nadie en la casa. Prácticamente me sentía como si estuviese en mi propia habitación, por lo que me deje venir a gusto, a todo mi esplendor, con las piernas abiertas arqueando mi espalda, y un pequeño grito que ingenuamente intentaba ahogar sin éxito.

 Cuando termine, la vergüenza apenas se hacía presente, así que tome mi ropa y me la puse lo más rápido que pude. Con todo apenas pude encontrar mis sandalias que estaban tiradas debajo de la silla, las tome y las abroche como pude, para después salir casi corriendo con mi primo. Cuando baje a la sala junto a él, me encontré con la sorpresa que de que estaba platicando con su mamá, es decir, con mi tía. En ese momento me puse muy nerviosa, pues su recamara está justo en frente de la de su hijo, donde unos minutos atrás protagonizaba uno de los mejores orgasmos de mi vida. Pero al ver que aun tenía su bolso de mano y su abrigo, supe que apenas llegaba. Me alegre de que no hubiese subido aun a su habitación pues de haber llegado antes seguro me habría escuchado como terminaba mi orgasmo.

 l par de días después mi primo me envía un correo, al abrirlo, encuentro las fotos que me había tomado y adjuntas en otra carpeta las que me escribía, serían las definitivas que le mostraría a su maestra. De inmediato busque las del vestido blanco. Quede asombrada, pues con las luces no se me notaban los grades pezones que tenía, se veían un poco pero las imágenes estaban increíbles, a un nivel profesional, ni yo recuerdo haber posado así, de que tiene talento para la fotografía lo tiene. Entonces recordé lo que me había comentado sobre mis fotos de mi perfil social, pero ni de lejos me veía como las que me había enviado, de hecho recuerdo que puse una de ellas como mi foto principal de usuario, y el resto las publique en mi muro.

 Tiempo pasó, y casi me había olvidado de lo pasado, a veces veía a mi primo al salir de la prepa, o los fines de semana, y de cuanto en cuanto le preguntaba cuándo sería la otra sesión de fotos, pero el solo respondía que aun estaba en proceso y que me tenía preparado algo muy importante. No sabía a qué se refería con ello, pero el misterio me tenía con la ansiedad al máximo, no podía esperar un día más.

 Un par de semanas después y por fin recibo el correo que tanto había esperado, me citaba a la misma hora en su casa. Apenas supe la noticia me pues muy alegre, la experiencia pasada había sido increíble, y no esperaba para repetirla.

 Un día antes, mientras me bañaba, no dejaba de pensar en lo que pasaría el siguiente día, recordaba las fotos que me había enviado y que no dejaba de ver todos los días. Al terminar la ducha, me mire en el espejo de pies a cabeza, no estoy nada mal, mi autoestima había subido hasta los cielos desde aquel día, pero aun había algo que no me tenia tranquila con respecto a mi aspecto físico, y era ni más ni menos que mi pubis, pues esa parte jamás me la había depilado, me habían contado que era de lo más doloroso y que el ardor era insoportable. En fin, lo pensé muy atentamente mientras me secaba el cabello, pero al hacerlo recordé que mi mamá tenía un paquete de depilación en un cajón, sin pensarlo abrí la puertecilla, saque el paquete y comencé a examinarlo; tenía un bote de cera una crema para después de depilar, algunas toallas, palillos de madera, un rastrillo y un calentador eléctrico, estaba a punto de hacerlo, pero como ya había terminado de ducharme decidí dejarlo así.

 Llegaba el día de, me desperté muy emocionada, y que fue muy notorio durante todo el día en la prepa. Por fin terminaba la jornada, me fui a casa, adelanté toda la terea que tenía y llegada la hora me fui bañar. Pero en cuanto me saque las prendas de nuevo, no pude evitar mirar mi coño velludo que nada más no me gustaba, lo pensé seriamente y con todo el nerviosismo del momento me decidí. Tome la cera de mi mamá, y comencé a depilarme, practicando primero con las piernas, que naturalmente me las depilaba con regularidad, pero nunca con cera, al terminar, me ardían un poco, estaba a punto de arrepentirme de lo que planeaba hacer después, pero luego tome la crema para después de depilar, y en cuanto me la puse descubrí que no estaba tan mal. Aunque temía que en un área mucho más sensible, el ardor y dolor fuera como me lo habían contado, comencé a untarme la cera caliente alrededor de mi coño.

 Al final la experiencia no estuvo tan mal, si ardía, pero no tanto como pensaba, la crema ayudaba mucho. En fin, cundo termine guarde todo en su lugar, me envolví la toalla y me fui directo a mi habitación para verme en el espejo. Frente a éste, me abrí la toalla y la imagen que debelé era encantadora, aunque aun estaba algo irritada, ver la parte de alrededor de mi vagina sin un solo vello, me fascinó, ahora si parecía modelo profesional.

