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Mi hermana y el fin de semana

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Me acuerdo que aquel día perdí el tren que me debería llevar a pasar un fin de semana de ensueño con mi novia que vivía al otro lado del país. Volví a casa decepcionado, pues intenté conseguir otro pasaje y para esos días no quedaba nada. Mi frustración era total pues hacía meses que no veía a mi novia y esperaba esos días ansiosamente.

Volví a mi casa con la moral por los suelos, pues mi fin de semana fantástico se había estropeado. Sonreí sin ganas al abrir la puerta pensando en la cara que pondría mi hermana, ella pensaba que tendría la casa para ella sola todo el fin de semana. Entre pensando que no había nadie y subí a mi habitación a tenderme en la cama y desahogar mis penas en el mundo de los sueños.

Al pasar por la habitación de mi hermana vi que había luz y la puerta un poquito abierta. No le hice el menor caso, pues pensé que se la había dejado dada. Pero unos ruidos llamaron mi atención. Decidí mirar con cautela. No sé, la curiosidad me invadió. Así que, camuflado entre las sombras del pasillo, miré dentro. Vi a mi hermana desnuda encima de la cama. Ya la había visto antes, solo algunas veces y fugazmente en el cuarto de baño, siempre sonreíamos y ya estaba. Pero ahora era distinto. Ella estaba gimiendo, su mano estaba entre su entrepierna. Quise retirarme, pero mi cuerpo no obedecía a mi mente. Me fije en sus pechos perfectos, sus pezones rosados estaban erectos, en uno de esos movimientos quedo abierta de piernas en frente mía, su coño estaba chorreando, una pequeña hilera de vello púbico lo adornaba. Sus dedos volvieron a entrar en su coño, haciéndola estremecerse de nuevo. S otra mano acaricio su pezón. Yo, me di cuenta que mi mano estaba acariciándome le polla por encima de mis pantalones, polla que ya hacía rato que estaba erecta. Sabía que estaba mal, era mi hermana. Pero aun así me la saqué y empecé a maneármela observándola. Ella gimió fuerte, se estremeció, grito, ya que pensaba que estaba sola en casa y que do tendida en la cama recuperándose de su orgasmo. Su coño abierto quedo en mi dirección.  Al ver que ella había terminado me fui rápidamente a mi habitación, tenía miedo de que me viera. Me desnudé y me acosté. En mi mente solo podía ver a mi hermana masturbándose, solo tenía en mente ese coño tan rico. Mi polla comenzó de nuevo a tomar vida y yo automáticamente empecé a meneármela pensado en ese coño. la puerta se abrió y yo rápidamente disimule. Mi hermana se aproximó a mí, llevaba una bata de ducha puesta, toma asiento al lado de mi cama.

Nos miremos, allá echo la ropa hacia atrás y quede completamente desnudo ante ella. sentí algo de vergüenza, pues mi polla seguía empalmada. Tras ver sonreír a mi hermana, su mano me la acaricio, se puso de pie y se quitó la bata, quedando también desnuda delante de mí. Bajo sus labios hasta mi polla y comenzó a lamérmela. Yo ya había pasado de la sorpresa al más delicioso éxtasis. Segundos después sentí como me corría dentro de su boca, el placer fue increíble, pues era mi primera vez que me la chupaban hasta que yo acababa.

Ella se fue a mi cuarto de baño dejándome en la cama recobrando fuerzas, al salir se fue directamente hacia la puerta y antes de salir me miro y sonriendo me dijo que no hacía falta que la espiara y que cuando quisiera a una mujer o tuviera muchas ganas de follar que pensara en ella, que los hermanos están para cuidarse unos de los otros.

Ella tenía en esos tiempos 25 años, yo 28, han pasado algunos años más, los dos estamos casados, pero en vez en cuando nos reunimos los dos hermanos y disfrutamos de nuestro secrete íntimo.

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