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16.1 Nico y el bar del placer

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Lunes

El trabajo es un buen lugar para que la cabeza descanse de nuestros problemas particulares, dejarlos apartados durante un tiempo  y ocupar nuestro tiempo en la labor para la que somos pagados.

En el departamento de formación han preparado una reunión de encuentro con los seleccionados de mi promoción, quieres que nos vayamos conociendo. Tendrá lugar a primeros de Octubre en el mismo hotel donde estuvimos encerrados para la selección, en plena campiña inglesa y alejados de núcleos urbanos importantes

Me comunican de Yorkshire que les debo indicar la hora que me conviene, para que me reserven billete en el Eurostar para el miércoles día ocho de Octubre, y que yo debo encargarme de los billetes de Londres a York. Tengo que dormir en el hotel de la reunión esa noche.

Me sorprende verme encantado ante la visita que voy a realizar a U.K., estoy contento y no me lo puedo creer.

Me remiten el programa para el jueves y viernes, el sábado nos dejan libres para que hagamos lo que deseemos, me gustaría bajar hasta Derby y poderlo pasar con David, el domingo será la vuelta y me reservarán el billete de vuelta, tengo que indicarles la hora en que deseo volver.

La reunión tratará únicamente de que los postgraduate podamos convivir dos días, realizaron tres convocatorias y de los quince que iban a coger nos hemos quedado en trece, dos españoles, una francesa y el resto de nacionalidad inglesa aunque de diversos orígenes y razas.

Recuerdo a uno negro, sin motivos concretos, ¿o sí?, es un espécimen de hombre del que no puedes apartar la vista, está bueno a rabiar pero no hay nada que hacer, las chicas se lo disputan y él parece encantado de la expectación que levanta entre las féminas y en mi por mi condición de gay.

Mi jefe irá el día nueve, día en el que debe intervenir en alguna charla y me informan de que también estará mi mentor, desconocía que hubiera establecida esa figura y que se encargara de mi, radica en Barcelona y va para conocerme, desea hablar conmigo ya que es la persona que me dirigirá y guiará desde allí durante estos años.

Como la vez anterior, envían dos inmensos cuestionario que tengo que rellenar y enviarles de vuelta vía internet, y el listado de las distintas ropas que tenemos que utilizar. Otra vez con la maleta llena, nos piden que llevemos hasta un impermeable que tendré que comprar en una tienda de deportes, pensarán tenernos expuestos a la lluvia y en el campo.

Espero que después pueda centrarme en mi trabajo, no me dejan ni respirar y me agobio. Mi jefe quiere que le siga acompañando a las reuniones, y no para además ha impartido órdenes para que los jefes de los departamentos las realicen con su personal y conmigo presente.

Me quedan dos fines de semana de estar aquí con Nico.  A la tarde hablo con mi madre, quiere marchar este fin de semana próximo. Localizamos los vuelos y escogemos uno vía Bruselas – Santander, va a llegar muerta. Voy a proponerle a Nico que venga este fin de semana, puede aprovechar para despedirse de ella aunque tendrá que hospedarse en un hotel.

A la noche hablo con él, le explico lo de mi próximo viaje. La conversación resulta fluida pero faltan las expresiones de cariño espontáneas, creo que se siente triste por mi marcha aún lejana.

-Bueno, entonces ese fin de semana tampoco te veré.  –se refiere al del 11-12 de Octubre, cuando estaré en Inglaterra.

-Ya, son cosas que sabíamos que se producirían puntualmente.  –conocíamos que esos viajes iban a tener lugar.

-Nos veremos después y con más ganas…., te llamaré mañana...  Te quiero Nico y no me gusta verte triste.

-Quedan dos fines de semana antes de que marche…  Te extraño y solo he pasado un día sin ti…, te quiero muchísimo…

-Yo te amo Daniel, lo sabes, más que a nada en el mundo…    -lo sé porque no se cansa de decirlo y demostrarlo.

-Me llamas mañana si te parece bien.

-Sí, sí, a esta misma hora…  Besos para ti y para tu madre.

-Adiós, tengo ganas de que me vuelvas a hacer el amor.

…-…-…-…-…-…-…-..-…-…-…

Martes

He adquirido los billetes de avión para mi madre, en el banco se mostrado más complacientes, antes querían cobrar comisiones por todos los conceptos y ahora me van comunicando que algunos de ellos me los exentan de gastos.

Mi jefe me comunica que irá a U.K., pero no como estaba previsto en un principio, será por su cuenta y el día nueve como ya me han informado de York.

Uni me ha enviado dos mensajes a lo largo del día, para recordarme que tenemos que hablar a la tarde, desconozco si tiene que comunicarme alguna noticia especial.

Cuando me llama, por fin, prácticamente no tenemos tiempo más que para saludarnos, y enviarnos un beso, comienza a hablar apresuradamente.

- Daniel, no me interrumpas hasta que no termine. No podemos continuar así, necesito pedirte perdón, mi concentración en el trabajo es nula, tenemos que hablar en persona, necesito mirarte mientras te hablo.  –sonrío pero preocupado, creía que todo estaba aclarado.

-¿Puedo hablar yo ahora?...

-Eso estoy esperando.

- Nicolás, tú no tienes culpa de nada, yo soy el raro… Quiero que vengas este fin de semana, he comprado ya los billetes y mi madre marchará el domingo, ya está confirmado, de todas las maneras no es éste el motivo principal, yo también quiero verte y estar contigo, tenemos que hablar.

-¿Puedo ir el viernes?, te lo digo para reservar los billetes de tren.

-Si lo deseas puedes venir en coche, siendo prudente, además así me lo puedes enseñar, el domingo no pude casi verlo.

-Bah, no importa, a ti no te llaman la atención y ya me dijiste que te gustó.

