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31.2 Inefable placer…, del vicio

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Estoy ansioso, deseoso de su cuerpo, de su boca, de su verga prodigiosa. Su jersey sale más rápido por su cabeza de como entró, el retirar mi chándal es un suspiro de tiempo y estoy nervioso tirando de sus pantalones hasta sacárselos por los pies, no lleva ropa interior y me palpita el corazón de ansias cuando su polla sale al aire, me llega su potente aroma, me tiro encima de él para comerle la boca, morderle sus labios temblorosos de pasión.

Está loco de deseo igual que yo y extiende su brazo para amasar mi culo, mete la mano entre mis nalgas y acaricia mi ano, va muy rápido, debajo de mi su polla arde de deseo y empuja mis abdominales. Río juguetón en su boca, hago saliva y se la paso, la degusta y me devuelve parte de ella en su lengua.

- Rayhan, voy al baño un momento, tengo que limpiarme y ahora vuelvo. -me alejo de él y se levanta del asiento, sujeto su polla que apunta horizontal a mi ombligo larga y gorda como jamás la había visto.

-Te acompaño.  –dudo un momento, lo pienso y asiento divertido, voy a enseñarle como se practica una limpieza interior.

-Venga vamos que te vas a divertir, lavarás bien tu culo para comerlo. – la risa sale argentina de mi garganta y ronca de la de él.

Conecto la cánula al flexo de la ducha y voy enseñándole como se hace, primero me mira sorprendido y cuando me penetro con ella veo que se excita.

-Observa bien que luego tienes que repetir lo mismo que ves hacer. –me hago tres duchas y le ofrezco la cánula a él.

-Espera que tú necesitarás una crema, déjame hacer a mí la primera vez y luego lo haces tú, arrodíllate y abre el culo.  –coloco crema en mi índice y acaricio su rosada entrada con pelitos circundando su ano rosado y hago presión para que entre un poquito, respinga y se va hacia adelante soltando un quejido.

-¿Te hago daño?  -le pregunto retirando el dedo por miedo a dañarle.

-No, no, ha sido la impresión, sigue.  –en menos de dos minutos consigo que entre mi dedo, más o menos es del diámetro de la cánula y ahora lo tiene lubricado, es maravilloso el apriete que hace en mi dedo, como si no quisiera que se lo sacara, aprieta fuerte con su ano e imagino mi verga metida en ese precioso agujero y que me la estuviera estrangulando.

Aprende rápido y en unos minutos ha terminado, tomamos una ducha caliente y aprovecho para lavarlo y meter mi mano entre sus cachetes y acariciar la entrada de su ano, al principio creo notar un rechazo pero insisto y al fin consigo acariciarle y que vuelva a permitir que meta mi dedo en él.

-¿Qué te ha parecido?, ha sido difícil.  -le pregunto mientras secamos nuestros cuerpos, su verga vuelve a coger la consistencia perdida.

-Laborioso nada más.  –seca mi espalda amorosamente, su polla golpea en mi nalga.

-Te la meto Daniel. –habla mientras me aprieta contra él, me agacho arrimando mi culo a su polla para contener la risa que me provoca su impaciencia que es igual a la mía.

-Espera, vamos a jugar un poco. –me coge en sus brazos y me lleva hasta el sofá y me deposita boca abajo en él, comienza a tocarme el culo, lo acaricia, lo besa y lo muerde y yo alargo la mano para jugar con su verga y recoger el hilo de pre-semen que le cuelga.

Estamos así unos minutos, abro mis piernas para que tenga fácil acceso a mis testículos que acaricia y besa, para un momento y miro hacia atrás, me está contemplando el culo extasiado, me acuerdo de mi propósito cuando pensé que tenía que lavarse.

-Rayhan ven ponte aquí de rodillas y sácame el culo, te lo voy a comer, verás que rico, tú dirás si te gusta.  –su culo está para comérselo y lamerlo y es lo que hago, tiro de sus medio melones y le abro, meto mi rostro y pego mi boca a su ano, da un grito ahogado que me emociona y me hace temblar de risa.

