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23.1 La fortuna de Alan y Lorian

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Lunes, martes, Miércoles, Jueves y Viernes.

Durante la semana he tenido tanto trabajo que me ha resultado prácticamente imposible el escribir, intentaré hilvanar mis recuerdos de estos días.

Ahora que espero la llegada de Nico, con este caliente té verde con menta entre mis frías manos, recuerdo los anodinos acontecimientos de los días pasados, o puede que quizá sí  hayan resultado importantes e influyan en la vida de todos nosotros.

Ha estado lloviendo durante la tarde y en la Gran Plaza hay poca gente paseando, los operarios del ayuntamiento están trasladando la gran noria que estaba instalada en la ribera del río a este nuevo emplazamiento, un complemento más al alumbrado navideño que ya han instalado aunque no esté encendido, todo preconiza que las fiesta navideñas se aproximan.

Veo peligrar la ecuestre estatua del General Charles de Gaulle, ciudadano ilustre de la ciudad, tan alta y estilizada ella, que adorna el centro de la plaza. Además de la lluvia un ligero viento incrementa la impresión de frío. En el camino, las hojas secas de los plátanos eran arrastradas por el viento, para mi horrorosamente gélido, y se estrellaban en mis piernas dejando de producir su sordo ruido rasgado al arañar el suelo.

Me puedo retirar el fular del cuello y desprenderme de mis guantes, el murmullo de las voces anima y transciende su calidez al ambiente, sirven de acompañamiento meciendo mis recuerdos que como olas se remueven en mi mente.

Thomas me sorprendió con su llamada del lunes, operaba con Elie en aquel momento sobre los indicadores que habíamos recogido de la planta de pruebas, antes había estado con André mi jefe, no dejaban de extrañarme sus extemporáneas reacciones tan contradictorias a veces, ahora me trataba con tremenda delicadeza y atención y más tarde era capaz de exasperarme y volverme loco.

-Daniel soy Thomas, el compañero de Nicolás.  –así se presentó por teléfono, le reconocí en el instante en que pronunció su nombre.

-¿Qué ha sucedido Thomas?  -mi voz sonaba alarmada, Thomas no conocía mi teléfono y me asusté pensando que podía haberle sucedido algo malo a Nico.

-No ha ocurrido nada, no te alarmes, Nicolás está trabajando aquí, conmigo a mi lado en estos momentos, pero quiere que sea yo el que te dé el recado.  –hay una pequeña pausa, mi angustia no se ha disipado.

-Verás, la semana pasada me habló de esos amigos tuyos que quieren ser modelos…  -le interrumpo para confirmarle los nombres.

-Alan y Lorian…

-Sí, tengo una empresa de modelos que quiere verles y hablar con ellos.  –mi corazón está al galope y parece que el pecho se me va a reventar.

-Toma nota para que les hables de la persona con la que tienen que contactar.

Thomas me proporciona todos los datos que preciso para transmitir a los chicos. Muero de agradecimiento y la emoción se transmite en el tono de mi voz.

-¡Gracias!, ¡gracias Thomas!…

-Tommy, por favor, Tommy o Tom y no tienes que preocuparte, los dueños de esa agencia son amigos de mis padres, ya sabes, para que cuando les veas a ellos puedes agradecérselo, quedaron encantados de tu persona cuando estuviste en su casa.

-Es igual Tommy, gracias a ti, a tus padres y a Nico que no me había dicho nada, le voy a matar.

-Si quieres te pongo con él, se está riendo a mis espaldas. –es cierto, escucho lejana la risa de este ser perverso y malvado que se lo guarda todo para sorprenderme después.

-Hablaré a la noche con él, os quiero, gracias de nuevo.  –cuelgo el teléfono y me falta tiempo para comunicárselo a Evans.

Es increíble, basta que muestre una preocupación para que él la asuma como suya propia y busque la forma de darle una solución, -haces que me duela el corazón Nico querido-.

La taza caliente ha caldeado mis manos, permanezco un momento con mi mente en vacío, escuchando los murmullos que me llegan con una sonrisa boba en mis labios.

Alan y Lorian fueron a París, Nicolás y Tommy les recibieron y atendieron, no volvieron muy contentos con la entrevista pero esta mañana habían recibido la comunicación de que querían que volvieran, para concretar los detalles, les contrataban a los dos.

Fueron los tres los que me llamaron esta mañana, se pegaban por tener en sus manos el teléfono para, entre risas y lloros, darme la estupenda noticia.

Quedamos en vernos a la tarde como en otras ocasiones, también había acordado el salir con Natalia. Estaba anocheciendo y me encaminé a la Estación de Lille-Europe para recoger a mi chico al que no veía desde hacía dos semanas y al que deseaba con toda mi alma comerme a besos.

Le abracé queriendo fundirme con él, insertarme en su cuerpo y circular dentro de él como si yo fuera su sangre y él mi vida. Traía una pequeña maleta y vestía un traje increíble de bonito, gris oscuro y que nunca le había visto puesto, con un mínimo bolso colgado al hombro, se había cortado el pelo y, para mí, estaba más guapo y apetecible que nunca. Creo que nuestros besos duraron hasta tal punto  de que el público se nos quedaba mirando.

Cogí su pequeña maleta para dejarle el brazo libre y que pudiera llevarme abrazado por los hombros, me gustaba sentir su brazo tan fuerte y protector que a veces me apretaba contra él.

-Estás guapísimo con tu traje nuevo, no te lo había visto hasta ahora. –acaricio con suavidad su cintura con mi mano.

-Los he traído de España, fui casi sin equipaje y he tenido que pagar sobrecargo para volver. ¿Quieres que tomemos algo antes de ir a tu estudio?  -aprieto más fuerte su cintura.

