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28.1 La pervivencia del fiero general

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Me encuentro de muy buen humor, noto ya los aires, los olores de España y la adrenalina corre por mis venas, parece que el ambiente de las fiestas no está solamente en la parte comercial de las ciudades, también influye en sus gentes y en general todo el mundo está alegre como yo, no podía ser menos.

Me molesta un poco el tenerme que embutir en el traje de faena y sobre todo las botas de seguridad que me pesan, una de las primeras cosas que hago es desplazarme a la depuradora, estimo que habrán terminado el cincuenta por ciento de su trabajo, no ha habido que interrumpir su funcionamiento, lo nuevo que se está montando es en paralelo, hay ahora menos operarios y me preocupa el momento en que haya que parar la instalación y conectar la parte nueva, necesito inspeccionar los tanques de almacenamiento y ver si serán capaces de contener el agua que llegue durante los dos días que calculan estará en parada técnica. Dejo la inspección para otro día, ahora tengo prisa para incorporarme a las reuniones y evitar que André se moleste.

Cuando llego le encuentro aún en su despacho y mientras nos encaminamos a una de las salas le informo sucintamente de las impresiones de mi visita y como espero que se desarrollen los acontecimientos más próximos.

-Estas fiestas lo van a retrasar todo, la gente quiere coger vacaciones y el trabajo se ralentiza.  –lo dice haciendo notar su molestia.

-Si  quieres suspendo mis vacaciones y me quedo, pero no por ello se va a ir más rápido, el personal ha sido disminuido y creo que es mejor que el paro de la instalación lo acometamos con seguridad a la vuela de vacaciones y cuando todos estemos centrados.

-No lo decía por ti, es que ya ves como han reducido el personal y tenemos que adoptar nuestras prevenciones para evitar que haya algún fallo y nos coja sin tener terminado lo que hay que conectar para sustituir lo obsoleto.

Tenemos que interrumpir la conversación al entrar en la sala, ya le esperan para comenzar la reunión, los distintos directores van presentando sus informes sobre lo sucedido durante el año, los trabajos que se van a acometer, el más problemático es el del sistema de filtrado que no termina de definirse del todo para comenzar a instalarlo.

Ha resultado una jornada laboriosa pero estoy contento, llegando a casa recibo la llamada de Rafael, creía que se había olvidado ya de mí y lo cierto es que eso me tranquilizaba. Hablo con él mientras fuera del coche Rayhan me espera, me ve hablando y se aparta unos pasos esperando a que finalice la llamada.

-¿Has podido leer mis mensajes de ayer?  -es lo primero que pregunta sin saludar antes.

-Hola Rafael, los leí en el tren, gracias por ellos son unos pensamientos muy bonitos.

-Esperaba que me hubieras llamado para decirme justamente esto, quise llamarte y hablar pero no quiero agobiarte.  –suena muy suave y complaciente.

-¿Vas a salir esta tarde en algún momento?  -es una forma de pedirme que nos veamos pero tengo cosas que hacer y todos los días no puedo estar paseando.

-Lo siento Rafael, no puedo, tengo muchas cosas pendientes para hacer, he estado el fin de semana fuera.

-Recuerda que quedamos en que mañana me llevarías a nadar…  -quiere alargar la conversación pero Rayhan está fuera esperando y tengo que terminar.

-De acuerdo, lo recuerdo muy bien, mañana a las 6:30 me esperarás en la puerta de mi estudio, ¿fue así como quedamos?

-Vale Daniel, hasta mañana que te daré una lección de cómo se debe nadar.  –río de su pedantería y él lo hace también.

Cuando me ve que estoy recogiendo mis cosas Rayhan abre la puerta del coche.

-¿Ya terminaste?, ¿qué tal el viaje de fin de semana?  -mientras habla va retirando mis cosas de mis manos para que pueda cerrar la puerta del coche y encaminarme hacia el estudio.

-Creo que fue un viaje muy alegre, he estado con personas que extrañaba y no veía desde hace muchos años.  –entramos y cuando dejamos mis cosas le señalo el paquete con su regalo.

-Abre ese paquete, es tu regalo de cumpleaños.  –como no se acerca al lugar donde está voy a recogerlo y aprovecho para oler las nuevas flores que lucen en el florero, cuando cojo el paquete sus brazos me rodean por detrás.

