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30.3 Regreso a Lille

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Abracé a Borja, su relación con la familia de Gonzalo se había vuelto aún más estrecha, era la persona de confianza de su abuelo, el que viajaba de Londres a España para despachar los asuntos íntimas de la familia cuando no podían desplazarse ellos hasta aquí, y casi un hermano mayor de Gonzalo.

Estábamos más de veinte personas con una cena fría y lo maravilloso de un caldo de carne del que tome dos tazas y nada más, todos somos amigos y podemos permitirnos el realizar bromas, sus abuelos enseguida nos dejaron solos, estuvieron por cumplir el protocolo, Al y Gonzalo volvían mañana a Londres y ellos se quedarían unos días más, al lado de ellos Borja les miraba con amor, como si fuera un nieto más.

Después de cenar pasamos a las que ahora se habían convertido en las habitaciones de Gonzalo y Al, y en su sala nos sirvieron las bebidas. Todos volverían a sus trabajos y obligaciones en breve, y aunque no queríamos separarnos debíamos hacerlo, estirábamos los últimos minutos de compañía bebiendo y charlando.

A la vuelta conduje yo, no tenía ganas de coger el volante pero Nico no iba en las mejores condiciones si los de tráfico nos hacían soplar para ver el grado de alcoholemia que llevábamos.

Me dormí abrazado a su espalda dando vueltas a mis pensamientos, no pudimos hacer nada por la hora que era y por su estado, nos lavamos la boca y nos metimos en la cama, mi deseo era sentirle haciéndome el amor, de verdad que no sé muy bien en lo que me estoy convirtiendo, en un lujurioso ladino sexual, pensando solo en la cópula quizá.

**********

 

Sábado

-¡Hola mi amor!  -estas palabras son las primeras que escuché cuando mis ojos se abrieron al nuevo día. Había mucha luz en la habitación y me alarmé.

-¿Qué hora es?  -busqué mi móvil, no recordaba que lo había dejado en el suelo.

-Tranquilo, llegarás a tiempo, son las nueve y quince minutos.  –se acercó a mí y besó mis labios, respondí al beso y abracé su cuello, mis labios resbalaban por su cara hasta su oído, le hablé conteniendo la risa muy mimoso.

-¿Me vas a hacer el amor?  -no obtuve contestación solamente noté que su erección aumentaba apoyada en mi muslo en una respuesta muda.

Continué riendo sofocado en su oreja mientras el besaba mi cuello.

-Te deseo Nicolás y anoche no podía dormir de ganas de tenerte.  –impulsó su cuerpo frotando su virilidad con mi muslo, como si me estuviera penetrando, intenté bajarme para quitarle sus pantalones de dormir, no me lo permitió y se los retiró con una mano, ahora podía sentir su polla húmeda resbalando por mi pantorrilla.

-Estas tierno y suave como un bebé, mi niño.  –no paraba de besarme y apenas oía sus palabras ahogadas contra mi piel.

Fue bajando hasta que su boca encontró mis tetitas, las besaba y lamía, a veces suave y a ratos desesperado, sujetó mis dos manos con la suya izquierda por encima de mi cabeza y metió su mentón en mi axila derecha, allí lo restregó y comenzó a aspirar.

-¡Qué bien hueles, estás delicioso!  -no lo esperaba, yo ya se lo había hecho muchas veces porque me encanta, comenzó a pasar su lengua por el escaso vello que tengo, me retorcía de placer y mi pierna quedó atrapada entre las suyas para que no me moviera. No podía hacer un movimiento, me dominaba con su peso y su fuerza, volvió a bajar hasta mis tetillas pero no se detuvo, después de lamerlas de nuevo continuó bajando, ya me había soltado las manos y pude acariciar su espalda y empujarle hacia mi polla que estallaba, quería que la metiera en su boca pero no era esa su intención; se colocó de rodillas, me sujetó de las caderas y me dio la vuelta, luego tiró de ellas elevándome y colocándome de rodillas, me abrió las piernas y sujetando mi escroto tiró de mis testículos con fuerza, me arrancó un grito de dolor, estiró también de mi polla y agachándose, en esa posición comenzó a besarme y meter mis huevos en su boca, los aspiraba con fuerza y no resultaba del todo placentero hasta que el capullo de mi verga ocupo su lugar, pasaba su lengua rodeándole mientras seguía tirando con su mano y de repente me abrió tirando de mis cachetes del culo hacia los costados y aplastó su cara en mi raja, después de unas lamidas quería meter su lengua, movía mi culo de gusto, llevándolo hacia él para que me siguiera besando y lamiendo, mi ano se abría y cerraba deseoso de más, escupió en él y restregó la baba con su lengua.

