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Nota: Dinero viejo

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Capítulo 17:

 

Carlos:

Terminé de arreglar todo lo que faltaba, saqué todo aquello que venía en la caja que tenía bajo mi cama, estaba muy empolvada para llevarla así conmigo, desde los juguetes que me acompañaron en mi infancia, las tontas notas que estaba en la pequeña caja de plástico, pero hubo a alguien que puse en la bolsa de mi chamarra, a Silencio, mi oso de peluche, el juguete que pensaba ya no necesitar más, pero que en algún momento salió de entre todo y ahora lo tengo como mi compañero, de nuevo.

-¿Estás listo Carlos? –Escuché a Alberto entrar a la habitación-

-Eso parece –Mi tono de voz era bajo, triste-

Alberto se sentó a mi lado sobre la cama, él parecía ya preparado para iniciar la larga travesía, bueno, tan poco tan larga, pero para mí sí lo era, tratar de superar este pasado, e iniciar un futuro, imposible. Muy imposible.

-¿Y esto? –Mi viejo metió la mano en la bolsa de la chamarra y encontró a Silencio-

-Nada –Se lo arrebaté de las manos-

-¿Cómo que nada? –Me sonrió-

-Es mi oso… -Bajé la mirada- Pero sólo lo tenía ahí porque no quería que se maltratara más en las maletas –Traté de justificarme-

-¿Él es silencio? –Alberto pasó su brazo por mi espalda y me sonrió-

-Sí, él es silencio –Levanté la cara y le sonreí-

-Es muy tierno –Dio unas palmadas en mi hombro-

Hubo una larga pausa en la conversación, sentí la mano de Alberto acariciarme el hombro, ambos mirábamos a Silencio, el oso estaba casi desecho, en algunas partes aun tenia polvo, muy maltratado, recuerdo que a veces lo mordía.

Recargué mi cabeza en el hombro de mi viejo, empecé a mirar la pared de color crema, una foto de una hermosa pradera estaba colgada, poco a poco se fue volviendo imperceptible a mis ojos, me sentía tan mal, tan estúpido por dejar al amor de mi vida a un lado, a Eduardo.

Carlos sólo piensa, ya te han explicado, a Eduardo lo habían drogado, él no hizo eso porque haya querido, estaba bajo los efectos de una droga, ¿No te parece razón suficiente? Sí, eso lo sé, pero se supone que la situación no es de esa manera, ahora toda oportunidad se ha ido, me tengo que ir al otro lado del mundo. ¿Y por qué sucedió eso? ¡Por qué has decidido como un animal! No pensaste las cosas, según tú, querías que él fuera feliz, mas estas consiente de cuánto está sufriendo, tal vez hasta más que tú, todo por egoísta.

-¿Qué te pasa peque? –Alberto me apretó hacia su cuerpo-

No le dije nada, lo abracé lo más fuerte que pude, me perdí en la camisa a cuadros que llevaba puesta, mis lágrimas comenzaron a mancharlo, pero no me importo cuando sentí sus manos apretar mi nuca aún mas así él. La vida no es justa, no se vale, en verdad que no se vale, lo peor de todo es que yo me la he complicado.

No se te olvide Carlos, la frase que siempre mantuviste al frente de ti, la que nunca dejaste al lado y tal parece que ahora lo haces, “Nada es para siempre”, las personas pueden jurarte muchas cosas, mas no siempre cumplen, pero ahora no trates de echarle la culpa a alguien, ya que la culpa la tienes tú, nadie más, tal vez y tú eres el de siempre, tal vez depende de ti, no del destino, no de los demás, depende de ti conservar ese para siempre, y aun no sabes cómo.

-Debemos irnos –Se paró Alberto, me paré tras él y saqué las maletas del cuarto-

Miré alrededor del departamento, recordando tantas cosas que también viví con mi viejo ahí, mirando ese sofá donde caímos después de bailar, cuando me metió al baño cargando para que no me lastimara mi pie, la vez que abrió la puerta y yo caí al suelo, la primera vez que dormí en su pecho, nuestro primer beso, ahora esos recuerdos después de cerrar esa puerta, quedaran en mi mente, pero formaran parte del pasado.

………………..