-¿Te gusta?  -debe de gustarle mucho porque no habla solo le tiemblan las piernas y musita palabras que no entiendo, es lo que sucede con Rayhan, a veces habla en árabe y no entiendo nada, pero su entonación me lo dice todo.

-¿Continúo Rayhan, o lo dejo?  -le pregunto para provocarle una afirmación.

-Sigue, sigue Daniel, es excitante y nunca he sentido esto.  –me alegro y vuelvo a mi tarea, a lamer y morder e intentar meter mi lengua en él como si fuera un cuchillo, punzándole la entrada, lo hago más deprisa y más fuerte animado por sus roncos gritos de placer, con una mano acaricio su falo del que no dejo de admirarme, llevo mi boca a él para sorber su precum que le escurre y sale por su prepucio, se la sobo y aprieto los testículos. Tengo la cara llena de babas de restregarla por su raja y perineo.

-Déjame que te lo haga yo a ti o me corro ahora mismo. –me enloquece saber que le doy placer, disfruto viendo a mis hombres gozar de lo que les hago y de acariciar mi cuerpo. Cambiamos de lugar y escondo mi cabeza en el asiento pegando el pecho en él para ofrecerle mi culo entero, lo muevo provocativo, le miro desde mi posición y aparenta desconcierto.

-Ya has visto como te lo hacía yo, venga comienza, mi culo te está esperando.  –lo vuelvo a mover en círculos y se ríe, ríe hasta que su boca encierra mi ano y lo besa con fuerza chupándolo, y ahora soy yo el que chilla como una adolescente. Tiene su boca más caliente que la entrada de  mi culo y me quema, intenta morder los pliegues del anillo de la entrada y me raspa con sus dientes.

-¡Qué bien lo haces Rayhan!, sigue, sigue así y no pares.  –continúa un rato lamiendo y mordiendo, metiendo profundamente su lengua logrando que tirite de placer.

-Daniel te la voy a meter así, no te muevas que no aguanto más. -se pone de pie en el suelo y comienza a jugar con su polla pasándola por mi perineo.

-Méteme los dedos antes.  –me escupe en el ano y lo extiende con su glande que ha sacado del prepucio y va abriéndome metiendo un dedo y luego dos, se inclina y besa lo que creo que ahora es un agujero rojo y latente.

Coloca la punta de su verga en mi ano y empuja, mi cabeza resbala hasta el respaldo del sofá arrastrado por su fuerza, me duele cuando entierra su glande en mi, aunque es muy parecida en forma y tamaño a la de Nico creo que es un poco más gruesa, o yo así la siento.

-Despacio, ve suave. –poco a poco su falo va penetrando y haciéndose con el poder, pasa la mitad que es lo más difícil y doloroso y después, como se adelgaza, entra todo de un empujón de su cadera. Respiro ahogado, lleno y ocupado a rebosar, descansamos un momento, la tensión le hace sudar y respira fatigado.

Una vez repuestos comienzo a menear mi trasero, notando, sintiendo la inmensidad que me ha metido en el recto, traspasando la curva prohibida donde antes tanto me dolía y ahora lo acepto sin dolor, elevo mi cuerpo y me sujeto con mis manos al respaldo del asiento, el coge mis caderas con fuerza entre sus manos y me lleva hacia él y me aleja, no se mueve, es a mí a quien menea para que vaya hacia él metiendo su polla hasta los huevos y me empuja para alejar mi cuerpo y sacarla. Sus manos aprietan mis caderas, a veces mi cintura que casi la abarca y la cubre con sus dos manos, tiemblo y palpito debajo de él, como si fuera un objeto que mueve a su antojo para darse placer.

Mi cuerpo debe parecer una hoja al viento agitada y trémula. Quiero que me dé más, más rápido y más fuerte, más y más rápido.

-Dame más Rayhan, mas fuerte, si, así y más rápido, por favor Rayhan, por favor. -entra en mi como un pistón, como un émbolo que me atraviesa y perfora matándome de placer, muevo mi cabeza desesperado y sin tocarme descargo el semen que contengo en mis testículos manchando el tapizado del sofá, mi cabeza cae sobre el asiento y él continua bombeando con fuerza pero más lento, mis esfínteres no le permiten salir le aprietan la parte más delgada de su polla como si fuera un plug cónico que yo atrapara apretando mi ano.

