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Fiesta Red Label

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Montse llega a casa a su portal tras una mañana agotadora. Recoge el correo en su buzón y sube a su casa. Facturas, propaganda y una carta sin remite en la que solo viene escrito “Red Label”. Cuando llega a casa tira las cartas en el mueble de la entrada. Come algo rápido y se tumba en el sofá. Un rato después, su móvil cobra vida y capta su atención. En uno de sus grupos de Whatsapp comenta una de sus amigas que se está rumoreando que alguien en la ciudad está organizando un fiestón exclusivo por todo lo alto para esa misma noche. A la fiesta solo podrán acceder las personas que reciban la contraseña y se dice que solo hay 60 afortunados.

En un primer momento, el anuncio no le despierta ningún interés, hasta que un nuevo mensaje centra toda su atención. Los invitados a la fiesta recibirán su invitación mediante una carta con el texto “Red Label”. De pronto se siente incrédula, posteriormente indecisa y finalmente se levanta del sofá para ir a buscar el correo que recogió esta mañana.

Mueve nerviosa la carta hasta que la encuentra. Aún sin creérselo del todo, rasga el sobre y mira en su interior. Dentro solamente encuentra una tarjeta en la que solo aparece la palabra “ultravioleta” y una página web.

Aún desconcertada, enciende su ordenador y teclea la dirección web. Sobre un fondo púrpura aparece un cuadro de texto con el rotulo “introduzca contraseña”. Monste duda, lo piensa durante unos segundos y comienza a teclear: U – L – T- R … Al introducirla aparece un mensaje: “Gracias. La esperamos esta noche”. Y la página web se cierra automáticamente.

Montse se queda perpleja. ¿Me esperan dónde?, ¿Quién?, ¿Cuándo?, ¿Me están tomando el pelo?. Vuelve a revisar su whatsapp pero no recibe ninguna información nueva sobre la fiesta. Confusa, vuelve a tumbarse en el sofá. No pasan ni 20 minutos cuando pican a su puerta. Vienen a entregarle un paquete a la Srta. Ultravioleta. Monste se queda de piedra, tarda 5 segundos en reaccionar hasta que abre su puerta. Cuando abre la caja se encuentra con un vestido violeta. Debajo aparecen unas braguitas negras de encajes, zapatos y una máscara veneciana.

Cuando saca todo lo que hay dentro, en el fondo de la caja se encuentra una tarjeta en la que puede leer: “Srta. Ultravioleta. Es un placer invitarla a la fiesta Red Label que tendrá lugar esta noche en la Mansión Fahrenheit, a las afueras de la ciudad. Por favor, venga sola y únicamente con la ropa que le ha sido asignada (deberá salir completamente vestida desde su casa). No olvide quién es cuando llegue y una vez allí, busque al Sr. Infrarrojo. Su chofer pasará a recogerla a las 21.00”

Monste vuelve a leer la nota y se queda boquiabierta. Mira el vestido, se lo coloca sobre el cuerpo. Palpa las braguitas que le parecen de seda de la cara. Mira la hora que es y se activa. Se prepara, se pone las braguitas y siente estupor al ver que no solo son de su talla sino que le quedan como hechas a medida. Se enfunda el vestido y ocurre lo mismo. Le queda como un guante sobre el cuerpo. ¿Casualidad? Empieza a pensar que no.

Las 21.00. Su timbre cobra vida. “Srta Ultravileta, su coche la espera”. Montse baja las escaleras con el vestido asignado y con el rostro tapado por la máscara veneciana. El vestido lleva un escote pronunciado, que deja ver casi la mitad de sus pechos. El vestido deja ver sus piernas desde la mitad de sus muslos hacia abajo. Cuándo llega al portal se encuentra allí con su vecino de 19 años que se queda mirando y cuando pasa a su altura suelta un suspiro que hace que Montse se sienta deseada. Justo cuando va a abrir el portal, el chaval le dice… “no sé de dónde has salido pero si quieres… estoy solo en casa esta noche”. Monste se para en seco. Conoce al chico desde crío. Se ríe coqueta, se gira, se levanta levemente la máscara y le guiña un ojo. El chico se pone como un tomate y Montse le replica con un “sigue soñando chaval”.