Eduardo:

Salí del cuarto lo más rápido que pude, avisé a Luke, el parecía muy sorprendido, mas no tanto como yo, nos veríamos en la salida de la Universidad, traería a Michelle con él. No me cambié de ropa, llevaba la misma, que de la emoción ni me importaba, tenía el tiempo encima, ahora mi destino es Hernández, tengo que hablar él.

-Aquí estoy –Abrí la puerta de golpe, por suerte el sub-director estaba dentro-

-¡Ah! –Dio un salto- ¡Me quieres matar! –Dijo enojado-

-Lo siento mucho, lo que pasa es que tengo prisa, mucha prisa –Ni me senté, estaba todo nervioso-

-Ya lo sé, tu madre me ha contado todo –Trató de sonreír- Aunque el amor hace que hagamos cosas muy locas –Buscó algo en uno de los cajones de su despacho-

-¿Todo está bien? –Empecé a sudar, miraba el reloj, eran las 8:30 de la noche-

-Si –Ahora si levantó la cara y me regaló una cálida sonrisa- Tengo algunos días con esto, que tu madre me ha insistido mucho, es una mujer un poco mandona –Frunció el entrecejo- Sólo tienes que firmar estos documentos y todo esta listo –Deslizó una carpeta y un papel hacia donde yo estaba-

Ni miré lo que esas cosas decían, tomé la pluma y empecé a firmar todo, no se me podía quitar de la cabeza el enorme reloj que cada vez avanzaba más rápido.

-Listo ¿Es todo? –Lo miré-

-Sí, eso es… -Y no lo dejé terminar, me acerqué a él y planté semejante beso en la frente para después salir corriendo-

Me senté en una de las bancas a tomar algo de aire, no tenía que comer ansias, de todas formas aun no me aseguraban nada, y ya me encontraba festejando. Nadie estaba en los pasillos, me senté enfrente de la repisa que tenía los trofeos de futbol americano, un flashback llego a mi mente.

Miré a Carlos sometido ante mí a un lado de ese lugar, estando ligeramente alcoholizado, la forma en que me besó, como lo besé, como lo toqué y como le enseñé. Una amplia sonrisa se dibujó en mi rostro, me acordé cuando estaba a punto de eyacular, cuando paso por mi mente que su boca no era lugar para eso, lo tomé de la barbilla, lo levanté y le planté un beso para después sentir los disparos resbalar por mi estómago.

Reaccioné cuando mi teléfono comenzó a sonar, era de nuevo mi madre, tal vez y tenía noticas ya.

-Dime mamá –Parecía algo entusiasmado, si no es que mucho-

-Arreglé el departamento que tu tío tiene en Inglaterra, tiene años que no lo habitan –Comenzó a explicar mi madre- Sé que es algo apresurado, pero bueno, está en un buen lugar de la ciudad, y en muy buenas condiciones…

-Gracias mamá –La interrumpí- Perdóname por todas las veces que te hice enfadar, sé que es un poco tarde, pero es necesario –Traté de hablar-

-No te preocupes por eso hijo –Su voz era tierna- Te he dicho, el amor de madre es incondicional, tú lo sabes, además, yo no sé de rencores, y mucho menos contigo, ¡Eres mi hijo! –Que felicidad tenía guardada en el alma-

-No sé qué decir…. –Estaba mudo, completamente mudo-

-Te hablo en unos minutos para confirmarte lo del vuelo, estoy moviendo mar y tierra, y estas aerolíneas son algo tardadas –Interrumpió el silencio mi madre-

-Bien, gracias de nuevo –Colgué la llamada-

…………………..

Estaba sentado en la acera fuera de la Universidad, Michelle y de Luke me bombardearon de preguntas que no sabía ni cómo responder por la felicidad, ni sé que significa felicidad, tal vez es solo euforia, lo que sea que fuera, todo esto dio un giro de 360 en menos de dos horas.

-¡Tu madre ya se tardó! –Dijo Luke apuntándome-

-¡Ya has dicho como 5 veces lo mismo! –Explotó Michelle- Eres un desesperado, no sé por qué se dice que las mujeres somos unas histéricas –Se paró-

-Mira nada más como estas de exaltada –Comentó Luke-

-Por favor –Volteó la mirada- Eduardo se está comiendo las uñas, y tu estas dando vuelta en círculos desde hace 10 minutos ¿Esperas al príncipe azul? –Michelle tenía razón, estábamos muy nerviosos y mi madre que no llamaba-

Miré con atención a los lados, Luke y Michelle se controlaron, aprecié la pantalla de bloqueo, ¡Vamos! La esperanza es lo último que muere, no la pierdas ahora como la habías perdido antes, todo saldrá bien, estas en el último paso, ¡Vamos! ¡Vamos!

