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Semana de chicas

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Mis amigas y yo amamos a los hombres, eso es algo que no se encuentra en discusión aquí. Cada una de nosotras hemos recibido buenas dosis de palos a través de nuestra vida. Independiente de cómo me considere, sé que cada una de ellas es una amante excelente. Cada una tiene un talento muy particular. Claudia tiene un culo precioso, moreno, redondo y cuando ve una verga se lanza hacia ella para devorarla. Recuerdo que en alguna ocasión en que nos dispusimos a pasar una noche juntas, ella salió de su casa a abrir la puerta, caminando unos 25 metros completamente desnuda.

Rosalba es una mujer con unos senos hermosos, he besado esas tetas y mordisqueado sus pezones, es una mujer excepcional que en alguna ocasión se acostó con 15 hombres y al final, siguió deseando más palos, dejándolos agostados y ella seguía insaciable.

Alma Delia y yo hemos tenido nuestros romances. También se vuelve loca viendo una verga, pero cuando se trata de caricias es quien mejor sabe hacerlo y utiliza la punta de su lengua como ninguna otra. Ella es de las pocas mujeres que me ha hecho enloquecer en la cama, al grado de hacerme tener varias corridas en poco rato.

Hace varios años, decidí que estaría sin hombres por una semana y créanme, fue todo un reto. Tenía a mi marido, me acostaba con quien yo quería pero decidí que debía descansar un poco. Para quien piense que es fácil ser clavada casi a diario por la vagina y por el culo quiero decirles que no. No me sentí cansada del sexo ni de los hombres pero decidí que debía pasar unos momentos dulces al lado de quienes me querían y todos sabemos que la gran mayoría de los hombres sólo es atraído por el culo pero de sentimientos casi nunca hay nada. Como no tenía a mi esposo cerca de mí pues estaba en uno de sus viajes (lo suponía), decidí que durante una semana estaría al lado de mis valiosas amigas.

Rosalba

Nunca le conté el plan a nadie, simplemente me dejé llevar por el inmenso cariño hacia ellas. No costaba ningún trabajo, recuerdo que era lunes cuando llamé a casa de Rosalba. "Nena, quiero verte, pasó algo y te necesito" le comenté. Ella se alarmó, quizá pensó que ya iba a separarme de mi esposo o algo por el estilo. No, era simplemente el deseo de verla. Me puse una tanga de esas que llaman hilo dental, una hermosa falda rosa y una blusa strapless que realmente me sentaba bien.

Llegué a casa de mi amiga que, para calmarme ya tenía lista una botella de brandy y mucho hielo. Por supuesto que le acepté la copa pues había un calor insoportable. ¿Qué pasó? ¡cuéntame! me dijo, todavía con la curiosidad por lo que me estaba pasando. Yo sin más, le inventé algunas cosas para que quizá se interesara más en mí. Resultó que al final de la plática fue ella quien se abrió y me contó que no le había ido muy bien con quien era su novio. Rosalba es muy temperamental, ella es tan capaz de dejar una verga sin una gota de leche como de salirse de la cama aún y cuando todo parece que la sesión de sexo va bien. Ella acariciaba mi mano mientras me platicaba sus problemas y yo me acerqué un poco más para que sintiera mi compañía.

No habiendo más remedio decidí que debía tocar los hermosos pezones que se traslucían en su blusa. Estaban erectos pues ella me había visto mis piernas, le fascinaban mis piernas y ese ha sido uno de los mejores halagos que he recibido en mi vida. Apreté sus pezones y ella me miraba con ternura. En ocasiones las relaciones sexuales pueden ser muy mecánicas pero no consiste sólo en abrir las piernas y dejar que a una la penetren, no, tiene que haber algo más que todo eso y con mi amiga era evidente que le encantaba que fuera tierna con ella. Seguí apretando sus pezones y por fin me acerqué para besarla. Fue un beso lindo. Mordíamos nuestros labios, nos besábamos hasta que las puntas de las lenguas se tocaban y envolvían y nos besábamos las mejillas o el cuello. Era un momento muy dulce.

Comenzamos a acariciarnos. Ella no dejaba de acariciar mis piernas y se agachaba para pasar su lengua por mi muslo hasta llegar a la vulva apenas cubierta por mi tanguita. Con los dedos de su mano derecha hacía a un lado la minúscula prenda y aprisionaba entre sus labios mi vulva carnosa. ¡Oh, realmente me hacía sentir muy bien!