Me tenía loco de placer, murmuraba suaves gemidos y le pedía más, con mi cabeza apoyada en la sábana no podía abrir los ojos, solo mi boca se abría para tragar aire angustiado y suspirar, cuando los abrí puede ver toda su verga colgando, intenté llevar mi mano hasta ella pero no llegaba y me quedaba arañando el aire. Llevó su mano derecha a su polla y comenzó a masturbarla, su rigidez iba aumentando, no dejaba de mamar mi culo de mil maneras y estaba a mil deseando recibirle, queriendo que todo no fuera ese tremendo placer que me impedía vivir, quisiera algo de dolor para sentirme asentado en la tierra.

Adelantó sus rodillas para colocar su polla sobre la hendidura de mis nalgas y la pasaba por ella; a su miembro no podía llegar a pesar de mi agilidad y capacidad de contorsión, pero a la mía sí, no quería tocarla mucho porque me correría, rescaté el pre-semen que salía de mí y me lo llevé a la boca, chupé mi dedo para saborearlo y me estremecí.

Sujetaba la base de su pene con la mano y golpeaba con él la entrada de mi culo y mis testículos causándome dolor cuando golpeaba en estos.

-Te la voy a meter, prepárate.  –su voz sonaba ronca por la excitación.

-Venga, sí, métela ya.  –me relajé para lo que venía, colocó la punta de su pene en mi entrada y empujó, contuve el aliento para sentir la entrada de su glande, lo tenía muy gordo e hinchado y volvió a empujar con más fuerza. Me causó un ligero dolor cuando lo noté dentro, involuntariamente contraje mis esfínteres y se detuvo.

-¿Te hago daño? –le decía que no con la cabeza moviéndola sobre la cama, no podía articular palabra, me aflojé y él lo noto, metió otro poco, iba sintiendo como me llenaba y como me abría para él, se había detenido, moví mis caderas invitándole a seguir y me escurrí hacia atrás para ayudar a que entrara del todo.

¡Woo!, ya la tenía toda dentro, los pelos de su pubis acariciaban mi trasero y sus testículos reposaban sobre mi perineo. Me sentía en la gloría lleno de su virilidad, sintiendo su respiración agitada, sus manos en mis caderas tirando hacía él, como si temiera que le fuera a sacar de mi interior. Susurraba de puro placer y comencé a rotar mi culo para que nuestro acoplamiento fuera perfecto, me cerraba para abrazar la parte más delgada de su virilidad y él lo notaba porque suspiraba profundamente cada vez que hacia fuerza sobre el tallo de su pene.

Dejé de jugar con mi culo cuando lo sentí total y perfectamente enganchado y distendí mi entrada. Entendió y comenzó a entrar y salir, apretaba su tallo con fuerza cuando salía para que le costará más, hasta el punto de que parecía que arrastraba mi interior y me lo iba a sacar, luego me relajaba para que entrara con facilidad, la sincronización era perfecta y el apareamiento insuperable y lleno de placer.

