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Georgina… toda una vida de travestismo. CÁPITULO 8 LA SEQUÍA

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Así que…Llegue a mi casa de la escuela, afortunadamente nadie estaba, saqué mis ropitas de su escondite y las puse en una maletita rosa… me asombré al comprobar cuantas cosas había acumulado:

Un vestido rojo con blanco de falda amplia talle ajustado con mangas ¾, otro vestido negro con blanco de falda amplia sin mangas con cinturón ancho negó también, un vestido negro entallado con la espalda descubierta que se ata a la espalda con cintas, y otro vestido blanco de hilo bordado en el pecho y con cierre a la espalda

5 pares de zapatillas: unas zapatillas negras de tacón alto sin talón, solo de meter el pie, unas zapatillas iguales pero de color rosa, unas zapatillas rojas de correas con pulsera atada al tobillo, unos zapatos cafés cerrados con la punta descubierta y unas zapatillas blancas de correas atadas al tobillo…

6 brassieres de diferentes colores con peto… ¡!me encantan!!, 2 cortos de copa rígida rojos.

¡15! Pantaletas de diferentes colores y estilos.

4 fondos enteros, 1 negro, 1 rosa, 1 blanco y 1 rojo.

¡25! pares de medias.

3 ligueros: 1 negro, 1 blanco y otro rosa.

3 faldas: 1 de mezclilla, una rosa floreada de olanes y una roja también de olanes.

1 camisoncito negro transparente abierto por el frente, y lo más precioso de mi tesoro 2 consoladores ¡!hermosísimos!!

¡! Guau!! Sí que había robado muchas costas…

Con lágrimas en los ojos empaqué todo mi arsenal en la maleta rosa, y la escondí lo mejor que pude preparada para deshacerme de ella mañana temprano…

Me levanté a las 5 de la mañana mientras todos dormían, saque mi maleta si hacer ruido y sigilosamente Salí de casa… afortunadamente a esa hora las calles estaban vacías, no se veía gente por ningún lado, caminé sin rumbo. Pensando apesadumbrada que me iba a deshacer de mis posesiones más amadas, no me parecía justo, mientras caminaba comencé a llorar de rabia e impotencia. En un momento dado me di cuenta que me encontraba cerca del deportivo donde el pollo y yo íbamos a fumar a escondidas…

¡!Esa era la solución!!... me sequé las lágrimas de mis ojitos, y con una idea en mente me encaminé hacia el deportivo.

 Después de todo tal vez podría conservar mis cositas… caminé como sonámbula con solo una idea en mi mente… hasta que por fin me encontré frente a la puerta de “La guarida secreta”…

Si, el lugar donde el pollo, su hermano y yo solíamos venir a fumar a escondidas, hice el truco del candado Y pude abrir la puerta, entré a la bodega y todo estaba igual que siempre… era evidente que nadie entraba allí por años, ¡!bien!! Era el lugar ideal para ocultar mi tesoro, mientras pensaría que hacer.

Oculté mi maleta en un tambo y encime le puse unas hojas de cartón y un poco de papel y desperdicio para ocultar la maleta, coloqué el candado en su lugar y chequé que no se viera la argolla rota… y con el corazón destrozado y el alma rota me alejé de “la guarida secreta” esperando algún día recuperar mis amadas cositas.

En 1968 entre a estudiar la escuela vocacional, mi madre regresó a casa, y la vida recuperó apariencia casi normal.

Dejé mi travestismo por unos meses y me dediqué de lleno a mis estudios, ya que me ilusionaba mucho estudiar medicina… en mi casa casi no salía a la calle para evitar las burlas y chismes de los vecinos…. Pero hubo un hecho que cambió radicalmente mi racha de mala suerte.

Continuará…

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