Nuevos relatos publicados: 12

Cuernos consentidos de mi marido

  • 12
  • 52.013
  • 9,38 (65 Val.)
  • 4

Me case con 22 años, enamorada, creyendo que la vida era de color de rosa y la felicidad me pertenecía y lo hice con un muchacho cuatro años mayor que yo, que solo tenía ojos para mi; hacíamos el amor con frecuencia y  no podíamos vivir el uno sin el otro. Fuimos felices durante un tiempo, luego las lógicas desavenencias, el exceso de trabajo de mi marido, la rutina, todas esas cosas propias de cualquier pareja que hicieron distanciarnos sin darnos cuenta. Lo quería pero me sentía adandonada y apenas me hacía el amor, asi que tenía que acudir a prácticas de masturbación para satisfacer mi sexualidad;  compré juguetes que fueron sustituyendo a mi marido en mis necesidades.

Ocurrió lo normal en estos casos, conocí un chico atento, casado, con problemas idénticos, o al menos eso decía y acabamos en la cama un día que nos mostramos mas sensibles y vulnerables de lo normal.  El polvo salió demasiado bien para no repetirlo, asi que nos líamos y empezamos a follar como conejos. Tardó varios meses mi marido en enterarse, pero todo se descubre y al final me pilló. El resultado fue que me dejó y nos divorciamos.

Seguía enamorada de mi marido y para mi aquello representó un trauma dificil de superar, que me llevó a una depresión primero  para acabar en un desenfreno sexual como medio de recuperar mi autoestima, tambien llevada por un sentimiento  equivocado de venganza,. que hacía entregarme a todos los hombres que se cruzaban en mi camino.  Salía de copas todas las noches y acababa en la cama de cualquier deconocido medio borracha.  Amanecía casi siempre en una cama, con un tío que no sabía quien era y en una casa tambien desconocida, muchas veces sin recordar  como había llegado hasta allí.

Una de esas noches conocí a mi actual marido, Nico, un hombre maduro, catorce años mayor que yo, que harto de su mujer solía salir buscando sexo sin compromiso. Lo conocí en uno de los muchos pubs que frecuentaba, me invitó a unas copas y siguiendo mi costumbre le tocó a él follarme aquella noche. No era de repetir con los tios que me follaba, pero su persistencia y que me gustaba, me llevó a aceptar una invitación para cenar y empecé  a salir con él con alguna frecuencia.  Eso no era obstáculo para que yo siguiera encamándome con otros hombres  como venía haciendo desde hace meses.  Al final se enchochó demasiado conmigo y acabamos enrollados, se podría decir que  me convertí en su amante.

Despues de algunos meses un día me dio la noticia que había iniciado  los trámites de divorcio y quería casarse conmigo.  Me quedé algo asombrada e impactada pero acepté, me daba seguridad, tenía buena posición económica y aunque no estaba ebnamorada de él, me encontraba a gusto con aquella relación y era una buena solución de futuro para mí.  Fue una boda íntima que celebramos al poco tiempo de resolverse su divorcio, el tenía entonces 46 años y yo 32.

Transcurría todo con normalidad, teníamos buena convivencia y yo le era fiel, no quería volver a la andadas e ir de cama en cama como una fulana.  Durante la semana nos veiamos poco por su trabajo, pero el viernes salíamos a cenar, luego unas copas y todo el fin de semana lo dedicabamos a disfrutar, viajábamos y sobre todo hacíamos sexo a cualquier hora y en cualquier sitio.

Llevábamos mas de dos años casados y una noche de un viernes, despues de la cena, propuso entrar a un pub pero por separado, quería ver cómo me ligaban los tios y deseaba verme flirtear y coquetear con alguno.  Me pareció peligrosa la idea, conociendo mi naturaleza caliente, pero insistió y acepté por complacerle. Como era de esperar,  pronto empezaron a  acudir moscones que al mostrarme esquiva desistían al poco rato.  Se acercó un joven de unos veinticinco años, bastante cachas y simpático, me pareció agradable y le seguí el rollo, la verdad es que estaba muy bueno. Pronto empezó a coger confianza y era de mano larga, me tocaba como el que no quiere la cosa.  Como le dejaba hacer acabó poniendome recostada en la barra del bar y llevando sus manos a mi culo me apretó contra él besándome con lengua.  Fui receptiva y nos comimos la boca con lengua durante un buen rato, notaba su paquete en mi pubis y me estaba calentando mas de los esperado, estaba  perdiendo los papeles y mi marido  no dejaba de  observarme.