 Entusiasmada me puse una blusa color crema y unos pantalones cortos, igualmente con zapato abierto que tanto me gusta, y salía a casa de mi primo a unas cuantas cuadras, feliz de que no estuviese lloviendo. Cuál fue mi sorpresa que al llegar me recibía mi tía. Me desmoralice casi por completo, pues ya no tendríamos intimidad en su cuarto, y la verdad si me ponía muy incómoda la situación, pensaba que quizá estaría observando nuestro trabajo, o quizá hasta entraría a verme modelar.

 La salude de beso ocultando mi desilusión, enseguida me invitó a pasar. Dentro su hijo me esperaba en la sala. Sin más subimos a su habitación y comenzamos. Al llegar a su cuarto todo estaba como en la última vez, de inmediato fui a su cama para ver que me esperaba, y lo primero que noté fue un bikini de una pieza, blanco, al verlo me alegre de haberme decidió por depilarme pues de la parte baja era muy pequeño. –Es la sorpresa que te tenía. Me dijo al ver mis ojos clavados en el traje. –Se ve muy lindo no puedo esperar a probármelo. Le respondí nerviosa.

 Terminando de preparar su cámara, me deja sola para probarme las cosas. Junto al bikini estaban una blusa holgada color salmón, otra camisa blanca de vestir y una falda, sobre un par de leggin´s uno color crema par la blusa, y el otro color negro en la falda. Al otro lado un vestido color hueso, parecido al blanco que me había probado, pero con un mejor corte. Una vez estando sola, me di mi tiempo para relajarme, ya con más experiencia no estaba tan ansiosa como la última vez, pero sobre todo no tan excitada, más bien deseosa de modelar para la cámara y para mi primo.

 Antes de comenzar me quite las zapatillas que tenía, pues me había agradado la sensación de la alfombra de la última vez. Las puse debajo de la silla, respiré profundo y me quite la blusa, la doble y la puse nuevamente sobe la silla, que había acomodado en el mismo lugar que la última vez, después me saqué la falda, que de igual manera la acomode junto a mi camisa quedándome en ropa interior. Para ese día había elegido un sostén tipo bikini más delegado y ajustado, y para la parte debajo, me había puesto la tanga más pequeña y sexy de mi repertorio. Lo primero que tome fueron los pantalones de licra, o “leggin’s”, de color crema, que de inmediato me puse, evitando verme en el espejo para que mi mente no divagara en lo pasado, y así evitar los nervios. Sin perder tiempo, me puse una de las blusas y solo hasta terminar de abotonarla, comencé a arreglarme frente al espejo. El conjunto era de lo más casual, muy a mi estilo, bien podría llevármelo a la prepa cualquier día. Me cheque el tanga y no me lucia nada mal, pues no se notaba mucho, la camisa era perfecta, y aunque era transparente, combinaba con mi sujetador blanco que le daba un buen toque.

En esas estaba cuando mi mente comenzaba a hacerme una mala pasada, me imaginaba como me vería con ese mismo conjunto pero si nada debajo. Seguro se me verían mis pezones cafés claros tras esa tela transparente. Me sacudí los malos pensamientos e invite a pasar a mi primo, el cual entró de lo más relajado ajeno a los pensamientos que pasaban por mi mente, quien sin ningún comentario, me sonrió y comenzó a capturar mi imagen con su cámara. Me pareció de lo más extraño que no intentase relajarme con sus clásicas bromas, pero después pensé que seguramente me había visto lo suficientemente tranquila como para hacerlo, así que deje de preocuparme y me entrega a la cámara.

 La sensación era adictiva, ver a mi primo tras el lente, los flashes, las poses que me indicaba hacer, todo era como un sueño, como el recuerdo de estar jugando cuando niños, que por cierto solíamos hacer juntos casi a diario. Todo aquello parecía irreal, aun me lo parece. Pero nada, unas fotos después y ya me dejaba sola para el próximo cambio. Me quite y doble lo que llevaba puesto, mire lo que tenía a mi disposición y sin motivo alguno tome el vestido color hueso, pero como era de tirantes muy delgados, no tarde en imaginar que no lucirían bien con el sostén que tenia. Lo dude un poco, pero al recordar que el otro vestido no se me vio tan mal como pensaba, pesé a estar completamente desnuda debajo de él, me anime a quitarme la parte de arriba sin tanto nerviosismo. Me puse el vestido lo acomode, y ya que ahora mis pezones no estaban tan erectos como la anterior vez, quede más tranquila y conforme al verme en el espejo, por ello le dije a mi primo que podía pasar.

 on ese atuendo su reacción fue igual al anterior, casi no dijo nada, ese día estaba más serio de lo normal, pero como parecía muy tranquilo y concentrado, no lo quise molestar. La sesión fue más lenta con ese vestido, pues como tenía muchos detalles quiso capturar todos en su cámara, incluso la saco de su base y comenzó a moverse alrededor de mí. Esto me puso un poco más nerviosa, pero en cuanto titubeaba, me hacia un alago en forma de broma y toda mis miedos desaparecían. Igualmente al terminar me deja sola, esperando fuera de su cuarto.

