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35.2 Preparando mí viaje a Londres

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Hoy, después de llegar y estar tumbado un ratito en casa, disfrutando del silencio que reinaba en el jardín del patio, me preparo para ir a visitar a Evans, a bailar un rato y hablar con Telmo y los demás. Rayhan y Denís llegan en ese momento, prefieren pasar el tiempo en mi casa,  estudiando o lo que sea, me parece estupendo porque hace un frío espantoso en la calle. Estoy un rato hablando con ellos antes de meterme en el baño y luego les pido que escojan mi ropa, prefiero llevar la que a ellos les guste, así se que habré acertado si ellos me ven bien.

-Rafael, ¿quieres venir a bailar?, serán solo unas dos horas, nos retiraremos pronto a casa que mañana tengo trabajo.  –se me ha ocurrido llamarle en el último momento y si no está ocupado podemos divertirnos ese tiempo.

-Muy bien, ¿voy a recogerte a tu casa?  -convenimos quedar cerca de la disco ya que nos coge a mitad de camino aunque algo desviados.

Entramos en la sala y nos dirigimos a las mesas del fondo, donde siempre se reúnen mis amigos. Como pensaba Ray y Denís han sabido escogerme la ropa, a Rafael le ha encantado echándome piropos que me han puesto rojo y a la vez contento, es un chico homosexual, de acuerdo, polivalente al que también le gusta que se le vea que manda, debe ser innato en los descendientes del fallecido e invicto general.

Nos ponemos a hablar y Rafael no espera a que llegue el camarero, va directamente a la barra para pedir una consumición,  un rato después llega Telmo.

A partir de ese momento Rafael no tiene ojos más que para el chico nuevo, le llama mucho la atención y les veo hablar alegremente.

El ambiente se va animando y suben el nivel del sonido de la música, sé que desde ese momento va a resultar imposible el hablar sin gritar para entendernos. Les dejo para ir a saludar a Evans que no termina de bajar. En la barra me dicen que está en su casa y que puedo subir si quiero, viene a recogerme al pasillo y entramos en lo que es su casa.

-¿Cuándo vuelves a París?  -es su primera pregunta después de darme un abrazo.

-No lo sé, tengo que ir el viernes a Londres para ver a un amigo enfermo, este fin de semana no va a poder ser.

-Hace tiempo que no hablo con Lorian, no tengo noticias.  –sé que lo que le interesa es saber de Alan pero no pronuncia su nombre.

Vamos a su despacho y estamos un tiempo hablando hasta que la conversación decae y  me levanto para bajar a la sala de baile, he dejado a Rafael solo mucho tiempo pero en el momento de ir hacía la puerta me parece ver en uno de los monitores a Faustin con Telmo.

-Mira Evans, en esa habitación esta Faustin con el chico nuevo, puedes dejar la cámara fija un momento.  –Evans me mira frunciendo el ceño.

-¿Te interesa lo que pueda sucederle a ese chico?  -maniobra en el cuadro y las tomas de imágenes se ralentizan.

-Esa es, detenla un momento.  –en la imagen aparecen en un tercer plano y no se aprecian las expresiones de las caras, están los dos desnudos, Telmo permanece arrodillado delante de Faustin,  con la cabeza entre sus piernas y esté inclinado sobre su espalda juega con la mano en su culo acariciando las nalgas y adivino que metiéndole los dedos en el ano.

-¿Puedes acercar la cámara?  -el cuerpo de Faustin oculta el rostro de Telmo, deja de hacer su labor en la verga de este y retira su cara que ahora se le ve, parece estar disfrutando y en estado de pasarlo bien con sus ojos cerrados y mordiéndose sus labios.  Evans me mira interrogándome con la mirada.

-Ya vale, puedes poner las cámaras como estaban. –no necesito ver más, aparte de lo que quería comprobar, y notar los cuerpos tan perfectos que los dos tienen, uno camino de realizarse y el otro en la plenitud de su momento de iniciada madurez.

- Daniel, ¿qué es lo que te inquieta?