-Tú eres mi mejor regalo.  –cuando quiero darme cuenta ha girado mi cuerpo y tengo sus labios ansiosos queriendo comerse mi boca. Respondo a su caliente beso y me eleva en el aire para tenerme a su misma altura.

-Mira tú regalo, déjame y ábrelo.  –consigo desasirme un poco de sus labios y hablar ahogado.

-Ábrelo tú, no quiero dejar de abrazarte.  –sostengo el paquete en mi mano y le golpeo con él en la cabeza.

- Rayhan quiero que te lo pruebes ahora, suéltame. –atiende mi petición y le entrego el regalo, lo abre y mira asombrado, sorprendido exagerando sus gestos, se coloca la gorra de diferentes formas hasta que se la encaja como debe ser colocada, parece un golfillo de la calle pero muy grande.

Vuelve a atraparme con sus brazos me envuelve en ellos y besa todo mi rostro.

-Gracias, por el regalo es bonita la gorra y me va a venir muy bien para combatir el frío de las mañanas.  –su boca arde, su aliento enciende mi sangre, su lengua penetra profundo en mí, y resulta tan dulce, tan agradablemente olorosa que no era mi intención pero respondo a su juego, como si tuviera vida propia, la mía juega con la suya, la lamo y la envuelvo llenándosela de mi saliva y el beso dura un siglo, se aprieta contra mí, noto su tremendo bulto en la entrepierna y mi mano va a cogérselo, su calor traspasa calentando la tela, noto como palpita ansiosa, retiro mi mano y le abrazo fuerte, ante mi respuesta se frota contra mí, mueve sus caderas como si me estuviera metiendo su verga, nos separamos para quitar la ropa que nos estorba y nos impide el contacto directo de nuestras ardientes pieles.

Me coloca sentado en el respaldo del sofá y los pies en el asiento, se arrodilla y mete mi polla en su boca, sufro una descarga eléctrica, me la va mamando, cierro los ojos y cuando los abro veo su espalda ancha que me asombra, esculpida en el tostado de arena, su culo ligeramente poblado de vello, lo mueve cada vez que se impulsa para meterse mi verga, un cuerpo poderoso y fuerte sometido entre mis piernas, mamando ávido como una cría de perro, haciendo ruidos húmedos que me excitan al máximo, que me hacen suspirar y pedirle que no para y que no se detenga, pero esos son mis deseos y no lo que él tiene previsto.

Se levanta y me baja, me coloca inclinado apoyando mi vientre en el brazo del sofá, abre mis piernas exponiendo mi culo a su curiosidad, se agacha, lo besa y lo muerde, sus dedos mojados en su saliva juegan en mi entrada, se arrodilla y abre mi raja como si me fuera a partir en dos, sus manos hacen mucha fuerza y entierra su cara lamiendo y chupando, echando saliva en abundancia, ya no suspiro, casi lloro y muerdo con fuerza, con furia mi labio, es tanto el placer que se vuelve inaguantable y se coloca de pié de nuevo, fija la cabeza de su polla y va empujando, mueve el sofá con su fuerza y mi ano tiene que abrirse forzado, cuando introduce su glande un suspiro de dolor y placer sale de mi boca y va entrando sin parar, sin descanso hasta que su pecho cae sobre mi espalda, resbala por la humedad del sudor, muerde mi oreja, mi nuca y mi cuello.

-Ya está toda dentro, ¿te he causado dolor?  -le digo que no pero miento.

-No, no, estoy muy bien pero deja que me acostumbre.  –voy moviendo mi cuerpo poco a poco, rotándolo a veces para que su polla se acomode, la noto tan profunda, tan grande y mi culo tan estirado, tan prieto por todas partes, y todo yo tan poseído y dominado en esa postura en la que no puedo casi moverme. Me va dejando libre cuando separa su pecho y saca un poco su verga, con una mano sujeto su nalga para que las primeras entradas y salidas de mi sean suaves, me separo un poco del brazo de la butaca para liberar mi miembro hasta ahora encajado contra el borde y doy un paso para atrás y dejar que pueda moverse sin aplastarme.  Bufa de placer entrando y saliendo de mi y va cogiendo velocidad y luego para recobrar aliento y volver a besar mi espalda, a abrazarse a mi cintura y manosear mi miembro que no quiero que toque mucho para no correrme.