 En la intimidad, me quite las licras y la camisa, quedando nuevamente con mis tetas al aire, quería tocarlas, pero intentaba no pensar el ello, pues si lo hacía ya sabía en que terminaría, y con mi tía en casa no me sentía cómoda, me moriría de vergüenza. Pero como sabía que el atuendo que me faltaba era el bikini, la ansiedad no se hiso esperar. Lo tome y lo examine un poco para saber cómo ponérmelo, es hermoso, de una pieza, pero muy pequeño, me preguntaba si mis pechos entrarían ahí o si el bikini se bajaría dejándome muy apretada esa zona.

 Estaba a punto de ponérmelo cuando note que aun tenía el tanga, que aunque era diminuto no quedaba con el bikini, pues éste estaba completamente descubierto de las piernas a la cintura. No lo pensé mucho y me deshice de él. Una vez más me vi el coño depilado y la excitación recorría mi piel con un escalofrió. Intenté no pensar en ello, pero esta vez no pude resistirme y me toque mi parte más intima, apenas un poco, pero suficiente para provocarme un exalto. Pero antes de llegar más lejos me puse el bikini, lo acomode para que no saliera nada de su sitio y me revise en el espejo. Mi asombro fue total, aunque a primera vista me parecía muy pequeño, me quedaba a la perfección, nada vulgar, no había duda que había sido hecho especialmente para mí.

 Completamente conforme, hice pasar a mi primo, que en esta ocasión no se resistió en alagarme, se le veía menos serio, era muy obvio que había estado esperando esta parte, pues no podía ocultar su alegría. Por mi parte también estaba fascinada, en parte por el conjunto, que le roge me regalara hasta conseguirlo, pero en parte por el simple hecho de ver a mi primo en ese estado.

 Fue en ese momento cuando descubrí algo nuevo en mí. Mientras me tomaba las fotos, y veía su alegre expresión juguetona tras el lente de la cámara, mi excitación aumentaba, mis pulsaciones elevaban mi adrenalina y comenzaba a modelar mejor. Era un circulo vicioso, mientras más feliz estuviera mi primo, más me excitaba y mejor modelaba, y cuanto mejor modelara, mi primo se ponía más alegre. Era otra, no tengo duda, las fotos salieron increíbles, no le temía a nada, y aunque estaba bien caliente y nerviosa, convertía todos esos sentimientos en pasión, me entregaba por completo a la cámara, pero sobre todo a mi primo tras de ella.

 Esa sesión fue aun más larga que la anterior, no sé cuantas capturas habrá hecho pero sin duda más de cincuenta. Por fin desistió del flash y saló a esperar de nuevo, no sin antes agradecerme infinitamente. Otra vez a solas, lo primero que hice fue tratar de controlar la respiración, y tranquilizarme pues ya sin la adrenalina de la cámara comenzaba a temblar de  ansiedad. Una vez más tranquila desabroche el bikini por detrás y me lo quité. Sin poder resistirme me toque los pechos e incontrolablemente una de mis manos llegó hasta mi coño, que de inmediato comencé a estimular, ya estaba tan caliente como la vez anterior, pero en ese momento recordé que no estaba sola, y que mi tía podría estar en su habitación, o peor aún, podía entrar en cualquier momento.

 Este pensamiento me hiso regresar de mi excitante viaje, y de inmediato me puse a terminar con lo que había ido a hacer en un principio. Aun desnuda de pies a cabeza acomodaba el bikini junto a las cosas que ya había modelado, una vez hecho esto me di vuelta para ver que me faltaba, y solo pude ver la falda las licras negras y las camisa de vestir. Antes de tomar alguna prenda, pensé en ponerme la ropa interior otra vez, así que me dirigí a la silla donde esperaba mi propia ropa, pero algo me retuvo, recordar la cara de alegría y éxtasis de mi primo y lo que sentía al verlo, me hiso desistir, quise aumentar las sensaciones permaneciendo desnuda, pues pensaba que eso me excitaría más y por consiguiente modelaría mejor para él.