-No, he tomado un té mientras esperaba, quiero que vayamos a casa, necesito tenerte Nico.  –me mira sorprendido enarcando sus pobladas cejas.

-¿Tú eres el que ha hablado?, ¿esas palabras han salido de ti?  -se ríe con picardía.

-No te rías de mí, te necesito y te he extrañado, quiero estar un rato largo contigo, abrazados, antes de salir con los amigos.

-Me vas a tener que soportar porque yo vengo con unas ganas de hacerte el amor que no te lo puedes imaginar.  –me muestra con un gesto entre gracioso y obsceno el bulto que le está creciendo en la entrepierna y soltamos ambos la carcajada.

Cuando abrimos la puerta y entramos en el estudio no le doy tiempo a quitarse la chaqueta, nervioso y un poco desquiciado comienzo a quitarle la ropa, no acierto con los botones de la camisa y me retira las manos, estás no permanecen ociosas, le retiro el cinturón y bajo sus pantalones sin bajarle el cierre de la bragueta, con los pantalones desciendo yo para arrodillarme ante él y posar mi rostro en el bulto de lo que esconde su boxer, besarlo, bañarme en su olor y morderlo ligeramente goloso.

En el estudio hace una buena temperatura, no sé lo que supondrá la factura de electricidad pero Rayhan ha colocado el termostato como a mí me gusta.

Nico me coge de los sobacos para que me levante y en un momento estamos desnudos ambos, le empujo para que caiga en la cama, para quitarnos los zapatos y me detengo un momento para mirarle el magnífico cuerpo que tiene, tan fibrado y cubierto oportunamente de vello en los lugares precisos, dándole ese toque tan varonil que me enloquece.

Me tiro encima de él y le beso y le muerdo por todo el cuerpo, él intenta que pare para llevar mi rostro hasta el suyo y posar sus labios sobre los míos.

-Me vuelves loco. –susurro quedo. -Tenía unas ganas locas de tenerte así, desnudo y para mí. –arrastro mi pecho sobre el suyo para notar cómo me cosquillean sus vellos, levanto sus brazos para bañarme en el olor de sus axilas y lamerlas los negros y abundantes pelos.

Después de un rato de acariciarnos y comernos mutuamente, tenemos nuestros miembros viriles rígidos que nos duelen y manchan nuestras pieles del precum que expelen.

-Ya, ya Nico, no aguanto más.  –le urjo para que me posea, quiero tenerle dentro de mí, ya, ahora mismo.

-Aquí me tienes, venga, comienza. –me coloco a horcajadas sobre su bajo vientre, los vellos de su abdomen acarician mi culo y sujeto su falo con mi mano para orientarlo hacía mi y con precisión colocarlo, voy bajando poco a poco y me lleno de él, cierro mis ojos y suspiro al sentir un ligero dolor y sobre todo placer.

Lamo sus labios y me miro en sus pupilas.

-Te siento en mi interior, tu polla es increíblemente larga, no sabes hasta donde me llega, quiero tenerla así, dentro de mí siempre.  –se ríe encantado de mis palabras y juega subiendo sus caderas para meterla más en mi abierto culo.

Empiezo a subir y bajar sobre su verga acelerando poco a poco mis movimientos, él colabora subiendo y bajando sus caderas a mi encuentro, el placer comienza a llenarnos haciéndonos gemir a los dos.

-Quiero que me folles más fuerte.  -me sujeta y sin salirse de mi me da la vuelta para colocarse sobre mi entre mis piernas.

-Ahora soy tu hembra, fóllame fuerte, hazme tuyo.  –lo que le digo le excita y comienza a bombear entrando con fuerza mientras muerde mi cuello y mi oreja, me encanta verme tratado así, poseído con tanta energía y fuerza, siendo mordido y herido por su verga en mi ano.

Me pone de costado y la verga se le escapa, vuelve a meterla elevando mi pierna, con su mano juega con mi polla mientras proyecta sus caderas para darme duro y meter su pene muy rápido.

Acelera sus acometidas y le siento temblar a la vez que agarra con mucha fuerza mi pene estrangulándolo, se agita convulso cuando empieza a descargar en mí su precioso semen.

Continúa masturbándome muy agitado y con fuerza hasta que me corro sobre mi pecho y abdomen.  Ha resultado muy rápido pero también placentero, los dos necesitábamos vaciarnos por estos días de abstinencia.

Gime mientras le paso mi brazo por su cuello y atrapo sus labios con mis dientes, nos miramos y continuamos besándonos sintiendo mis entrañas bañadas por su esperma.

-¡Ohhh! Daniel, que ganas tenía de follarte, de tenerte así.   –sale su verga y queda pegada en la entrada de mi ano conteniendo la salida de la leche que me ha echado.

-Cada día lo haces mejor y estas más rico. -le hablo a milímetros de su boca, pero mira como me he puesto con mi semen, tenemos que ir a bañarnos.

Le beso de nuevo y aparto mi boca de la suya, cojo una servilleta de papel para limpiarme un poco y no ir al baño chorreando.

-Gracias Nico, ha sido prodigioso, vamos a la ducha.

Me va lavando con suavidad, jugando con sus manos por mi cuerpo, introduce un dedo en mi interior, me giro y le beso abrazándome del cuello.

-Quieres hacerlo otra vez, yo lo estoy deseando.  –tapa mi boca con la suya y no me permite continuar hablando, eleva  mi pierna derecha y sin mucho esfuerzo vuelve a estar dentro de mí, sus movimientos son suaves pero muy fuertes y empuja sus caderas para entrar muy profundo.