-En eso tienes razón y me pareció bonito.

-Bonito es lo de menos, es lo que tiene por dentro…, disculpa, ya me estoy desviado…

-Como tú quieras Nico, ya me dirás lo que decides, y otra cosa. ¿Quieres que te reserve un hotel?, en el estudio no hay sitio estando mi madre.

Mi rostro se iba transformado y sentía un gusanillo por dentro que involuntariamente me hacia sonreír y estar alegre.

-Si no te importa hacerlo, tu ya conocerás algo que este cercano de tu casa, si puedes resérvame una habitación...  –se le notaba entusiasmado.

-¿Si disponen con cama de matrimonio mejor? La reservo así.  –se le oye como  ríe.

-Gracias Daniel, me acabas de poner contento.

-Pero no es para que yo duerma contigo, salvo algún rato que tengamos.  –a pesar de la confianza que tengo con mi madre, me avergüenza que sepa mis ansias de tener a Nico.

-Es lo mismo, no importa, para que podamos hablar tranquilos.   –ahora el que río soy yo.

-¿Estás mejor?, ya te ríes, vuelve a hacerlo otra vez.  –le obedezco, lo pide de una forma como si rezara ante un santo.

-Quiero que estés siempre así, me vas a contar lo que te sucede… No, no me digas nada, perdona… No quiero saberlo.

-Te lo diré Nico, cuando crea que es el momento, pero no debes preocuparte, no es importante para nada.

-Es igual, no me importa, creía que era algo sobre tu amigo de Nicaragua que yo no supiera, tú decides, ¿vale?

-Pediré disculpas a tu amigo Evans y queda solucionado todo, ¿qué te parece?

-Que no es necesario que hagas eso, no le has ofendido en sentido alguno.

-Pero tú crees que mi enfado era por él y no es verdad, ni siquiera estaba enfadado, sabes que puedes salir con quien desees, eso también quedo claro desde el principio.

-Ya sé que no estabas molesto con él, y ya te he dicho que fui yo el causante de todo lo que se produjo, y no vamos a hablarlo ahora, lo haremos cuando nos encontremos.

Estuvimos hablando mucho tiempo, mucho, y volví a reír cuando exageraba su acento catalán, y ese hablar que emplea a veces tan vulgar de la calle.

-¿Nico? Tengo que pedirte un favor.

-Dime, eso está hecho. ¿Qué es lo que necesitas?

-No es para mí, es para Evans…   -no hubo dudas en su contestación.

-Qué necesita Evans, si está en mi mano, sabes que lo haré.

-Verás quiere… -le expliqué la idea  que tenía Evans de montar un restaurante en España, no estaba decido aún, pero le dije todo lo poco que sabía y habíamos hablado aquella noche.

-Vosotros tenéis conocidos en Madrid y otras ciudades en lo relacionado con el sector hotelero y de restaurantes. Facilitarle información, no sé, no entiendo de eso, pero alguien vinculado a ese sector podría aconsejarle.

Hay un corto silencio que no interrumpo.

-Déjame pensarle, hablaré con alguien. No te preocupes, me encargaré y algo se podrá hacer, déjalo de mi cuenta y tú te encargas de la reserva del hotel, para el viernes y el sábado, ¿va?

-¡Va!  -se pone a reír cuando le imito.  

–Gracias, eres único Nico.

-Razón no te falta, soy único para todo…  -río hasta que se me humedecen los ojos, todo parece que se va encauzando.

Nos despedimos, he permanecido en el patio de los estudios y aunque llevo un jersey tengo frío, el invierno se acerca, me he manchado de barro, han estado los jardineros echando tierra en las zonas donde irá la hierba.

Comento a mi madre que Nico vendrá a estar con nosotros el fin de semana, está contenta, ha escrito a mi padre para decirle que vuelve a España. Me sorprende con la propuesta que a continuación me hace.

-Debíamos invitar a ese chico amigo tuyo, Evans, a comer el sábado para despedirme también de él, ¿qué te parece?  -la verdad es que me ha dejado atónito.

-Me parece bien mamá. Se lo diré a Nico cuando hable con él y le haré una llamada a Evans, para saber cómo está en su trabajo.   – seguro que a Nico no le importa que comamos los cuatro.

…-…-…-…-…-…-…-..-…-…-…

Miércoles

Los del banco están tardando en enviarme la tarjeta de crédito, la necesito para poder contratar internet. Parece que tendré que instalarlo yo y configurarlo, con lo mal acostumbrado que me tiene mi padre que siempre lo hace él.

Sigo con muchas reuniones en el trabajo,  pero están comenzando a encargarme cosas nada serias, también algunas charlas que nos imparte mi jefe a mi compañera y a mí al mismo tiempo.

Hoy me llama el director de la fábrica y acudo a su despacho, dice que estaba mirando mis datos y que ha visto que vivo cerca de él en Lille, que si alguna vez tengo algún problema puedo llamarle, si en el invierno con la nieve no atrevo a conducir, lo que sea. Me pide mi número de teléfono y me entrega el suyo.

Todo un detalle que le agradezco, hablamos unos minutos más antes de marchar a mi trabajo.

Agradezco el que tengamos comedor en la fábrica, me evitará mucho trabajo, cuando se marche mi madre tendré que ocuparme solamente de la comida de los sábados y domingos. El frigorífico es pequeño y así es mejor, no tengo que guardar mucha comida.

Mi jefe André, sorprende hoy a todos los que estamos cercanos a él, ha llevado tarritos de miel, uno para cada uno, miel de sus propias abejas, deja una caja con los tarritos y una hoja donde debemos anotar nuestro nombre cuando recojamos la miel.

Mis compañeros con amables y me siento relajado al no tener gente dependiendo de mi, mi contacto hasta ahora es con los distintos encargados de los departamentos, que son los que me explican los procesos.