 El solo pensar en ello, me provoco un escalofrió, que me hizo alejar de mi ropa para ponerme la que me faltaba mostrarle. Primero tome las licras, pero en cuanto las levante me di cuenta que no eran como las otras de color crema, pues más bien parecían medias, ya que eran completamente transparentes. Mil pensamientos pasaron por mi mente, pero al final la excitación ganó, y me las puse sin nada debajo, pues llevaría la falda por encima. Finalmente me puse la camisa, que aunque era un poco transparente no se notaba mucho. Me mire en el espejo, y comprobé que no estaba tan mal, la camisa si dejaba ver debajo, pero como tenia bolsas, si las acomodaba a manera que quedarán justo enfrente de mi busto no dejaban ver mis pezones, aunque estos ya levantaban un poco la tela. Aun así la idea de que mi primo estaba a punto de verme en ese atuendo sin ropa interior me hacia tambalearme de la emoción.

 Antes de que la ansiedad fuera insoportable, le grite a mi primo para que comenzara con el juego que tanto me gustaba. Cuando él entró, lo note menos entusiasmado, su alegría se había pasado, solo había sido la parte del bikini lo que le tenía tan emocionado. Aun lo tomaba con pasión, pero no era lo misma, y lo peor es que por más que tratara de prenderlo con mis poses, éstas ya no me salían naturales. La sesión terminaba y a mí se me acababan las ideas, quería ver a mi primo con esa excitación, pero no lo lograba.

De pronto se me ocurrió subirme la falda un poco, fue sutilmente, fingía que me la estaba acomodando mientras le miraba de reojo, al hacerlo una sutil y casi inadvertida expresión en su rostro me indicaba que le gustaba, pero ya era muy tarde y solo tardó un par de fotos más para agradecerme y decirme que era todo.

 Estaba a punto de aceptar, pero al darme vuelta a la cama, vi de nuevo el primer atuendo que vestí, y una idea llegó a mí. -¿Sabes? creo luciría mejor con la otra blusa. Le dije antes de que pudiera salir. –¿Eso crees? Si quieres puedes probártelo. Me contestó no muy convencido mientras se dirigía a fuera. En cambio yo estaba muy alegre por continuar con aquello, así que apresuradamente me quite la camisa y me puse la otra, sin el sujetador. A continuación me miré en el espejo, y lo que vi me puso a mil, pues en esta blusa si se me podían ver mis pezones sin bolsas con que ocultarlos. En ese momento lo dude, pero al ver mejor, no era tan claro el color de mis pezones tras la colorida tela, así que me auto convencí. Estaba a punto de llamar a mi primo, pero el demonio dentro de mí quería más, me llegó la idea quitarme la falda, pues sabía que las licras no dejaban nada a la imaginación. Con temor baje el cierre detrás de ésta y me la quité.

 Ya frente al espejo, me miraba por todos lados; la camisa transparente no escondía nada, es un poco holgada por lo que es difícil que se peguen los pezones en ésta, pero de cuanto en cuando con las luces que había alrededor era notorio que no llevaba nada debajo. En tanto, las licras eran tan solo un poco menos transparente que un par de panty medias convencionales, no obstante la camisa me cubría gran parte de enfrente, pero de la parte de atrás quedaba más por arriba, por lo que se me veía perfectamente mi trasero. Me calenté con esa imagen y quería que mi primo la viera también.

 Entró ya cansado, se le notaba en el rostro, ya era tarde y la noche ya cubría su cuarto, que ya solo se iluminaba con los reflectores frente a mí. Cabizbajo caminaba nuevamente a su cámara, sin siquiera voltear a verme, sinceramente yo también ya estaba exhausta, si no fuese por mi calentura ya hubiese desistido, pero de pronto mi primo tomaba la cámara y algo en su rostro cambió de inmediato al verme al otro lado del lente. Su pasión regresa, una sonrisa engalanaba su rostro, que al no poder esconder su alegría comenzó a reír, quizá de nervios, quizá de felicidad pura. De cualquier manera, en cuanto lo note me comencé a transformar, la modelo seductora lucía en todo su esplendor nuevamente.

 Mi primo trataba disimuladamente de tomar fotos de los atuendos, pero me percaté que deliberadamente se acercaba intentando sacar fotos de la parte delantera, y de mis nalgas en cuanto me daba vuelta, lo cual hacía en repetidas ocasiones. Eventualmente la mirada de mi primo cambiaba, me miraba diferente, con lujuria, no le tome importancia porque hasta ese momento aun pensaba que era gay, pero eso estaba a punto de cambiar, pues al ver que un gran bulto se levantaba tras su pantalón, lo supe. Mi primo estaba excitado por mí. Esto me llevó a la cumbre de mi alegría, me sentía la mujer más hermosa del mundo, la sensación era embriagadora, y altamente adictiva, pero al paso del tiempo las manos de mi primo comenzaron a temblar demasiado, hasta que no lo pudo soportar más y tuvo que darme las gracias nuevamente y dejarme sola, por vez definitiva.

