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Georgina… toda una vida de travestismo. CAPÍTULO 18 MI RUTINA CON MI MACHO

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Durante las dos semanas que Raúl permanecía en casa nuestra rutina era más o menos la siguiente: al despertar por la mañana lo primero era: que Raúl me culeara durante un buen rato para finalmente cuando estaba por venirse, sacaba su verga de mi culo y me daba a beber su rica leche, la cual yo bebía sin desperdiciar ni una gota, limpiando con mi lengua y boca su rica vergota hasta dejarla limpia.

Después nos bañábamos nos vestíamos y yo le preparaba su desayuno a mi amorcito, desayunábamos y Raúl me acompañaba a la escuela…  era complicado ya que salía de casa vestida de mujer, Raúl me llevaba a un centro comercial cercano, ahí me cambiaba de ropa y me vestía de hombre (fuchi) porque tenía que asistir a la escuela y a mi trabajo como niño…yo odiaba que Raúl me viera vestida de hombre, antes de nuestra relación no me importaba que me viera como hombre, pero a raíz de que me rompió el culo yo sentía repulsión que Raúl me viera usando ropas de hombre, ahora solo me importaba verme femenina para él. En fin…

Después de cambiarme de ropa Raúl me acompañaba a la escuela y ahí nos despedíamos como si fuéramos solo un par de amigos, a mí eso me deprimía un poco… yo hubiera querido despedirme de el cómo su novia pero era imposible.

Ya en la escuela me concentraba en mis estudios pues sabía que la única salida para mi situación era terminar mi carrera de medicina y poder independizarme completamente para realizar mis anhelos. No es por presumir pero yo era la estudiante más brillante del salón… por esa razón mi queridísima profesora me ayudaba tanto. Decía que veía mucho potencial en mí.

Bueno… el caso es que saliendo de la escuela me dirigía directamente a mi trabajo en el hospital y ahí me distraía concentrada en mis labores diarias.

Yo no sabía que hacia Raúl durante mi ausencia fuera de casa, y la verdad nunca me lo pregunté, yo solo sabía que al regresar por la noche lo encontraría en casa y lo tendría solo para mi durante dos semanas

Al llegar de mi trabajo me bañaba rápidamente, me ponía ropa cómoda y sexy, casi siempre era solo algún brassier pantaleta haciendo juego un liguerito con medias y zapatillas de tacón mediano para caminar con comodidad y así vestida o desvestida le preparaba su cena a mi macho, cenábamos, veíamos algo de tv mientras bebíamos algunas copas (Raúl me estaba acostumbrando a beber, porque sabía que estando ebria yo perdía todos mis escrúpulos y eso me hacía más sumisa, ahora sé que Raúl me quería convertir en su perrita sumisa)

Mientras bebíamos y fumábamos viendo la tv Raúl siempre comenzaba a meterme mano y a ponerme cachonda, preparándome para la inminente cogida… yo por mi parte feliz de recibir las caricias de mi hombre y esperando con ansias locas sentir su divina vergóta taladrándome el culo.

Cuando ya estábamos suficientemente cachondos Raúl me llevaba a la cama y comenzaba el desfile de sensaciones en mi cerebro embotado por el alcohol y la calentura, en ese estado solo pensaba en una cosa ¡verga, verga y más verga! No había espacio ni tiempo en mi mente para otra cosa mi universo giraba alrededor de la verga de mi macho, perdida en la calentura no me importaba que Raúl abusara de mí, en alguna parte de mi mente se despertó el gusto por ser maltratada, ultrajada, violada,.

de alguna manera Raúl estaba despertando en mí el gusto de ser una perra sumisa, inconscientemente me daba cuenta de eso, pero perdida en mi cachondez y putería solo me dejaba llevar permitiendo que mi parte puta se impusiera sobre mi parte racional, yo bloqueaba inconscientemente esa vocecita que me advertía: ¡cuidado Gina, estás jugando algo muy peligroso, estás apostando a perder tu orgullo y dignidad por un pedazo de verga!

Conocía y sabía los riesgos pero con tal de mantener mi culo satisfecho permití que Raúl me humillara y abusara de mí a su antojo.

Como siempre lo hacía últimamente me jaloneó y me tiró sobre la cama ordenándome: ¡órale pinche puta encuérate y abre las patas porque te voy a culear! ¡Obedece hija de puta te voy a destrozar el culo a punta de vergazos culera! ¡Ponte en cuatro patas como la perra que eres!

Yo respondía: ebria de alcohol y calentura ¡si papacito lo que tú quieras! ¡Pero por favor cógeme, rómpeme el culo papi! ¡Abre mi cola con tu vergóta papacito, lléname el culo de leche! ¡Soy tu perra, soy tu perra papi!