Estábamos calientes y el chico me llevó a una especie de reservados para paejas, a la vista de todos pero algo discretos y con poca luz. Nos sentamos y enseguida pasó su brazo sobre mi hombro para atraerme contra él y besarme con lengua, lo hacía bien el chico. Metió su mano en mis tetas, que ya estaban mas fuera que dentro y despues de sobarlas bien, su mano bajó a mi  entrepierna para tocarme el coño que ya rezumaba  flujos abundantes; metió dos dedos por un costado y empezó a masturbarme. Me escurrí sobre el asiento y abrí las piernas para facilitarle  sus caricias. El nene sabía trabajar bien un coño. Mi mano acariciaba su paquete abultado por encima de la tela del pantalón.

No tardó en hacerme correr, me estuvo dando dedos hasta que notó mis palpitaciones vaginales por la corrida, fue un orgasmo en toda regla.  Me había excitado en exceso debido al morbo de hacerlo ante la mirada de mi marido y  de los mas cercanos que obsevaban la escena. El tío se la sacó y me pidió se la mamara; como le puse pegas diciendo nos estaban observando, puso su mano en mi nuca y me obligó a bajar la cabeza hasta su polla.  "Te he dicho que la mames, puta". No tuve opción y le hice una mamada que le llevó a correrse en segundos dentro de mi boca, me tragué toda su leche y seguí mamándosela hasta que me apartó con cierta brusquedad.

Me pidió ir a su coche a follar, ya que viviía con sus padres y no tenía sitio, pero no acepté diciéndole estaba alli mi marido y todo había sido un juego. "Joder que cabronazo,  exclamó, como se lo monta, quiero conocer a tu marido, tiene que ser un tio cojonudo".  Fuimos donde estaba Nico y se lo presenté.  Estuvieron charlando animadamente y gastando bromas.  Pidió irnos a follar los tres. "Me gustaría follarme  a tu puta, tiene que ser buena en la cama porque niguna guarra he visto disfrutar  como lo hace tu mujer". Mi marido no aceptó, le dijo solo había sido un juego y le invitó a una copa.  Mientras bebía no dejó de tocarme el culo y morrearme de vez en cuando ante la mirada de Nico que le dejaba hacer. Se despidió viendo no había nada que hacer, no sin antes darme un buen morrero.  Nosotros nos fuimos a casa a terminar la noche.  Nico necesitaba meterla y mi me urgía una polla que aplacara el calentón que llevaba.

Aquel juequecito  no me disgustó, aunque nunca se lo admiti a Nico vendiéndole lo hacía hecho solo por complacerle. Tomamos el juego como costumbre y todos los viernes, despues de la cena, en un pub o discoteca un tío me metía mano, ante la mirada de mi marido que discretamente me observaba  viendo como me calentaba.  Uno de esos dia entramos en una discoteca. Como siempre varios chicos se acercaron haciendose los graciosos, la mayor parte intentando ligar diciendo chorradas.  No me iba ninguno, así que pedí al camarero me guardara la copa  que me había servido y me fui a la pista de baile. Pronto algunos chicos se acercaron bailando junto a  mi, noté mas de una mano tocarme el culo y yo seguí a lo mío.  Llevaba una minifalda de escándalo y la blusa desabrochada lo justo para que se vieran los pechos.  Los tios lo intentaban pero yo me había fijado en un chico moreno, alto, delgado que no dejaba de observarme desde hacía rato. Era el tipo de hombre que me gustaba,  Cuando volví a la barra a por la copa,  no tardó en acercarse y me entró directo: "Eres la tía mas mas buena de la disco y ademas bailas sexi de puta madre"  Le seguí el rollo y me invitó a otra copa.  Había feeling entre los dos desde el primer momento. Su voz era agradable y segura, manos cuidadas, sobre 40 años, vestía con gusto ropa de marca, me encanntaba su educación; dijo era divorciado, en fin un lujo de hombre.