Me lleva con fuerza hacia él y la mete hasta el fondo, siento correr su semen por su verga y me llena, me inunda con su esperma.

Descansa sobre mi cubriéndome con su cuerpo y empapándome en su sudor, en una copula perfecta, jadea en mi espalda, me gusta verle derrotado y vencido sin poderse mover, es un momento idílico, lleno de su virilidad y su semen saliendo de mi culo, abierto y entregado a él, cubierto por su cuerpo como si fuera una hembra.

Tira de su verga y sale de mí, me quedo vacío y huérfano, mi culo se lamenta y no se quiere cerrar, no puedo sostenerme de pié y me tiene que sujetar, voy al baño a expulsar su semilla para no manchar, me encantaría quedarme con su semen dentro de mí, pero iba a poner todo perdido de él que ya fluye de mi culo abundante y corriendo por mis piernas.

-Vamos a lavarnos Rayhan.  –después de limpiarnos volvemos; con una toalla limpio el sofá, su polla sigue queriendo más pero lo siento, por hoy es bastante y no puedo más. Vestidos nos sentamos un momento antes de que marche.

-Esas marcas que tienes en el pecho, ¿de qué son?  -ha visto las marcas que ayer me produjo Paul.

-No es nada, me raspé, no tiene importancia.  –me mira suspicaz.

-Esas marcas no son un arañazo, las tienes moradas como un hematoma por un golpe.  –no deseo darle explicaciones y le quito importancia.

-No tienes que preocuparte, en todo caso no es importante y en dos días desaparecerá.  –quiero cambiar de conversación.

-Cuéntame algo de ese chico de ayer, ¿Denís se llama verdad?  -su rostro se ensombrece y espero a que hable.

-De eso quería comentar contigo. No parece que vaya muy bien. -su cara se muestra sombría.

-Es un chico muy guapo, un poco tímido me pareció, ¿a ti te gusta? –sujeto su barbilla para que eleve el rostro.

-¿Me gusta?, si que me gusta…, un montón.  –enarco mis cejas.

-Entonces que problema hay, ¿tú no le gustas a él?, a mi me pareció que sí.

-No quiere…, -calla un momento y coge mi mano derecha, la envuelve entre las suyas.

-No quiere…, ¿qué no quiere?  -me mira con vergüenza o tristeza, no logro definirlo.

-No quiere hacer lo que tú y yo hacemos, ¿entiendes?, no quiere que hagamos el amor, ¡no quiere follar!  -esto último lo dice con voz irritada y en un tono más alto.

-Tienes que ir despacio y darle tiempo, ¿es más joven que tú?  -acaricio sus manos pasando la mía por  su dorso y las llevo a mis labios.

-Es más joven, pero ese no es el problema. –se calla y baja la mirada.

-Dice que la tengo muy grande y le da miedo.  –no puedo evitar el reírme.

-Pero eso no es un problema, si tu polla es un sueño que cualquiera desearía tener, a mi me vuelve loco, me gusta un motón y disfruto y me deleita.

-Se lo he dicho Daniel, bueno le he tenido que confesar que he hecho el amor contigo.

-¡Ayy! Rayhan me va a odiar y tendrá celos, no tenías que haberle dicho que lo has hecho conmigo, hubiera bastado que se lo dijeras sin señalar a una persona en concreto.

-Bahh, no tienes que preocuparte.  –calla y se pone de un rojo que se lo nota a pesar del tono dorado de su piel.

-Quiere ver como lo hacemos tú yo.  –le miro y se me salen los ojos de las orbitas.

-¿Qué has dicho?  -mi capacidad de asombro no tiene límites.

-Le he dicho que tú me enseñaste a mí y creo que sería mejor que hicieras lo  mismo con él.  –ahora no me caigo al suelo porque estoy sentado, le miro y no me lo puedo creer, me cuesta articular una palabra.

-¡Ah!, no, no, eso sí que no, tú y yo no teníamos que haber hecho nada hoy, cuando marché te dije que todo había terminado, pero ya sé que la culpa es mía. Mira Rayhan, yo puedo hacer el amor contigo porque tú me gustas y yo te gusto a ti. Denís es un extraño y además habría que contar con él y no va a querer. Me mira y sonríe misterioso, con una sonrisa de doble sentido, de diablo, en su rostro.