Raúl ya ni siquiera se tomaba la molestia de prepararme simplemente me montaba como a una perra cualquiera metía su verga en mi culo sin lubricante, sin dilatarme siquiera simplemente hundía su verga en mi culo haciéndome ver estrellitas de dolor, yo aullaba como cerda en matadero por el dolor pero le rogaba sumisamente: ¡méteme la verga papi métemela toda, hasta los huevos! ¡Rómpeme el culo papacito!

El roce de su vergóta taladrando mi culo sin lubricación exacerbaba mi calentura haciéndome hervir de cachonda.

Raúl enardecido por mi sumisión mientras me enculaba estando yo a cuatro patas y el encima de mi montándome, cogiéndome, culeándome como a una perra, se ensañaba conmigo jalándome de los cabellos y azotando mis nalgas hasta dejármelas todas amoratadas. Yo en lugar de protestar le pedía más y más ¡cógeme más fuerte papi! ¡Destrózame, hazme pedazos el culo! Yo estaba perdiendo mi orgullo y mi dignidad a punta de verga, mi interés se centraba en esa deliciosa y monstruosa verga que causaba tantos destrozos en mi culo, movía mis nalgas en círculos y de atrás hacia adelante tratando que la verga de mi abusador marido entrase más profundo en mi culo, ¡quería tragármelo entero! ¡Quería tenerlo dentro de mi cola por completo!

Cuando se cansaba de culearme en esta pose me tiraba sobre el colchón y a jalones me ponía de lado sobre mi costado, me ordenaba: ¡abre las patas puta que te voy a retacar ese culo de verga!

Yo sumisamente obedecía poniendo mi cara más puta sostenía mi pierna con mi mano libre le ofrecía las nalgas a mi macho para que me culeara a gusto, aún seguía procurando que Raúl me cogiera con algunas prendas femeninas puestas pero el siempre insistía en encuerarme casi toda así que a lo único que me negaba sistemáticamente era desprenderme de mis prendas de niña.

Aunque me gusta que me culeen en todas las posturas posibles mi favorita es yo montada en mi macho frente a el para poder abrazarlo, totalmente abierta de patas y con mi culo totalmente ofrecido a él, me encantaba ver los ojos de mi macho mientras me cogía y ver su expresión de placer, pero últimamente solo veía en los ojos de Raúl una mirada de rabia, de odio o no sé pero no me gustaba su mirada cuando me culeaba, sentía que me veía como a una “cosa” un objeto una muñeca ya no había amor en su mirada…

Entonces comprendí que tenía que hacer algo drástico para recuperar a mi hombre, el resto de esa semana seguimos nuestra rutina habitual y permití que Raúl me culeara a su gusto pero siempre mientras estaba en la escuela o en mi trabajo pensaba y repensaba en mi situación: por un lado mi culo estaba feliz recibiendo verga todas las noches o en ocasiones durante el día, pero mi cabeza era un caos sabía que si no frenaba a Raúl el iba a terminar haciendo de mí una perra sumisa, y realmente yo no quería eso… o sí? Cierto que mi culo salía ganado pero yo perdía autoestima y confianza en mí misma, así que decidí seguir nuestra rutina hasta que Raúl regresara al colegio militar y entonces tendría dos semanas a solas para pensar que hacer.

Cuando Raúl se fue sentí que mi relación estaba en peligro así que tenía que pensarlo bien, dos semanas manteniendo mi culo satisfecho a base de consoladores todas las noches, llegaba a casa me banaba me ponía algunas prendas femeninas para no perder la ilusión de ser mujer y acostadita en mi cama me acribillaba el culo sin piedad tal y como Raúl lo haría, con mi colección de consoladores mantuve mi putería a raya esperando el regreso de Raúl para hablar con el y buscar una solución.

No sabía que mi decisión iba a desencadenar una serie de hechos que trastocaron completamente mi vida, en ese momento solo me importaba mantener a Raúl a mi lado, recuperar mi dignidad y autoestima, pero sobre todo debía conservar al macho que me surtía de verga y leche tan eficientemente… en pocas palabras mi prioridad principal era: mantener a mi culo satisfecho y lleno de leche sin perder mi dignidad.

Si bien yo adoraba, amaba, idolatraba a Raúl, me di cuenta que lo que más amaba de el era su prodigiosa, deliciosa y rica verga, después de todo esa verga fue la que me rompió el culo por primera vez, esa era mi primera y única verga, esa verga me había abierto el culo y la mente a mi nueva vida, esta vida que si bien no era perfecta era lo más cercano a una vida plena y feliz.

Cuando Raúl regreso….

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