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La mujer de la disco

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Había sido una semana muy difícil. En el trabajo las cosas no iban tan bien. Estaba sobrecargada y los días venideros no tenían mejor aspecto.

Así que decidí llamar a unas amigas y organizar algo para ese viernes en la noche. Un par de tragos, tal vez bailar un poco, y sobretodo salir de la rutina, me llenaron de expectativas. Parecían siglos desde la última vez que me arreglé para salir. Normalmente no uso maquillaje, ni accesorios y muchísimo menos zapatos altos.

Así que dispuse un arsenal de todas aquellas cosas que me hacen sentir femenina sobre mi cama bien tendida y limpia, y me fui a la ducha.

Me senté sobre el piso para darme un masaje exfoliante en los pies y de manera imprevista un chorro fuerte de agua caliente golpeó mi entrepierna. Dios! cuánto tiempo había pasado desde que alguien me tocó por última vez??

Soy una mujer atractiva. Mido 1,63 mt, muy blanca, pecosa, una mata de pelo rojo ondulado que ha enloquecido a mas de uno y un par de tetas grandes, suaves, redondas, blandas y muy, muy sensibles. Aunque tengo unos kilos de mas, mi cuerpo  está muy bien proporcionado. Mi cintura es muy estrecha y las caderas son anchas y carnosas. Si, me gusta mucho mi cuerpo. Pero el trabajo  y la rutina de la vida ha hecho que mantener una relación sentimental sea cada vez mas complicado.

No está nada mal que el agua me acaricie un poco… y tal vez… si le ayudo un poco con los dedos… que delicia… las sensaciones se agruparon de manera violenta sobre el clítoris suave y cada vez mas sensible. Siempre había sido fácil para mi obtener un orgasmo, sobretodo con la masturbación. Pero esta vez fue especialmente rápido. Un orgasmo suave, con intermitencias leves, en oleadas tibias que me relajaron profundamente.

Salí renovada de la ducha… y hambrienta…

Medias de seda negras en un liguero sin tangas, sostén de media copa negro de encaje y un vestido negro corto mas bien ligero, sin mangas, no demasiado ajustado.

Me gusta mucho cómo luce el color negro sobre mi piel extremadamente blanca y pecosa. Además, requiere poco maquillaje en los ojos, y si, mejor, un labial rojo fuego. Un poco de perfume, botas negras con tacones de infarto, hasta las rodillas, y listo. De muerte.

Encontré a las chicas aún en la puerta del bar, esperando a que nos dejaran entrar. Nos acomodamos en una mesa metálicas de sillas altas terriblemente incómodas cuando no se lleva ropa interior adecuada… Dios! podía sentir mis labios mayores sobre la superficie fría de la silla. Era tan consciente de mi sexo en cada momento que la excitación no me dejaba pensar en otra cosa.

Después de unas cuantas rondas de ginebra yo estaba mas que contenta. La excitación había bajado un poco cuando nos paramos a bailar y me concentré en disfrutar de la noche, la compañía y el trago. La temperatura del bar subió un poco cuando las luces bajaron y el alcohol le ganaba la batalla a la consciencia de casi todos los presentes.

En un momento estaba bailando con mis amigas, y en otro en medio de personas desconocidas. No estaba ebria, ni muchísimo menos, pero la euforia de la fiesta volaba por mi sangre. Hasta que sentí un par de manos un poco mas firmes de lo que hubiera imaginado, justo en el punto en el que la espalda deja de serlo. Indudablemente era una mujer. Unas manos delicadas sin mucha fuerza se apoyaban en mi cadera para conseguir igualar el ritmo cadente al que yo me movía.

Decidí no voltearme a mirar y seguir bailando. Pero los que estaban a mi alrededor no pudieron evitar enterarse de cada detalle. Ella se pegó a mi espalda y pude sentir unos senos grandes y durísimo contra mi y juré que eran senos operados. Poco después sus manos levantaron sólo un poco mi vestido, deslizándolo hacia arriba… se veían las tiras del liguero, pero no mucho mas… Y yo empecé a excitarme muchísimo… lo que era un problema grave. En qué momento se me ocurrió salir de casa sin tangas?