Estuvo metiendo y sacando su falo escasos minutos que me hubiera gustado que fueran eternos, aumentó su velocidad y su fuerza y perdí el ritmo, era él el que mandaba y dominaba la unión, yo solamente sonreía gozoso y llenaba de saliva la sábana que escurría de mi boca emitiendo suspiros. Su placer eclosionó cuando después de varías embestidas muy fuertes mi pene se abrió como una fuente entre gritos de placer, me cerré al correrme y empezó a verterse en mi interior, aprisionaba su verga con mi culo apretado y casi no podía moverlo, pero empujaba con fuerza para dejar su semilla en lo más profundo de mi ser.

Cayó sobre mi espalda, sentía la locura de los latidos de su corazón, chorreaba de sudor y mojaba mi espalda, cuando se sosegó paso sus brazos por mi vientre y lo acarició, besaba tiernamente mi espalda y sus manos apresaban mi cintura pasando a mis caderas. Comenzó a sacar su pene aún duro como el hierro, embadurno su semen que salía de mi interior y con su polla en mi raja volvió a reposar sobre mi espalda.

-Volvería a empezar de nuevo otra vez.  –susurró mientras me besaba, yo sonreía como un bobo notando su peso y su calor que me cubría, sus palabras me embargaban de dicha al recordar el calor del falo y como colmaba mi interior.

Recogimos las sábanas y las enrollamos para llevar a la lavadora, sentía algo de vergüenza de que mi madre o la asistenta notaran nuestros encuentros de amor y las manchas que quedan como muestra, aunque las dos supieran de sobra lo que pasaba en mi habitación.

Para las doce estábamos en la calle, tenía que volver al oftalmólogo, había llevado estos días de atrás las nuevas lentillas y tenía que ver si ahora no me causaban algún daño.

Sujeto su mano y avanzamos debajo de los grandes tilos hacia la calle Mayor, continúan cayendo las doradas hojas y el servicio de limpieza realiza su labor, odio esos sopladores que llevan, usándolos como si fueran escobas para recoger las hojas caídas con increíble habilidad pero con un sonido ensordecedor.

Tengo que usar menos tiempo las lentillas y utilizar más las gafas, me sugieren que me opere, la conocida cantinela, si supieran el miedo que me da, que me aterra el pensar que puedan andar en mis ojos haciendo cualquier cosa.

Encontramos a mi madre en una calle lateral, tomando un café en una terraza cubierta y calefactada, que hace un frío que pela, nos sentamos con ella para tomar un té, las pastas que deseo llevar a la oficina las quiero comprar con ella.

Comimos en casa los cuatro y me llevó toda la tarde el preparar las maletas, luego nos acercamos hasta la casa de Al, iban a estar todos excepto él y Gonzalo. Era ya el momento de despedirse. Había anochecido y un frío viento se había levantado, observaba nuestras siluetas estiradas por la luz de las farolas, sentí un estremecimiento  y abracé su cintura, cuando llegamos a la entrada de la casa de Pablo una fuerte racha de viento impulsó las hojas que caían sobre nuestros rostros; me abraza y cobija en el dintel de la puerta, abre su abrigo y me tapa, huelo su colonia y oculto la cara pegándome a él muy estrechamente abrazado.

-Es terrible el viento que se ha levantado.  –ríe apretando mi cuerpo y al sacar mis manos de los bolsillos, sin querer, la izquierda toca su bulto, tiene una ligera erección, se la agarro y la acaricio por encima del pantalón, vuelve a reír besando mi cabeza.

-Déjalo para la noche, ya está bastante excitado. –no le atiendo y sigo acariciándole despacio.

-Tienes un aparato de cine.  –el viento deja de soplar de momento y aprovecha para volver a sacarme a la acera, me sujeta del brazo y cierra su abrigo, en dos minutos llegamos a la cabina de los hombres de la seguridad.

Ahora me entretenía esperando que nos abrieran la puerta, pensando en el hombre al que habíamos sacado del calor de su cabina, así distraía mi deseo que seguía latente y corría desenfrenado como un torrente por mis venas.

Estuvimos más de dos horas hablando y recibimos y dimos muchos besos y abrazos. Durante ese tiempo dirigía miradas a Nico, deseando poder tenerle para mí y permanecer entre sus brazos.