Sale a la calle y se topa con un chico elegante, vestido con un traje impecable. No puede evitar sentirse atraída por él en un primer momento. “La noche promete” piensa.

“Srta Ultravioleta, por favor, acompáñeme”. Su voz le resulta tan sensual que incluso se siente acalorada. No para de mirarle, está a punto de decirle que se olvide de llevarla a ninguna parte y se suba con ella a casa. Solo por como la mira se siente excitada. Llegan al coche que resulta ser un Rolls Royce Negro. El chofer le abre la puerta y la insta a acomodarse en la parte de atrás.

Comienzan el recorrido y Montse puede ver la mirada del chofer en el espejo retrovisor. No puede evitarlo, se excita, le pone… en un momento nota que el chofer le está mirando por el retrovisor y se muerde el labio. “Srta. Ultravioleta, quiero que sepa usted que ese vestido le queda demasiado bien. El Sr. Infrarrojo se va a quedar realmente impresionado”.

¡¿Le conoce?!. Montse se lanza a preguntar. “¿Conoce usted al Sr. Infrarrojo?”

-“Sí, Srta. Lo bastante como para saber que usted le agradará en demasía. Pero por favor, no me haga más preguntas, no estoy autorizado para darle más información”. “Lo único que podría añadir es que usted me está haciendo muy difícil el concentrarme en la carretera”.

A Montse el comentario la vuelve juguetona. Se incorpora en su asiento y disimuladamente se abre un poco el escote dejando más a la vista sus pechos. No le hace falta tocarse para saber que se siente húmeda.

Una voz la distrae de sus pensamientos. “Hemos llegado”. Ante ellos se eleva una gran mansión de tres plantas. El chofer la ayuda a bajarse del coche y le indica por dónde debe entrar. Montse se lamenta de que el chofer no la acompañe más tiempo. Empezaba a sentir verdaderas ganas de echarle un polvo en la parte trasera del Rolls.

Cuando llega a la puerta, otro chico joven, con un atractivo idéntico al chofer que la había traído la detiene y le pregunta la clave de acceso. Mmm, ¿ultravioleta?

“Bienvenida a Red Label Srta. Disfrute de su estancia”. Al atravesar la puerta se encuentra una gran sala con unas 29 personas, todas ellas chicas. Cada una con vestido de diferente color y diferente máscara. Accede y todas están hablando entre ellas.

Al poco rato, la luz se vuelve tan tenue que parece que se ha apagado. Suena una voz por la megafonía de la sala: “Señoritas, gracias por acudir a la cita. Por favor, recuerden que deben encontrar a la persona que les fue indicada en las tarjetas. En esta mansión no hay normas, solamente deberán hacer lo que su compañero les diga. Disfruten de la noche”

Todo queda en silencio, hasta que en las escaleras del fondo aparecen 30 siluetas masculinas. Bajan todos las escaleras a la vez. A medida que se acercan Montse puede comprobar que los 30 hombres solamente llevan un pantalón, una pajarita y un antifaz que les cubre la mitad de la cara. Todos con un físico imponente, atlético, tonificado. Los murmullos entre las chicas comienzan a aflorar. Montse se preguntará cuál de ellos será el Sr. Infrarrojo mientras comienza a sentirse atraída por varios de los chicos que han aparecido por la escalera. Hay música de fondo y camareros pasando continuamente con copas de vino y champagne.

Los chicos se van repartiendo entre las chicas. A Montse le tocan levemente en la espalda. Cuando se da la vuelta se encuentra a un chico imponente ante ella. Sus ojos penetrantes hacen que se ruborice, mientras ella no puede dejar de mirar su torso desnudo. El chico le pregunta si ella es la Srta. Ultravioleta. Ella afirma casi sin poder hablar. ¿Tú eres Infrarrojo?.