Vuelve a follarme y su verga no pierde fuerza y bravura, nos corremos entre gritos ahogados por el agua que cae de la ducha, vuelve a llenarme de su leche y la mía riega el blanco del suelo confundiéndose con él.

Cuando nos vestimos le hago entrega de su regalo de cumpleaños, el que me ayudo a escoger Natalia, lo abre nervioso y con una sonrisa que me puede.

-Es muy bonito Daniel, gracias, dame un beso.  –uno no es suficiente y beso todo su rostro.

Vamos a salir y me coge en sus brazos, para hacerme girar y mirar al búcaro que vuelve a lucir primorosas flores.

-Tu cuidador te mima como si fueras una mujer, ese niño está enamorado de ti, se le nota en los detalles que tiene. –me besa en el pelo y me empuja para que salga.

-No digas esas cosas de Rayhan, es solo un niño, me verá como a su hermano mayor, podría ser su padre. –tenía que haberle dicho la extraña atracción que ejerce sobre mi ese niño al que yo quiero ver como un hermano pequeño, aunque se, como él adivina también, que es un joven macho en pleno desarrollo y potencial  de sus juveniles hormonas.

-Un chico no regala flores a su hermano mayor y además no es tan niño, pero si muy guapo. Vamos al encuentro de los amigos.  –no hay nada de celos en el tono de sus palabras, solo constata lo que para él son hechos.

Nos hemos retrasado un poco y están todos en el bar en el que hemos quedado para encontrarnos, hasta Natalia ha llegado, Luis no vendrá, esta semana ha ido, igual que la pasada, a ver a su novia.

Abrazan a Nico entre gritos y expresiones de alegría felicitándole, conmigo hacen lo mismo  en menor medida, Lorian y Alan no saben cómo manifestar su agradecimiento por lo que han hecho Tommy y Nico por ellos.

Evans es el más callado aunque se ha sumado a los abrazos en su momento, Nico pide que nos pongan de cena lo que escoge informalmente y nos invita para celebrar su cumpleaños aunque han pasado ocho días desde entonces.

En la disco de Lucas el ambiente está comenzando a enervarse, a hervir de cuerpos sudorosos, la pista de baile está completa aunque se puede bailar sin apretarse en exceso. Cojo de la mano a Natalia y Alan y los arrastro conmigo, tengo ganas de mover el cuerpo, envolverme en la música y evolucionar sensualmente llevado por el voluptuoso ritmo.

Un tiempo después se unen Nico y Lorian y no veo por parte alguna a Evans.

-¿Dónde habéis dejado a Evans?  -tengo que gritar en el oído de Lorian para que entienda.

-Se ha quedado bebiendo…  -no logro entender lo que me dice a continuación.

Nico me abraza por detrás rozando su cuerpo con el mío, sujeta mis caderas y las inmoviliza con sus manos para darme la vuelta y besar mis labios.

-Voy  un momento para ver cómo está Evans y descansar un ratito.

Le empujo para emparejarle con Lorian y bailan licenciosamente, provocándose mutuamente con el movimiento de sus cuerpos haciéndome gestos para que les acompañe.

 Evans está sentado y bebe de su copa pensativo, me coloco de pie a su lado, eleva la cabeza y me dirige una sonrisa envuelta en triste amargura. Su cabeza está a la altura de mi vientre, la sujeto con mis manos y se la abrazo apoyándola en mi abdomen, me inclino y beso con suavidad sus cabellos aplastándolos, luego me siento a su lado atrayéndole hacia mí.

-Evans, por favor, sabías que en algún momento sucedería. –me mira con tristeza.

-Se marcharán Daniel.

-Sí que lo harán, Y tú, ¿qué vas a hacer?   -acaricio con mi mano derecha su mejilla.

-Dejaré la casa de Béthune, en otro momento podríamos haber vivido juntos, pero ahora quiero alejarme, es una casa muy grande para mí y no puedo pagármela.  –calla un momento y espero que continúe.

-Lucas me ha ofrecido un trabajo, quiere que me ocupe de los temas de seguridad en los establecimientos que tiene y sus socios están de acuerdo. –mi brazo aprisiona con fuerza sus hombros.

-Claro, así se garantiza el cobro de lo que los muchachos le deban, tú vas a ser el garante para que los dejen marchar.  –me sonríe y mueve su cabeza asintiendo.

-Algo de eso hay pero no te equivoques, es una buena persona, lo sé, siempre lo he dicho, los negocios son así y él tiene socios, no puede saltarse las reglas, bastante hace por mí.

Pasa las manos por sus muslos, como si quisiera retirar un inexistente sudor en las palmas.

-Pero todo no será tan malo, vendré a vivir a Lille y podré estar más cerca de ti, nos podremos ver más a menudo.  –una bonita sonrisa intenta quitar gravedad al momento.

Miro hacia la pista de baile, Natalia baila con Alan que la mueve en sus brazos con suavidad, como si fueran suave viento meciendo las hojas que caen sueltas de los árboles, Evans sigue sus evoluciones.

Lorian y Nico están dando un espectáculo erótico con sus sensuales movimientos de caderas y tocamientos, forman una pareja acompasada y deliciosa a la que los demás bailarines miran de reojo.

Lorian se abraza a él y le besa, luego sujeta a Alan de la mano, besa a Natalia como si se estuvieran despidiendo y se dirigen hacia nosotros, tienen que comenzar su trabajo, Nico y Natalia se emparejan y continúan bailando.

Llegan y toman asiento un momento, están nerviosos y contentos con su inminente marcha a París, vuelvo a felicitarles por su éxito y hablamos de aquella cercana noche de mi borrachera que parece haberse quedado tan lejana en el tiempo aunque no han transcurrido más que dos meses, luego tienen que marchar a su trabajo después de despedirse de mí, con Evans se verán más tarde.