Son amables pero la confianza no se obtiene en unas semanas, recuerdo que en Chapel, en las oficinas generales, no logré hacer amistad con compañero alguno y todo se limito a los de la residencia, hasta que llegue a la depuradora, en un par de meses ya tenía compañeros con los que podía hablar y hasta comer, por cierto, dos de ellos siguen en comunicación conmigo

A todos nos cuesta entregarnos, y al principio nos vemos unos a otros como bichos raros. En el comedor trato con las personas que ocupan la mesa donde me coloco que es la de mi jefe.

Parecen encantados de tenerme a su lado, intervengo poco en las conversaciones y prefiero escucharles, prestar atención a lo que hablan entre ellos, intentar entender esas oraciones suspendidas, palabras inacabadas o cortadas en su mitad. La confianza, por ahora llega hasta ese punto.

Coincido comiendo a veces con mi jefe, cuando terminamos una reunión y vamos a la vez al comedor, aunque no es el director ejerce cierto mando en el resto o eso me parece por el trato que observo. Me han hablado alguna cosa desagradable de él pero prefiero reservarme mis opiniones. Conmigo no ha vuelto a haber problemas después de aquella salida de tono y después de lo de la miel, estoy comenzando a cambiar mi opinión sobre él.

Algún día salgo tarde del trabajo, nunca más tarde de las 8, obligatoriamente todos debemos estar fuera para esa hora.

Nico me llama cuando estoy en la carretera, le pido que me llame después, que no quisiera despistarme conduciendo.

- Daniel, antes de decirte otras cosas, ¡te quiero!

-Te quiero yo también, estoy camino de casa, en la carretera, será mejor que me llames después, no quiero apartar mis ojos del tráfico.

-Tú no me contestes, yo te hablo, como si escucharas música de fondo.

-Me estás haciendo reír, ¡venga habla!

Me gusta que me hable, como si estuviera leyendo un libro, de sus cosas, su trabajo del que está muy contento, y va a comenzar a acudir a alguna clase de francés, de Lucía su hermana con la que ha hablado esta tarde, que quiere visitarle en la Semana Santa si puede ser, de Jaime y sus nuevas conquistas que no para de tener, de que Jaime me envía recuerdos y Lucía quiere conocerme.

No habla sobre sus padres, excepto un detalle, hablaron durante una comida sobre la estancia de Nico en Bilbao, su padre había hablado con el abuelo de Gonzalo, y estaba contento de que, por la visita que realizaron Carlos y Nico, se haya podido salvar ese ala del edificio, y esas cosas que se dicen de cumplido, que será un estupendo arquitecto y que le felicité de su parte, y ahí hubo un punto que llamó mi atención, el abuelo de Gonzalo le pidió que diera recuerdos, “a ese chico que está con su hijo”.

Bendito abuelo de Gonzalo, me sigue queriendo a pesar de lo sucedido con su nieto.

Imagino que el abuelo de Gonzalo, que me conoce muy bien, no le pudo decir “ese chico”, es imposible, le diría mi nombre. Pero bueno, ésa expresión que suena a despectiva, no deja de ser un inicio de que está asimilando que su hijo está conmigo.

A partir de ese momento, se hizo cierto que lo que hablaba era música de fondo, daba vueltas en mi cabeza a lo escuchado y yo no le prestaba atención. Todo esto lo conocía por Jaime, su padre no le había dicho nada.

Cuando dejé el coche en el parking no interrumpí la conversación, puse el móvil para escucharle sin Bluetoothy seguimos hablando.

-Ya estoy en casa, gracias por el concierto.

-Ahora habla tú, no me he cansado pero quiero escucharte, te adoro Daniel, ¿lo sabes verdad?

La conversación continuó, puntualizando lo que me había hablando de Lucia y riendo los dos con las locuras de Jaime, ¡qué chico! No quise comentarle mis pensamientos sobre lo que había estado pensando, para qué hablar de suposiciones quizás infundadas.

-Sabes que mi madre quiere invitarnos a comer el sábado, para despedirse y desea que Evans esté en la comida...  –se establece un corto silencio.

-Si tu madre le invita, yo no tengo que decir nada, ella invita a quien deseé y seguro que hace bien. Tu madre no hace las cosas a lo loco.  Además está muy bien pensado, si ella quiere saber mi opinión, que podía habérmelo preguntado directamente, dile que me parece estupendo y ella es la que va a pagar la comida.

-No es que ella quiera conocer tu opinión, en todo caso sería yo, que tampoco, solo te estoy informando, creo que debes saberlo de antemano...  –hay otro pequeño silencio.

-Gracias por tu confianza, te quiero todo lo que se puede querer.

-Oye, la habitación está ya reservada, ya no hay marcha atrás.

Y seguimos hablando mucho tiempo.

Hoy se cumplen cuatro semanas que estamos en Francia y mi padre lo soporta, la pobre Aurora sigue a su lado. No pasa nada, se quieren y seguro que se cuidan el uno al otro y no la dejará trabajar demasiado y ella no le permitirá salir de casa sin que se ponga la camisa recién planchada.

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Jueves

Me ha llegado la tarjeta de crédito, espero que hayan terminado los problemas y podamos contratar el ADSL y el 4G para el móvil.

Aprovecho un momento a media mañana para hablar con Evans, le comento el deseo de mi madre, el mío también por supuesto, de que coma con nosotros para despedirse de ella.

Al principio le veo dudoso y me aclara que el sábado trabaja en el turno de mañana y no puede realizar un cambio con otro compañero.  Mi primer pensamiento es para mi madre que lo va a sentir. Evans encuentra una solución que me parece perfecta.