-¡Dios! –Grito Luke cuando escuchó mi teléfono sonar-

-Cállate weon, que eres un escandaloso –Le dio un empujón Michelle-

En el móvil decía “Mamá”, deslice el dedo por la pantalla, la llamada entro, estaba algo nervioso, de eso dependía mucho, y a la vez, nada.

-B-Bueno –Titubeé-

-¡Todo listo! –Mi corazón se detuvo- Tienes que dirigirte a la agencia en el aeropuerto que ahí te entregan tu boleto, también te he transferido algo de dinero a tu cuenta y en unos días te envío más –Terminó de decir, pero yo me encontraba sin habla-

Tienes lo que has querido Eduardo, ya está en tus manos, ya se cumplió, ya es posible, ahora sólo ve búscalo, y que pase lo que tenga que pasar.

-Eduardo, ¿Estas bien? –Luke y Michelle se acercaron-

-¡¡Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!! –Comencé a gritar como loco- ¡Gracias mamá, eres la mejor, te amo! –Grité al celular- ¡¡Gracias Dios!! –Abrí mis brazos al cielo-

En una milésima de segundo sentí el tiempo detenerse, todo pasaba muy lento ante mis ojos, la cara de felicidad de los chicos que se acercaban lentamente a abrazarme, sentí sus brazos rodearme, miré al cielo, tal vez esperando alguna respuesta divina, que sé que nunca iba a llegar, o tal vez sí, todo paso tan lento, no podía creer lo que estaba viviendo, es que no tengo tanta suerte, estoy soñando, soñando como un niño, soñando despierto.

-Espero pronto poder verte y conocer a ese chico tan especial…

……………………….

Alberto:

No me gustaba ver a Carlos de esa manera, podía ver por el espejo retrovisor su cara, sin ninguna expresión, apagado, mirando las cosas que estaban a su alrededor, pero nada más, perdido.

-Casi llegar al aeropuerto –Dijo Edel- Saber que tal vez es duro para ustedes, cambiar de estilo de vida, de país, y todo eso –Me gustaba que él tratara de alentarnos, aunque sea por un poco-

-Lo peor para mí fue despedirme de mis alumnos –Traté de hacer entender a Carlos que él no era el único que tuvo que dejar una vida atrás- La escuela, mis compañeros maestros –Sonreí al recordar todo eso-

-Me lo imagino –Habló Carlos-

-Si peque, muchas cosas se quedan atrás, pero muchas sorpresas nos acompañan, y veras que la vida nos va a sonreír –Lo miré de reojo, él no dijo nada mas- Y bueno, lo que más me dolió fue dejar mi departamento, muchos años viviendo ahí, y pues no sé, uno le toma cariño a las cosas –Miraba la carretera-

-No desanimarte Carlos, veras que en ese vuelo no iras mal acompañado –Edel le sonrió-

-Dime peque, ¿Te has subido a un avión? –Sabía que nunca lo había hecho, quería meterle esa sensación en la mente-

-No, nunca en mi vida me he subido –Él miraba por la ventana, no me hacía mucho caso-

-Sentirse un poco de miedo al subir –Volteó Edel a verlo-

………………….

Eduardo:

Michelle encendió el auto, Luke me ayudó a subir mis cosas, nos montamos y la fiera chilena arrancó, dejando atrás la Universidad, los recuerdos, el primer libro. Entre los barandales de la enorme pared que recorría el lugar se podían apreciar los bellos árboles, el enorme campo de futbol americano, la vistosa fuente que daba la bienvenida al lugar, los edificios que se amoldaban a la estructura, y el más alto, el edificio de varones, donde se empezó a escribir una historia con más de una versión, donde el tiempo se recorría de un lado a otro, donde unos personajes cobraron vida, algunos buenos, algunos malos, donde un soñador trató de plasmar su mundo y darlo a conocer a los demás.

-¡Mas rápido Michelle! –Gritó Luke-

Michelle se adentró al autopista a una buena velocidad, avanzábamos rápido, todo parecía en orden, incluso teníamos tiempo de sobra, me recargué en el asiento del copiloto, miré por la ventana a las luces de los automóviles pasar, incluso había un semáforo más adelante.