Cuando descansa soy yo el que me muevo con pequeños giros de mis caderas y echando mi cuerpo para atrás buscando que entre más profundo, luego él hace fuerza para penetrar más y así seguimos la cadencia, tengo ganas de gritar a veces, cuando en el fondo toca algo que me daña, que me da un placer extremo y noto cuando se va a verter y vaciarse todo él, sujetando con sus manos mis caderas tirando de mi e inclinando la parte alta su cuerpo hacía atrás y su pelvis hacía mi, sus testículos chocan contra mi culo, y allí se quedan mientras se vacía y me llena, y también me corro con violentos espasmos arqueando mi espalda y viendo como mi baba cae sobre el asiento de la butaca sin poderla contener.

Después de un rato sale de mí con su verga rígida y palpitando, vuelve a meterla y sacarla queriendo volver a empezar y acaba de finalizar hace unos minutos. El acto es muy placentero, con su leche escurriendo de mi culo entra y sale sin dolor alguno.

-Ya vale Rayhan, por hoy ya es suficiente, no soportaría otra vez. –sujeto su polla con mi mano y la voy sacando, toda embarrada de su leche, le llevo al baño y abro el grifo de la ducha, su pene sigue empalmado y golpea mis piernas, él no dice nada y sé que no le puedo dejar así, insatisfecho, me pongo de rodillas ante él y se la mamo cayendo el agua caliente sobre nuestros cuerpos.

-Fóllame, fóllame la boca Rayhan, se la ofrezco y vaya si lo hace, la mete hasta el fondo y mi garganta la acepta, no por mucho tiempo, su venida es en mi lengua cuando cierro mis labios sobre su capullo y froto su frenillo besándolo y pasando mi lengua por él. Grita desesperado con roncos  gruñidos de macho, agarrando con fuerza mi cabeza y clavando su verga en mi garganta.

-La mamas de maravilla, tus labios acarician.  –me lo dice mientras sujeta con sus manos mi cabeza, son palabras que ya le he escuchado otras veces a Nicolás, les encanta como mis labios abrazan sus capullos adorándolos y los envuelvo en mi saliva.

Sus chorros de semen inundan mi boca y parte cae escurriendo por mi barbilla que el agua se lleva, vuelve a meterla en mi garganta y casi me ahoga, su semen sale de mi boca para dejar espacio a su verga y voy empujando de sus nalgas para que vaya saliendo, envuelvo su capullo y lo aprieto entre mi paladar y mi lengua.

Quiero ponerme de pié estoy cansado de mi posición forzada, me ayuda tirando de mis sobacos y me abraza.

-Gracias, por la mamada, ¿sabes que tu boca es muy bonita cuando mamas?  –consigue que me ponga rojo y beso su pecho, su polla puede seguir aún funcionando, la noto dura pero creo que ya es bastante, no quiero ni mirarla ni volver a tocarla, terminamos de ducharnos y nos vestimos, me ayuda a limpiar todo lo que podemos, he dejado el sofá perdido e inundado con mi leche.

Despido a Rayhan que marcha para su casa, ha terminado sus exámenes y a falta de algunas notas no tiene que estudiar, yo tengo que hacer aún muchas cosas, poner la lavadora y ver la comida que tengo, no quiero comprar más que lo imprescindible para que no quede nada en el frigorífico cuando me vaya, hago mis cálculos y apunto lo que debo compra.

Escucho música un rato hasta que decido llamar a Nico. Mañana marcha para Bilbao, un  viaje de ida y vuelta, no va a quedarse a pasar la noche, o sea que no va a dormir allí, es un viaje donde no va más que a ver si observa algo que se les haya podido pasar por alto a la gente del estudio y tenerlo todo dispuesto para cuando llegue Gonzalo con sus abuelos.