 Yo estaba encantada, por fin había logrado lo que tanto quería, excitar a mi primo, y valla de que manera, nunca lo olvidaré. En fin, me quite toda su ropa y me puse la mía. Después salí, mi primo estaba en la sala, me despedí de él, de mi tía y me regresé a mi casa.

 Al par de días, puntualmente me envía un correo con dos adjuntos, uno con las mejores fotos y otro con las definitivas, y ansiosa me puse a ver las primeras, pues sabía que en las otras solo saldría del cuello abajo. El primer conjunto era tal y como lo recordaba, de lo más casual, enseguida mire las del bikini, me veía espectacular, aun es de mis favoritos, el traje de oficina era de los menos llamativos, creo que eso no es lo suyo, o quizá es solo que no me agrada vestir así. El vestido era hermoso mejor que el blanco y los pezones no me lucían en absoluto, pero cuando llegue al último conjunto mi sensación de felicidad y tranquilidad desapareció. La blusa ya no escondía nada, sin sujetador, mis tetas se veían balanceándose libremente por debajo, pero no era lo peor pues las licras transparentes no escondían nada, se vislumbraba mucho más de lo que recordaba, seguramente debido a los flashes de la cámara. Llena de curiosidad me pase al otro adjunto, buscando desesperadamente la foto definitiva de este último conjunto, pero solo encontré una sola foto de la parte de arriba sin mi sujetador a un lado de la misma camisa con ropa interior, la diferencia era clara, pero la parte de las licras transparentes nunca la encontré.

 No estaba segura si no le había gustado el conjunto, si simplemente no lo había adjuntado, o si le pareció demasiado para mostrarlo en su clase, pero ahí no estaba. Intente no pensar en ello, pues no sabía si era algo bueno ya que no luciría como una zorra a los ojos de su maestra, o si era malo, al pensar que no le había gustado a mi primo.

 Días después me encuentro con mi primo, pero evitamos hablar mucho de las sesiones, era como algo intimo de nosotros, y casi no lo hablábamos en público, solo por mensajes en donde me contaba de su rotundo éxito más reciente. Pero ese día solo hablamos sobre la siguiente sesión, a lo que me respondió ésta demoraría más pues eran trabajos, más complejos. Aun así no podía ocultar su entusiasmo y me adelantó que me esperaba algo que seguramente me gustaría mucho, sin decir más. Ese día fue la última vez que hablamos de ello.

 Semanas pasaron y nada, se convirtieron en meses, y yo casi me había olvidado de lo que había pasado. Como todo, el día menos esperado me llega un correo de mi primo en el que me anunciaba el día y la hora. Pero algo me pareció extraño, pues el día era sábado, y los fines de semana por lo general estaban sus padres, por lo que no tarde en responderle que cambiara la fecha pues no me sentiría cómoda con mis tíos en casa. Eses día no me contestó de nuevo, pero para el siguiente me explicaba que la cita era precisamente por qué sus padres estarían en casa de los abuelos. Cuando me imagine que tendríamos la casa sola me puse muy alegre, le confirme en el momento y quedamos para el siguiente fin.

 Llegado el día de, me prepare desde temprano, me bañe y me depilé completa, estaba muy entusiasmada, apenas llegada la hora salí a casa de mis tíos. Ahí me recibe mi primo quien me invita a pasar amablemente. Dentro me invita algo de beber, se portaba un tanto extraño aquel día, intentaba hacerme sentir alegre, y no mentiré, fue algo que me gustó mucho. Sin prisa fuimos a su recamara, donde igual al las veces anteriores tenía todo listo para la sesión de fotos, solo que en esta ocasión su cama estaba vacía, pues toda la ropa a modelar la tenía colgada de un gancho en un perchero.

 Ahí tenía un largo vestido de gala hermoso, su textura era suave y el corte era sencillamente bello, estaba fascinada, pero por mucho lo que más llamaba mi atención era una gran vestido de novia que apenas cabía en el pequeño perchero, apenas podía contener mi entusiasmo, lo mire por todos lados, no podía esperar a probármelo. Mi primo solo miraba mis reacciones con una pequeña sonrisa picara pues sabía perfectamente que todo eso me encantaría.  Pero aun faltaba más, pues jamás me imaginaría lo que ese encantador vestido de novia escondía detrás; era ni más ni menos que un conjunto de lencería de lo más sexy, y un baby doll completamente transparente.

