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Follada delante de mi marido

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Fue el primer chico al que le mamé la polla, le gustaba llenarme la carita de semen,incluso en el cumple de una amiga en casa de sus padres, me llevó a una habitación y la puso entre mis piernas corriéndose y mojándome las braguitas.  Se llamaba Pablo y nos conocíamos desde el parvulario, era un amigo especial.  A los 14 años trasladaron a su padre a otra ciudad por razones de trabajo y  no nos habíamos vuelto a ver.

Recibí una llamada suya que me sorprendió despues de tanto tiempo.  Le había dado mi teléfono otro compañero de Colegio con el que mantengo contacto.   Venía a la Capital por razones de trabajo y quería verme despues de tanto tiempo.  Estaba casado, con dos hijos y su situación profesional y sentimental era muy satisfactoria.  Tambien le dije estaba casada y me gustaría presentarle a mi marido y quedar a tomar algo los tres.  Quedamos en recogerle en el Hotel donde se hospedaba, a última hora de la tarde.

Me vestí de forma provocativa,  sin saber por qué, pero en mi interior me apetecía gustarle.  Falda por encima de la rodilla, ceñida marcando mis curvas, medias negras  con elástico a medio muslo y una blusa cerrada  lo minimo para no enseñar los pechos pero insinuándolos. Ropa interior solo un tanguita de mínima expresión. Cuando llegamos nos eperaba en recepción, nos saludamos efusivamente y se deshizo en comentarios sobre  lo guapa que estaba y mi tipo,  correspondí de la misma manera diciéndole  no habían pasado los años para él y que le encontraba  igual de guapo. Le presenté a mi marido como mi primer amor y Pablo se ruborizó un poquito contestando que yo tenía en aquella época muchos enamorados.

Decidimos  tomar unas tapas recorriendo algunas tabernas tradicionales para que nuestro invitado conociera mejor la Ciudad.  Despues de un recorrido y satisfechos con el buen tapeo, fuimos a tomar una copa a un pub conocido con bastante ambiente.  La conversación era animada y el vino que habíamos ingerido nos hacía estar alegres disfrutando de nuestro encuentro.  Mi marido tambien se encontraba a gusto y la velada discurría  de forma agradable, ya llevabamos varias copas  y yo particularmenete me encontraba  cada vez mas deshinibida.

Pablo se había convertido en un hombre atractivo y estaba como un tren, si mi marido no nos hubiera  acompañado hacía rato  le hubiera besado y le habría dejado meterme mano. Aproveché que fue al aseo para decirle a mi marido: ¿De verdad te gustaría verme follar con otro hombre  como me dices cuando hacemos sexo o es solo un juego para excitarme cuando follamos?.

Me contestó afirmativamente y reiteró que  esa fantasía hace tiempo le ronda por la cabeza. "Pues te voy a satisfacer con Pablo, le dije, solo con una condición, que tu solo mirarás. Le pareció bien. Estaba  excitadísima y con la anedralina por las nubes.

Regresó Pablo y no perdí el tiempo en coquetear con él de forma descarada, con disimulo desabroché  un botón mas de mi blusa y ya mis pechos  se podían ver casi al completo al menor movimiento.  Cuando estaba sentada  cruzaba las piernas  subiendo la falda con intención y  haciendo por que se viera parte de la liga.  Mientras conversábamos  le ponía la mano en su brazo o en su pierna, o me acercaba a él  haciendo que notara en su brazo  mi pecho, incluso ante un comentario divertido  llegué a besarle en la cara.

Aproveché la ausencia de mi marido para ir al aseo, para aumentar mi provocación y acercarme mas a él, su mano se posó en mi cintura y entendí era una invitación  a tomarme la libertad para ponerme frente a él y besarle en los labios.  No se retiró y respondió a mi beso metiéndome la lengua y apretándome contra él,  sentí  su bulto duro a la altura de mi pubis.  Así nos encontró mi marido que comentó: "Veo no perdeis el tiempo para ponerme cuernos".   Pablo se quedó algo cortado pero mi marido le tranquilizó diciéndole no se preocupara, que le parecía normal estuviéramos tan afectivos despues de tanto tiempo sin vernos.

