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Fantasías sexuales (1). Violentada por cinco machos vergones.

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Después de muchas vueltas la camioneta entra en un garaje. Mi corazón latía con fuerza. No sabía que iba a pasar, tenía miedo, no quería morir, menos ser violada.

 Por qué me secuestraron, para qué me secuestran. No soy de familia adinerada. Busco respuestas a estas preguntas, no las encuentro.

 Una mano me toma con fuerza y me saca de la camioneta,  su voz es amenazante : perra, si te opones de matamos.

 Me dejo llevar, como mínimo son cinco hombres y quizás un sexto, el que abrió la puerta del garaje.

 Camina, no te resistas,  tienes que ser una puta obediente.

 Las voces resuenan por todo lado, estoy casi paralizada, tiemblo, siento que me desmayo.

 Alguien me toma con fuerza, me levanta, me acuesta sobre algo, quiero preguntar. Me esposan. Presiento lo peor, abren mis piernas,  empiezo a llorar, estoy horrorizada, tiemblo. Estos hijos de puta me van a violar. Mis calzones son arrancados, también mi vestido, el horror se incrementa, mis lágrimas aumentan, pero no puedo gritar ni moverme. Espero lo peor.

 Que téticas de perra tiene, que concha se manda esta perra. Mi temblor se incrementa con estas palabras, siente que viene lo peor, presiento que estos malparidos me van a me van a destrozar.

 Silencio, todo queda en silencio. Escucho sus respiraciones, me imagino su mirada de machos depredadores, excitados, listos para destrozar su presa.

 El silencio me aterra, tiemblo como si estuviera con fiebre de 50 grados, mis labios y la garganta están resecos. Siento que me voy a desmayar, el horror no me deja pensar. De pronto, siento un escupitajo sobre mi vagina, una lengua que me  lame y me chupa.

 Me estremezco, me tomaron de sorpresa. El miedo se combinó con la estimulación, sentí placer, por qué placer si estoy siendo violentada. No puedo gritar, no puedo pedir auxilio, no siquiera gemir por la chupada de mi sexo.

Instintivamente quiero  cerrar las piernas, no puedo,  recuerdo que estoy esposada y amarrada, pienso en una camilla ginecológica.

 El tipo que me la chupa lo hace bien, lo hace rico. Me tranquilizo un poco, pero el miedo no desaparece,  sigue  latente,  estoy en manos de depredadores sexuales y pueden operar de cualquier manera, pasar en menos de un segundo a la violencia, entrar en un torbellino de vejámenes a mi cuerpo.

 El hombre que me la chupa detiene su “caricia”. De nuevo hay silencio, de pronto otro escupitajo, otra lengua devora mi sexo,  baja hasta mi ano, me lo chupa, me lo lame, lame y chupa mi culo y mi vagina.

 Es una lengua más ruda que la anterior. Confieso que me mojo y el place me hace retorcer. Me siento humillada, me siento desvergonzada. Estos tipos me secuestran, me están violentando y empiezo a sentir placer. ¿Por qué esta contradicción?

 La lengua que chupa mi ano y mi vagina me hace gemir hacia mi interior. Es un gemido profundo, que no puedo detener, como no lograr parar el placer que inunda mi cuerpo.

 A la perra le gusta.

 Escucho la voz, por fin otra voz, una voz que no me insulta y atemoriza, una voz que reconoce mi placer. Es una voz de macho arrecho, siento su excitación.

 Mira sus tetas, ya se empitono. Enseguida dos bocas se ocupan de mis pezones.

 Me están chupando las tetas, la vagina y el culo de forma deliciosa, estoy gimiendo para adentro, la mordaza no me deja gritar el placer que estoy sintiendo.

 El miedo y el temor  siguen latentes, desaparecen, regresan. No puedo creerlo empiezo a mojarme, a gozar, a disfrutar. Me están violentando pero estoy gozando. Es una contradicción?

 Tren lenguas a la que se suma una cuarta, que solamente se ocupa de mi culo. No resisto y termino teniendo un super orgasmo, que se intensifica cuando dos y después tres dedos entran en mi concha y uno desfonda mi culo.

 Ahora me chupan las tetas, y me meten los dedos por el culo y por la cuca. Empiezo a desear una buena verga para que me quite la calentura que siento. Llega el segundo o el tercer orgasmo.

 El miedo y el terror han desaparecido, el placer me inunda, solo pienso en términos de gozo, quiero verga, quiero que estos tipos me den verga y me hagan chillar. Solamente pienso en el deseo, quiero que me pichen por todo lado.

 Me quitan la capucha y la venda de los ojos, mis captores están encapuchados, desnudos son cinco tipos, tres negros y dos mestizos. Musculosos, no resisto y miro sus vergas, bien dotados, una muy grande, dos grandes y el resto tirando a grande. Están erectos, la tienen paradas, se acercan, no tengo miedo, quiero mamar.

 Observa la puerta, está cerrada, no puedes escapar, te vamos a soltar pero no intentes nada porque te matamos perra. De nuevo el insulto, la amenaza, la advertencia. Regresa el terror, el miedo, pero acompañado de deseo, cinco vergas ricas, grandes, lechosos. Si me matan me matan después de haber gozado, triste conclusión, pero eso es lo que pienso.

 Me sueltan de pies y manos, los miro, me miran, se masturban. Se acercan, el olor de los cinco falos erectos me invade, me arrecha. Estiro mi mano y toco,  los  masturbo, sus manos me recorren, acarician mis tetas, se hunde en mi vagina. Quiero mamar.

