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El inquilino

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Este relato contiene situaciones que podrían ofender a las personas sensibles, si eres una de ellas por favor deja de leerlo.

 

La situación que aquí se presenta y sus personajes son ficticios, sin embargo me gustaría cumplir la fantasía del personaje del que relato la siguiente historia.

Tengo 20 años y vivo en la ciudad de México desde que nací. Mido 1.71 m, soy delgado, bien formado (aunque suene trillado, pero voy con frecuencia al gimnasio, además de que siempre me ha gustado salir a trotar en las tardes), moreno claro, cabello castaño y ojos café; no soy un galán, pero tampoco soy horrible. Soy bastante tranquilo y en realidad solo he tenido una fantasía desde siempre: hacerlo con un hombre "superdotado" (siempre tuve curiosidad por saber si lo que se decía sobre el tamaño del miembro de algunos hombres era verdad… y afortunadamente pude comprobar que si).

Un día de aquellos en que meditaba sobre lo miserable que en realidad había sido mi vida salí a la calle para caminar a la tienda y comprar algo que pudiera satisfacer mi antojo vespertino de dulces y entonces pasó lo que dio pie a este relato:

buenas tardes joven, sabe como puedo llegar a esta dirección?

Yo levanté la mirada para ver a quien me lo preguntaba y me percaté que era un joven de no más de 25 ó 26 años, delgado, moreno oscuro, de cabello corto y ojos de un tono muy marrón (casi negros… si fuera posible); además de todo descubrí por su extraño acento que no era de la ciudad.

Claro! Es mi casa! Vienes por el cuarto que está en renta?

Antes de continuar, aclaro que vivo con mi madre y mi hermana y que por cuestiones de dinero pusimos en renta una habitación que está en la parte de atrás de mi casa.

Que bien, entonces todavía está disponible?

Si, si te interesa acompáñame a la tienda y en un momento te muestro el cuarto y te explico como está lo de la renta?

Compré lo primero que ví y me dirigí con el nuevo inquilino a mi casa para enseñarle la habitación para ver si se quedaría.

Al principio no noté nada especial en él, salvo por algunas palabras que jamás había escuchado en mi vida y su acento sureño, como de algún país centroamericano, pensé yo al principio.

No podía decir que me pareciera atractivo, simplemente me era simpático, como muchos de mis vecinos. Además me disgustaban algunas expresiones que hacía para referirse a mi (me hablaba con demasiada confianza, como si nos conociéramos de mucho tiempo), e incluso su forma de vestir me parecía bastante extraña (siempre usaba pantalones holgados y playeras en las que yo decía que podrían entrar hasta 2 personas).

Esta es la habitación… es amplia para una persona, tiene cama, sillón, escritorio, baño con regadera, una televisión a color con "cable" y un ropero. Todo lo demás que necesitas está en la parte general de la casa, tienes derecho a comer con nosotros y guardar algunas cosas en el "garage". El precio es de 800 mensuales más tu gasto de agua, luz y teléfono.

Excelente hermano, me interesa. Puedo quedarme desde hoy?

Si, pero, no traerás más cosas contigo?

No, solo estoy de paso dos meses mientras espero a mi esposa que viene de mi pueblo también y me alcanzará aquí, así que no traigo mucho conmigo.

Está bien, entonces si no tienes dudas, puedes pagar a más tardar el viernes y quedarte desde hoy. La cena se sirve a las 7…

Gracias, está bien. Oye hermano, pero como dijiste que te llamas?

Omar y tu?

Juan José, para servirte.

Ok… entonces te veo en la cena

Después de eso salí del cuarto y me decidí a leer un rato mientras esperaba la hora de cenar.

Cuando dieron las 7 fui al cuarto de Juanjo (con el tiempo lo llamé así) y por costumbre abrí la puerta sin tocar para ver si podía entrar para avisarle que ya era hora de la cena. Entonces no pude evitar apenarme un poco al verlo semidesnudo con una toalla amarrada en la cintura y secando su cabello.

Hasta ese momento no había podido observar con detenimiento más de él, pero como me dijo que no me apenara, que éramos hombres y que era natural que nos viéramos desnudos pues levanté la vista y lo que ví me encantó: medía aprox. 1.70m tenía el cuerpo delgado, como ya había notado antes, no tenía grandes músculos, pero estaba bien definido y lo mejor de todo eran sus piernas, peludas y gruesas, se notaba que caminaba a corría mucho.

Solo vengo a decirte que ya es hora de cenar…

Cerré la puerta y salí un poco apenado.