Ella tomó la iniciativa. Me metió sus dedos en mi vagina. Lo hacía pausado, primero un dedo, luego dos y hasta tres y para más calentura, metía sus dedos y seguía lamiendo la punta de mi clítoris. ¡Me vuelves loca, sigue, sigue!. Rosalba era fabulosa para una sesión de sexo y me estaba haciendo sentir mil cosas. Volvió a besarme en los labios y luego se arqueó hacia atrás y acercó su vulva hacia la mía. El puro roce de nuestras vulva me hizo enloquecer de pasión. Yo le devolvi las caricias metiendo mis dedos en su vagina y ano mientras chupaba sus bellas tetas. Ella lanzó un gemido cuando metí mi dedo en su vagina y lo moví hacia arriba y hacia abajo.

El momento más grandioso fue cuando comenzó a meter su dedo de en medio en mi ano, lo hizo de tal manera que yo, con las piernas abiertas tuve una corrida fabulosa. El chorro la salpicó y sobrepasó el sofá hacia el otro extremo. Ambas reímos pero yo estaba enloquecida de placer. Después de unos siete u ocho minutos de caricias y metidas de mano por fin ella tuvo un rico orgasmo, obsequiándome un dulce beso.

Alma Delia

Todavía al otro día recordarba esa hermosa sesión de sexo con mi amiga. Por la mañana llamé a Alma Delia para que fuéramos a tomar café. Ella, una señora casada siempre fue una mujer calenturienta, amante de ser envuelta como empanada por dos hombres. Era su especialidad. Recuerdo que en una ocasión en que ambas fuimos cogidas por dos chicos, fue clavada por el culo y el tipo la cargó prendida del culo y el otro chico con un pene enorme la clavó por el frente. Ella casi desfalleció del placer.

En el café, que a esas horas lucía vacío, nos sentamos juntas hasta una mesa que estaba en una esquina. Nadie nos molestaba. Alma Delia también tiene unas tetas enormes. Sus pezones son ricos y algún día les contaré sobre una rica sesión de sexo en la que tomé calostro, pues en aquella ocasión y había tenido un bebé.

Regresando a esa mañana de martes, Alma Delia estaba muy caliente pues me dijo que desde que me vio se le antojó besar mis piernas y mi concha. Oh, mientras degustábamos un delicioso capuccino ella me tocó las piernas con sus grandes manos y nos comenzamos a calentar tanto que decidimos irnos a un motel. Jajaja, llegamos al motel y la encargada del lugar se quedó boquiabierta cuando nos vio llegar en mi auto. Ni modo, ojala entendiera que la calentura es la calentura y el problema se tiene que resolver como sea. Desde que entramos Alma Delia iba quitándose la ropa y al final, cuando me tenía en la cama aún vestida se quitó su sostén para dejar al aire sus hermosas tetas.

¡Wow, wow! había extrañado esas tetas tan ricas y por supuesto, comencé a lamerlas. Ella estaba excepcionalmente caliente al sentir mis labios sobre sus tetas y aprisionar con mis labios sus enormes pezones. Ella no me desvistió pero buscó con su mano mi vulva. Eso sí, me quitó la tanga y enseguida comenzó a juguetear con sus dedos en mi vulva. Me estremecí cuando comenzó a excitarme con sus dedos y ella me seguía pidiendo que le lamiera sus hermosos pechos. Esta tipa tenía unos senos hermosos que enloquecían a los hombres pero en ese momento me enloquecía a mí, pues era una experta en el arte de meter el dedo. Sacó su vibrador y comenzó a pasarlo por mi clítoris. Fue una rica sesión de masaje en mi vulva que provocó que emitiera un rico gemido que la excitó aún más.

Sacó de su bolsa un consolador comenzó a introducirlo en mi vulva mojadísima. Yo sentí rico al tener ese enorme pito en mi vagina La muy salvaje lo metió todo y me hizo gritar de placer. Me metía el consolador y me colocaba el vibrador para darme doble placer. Así estuvimos varios minutos. Yo jadeaba de placer y le pedí más. Ella me besó el ombligo y seguía jugueteando con los aparatos hasta que le anuncié que iba a correrme. ¡Oh Dios, tuve una de las mejores corridas de mi vida. Ella recibió en su cara y cuello mi corrida y se excitó mucho. Mis gemidos eran fuertes y ella también estaba excitada. Me pidió que yo le hiciera la misma operación y claro que lo hice. Ella bramó muy fuerte cuando llegó al clímax. Fue una mañana de sexo encantadora.