Se había hecho tarde y decidimos retirarnos, pero mi marido dijo de tomar la última en casa, mañana no hay que trabajar y podemos levantarnos tarde, asi  ademas conoce Pablo nuestra casa.  Así lo hicimos.

Subimos a un taxi, detrás Pablo y yo. Nada ma arrancar el taxi  puse mi mano en el paquete de Pablo  lo que a él le dio confianza  para besarme y tocarme las tetas  que estaban ya mas fuera que dentro, su mano  subio por mi entreperina y empezo a  deslizar  la yema de su dedo por mi raja que se abría de deseo.  Yo le había bajado la cremallera  y liberado su pollla que la  masajeaba  haciendola crecer a su punto máximo.  Paró el taxi en el momento que nos ibamos a correr y mi marido y el taxista nos vieron  en plena faena.

Bajamos del taxi recomponiendo la ropa  apresuradamente  y subimos  a casa y ya en el ascensor  nos morreamos y nos metimos mano delante de mi marido . Entramos en casa  quitándonos ropa mutuamente, en una carrera por  hacer saltar broches y  besándonos apasionadamente,  mientras mi marido servía unas copas que no probamos.  Ya estábamos desnudos en el sofá recorriéndonos con las manos y descubriendo cada rincón del otro.  Mi marido  se había sentado en un sillón enfrente con su copa en una mano y la polla en la otra.

Pablo me comía el cuello, la boca, las tetas, mientras  yo  le masajeaba su polla, me arrodillé para comerle aquel sabroso pollón que en nada se parecía a la pollita que  le comía de colegiala.  Le hice una mamada de vicio, lanzándole miraditas con carita de puta y se la puse a punto de explotar.  Me puso en pie y él sentado  empezó a comérmelo mientras sus manos masajeaban mis tetas, su lengua lamía  mi clítoris y  entraba con su lengua en mi coño  que  manaba  flujos en abundancia  mojándole la cara.  Así seguimos un buen rato haciendo que nuestros cuerpos llegaran al climax y como un volcán en erupción tuvieran que explotar.  A todo esto  mi marido ya se había corrido y seguía meneándosela.

Pablo con brusquedad por su excitación me puso en cuatro  aproyada la cabeza en el sofá,  me azotó las nalgas  hasta hacerme daño y colocó su capullo en la entrada de mi chocho, embistió como un semental metiéndola de un golpe y empezó a bombear como un poseso.   Notaba me rompía  al chocar su pollón con mi útero y me hacía gozar como una puta.  Chocaban sus huevos contra mi culo y él jadeaba y gritaba ¡Joder que buena puta! ¡Ostia que coñazo tienes zorra!  Mi marido le animaba  en su  follada: ¡Venga tío  dale fuerte, hazle gozar a esta puta! ¡Mira como gime  de guarra qe es!  

Notaba su polla en lo mas profundo y de repente  noté  su gran chorro inundar mis entrañas  y sus espasmos en disminución y mas leche entrando sin cesar. Me vino un gran orgasmo estremeciendo todo mi cuerpo con temblores, acompasados a las palpitaciones de mi coño,   sigueron varios en disminución hasta caer los dos  derrotados,  él en el sofá y yo en la alfombra a punto de perder el sentido.

Mi marido se levantó entonces con la polla a reventar, se arrodilló  y la metió en mi boca, comenzó un meteysaca, desagradable para mi, que terminó con brevedad soltando su leche que recibí en la boca  y cayó chorreando por mis tetas.

Descansamos un momento, tomamos la copa que habíamos dejado por las prisas del calentón y al rato Pablo se despidió para irse al hotel. Eran mas de las cinco de la mañana.  Nos pidio que en la próxima visita lo recibiéramos tan bien como en esta ocasión y asi lo prometimos.

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