-Tendrán éxito, valen mucho los dos. –cojo la mano de Evans mientras le hablo.

-Van a comenzar y será duro al principio, sabes cómo les quiero y les deseo lo mejor.

Se me nubla la mirada, ¡qué gran amigo tienen en Evans!, preocupado siempre por ellos desde que los retiró de trabajar en la calle y los llevó al negocio de Lucas, ahora no le importa sacrificarse, hacerse garante de su deuda. Me inspira una pena enorme, Alan no se da cuenta de lo que siente por él.

-Algún día te corresponderá, ahora aun está soñando.  –Evans se pone de pie para darme un abrazo, yo beso su mejilla y estrecho con fuerza su cuerpo contra el mío.

Le agarro de la mano para llevarle a la pista y allí bailar con Nicolás y Natalia, y algunos otros chicos, antiguos compañeros suyos que le saludan al verle.

Envuelvo mi cuerpo cruzando el plumífero en mi pecho y doy una vuelta más al fular en mi garganta colocándome los guantes, el gélido viento me penetra y hace temblar, me sitúo a un costado de Natalia agarrándola del brazo, Nico hace lo mismo al otro costado y emprendemos el camino para localizar un taxi, corremos y reímos jugando para mitigar el frío de la estrellada noche sin luna, ahora brillantes cuando han desaparecido las nubes.

Llegamos al estudio después de dejar a Natalia en su casa, la calefacción ha entrado en el horario de noche, nos preparamos y desnudamos con rapidez para meternos en la cama, estamos un ratito abrazados para calentarnos con una luz encendida.

Nico comienza a acariciarme, a besarme en la boca, a explorarla con su lengua, siento ganas de comerla. Mi mano discurre por su cuerpo hasta llegar a su polla, vuelvo a subirla acariciándole todo y me escurro entre las sábanas hasta pegar mi cara a su pene. Tiene una erección impresionante y huele todo él delicioso, bajo su boxer y a oscuras lo lamo, lo chupo con gula incontenida.

Mueve su cuerpo, queriendo meterla más y eleva con fuerza su pelvis con movimientos rítmicos y a veces muy fuertes, sabe que es imposible para mí poder contener sin prepararme toda su virilidad en mi boca; a veces se olvida y me ahoga hasta que se vierte y me llena como ahora, eyacula cantidad de semen que me es imposible tragar aunque quiero.

Le miro, él sonríe satisfecho y me abraza mientras beso su pecho.

-Tú no has disfrutado.  –acaricia mi cabello.

-Eso tú no lo sabes, pues claro que he disfrutado.  –estamos un momento en silencio.

-Gracias Nico, te quiero un montón, eres tan bueno.  –sabe a lo que me refiero.

-Ha sido Tommy el que se ha movido. –quiere quitarle importancia al tema.

-Ya, porque tú se lo has pedido. Eres el hombre más bueno del mundo, me gustas.

-Ven, te voy a hacer disfrutar a ti.  –Me dispuso sobre la cama a cuatro patas y se colocó encima de mí  forzándome a abrir las piernas, lo estoy deseando y le dejo todo el espacio que él quiere, mi erección no ha bajado y estoy sumamente excitado por sus caricias y le dejo que actúe, un profundo suspiro sube de mi garganta cuando entra en mi profundamente y me arrastra al éxtasis.

A la vez estira la mano por debajo de mi abdomen y sujeta mi polla, su pecho en mi espalda me transmite su calor y se queda quieto dentro de mí besándome y mordiéndome.

Giré la cabeza y me besó suavemente en la boca, desesperado le mordí.

-Fóllame Nico, hazte dueño de mi culo y no lo dejes.  –comenzó a menearse saliendo, entrando y moviendo sus caderas para que sintiera todo su enorme verga en mi tripa, llevó sus manos a mis tetillas para pellizcarlas y hacerme gemir de excitación.

Sentía al gran macho encabritarse a mi espalda, queriendo perforarme y romperme, sus manos acariciaban mi cintura, mis costados y cuando llegaba a mis caderas se afianzaba para tirar de ellas hacia él.

Aguanté poco tiempo, quería mirarle a la cara al correrme.

-Cámbiame de postura, quiero verte. –me dio la vuelta manejando mi cuerpo a su capricho pero no dejó de entrar y salir de mi más que unos segundos.

Veía su hermosa cara concentrado en darme el placer que sentía galopante en mis entrañas, avanzar y correr por mi piel hasta llegar a mi pene.

Estallé como un vaso de cristal al caer al suelo y romperse en mil pedazos, creí que iba a morir al necesitar el aire que no terminaba de llegar a mis pulmones y recibí otra vez el elíxir de mis sueños que salía de su impresionante polla y no cabía en mi culo.

Paso mis manos con cuidado por su espalda sudorosa, tirita por el roce de mis dedos en sus costados y levanta la cabeza de mi cuello para empezar a besarme de nuevo.

- Daniel, amor mío, eres un ser divino.  –no descansa y el amor que sus palabras encierran me emocionan.

- Nico, no tienes que darme todos los caprichos que tenga, pero lo de Lorian y Alan te lo agradezco muchísimo, son dos chicos tan buenos y han tenido tan mala suerte en la vida.

Levanta su cara para mirarme, los ojos le brillan peligrosamente húmedos.

-Siempre me tendrás a tu lado cuando necesites algo, no quiero que te preocupes por nada y pase lo que sea…, lo peor…, estaré siempre para ti.  –se, sin conocer la causa de mi certeza, que es cierto, que su amor es incondicional y enorme, mi noble y hermoso Nico.