Claudia

La dulce Claudia, con un carácter afable que oculta a una mujer que ama el sexo y los buenos pitos. Pero lo hermoso es que nunca se olvida de sus amigas. Todavía recuerdo que en algún cumpleaños, ella se grabó masturbándose en el baño de su oficina. Lo hizo únicamente para mí. Se metía los dedos y abría su vulva para que yo pudiera verla y desearla. Nos vimos poco después de las 6:00 de la tarde del miércoles y me preguntó que quería hacer. ¡Quiero estar contigo y hacerte pasar un rato de placer! y a ella le brillaron los ojos. Sí, somos bisexuales pero eso no es nada malo. Nos gustan las vergas y nos encanta darnos cariño. No ocultamos quiénes somos y a la vez nos gusta recibir mucho placer y qué mejor que entre nosotros que nos queremos.

Fuimos a su casa. Ella tuvo un hijo pero era su madre quien le ayudaba a criarlo pues mi amiga es maestra de tiempo completo. Siempre ha trabajado mañana y tarde para dar de comer a su familia. Cuando llegamos conversó conmigo sobre varios temas y poco después fue a cambiarse para estar más cómoda. Yo encendí el televisor y esperé a que volviera. La única luz que alumbraba el lugar era el de la televisión. Poco después llegó mi amiga. Llevaba un pequeño camisón y una hermosa tanga que hacía lucir su redondo culo. Ella se sentó junto a mí y me abrazó. Pude oler su rico perfume. El abrazo me gustó pues ella y yo siempre hemos sido amigas. Jamás hemos peleado y siempre nos hemos apoyado. No sé en qué momento comenzó todo pero cuando me di cuenta yo tenía un dedo en mi vagina y ella lo movía como una experta. Una ricura al sentir ese dedo humedecido por el líquido que secretaba mi vagina. Mi dulce amiga me besó en la boca. Nos besamos apasionadamente por espacio de dos o tres minutos. Con mi mano derecha le daba de nalgadas pues eso a ella le encantaba.

Lamió mi vagina y realmente lo hizo delicioso mientras yo le apretaba los pezones. Claudia no tenía tetas tan grandes pero sus pezones eran maravillosos, redondos y se erectaban muy rico al contacto. Además, su vagina sabe deliciosa pues ella es una mujer excepcionalmente limpia. Lanzó un hermoso gemido cuando mi lengua tocó su clítoris.

Ella se puso extremadamente caliente y me pidió que metiera mis dedos en su vagina y lo hice. Uno, dos, tres dedos para meterlos fuertemente hasta hacerla gritar y correrse divinamente. Ella hizo lo mismo y para mi sorpresa chupó mi ano como ninguna otra lo hizo y metió dos dedos en mi culo. Estuvimos dedeándonos por espacio de 20 minutos hasta que casi al mismo tiempo nos corrimos dejando escapar grandes gemidos.

Repetimos la operación y jugueteamos con un dildo que tenía allí, para ocasiones especiales. Me corrí abundantemente esa noche al lado de mi deliciosa amiga.

Una extraña

Lamentablemente el jueves no pude llegar a mi cita con Doria, una rubia delgada muy delicosa con quien tuve uno o dos encuentros. Tuve una junta de urgencia en la escuela y no pude asistir con ella, lo bueno fue que me disculpé y quedamos de vernos en otra ocasión.

El viernes quedé de verme con una alumna en un café que se encuentra en el área de estacionamiento de un Wal Mart. Llegué allí puntual y esperé a mi alumna, una dulce niña llamada Iris que a sus 19 años ya había tenido ricas experiencias con chicos y chicas. Sin embargo, no llegó y eso me frustró mucho, pues yo estaba emocionada que culminaría la semana acariciando el rico culo de una jovencita caliente que al igual que su maestra tenía feliz a media escuela.

Anabel, la mesera que me atendía siempre en ese lugar se acercó y me dijo que qué era lo que me pasaba pues parecía molesta. ¡Molesta no, quizá un poco decepcionada, quedé en verme con alguien! le respondí. Tontamente la chica me preguntó que si el galán no llegaría. No es un galán, es una chica, le comenté y ella no se sorprendió.

No se moleste, con toda seguridad terminará bien su día, me dijo con buena actitud. Se marchó para traer más café y volvió. La vi, tenía piernas hermosas, era blanca y de cabello castaño y una cara hermosa. Me dijo que ella saldría en 15 minutos pues su turno había llegado a su fin. Siguió pasando por donde yo estaba. Yo fingí no interesarme y pagué la cuenta para marcharme. Salí del local y caminé hacia mi auto y allí estaba Anabel, con una hermosa sonrisa, muy coqueta.