-Venid a comer aquí, a Béthune, yo reservo el restaurante y al salir del trabajo podremos comer sin problemas.

-¡Perfecto! Sí Evans, a mi madre le va a encantar volver ahí y sobre todo verte y poder despedirse. Gracias por buscar una solución magnífica.

-Gracias a vosotros, ¿y tu amigo no estará?

-Sí, se me olvidaba decirte que Nico viene y estaremos los cuatro, ¿qué tal Lorian y Alan?

-Lorian llega hoy, tienen que descansar, veremos lo que nos cuenta. Os espero a las dos de la tarde en el bar del hotel.

-De acuerdo Evans, llegaremos antes para dar una vuelta por el centro con Nico.

Todo queda acordado y preparado para la comida del sábado.

¿En el trabajo? Nada que reseñar, trabajo sin más, y mi jefe quiere que me sienta útil, me ha pedido que le lea mis apuntes y que le comente mi opinión antes de ir a una de sus reuniones, continuación de otra anterior celebrada hace unos días.

A la tarde, después del trabajo recojo a mi madre para ir a contratar internet, me entregan un kit que tengo que instalar yo mismo, veremos lo que sale de su manejo, las explicaciones son someras y me piden que lea las instrucciones, que está todo muy claro, pero debo volver mañana, el sistema esta caído y no pueden darme de alta.

Sucede lo mismo en la compañía donde voy a contratar lo del móvil, habrá algún problema generalizado.

Mi madre está contenta de volver a Béthune y comer allí. La comienzo a notar nerviosa, pensando seguramente en su viaje de vuelta. Tiene ya su programa de cosas que hacer allí. Quiere ir unos días a su casa de verano, dejamos todo conectado cuando nos vinimos creyendo que estaría conmigo unos días solamente y ha pasado más de un mes, el verano ha pasado y comienza a notarse el frío, dejarán la casa cerrada hasta la primavera.

Imagino que ellos quieren estar unos días allí para ver la fiesta del inicio de la vendimia y pasear un poco por aquellos caminos.

A Nico también le parece bien la propuesta de Evans y así podrá conocer donde vivimos las primeras semanas de nuestra llegada a Francia. Le noto radiante y contento.

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Viernes

La noche ha transcurrido intranquila, mi amigo de Nicaragua me inquieta en varios sentidos, y nuestro próximo encuentro, el de Nico y mío me inspira respeto, temo volver a fallarle. Me despierto a la noche  y me siento en el borde de la cama, quizá debería levantarme ya para tranquilizarme, ¿y qué hago levantado?, ¿salir al patio a pasear? Lo mejor es volver a meterme entre la ropa aunque sea para no dormir, para seguir pensando y dando vueltas a las cosas.

Me duermo en el último momento y despierto con el aroma del té servido ya en la mesa, doy un beso a mamá y me desperezo, he dormido muy mal, estoy cansado y muerto de sueño.

Nicolás me envía un mensaje, vendrá en tren y llega sobre las nueve de la tarde, quedo en ir a recogerle. Una ducha casi fría me devuelve a la vida, grito al sentir el frío del agua y escucho las risas de mi madre divertida por mis gritos.

Voy al comedor con mi jefe y comemos con otros compañeros, le indico que voy a salir del trabajo un poco antes, para pasar por la compañía de telefonía para ver si, de una vez, soluciono este problema. Hablan durante la comida de la inminente remodelación del gobierno en España y me miran interrogantes, me encojo de hombros, ¿qué puedo opinar si todo seguirá de igual forma?

En la compañía donde voy a contratar el ADSL me indican que no podrá ser, que la cobertura no es correcta y me ofrecen, con mayor costo, la fibra óptica, estoy tan cansado que aceptaría cualquier cosa, devuelvo el kit, menos mal que lo tengo en el coche, voy a hablar con otra compañía donde ellos se encargan de ir a casa a instalarlo. Lo del móvil queda solucionado y creo que el domingo, si mi madre hubiera continuado aquí, iría a la iglesia con ella para dar las gracias.

Mi jefe me ha preguntado si tengo algún problema con el “tú” en el tratamiento, que prefiere que nos tratemos más familiarmente y dejar el usted, estoy de acuerdo, comienza a gustarme André cada vez más.

Estoy comenzando a observar aspectos en mi trabajo que me parecen raros, continúa sin hablarme de ese proyecto que desean que estudie y lo retrasa, Parece como si quisieran que entendiera de todo pero sin llegar al detalle de las cosas.

Me han pedido que visite la depuradora, una instalación sobredimensionada creo entender, el encargado de la planta, un chico bastante joven y tímido, no me fijo mucho en él ni puedo mirarle en detalle, rehúsa mirarme a la cara, me dice que depuran también las aguas de otra fábrica que está al lado, a cambio nos envían parte el vapor de agua que precisamos en nuestros procesos y que ellos generan en el suyo y no utilizan.

Llego con tiempo a la estación Lille Europe, estaciono el coche y voy a dar una vuelta por la estación, es prodigiosa, me asombra y me admira, una obra maravillosa, tomo asiento en la plataforma superior a los andenes, y espero pacientemente. Hay mucho policía con perros, como si se tratara de un aeropuerto.  Lo cierto es, que además del Eurostar para U.K., es la conexión de París con Bruselas y Europa, además de recoger trenes de cortas distancias como el que va hasta Béthune.

Cuando anuncian su llegada me asomo a la barandilla, y espero a que el tren recorra todo el trayecto del andén y por fin se detenga, y los pocos segundos se me hacen eternos hasta que al fin le veo. Recorre con su mirada lo que su vista alcanza, pero no mira hacia arriba aunque mi corazón le envíe mensajes como loco, uno cada segundo que pasa. No se puede acceder al andén pero al fin me ve y su hermosa sonrisa florece. Permanecemos unos segundos parados, quietos, observándonos, luego nos fundimos en un tierno abrazo sin fin y le obligo a bajar su cabeza para besarle en la mejilla y él busca mi boca.