-Quería saber cómo le trata, me sorprendieron unas palabras que escuché a  Paul y Faustin hace algún tiempo, pero estaba equivocado y veo que le trata diferente a como imaginaba que fuera.  –Evans me sujeta del hombro.

-Bajo contigo a la sala, te preocupas demasiado y ya ves que no es necesario.

No entiendo el motivo de aquellas palabras de Paul, dichas para hacerme pensar cosas disparatadas y que ahora veo que no son reales, el motivo de que pretendiera alarmarme permanece en el secreto.

En la barra me despido de Evans, tiene que atender a unos clientes y busco con la mirada a Rafael, no logro encontrarle y me dirijo a la mesa, se encuentra en otra de al lado hablando y bebiendo.

-¿Por qué número de consumición vas ya?  -se lo digo en broma posado mi mano en su hombro, se levanta y me sujeta la cintura con el brazo.

-Vamos a bailar que te has perdido casi todo el tiempo. –me lleva hasta la pista y nos metemos entre el numeroso público que se está moviendo al ritmo de la música.

-¿Daniel?  -susurra en mi oído sujetando mis caderas por detrás.

-¡Dime!  -tengo que gritar para que me oiga.

-¿Vamos a mi casa?  Quiero follarte y llenar tu culo.  –me causa felicidad y alborozo la pasión que pone en sus palabras y lo fuerte que sus manos se cierran abarcando mi cintura, muevo mis caderas y empujo mi trasero para atrás, para rozar su bulto provocándole, luego me doy la vuelta y paso mis brazos por su cuello.

-Yo también lo quiero pero mejor será que lo dejamos para mañana, hoy no tenemos tiempo.  –se que va a protestar y callo sus palabras besándole intensamente. Los minutos de nuestro beso se alargan y sus manos no se detienen entrando por la cintura de mi pantalón y el slip hasta tomar contacto con las redondeces de mis glúteos acariciando mi carne.

-Nos van a ver.  –le hablo entre risas, satisfecho de sentirme deseado de esa manera.

-Te dejaría sin ropa y te follaría delante de toda esta gente.  –aprieta mis nalgas para que mi entrepierna se funda con la suya.

-No nos calentemos más, bailemos sueltos. –le empujo para separarlo y subo mis pantalones que los tengo a medio culo.

Procuro que mi cabeza deje de pensar en lo que ahora me apetece y me sumerjo en la música y el ritmo con el que debo mover mi cuerpo.  Me gusta sentirme su antojo y que me ansíe, porque realmente yo estoy en la misma situación.

Nos seguimos divirtiendo y cambiando de parejas, notando la excitación del público, más notorio cuando la fiesta avanza y los cuerpos se calientan.

Cuando va a buscar otra consumición le digo que ya es la última y después  de que la termine nos prepararemos para marchar, en un momento he visto bailando a Telmo, intento buscarlo ente las luces que me ciegan pero no le encuentro.

Cuando llegamos a la Plaza le despido, es tarde y no quiero que nos entretengamos, quedamos para vernos mañana a la tarde en la piscina.

No tomo más que un yogurt de cena y me meto en la cama.

**********

 

Ha sido imposible acudir a las reuniones, mi jefe ha preferido que atienda la visita de unos clientes en su recorrido por la fábrica, llevo cinco meses trabajando y no es que conozca todo, ni mucho menos, pero sí lo suficiente para mostrar nuestros procesos de fabricación o hacer de relaciones públicas, al final los aspectos técnicos los explica el director de cada línea de fabricación.

Vienen de la vecina Bélgica y es sencillo el entenderse con ellos en francés. Para la comida mi jefe les acompaña fuera de fábrica y yo hago la mía en la cantina con Elie. Me viene de maravilla el que mi jefe retrase su vuelta, así puedo encauzar mi trabajo y ver las notas que Elie ha tomado por mí en las reuniones.

Hace frio cuando llego al centro deportivo y necesito tomar algo caliente antes de meterme en el agua de la piscina, charlamos un rato en la cafetería y observo a Rafael distraído y mirando de un lugar a otro como si buscara a alguien.