Me meto en la cama, el recuerdo de Rayhan viene a mi cabeza, tengo que interrumpir lo que he permitido que empiece y no sé cómo hacerlo, no quiero causarle daño, deseo que él comprenda que debemos suspenderlo pero le encanta hacer el amor y ahora más que al principio y…, a mi me gusta, me vuelve loco todo él, el cariño que le tengo hace que disfrute más aún del sexo que mantenemos  y verle como goza y disfruta descubriendo.

**********

 

Me levanto un poco cansado y me duelen las rodillas por mi postura de ayer en el baño, y otras partes de mi cuerpo también, tengo un moretón en mi hombro. Mi piel se resiente al trato un poco violento que le da Rayhan aunque lo pase tan bien.

La niebla en sutiles rachas cubre la carretera como un velo que a veces se oscurece y se aclara, los bancos se espesan obligando a reducir la velocidad del tráfico, los gendarmes blanden sus antorchas luminosas pidiendo prudencia, parte del trayecto está despejado y puedo llegar a la hora al trabajo.

El carácter de mi jefe ha cedido al ambiente y hoy parece más risueño, el despacho o sala donde tomamos café, en el laboratorio, está llena de motivos navideños, cada uno debe haber traído aquel por el que se siente más atraído o ilusión le hace, tarjetas de felicitación, varios arbolitos, figuritas y en la mesa no queda lugar para colocar las tazas de café.

La vuelta la realizo acompañado por un cielo nuboso y plomizo propio del invierno, parece, en algunos momentos del día, que va a nevar y el día ha estado frío.

En el camino, como voy con tiempo, paro en mi lugar de abastecimiento y compro lo que me falta para esta semana, Rafael me espera ante el portón, parece que caminando por el frío a unos metros de la entrada, abro con el mando a distancia y lo traspaso, se queda en la entrada sin atreverse a pasar la línea que separa la propiedad de la calle, le indico con mi mano que entre antes de que se cierre la puerta.

-¿Hace mucho tiempo que me esperas?  - le hablo mientras voy recogiendo mis cosas, Rayhan está a unos metros sin acercarse al ver a un extraño conmigo.

- Rayhan, por favor, ayúdame que hoy traigo un cargamento de cosas.  –se acerca y va cargando con los paquetes que traigo, me esperan a que cierre la puerta del coche.

Dentro del estudio Rayhan va colocando las cosas que traía y Rafael parado lo observa todo.

-Vamos a ir a nadar, seguramente llegaré tarde, es mejor que no me esperes y ahora voy a cambiarme de ropa.  –le voy hablando a Rayhan  mientras recojo un chándal que me voy a poner para ir cómodo y después de ofrecerle a Rafael que se siente voy al baño a cambiarme. Cando vuelvo les encuentro sin hablar, observándose con disimulo y contrastando con la seriedad de Rayhan está la perversa sonrisa de Rafael.

Me despido de Rayhan, no he llegado a presentarlos y salimos hacia la piscina, debajo del chándal llevo puesto el traje de baño, no hemos hablado durante el trayecto más que  sobre mi estancia en París y mi encuentro con los canadienses.

En los vestuarios me quito el chándal, Rafael me mira sorprendido cuando me ve con el speedo puesto, miro su cara desilusionada y suelto una carcajada.

-¿No quieres que te vea desnudo?, tú sí que me vas a ver a mi.  –se va quitando la ropa  y cuando llega al boxer hace algunos gestos moviendo sus caderas sugerentemente, yo río porque realmente está gracioso y por las miradas curiosas que otros le dirigen.

Rafael es normal, un chico como la mayoría, está bien formado sin exageraciones que le hagan destacar, pero muy bien proporcionado, su polla, al menos en el estado en que la tiene ahora tampoco es algo del otro mundo, a excepción de que el vello que tiene su cuerpo le embellece porque lo tiene muy bien repartido. Lo más llamativo es lo que se ve cuando está vestido, sus finas y elegantes facciones, y lo bello y armónico de su aristocrático rostro, y la alegría que siempre muestra su sonrisa sincera.

Cuando llegamos al vaso de la piscina toco el agua con mi pie, me coloco las gafas y sin pensarlo dos veces me tiro al gua, utilizo un camino entre los flotadores y dejo de pensar en Rafael, me centro en la natación hasta que paro  agotado por el esfuerzo que me exijo. Según el reloj no han transcurrido 45 minutos y mi amigo ha salido del agua, está hablando con uno de los entrenadores, respiro para tonificar mis pulmones y vuelvo a nadar esperando que Rafa se meta otra vez al agua. En el siguiente descanso continua hablando y pienso que quizá es demasiado, voy a subir las escalerillas y se acerca para brindarme su mano, la acepto y salto fuera del agua.