¡Qué tonto he sido!, ¡qué tonto soy!, mi nariz se llena del olor a Rochas, a su olor corporal que me enloquece y me gusta tanto, no me he querido poner hoy esa colonia para sentirle más profundamente a él.

- Daniel, para ya, para…  -ríe cuando meto mis manos debajo de su camisa y acaricio la piel de su cintura. 

–Tienes las manos frías.

-Quiero que me las calientes con tu piel.  –la tiene suave y cálida como no recordaba ya.

Caminamos, yo sujetando su cintura, él con su brazo sobre mi hombro, yo aprovechando para estrecharlo y acariciar lo que puedo, él bajando la cabeza para besar mi cabello. Algunas veces se detiene para observar algunos aspectos y vistas de la estación, y yo aprovecho para mirarle a él.

-¿Te gusta la estación?

-Es preciosa, mejor que haya venido en tren para ver esta delicia, antes de marchar tengo que tomar alguna foto.   -se queda extasiado mirando, yo acaricio su breve culo metiendo mi mano en el bolsillo trasero de su pantalón.

Una vez dentro del coche estamos unos momentos abrazados, en silencio, yo obteniendo su perdón, él mi cariño inmenso.

-¿Quieres que te lleve al hotel, o vamos primero a saludar a mi madre?

-Eso está claro, a saludar a tu madre primero.  -me besa y se detiene en mi boca y no termina y no quiero que acabe ni que finalice nunca.

-Igual venías cansado del día de trabajo y el viaje.

-Pero si es un paseo, si tuviera más frecuencias resultaría como un metro, podría venir e ir todos los días.

Mi madre está entretenida leyendo un libro, espero que me lo deje cuando se marche, parece que le gusta mucho por como la veo sonreír de vez en cuando.

Se quieren, es indudable, pasamos un rato hablando y le invitamos a acompañarnos al hotel para cenar, se niega y dice que tiene que continuar leyendo su libro.

Cuando vamos a marchar me alarga la maleta que utilizo para los fines de semana, las palabras sobran y se me hace un nudo en la garganta.

-Recordad que hemos quedado para mañana con Evans a las dos de la tarde.

Ambos la besamos y nos despedimos de ella, nos pide que no vayamos muy pronto a recogerla, que como el domingo no podrá ir a su misa, por el viaje de vuelta a España, lo hará mañana.

No es necesario que pase un segundo de reloj para colgarme de su cuello cuando  la puerta se cierra a nuestras espaldas. Bebo sus labios, sus ojos, todo su rostro se me antoja  y me sabe como a poco.

Y entre beso y beso le digo las palabras de amor más tiernas, más sentidas, más sinceras que me salen del alma, de mi sentimiento de profundo cariño, queriendo recuperar los segundos perdidos de nuestro anterior encuentro, y me responde de idéntica manera, y me eleva en sus brazos para llevarme a la cama y besarnos un montón, primero suave y con apasionada desesperación luego acaricio su entrepierna y me retira la mano.

-Quiero que me folles Nico  y que me hagas tuyo.   -ríe divertido de mis ansias de él.

-Espera chiquillo travieso, tengo tantas ganas como tú pero quiero que cenemos y nos divirtamos, tenemos toda la noche para hacer el amor y te juro que te voy a dejar satisfecho.

-No, no quiero salir, tú eres mi alimento y te necesito de verdad, estoy tan caliente.  –está a cien pero no puedo convencerle de que me posea ya. Nos lavamos la cara y nos preparamos para salir.

Una vez pasado el momento tan imperioso de deseo sexual es divertido pasear por las calles, después de comer poca cosa en un bar de la Gran Plaza. Es muy romántico el paseo viendo a las parejas abrazarse y darse tiernas besos en la calle, chicos con chicas, chicos con chicos y chicas con chicas sin importarle a nadie lo que es cada cual.

Cuando llegamos a un bar de copas decidió entrar, no esperábamos encontrar lo que vimos allí, había espectáculos de porno con desnudos totales y en la pista había chicos y chicas enseñando todo su cuerpo con pequeñas telas o tapa rabos desnudos bailando, el publico también participaba, con algunos clientes con una copa de más semidesnudos, intentando alguno de ellos subir a la pista o escenario.

Entramos al local y al principio me impresionó, aquello no era la disco de Lucas, resultaba la diversión y lujuria total. Miré a mí alrededor y Nico vio mi indecisión para seguir adelante, me sujetó de la cintura y me llevó a unos de los extremos del mostrador.

Pidió una consumición, para mí una tónica con sus gotas de ginebra y limón y para él algo de color amarillo que no supe distinguir. Miré hacia la pista o escenario, los bailarines que exhibían su cuerpo resultaban esculturas griegas enseñando lo más bello de ellas, eran unos chicos espectaculares y las chicas hechas para que la vista se extraviara mirando.

Proliferaban los chicos entre el público y también en el escenario, me quedé mirando un momento como movían sus cuerpos, todo ello preparado y ensayado para excitar al público, la mayoría eran musculosos con un pequeño bikini y el torso desnudo, otros llevaban camisetas de tirantes que les hacía verse muy eróticos y deseables.

Parece que había terminado el espectáculo en ese momento y apagaron las luces del escenario, Nico permanecía muy pegado a mí, como si quisiera protegerme con su cuerpo de los clientes que se rozaban con nosotros en tan pequeño espacio, aumentó la luz de la sala y vi a nuestro alrededor gente besándose y metiéndose mano sin pudor, algunos jugando con la verga fuera del pantalón de su pareja.