En un momento estamos rodeados de público  y saludamos a un grupo de chicos que entran cuando nosotros salimos camino de los vestuarios para cambiarnos de ropa, ahora más animado al haber entrado en calor me siento revivir.

Cuando llegamos a mi casa Ray y Denis están estudiando, muy formales rodeados de libros y el ordenador sobre las rodillas de Denis. Rayhan me ayuda a colocar mis cosas mientras Rafael habla con el otro chico, me cambio de ropa y nos despedimos, voy a acompañarle hasta su casa.

-Parece que has hecho amistad con Denis.  –Rafael me sujeta del brazo mientras atravesamos la Plaza.

-Resulta un chico simpático y aunque muy joven, se puede hablar y pasar el rato con él.  –llegamos a su casa, hoy a diferencia del martes, nuestro proceder es calmado. Saludamos a Ramón y su novia que están en la cocina y les dejo hablando para ir hasta el salón. Tienen la televisión encendida y hay una tertulia donde hablan de la visita del nuevo primer ministro  griego, Alexis Tsipras, al Presidente de la República, François Hollande.

Cuando llega Rafael se sienta a mi lado en el sofá, trae en su mano una manzana a la que mordisquea y me ofrece para que la muerda, la rechazo ya que lo que yo deseo es morderle a él en lugar de a su manzana.

-¡La que ha organizado éste en Europa!, se refiere a Alexis Tsipras.

-Se lo van a merendar.  –durante un momento parece interesado en lo que hablan, me acerco a él para que se dé cuenta de que tiene visita y termine de comer.

No acaba la manzana y marcha para tirar lo que no quiere, a su vuelta se sienta en el mismo lugar pero ahora pasa su brazo por mi cuello llevándome hacia él para besarme en la boca que le sabe y huele a lo que acaba de comer.

-¡Joder como me calienta ese chico!, Telmo. Después de que te fueras llegó un tipo, empezaron a hablar y se alejaron un poco del grupo, no perdía detalle, agarró la mano de Telmo y se la llevó para que le tocara la bragueta, parecía que le gustaba y no dejaba de masajearle, luego le metió mano debajo del pantalón, se le arrimaba y al final se lo llevo. Desparecieron de escena.  –acariciaba su bulto y me miraba lujurioso.

-Sería un cliente de Telmo y éste estaría haciendo su trabajo.  –no iba a confirmarle lo que seguramente él suponía que sucedía.

-Ese era más que un cliente, se portaban como si se conocieran y fuera su amante o algo así. Puedo pagar para estar una noche con él, mira como me pone de pensarlo solamente.  –se portaba como un exhibicionista mostrando la dureza bajo su pantalón.

-Si quieres podemos estar los dos, yo lo pago todo.  –solté una risita suave y me tiré sobre él comenzando a sobarle la polla por encima de la tela.

-Te ha causado impresión y si lo deseas hazlo, pero ya te dije que si quieres solamente tienes que hacerte amigo de él, tú le agradas, le he visto las miradas que te dirige.

-Y a ti también te mira para comerte.  -creo que Rafael está equivocado.

-No creo que sea eso, puede ser agradecimiento por alguna cosa que pasó cuando nos vimos las primeras veces. –su verga estaba a punto de romper las costuras de su cremallera o hacerla saltar por los aires de lo dura que la tenía, se la apreté con delicadeza, la sentía arder en mi mano.

Baje la cremallera y solté el botón de la cintura, se abrió el camino al bóxer amarillo que contenía su polla, manchado de sus líquidos y cuyo olor delicioso me llegaba.

Empujó con fuerza mi nuca para que llevara mi boca a su verga. Pocos minutos después suspiraba de placer por el trabajo que le hacía mi boca.

-¡Joder!, que bien la chupas.  –aspiraba con fuerza llevándola hasta el fondo de mi garganta, aplastando su jugoso glande en él.

-Si sigues así voy a llenarte la boca de leche, vas a lograr que me corra. –dejé de mamar para mirarle, se le notaba la excitación y tenía el rostro rojo, el abundante precum que salía por su uretra llenaba mi boca de sabor a verga.

