Finalizó la reunión del profesorado del instituto en la cual, tuve que presentar los principales planes de saneamientos que iba a establecer el colegio como medidas para paliar las deudas que teníamos desde hace meses.
Soy el presidente-director del colegio y como máximo accionista de la junta general, debía presentar los planes que posteriormente deberían ser votados y aceptados por el resto de socios, dichos socios eran el resto de profesores titulares del colegio.
Planteé dos planes diferentes de saneamiento económico de la sociedad y finalmente salió “ganador” el procedimiento A. En dicha solución el principal campo afectado del colegio era el departamento de física y química, para recortar gastos decidimos que lo más lógico era prescindir de los elementos más caros y reducir la frecuencia de las prácticas de los alumnos, ampliando los grupos de trabajo y manteniendo un sistema excepcional para aquellos alumnos más aventajados.
Estas medidas no gustaron nada a Carmen, co-jefa de departamento junto a Paula, aunque ésta última aceptó que la medida era adecuada. El motivo del enfado de Carmen fue que llevaba tiempo investigando y buscando experimentos que podrían ayudar a los chicos a fortalecer su crecimiento y para ello utilizaba el laboratorio de la entidad y por tanto, los fondos privados de financiación.
Al día siguiente Carmen concretó una reunión conmigo a la que accedí con gusto atender. Esperaba poder convencerla de que era la mejor solución y que la ayudaría en cuanto saneemos las cuentas. Entró por la puerta con el traje habitual que solía llevar los días que no tenía prácticas, una falda ajustada color marrón beige, con medias, una camisa blanca por dentro de la falda y una pequeña blusa del mismo color de la falda. Era una morena espectacular, un cuerpo bien definido en su máximo nivel, a los 35 años mantenía una forma física envidiable.
-¿Me vas a explicar por qué derrumbas mi departamento?
-No lo derrumbo, es algo transitorio Carmen. Además lo hemos aprobado por junt..
-¡Me da igual la junta, tienes que hacer algo YA!
-Podemos buscar otras soluciones, como te he dicho es algo temporal no durará más de medio año, 1 curso a lo largo.
-Muy bien, tú lo has querido. Has tenido tu oportunidad pero no me dejas otra opción, quería hacerlo por las buenas pero te lo has ganado. ¿Conoces a la alumna Beatriz Ortiz? Me imagino que conoces mejor a su madre, tengo una foto tuya con ella y sé que mantienes una aventura desde hace meses.
-Que tengas una foto no implica que eso sea cierto, dudo que sea comprometedora ad…
-¿Y qué pensará tu mujer? Esto es muy simple vas a cambiar el plan y vas a tomar la otra opción, buscarás otro plan alternativo si quieres pero mi departamento no se toca, o te juro que tu mujer verá esto, además ten en cuenta que la junta se enteraría y perderías tus votos.
-No puedes hacerme eso.
-¿Serás capaz de averiguarlo?
-Vale, está bien cambiaremos los proyectos, tu departamento no se verá afectado.
-Eso espero.
Al día siguiente convoque junta general de urgencia y acordamos otro plan de saneamiento que en este caso afectaría principalmente al departamento de teatro y música pero estaba cogido por las cuerdas y no podía arriesgarme a perder todo lo que tenía. Carmen me tenía cogido por los huevos.
Finalizó la reunión y Carmen cerró la puerta con el pestillo. Lentamente se acercó a mi y me susurró: “has estado genial, quizás podamos aprovechar esa foto para mi disfrute, veo que tienes potencial”.
Me acarició lo testículos y se sentó en el borde de la mesa.
-No me hagas nada más ya he resuelto tu problema, no es justo.
-Nadie te ha dado permiso para hablar, cierra la boca o mejor, empieza a chupar mis pies lentamente. Hoy he andado mucho con estos tacones y estoy bastante cansada.
-Te estas aprovechando, no es justo.
-No importa si es justo o no, pienso aprovechar esta fotografía hasta el final y a partir de ahora vas a ser un jefazo ejemplar conmigo, de hecho gracias a esto harás lo que yo diga tanto en lo profesional como en lo personal, ¿o no?