 No pude fingir, y me paralice, estaba impactada, no sabía cómo reaccionar o qué decir, mi primo lo notó de inmediato y se apresuro a decirme que no estaba obligada a ponerme nada sino me sentía cómoda. Pero caro que no me negaría, solo que no lo quise hacer tan explícitamente y  le dije a mí primo que lo pensaría. El solo me dirigió una pequeña sonrisa aceptado mi postura, y se alejó saliendo del cuarto sin decir más.

 Aun no sabía que pensar, desde luego que aquel atuendo tan seductor me había dejado al cien, pero todavía recordaba lo que había pasado la vez pasada, y no sabía si sería demasiado. Le daba vueltas al asunto mientras me quitaba la camisa que tenía, después me saqué los pantalones, y mientras lo hacía el maravilloso vestido de novia me sacaba las ideas de la mente, no resistía a probármelo, pero pensaba dejarlo al último pues sabía que sería mucho trabajo ponerlo y quitarlo. Por eso decidí ponerme el vestido de gala, también era precioso, color vino con hermosos detalles en la parte del escote, y un magnifico corte.

 Sin dudarlo me saque toda la ropa, ya con la confianza de mis anteriores experiencias no me dio tanto pudor, pero hay cosas que no se puede acostumbrar tan rápido, pues una vez más, al estar completamente desnuda en el cuarto de mi primo, y sentir de nuevo la textura de su alfombra debajo de mis pies descalzos, un escalofrío recorrió por todo mi cuerpo, me puse a sudar, el pensar lo que vendría me ponía a temblar y aumentaba mi ritmo cardiaco, toda la ansiedad de la espera para este día se congregaba en ese instante. Los juegos regresarían, las miradas la seducción la actriz en mi interior regresaría, apenas podía esconder mi alegría y entusiasmo. Sin más, doble mi ropa y la puse sobre la misma silla de siempre y me vestí con la prenda en turno. Me arregle el vestido, y aun con una voz titubeante y llena de impaciencia le llame a mi primo.

 Éste entra con su calma característica directo a su cámara, ya no había nervios en ese lugar, solo ansiedad. La sesión fue de lo más normal, aunque yo estaba completamente fascinada, sabía que aquel vestido me luciría fascinante, me había enamorado de él, me entregué por completo a la cámara, intentaba que cada foto saliese perfecta, pero unos cuantos flashes de la cámara después y era todo para ese hermoso vestido.

 Mi primo sale a la espera de que le muestre su próximo modelo, pero yo no estaba segura, al mirar le perchero miraba el vestido de novia, pero sabía que detrás de éste me esperaba una seductora lencería. Aun dudaba si me lo probaría o no, por una parte quería dejar el esplendido vestido de novia al último, pero también estaba ansiosa de probármelo. Podía dejar la lencería al último o simplemente no ponérmela, pero no me perdonaría dejar pasar la oportunidad. Después de pensarlo un rato, me decidí, me quite el vestido y ya desnuda no me costó mucho solo ponerme el conjunto sexy que estaba colgado.

 La parte del sujetador estaba ajustada, casi no utilizo ese tipo de ropa interior porque me lastima la varilla, pero estaba precioso, nunca antes había visto uno así, en ninguna parte donde frecuento comprar ese tipo de prendas; la parte de arriba era abierta, el resto muy sencillo con pocos encajes, lo que la hace ver elegante, pero la parte de abajo no se quedaba atrás, era un calzón de lo más sexy, un corte elegante y estilizado, con encajes por adelante y una apertura en la parte de arriba justo en el llamado “monte de Venus”, y en la parte trasera era completamente transparente con detalles en encaje, todo el coordinado en color negro. Apenas me lo puse y corrí al espejo para mirarme, y lo que vi me calentó al cien, era lo más sexy, sensual y seductor que había visto jamás. Por esos días apenas era una adolecente, pero ese día me sentí toda una mujer.

 Antes de arrepentirme hice entrar a mi primo, quien entró lento y tímidamente, pero al verme vestida con ese atuendo su rostro cambio, su mirada era distinta, sabía que le gustaba. Tomo su cámara y comenzó a hacer lo suyo, y yo, como estaba segura de mi misma, comencé a seducirlo, me importo nada su proyecto, su trabajo, la cámara. Yo quería seducir a mi primo, me movía con seducción, le coqueteaba, y le sonreía. De pronto mire su pantalón, pues una gran erección se levantaba en su entrepierna. Solo de imaginarme su pene me calentó al máximo, esa sanación de ser deseada es lo mejor que había sentido, sentirse sexy, saber que yo le estaba excitando a ese punto, me estaba excitando también a mí. Solo veía como mi primo hacía capturas por todos lados, no sé cuantas habrá hecho pero lo cierto es que estaba fascinado, y yo me sentía su diosa. Hasta que eventualmente no pudo prolongar la sesión más, y tuvo que dejar su cámara sobre el tripie nuevamente, para dejarme sola.