Durante la cena no lo miré, solo me dediqué a comer y a escuchar lo que mi madre y mi hermana platicaban con Juanjo sobre su estadía en el cuarto de renta y su historia en general. Me pude enterar de que tenía 23 años, estaba casado desde hacía 2 con una muchacha de su pueblo, porque pensaron que se había embarazada, aunque en realidad no fue así. Era originario de Chiapaz (un estado de la república mexicana) y su meta era llegar antes de un año a la frontera con Estados Unidos para pasarse de "mojado" y conseguir trabajo y casa allá con su esposa.

Ese mismo día yo tenía planeado salir con mis vecinos a un billar, pero de última hora me cancelaron, así que me decidí a regresar a mi casa y dormir, pero cuando iba entrando a mi casa me encontré a Juanjo sentado en la acera de mi casa fumando.

Hola Omar, gustas acompañarme con unas cervezas?, estoy algo aburrido…

No sé por qué, pero acepté:

Claro, estaría bien, pero no tomo mucho, quiero dormir temprano hoy.

Si hermano, no te preocupes.

 

Dicho lo anterior, entramos a su cuarto y nos acostamos, el en su cama y yo en el sillón, cada uno con su respectiva cerveza y comenzamos a platicar de diferentes cosas. Como es clásico, después de un rato la conversación se fue hacia el sexo y yo no pude evitar sentirme algo incómodo al principio. Sin embargo, después de un rato, la forma en que me contaba sobre como se cogía a las mujeres que habían estado con él me excitó. La verdad es que su forma de expresarlo era muy tosca, me explicaba como les hablaba, como les decía que eran unas perras y como las hacía retorcerse de gusto y la verdad a mi me llamó mucho la atención el detalle sobre el que hacía más hincapié: decía que ninguna vieja le aguantaba la verga en un principio por su tamaño. Yo solo me reía de forma nerviosa y asentía con la cabeza mientras besaba la boquilla de mi cerveza y me imaginaba si de verdad tendría algo tan grande colgando entre esas hermosas piernas peludas.

Bueno Juanjo yo tengo que retirarme a dormir, ya es algo tarde y tengo que levantarme temprano para ir a correr por la mañana.

Si hermano, no te preocupes… oye me dejarías acompañarte a trotar?

Si claro, entonces tocaré tu puerta temprano para irnos al parque que está aquí cerca… descansa. Hasta mañana.

Al día siguiente después de vestirme y desayunar algo muy ligero toqué a su puerta y escuché como me gritaba que saldría en un momento.

Buenos días hermano, perdón por la tardanza.

No te preocupes, pero vámonos antes de que se nos haga más tarde

Cuando lo vi bien no pude dejar de sorprenderme por lo bien que se veía, pero más que por eso, por el tamaño de verga que se le veía con su bermuda, que evidentemente era larga (la bermuda) para ocultar aquello de lo que la noche anterior estuvo presumiendo tanto. En realidad se notaba como si se hubiera metido un pepino y le colgara junto a la pierna izquierda. Mientras corríamos en el parque él trataba en vano de acomodársela para que no se le viera tanto y yo trataba de ser discreto para que no notara que lo admiraba cada paso.

Al regresar a la casa yo me bañé y no podía dejar de pensar en como sería esa gran verga, así que me masturbé pensando en Juanjo.

Esa misma noche se organizó una fiesta con mis vecinos y vino un amigo llamado Iván que vive a dos cuadras de mi casa con el que a veces cogía. Cuando todos estuvieron borrachos y la mayoría estaban tirados en la sala, casi inconscientes yo me dirigí al baño y desde la ventana pude ver que la cortina del cuarto de Juanjo estaba abierta y él estaba acostado sin camisa mirando una revista de mujeres. Al mismo tiempo sentí las manos de Iván en mis nalgas y su lengua en mi cuello…

Cuanto tiempo sin ensartarte, verdad Omarcito?

Si… cógeme Iván…

En ese momento solo me bajó los pantalones y me la metió sin contemplaciones, él estaba muy borracho y por lo tanto muy caliente y la verdad, aunque yo no estaba tan borracho, me sentía extremadamente excitado por lo que estaba mirando desde mi posición en la ventana.

Te gusta mi verga Omar?

Si papito, me encanta, cógeme fuerte…

Quieres que te deje mi leche en tu culito bebé?

Siiiiiiiiiii, ahhhhhhhhhh!

Justo cuando sentí como me llenaba el culo de la leche caliente de Iván, miré a la ventana y ví que Juanjo me estaba mirando con cara de asombro. Me sentí tan apenado que solo alcancé a despegarme de Iván y correr a mi cuarto.

Al día siguiente traté de evitar a Juanjo lo más que pude hasta que inevitablemente lo topé en la puerta mientras salía a la tienda y él llegaba de su trabajo.

Hola Juanjo, buenas tardes – dije eso mientras agachaba la mirada y trataba de pasar sin tener que verlo

Omar… espera, ven conmigo a mi cuarto por favor

Si… en un rato iré a tu cuarto

No! Te digo que vengas a mi cuarto cabrón!