-Si no te apetece nos vamos.  –gritó en mi oído a la vez que aprisionaba mi cintura con su brazo libre, el otro sostenía su copa.

-Está bien, no te preocupes, vamos a disfrutarlo ya que hemos entrado.  –me sentía observado por la gente a nuestro alrededor, como si hubieran adivinado que éramos nuevos en la fiesta y algunos tipos nos miraban pidiendo algo con su mirada, lo que me ponía, sin quererlo, un poco nervioso.

Repentinamente bajo la intensidad de la luz de la sala y volvieron a encender las del escenario que iban cogiendo una intensidad regulada y que disminuía y aumentaba. Fueron saliendo tres chicos, todos ellos con una maravilla de cuerpo, moviéndolo al ritmo de la música que aumentaba de volumen a cada momento. Al igual que nuestros vecinos empecé a dejarme llevar por ella moviendo levemente mis caderas. Nico entendió que me sentía a gusto y me besó en el cuello.

Los chicos comenzaron a desnudarse, a quitarse la camiseta brillante que llevaban y luego, como por arte de magia, los pantalones desaparecieron, sus cuerpos brillaban por las luces y algún aceite que se habían dado y como si  llevaran lentejuelas pegadas a su piel.

Resultaban muy jóvenes de rostro pero el cuerpo lo tenían muy desarrollado. El pequeño tanga que portaban resaltaba unos bultos impresionantes que no podían ser ciertos, resultaban una tentación sobre el escenario y sentí, como los que estaban cerca, el deseo de acariciar sus brillantes pieles.

Los clientes más cercanos estiraban sus manos intentando llegar hasta ellos que a veces se aproximaban al borde de la pasarela, algunas veces permitían que alguno les acariciara las piernas y se arrodillaban para que otros les sobaran el bulto que formaban sus vergas.

El cuerpo de Nico estaba pegando al mío, a mi espalda y podía notar como se le inflaba la polla apoyada en mis nalgas. Los chicos sonreían exultantes por el éxito que obtenían de la exhibición de sus cuerpos y sus movimientos provocativos que levantaban gritos a veces obscenos.

-Tengo una buena polla para después.

-Si quieres te la puedo meter por el culo.

Parecía que eso les excitaba y sonreían agradecidos de los billetes que les dejaban y los gritos de deseo.

-¿Quieres que nos acerquemos y les dejamos unos billetes?  -miré sorprendido a Nico que exhalaba su caliente aliento en mi nuca.

-No sé, me cohíbe un poco, pero lo merecen lo hacen de maravilla.  Ve tú y yo reservo nuestro lugar.

No le tuve que insistir y comenzó a caminar hacia el escenario, pude apreciar las miradas de deseo que dirigían a mi chico, cuando apartaba al publico primero protestaban y luego le dejaban pasar como si él fuera un dios o un guerrero invicto con ese aspecto tan soberbio que tenía, o yo así le veía.

Llegó donde el primer bailarín y alargó la mano sosteniendo unos billetes, el chico se arrodilló y los cogió al ver que Nico no le metía la mano en su pequeño tapa rabos para dejárselos allí como el resto, en un gesto inopinado cogió la cara de Nico y le estampó un beso entre el estruendo y aplausos del público cercano, luego continuó bailando y hablado con sus dos compañeros que miraban hacia Nico con una sonrisa agradecida en su cara.

Miraba toda la escena y no dejaba de sorprenderme la acción de Nico que ya avanzaba hacia donde me encontraba. A la vez que él llegaba un grupo de jóvenes muchachos, venía empujando hacia nuestro rincón que ya estaba bastante ocupado, me sentí empujado por las alegría y el apretar de tanto cuerpo joven que deseaba diversión, ahora podía adivinar y ver a veces como los cuerpos pegados unos a otros se acariciaban, se sacaban las vergas y hasta alguno se arrodillaba para realizar una felación a su compañero.

Estaba todo muy oscuro en esa zona y no veía a Nico por parte alguna, debía de ser la zona preparada para que los clientes, si lo deseaban, se follaran sin problema, las manos se movían buscando y al encuentro de las vergas que encontraran, o unas nalgas que apretar y si eran consentidoras bajarle los pantalones para meterle la polla en ese momento.

Folladas rápidas y con quien fuera, no se buscaba el chico guapo o resultón, aunque todos estaban muy bien, algunos bailaban restregando sus paquetes sobre el culo de quien tuviera delante sin importar que estuviera acompañado.

Varias manos se colocaron sobre mis nalgas para sobarlas, y les agradaron hasta el punto de meter su mano por mi pantalón hasta alcanzar el botón de mi ano. Me sentía perplejo y asombrado pero no me negaba a los caprichos de la gente que sentía a mi lado, eran muchos y me sentía sobado por todo el cuerpo, alguno más osado me besaba y cogían mis manos para que tocara sus rígidos miembros, o sus culos los que esperaban de mí que me los follara.

De repente unas manos sujetaron mis caderas y sentí que bajaban mis pantalones, me revolví intentando negarme.

-No te asustes soy yo, no voy a dejar que otros cojan lo mío.  –los labios de Nico sellaron mi boca y me abracé transido de deseo a su cintura.

-Es muy emocionante Nico, parecemos animales apareándonos.

-¿Pero te excita?  -me preguntaba a la vez que metía su larga verga entre mis muslos.

-No lo sé, pero estoy bien teniéndote cerca, creía que te había perdido.

Varios chicos al igual que yo tenías sus pantalones en sus tobillos, no se oponían a que sus parejas se los bajaran por detrás y apretaban, inclinándose más o menos, sus nalgas contra sus parejas para hacer más íntimo el contacto. A algunos era evidente que se los estaban enculando por los movimientos de sus caderas y suspiros entrecortados.