-Si tú quieres, y luego tienes fuerza para metérmela por el culo, no me importa.  –le sonreí malicioso y sin contestar volvió a empujar mi cabeza para que volviera a mi labor.

Mientras mamaba despacio y lamiendo con fruición y gusto, fui tirando de sus pantalones para quitárselos, cuando le tuve denudo de medio cuerpo abrí sus piernas para atender también sus testículos que colgaban esperando las lamidas de mi lengua.

No me cansaba de jugar con sus huevos, lamiendo uno y el otro, subía hasta el capullo de su polla para recoger sus jugos y esparcirlos bajando por el tallo de su pene, degustarlos pasando la lengua por mi paladar. Subí mi mano izquierda para acariciar su pecho y jugar con sus pezones pellizcándolos y acariciando las aureolas mientras disfrutaba de tener su polla en mis labios dándole dulces y sonoros besos.

Suspiraba y acariciaba su vientre delineando sus abdominales y hundiéndolos con mis dedos, se quitó la camisa y lo tenía desnudo para tocar lo que quisiera.

De repente retiró mi cabeza de su entrepierna, se puso de pie y recogió su ropa.

-Vamos a mi habitación para estar más tranquilos.  –con la emoción de tener su polla en mi boca había olvidado que Ramón y su novia andaban por algún lugar de la casa, aunque no creo que se sorprendieran si nos vieran en acción, le seguí apretando el bulto de mi ingle que me dolía. Al entrar comenzó a desnudarme mientras me besaba, fue fácil retirar mi chándal y bóxer, cuando me tuvo desnudo se tiró en la cama.

-Venga continua lo que estabas haciendo que luego quiero romper tu  culito.

Me tiré encima de él y me apoderé de mi tesoro que me había quitado anteriormente, ahora le reposaba más tranquila y un poco morcillona pero enseguida le di el placer necesario para que cogiera consistencia, me coloqué a horcajadas sobre él pero en el otro sentido, dejando mi ano y polla cerca de su boca y volví a mamar como un niño que hace sus deberes y espera su premio.

Mis labios rodeaban amorosos su capullo y mi lengua lamía su rojo, brillante, húmedo y terso glande, trataba de meter la punta por su agujero y a veces conseguía introducir un poco arrancando suspiros de su boca que tenía que dejar de comer mi culo.

-Métela entera, entera, por favor métela toda.  –y entera entraba en mi boca llegando a mi garganta, ya no me daban arcadas, podía tenerla toda en el calor y la humedad de mi boca. Hacía movimientos para arriba follándomela y me dejaba encantado aunque a veces me raspaba pero su sabor y textura me volvían loco.

Dejó de meter su lengua en mi ano para gritar y temblar soltando largos chorros de esperma en mi garganta, no podía tragarlo todo y escurría de mi boca cayendo sobre sus testículos, resultó un momento glorioso saborear sus últimos chorros, ahora sin fuerza, que llegaban a mi lengua y los podía retener.

Bañaba la cabeza de su verga con la leche que tenía en la boca dejándola que resbalara a lo largo de su tallo para volver a meterlo todo él en mi boca y arrastrar su semen y volverlo a dejar escurrir hasta que poco a poco lo fui tragando todo y dejándole la verga limpia y brillante, sin rastro de su abundante corrida.

Me di la vuelta abandonando su pene, para poder besarle y contemplar su aún extraviada mirada.

-¡Qué rica está tu leche! Sabe deliciosa quiero que me la eches ahora en el culo.  –no podía casi respirar pero se echó a reír con una risa que era un sollozo.

-No sabía que fueras tan putito. Ven, déjame descansar un poco, enseguida me repongo.  –comenzó a darme besos suaves desde la frente a los labios y cuando llegaba a estos los lamía, ronroneaba de gusto abrazado a su sudoroso cuerpo.

-Saben a mi leche y me gusta a mí también.  –entonces abría mi boca y buscaba restos de su esperma que ya había desaparecido pero su sabor y olor seguía allí presentes.