-Sí que quiere, le gustaste ayer y con lo que yo le he contado sobre ti no ve problemas de ninguna clase.   –espera que le diga que si y creo que me ha tendido una trampa y he caído en ella como un tonto.

-No puedo hacer eso Rayhan, yo no soy un entrenador de… -me interrumpo pensando en el trabajo de Paul y lo que resultó con Telmo. Lo cierto es que lo mejor sería que al muchacho le enseñara alguien de confianza y el mejor resultaría Rayhan.

-Daniel por favor, acabas de decir que es un chico guapo, a ti también te ha gustado él.  –el chico lo coge todo al vuelo.

-No Rayhan, no me pidas esto, no me importa si tengo que hacer el amor contigo, mejor dicho, me encanta  aunque  no debamos hacerlo, pero esto se me escapa y puede resultar peligroso. Lo siento, pero no.

-¿Y a quién le puedo decir Daniel?, ¿a quién más puedo pedirle algo así?

-No lo necesitas, hay dildos y cosas para que juguéis y le vayas entrenando.  –callo, él sigue con la cabeza mirando al suelo, se levanta y le ayudo a ponerse el jersey que le he regalado, acaricio su pecho pasando mis manos por él y abrazo su cintura.

-Te cae muy bien y te favorece este color.  -tiro de él para que baje su cabeza y me bese, un beso sin alma y sin ganas, va a salir por la puerta y se vuelve.

-Denís quiere que seas tú, tiene confianza en ti y desea que sea igual que lo mío.  –no espera mi respuesta y a grandes zancadas atraviesa el parking y va hacia el portón.

Nico no me ha enviado mensaje alguno y no sé lo que hacer, no debo volver a empezar de nuevo, esperaré a recibir una llamada o mensaje.

**********

 

A media mañana la gente está consternada, no hay más que corrillos por todos los departamentos, están sin trabajar y fuera de sus mesas de trabajo. Salimos de una reunión en la que llevamos dos horas y miro extrañado como hablan en voz baja, alguna chica hasta llora, he salido hablando con mi jefe y mira enfadado al personal. Elie avanza rápida a nuestro encuentro con el rostro desencajado y señales de haber llorado.

-Elie ¿qué ha sucedido?  -lo primero que pienso es en un accidente grave en la fábrica, pero hubieran sonado las sirenas. Estalla en llanto.

-Un atentado en París con muchas víctimas. –la abrazo para calmarla pasando con suavidad mi mano por su espalda. Mi jefe ha escapado hacia su despacho. Paso mi brazo por sus hombros y la dirijo hacia nuestro lugar de trabajo.

-¿Qué se sabe sobre el atentado?  -le pregunto para que vaya dejando de llorar.

-Muy poco, solo han dado un adelanto y que el Presidente va a dirigirse en un discurso a la Nación.

Las noticias van llegando a cuenta gotas, se habla de diez personas, más tarde de doce pero hay heridos muy graves, la gente está traumatizada, Francia no conocía algo parecido desde hace decenas de años.

En la cantina, a la hora de la comida se habla en voz baja, con miedo a elevar la voz.

Durante la tarde, y no sé de donde las han sacado, se escuchan las noticias en las radios que han aparecido por arte de magia. El silencio, aparte del parloteo de los locutores, es agobiante y estoy deseando que llegue la hora de salir del trabajo.

Es la primera vez que encuentro a Rayhan dentro de mi casa sin estar yo presente, está sentado en el sofá y no se levanta para recibirme.

-¿Qué sucede Rayhan?  -dejo mis cosas y voy a sentarme a su lado, coloco mi mano sobre su pierna.

-¿Te ocurre algo?  -empieza a preocuparme cuando dos lágrimas discurren por sus mejillas.

-¿No te has enterado del atentado? Todo el mundo habla de él.  –me siento en sus rodillas y levanto su cabeza para besarle y limpiar sus lágrimas con mis labios.

-Ha resultado muy triste y doloroso Rayhan, creo que la gente siente miedo, todos estamos algo asustados.