Además, no soy lesbiana. Pero no voy a negar que el cuerpo de otras mujeres en alguna ocasión haya despertado mi curiosidad. Aunque nunca haya tocado alguno con fines sexuales.  Y con estas ideas en la cabeza, seguí bailando… y mojándome… pero casi tengo un orgasmo cuando sentí la lengua de ella sobre el lóbulo de mi oreja. Gemí y salté tan fuerte que por poco me caigo al suelo. Me volteé y le vi la cara. Trigueña de pelo negro, muy lacio y muy largo. Ojos negros, demasiado maquillados, y una boca que con toda seguridad tenía un poco mas de relleno del que es estéticamente permisible. Y el escote. Dios, que par de tetas… quedaba poco a la imaginación con ese vestido azul claro muy suelto, escotadísimo, sin nada mas debajo. Sus pezones estaban duros y se veía una parte de la areola del seno izquierdo. Muy oscura. Sentí que una gota de líquido se deslizaba por mi entrepierna y se quedaba atrapada en las medias…

Ella se alejó y la vi caminar hacia el baño de mujeres. Yo me volví y caminé hasta mi mesa. Consciente en todo momento del millón de miradas sobre mi. Mis amigas estaban todas mas listas que volver a decirlo. Un par de ellas se habían pasado a la mesa de los jovencitos de enseguida de la nuestra y una estaba sobre las piernas de un rubio espectacular que se le estaba comiendo el cuello con la lengua. Dios, que calentura!!!

Finalmente tuve que ir al baño. Necesitaba refrescarme la cara… y la entrepierna.

Y ese fue el comienzo de la aventura. Ella estaba recostada contra la pared que separaba el baño de hombres del de mujeres… con un cuerpazo de 1,80 a su alrededor, tocándole toda su existencia. Se comían a besos, y mi humedad no pudo sino aumentar.

Seguí derecho al lavamanos y abrí la llave del agua fría. Cerré los ojos mientras me ponía un poco de agua en la nuca… y sentí unos labios en mi cuello. Y unas manos sobre mi culo. Un olor a perfume barato inundó mi nariz, mezclado con el olor a sexo de un hombre. Abrí los ojos y los dos estaban conmigo justo ahí.

Ella cogió mis tetas entre sus manos y yo no pude mas que gemir… y escurrir… Entonces ella se va hacia adelante y suelta mi cuello para bajar con su lengua hasta mi escote. Mete sus manos dentro de mi vestido y roza con sus dedos mi pezón derecho, mas duro que una piedra. Sentí una punzada dolorosa y urgente muy dentro de mi vagina… Y como si el se hubiera enterado, se paró detrás de mí, me sostuvo justo antes de que se me doblaran las piernas y empezó a deslizar un par deja inmensas sobre mi culo, levantando el vestido hasta que fue evidente para todos que llevaba un coño perfectamente depilado, turgente… y chorreante. El gimió cuando puso la palma de su mano sobre mis labios mayores, y rugió en mi oído  una sola palabra… Puta… Metió su dedo del corazón en mi vagina mientras su pulgar frotó mi clítoris y sus dientes mordían el lóbulo de mi oreja… Entonces ella lame mi pezón izquierdo y luego lo muerde. Y yo tengo un orgasmo fenomenal que aunque me esfuerzo, no pude ocultar. Las paredes de mi vagina se contrajeron alrededor de los dedos de aquel hombre que hacía que la espalda me ardiera con su erección monumental recostada sobre mis nalgas. Aunque luché por quedarme absolutamente quieta, sin siquiera cerrar los ojos y rogándole a mi vagina que no se contrajera mas, me corrí como una… puta.

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