-No digo nada, creía que te dejaría con los ojos abiertos, vaya chico, ¿quién te ha enseñado a nadar?, lo haces como si fueras un pez.  –me siento contento con sus palabras y lo expreso con mi sonrisa primero y la risa después, voy secando mi cuerpo a medida que avanzamos hacia las duchas y los vestuarios.

-Como ya has hablado con uno de los entrenadores sabrás que nombre me han adjudicado y como se refieren a mí.  –se ríe divertido.

-Ya me lo ha dicho, los tienes admirados y hablan muy bien de tu estilo.  –le quito importancia.

-No les hagas caso, tienes algunos chavales que les darán sorpresas, son muy buenos y a veces les observo asombrado de que chicos tan jóvenes tengan tanta formación, yo no podría competir con ellos.

Para ducharme me quito el speedo, lo dejo en uno de los bancos y me encamino a las duchas, él me sigue, sé que me va observando.

-Todo lo tienes bien y en su lugar. –me dice detrás de mí, me giro y señalo a mi miembro viril, encogido y que casi no se me ve cuando el suyo señala ya una hinchazón prominente.

Atiende mi gesto y se ríe, hablamos en español y los pocos usuarios que hay no se enteran de nuestra conversación, o eso creo. En la ducha con el agua caliente, mi polla se pone un poco más alegre.

Después vamos a la cafetería que tienen aquí, yo pido un té y él un refresco, nos sentamos en una mesa con nuestras bolsas al lado. Ha pagado él y luego hemos llevado la bebida a la mesa.

-Me ha gustado todo lo que he visto y mi impresión ha quedado confirmada, ahora ya me encantas del todo Daniel, estás para llevarte a la cama…, -me mira a los ojos antes de continuar.  –O ir contigo de paseo.  –le sonrió mientras pruebo mi té, aún está muy caliente.

-Vamos a aclarar las cosas Rafael, tengo un amigo, o más que amigo, hasta hace cuatro días apenas me dirigías la palabra y ahora de repente te muestras casi enamorado, ¡venga ya!, ¿de qué vas tú?  -se queda serio y su rostro parece otro.

-El primer día que llegaste al grupo me gustaste, llegaste con José Luis, creía que podía existir algo entre tú y él y luego me fui enterando de cosas sobre ti, Natalia me habló de tu…, lo que sea y bueno…, me ha animado a que te exponga mis sentimientos. No voy a decirte que estoy enamorado, no lo sé ni me interesa, no conozco mis sentimientos hacia ti pero me gustas, me encantas un montón y estoy muy a gusto mirándote aunque también quiero otras cosas.  –se  queda mirándome atrevido y provocador, con una sutil sonrisa de atrevimiento que desborda su carisma de conquistador. Antes de responder río nervioso ante su franqueza.

-Creo Rafa que te estás pasando.  –me atraganto al hablar y se me nota.

-¿Por qué?, ¿es malo decir lo que siento, que deseo estar en la cama a tu lado?  -me mira y creo que se burla de mi, soy mayor que él y me gana en la invectiva de la charla, recurro al silencio y no le respondo.

Busca en su bolsa y de un bolsillo interior saca una cartulina, una tarjeta que me entrega.

Estas son mis direcciones en Sevilla y Jerez, con todos los medios de que dispongo para que te dirijas a mi si te apetece en algún momento, ya ves como te he llamado en distintas ocasiones y tú nunca lo haces.  –antes de guardar su tarjeta la miro superficialmente, su apellido me sorprende.

-Tú tienes algo que ver con…, bien tu apellido me ha resultado familiar. –dejo de hablar y le miro sorprendido.  –no era solo su apellido, era todo él lo que me recordaba al aristócrata general en su mensaje de llamada a la guerra.

-Venga Daniel, no me digas que tú tienes prejuicios por esas cosas.  –parece como enfadado y no era ese mi propósito.

