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Patricia, del juego al vicio

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Mi marido me invita a una fiesta que nunca supe de que era, solo me avisa que el próximo viernes me quiere ver bien vestida, solo dice nos invitaron a una fiesta de gente muy importante. Efectivamente había gente que no conocía personalmente pero las había visto salir en los diarios y en la televisión. Era gente con clase y que aunque no lo demostraban se veían preocupados por el dinero, pero no por la chaucha como se dice acá, solo que el dinero con varios ceros a la derecha.

Pocas veces por no decir nunca, mi marido me había pasado tanto dinero para comprar un buen vestido, es finísimo, si bien es corto a menos de medio muslo, era elegante por donde se le mirara, cuando me lo probé me sentí distinta, el calzoncito diminuto que llevaba en ese instante no me servia mucho si para ese vestido, por lo que tuve que comprarme unos de las calzones mas pequeño que he usado en mi vida, tanta inversión para una fiesta me preguntaba, creo que era importante el cuento, claro que era importante porque vi el tipo de ropa que usaba esa gente, si el traje mas barato creo que costaba unos trescientos dólares.

Llegó el día de esa fiesta, mi marido antes de irse, cerca de las 8 de la mañana, me dice: te paso a buscar a las 10 aproximadamente de la noche me da un beso y me termina diciéndome ponte muy bella. Estaba completamente lista a las 9:30 aprox., según el reloj de la pared de la casa. Mi marido llega casi a la hora señalada, se queda con la boca abierta me dice te ves bellísima serás la mas admirada de la fiesta, lamentablemente no fui la mas admirada solo fui una mas de las mujeres que estaban ahí, nunca había visto tanto dinero en ropa circulando en una fiesta ni en los desfiles de moda había visto eso. Aunque no vestía nada de mal, el vestido suelto negro cortito a medio muslo, sin brassier, una tanga negra de encaje pequeñita tipo hilo dental, era tan pequeña que daba la impresión a simple vista a través del vestido que no llevaba calzón, debo reconocer que era primera vez que me ponía una tanga tan cara, con el valor que pague por ella, me habría comprado una docena de las normales que uso. Vestía además unos zapatos altos calados muy bonitos, un peinado y pintado ah- doc, un reloj bonito un collar y el anillo de casada.

Debo reconocer que me veía bien atractiva, en otra fiesta hubiera sido la envidia de otras mujeres y el deseo de muchos hombres, pero en esta fiesta como dije era una más del montón, todas las mujeres vestían unos trajes espectaculares, unos peinados y pintados que sencillamente era difícil elegir una reina, como dice la chilena Gabriela Mistral en unos de sus libros "Todas querían ser reinas". La chica que mas me llamo a atención fue una mujer de unos 21 años preciosa la chica, vestía un traje negro transparente precioso, debaja muy poco para la imaginación, el calzón que usaba era una tanga hilo dental mas pequeño que el mío que apenas cubría sus labios vaginales y desaparecía exquisitamente el hilo en su bello culo. Eso si, hombre que se le acercaba la manoseaba sus nalgas o sus pechos, ella solo reía aunque no fue a la única que le hacían eso, después por lo que pude ver la chica aunque supe que no era prostituta empezó a coger con varios hombres al igual que lo hicieron otras chicas y no tan chicas.

Llegamos a la fiesta, personalmente iba con la ilusión de ser una de la mas deseada pero para mi desgracia no fue así, por lo ya contado, me encanta que los hombres me deseen aunque nunca había engallado a mi marido antes de esa fiesta. La pase bien, la gente de dinero me di cuenta que no habla de estupideces, no preguntan tu estado civil, si eres infiel o no, ni si te dan permiso para estar con otros hombres, ni si eres prostituta o no, no te dicen si eres cara o no, solo les interesa que hagas un buen trabajo. Se te acercan, te conversan son amables y van directo al grano, no se molestan si le dices no pero no es conveniente decirle directamente eso, ahí aprendí a decir no con sutileza dejando la opción que en una próxima vez puede ser.

Ya eran cerca de la una de la mañana cuando salgo con mi marido al balcón, conversamos un rato de la gente y como la estábamos pasando, en un momento me dice indirectamente si me gustaría estar con algún chico de los que estaban ahí, le dije que si bien había varios que están demasiado ricos no me interesaba, él siguió con la idea, siempre le decía que no, hasta que en un momento me dice que te parece si pagaran por ti, le dije me quieres prostituir, él me dijo como suavizando el tema pero intentando convencerme a la vez, imagina que estas con otros hombres porque pagaron para estar contigo debe ser excitante que paguen por ti no te parece.