Se colocó arrodillado y besaba mi pecho mordiendo mis tetitas y lamía mis sobacos, comenzó a bajar con sus besos hasta mi ombligo y mi vientre que se movía agitado, no toco para nada mi polla y continuó por mis muslos y las piernas.

-Eres delicioso, Daniel, que piernas más bonitas tienes, todo tu eres precioso y no me cansa acariciarte. -me dio la vuelta e hizo el camino contrario, empezó lamiendo mis pies y terminó en mi nuca, se entretuvo en mis redondas nalgas mordiéndolas y amasándolas, metiendo su lengua en los hoyitos que se me hacían en la baja espalda.

Se colocó montándome con su verga entre mis piernas, tiraba de mi pelo para que levantara la cabeza y mordía mi nuca como el gallo dominando a sus gallinas cuando las monta para fecundar el óvulo.

Su verga estaba creciendo entre mis piernas y las apretaba para estrujársela y que sintiera el calor de mis muslos, se colocó tendido paralelo a mi después de situarme mirando al techo, levantó una de mis piernas para acceder con su mano a mi ano y acariciarlo, se me abría y cerraba ya loco, pasé mi brazo por su cuello y nos besábamos, con una pierna por el aire, llevo su mano a mi boca para que le dejara mi saliva y luego a mi ano metiendo dos dedos.

Notaba como su verga pinchaba en la entrada de mi culo y estaba deseoso de que me penetrara de una vez, el ano me palpitaba ansioso de su verga.

-Ya, ya Rafael, dale, métemela, fóllame.  –levantó un poco mas mi pierna y así, de costado comenzó a meterla, bufaba por el esfuerzo empujando como un toro y yo me le ofrecía todo abierto, levantando lo mas que podía mi pierna ayudado por él y separando la otra, con el tronco un poco girado, así tenía para él mi culo y poder hacerme lo que quisiera.

Comenzó a meter y sacar su polla muy tranquilo, parecía no tener prisa mientras a mi me devoraban las ansias de que me diera fuerte, de que me atravesara con su lanza, atraje su cabeza con el brazo que tenía pasado por su ello y le día un profundo beso, paró de meter y sacar para atender mi deseo de comer su boca y su lengua, luego lamía mi tetita mientras comenzaba otra vez a entrar y salir, llevé mi culo hacía él para que la metiera más profundo.

Se sentía excelso, poder pedirle que me besara u obligarle a ello y sentir toda su polla dentro de mi recto, llevaba mi mano derecha a mi ano para acariciar mi entrada y su verga al entrar y salir, estaba totalmente dilatado y abierto, de mi ano salían líquidos que esparcía en su polla cuando salía y luego entraba en mi entre chapoteos.

En una profunda entrada sentí un orgasmo que hizo que me contrajera, el placer era enorme y saltaban estrellitas de colores en mis ojos, manaban chorros de pre semen de mi verga por el roce de su polla en mi ano y algo más adentro.

Aun tuve otros orgasmos antes de sujetar con fuerza su cuello.

-Me corro, me voy, y luego gritos que ni yo me entendía y Rafael metiéndola más rápido y más fuerte haciendo que mi cuerpo se estremeciera y me agarrotara cerrando con fuerza mi ano.

-Rafael, esto es ¡¡¡ufff!!.  –mis abdominales seguían contrayéndose con una tensión muy fuerte, y luego calmándose como las olas al llegar a la playa y ser absorbidas por la arena.

Rafael había parado un momento sosteniendo mi pierna que había quedado muerta, cuando me repuse hice fuerza para que notara que yo podía tenerla en esa posición y comenzó a bombear mi culo con su pene de nuevo. Me acababa de correr en un glorioso orgasmo y seguía disfrutando de su mete y saca hasta que salió un grito de su garganta y se vino llenándome de su leche, Me dejó varios chorros que llenaron mi recto no ocupado por su verga, con su boca mordiendo mi tetita y echándole su saliva mientras murmuraba.