-Eso es lo peor, ¿sabes cómo se van a meter con nosotros?, la extrema derecha francesa está ya pidiendo reacciones duras al gobierno, y por culpa de diez personas vamos a tener que pagar millares.  –no me había dado cuenta de las posibles implicaciones políticas y de todo orden que el tremendo suceso iba a desencadenar, rodeo su cabeza con mis manos y acaricio su cabello.

-Todo se calmará, en unos días cogerán a los culpables, los procesaran y todo se irá olvidando.  –levanta su cabeza y beso sus labios que tiemblan.

-No lo entiendes Daniel, tú llevas muy poco tiempo viviendo en Francia, no sabes cómo este bárbaro acto va a producir que problemas subyacentes vuelvan a surgir aumentados y con más virulencia.

Le llevo un vaso de agua y poco a poco se va calmando.

-No podemos hacer nada Rayhan, vamos a estar tranquilos y esperar los acontecimientos, los políticos no se van a dejar llevar por la visceralidad. Tengo que ir hasta el centro, he quedado allí con algunos amigos que no he visto desde antes de las vacaciones, acompáñame de camino al metro, venga, lávate la cara y prepárate.

Hay grupos de ciudadanos portando banderas que caminan hacia la Gran Plaza, se suceden los gritos de apoyo al periódico atacado y por las libertades, pero da miedo, también se oyen gritos contra los árabes y grupos minoritarios. Coches de la gendarmería guardan las calles adyacentes a la plaza. Veo a mi querido muchacho temeroso y le sujeto del brazo transmitiéndole mi apoyo, cogemos calles periféricas para no pasar por el lugar donde se celebrará la concentración, en el centro de la urbe.

Vamos camino de la zona vieja dejando atrás la Gran Plaza y camino de la Catedral, me gusta ver su figura de niño grande al caminar a mi lado, con su mochila al hombro y las manos en sus bolsillos, en la entrada del metro nos detenemos.

-Se me olvidaba decirte que a mi madre le ha gustado mucho el jersey y a mis hermanos también…, a toda la familia, gracias Daniel.  –le ofrezco mi cara para que me bese y oprime mis labios con los suyos sin sacar sus manos de los bolsillos, me hubiera gustado una despedida más cálida, verme estrechado entre sus brazos, va bajando las escaleras y repentinamente se vuelve y sube unos escalones.

-Ten cuidado Rayhan y ve directo a tu casa. –recuerdo advertirle que no es el momento oportuno de andar por la ciudad.

- Daniel, ¿has pensado en lo de Denís?  -le digo que no con mi cabeza, la verdad es que no lo he tenido en cuenta salvo mi decisión de ayer en no transigir con su petición. Baja corriendo las escaleras y se pierde entre los viajeros que bajan y suben.

Algunos amigos están reunidos en un bar enfrente de la Catedral, Luis entre ellos y hacía muchos días que no le veía, se repiten los saludos por todas partes, abrazos y todo eso. Le pregunto a Luis por sus padres y su novia y hablamos entre todos de todo y sobre manera del acontecimiento del día, quizá por respeto las voces no se elevan como otras veces.

En una mesa cercana están las chicas que viven en la casa de Rafael, a él no le veo, estoy tentado de ir donde ellas y preguntarles pero no quiero mostrar interés alguno ante ellas, permanecen con otros tres chicos y todos me saludan con la mano. En otras ocasiones estamos todos unidos, pero ahora se han formado pequeños grupos de cuatro o cinco personas. Soy, como siempre, de los primeros que se retiran y entonces me acerco a las otras mesas para saludar, no me hablan sobre Rafael ni yo pregunto.

Sigo sin noticias de Nico y tiene que estar ya para volver, si mañana no me llama le llamaré yo.

**********

 

El portón vuelve a fallar, estoy cansado de ese problema, no quieren entregarme una llave del local donde se encuentra el cuadro eléctrico para poder activar el térmico cuando, por cualquier motivo, salta y corta la corriente. Tengo que esperar hasta que llega el padre de Rayhan y hoy viene más tarde, lo vuelve a conectar para que el portón funcione. Es un hombre poco hablador y a pesar de lo grande y rudo que es, hoy muestra una triste sonrisa y cierta vulnerabilidad, me deja estupefacto con la frase que me espeta cuando voy a coger el coche después de que ha resuelto el problema.