Como dice el dicho "tanto va el cántaro al agua que al final se rompe", se di a su petición, al principio de la conversa el tema me había desagradado pero al final del mismo mi actitud fue distinta, como él decía debe ser excitante que paguen por ti. Nerviosa llama a un chico, le hace una seña, él se acerca a nosotros, no se dicen ninguna palabra, el hombre me mira, toca mis pechos, me levanta el vestido, hace un gesto como aprobando mi pequeña ropa interior, me ordena darme vuelta, me levanta el vestido, lo único que dice tiene buen culo y en eso recibo un fuerte palmazo en mi nalga. Aunque emití un pequeño gemido de dolor el hombre no me dijo nada. En eso el hombre me dice toma colócate esto, saca de su bolsillo una pequeña bolsa y me la pasa, en ella había un pequeño calzón blanco como él que tenia puesto, solo que tenia una inscripción "SE ARRIENDA", lo miró y miro a mi esposo, ambos como con sus mirada me da la impresión que me dicen lo mismo, intento ir al baño a cambiarme el calzón pero el hombre me detiene y me dice no te preocupes hazlo acá, con algo de pudor, vergüenza y excitación me lo cambio, le paso mi calzón a mi esposo y me coloco el blanco. Una vez lista, el hombre me toma de la mano y me lleva con él, se despide de mi esposo, hago lo mismo, me despido de mi esposo, solo que lo miro, él me tira un beso como diciendo disfruta lo que harás. El hombre me lleva a una pieza que no me había dado cuenta que existía, tuvimos una conversación que no puedo detallar lo que conversamos por la promesa realizada.

Lo único que puedo decir que al final el hombre me dijo textualmente "lo que harás te va costar dejarlo" y dio una tarjeta que mi marido no sabe que la tengo. Salimos a buscar cliente como él dijo, el hombre se acerco a varios chicos y en todo fue lo mismo, nadie dijo nada, solo el hombre me levanta la vestido, todos leían y se reían y le hacían una seña, siempre que me ofrecía me ponía roja de vergüenza, lo malo que ya no me podía echar para atrás, después de cerca de media hora de ofrecer la mercadería, me lleva a una pieza que era un dormitorio, como me hubiera gustado tener esas comodidades en mi dormitorio parecía de ensueño. Me dice espera unos minuto que ya viene tu cliente, le pregunte quien era, me dijo no sé aun, voy a ver quien gana la subasta, después sube que a las primeras chicas la subastaban, nunca supe cuanto pagaron por mi, ni cuanto le pagaron a mi esposo.

Después de esperar casi diez minutos, nerviosa más que excitada, entra un hombre de unos 45 años, se nota que el hombre ya tiene su experiencia, nos sentamos en la cama, me calma, me sirve un trajo, me conversa un rato mientras lo hablamos me empieza a manosear tan sutilmente que de a poco me voy soltando, su lenguaje obsceno pero sutil, hace que me de cuenta que me estoy prostituyendo, de pronto me saca el vestido y ahí estoy yo sola en un calzón que dice "SE ARRIENDA", el hombre dice pague muy bien por ti putita, me abre de piernas me dice tienes buena zorra, parece que eres bien ramera o no putita, le dijo que es primera vez que hago esto, me da unas palmadas en mi vagina uuuuuuuuuf que me hace retorcerme de placer, me da vuelta y me castiga mis nalgas aaaaaaaaah como nadie lo había ello hasta eso momento, lo extraño que el hombre pegaba fuerte pero en ves de molestarme me agradaba, me da vuelta me saca el calzón y me empieza a devorarme con su boca literalmente mi zorra mientras sus manos manoseaban y humillaban mis pechos, el hombre me estaba matando de placer, no se cuanto demore en venirme en unos orgasmos mas delicioso que había tenido en mi vida, lo mas raro lo tenia como prostituta, el hombre trago todos mis jugos estaba como poseído bebiendo cada liquido que salía de mi zorra. Una vez que dejo seca mi zorra pero excitada el hombre se desnuda y muestra su masculinidad, el hombre tenia su buen pedazo, largo, grueso, duro y bien caliente, les confesare algo que nunca le dije a mi esposo, ese hombre me hizo sentirme realmente mujer en la cama y una verdadera prostituta. Una vez completamente desnudo, acerca su pedazo a mi cara y le hago unos de mis mejores trabajos el hombre y yo mas que él, estábamos desesperado por sexo, abre estados mas de 15 minutos trabajando ese pedazo hasta que el hombre me dice que la quiere meter en mi zorra, coje un condón que estaba en la velador, le pido que no lo haga que lo quiero así no mas que lo quiero sentir toda, el hombre como ilusionado me pone de espalda en la cama me sube la piernas y pone su pene en la entrada de mi puta zorra que estaba súper hambrienta de ese obelisco, lo empieza a meter y me desespero, el hombre me coje como nunca lo habían hecho ni mi esposo, me insultaba, me pegaba, yo solo gemía gritaba y lloraba de tanto placer, me puso como quiso, aunque no me penetro analmente sus dedos hicieron estragos en mi hoyo.