Me pidió bailar y acepté encantada, de hecho se lo hubiera pedido yo  de no haberse  anticipado. Bailamos sueltos un rato hasta que una música mas relajada nos permitió lo que estábamos deseando, pegar nuestros cuerpos y sentirnos. Notaba su aliento con su cara pegada a la mía, mis brazos los subí a sus hombros y mi mano acariciaba su nuca.  El me apretaba haciendose sentir, sus manos en mi cintura me atraían contra él y sentía su bulto que me excitaba en exceso. Rozaba su muslo el interior de mi entrepierna y sus manos bajaron a mi trasero para  hacermelo sentir mas. No podía mas de excitación y sin rubor movía el culo  para buscar y frotar su paquete. Mi minifalda había subido demasiado debido a mis movimientos y sus manos  palpaban mis nalgas semidesnudas. No aguantó mas y me fue llevando a una parte  discreta de la sala donde me recostó contra la pared. Empezó a besarme apasionadamente y yo correspondía de la misma forma; se entrelazaban lenguas mezclando salivas, llevo su mano a mi entrepierna y metio dos dedos por un lado del tanga empapado,  los saco untados de un flujo viscoso y los lamimos al unísono con nuestras lenguas. Volvió de nuevo con su mano pero esta vez para arrancar de un tirón el tanga que cayó al suelo. Lo recogió para meterlo en su bolsillo, para acto seguido bajar de nuevo metiendo los dedos en mi chocho necesitado de cuidados intensivos,  me maturbaba con pericia, me hacía retorcer de gusto mientras me comía la boca sin cesar, yo le metía mi lengua hasta donde me llegaba. Llevé mi mano a su paquete para acariciarlo, notaba  como le había crecido  su polla de forma desmesurada.  Me corrí como una perra gimiendo sin miedo a que me oyeran, me daba igual en el estado de calentura al que me había llevado aquel macho magnífico.

"No aguanto mas, tengo que follarte", dijo, y cogiéndome de la mano me arrastró literalmente hasta el baño de caballeros.  Al entrar, unos chicos que estaban en los urinarios, hicieron un comentario grosero sobre mi y se rieron. Me metió en una cabina dejando la puerta entreabierta por las prisas, sentándome en la tapa del inodoro. Apresuradamente desabroché su pantalón y saqué su descomunal polla, la agarré y le lamí los huevos para ir subiendo hasta el capullo y despues de un lamida meterla entera en mi boca;  inicié un meteysaca bien mojado de saliva, él miraba al techo  jadeando de gusto y diciendo lo rico que se la mamaba. Veía que muchos tios al pasar miraban por la puerta entreabierta, pero me gustaba nos vieran, era morboso y excitante follar en público; "deja algo para los demás, cabrón", gritó uno al pasar mirando. A punto de correrse la sacó de mi boca y me levantó bruscamente para ocupar mi lugar. Me puse a horcajadas abriendo las piernas sobre él y agarrando su polla, puse su glande entre mis labios vaginales que estaban bien abiertos y lubricados,  deseando recibir aquella tranca descomunal; me dejé caer y entró entera de golpe, la sentí en lo mas profundo, empecé a subir y bajar resbalando su verga por mis paredes vaginales;  diossssss que delicia de polla, como me gustaba, yo gemía de placer y el resoplaba de gusto disfrutando de mi coño. Tenía sus manos en mis tetas al aire, mordiéndolas y lamiéndolas, luego las llevó a mis nalgas para ayudarme en la cabalgada y marcar el ritmo que quería, me empecé a correr y su polla al sentir mis latidos vaginales, escupió leche a chorros inundándome el coño de abundante esperma.  Tensamos los musculos para sentir los últimos espasmos de las corridas.

Me levanté y al sacar su polla de mi coño, salió un chorro de espermas y fluidos ,  piernas abajo que limpié con papel higiénico.  No quise limpiarme el coño, deseaba retener parte de la corrida para sentirla caer goteando por mis piernas luego al andar.

Al salir me pidió el móvil para agregar mi número y de paso añadir el suyo a mi lista de contactos. "Ya te llamaré zorrita, ha sido un buen polvo, tenemos que repetir". Nos dimos un último beso con lengua y se marchó.

Encontré a Nico con una rubia con pintas de buscona,  dándose un lote.  "Joder nena, dónde te metiste".  "Follando en los aseos", contesté.  "No jodas que te has follado a un tío". "No mi amor, me ha jodido él y muy bien por cierto".  Cogí su mano y la llevé a mi chocho. "Ostia puta es verdad, te han dejado sin tanga y  llenado bien el coño de lefa".  "Lo hice por tí cariño, sabía te gustaría que tu putita te  pusiera cuernos".

Le entraron las prisas y dijo de marcharnos a casa a follar.  Preguntó  si tenía inconveniente en que nos acompañara su nueva amiga con pintas de fulana. Me pareció bien, así que nos fuimoas para casa donde volvería a tener otra experiencia de alto voltaje.

 

Espero les haya calentado mi historia. BSS

(9,38)