-Gracias señor, Rayhan está cambiando desde que le conoce a usted. –no me da tiempo a responder y se aleja de mi, tengo que avanzar antes de que la puerta se cierre y voy con más de una hora de retraso. Llueve intermitentemente y el tráfico está casi colapsado a esta hora.

El día transcurre normal en el trabajo y solo se habla de la ineficacia de la gendarmería que, conociendo la identidad de los causantes del atentado, no haya podía detenerles.

Esa tarde la piscina parece que ha vuelto a la normalidad y manejo mejor mi cuerpo, realizo mi hora y media de ejercicios y luego descanso envuelto en mi toalla, observo a los monitores y analizo sus instrucciones, cuando el niño que me tiene asombrado, por su forma de nadar, abandona el agua, no puedo apartar mi mirada de él, es muy dócil y se deja secar el cuerpo por su entrenador. Hablo un momento con él sin dejar de observar al crío, no entiendo mi interés por él hasta que caigo en la cuenta de que este niño me recuerda a mí, eso es, como una visión retrospectiva que me hiciera volver a mi infancia, paso mi mano con ternura por su pelo y voy a las duchas.

Tengo que detenerme en el Carrefour, una gran superficie para hacer mis compras. Cuando llego a casa me tumbo exhausto en el sofá. Rayhan no ha salido a mi encuentro y esto me desconcierta. Comienzo a trabajar un poco, arreglar la casa y poner la lavadora.

Atiendo la llamada de la puerta, se de quien se trata y cuando abro está él presente con una tímida sonrisa que me desarma y no puedo evitar abrazarle.

-Estás molesto, entra y hablemos.  –me eleva hasta quedar a la misma altura, oprime mi cintura y muerde mi barbilla juguetón.

-No quería venir a molestarte, pero no lo puedo evitar, eres una droga para mí desde que probé tu cuerpo, noto tu olor en la distancia y me atraes de tal forma que no puedo resistirme.  –sus besos son dulces y suaves a veces y otras apasionados, mi lengua explora entre sus labios interiores, lamiendo su saliva tan dulce, muerde mi oreja y mete su lengua en ella, hinca sus incisivos en mi cuello sin dañarme, tiemblo en excitación placentera.

-Hueles a cloro, te comería, retira la chaqueta de mi chándal para lamer mi pecho, se entretiene besando las marcas persistentes del puño de Paul y me deja desnudo ante él que aún esta vestido, intento tapar mis órganos sexuales y aparta mis manos.

-Deja que te vea, sus manos se deslizan por mi cuerpo desde mis hombros hasta llegar a mis caderas y su vista no deja de observarme y acariciarme con ella

-¿Me permites…?   -sus manos amasan mi culo acariciándolo.

-Lo que tú quieras.  –su ropa cae de su cuerpo y me aplasto contra él para recibir su calor, mi excitación está al máximo y preciso ya pertenecerle, su polla me hace daño en el vientre cuando me sujeta contra él, me da la vuelta y empuja de mi espalda para que me incline, su verga está entre mis piernas, echo mis brazos hacia atrás y  agarro sus nalgas para atraerle, le abro mis piernas en una entrega total y sumisa.

-Métela, métela Rayhan.  –echo para atrás mi cuerpo, necesito que me llene con su verga.

-¡No!, te destrozaría.  –me aparta y le escucho escupir en su mano que lleva a mi culo, mete un dedo y lo saca varias veces, suspiro entrecortado cuando mete un segundo de la otra mano y estira de mi ano para ensancharlo. Corriendo el riesgo de caerme llevo mis manos a mi culo y lo abro, sigue jugando y golpeado con su polla en mi entrada encendiéndome de deseo. No me doy cuenta por lo excitado que estoy cuando parte de su polla está dentro de mí, entregándome su calor y su potencia que avanza avasalladora, constante y sin parar hasta tenerla toda dentro.

Bombea sin parar, con fuerza, desplaza mi cuerpo y doy traspiés para resistir la fuerza de sus embestidas.