Hicimos varias poses, hasta que llegamos a la clásica y siempre bien valorada perrita o en cuatro, ha estas alturas me había venido varias veces cuando me pone en mi condición de perra o en cuatro, el hombre me cabalgo hasta hacerme llorar, le rogaba que ya no me humillara mas, cogio de mi pelo como si fueran las monturas de una yegua, las tiro para atrás hasta no poder mas, me pego fuertes palmazos en mis nalgas que cuando me acuerdo aun me duelen, apretaba mis pechos, me insultaba como nadie me lo ha hecho, su mete y saca continuo rápidos y lentos me dejaron casi loca, al final acabó dentro de mi, casi me desvanezco al sentir sus fuertes chorros correr, ese hombre a pesar que se iba yendo se seguía moviendo haciendo estremecerme mas aun, luego de su vaciada siento como su pene se empieza a reducir dentro de mi, era exquisito sentirlo como se achicaba, me lo saca me da vuelta y hace que se la chupe, primera vez que no me da asco hacer eso, se la chupe hasta dejarlo seco y limpio, el hombre al final después que nos bañamos me dijo que mi tenia buen futuro como prostituta y que había elegido una buena profesión.

Después de tener unos de mis mejores sexo de mi vida, vuelvo donde mi esposo, le pido mi calzón, antes de pasármelo me pregunta como lo pase, le dije que bien que había sido simpático, conforme las palabras de mi jefe que cuando mi esposo me preguntara como le había pasado solo le dijera que había sido simpático. En eso mi esposo me pregunta si me gustaría repetirlo haciendo de rogar pero con ganas de repetir la experiencia, con algo de vergüenza le dije al final que si, en eso se me acerca me levanta el vestido y pone su mano en mi zorra y se da cuenta que ya me había mojado con la idea de prostituirme otra vez, me dice que soy una perra como todas, ramera y barata, bueno que podía hacer si la idea de prostituirme había sido de él y la experiencia había sido sencillamente maravillosa, Nuevamente llamó a mi jefe, otra vez el jefe me paso una bolsa con un calzón, me lo coloco si bien ahora no decía se arrienda y no era blanco, sino amarillo, después sube que lo colores eran importante dentro de sus clientes porque esos indicaba que nivel de prostituta era.

Al final lo hice dos veces más, si bien ninguna fue como la primera la experiencia la encontré maravillosa y cada vez que termino con un cliente, recuerdo lo que me dijo mi jefe "lo que harás te va costar dejarlo" la verdad me gusta estar con uno y otro hombre no quiero decir prostituirme porque me suena un poco fuerte aunque eso es lo que hago, me encanta estar con distintos hombres, ustedes se preguntaran que podría hacer lo mismo sin la necesidad de prostituirme, el sabor que tiene la prostitución es algo que no se puede describir, eso si, cuando uno no lo hace por necesidad sino por placer. Aunque mi esposo piensa que ya no hago mas lo que fue casi un juego mi jefe sabe que cuenta con mis servicios en los horarios que el conoce muy bien.

Lamento que este relato sea tomado como una fantasía por que no lo es, pero como todo hoy en día esta muy viciado tendré que aceptar que sea tomado así. Mi seudo es Patricia, aunque puede ser verdadero, soy de Sudamérica, tengo 26 años recién cumplidos, mido 1.70 soy morena, ojos claros, pelo castaño, mis medidas son 92-60-91, hoy en día llevo una doble vida como la mayoría de la gente de mi país, esta doble vida que mi marido lo hizo como un juego empezó el 21 de noviembre de 2003, y ya me prostituido exactamente 23 veces, aunque mi jefe quiere que participe en tríos, orgías y demás, aun no me atrevo aunque me gustaría hacerlo. Si quieren hacer comentarios ojalá los mensajes no sean estúpidos y como dice una colega, del juego al vicio hay un paso y eso lo aprendí que es cierto.

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