-No, no, que va, para nada, no me importa en absoluto, en todo caso me importarías tú y como seas. 

-Era mi bisabuelo, lo que pudo hacer, bueno o malo, ya quedó para la historia…  -deja de hablar y quiero cambiar de conversación para rebajar la tensión que se ha creado.

-¿Qué te han parecido las instalaciones?, tengo que hacer algo de deporte y es lo que mejor me va, el correr me mata y para el resto soy muy torpe.

-No lo diría nadie con ese cuerpo que tienes y viendo como lo mueves tiene que ser un delirio tenerte entre los brazos. –no pierde la ocasión para galantear y tontear, aún sin querer tengo que sonreír.

-El baile me gusta con delirio también y cuando puedo lo practico, tengo amigos que trabajan en una disco y voy a veces para estar un rato y bailar.

-Me tienes que invitar, si quieres, también a mí me gusta la pista de baile.

La conversación gira hacia nuestros próximos viajes a España y lo que tenemos idea de hacer hasta que le formulo la pregunta que tenía pendiente desde hace días para hacerle.

-¿Cuántos años tienes Rafa?, pareces muy joven.

-Veintiún años, bueno los voy a hacer.

-¿Solo tienes veinte años?  -lo cierto es que más o menos era lo que había pensado, aunque por lo desenvuelto que se manifiesta y su forma de hablar y enfrentar las cosas podría pasar por algo mayor.  –cuanto más le miro más me recuerda a su bisabuelo, su mismo rostro  que a veces adivino autoritario, y sumamente elegante con mucha fuerza y dotes de mando innatas, si llevara su mismo peinado y uniforme podría pasar por él cuando era un cadete en la academia militar.

- No soy un niño Daniel, se moverme en el mundo, y hablando de otros temas, es muy joven ese chico que te ha ayudado a llevar los paquetes en tu casa, aunque parezca un castillo.

-Que suspicaz eres Rafael, no he pretendido sugerir nada y es un mero comentario que a mí no me importa nada la edad que puedas tener, me ha parecido que eres muy joven, sin más.   –dos roces en poco tiempo, tiene un carácter tempestivo y muy fuerte, a pesar de su alegría y carácter abierto es fácil discutir con él si tu quieres y te dejas llevar por los malos entendidos.

Hablamos de cosas sin importancia y me cuenta como lleva sus estudios y su vida en el piso que comparte con dos compañeras y un chico. Cuando llegamos ante el portón de mi urbanización detengo el coche para que salga de él y despedirnos allí, se hace unos segundos el renuente, me mira un momento con intensidad antes de salir.

-¿Te ha molestado lo que he dicho?, tengo un genio maldito que no controlo a veces, ¿puedes perdonarme? No volverá a suceder, te lo prometo.

-A ver Rafael, solamente me ha molestado el tono que has empleado para referirte a Rayhan, el chico que me ha llevado los paquetes; ese tono no me gusta y ese chico se merece el mayor de los respetos, pero si lo que te molesta es su familiaridad conmigo, tienes que saber que tengo muchos amigos que se permiten mayores confianzas, eso debes saberlo y aceptarlo, no cuestionarlo nunca si realmente quieres ser amigo mío.  –los dos nos hemos quedado serios y en silencio, tengo que meter el coche y se lo hago saber.

-Ahora, si me lo permites tengo que entrar en mi casa y trabajar.  –mi tono suena a enfado, abre la puerta del coche y va a salir, se vuelve rápido, sujeta mi cabeza y besa mis labios en un beso muy rápido y precipitado sin darme tiempo a negarme, sale y antes de cerrar la puerta.

-Lo siento, lo siento mucho Daniel, quiero ser tu amigo y aceptaré todas tus condiciones pero necesito que me perdones, ¿lo harás?  -ver su rostro que irradia fuerza y mando suplicando resulta casi inaudito, no puedo sustraerme de sonreír y asentir.

-Estas perdonado desde ya.  –veo por el espejo retrovisor que sigue ante el portón mientras se va cerrando hasta que le tapa al terminar de cerrarse.

La cita no ha resultado muy brillante pero ha habido sus momentos gratos y ha servido para que nos conozcamos un poco y sepa mi parecer sobre ciertas cosas.