-¡Ayy, Rayhan, que rico está!  -acelera y las entradas y salidas se vuelven brutales queriéndome atravesar. Estoy en el cielo o en un lugar del que no quiero salir. Tira fuerte de mí y en una penetración profunda, intensa y perfecta se comienza a descargar, sus chorros me han llenado y no para, lleva su mano a mi polla y en el momento de tocarme el frenillo del capullo me voy, empujando para atrás para sentir su poder y su fuerza que sigue entrando y saliendo. Mi semen queda esparcido por el suelo y el suyo en mi interior, tira de mi cabello para que levante y gire mi cabeza, su boca que arde me come y muerde mi nuca.

Me ha hecho el amor en un cuarto de hora pero ha resultado delicioso, acaricio sus pectorales y su verga me llena el vientre de semen que le escurre, beso sus oscuras tetitas y no quiero separarme de él, después de un rato de caricias nos lavamos y le acompaño, quiero ir un momento al encuentro con la cuadrilla de amigos, según como está el ambiente prefiero acompañarle hasta la entrada del metro.

Cuando avanzamos hay algún transeúnte que nos mira con cara torva, o esa es la impresión que tengo, después de darle un ligero beso en la entrada del suburbano le retengo por un abrazo.

-Rayhan, lo haré, lo que tú quieras, pero dame un poco de tiempo para conocer a Denis, ¿te parece bien?  -me eleva en el aire y da vueltas de alegría teniéndome abrazado, el público se vuelve a mirarnos, la mayor parte de ellos con cara de simpatía, las expresiones de amor son siempre bien recibidas en Lille.

-Lo que tu desees Daniel, como tú quieras, Denís se va a volver loco de contento.  –me besa y tengo que empujarle para que baje las escaleras.

Mientras voy a buscar al grupo pienso en lo que me he comprometido a hacer y cómo va a ser posible, a veces puedes hacer el amor sin darte cuenta, en un arrebato de pasión, simplemente porque necesitas sexo, pero planificarlo como en este caso resulta, a pesar de otras connotaciones más o menos placenteras, abrumador y agobiante.

Hay mucho público en los alrededores de la Préfecture du Nord  con banderas y guardando silencio, de vez en cuando se escucha surgir algún grito sofocado por las peticiones de silencio del resto de los presentes. No estoy con mis amigos mucho tiempo, intentan quedar para salir el sábado de marcha y me piden que salga con ellos. No sé aún lo que voy a hacer y me disculpo.

Estoy comiendo una pera como cena y mi eterno yogurt mientras preparo unos trabajos de la oficina cuando suena el teléfono, estaba haciendo tiempo esperando la llamada de Nico.

-¡Daniel!

-¡Nicolás!

-Te amo vida mía, mañana vuelvo a París, ¿te apetece ir, o igual prefieres que vaya yo ahí y hablamos un poco?  -sé que lo está pasando mal y me duele porque yo también quiero estar con él y por que, por extensión o capilaridad, al saber lo que él padece me pasa su sufrimiento, cada vez se vuelve más tierno y sensible haciendo que mis remordimientos me atormenten.

-Creo Nico que debemos esperar, la semana próxima sería un plazo razonable, ¿qué te parece?  -como me cuesta hacerle esto, me como las uñas cosa que nunca he hecho, mordiéndolas con saña para contener el llanto.

-No importa, saldré con Tommy o con Lorian y Alan, no pasa nada.  –su voz suena animada para no cargar sobre mí su angustia, así es él, un ser excepcional y precioso.

-Vale, entonces ya quedaremos, ¿cómo está el ambiente en Francia?

-Los ánimos están encrespados y también hay mucha tristeza e indignación.

-En España todas los noticieros hablan de lo que sucede ahí, el atentado ensombrece las noticias nacionales… Daniel, ¿puedo llamarte alguna vez, no quiero molestarte?  -¡joder!, qué congoja me está entrando.

-Cuando lo desees o me necesites.  –intentamos hablar de otras cosas y me pregunta por el regalo de Rayhan y si le ha gustado, me he podido aguantar hasta cortar la comunicación, en ese momento he comenzado a llorar y sin saber el motivo real y concreto de mi llanto he pasado horas llorando.

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