Me abraza para tenerme protegido y me recojo en él para dormir tranquilo y sosegado a su lado.23.1 La fortuna de Alan y Lorian

Lunes, martes, Miércoles, Jueves y Viernes

Durante la semana he tenido tanto trabajo que me ha resultado prácticamente imposible el escribir, intentaré hilvanar mis recuerdos de estos días.

Ahora que espero la llegada de Nico, con este caliente té verde con menta entre mis frías manos, recuerdo los anodinos acontecimientos de los días pasados, o puede que quizá sí  hayan resultado importantes e influyan en la vida de todos nosotros.

Ha estado lloviendo durante la tarde y en la Gran Plaza hay poca gente paseando, los operarios del ayuntamiento están trasladando la gran noria que estaba instalada en la ribera del río a este nuevo emplazamiento, un complemento más al alumbrado navideño que ya han instalado aunque no esté encendido, todo preconiza que las fiesta navideñas se aproximan.

Veo peligrar la ecuestre estatua del General Charles de Gaulle, ciudadano ilustre de la ciudad, tan alta y estilizada ella, que adorna el centro de la plaza. Además de la lluvia un ligero viento incrementa la impresión de frío. En el camino, las hojas secas de los plátanos eran arrastradas por el viento, para mi horrorosamente gélido, y se estrellaban en mis piernas dejando de producir su sordo ruido rasgado al arañar el suelo.

Me puedo retirar el fular del cuello y desprenderme de mis guantes, el murmullo de las voces anima y transciende su calidez al ambiente, sirven de acompañamiento meciendo mis recuerdos que como olas se remueven en mi mente.

Thomas me sorprendió con su llamada del lunes, operaba con Elie en aquel momento sobre los indicadores que habíamos recogido de la planta de pruebas, antes había estado con André mi jefe, no dejaban de extrañarme sus extemporáneas reacciones tan contradictorias a veces, ahora me trataba con tremenda delicadeza y atención y más tarde era capaz de exasperarme y volverme loco.

-Daniel soy Thomas, el compañero de Nicolás.  –así se presentó por teléfono, le reconocí en el instante en que pronunció su nombre.

-¿Qué ha sucedido Thomas?  -mi voz sonaba alarmada, Thomas no conocía mi teléfono y me asusté pensando que podía haberle sucedido algo malo a Nico.

-No ha ocurrido nada, no te alarmes, Nicolás está trabajando aquí, conmigo a mi lado en estos momentos, pero quiere que sea yo el que te dé el recado.  –hay una pequeña pausa, mi angustia no se ha disipado.

-Verás, la semana pasada me habló de esos amigos tuyos que quieren ser modelos…  -le interrumpo para confirmarle los nombres.

-Alan y Lorian…

-Sí, tengo una empresa de modelos que quiere verles y hablar con ellos.  –mi corazón está al galope y parece que el pecho se me va a reventar.

-Toma nota para que les hables de la persona con la que tienen que contactar.

Thomas me proporciona todos los datos que preciso para transmitir a los chicos. Muero de agradecimiento y la emoción se transmite en el tono de mi voz.

-¡Gracias!, ¡gracias Thomas!…

-Tommy, por favor, Tommy o Tom y no tienes que preocuparte, los dueños de esa agencia son amigos de mis padres, ya sabes, para que cuando les veas a ellos puedes agradecérselo, quedaron encantados de tu persona cuando estuviste en su casa.

-Es igual Tommy, gracias a ti, a tus padres y a Nico que no me había dicho nada, le voy a matar.

-Si quieres te pongo con él, se está riendo a mis espaldas. –es cierto, escucho lejana la risa de este ser perverso y malvado que se lo guarda todo para sorprenderme después.

-Hablaré a la noche con él, os quiero, gracias de nuevo.  –cuelgo el teléfono y me falta tiempo para comunicárselo a Evans.

Es increíble, basta que muestre una preocupación para que él la asuma como suya propia y busque la forma de darle una solución, -haces que me duela el corazón Nico querido-.

La taza caliente ha caldeado mis manos, permanezco un momento con mi mente en vacío, escuchando los murmullos que me llegan con una sonrisa boba en mis labios.

Alan y Lorian fueron a París, Nicolás y Tommy les recibieron y atendieron, no volvieron muy contentos con la entrevista pero esta mañana habían recibido la comunicación de que querían que volvieran, para concretar los detalles, les contrataban a los dos.

Fueron los tres los que me llamaron esta mañana, se pegaban por tener en sus manos el teléfono para, entre risas y lloros, darme la estupenda noticia.

Quedamos en vernos a la tarde como en otras ocasiones, también había acordado el salir con Natalia. Estaba anocheciendo y me encaminé a la Estación de Lille-Europe para recoger a mi chico al que no veía desde hacía dos semanas y al que deseaba con toda mi alma comerme a besos.

Le abracé queriendo fundirme con él, insertarme en su cuerpo y circular dentro de él como si yo fuera su sangre y él mi vida. Traía una pequeña maleta y vestía un traje increíble de bonito, gris oscuro y que nunca le había visto puesto, con un mínimo bolso colgado al hombro, se había cortado el pelo y, para mí, estaba más guapo y apetecible que nunca. Creo que nuestros besos duraron hasta tal punto  de que el público se nos quedaba mirando.

Cogí su pequeña maleta para dejarle el brazo libre y que pudiera llevarme abrazado por los hombros, me gustaba sentir su brazo tan fuerte y protector que a veces me apretaba contra él.

-Estás guapísimo con tu traje nuevo, no te lo había visto hasta ahora. –acaricio con suavidad su cintura con mi mano.

-Los he traído de España, fui casi sin equipaje y he tenido que pagar sobrecargo para volver. ¿Quieres que tomemos algo antes de ir a tu estudio?  -aprieto más fuerte su cintura.