Mi padre había llevado las maletas al hall y comimos un poco de queso con membrillo mientras hablábamos, nos fuimos a nuestra habitación quería ducharme y lavarme el pelo.

En el momento de entrar en la habitación comienzo a desnudarle nervioso, él me abraza y besa feliz, suelto su cinturón y los pantalones caen a sus tobillos y llevo mi mano a su entrepierna, su verga aparecía por encima del elástico de su bóxer sin descapullar aún y con su prepucio reluciente, introduzco mi mano y se los bajo.

La acaricio y la pego a su vientre, me trasmite su calor y vibraciones de la sangre al correr por ella, me arrodillo y la sujeto con mi mano derecha y con la izquierda rodeo su glúteo. Un hilo de pre-semen cuelga de su pellejo con una gota gorda al final, me quedo extasiado mirando ese milagro. El jugo de su polla emana y cae directo en mi lengua, lo saboreo y me sabe delicioso y dulzón y meto la punta en mi boca. Absorbo el pellejo del prepucio y saco lo que contiene en su interior, meto la lengua entre la piel y su glande y retraigo la piel con mis labios para dejar libre y al aire su capullo que encierro en mi boca y abrazo con mis labios, me gusta su suavidad y tersura, vuelvo a cubrirle y degusto la piel que cubre su bálano y así lengüeteo, chupo y aspiro con fuerza de él, le sale mucho precum pero quiero que me llene la boca y en ello pongo mi esfuerzo.

-Espera un momento, espera.  –aparta mi boca de su verga y sufro mi desencanto.

-Déjame que te desnude, además si sigues así vas a conseguir que me corra en un momento.  –de cualquier manera retiro la ropa de mi cuerpo con su ayuda, me coge en sus brazos y me lleva hasta una butaca, me coloca de rodillas mirando al respaldo y me empuja para que apoye mi pecho en él, abre las dos partes de mi culo con sus manos, inclino más mi pecho y elevo el trasero, se agacha y comienza a comer de él, me muerde los cachetes y lame mi entrada, necesito tenerle dentro de mí y llevo mi mano hacia atrás para sujetar su verga que está descomunal; después de un rato en el que me hace ver las estrellas de gozo, chupado y lamiendo sin cesar, absorbiendo mis testículos y la punta de mi pene apunta su falo para meterlo, le detengo y rápido me coloco de cara a él, me siento sobre la butaca y dejo resbalar mi espalda, recojo mis piernas con mis brazos sobre mi pecho y le ofrezco mi entrada deseosa de ser ocupada.

-Quiero que me folles de cara para verte.  –me estoy volviendo ordinario en mi hablar pero sé que eso le calienta y le excita, hago fuerzas con mi ano empujando y contrayéndolo como si fuera una puta barata pero consigo mi objetivo, abre sus ojos asombrado y su verga palpita elevándose más.

-¿A qué esperas?, lléname, dame tu polla.  -su mano tiembla cuando la coloca en mi entrada, la retira de allí.

-¿Qué haces ahora?, te necesito dentro de mí, métela.  –me mira un momento y hace un gesto para que mire su verga, está terriblemente hinchada.

-Te voy a destrozar, espera.  –moja sus dedos de saliva y los lleva hasta mi culo que palpita, mete dos dedos de golpe y los rota, no siento más que placer y entonces mete un tercero, emito grititos gozosos llenos de lujuria.

-¡Qué bien!, vuelve a meterlos, lo haces riquísimo, ¡ay!, sí qué rico.  -introduce el dedo corazón e índice de las dos manos y estira hacia los costados para abrirme más. No me produce dolor alguno, lo hace con suavidad y es forzar mis esfínteres ya preparados, estoy para reventar de sensualidad y en este momento mi apetito sexual no tiene límite, al final saca sus dedos.