-¡Mierda! –Dijo entre dientes Michelle, paró el auto y se bajó a ver, me empecé a preocupar-

Miré a Luke que estaba en la parte trasera, también estaba al pendiente de lo que Michelle estaba haciendo, después de unos pocos segundos se volvió a la puerta, subió al auto y empezó a ordenar.

-Ustedes dos –Dijo en tono frio- Eduardo en la parte trasera esta un neumático de repuesto –Me miró- Luke –Miró hacia atrás- Bajo tus pies esta la caja de herramientas, quiero que ambos se bajen y cambien el neumático ¡A-ho-ra! –Miró hacia el frente, ninguno de los dos dudó-

Luke y yo nos bajamos rápidamente, no había ni el más mínimo segundo que perder, como pude abrí la parte trasera del auto y mi amigo sacó las herramientas, no éramos muy expertos pero tampoco idiotas, bueno, no tan idiotas, y en unos minutos el neumático estaba listo para regresar al ruedo.

Nos montamos de nuevo, Michelle pisó el acelerador, y la travesía dio inicio otra vez, pero no duraría mucho, que serían, ¿Dos minutos? Tal vez, miré que en el tablero del auto una luz comenzó a parpadear, segundos después, el auto se detuvo, Dios, ¿Eres tú? ¿Te ríes de la desgracia ajena?

-¿Ahora qué pasa? –Pregunté afligido-

-Parece que el auto se quedó sin gasolina –Me miró Michelle con cara de “No me odies”.-

Luke y yo nos habíamos contagiado de histeria uno del otro, casi enloquecíamos, y bien enloquecidos. Él comenzó a decir que no llagaríamos, yo comencé a quejarme de la falta de cuidado de Michelle, ¿Cómo que no traía gasolina? Estaban comiéndome en mi vida, sentía que se me salía el corazón, y no exagero.

-A ver ¡Cabrones! –Dijo ella con una voz endemoniada- Escúchenme bien, se me bajan los dos ¡Ahora mismo! –Esta mujer esta poseída- ¡Empujan el jodido auto y se callan el puto osico! –Ambos nos quedamos callados mirándola, y medio segundo faltó para que estuviésemos empujando-

Entre reclamos e insultos en voz baja a esa chica, Luke y yo empezamos a empujar el auto, ya tenía suficiente con el pendiente de que tal vez no pudiese alcanzar el avión, y ahora Michelle nos gritaba no sé qué cosas, tal vez para apurarnos y vaya que funcionó, porque toda la frustración era descargada contra ese pedazo de chatarra.

-Empujan como niñas –Rugía la chilena-

………………….

Alberto:

Entramos al aeropuerto, Edel me dijo que llegáramos unos minutos antes para tramitar algo con su visa internacional, no sería mucho, así que Carlos y yo nos sentamos junto a una máquina de bebidas a esperar que nuestro vuelo fuera anunciado.

-¿Emocionado? –Le di un codazo-

-Supongo que si –Me regaló una sonrisa, aunque sé que no fue sincera, pero por lo menos trató-

-Todo saldrá bien, el avión no va a explotar –Lo abracé-

-Sí, lo sé –Su mirada estaba perdida-

-Vamos Carlos, peque –Lo tomé de la barbilla- Haz un esfuerzo, que no quiero verte triste, hazlo por mi niño –Besé su mejilla-

-Si viejo –Se recostó en mi hombro-

………………………

Eduardo:

Tan pronto como llegamos a la gasolinera metí la manguera al tanque para llenarlo, miré a Luke, estaba todo sudado y se sostenía de sus rodillas mientras respiraba agitado, yo estaba igual, pero no me importó, era llenar el tanque e irnos ya.

-Tengo algo de sed, voy por agua –Dijo Luke, pero no se lo permití-

-Claro que no, ni un minuto más –Lo tomé de la playera y lo halé para meterlo al auto-

-¡Ya! –Me subí al asiento del copiloto, miré a Michelle-

-Claro que sí –Y arrancó el coche de nuevo, espero que ahora si ¡Otro milagro no caería nada mal!

No sé si eran mis nervios, o la voz de Luke en mi oído lo que me hacían ver que Michelle iba muy despacio, sentía que el auto no avanzaba y el reloj iba a la velocidad de la luz, es una locura todo esto. Teníamos pocos minutos en la autopista, no había mucho vehículo, pero esta mujer que no se apura.