 Estaba al mil, recuerdo que me tocaba contantemente, no lo podía evitar, era un intento desesperado por tranquilizar mi cuerpo que temblaba incesantemente; apenas rozaba mis pezones con la yemas de mis dedos y los sentía duros como jamás, pero cuando llegué a mi zona más intima, un espasmo recorrió todo mi cuerpo, podía sentir como mi vagina se lubricaba al instante, esperando deseosa el pene de mi primo.

 Respire hondo, e intente sacar esos pensamientos de mi mente, solo de imaginar cómo quedaría con mi familia si se llegase a suscitar el momento me daban ganas hasta de salir corriendo de ahí y dejar todo como estaba, pero no lo hacía por el compromiso con mi primo, además aun faltaba ese encantador vestido de novia y no me iría sin habérmelo probado.  

 Así que pensé en acabar con todo de una sola vez y me acerque a aquel gran vestido, pero antes de cogerlo, mire el Baby doll que aun me faltaba, con toda clase de pensamientos en mi mente, casi lo había olvidado. Lo tome y lo revise por todos lados, la tela era morada pero completamente transparente. Imaginarme como me vería con él, me sacó otro escalofrío que aceleraba mi ritmo cardiaco, sentía que mi corazón saldría de mis pechos que estaban duros como rocas. Sinceramente ya no quería probármelo, todo aquel juego ya había sido demasiado para mí, solo quería regresar a mi propio cuarto y masturbarme para correrme a chorros. Pero ya estaba ahí, a solo un paso, y negarme en ese instante sería desconsiderado. Así que pensé en ponerme el Baby doll con todo y la ropa interior que aun vestía, pero al imaginarme pensé que el sujetador sería demasiado ostentoso para el pequeño atuendo, y antes de arrepentirme tome valor y me quite la parte de arriba; mis tetas saltaban al sentirse libres, no pude evitar tocarlas una vez más, estaban muy calientes. Me apresure a ponerme el Baby doll, y me lo acomode de frente al espejo. No dejaba de ver la parte del encaje que cubría mis pechos, pues se podían ver claramente mis pezones cafés claros detrás, lo que me ponía los nervios a mil, y aun imaginaba como sería verme sin la parte de abajo, pero antes de que mis pensamientos se materializaran, o de arrepentirme, hice entrar a mi primo, aun temblando de excitación frente al espejo.

 Cuando lo vi entrar de inmediato mire su pantalón, no disimule, pero parece que había tardado demasiado, en decidirme, pues ya no estaba esa imponente erección, en cambio solo quedaba un pequeño bulto. Pero pude notar otra cosa, pues sus manos estaban tambaleantes igual que las mías, eso me hiso comprobar que él estaba tan excitado como yo, lo que me tranquilizó un poco más, al saber que no quedaría como una zorra caliente. 

 Los flashes de la cámara no se hicieron esperar, bajo la noche, la recamara de mi primo debía parecer un faro con una luz de estrobo, al tomar la cámara fuera de su base y recorrer cada centímetro de mi cuerpo, no quería perder detalle alguno. Por mi parte intentaba que no se acercase tanto pues sabía que mis pechos se veían sin remedio, pero mi primo era implacable, de alguna forma siempre consigue lo que quiere, y después de mirar su expresión me conquisto por completo y le deje ver claramente, incluso le insinuaba inclinándome hacia enfrente para que mis tetas sobresaliesen del atuendo. Por supuesto que a mi primo le encantaba todo eso, ya no lo podía disimular ni un poco. De pronto se detuvo y se alejo un poco, estaba a punto de terminar, en ese ínstate mire en su entrepierna, y no estaba equivocada, pues de nuevo su pantalón se levantaba con la fuerza de su pene queriendo romperlo para salir. En ese momento perdí toda razón, era demasiado y sencillamente no lo pude controlar. Me aleje a donde estaba la silla con mi ropa y sin miramientos, me agache y me saque el calzón de una sola vez, y con toda frialdad regrese al centro del cuarto para continuar con la sesión.