-Si, pero no enseñes esa fotografía acabarías conmigo.
-Ya sabes lo que tienes que hacer.
Dicho esto comencé a chupar sus pies lentamente como me dijo. Me pasaba la planta de su pie por la lengua, y desde el suelo de la sala temía porque alguien consiguiera entrar abriendo con llave la puerta. Pronto comenzó a soltar pequeños gemidos de placer, y a meter con más fuerza e intensidad su pie en mi boca.
No le faltaba razón, sus pies estaban algo sudorosos lo que le daba un sabor rácano. En un par de minutos cambió su pie y repitió la misma acción. Pensaba que acabaríamos los dos por irnos a su casa y acabar de consumar lo que estaba siendo una “reunión exitosa” pero cuando fuí a bajarme los pantalones una bofetada giró mi cara de golpe.
-Ni se te ocurra, que te quede claro que esto no es una relación normal. Estás en condición de sumisión y jamás harás nada que no quiera yo. Ahora vete, estaremos en contacto a menudo créeme. Siempre había querido tener un asistente personal pero nunca imaginé que pudiera tener tanta influencia.
Me fuí a casa con una erección tremenda que tuve que finalizar en el baño. Mi mujer andaba de viaje y pude tomarme mi tiempo. En esa misma noche decidí que debía poner fin a mi aventura con la madre de la alumna, y así lo hice. Por suerte, no quiso aprovecharse de su situación y no tomó partida de ello.
-¿Aún tienes el despacho del antiguo director cerrado? Necesito un sitio donde guardar mis proyectos y no me ha gustado nunca compartir tanto espacio con alguien.
-Aún está cerrado, sí.
-Pues haz que lo limpien, o mejor, limpialo tu. Esta misma tarde quiero trasladarme.
-Pero deberíamos explicar el motivo, no pued..
-He dicho que lo hagas, ya se te ocurrirá algo, tu centrate en obedecer.
No hizo falta nada más, esa misma tarde tenía el despacho preparado. Por suerte no había mucho que arreglar todo estaba vacío tan solo hubo que sacarle un poco de polvo y colocar una silla más nueva. Al trasladarse le dí la llave de su nuevo despacho.
-Muy bien, te has ganado un premio por tu buena conducta.
Se sentó en el filo de la mesa, se bajó un tanga blanco y se levantó la falda a la altura de la cintura. Me acerqué a lamer su sexo pero una bofetada imprevista me lo impidió.
-Nadie te ha dicho que puedes lamerlo, huele su aroma y disfruta, hoy no es el día en el que puedas deleitarte con él.
Hice lo que me pidió, cada vez me tenía más sometido y comiendo de su mano. Acerqué mi nariz y anduve olisqueando su pequeña y morena vagina. No podía resistirme quería meter mi lengua y saborear esos labios, ese clitorís y que sus flujos cayeran sobre mí. Cada segundo era una tortura para mí.
Se dió la vuelta y me mostró su lindo culo. Tenía unas nalgas bien colocadas que sin duda ya había tenido ocasión de fijarme cuando lleva su vestido ajustado, las tenía justo delante de mí y cuando me dí cuenta un dedo me indicaba que quería que las besara. Besé sus nalgas allá donde su dedo me lo marcaba. Agarró con sus dos manos y las abrió mostrándome todo su interior. Pude ver su vagina abierta como caían pequeños flujos que hacían que mi erección creciera con fuerza.
-Espero que seas un buen lameculos, sino aprenderás a serlo. Me gusta tenerlo empapado de saliva, resbaladizo y limpito, así que no escatimes en esfuerzos.
-No, Carmen.
-Me gustaría decirle que este despacho cuenta con insonorización como la sala de juntas, nada de lo que pase aquí se escucha fuera, Carmen.
-Es un buen detalle, pero deberías habérmelo dicho en el momento del traslado, veremos cómo tratamos este asunto, no debes ocultarme ningún detalle. Por otra parte, para tí ya no seré Carmen, me llamarás Diosa, y de cara al público me reconocerás como Señorita Carmen. Ahora vete.
Continuará...