-No, he tomado un té mientras esperaba, quiero que vayamos a casa, necesito tenerte Nico.  –me mira sorprendido enarcando sus pobladas cejas.

-¿Tú eres el que ha hablado?, ¿esas palabras han salido de ti?  -se ríe con picardía.

-No te rías de mí, te necesito y te he extrañado, quiero estar un rato largo contigo, abrazados, antes de salir con los amigos.

-Me vas a tener que soportar porque yo vengo con unas ganas de hacerte el amor que no te lo puedes imaginar.  –me muestra con un gesto entre gracioso y obsceno el bulto que le está creciendo en la entrepierna y soltamos ambos la carcajada.

Cuando abrimos la puerta y entramos en el estudio no le doy tiempo a quitarse la chaqueta, nervioso y un poco desquiciado comienzo a quitarle la ropa, no acierto con los botones de la camisa y me retira las manos, estás no permanecen ociosas, le retiro el cinturón y bajo sus pantalones sin bajarle el cierre de la bragueta, con los pantalones desciendo yo para arrodillarme ante él y posar mi rostro en el bulto de lo que esconde su boxer, besarlo, bañarme en su olor y morderlo ligeramente goloso.

En el estudio hace una buena temperatura, no sé lo que supondrá la factura de electricidad pero Rayhan ha colocado el termostato como a mí me gusta.

Nico me coge de los sobacos para que me levante y en un momento estamos desnudos ambos, le empujo para que caiga en la cama, para quitarnos los zapatos y me detengo un momento para mirarle el magnífico cuerpo que tiene, tan fibrado y cubierto oportunamente de vello en los lugares precisos, dándole ese toque tan varonil que me enloquece.

Me tiro encima de él y le beso y le muerdo por todo el cuerpo, él intenta que pare para llevar mi rostro hasta el suyo y posar sus labios sobre los míos.

-Me vuelves loco. –susurro quedo. -Tenía unas ganas locas de tenerte así, desnudo y para mí. –arrastro mi pecho sobre el suyo para notar cómo me cosquillean sus vellos, levanto sus brazos para bañarme en el olor de sus axilas y lamerlas los negros y abundantes pelos.

Después de un rato de acariciarnos y comernos mutuamente, tenemos nuestros miembros viriles rígidos que nos duelen y manchan nuestras pieles del precum que expelen.

-Ya, ya Nico, no aguanto más.  –le urjo para que me posea, quiero tenerle dentro de mí, ya, ahora mismo.

-Aquí me tienes, venga, comienza. –me coloco a horcajadas sobre su bajo vientre, los vellos de su abdomen acarician mi culo y sujeto su falo con mi mano para orientarlo hacía mi y con precisión colocarlo, voy bajando poco a poco y me lleno de él, cierro mis ojos y suspiro al sentir un ligero dolor y sobre todo placer.

Lamo sus labios y me miro en sus pupilas.

-Te siento en mi interior, tu polla es increíblemente larga, no sabes hasta donde me llega, quiero tenerla así, dentro de mí siempre.  –se ríe encantado de mis palabras y juega subiendo sus caderas para meterla más en mi abierto culo.

Empiezo a subir y bajar sobre su verga acelerando poco a poco mis movimientos, él colabora subiendo y bajando sus caderas a mi encuentro, el placer comienza a llenarnos haciéndonos gemir a los dos.

-Quiero que me folles más fuerte.  -me sujeta y sin salirse de mi me da la vuelta para colocarse sobre mi entre mis piernas.

-Ahora soy tu hembra, fóllame fuerte, hazme tuyo.  –lo que le digo le excita y comienza a bombear entrando con fuerza mientras muerde mi cuello y mi oreja, me encanta verme tratado así, poseído con tanta energía y fuerza, siendo mordido y herido por su verga en mi ano.

Me pone de costado y la verga se le escapa, vuelve a meterla elevando mi pierna, con su mano juega con mi polla mientras proyecta sus caderas para darme duro y meter su pene muy rápido.

Acelera sus acometidas y le siento temblar a la vez que agarra con mucha fuerza mi pene estrangulándolo, se agita convulso cuando empieza a descargar en mí su precioso semen.

Continúa masturbándome muy agitado y con fuerza hasta que me corro sobre mi pecho y abdomen.  Ha resultado muy rápido pero también placentero, los dos necesitábamos vaciarnos por estos días de abstinencia.

Gime mientras le paso mi brazo por su cuello y atrapo sus labios con mis dientes, nos miramos y continuamos besándonos sintiendo mis entrañas bañadas por su esperma.

-¡Ohhh! Daniel, que ganas tenía de follarte, de tenerte así.   –sale su verga y queda pegada en la entrada de mi ano conteniendo la salida de la leche que me ha echado.

-Cada día lo haces mejor y estas más rico. -le hablo a milímetros de su boca, pero mira como me he puesto con mi semen, tenemos que ir a bañarnos.

Le beso de nuevo y aparto mi boca de la suya, cojo una servilleta de papel para limpiarme un poco y no ir al baño chorreando.

-Gracias Nico, ha sido prodigioso, vamos a la ducha.

Me va lavando con suavidad, jugando con sus manos por mi cuerpo, introduce un dedo en mi interior, me giro y le beso abrazándome del cuello.

-Quieres hacerlo otra vez, yo lo estoy deseando.  –tapa mi boca con la suya y no me permite continuar hablando, eleva  mi pierna derecha y sin mucho esfuerzo vuelve a estar dentro de mí, sus movimientos son suaves pero muy fuertes y empuja sus caderas para entrar muy profundo.