¡Vine a esperarla para ver si puedo hacer algo para que se sienta mejor! me dijo. Yo sonreí, quité los seguros del auto con mi llavero y le pedí que subiera. Ella también llevaba una linda minifalda y sus piernas eran suaves, como terciopelo. Fue conversando todo el camino. No sabía qué hacer, yo quería una buena sesión de sexo pero aunque esta chiquilla me gustaba nunca había estado con ella y ni siquiera sabía si a la hora de la hora se arrepentiría de estar conmigo Me contó que tenía 20 años y planeaba estudiar Administración de Empresas. Siguió hablando y hablando hasta que decidí, aún conduciendo el auto, tocar su pierna izquierda y ella sonrió. Moví mi mano hasta tocar su calzón y pude sentir una vulva carnosa, velludita. Ella hizo un mohín de gusto y me dijo que la llevara donde lo desease.

Decidí que iríamos a un motel que se encontraba en la carretera a la Boticaria. Entramos, el lugar de era de mucho lujo. Cuando entramos vi que ella respiró hondo, como pensando que ya no había marcha atrás. ¿Ya has estado con chicas? le pregunté y ella asintió.

Nos desnudamos y ella admiró mis piernas y mi culo. ¡Para ser honesta nunca he estado con una mujer, pero me gusta mucho y aunque le parezca mentira la he deseado! me comentó con suma honestidad.

Eres una chiquilla dulce, le dije mientras acariciaba su rostro y veía su cuerpo. No tenía imperfecciones y sus hermosas tetas aunque pequeñas se veían firmes. Su culo era rico y olía delicioso. Le pedí que se quedara de pie mientras lamía su vulva. Ella emitió un hermoso gemido cuando mi lengua tuvo contacto con su vagina. Mientras lamía su vulva yo jugueteaba con mi dedo en su ano y ella estaba encendiéndose muy rápido. Las caricias aumentaron y yo me levanté. Era un poco más alta que yo y me correspondió darle su primer beso y ella respondió muy bien mientras también jugueteaba con mi vulva. Oh, ella era buena con las manos y aunque nunca se lo había hecho a otra chica yo creo que se masturbaba muy bien pues lo hacia de maravilla.

¡Mi amor, no eres tan novata! le comenté y ella sonrió. Era indudable que instintivamente ella quería tomar el control pero su inexperiencia la hacia retroceder por momentos. Entonces no la dejé escapar y le pedí que se acostara. La abrí de piernas para que me quedara esa vulva carnosa. Jugue con mi lengua en su vagina y le chupaba el ano para que se calentara más. Hubo un momento en que lami su vulva y con mis manos le acariciaba las tetas y apretaba los pezones, eso la hizo encenderse más.

Metí dos dedos y los movía hacia arriba, provocando que gritara de placer ¡nunca imaginé que sentiría tan rico! señaló. Oh Dios, la niña era un volcán y estaba ardiendo, siguió recibiendo mis dedos y luego permitió que yo me acerca para que mi vulva sintiera la suya. Fue un momento muy delicioso. Ambas queríamos el contacto y eso nos hizo calentarnos más. Nos besamos tras el primer orgasmo y de nuevo acometí sobre su vulva, pero ahora metía un dedo en su vulva y otro en su ano lo que la hacía gemir con mayor rapidez. Ella besó mi espalda y pasó su lengua desde la nuca hasta el ano, provocando que yo me corriera muy rico dando grandes gemidos. Metió hasta tres dedos en mi vagina y logró meter dos en mi ano. Yo estaba casi al borde del desmayo, extasiada de ese rico placer que esta casi desconocida estaba dando a mi cuerpo.

En una rica posición 69 nos metimos el dedo fuertemente por varios minutos, ambas lanzábamos gritos de placer hasta que yo me corrí primero dando gritos de placer y ella poco después tuvo un hermoso orgasmo. Cuando nos tranquilizamos nos abrazamos un rato y nos besábamos en nuestros labios para seguir celebrando ese momento.

La chiquilla me suplicó que nos viéramos otra vez y yo la complací. Tuvimos dos o tres encuentros hasta que ella tuvo que irse del estado a estudiar. De cuando en cuando me envía un e-mail y aprovecha para enviarme una que otra foto para que yo admire su bello cuerpo.

Final feliz

En cada encuentro tuve un final feliz. La pasé muy bien. Estuve al lado de las mujeres que quiero y por lo menos esa semana no pensé en hombres, sino en mis bellas amigas que harían cualquier cosa para darme placer. El siguiente lunes volvía a las andadas y cuando menos lo esperaba ya estaba sentada en un pito y para más, grande como me gustan.

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