-Creo que ya estás preparado.  –a pesar de lo que piensa recoge lo que gotea de su polla y la mía y con sus dedos lo esparce en mi entrada y coloca la punta de su virilidad en ella empujando con brusquedad, siento un sonido de ploff y todo el capullo está dentro y sin descansar, milímetro a milímetro, se mete en mi avasallando mi ano, sometiendo mi entrada a sus deseos de poseer hasta que me penetra entero y siento su polla como llega a mi final y me muevo para hacerle sitio, para que entre lo que falta.

Suda y me mira gozoso con una sonrisa de triunfo y de victoria gozando de su logro y se dispone a disfrutar de su trofeo, me ayuda a sostener mis piernas y comienza a entrar y salir, de vez en cuando se inclina para besarme y pasar su lengua por mis labios y llevarse la saliva que resbala de mi boca, trago aire con dificultad tengo que acompasar mi respiración para meter aire cuando sale de mi.

-Nico, me voy a ir, ¡oh!, es tremendo no aguanto más.  –acelera sus embestidas y me sonríe sin poder hablar, al fin musita.

-Espérame un momento, yo también me voy.  –cae sobre mi y estrangulo su pene, me llena con su cálido semen como caldo templado y le acompaño en el placer. Toda la tarde excitado ha hecho que la cantidad de semen que expulso sea escandalosamente abundante cubriendo todo mi vientre.

-Te amo mi niño, mi bebe querido, te amo tanto.  –su aliento quema mi cuello y sujeto su cabeza para buscar sus labios, el sudor resbala por sus mejillas y el brillo de sus ojos me dice que no solamente es sudor lo que veo, también hay lágrimas de felicidad. Le estrecho y paso mis manos por los costados de su cuerpo y acaricio sus nalgas.

-Nico, Nicolás, yo también te quiero.

**********

 

Domingo

La luz entra plomiza a través de las cortinas, me levanto y miro la calle, el cielo está cubierto de nubes y triste, hasta el tiempo es diferente del que había el día que llegué de vacaciones.

Me mira desde la cama, me tiro encima de él para besarle y acariciar su cara.

-Aunque nos duchamos anoche, ¿quieres que nos demos una ducha rápida? –me sigue cogido de mi mano, vamos desnudos igual a como hemos dormido, nos duchamos separados, aunque hubiéramos querido hacer algo no  disponemos de mucho tiempo.

Amadeo me ha llamado, está en el aeropuerto y su vuelo se retrasa por problemas en el aeropuerto alemán de Frankfurt, me preocupo por lo que pueda encontrarme en Charleroi yo también, es un día de mucho movimiento de viajeros.

-Entonces te quedarás con mis padres hasta que vuelvas a París.  –no sé si me ha escuchado con el ruido que producen la ducha y la maquinilla eléctrica de afeitar.

-Solamente permaneceré aquí hasta el lunes, para Reyes volveré a Madrid, mi familia está de vuelta del ski, luego marcharé a París hacía el jueves o viernes, ya te lo comunicaré.  –a pesar de lo que sucede entre nosotros Nico se siente cómodo en mi casa y con mis padres.

Durante el viaje al aeropuerto adopta su postura de siempre, sentado sobre una pierna y mirándome a mí, a veces cuando se cansa coloca los pies en el suelo y su mano acaricia mi rodilla. Solamente me acompaña él y luego volverá a mi casa. Mi madre ha entendido que debe dejarnos solos para decirnos adiós.

A las seis de la tarde llego a Charleroi, sonrío a veces pensando en el asombro de algunos pasajeros en la cola para pasar el control de seguridad, cuando me tomó en sus brazos y me besó en la boca.

Cuando el taxi me deja a la puerta de la urbanización tiemblo de frío.

-Es una noche muy fría.  –el chofer se ha dado cuenta y habla mientras prepara el dinero que me debe devolver.

El estudio está con una temperatura ideal, el jarrón con flores frescas y le doy las gracias a Rayhan en mi corazón.

Comenzamos el nuevo año que espero depare todo lo mejor de la vida a los que amo.

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