 Caigo de rodilla, el piso esta alfombrado, las vergas como lanzan amenazante están sobre mí. No resisto y chupo, escojo la más grande, me encantan las vergas grandes. Masturbo dos, una cuarta se turna con la vergota, entran y salen de mi boca, el quinto me chupa el culo.

 Me pongo en cuatro, así puedo mamar y pajear, pero dejar que me laman y chupen. Estoy en un carrusel, vergas que entran en mi boca, pollas que acaricio con mis manos y lenguas y dedos que me abren.

 El más fuerte me carga y me lleva de nuevo al banco ginecológico, llego el momento. Me abro de piernas. Pido condones, ríen los usan.  El hombre de la vergota se acerca, los demás lo rodean. Esta erectos, me la soba, gimo, se arrecha más y me la mete con fuerza.

 Chillo por el vergazo, me abrió, casi me parte, pero que delicia, que placer con el segundo pollazo, chillo pero llegan las vergas a mi boca y a mis manos.

 Se turnan para darme verga y ponerme a mamar. Es una sensación novedosa para mí. Los tamaños de sus vergas me dan placeres infinitos, no he terminado con una y llega otra diferente. Me corro y en plena corrida las pollas rozan mi boca, me la abren y me follan, o un pene distinto me perfora la chocha  o se ancla en mis manos.

 El coro de perra, zorra, traga vergas, chupa pollas, es de nunca acabar, son voces y tonos distintos, todos me arrechan más. No puedo responder, mi boca está llena de vergas. Sólo una vez le digo a uno de ellos, dale cabrón, méteme ese verga, haceme gritar malparido.

 Me siento mareada de placer, siento que han pasado por mi sexo las cinco vergas, cada una dos o tres veces, a todas las he mamado y  masturbado. Estoy ebria de placer.

 El hombre de la verga grande,  me vuelve a coger, me la mete con rudeza, los otros miran, me penetra con fuerza, su verga entra sin tallar, estoy muy abierta y lubricada. Empieza a gemir, me la saca, se quita el condón, se acerca y recibo un chorro de leche en la cara, un escupitajo de semen, cae en mi pelo, el otro en mi nariz y labios, el tercero en los cachetes.

 Me corro, siento un nuevo orgasmo. No he terminado de gozarlo cuando me levantan  y me sientan sobre una verga. Termino de correrme en el nuevo falo que me engancha, voy a reaccionar, cuando otra polla presiona mi ano. Me van a dar por el culo, que delicia, me relajo, no es un pene pequeño, es grande, siento algo de dolor, entra. Me voy a cagar de placer, entra, sale, entra, sale. Se acompasa con la polla dela vagina, me empiezan a dar, gimo, las dos verga restantes aparecen  y me llenan la boca.

 Me están dando por el culo. Me van a sacar la mierda de tanta verga que recibo, mi boca esta hinchada de tanto mamar. Empiezo a desfallecer.

 Los dos hombres que me están dando se intercambian. Otro grosor de verga en mi ano. Es un poco más pequeña que la otra pero igual de gruesa. El tipo que me rompe el culo, me da duro, su amigo se para, no pueden seguir el ritmo, en tipo me insulta, los otros miran como habla y me encula.

 Me dice que tengo un culo rico, que le voy a sacar la leche con el orto. Me pregunto dónde la quiero,  que es el culo más rico que se ha pichado. Se quita el condón y me da vuelta y su leche cae en mi vientre y en mis tetas.

 El que me tiene ensartada por la vagina se para, me carga, su verga ha perdido dureza, me sienta el banco ginecológico y me da verga de nuevo. Se le pone dura.la saca y me contrapuntea, un pollazo en el culo, otro en la chocha. No resisto y pido que me dé, que siga. Me clava con fuerza, siento como mi ano se abre por el vergazo y después la vagina, para volver a sentir el placer de ser penetrada por el culo.

 Sus ojos se inyectan de sangre, su saliva se ve viscosa, se saca el condón y me clava la verga en la boca, se corre a chorros, no resisto, trasboco, me la saca, el semen sale por la comisuras de los labios, busco tomar aire, cuando otra polla entra en mi culo. El tipo se concentra, está en silencio y se corre rápidamente adentro. Siento su pene  palpitando, expulsado semen y llenando el preservativo de leche.

 Queda un hombre. Me mira, esta erecto, se acerca. Hazme la paja. Tomo su verga y lo masturbo.  Pasan uno o dos minutos y me pide que abra la boca, sus chorros de semen me invaden, otros pegan en los labios y uno en la nariz. No te la tragues,, se acerca gimiendo y me besa, me pide que se la escupa en su cara. Le devuelvo su semen, me limpio con la mano. El líder me habla.

 Vamos bebe, vístete, debemos devolverte, termino la fiesta.

 No me ponen capucha, solo unas gafas negras, no veo nada. La camioneta sale y da vueltas. Se  detiene, se abre la puerta y me bajan. Arranca. Me quito los lentes, estoy en el mismo lugar donde me secuestraron. Han pasado tres horas.

 Empiezo a temblar y a llorar. Me siento ultrajada, violentada, culpable de haberlo permitido.

 El timbre del teléfono me saca de mis pensamientos, es Eduardo, mi amigo, mi amante, le digo que venga a casa. Me dice que viene en camino. Cuelgo, bajo mi mano, estoy encharcada y con deseos de tener sexo, de tener una verga real y no cinco imaginarias como las de la fantasía que acabo de contarles.

 

 [email protected]

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