-¡Dios, qué bueno estás y que rico!

No había salido su verga de mi culo y me besaba el rostro y el pecho.

-Estas riquísimo putito mío.  –le devolví sus besos multiplicados por diez atrayéndole abrazado a su cuello.

-¿Más que Telmo?  -le dirigí una picara y erótica sonrisa.

-¡Oh, mucho más!, tú eres grandioso en todo, como persona y como amante.  –le premié por sus elogios y alabanzas besando y mordiendo sus labios.

Nos duchamos y después estuvimos un rato sentados en el salón hablando con Ramón que había aparecido, iba y venía de la cocina donde su novia trabajaba preparando la comida para cenar, nos marchamos ya que quería acompañarme hasta la plaza, la misma costumbre que tenía Evans. Era temprano pero quería llegar al estudio antes de que Rayhan lo dejara.

Mis dos chiquitos seguían en casa, ahora sin papeles y mirando algo en la pantalla del ordenador.

-Ray, mañana marcharé temprano, tengo que ir a Londres.  –tras unos segundos me contestó, se había quedado pensativo.

-Estaré aquí para llevarte a la estación no te preocupes, hablamos un rato más hasta que deciden marchar para coger el metro.

Llamé a Nico para confírmale que el viernes partiría para Londres y que le informaría de cómo viera las cosas personalmente. Como siempre fue un derroche de ternura y preocupación por mí. Preparé mi maleta para no perder tiempo el viernes y fui a la cama muy tarde.

*********

 

Casi todo el tiempo tuve que trabajar cerca de mi jefe, ayer no tuvimos tiempo prácticamente de hablar por la visita que tuvimos y que atendimos cada uno en su momento. Un día tedioso teniendo que realizar un esfuerzo mayor que en otros días para prestar atención en las reuniones, mi cabeza estaba ya en Londres.

Respiré satisfecho cuando a la tarde pude escapar de la cárcel que hoy representaba la fábrica para mí, cuando se acercaba el momento de ver a mis amigos mis nervios sufrían exponencialmente. Quería saber y el miedo al conocimiento me trastornaba.

A pesar del frío que hacía el día había estado soleado y la carretera estaba despejada y con escaso tráfico, era viernes y otras veces no se podía llegar a Lille haciéndoseme eterno el camino, hoy por suerte no era así.

En el estudio Ray me esperaba en el patio, recogía algún resto de nieve caída los días pasados, estuvimos charlando un rato y dejé todo en sus manos.

No había cambiado para nada aunque ahora tenía a Denís con él, continuaba siendo igual de cariñoso y atento y no me faltaban sus besos, un poco menos travieso y deseoso de mí o sabía disimularlo. Me llevó hasta la estación y no era necesario decirle nada, él sabía muy bien lo que tenía que hacer.

-Espero que lo encuentres todo bien y que vuelvas más tranquilo.  -me dio un abrazo de oso y me dejó  en el mismo parking sin estacionar el coche.

-Llámame el domingo cuando llegues, si tengo que recogerte no hay problema, estoy para ti.  –no pude evitar una lágrima que salía de mis ojos, tanto cariño y amor por su parte me parecía tan tierno, sujeté su cuello para darle un largo beso.

Después de los atentados y del accidente habido en el Eurostar hace unos días, en un tren de mercancías, cuando llegaba a esta orilla en Calais, la seguridad había aumentado y te lo registraban todo. Aparte de esas molestias, bien venidas por la seguridad, el viaje transcurrió sin incidentes. Al salir de St Pancras la temperatura se notaba más alta que en Lille.

Me dispuse a vaciar mi maleta, no era la hora ni el momento de pasar a visitarles. Me metí en la ducha y me vestí pensando en bajar al comedor del hotel o a una cafetería para tomar algo.

Entonces recibí la llamada de Gonzalo, quería que nos viéramos para hablar y darme la bienvenida, me pareció sumamente extraño que dejara su casa en estos momentos. Le di la dirección del hotel y quedó en que pasaría por aquí, solo tenía que esperarle.

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