El chico se queda quieto y pensativo. Se muerde el labio, se inclina hacia ella y le susurra al oído: “Ojalá lo fuera Señorita, Ojalá lo fuera. Soy su enviado. He venido a decirle que el Sr. Infrarrojo la espera en la habitación “+7”. ¿Sería tan amable de acompañarme?”

Montse vacila pero accede, la intriga de quién será su pareja le hace desear encontrárselo. Suben las escaleras y llegan a la habitación. Su acompañante da tres leves golpes a la puerta y esta se abre. Dentro, en la sombra, se contempla una figura acostada en un diván. “Por favor, entre, la está esperando” le dice su acompañante. Monste da unos pasos y accede a la habitación, seguida de su acompañante. Una vez dentro observa que no es la única chica que hay en la habitación. Junto al diván se puede ver a una chica, de pie. El acompañante hace las presentaciónes: “Srta Ultravioleta, le presento al Sr. Infrarrojo y a la Srta. Infrarrojo. Yo soy el Sr. Ultravioleta”.

La luz se enciende y Montse puede contemplar que la otra chica está desnuda. Ya no lleva el vestido y solo lleva puestas unas braguitas rojas de encaje y la máscara. El Sr. Infrarrojo se incorpora y camina hacia Montse hasta plantarse ante ella. “Me pregunto qué esconderá ese vestido tan impresionante” La voz del hombre le resultó sumamente familiar. Infrarrojo le dice que se dé la vuelta. Montse obedece y siente como la cremallera de su vestido comienza a bajar hasta que el vestido sale por sus pies. “Por favor, quítate la máscara y date la vuelta”. Montse lo hace y se queda de piedra al encontrarse nuevamente con el chofer que la trajo hasta la mansión, aunque esta vez con menos ropa. Las otras dos personas de la habitación también se han juntado y comenzado a meterse mano. A montse la situación empieza a calentarle el cuerpo. Infrarrojo le dice al oído “me gustaría hacer lo mismo contigo”, mientras nota sus manos acariciando su cuello y sus hombros. Los pezones de Montse comienzan a ponerse tensos cuando su acompañante se pega a su espalda, pudiendo sentir su erección en sus nalgas. Hace una hora se lo habría follado en el coche y ahora lo tiene totalmente dispuesto para ella. Infrarrojo baja sus manos por los brazos y rodea hasta colocarse sobre sus pechos, para acariciarlos y pellizcar con suavidad unos pezones duros de excitación. Montse no puede remediarlo y lleva una mano hacia atrás para palpar el miembro del chofer mientras puede ver como enfrente, su compañera de habitación empieza a lamer la polla al otro chico.

En esto, infrarrojo comienza a bajar una mano por el estómago de Montse, acabando por meter la mano bajo las braguitas. “Me encanta que lo tengas depilado” y bajá aún más la mano hasta abocar un dedo en su vagina, sin llegar a meterlo. “Todavía me gusta más encontrarte tan mojada. Por favor, túmbate en el diván”. Monste vuelve a obedecer mientras desde esa posición puede seguir viendo a la otra pareja y distinguir quién es la otra chica. ¿Miriam??? La otra chica se vuelve para mirarla mientras no para de introducirse el pene del otro hombre, su cara es de sorpresa pero no para de lamer. Montse se siente turbada de ver a su amiga con una polla en la boca, pero está tan excitada que incluso le gusta la situación.

Mientras está distraída con la otra pareja, siente unas manos sujetando los dos extremos de las braguitas y unos labios sobre la parte central. Entre las manos y la boca le retira las braguitas dejando desnudo su sexo. Infrarrojo coloca sus manos en sus rodillas y las abre con suavidad. Se coloca sobre ella y le dice con suavidad que solamente disfrute.

Montse ve como el chofer se sumerge entre sus piernas y comienza a lamer sus labios vaginales, al principio con suavidad pero cada pasada es más violenta y más rápida. Una de sus manos se centran en frotar suavemente su clítoris mientras Montse coloca sus manos sobre la cabeza de quien le está comiendo su coño, retorciendo sus dedos entre su pelo. En ese momento infrarrojo levanta su mirada y sigue lamiéndole la vulva mientras clava su mirada en los ojos de Montse. Se incorpora sobre ella, le lame rápidamente uno de sus pezones y le dice a 10 centímetros de su cara “me pregunto cómo será tener la polla entre tus labios… quiero lo mismo que mi hermano…”.