-Más rápido Michelle –Traté de insistir, ella pisó el acelerador-

-No vamos a llegar –Seguía diciendo Luke- Y si llegamos el avión ya se habrá ido, no será posible, no lo lograremos….

-¡De veras joden! –Grita Michelle- Me tienen ¡Es-tre-sa-da! –El toro estaba listo- Quédense callados por uno minutos, se quejan más que una porrista

-No nos quejaríamos si no manejaras como mi abuela –Dije en tono bajo-

-Voy a ser clara –Michelle se paró de golpe- Me estas enfadando, y no estoy de humor –Nos señaló con el dedo- No es mi culpa que estés teniendo un viaje más complicado que el cuento de la cenicienta –Realmente estaba enojada- Me vale que según ustedes vayan a llegar tarde, sé lo que hago y no quiero que me sigan jodiendo por que no dudaré en bajarlos de las bolas, quitarte el boleto y la que se va con Carlos a Inglaterra sea yo, que me doy cuenta que es quien más ayuda le brinda –Ninguno de los dos dijo nada mas- y sabes que más, pásate al asiento trasero y te cambias esa camisa porque ¡apestas! Y esta toda sucia.- Luke se bajó rápidamente, igual yo y tomando una de las maletas del porta equipaje me metí con ella en la parte trasera del auto.

Retomó a gran velocidad la vía, Luke se puso el cinturón de seguridad, que aunque no hubiese tanto tráfico, prefería estar sano y salvo que salir disparado por el vidrio delantero si frenaba como hace un rato.

……………….

Alberto:

Edel llego hace unos momentos y se sentó a nuestro lado, Carlos parecía distraído con los aviones que miraba despegar por la enorme ventana. Me encontraba algo inquieto, disimuladamente miraba hacia los lados, esperaba una señal pero nada. Escuché que estaban anunciando nuestro vuelo, era hora de pararnos y caminar a la puerta de embarque.

-Es hora de partir Carlos –Le dije a mi peque, él tomo sus maletas y siguió a Edel, yo iba a un costado-

…………………

Eduardo:

Entramos al aeropuerto, cuando bajaba del auto casi me caigo de boca por venir corriendo, pero por lo menos Luke me sostuvo y Michelle me ayudó con una de mis maletas. Miré el reloj, eran las 11:25 de la noche, no quedaba nada para que el avión despegara.

Nos acercamos a la agencia de viajes a pedir mi boleto, ¡El pasaporte! Abrí la maleta lo más rápido que pude, comencé a sacar la ropa, me valía que la gente me mirara como si estuviese loco, ¿Dónde está?

-Como se te ocurre no tener el pasaporte a la mano sabiendo que vas a viajar –Escuché a Michelle regañarme-

-¡Aquí esta! –Estaba entre mi ropa interior, la cual estaba ahora regada por todo el piso-

Luke y Michelle me ayudaron a recoger el desorden, le di el pasaporte a la chica que atendía, después de esperar unos pocos minutos me dio el boleto, ¡Sí!

……………………….

Alberto:

Estábamos en la puerta de embargue, Carlos parecía ahora un poco nervioso, me gustaba la forma en que trataba de hacerse bolita para no chocar con las personas que pasaban a nuestros costados, miraba lo enorme del lugar, yo también estaba desesperado, parece que Edel lo notó.

-¿Buscar algo? –Me preguntó el alemán-

-No, bueno, supongo que una sorpresa –Guiñé un ojo, Edel sonrió conmigo en forma de complicidad-

……………….

Eduardo:

Ahora todo estaba en regla, el equipaje había sido entregado, me indicaron a que puerta dirigirme, ya que los pasajeros están embarcando. Me detuve en la zona donde tenía que seguir solo, me di la vuelta, los miré a ambos.

Allí estaban ellos, Michelle, la bella chica de nacionalidad Chilena que es la mejor amiga de mi osito, Luke, mi mejor amigo, casi mi hermano, el único que no me abandonó en los momentos difíciles, y que pensé era muy inmaduro. Ellos dos se han ganado un enorme espacio en mi corazón, siempre los voy a recordar, siempre los voy a llevar en el alma.

-Aquí termina el camino –Me abrí de brazos y los abracé-

Michelle se acercó y me dio un cálido beso en la mejilla, mostrándose fuerte como siempre, en cambio Luke, ¿Luke? Está llorando, mire las lágrimas resbalar por sus mejillas, sollozando como crio.