Rayhan me ha recogido todo colocándolo en los armarios y el frigorífico,  preparo para cenar dos plátanos y una mandarina con un yogurt de frutas, luego me pongo a ordenar mis documentos electrónicos y trabajar un rato.

Nico está de vuelta en Baqueira, se quedarán allí para pasar las fiestas con su familia, hasta que decida cuándo va a ir a Bilbao para estar conmigo, Gonzalo y sus abuelos pueden habitar su residencia y la tienen preparada, Borja se está esmerando para que sus jefes estén a gusto y mueve a todo el personal para que no falte un detalle.

Llevo un rato en la cama, no puedo conciliar el sueño, no logro apartar de mi pensamiento a Rafael, he sido demasiado duro con él, total no ha sido para tanto y una vez dicho lo que sentía no debí dejarle marchar de esa manera, con una despedida tan abrupta por mi parte.

Recuerdo lo acertado de sus palabras, me ha llamado varias veces y yo no le he devuelto una mísera llamada, además es un niño como  Rayhan, aunque tenga dos o tres años más, no sé de qué materia estoy hecho, primero me dejo llevar por mi ira y malos modos y luego me arrepiento, y como ahora termino atormentado por el recuerdo de lo que no debí hacer.  Él ha actuado según su carácter y puede ser que por esos motivos haya tenido ya algún otro problema.

Enciendo la luz y recojo mi móvil del suelo, marco su número, tengo que esperar varias llamadas antes de que conteste. No dejo que hable y en el momento en que lo conecta le saludo.

-¡Hola Rafael!  -su voz me llega al instante.

-¡Daniel! –hay una entonación de ilusión en su voz que me sorprende y llena de ternura.

-Rafael, quería pedirte disculpas por mi actitud de antes, me excedí y lo reconozco. ¿Hacemos las paces y volvemos a empezar?

-¡Daniel!, ¡qué ilusión que me llames!, ya te creía perdido por ser indiscreto.

-Espera, espera, Rafael, tú no has hecho nada y por eso no se pierde la amistad de una persona.  –se queda callado unos segundos.

-Rafael…, mi nombre en tu boca suena diferente, mis amigos me llaman Rafa y tú vuelves a llamarme Rafael, creía que ya éramos amigos. ¿Qué haces ahora?

-Estoy en la cama, mañana me levanto temprano. ¿Y tú?  Estarás ilusionado por tu viaje de vuelta y pensando en todo lo que vas a encontrar en tu ciudad.

-No te molestes Daniel, no quiero ofenderte, pero estaba pensando en ti y no creo que sea algo malo, me sentía muy excitado al recordarte desnudo en los vestuarios y bueno…, ya sabes cómo se termina eso… -su sinceridad me apabulla, es increíble, me está diciendo que se está masturbando recordándome, suelto la carcajada y él también se ríe. Una vez de parar de reír consigo hablar.

-¿Y ya has terminado?  -continúo riendo a carcajadas.

-Sí, pero no  podía coger el teléfono, no sabes cómo me he puesto, he manchado la sábana para limpiarme la mano, lo siento, lo lamento.  –pero él continua riendo, le imagino cómo estará y hasta yo me siento excitado.

-Rafael…, no me ha molestado, como mucho me halaga, no te preocupes, eso nos sucede a todos algunas veces. Tengo que dejarte y dormir, que tengas un buen viaje y busca a alguien en Sevilla para que te alivie un poco.  –yo también me estoy excediendo en mis sugerencias.

-Adiós Daniel, duerme bien y también te deseo una buena semana antes de que marches.

-¿Sin rencor?  –intento transmitirle mi dulzura.

-Ninguno por mi parte, me importas mucho y a la vuelta quiero que sigamos nuestra amistad.

-Así será Rafael.

Me doy cuenta de que yo mismo me he excitado con la conversación tan picante que nos hemos llevado, tengo que mover y recolocar mi pene que lucha por salir del pantalón del pijama.

Una sonrisa dulce y comprensiva me acompaña cuando me digo a mi mismo que he hecho bien en llamarle y despejar de preocupaciones sus vacaciones y las mías, ya que estaría dándole vueltas al “asunto Rafael” en muchos momentos.

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