Montse empieza a encajar cosas, ella y su amiga están en una habitación follándose a dos hermanos. Se pone más excitada y se arrodilla ante infrarrojo para desabrocharle el pantalón. Debajo puede comprobar unos bóxer con una hermosa erección en su interior. No duda en deshacerse del bóxer, se muere por lamer ese miembro duro que hay ante su cara. Sin vacilar, baja todo de golpe, agarra el miembro con la mano y arrima su lengua para tocar levemente la puntita. Tras la puntita, introduce el resto del pene de una sola vez, entero, lo nota caliente en su boca. Montse mira hacia arriba para encontrarse con la mirada de su compañero y se siente poderosa. Comienza a lamer con más intensidad, con tanta que infrarrojo le dice que vaya más despacio o se le correrá en su boca. Mientras sigue chupando, nota que el otro chico se coloca al lado de su hermano, ofreciéndole a Montse otra polla para chupar. Montse la agarra con una mano y empieza a masturbarla mientras sigue chupándosela a su chofer. Su amiga se coloca a su lado y comienza a masturbarla. Montse no da abasto, está chupando una polla, masturbando a otra y para colmo, una de sus amigas le está metiendo los dedos por su vagina de forma bastante intensa. Nota que su flujo vaginal comienza a escaparse por su vulva, nota como se corre mientras su amiga la masturba sin parar. En esto, suelta la primera polla y se pone a chupar la segunda, que le recibe con un gemido de placer. Miriam se coloca a su otro lado  y empieza a chupar la polla que quedo libre.

Al poco de empezar a chupar, su compañero la tumba sobre el suelo y le abre de piernas, se tumba sobre ella y la penetra con intensidad. Esta disfrutando tanto que quiere más… “Miriam, colócate aquí encima”. Miriam obedece y se coloca a horcajadas sobre su cara. Montse comienza a lamer la vagina húmeda de su amiga y descubre que le gusta hacerlo. Mientras sigue comiéndole el coño a su amiga, siente que quien la está penetrando le saca la polla, para acto seguido notar que algo caliente se está desparramando por sus pechos, mientras oye un grito ahogado.

Dos minutos después oye que infrarrojo dice “yo también quiero follarme a ultravioleta”. Y Siente como se coloca entre sus piernas, volviendo nuevamente a sentir que un cuerpo extremadamente duro la penetra de nuevo. Miriam se quita de encima dejando a la vista a Infrarrojo mientras él se la folla.

En esto que infrarrojo para de penetrarla y les dice a ambas chicas que se pongan de rodillas ante él. Estas lo hacen e Infrarrojo se dispone a masturbarse ante ellas con fuerza. Montse y Miriam comienzan a besarse y tocarse mientras tienen ante sí una polla a punto de explotar. En esto vuelve a aparecer el otro chico y se coloca detrás de ellas, que mientras esperan la descarga de su hermano, este les rodea las caderas con sus brazos y les mete dos dedos a cada una. Ante esta nueva estimulación, deciden sacar la lengua y chuparle la polla entre las dos. Las dos chicas jadean juntas mientras sienten como se corren ante los de dos de ultravioleta. Justo en ese momento se oye a Infrarrojo soltar un leve alarido y acto seguido la corrida acaba en sus bocas y sus caras. Los orgasmos son alternativos entre ellos hasta que todos caen rendidos al suelo.

Las chicas se quedan mirando entre sí. Han sido siempre amigas y sin embargo jamás se habían visto en una situación así. Cada una, con una corrida en la cara, se queda mirando a la otra y se sonríen ante el orgasmo que acaban de tener.

Vuelven a mirarse, y casi de forma coordinada, preguntan a sus compañeros… ¿Cuándo es la próxima fiesta?

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