Vuelve a follarme y su verga no pierde fuerza y bravura, nos corremos entre gritos ahogados por el agua que cae de la ducha, vuelve a llenarme de su leche y la mía riega el blanco del suelo confundiéndose con él.

Cuando nos vestimos le hago entrega de su regalo de cumpleaños, el que me ayudo a escoger Natalia, lo abre nervioso y con una sonrisa que me puede.

-Es muy bonito Daniel, gracias, dame un beso.  –uno no es suficiente y beso todo su rostro.

Vamos a salir y me coge en sus brazos, para hacerme girar y mirar al búcaro que vuelve a lucir primorosas flores.

-Tu cuidador te mima como si fueras una mujer, ese niño está enamorado de ti, se le nota en los detalles que tiene. –me besa en el pelo y me empuja para que salga.

-No digas esas cosas de Rayhan, es solo un niño, me verá como a su hermano mayor, podría ser su padre. –tenía que haberle dicho la extraña atracción que ejerce sobre mi ese niño al que yo quiero ver como un hermano pequeño, aunque se, como él adivina también, que es un joven macho en pleno desarrollo y potencial  de sus juveniles hormonas.

-Un chico no regala flores a su hermano mayor y además no es tan niño, pero si muy guapo. Vamos al encuentro de los amigos.  –no hay nada de celos en el tono de sus palabras, solo constata lo que para él son hechos.

Nos hemos retrasado un poco y están todos en el bar en el que hemos quedado para encontrarnos, hasta Natalia ha llegado, Luis no vendrá, esta semana ha ido, igual que la pasada, a ver a su novia.

Abrazan a Nico entre gritos y expresiones de alegría felicitándole, conmigo hacen lo mismo  en menor medida, Lorian y Alan no saben cómo manifestar su agradecimiento por lo que han hecho Tommy y Nico por ellos.

Evans es el más callado aunque se ha sumado a los abrazos en su momento, Nico pide que nos pongan de cena lo que escoge informalmente y nos invita para celebrar su cumpleaños aunque han pasado ocho días desde entonces.

En la disco de Lucas el ambiente está comenzando a enervarse, a hervir de cuerpos sudorosos, la pista de baile está completa aunque se puede bailar sin apretarse en exceso. Cojo de la mano a Natalia y Alan y los arrastro conmigo, tengo ganas de mover el cuerpo, envolverme en la música y evolucionar sensualmente llevado por el voluptuoso ritmo.

Un tiempo después se unen Nico y Lorian y no veo por parte alguna a Evans.

-¿Dónde habéis dejado a Evans?  -tengo que gritar en el oído de Lorian para que entienda.

-Se ha quedado bebiendo…  -no logro entender lo que me dice a continuación.

Nico me abraza por detrás rozando su cuerpo con el mío, sujeta mis caderas y las inmoviliza con sus manos para darme la vuelta y besar mis labios.

-Voy  un momento para ver cómo está Evans y descansar un ratito.

Le empujo para emparejarle con Lorian y bailan licenciosamente, provocándose mutuamente con el movimiento de sus cuerpos haciéndome gestos para que les acompañe.

 Evans está sentado y bebe de su copa pensativo, me coloco de pie a su lado, eleva la cabeza y me dirige una sonrisa envuelta en triste amargura. Su cabeza está a la altura de mi vientre, la sujeto con mis manos y se la abrazo apoyándola en mi abdomen, me inclino y beso con suavidad sus cabellos aplastándolos, luego me siento a su lado atrayéndole hacia mí.

-Evans, por favor, sabías que en algún momento sucedería. –me mira con tristeza.

-Se marcharán Daniel.

-Sí que lo harán, Y tú, ¿qué vas a hacer?   -acaricio con mi mano derecha su mejilla.

-Dejaré la casa de Béthune, en otro momento podríamos haber vivido juntos, pero ahora quiero alejarme, es una casa muy grande para mí y no puedo pagármela.  –calla un momento y espero que continúe.

-Lucas me ha ofrecido un trabajo, quiere que me ocupe de los temas de seguridad en los establecimientos que tiene y sus socios están de acuerdo. –mi brazo aprisiona con fuerza sus hombros.

-Claro, así se garantiza el cobro de lo que los muchachos le deban, tú vas a ser el garante para que los dejen marchar.  –me sonríe y mueve su cabeza asintiendo.

-Algo de eso hay pero no te equivoques, es una buena persona, lo sé, siempre lo he dicho, los negocios son así y él tiene socios, no puede saltarse las reglas, bastante hace por mí.

Pasa las manos por sus muslos, como si quisiera retirar un inexistente sudor en las palmas.

-Pero todo no será tan malo, vendré a vivir a Lille y podré estar más cerca de ti, nos podremos ver más a menudo.  –una bonita sonrisa intenta quitar gravedad al momento.

Miro hacia la pista de baile, Natalia baila con Alan que la mueve en sus brazos con suavidad, como si fueran suave viento meciendo las hojas que caen sueltas de los árboles, Evans sigue sus evoluciones.

Lorian y Nico están dando un espectáculo erótico con sus sensuales movimientos de caderas y tocamientos, forman una pareja acompasada y deliciosa a la que los demás bailarines miran de reojo.

Lorian se abraza a él y le besa, luego sujeta a Alan de la mano, besa a Natalia como si se estuvieran despidiendo y se dirigen hacia nosotros, tienen que comenzar su trabajo, Nico y Natalia se emparejan y continúan bailando.

Llegan y toman asiento un momento, están nerviosos y contentos con su inminente marcha a París, vuelvo a felicitarles por su éxito y hablamos de aquella cercana noche de mi borrachera que parece haberse quedado tan lejana en el tiempo aunque no han transcurrido más que dos meses, luego tienen que marchar a su trabajo después de despedirse de mí, con Evans se verán más tarde.