 Mi primo tenía cara de estupefacto, sin duda había visto como me quitaba las pantis y con buena vista me habría visto las nalgas desnudas, pero eso ya no importaba ahora estaba frente a él con solo un pequeño Baby doll transparente cubriéndome. Jamás pensé posar de esa manera, y menos frete a un hombre, sin decir mi primo, que en completo silencio continuaba tomando fotos, centrándose descaradamente en mis partes íntimas. Sabía que esa tela no tapaba en lo absoluto y me podía ver claramente mi coño depilado que modelaba a merced de la cámara. Pero ya no me importaba, había dejado ir todo de las manos y ya no habría marcha atrás.

 Mi primo se acercaba cada vez más, sabía a donde quería llegar, pues yo también lo deseaba, pero él era mi primo, y si se enteraban nuestros padres armaríamos un conflicto de proporciones monumentales, por eso lo alejé y le dije que aun debía probarme el vestido de novia. Él se contuvo y acepto con un casi mudo –Claro. Colocando su cámara en su lugar. Pero antes de que saliera le detuve, el vestido es enorme, le dije, insinuándole que me ayudase a pénemelo. Calmadamente se acerco al vestido para desengancharlo del perchero, pero mientras hacía esto, yo me quitaba el Baby doll y lo doblaba. Cuando se dio vuelta me miro completamente desnuda, pero yo me hice la desinteresada y levante mis brazos con los ojos cerrados, dando a entender con esto, que me pusiera él mismo el vestido.

 Sudando de nervios, y apenas conteniéndose, me vistió con el hermoso vestido de novia, lo acomodo a niveles de perfección y solo hasta estar completamente conforme, se alejo para tomar su cámara fotográfica. Eso me pareció asombroso, pese a estar tan excitado como yo, aun no perdía el profesionalismo para cerciorarse que todo quedarse como él lo quería. Sinceramente a estas alturas de la noche a mí ya me valía un bledo todo aquello de su proyecto. En cambio mi primo aun se esforzaba al máximo para obtener lo mejor de mí, eso me fascinó y me le entregué de nuevo a la cámara, esta vez esforzándome para verme más como modelo que como bailarina de media noche.

Esa última sesión fue un tanto más larga, con tantos detalles debía de tomar muchas fotos, y las sombras que provocaban las ondulaciones de la tela no ayudaban mucho. Pero después de un rato que me pareció una eternidad, por fin terminamos. Ambos estábamos exhaustos pero también excitados, mi primo estaba a punto de salir, pero le recordé que necesitaría ayuda para quitarme el vestido. Sabiendo que debajo de aquel blanco atuendo, estaría completamente desnuda, algo en su mirada cambiaba de nuevo, se le podía ver nervioso nuevamente, yo misma también lo estaba, no sabía qué hacer, algo en mí no quería hacerlo, pero en verdad no podría quitarme el vestido sola, estaba demasiado ostentoso, además ya era lo último y la nostalgia de saber que esa experiencia jamás se repetiría me hiso armarme de valor y dejar que mi primo me sacara el vestido de novia para dejarme completamente desnuda en su cuarto.  

 El vestido se levantaba frente a mis ojos, y poco a poco comenzaba a sentir el aire que tocaba mi piel tibia, mi coño mojado, mis pechos duros y calientes, la sensación era increíblemente excitante. Apenas me saco el vestido, lo tiró extendiéndolo sobre su cama, y al voltearse y verme desnuda nuestras miradas se unieron, sencillamente ya no lo pude resistir, me acerque a él lentamente, y le toque la entrepierna, la sensación fue increíble, sentir como aquel miembro comenzaba a crecer al contacto con mi mano, y como se ponía duro, solo por y para mí.

 Aquella acción fue suficiente para desatar el desastre, mi primo se me lanzó a besarme, yo no me resistí en absoluto, me le entregué al instante. Me aventó a la cama sobre el vestido de novia, al tiempo que se sacaba la camisa y se bajaba los pantalones como podía apenas a los tobillos, pero estaba tan caliente, que así se me aventó arriba y me penetro, con ese pene que apenas unos minutos había hecho grande, mi coño estaba muy mojado por lo que pudo entrar en mí, sin ningún problema. Sentía como entraba y salía, era justo lo que quería, solo abrí las piernas lo más que pude y estiré mis brazos arriba, en señal de entrega y satisfacción total. Nos tocamos, nos besamos, le manoseaba las nalgas que tenía firmes y bien paradas, los brazos fornidos pues aun hacia ejercicio, sentía su abdomen marcado sobre mí, mientras me dejaba tocar todo mi cuerpo a placer. Cambiamos de posición me puso de espaldas a él, y así mientras me penetraba yo me tocaba y masajeaba el clítoris, de esta manera terminando en el mejor orgasmo de mi vida, pero lo mejor es que lo hicimos sobre el vestido de novia que tanto me había enamorado.

 

 Fin.

(9,40)