-El mayor de los placeres el conocerlos –Me separé de ellos-

-No olvides que siempre serás mi hermano Edu –Luke me dio un apretón de manos-

-Y tampoco se les olvide establecerse rápido, ya quiero ir a visitarlos –Sonrió Michelle-

Caminé por el pasillo, les di la espalda y mi nuevo camino empezaba ahora, sin mirar atrás, sin recordar los malos momentos, sólo a las personas que si valieron la pena, las agradables situaciones que te pueden hacer dibujar una sonrisa en el rostro, lo maravilloso de una etapa de tu vida.

Entregué mi boleto, metí mis manos a mis bolsas, caminé de nuevo y di la vuelta, ahí estaban ellos aún, Luke abrazaba por la cintura a su novia, le di un adiós con la mano, una amplia sonrisa se dibujó en mi rostro.

………………………….

Alberto:

Estábamos a punto de abordar, Edel iba hasta adelante, después Carlos que iba entremedio de ambos, miré desesperado, estaba nervioso, ¿Dónde está? Espero que todo salga bien. Habíamos entrado al avión, entre la fila de personas cada quien tomaba su lugar.

-Niño ojos miel –Tomó Edel del brazo a Carlos- Este es tu lugar, junto a la ventana

-¿Estaré solo? –Carlos pregunto con un tono ligeramente de miedo-

-No te preocupes peque –Lo tomé del hombro- Edel y yo estaremos acá atrás, no pasa nada –Sonreí-

…………………………..

Carlos:

Me senté junto a la ventana, todo es novedoso, nuevo para mí, es la primera vez que veo tan de cerca un avión, la primera vez que entro a uno, mas sin embargo me cuesta mucho disfrutar del panorama. Lo admito, mi corazón está destrozado y cuando esta máquina despegue, se hará mil pedazos.

No es dejar un país, es dejar recuerdos, los pocos recuerdos que puedo contar con los dedos de mis manos, los pocos recuerdos felices que llevo en el corazón. Desde Michelle, Luke, y el amor de mi vida, todo se encierra y el ciclo deja de ser ciclo, ya no volverá a repetirse, se cerrará en físico, mas no en esencia.

Lagrimas silenciosas comienzan a resbalar por mi cara, ya no las quiero, ya no quiero que formen parte de mi vida, pero no puedo, Carlos, tómalo como una limpieza, estas lagrimas están limpiando tu alma, déjalas fluir, podrán ser muchas más, hasta que sea necesario, al final, en otra vida, podrá ser tu amor, podrán mantener todas las promesas, ser ambos contra el mundo.

Sentí que alguien se sentó a mi lado, genial, lo último que ahora quería era algo de compañía, limpié mi cara, no quería que nadie me viera llorar, tienes que ser fuerte, por última vez, haz el esfuerzo. Ahora sólo no voltees el rostro, no muestres tu dolor. Algo cayó en mis piernas, regrese a ver, vaya, una bolsa de gomitas.

-¿Una bolsa de gomitas? –Pensé en voz alta-

-Son tus gomitas favoritas y pensé que te gustarían para el camino –Escuché una voz muy calidad cerca de mi oído, ¿Eduardo?-

Gire rápidamente, no podría creer lo que estaba viendo, me era imposible, realmente imposible.

-Parece que has visto un fantasma osito –Dijo Eduardo con una hermosa sonrisa-

-E-e-eduardo –Traté de recobrar el aliento- ¿Qué haces aquí? –Estaba congelado, no acreditaba lo que mis ojos miraban, levanté mis manos y las acerqué a su cara, sentí mi corazón detenerse, mis ojos se llenaron de sentimientos-

-Te amo –Me contestó muy sin pena-

No pude controlarme más y me lance a abrazarlo, nuestros cuerpos se presionaban, toqué su cara, tal vez y era un espejismo, pero no, ¡Era él! No era una ilusión, no me había vuelto loco, solamente, no sé, estoy en el paraíso. Besé sus labios, él me respondió entre lágrimas con pasión, con amor, con perdón. Todo eso fue lo que sentí muy dentro de mí, castigando mi alma, recompensando mi ser.

