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Deseo

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Me retiré por un tiempo de la escritura. Necesitaba pensar. Pensar mucho sobre qué es lo quiero para mí en el futuro. Mis hijos comienzan a crecer, comienzan a hacer preguntas y yo no quiero sentirme culpable de nada ni mucho menos hacerles daño. Quisiera que ustedes entendieran cuán duro es disfrutar de algo y saber que eso de lo que disfrutas puede significar tu perdición.

La conocí a través de la Internet. No suelo intimar con la gente por Internet. Extrañamente con la publicación de mis relatos comenzaron a seguirme muchas personas. Hombres deseosos (adorables) que me buscan y tratan de intimar conmigo. Me dicen que su fantasía es cogerme de mil formas. Lo disfruto y en ocasiones hasta me he excitado. Me envían fotos de sus miembros y no niego que uno que otro se me ha antojado pero, soy Nancy, la que también tiene una vida. Disfruto dar clases, dar asesorías, preparar comidas, ser la cabeza de mi hogar, atender a mis hijos y amistades. A veces no tengo tiempo ni para mí.

Pero sí para ella. Ella me envió un e-mail y desde el primer momento me llamó la atención. Me comentó que ha disfrutado del sexo, de manera regular e irregular pues entiendo que algunas de sus relaciones no fueron muy sanas propiamente. Tampoco las mías, muchas.

Sin embargo, me cautivó su ternura. Tengo a mis amigas adorables que cuando no están cogiendo me buscan. Las disfruto y las he disfrutado en la cama, pero luego se van y las veo una o dos semanas después, para hablar sobre chismes. Jamás hablamos entre sí de lo que vivimos íntimamente. Nunca.

Esta chica me cautivó por su manera de escribir. En ocasiones desordenada pero se definió en pocas palabras. Una chiquilla tímida que ha disfrutado a medias del sexo o lo que le han enseñado pero que tiene ganas de descubrir ese mundo en el que cuando entras quedas atrapada por el enorme placer que representa disfrutar una penetrada, o lengüeteada o no lo sé, pero no quieres dejarlo.

Me envió su foto para conocerla. Yo le envié fotos sexys. Sin embargo, cuando ella me envió una foto en donde está en una pose sexy, esa cara de inocencia me cautivó. Dije: "Esta chica tiene dentro de sí una parte de mí, tiene talento para ser una extraordinaria zorra". Y la desée. La he deseado a cada momento. Anhelo acariciar esos lindos muslos. Anhelo chupar los dedos de sus pies y luego con mi lengua ir lamiendo lentamente hasta sus ingles y luego, juguetear con la punta de mi lengua en su vulva. Anhelo esos pechos, que deseo ver desnudos pero lo que he visto hasta ahora me tiene cautivada. Presa. Nerviosa, como si fuera adolescente.

Quisiera estar frenta a ella y juguetear con mis dedos en sus pezones, que seguramente son hermosos. Quisiera besar ese lindo cuello y pasar mi lengua por su espalda. Finalmente, quisiera besar esos dulces labios hasta que nuestras lenguas se toquen y temblemos, fundidas en un beso maravilloso que nadie nos podrá quitar.

Hace unos días estuve con una exalumna. Ella fue a casa y desde que llegó tiró su bolsa en mi sofá y me rogó que la poseyera. Lo hice y no niego que la disfruté, pero en mi mente estaba ella, la chica del e-mail, la que me ha robado el seso y que en este momento al escribir, provoca que pase mis dedos sobre mi pantaleta, que es lo único que traigo puesto.

No niego que he soñado con ella y este deseo hace que casi explote, que suelte una lágrima casi suplicando que escriba. ¡Oh no! Nancy está loca de deseo, por lo menos de saber qué es lo que pasa. Yo sí sé qué pasa conmigo. Estoy vuelta loca, como una adolescente que espera la llamada del chiquillo al que le ha entregado todo. Yo no he entregado nada, pero estoy deseosa. Nerviosa.

Ese ha sido el motivo para volver aquí. Me encanta escribir y me encanta dar a conocer cada relato. Pero este relato que estoy escribiendo ahora se quedará sin concluir, por lo menos hasta que ella aparezca y me diga que está bien, que me desea, que le parezco bella, que me dice que cuando estemos solas tome la iniciativa.

Oh sí, ella me ha quitado el pensamiento, se apoderó de mi tiempo, de mi espacio, de mis horas, de mis sensaciones, hasta del escurrimiento que tengo cada vez que la imagino chupando mi vulva y yo, desesperada, pidiéndole que me haga sentir delicioso.

Deseo saber de ella y quiero robar su corazón para guardarlo junto al mío. Oh, parezco enamorada, no lo sé, ni yo me entiendo.

Más rico es saber que ella es la única que ha visto, por lo menos en foto, en foto real, a la Nancy, a Nancybella, que la anhela hasta la médula.

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