Uno de los que estaba cerca sujetó mi polla y comenzó a masturbarla, luego se arrodilló y se la llevó a la boca, mamaba mi verga y daba lametones a la puna de la de Nico que aparecía entre mis piernas.

Los movimientos eran delatadores de lo que hacíamos cada uno de nosotros, me sentía muy a gusto con las brazos de Nico pasando por mi vientre, y con su polla follando mis piernas, y el chico prendido de mi polla mamando como solo sabe hacerlo un experto. Algunos abandonaban el culo que follaban para meter su polla en otro que se ofrecía a quien quisiera cogerlo en una bacanal de locura.

-Métela Nico.  –grité para que me oyera.

Sacó su verga de entre mis piernas y el chico ahora solo tenía mi polla para chuparla, me hizo que me inclinara para tener mi culo a su disposición y empujó para meterla, era tal mi excitación que no sentí ningún dolor, solo como su polla ocupaba todo el hueco de mi recto entrando hasta el fondo.

Mis gemidos de placer parecía que se multiplicaban, los demás a nuestro lado suspiraban y gemían sobre todo cuando les llegaba el orgasmo. Estuchaba todo lo imaginable, palabrotas soeces que me enardecían para pedirle a Nico que me follara más fuerte, entre gritos que no se si escuchaba por que sonaban más fuertes los de nuestro alrededor,  como estos, parecidos y aún más soeces.

-Toma zorra, te lleno de mi leche.

-Tienes un culo de muerte putón, te lo voy a volver a coger después.

-¿No estás satisfecho de mi verga?, ahora viene la de mi amigo.

Y así todo el tiempo. Los que querían ser follados no tenían más que inclinarse ofreciendo su culo para que llegara el macho que los montara y les dejara su semen, imagino que muchos usarían condón. Yo no me preocupaba, no iba a dejarme follar por otro que no fuera mi chico que entraba y salía de mi culo a mucha velocidad, mientras el muchacho que me la mamaba le acariciaba sus testículos a la vez que los míos estrujándolos en su mano.

Quise avisarle de que me iba a correr pero no me dio tiempo y me vertí entero en su boca, pero por eso no sacó mi pene de ella, la siguió chupando hasta que Nico tembló y me llenó el culo de su esperma mientras el chaval juntaba nuestros huevos apretándolos con delicadeza en su mano.

El chico que me la estaba mamando se puso en pié y pude ver que era un chaval con el pelo alborotado y de cuya boca salían restos de mi esperma, me besó y no le negué el beso, nuestras bocas se unieron pasándome el sabor de mi semen. Nico salió de mí con toda su verga tiesa como al principio y se unió a nuestro beso.

Pude ver como el chaval cogía la polla de Nico y la acariciaba con suaves masajes. Saco de su bolsillo un preservativo y se lo ofreció gentilmente a Nico, luego se bajó los pantalones y se inclino ofreciendo su culo a la verga de mi chico todo ello sin hablar una palabra, un tío como un armario de ancho y cercano a nosotros  le sujetó de la cintura queriéndosela meter.

-¡No!, Nico házselo tú.   –mi chico apartó al hombre que aún no se la había metido, desenvolvió el condón y se lo puso con bastante dificultad, se colocó detrás del chaval apuntando su dura verga a la raja que se le ofrecía abierta y empujó con fuerza.

Se la fue metiendo, el chico elevó la cabeza y vi su placer y dolor, seguro que había tenía pocas pollas en su culo como la que esta noche se había tocado en suerte, llevé mi mano a su verga que la tenía pequeña pero suave como la seda, la acaricié y empecé a masturbarle delicadamente a la vez que Nico bombeaba en su culo con rudeza.

En menos de diez minutos el chico comenzó a contraerse y se elevó abrazando mi cuello llevando mi cabeza hasta besar mi boca a la vez que gemía muy fuerte.  Su corrida fue tremenda y me manchó la mano y algunas piernas de los que estaban cerca. Nico le montaba sobre su espalda atravesándole con su verga, sujeté sus huevos y los oprimí contra el culo del chico y explotó con violencia abriendo la boca mirando al techo lleno de tenues luces de colores.

Nos quedamos los tres sin saber que decir, yo abrazado al chaval con un brazo y con la otra mano acariciando los duros testículos de mi chico, y Nico con su verga aún en su culo.

-Tengo que echar lo que me has dejado dentro.  –dije entre risas.  El chico también se río y me cogió de la mano.

-Seguidme.  –nos llevó a una puerta cerca del mostrador, pensé que eran algunos lavabos y a la luz de de las lámparas pudimos verle, era uno de los tres chicos a los que Nico había ido a felicitar y entregar su obsequio.

Solté una carcajada al recordar el tamaño de su polla tan pequeña y lo que aparentaba cuando estaba danzando en el escenario.

Nos lavamos y pude vaciar mi intestino del esperma que aún llevaba dentro, cuando volví al cuarto de los lavabos estaban hablando y riendo haciendo bromas. Nos despedimos del chico sin siquiera saber su nombre.

-No dejes a este hombre solo mucho tiempo, has encontrado un semental de mucho valor.  –me reí y él se metió en el retrete riendo y sin hablar más.

Volvimos a la barra y pidió otra consumición, la anterior no la habíamos bebido y no sabíamos donde se podría encontrar después de tanto tiempo.

Continuamos viendo el espectáculo, ahora más centrados en la barra y abandonando los rincones preparados exprofeso para follar. Había un nuevo grupo de chicos y chicas sobre el escenario y los clientes luchaban por bajarles las mínimas telas que cubrían sus genitales acariciándoles por todas partes. Uno de los chico se liberó de su tanga y mostró su desafiantes y hermosa polla agarrándola obscenamente mientras repasaba con la otra mano sus estilizadas nalgas.