-Tendrán éxito, valen mucho los dos. –cojo la mano de Evans mientras le hablo.

-Van a comenzar y será duro al principio, sabes cómo les quiero y les deseo lo mejor.

Se me nubla la mirada, ¡qué gran amigo tienen en Evans!, preocupado siempre por ellos desde que los retiró de trabajar en la calle y los llevó al negocio de Lucas, ahora no le importa sacrificarse, hacerse garante de su deuda. Me inspira una pena enorme, Alan no se da cuenta de lo que siente por él.

-Algún día te corresponderá, ahora aun está soñando.  –Evans se pone de pie para darme un abrazo, yo beso su mejilla y estrecho con fuerza su cuerpo contra el mío.

Le agarro de la mano para llevarle a la pista y allí bailar con Nicolás y Natalia, y algunos otros chicos, antiguos compañeros suyos que le saludan al verle.

Envuelvo mi cuerpo cruzando el plumífero en mi pecho y doy una vuelta más al fular en mi garganta colocándome los guantes, el gélido viento me penetra y hace temblar, me sitúo a un costado de Natalia agarrándola del brazo, Nico hace lo mismo al otro costado y emprendemos el camino para localizar un taxi, corremos y reímos jugando para mitigar el frío de la estrellada noche sin luna, ahora brillantes cuando han desaparecido las nubes.

Llegamos al estudio después de dejar a Natalia en su casa, la calefacción ha entrado en el horario de noche, nos preparamos y desnudamos con rapidez para meternos en la cama, estamos un ratito abrazados para calentarnos con una luz encendida.

Nico comienza a acariciarme, a besarme en la boca, a explorarla con su lengua, siento ganas de comerla. Mi mano discurre por su cuerpo hasta llegar a su polla, vuelvo a subirla acariciándole todo y me escurro entre las sábanas hasta pegar mi cara a su pene. Tiene una erección impresionante y huele todo él delicioso, bajo su boxer y a oscuras lo lamo, lo chupo con gula incontenida.

Mueve su cuerpo, queriendo meterla más y eleva con fuerza su pelvis con movimientos rítmicos y a veces muy fuertes, sabe que es imposible para mí poder contener sin prepararme toda su virilidad en mi boca; a veces se olvida y me ahoga hasta que se vierte y me llena como ahora, eyacula cantidad de semen que me es imposible tragar aunque quiero.

Le miro, él sonríe satisfecho y me abraza mientras beso su pecho.

-Tú no has disfrutado.  –acaricia mi cabello.

-Eso tú no lo sabes, pues claro que he disfrutado.  –estamos un momento en silencio.

-Gracias Nico, te quiero un montón, eres tan bueno.  –sabe a lo que me refiero.

-Ha sido Tommy el que se ha movido. –quiere quitarle importancia al tema.

-Ya, porque tú se lo has pedido. Eres el hombre más bueno del mundo, me gustas.

-Ven, te voy a hacer disfrutar a ti.  –Me dispuso sobre la cama a cuatro patas y se colocó encima de mí  forzándome a abrir las piernas, lo estoy deseando y le dejo todo el espacio que él quiere, mi erección no ha bajado y estoy sumamente excitado por sus caricias y le dejo que actúe, un profundo suspiro sube de mi garganta cuando entra en mi profundamente y me arrastra al éxtasis.

A la vez estira la mano por debajo de mi abdomen y sujeta mi polla, su pecho en mi espalda me transmite su calor y se queda quieto dentro de mí besándome y mordiéndome.

Giré la cabeza y me besó suavemente en la boca, desesperado le mordí.

-Fóllame Nico, hazte dueño de mi culo y no lo dejes.  –comenzó a menearse saliendo, entrando y moviendo sus caderas para que sintiera todo su enorme verga en mi tripa, llevó sus manos a mis tetillas para pellizcarlas y hacerme gemir de excitación.

Sentía al gran macho encabritarse a mi espalda, queriendo perforarme y romperme, sus manos acariciaban mi cintura, mis costados y cuando llegaba a mis caderas se afianzaba para tirar de ellas hacia él.

Aguanté poco tiempo, quería mirarle a la cara al correrme.

-Cámbiame de postura, quiero verte. –me dio la vuelta manejando mi cuerpo a su capricho pero no dejó de entrar y salir de mi más que unos segundos.

Veía su hermosa cara concentrado en darme el placer que sentía galopante en mis entrañas, avanzar y correr por mi piel hasta llegar a mi pene.

Estallé como un vaso de cristal al caer al suelo y romperse en mil pedazos, creí que iba a morir al necesitar el aire que no terminaba de llegar a mis pulmones y recibí otra vez el elíxir de mis sueños que salía de su impresionante polla y no cabía en mi culo.

Paso mis manos con cuidado por su espalda sudorosa, tirita por el roce de mis dedos en sus costados y levanta la cabeza de mi cuello para empezar a besarme de nuevo.

- Daniel, amor mío, eres un ser divino.  –no descansa y el amor que sus palabras encierran me emocionan.

- Nico, no tienes que darme todos los caprichos que tenga, pero lo de Lorian y Alan te lo agradezco muchísimo, son dos chicos tan buenos y han tenido tan mala suerte en la vida.

Levanta su cara para mirarme, los ojos le brillan peligrosamente húmedos.

-Siempre me tendrás a tu lado cuando necesites algo, no quiero que te preocupes por nada y pase lo que sea…, lo peor…, estaré siempre para ti.  –se, sin conocer la causa de mi certeza, que es cierto, que su amor es incondicional y enorme, mi noble y hermoso Nico.

Me abraza para tenerme protegido y me recojo en él para dormir tranquilo y sosegado a su lado.

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