-Eduardo, pero ¿Co-cómo? –Dije entre llanto, tocaba su cara de nuevo, esto era imposible, no lo creo, es un truco-

-Osito –Él beso mis manos, las apretó contra su cara, limpio sus lágrimas con ellas, seguía besándolas, lo sentía, si, es verdad, ¡Si es verdad!- Agradécele a mi madre, ella lo hizo posible, agradécele a tu suegra –Dijo con una combinación de risa y llanto-

-P-pero –Estaba nervioso- ¿Luke, Michelle? ¿Tus estudios? –Empecé a exaltarme- ¿La universidad?

- Todo está solucionado, pero para que te quedes tranquilo, estudiaré allá, mis padres seguirán pagando mis estudios, y gracias a Alberto y Edel estaremos en la misma universidad –Me sonrió  y besó mis manos de nuevo-

Difícilmente me pude dar la vuelta, miré a mi viejo con Edel, ambos me sonrieron, un brillo en la mirada de Alberto, sincero y radiante, le regalé una sonrisa, una sonrisa que jamás pude regalar a nadie más, amo a ese viejo, lo amo con todo el corazón.

-Te amo hijo –Pude leer de sus labios, le sonreí-

Sólo pude mirar a Eduardo, una sonrisa de oreja a oreja se dibujó en mis labios, no podía evitar sentirme tan satisfecho, tan entusiasmado. No podía dejar de mirarlo, la sonrisa no se iba, las lágrimas continuaban cayendo, apreté su mano.

Mire al frente, me acomodé en mi sillón, sin creer lo que me estaba pasando, aun no lo creo, apreté la mano de mi corazón, no quiero soltarla jamás. Dentro de mí siento como si algo se construyera, algo que se hace más fuerte, más fuerte que ayer. No estoy solo, ahora todo es nuevo para nosotros, tengo una nueva vida en puerta, nueva universidad y lo mejor de todo, tendré nueva familia.

………………………

No sabes lo duro que es atravesar la tormenta, los riesgos que lleva, los percances y los deslaves que vas a sufrir en el camino, desde la piedra más pequeña, hasta la enorme roca que está atravesada y no te deja pasar.

No conoces a nadie, todos llevamos una máscara, ocultando nuestros miedos, no queremos mostrar nada a nadie, pero cuando llega la hora del espectáculo es como estar desnudo en el centro del escenario, todos te ven, nadie te conoce, caminas a la deriva, tratando de ignorar razones completamente ilógicas que dan vuelta en tu cabeza y te estancan para no poder seguir, para quedarte prisionero.

Es como una ráfaga de aire que te succiona, como el polvo que pega directamente en los ojos, y ahora, ahora que estoy tomado de su mano, ahora que me abrió los ojos, ahora que estoy viendo el mundo tal y como es, es ahora que puedo decir que estoy vivo, que no hay problema que no pueda ser solucionado, tampoco lesión que no pueda ser curada.

Hay dos partes en este mundo, la mejor y la peor, simple, muy simple. Un pequeño detalle, tienes que conocer la peor parte para que la mejor parte salga iluminada ante tus ojos, que ninguna viva de la otra, pero una no es nada sin la otra, combinando algunas sensaciones que hasta el día de hoy yo tampoco entiendo, solo sé que existen, solo sé que están ahí, volando en la inmensidad.

Da miedo, miedo a tener la felicidad frente a tus ojos y temer a que alguien te la arrebate. Da miedo saber que no puede ser tan fácil conseguir algo y que en un abrir y cerrar de ojos este en la puerta de tu casa, es por eso que negamos esas maravillosas ocasiones que alguien nos toma de la mano y nos alienta a saber lo hermoso que es el color negro.

Actos tan simples como caminar, sensaciones tan fructíferas como un beso, nos hacen ver el camino de otra manera, lástima que no siempre hay alguien que nos quite la venda de los ojos, pero ¿Se necesita a alguien? No lo creo. Se rudo, muere joven, siempre trata de divertirte. Creo en lo que quiero convertirme, creo en la persona que soy, y mi modelo siempre será el mismo, no quiero cambiar, no puedo volar, pero creo muy dentro de mí que soy un ángel, mas esta vez, cuando me tire al precipicio espero volar, no solo para salvarme, si no para conocer el más alto de los cielos y apreciar la hermosa vista que la vida me ofrece.

Estoy totalmente loco, pero soy libre.

Fin

Para: José Francisco

Gracias a todos, gracias.

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