El resto de sus compañeros se colocaron de rodillas adorando a la enorme y cabezona polla que sostenía el chico en sus manos, blandiéndola como si se tratara de un sable, luego el círculo se cerró y se la fue ofreciendo a cada uno de sus compañeros que la mamaron por turno. Les sujetaba la cabeza y les follaba la boca, tanto a chicas como a chicos.

Como colofón del espectáculo se quitaron toda su ropa y ofrecieron sus culos para quienes quisieran tocarlos.

La escena resultaba tan erótica y caliente que se me estaba volviendo a empinar la polla, uno de los que estaban al lado, un chico de unos cuarenta años se me acercó y comenzó a frotar su bulto sobre mi pierna, miré a Nico y no le decía nada. Nico notó que me estaba violentando y se apretó contra mi colocando sus manos en mis caderas, el tipo se dio cuenta de que estaba acompañado y se giró buscando otro a quien poder meterle mano.

El número no terminaba y abracé a Nico sujetando su cuello para hablarle al oído.

-Es mejor que nos marchemos o terminarán por follarnos.  –salimos a la calle y cogimos un taxi, esta noche hacía frío o era el contraste entre el calor de aquel antro y la calle.

Me cobijé en sus brazos y sentí la mirada del taxista que a través del espejo retrovisor nos observaba.

-Preparaste el número con los chicos del escenario.  –me acarició la frente y luego llevó su mano dentro de mi camisa.

-Te equivocas, al chico al que entregue el dinero me lo agradeció y me dijo que estaban libres si quería un número con ellos tres, me negué y el que uno de ellos nos encontrara resultó casual.

-¿Pero te has divertido?, eso es lo más importante.  –su mano no dejaba de acariciar mi tetilla.

-Ha sido ¡Buuuff!, ¿Cómo te diría?  ¡Muy fuerte!  -no dejamos de acariciarnos y besarnos en todo el trayecto, seguro que el taxista tuvo que sentir envidia, yo la hubiera tenido.

Entramos en la habitación jugando y entre risas, me sujeto por la espalda y sentí lo duro que estaba.

- Nico, si te has corrido dos veces.  –se echó a reír mordiendo mi oreja.

-Pero llevaba días sin descargar mis huevos.  -nos quitamos rápidamente la ropa y me arrodille para mamarle la verga, la tenía roja e hinchada como no recordaba, la olí y me pareció deliciosa para meter el capullo con su prepucio y comenzar a chupar de ella.

No tardó mucho en ponerme de rodillas en la cama, me abrió las piernas más de lo que yo lo había hecho y metió su cara entre mis nalgas buscando con su lengua mi ano. Cogí su verga con mi mano y la dirigí a la entrada de mi culo y reculé con fuerza hasta que el glande entró dentro de mí. Empujó y sentí como sus más de veinte centímetros me partían de nuevo el culo.

Mi mente estaba aún en las escenas de la pista con aquellos chicos a los que todos querían tocar y mamarles la polla.

-Dame fuerte Nico, métela a tope.  –comencé a moverme metiéndome y sacando su verga de mi culo yo mismo y le debió de gustar quedándose pasivo, observando el movimiento de mis caderas en mi ir y volver buscando su polla y metiéndomela hasta que sus huevos golpeaban con fuerza sobre los míos.

Comencé a suspirar de placer y al final casi no podía moverme hasta que Nico comenzó a llenarme y darme con fuerza  por el culo.

-La siento muy gorda cariño y me está volviendo loco tu polla.  –elevó una pierna y empujó entrando profundamente, Nico estaba muy excitado y respira con dificultad sin poder hablar. Me montaba muy duro tomando posesión de mi y abrazando a veces mi cuerpo pasando sus manos por mi vientre para llevarme hacía él y enterrarse en mis entrañas.

La follada del bar había resultado seductora, morbosa al haber público delante, pero ahora era sentir toda la potencia de un macho dominando mi cuerpo, montándome sin parar, copulando salvajemente y yo estaba o me sentía en la gloria.

-Me corro Nico, me voy ya.  –no pude soportarlo más y encogí mi cuerpo para hacer fuerza y que mi semen saliera expulsado de mis huevos. Se abrazó muy fuerte para que no escapara de su potente herramienta y comenzó a descargarse en lo más profundo de mi cuerpo.

Estuve unos segundo soportando su peso en mi espalda, con el vello de su pecho pegado por el sudor y tirando sujetando mi vientre hacia él. Caímos rendidos y sentí salir su polla aún tiesa.

Bañamos nuestros cuerpos con chorros interminables de agua tibia, resbalando nuestras manos y acariciando nuestra piel. Después de ducharnos  volvimos a la cama rendidos y con sueño. Con la luz encendida Nico comenzaba a cerrar los ojos mientras yo jugaba con los bellos de sus abdominales aplastándolos y peinándolos con mis dedos.

-¿Te ha gustado el culo de ese chico?  -abrió los ojos y me miró con un gesto irónico.

-Solo me lo folle porque tú me lo pediste.

-No te pregunto eso, quiero saber si te gustó.  –se quedó un momento pensativo.

-No lo sé, era la excitación del momento, ¿y tú por qué le masturbaste?  -le miré y creo que me ruboricé.

-No te rías, me encantó su tacto y el que fuera tan pequeña y suave, cuando bailaban en la pista parecía que la tenían descomunal. Igual que tú me dejé llevar por el número que presenciábamos en el local.

-Sabes Daniel, tú tienes un culo fabuloso que sabe chupar el rabo, es una suerte inmensa tenerte a ti y a tu culo.  –me acariciaba el pelo y lo besaba mientras yo pasaba mi mano por su vientre.

-Me lo he pasado muy bien, gracias por la fiesta.  –poco a poco nos fuimos quedando dormidos.

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