Yo me sentí enojado por su tono, pero al mismo tiempo tenía la vergüenza de saber que me descubrió la noche anterior observándolo… y peor aún, mientras él veía como me cogía Iván.

Si… vamos – la verdad es que la voz me temblaba del miedo de lo que me pudiera decir

Caminamos por el pasillo y cuando entramos a su cuarto comenzó a desvestirse mientras entraba al baño y abría la regadera sin que me dejara verlo. Yo me senté en la cama y esperaba que saliera del baño, pero en lugar de eso escuché el agua de la regadera caer y su voz desde dentro.

Mira Omar, yo quiero hablar contigo muy seriamente por lo que pasó ayer.

Sobre qué? – pregunté tratando de disimular

NO TE HAGAS PENDEJO!

Me asusté tanto que solo me quedé callado y cerré los ojos, pero cuando los abrí…

A ver Omar, levanta tu carita y mírame – dijo en un tono sarcástico

Yo levanté la cara y lo que ví me dejó sin habla y con la boca abierta, literalmente. Delante lo tenía desnudo y mirándome de forma extremadamente seria. Por fin pude ver su verga de frente, era medianamente larga, unos 20 cm (que en realidad ya se bastante mayor del promedio) y bastante ancha, muy morena y con una cabeza grande y brillante.

Mira Omarcito, yo siempre he sabido desde el día que salimos a correr que te gusta la verga y lo confirmé cuando te ví empinado en la ventana mientras te cogían y yo creo que no tiene nada de malo que seas putito… lo malo es que te aguantes las ganas

Cuando terminó de hablar me agarró del cabello y me puso con la otra mano su vergota en la boca. Yo no podía creer lo grande que era y sobre todo lo bien que sabía moverse. Trataba de meterme lo más posible su vergota en la boca.

Tómala cabrón, atáscate que es lo que querías puto. Ya tiene un rato que no me cojo a una nena como tu.

Me sentía súper caliente, las palabras que en otra ocasión pudieran haberme ofendido ahora me ponían cachondísimo. En ese momento deseaba más que otra cosa que me dejara ir enterita esa barra de carne inmensa y que me llenara de leche.

Me sacó la verga de la boca y me dijo que me pusiera de a perrito y yo obedecí.

Métemela por favor, lléname de tu leche Juanjo

Él fue por un lubricante que guardaba en sus cosas y se puso en la verga y en mi culo y me la fue metiendo poco a poco.

Espera papi… sácala tantito, me duele mucho – dije yo suplicante cuando sentí su enorme cabeza entrando por mi ano

"hay… me duele mucho" – dijo en un tono burlón imitándome mientras me la clavaba más y más.

Sácala por favor Juan… sácala, no la aguanto…

Espérate putita, vas a ver como en unos minutos no vas a querer que la saque

Acto seguido comenzó a moverse lentamente dentro de mi culo mientras me apretaba las nalgas como si se tratara de masa para preparar pan.

Yo no podía casi soportar el dolor, pero al mismo tiempo una sensación de placer inmenso se apoderaba de mi; aunque creo más que el placer me lo provocaba saber que ese cabrón me estaba dando lo que cualquier mujer (u hombre) querría. Y entonces me sonaban sus palabras en la cabeza mientras sentía sus embestidas contra mis nalgas. Todo lo que me contó sobre su maravillosa forma de coger ahora me parecía poco, estaba lleno de carne y dentro de poco estaría lleno de leche. Entonces no me pude contener más y perdí el control, me dejé llevar por el placer y no me importó que me pudieran oir.

Si cabrón, cógeme! Desde que te ví y me contaste sobre tu vergota no pude dejar de imaginarme como sería tenerte adentro… quiero que me cojas fuerte

Ya ves? Te dije que no ibas a querer que te la sacara bebé… pero hoy no te voy a llenar tu culito de leche, hoy quiero que te la tragues

Si Juanjo, como tu quieras, donde me la quieras dar, pero lléname de tu semen papito

Entonces sentí como mi culo se apretaba contra la inmensa verga que lo invadía, como si la quisiera estrangular, mientras mi verga lanzaba chorros de semen.

Aaaaaaaaaaaaahhhhh! Juanjo… me vengo

Que rico Omarcito. Así se deben venir los putitos como tu, con una verga en el culo… ahora siente mi leche… ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!

En ese momento me sacó la verga del culo, me volteó frente a él y me apuntó con su arma a la cara.

Me vengo…. Ahhhhhhhh! Cómetelos…

Disparó tanta leche que casi me atraganté, pero no pude dejar caer ni una gota, lo quería todo para mi, quería esa vergota para mi y a ese cabrón todos los días en mi culo.

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