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Peleas con el vecino 2°

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Pasaron los días y la relación ya había cambiado algo, Javi ya no ponía la música tan fuerte, pero si había comenzado a poner la misma estrofa antes de acostarme, al principio no le hacía mucho caso, pero comencé a mirarlo con otros ojos, me gustaba verlo entrar y salir coincidir en el ascensor para tirar la basura.

Una noche de esas coincidimos en el ascensor y dio la casualidad de que llevaba el pijama corto que se transparentaba , pero esta vez fue distinto , en lugar de ir protestando  sonreímos como si nada y cada uno a lo suyo , hasta que lo vi reír con la ceja levantada y mirando a la altura de mis tetas clareadas por el pijama, yo estaba avergonzada y con la cara colorada de ver lo que estaba haciendo, se aceleró la respiración y se erizaron los pezones , sin darme cuenta lleguemos a la planta baja donde estaban los contenedores, tiremos la basura y volvimos a subir y ahora era yo la que empecé a mirarlo descaradamente , le miré la boca, tenía los labios perfectos para ser saboreados, deseaba pasarle la lengua, morderlo, succionarlo,,,, dios! ¡Me estaba poniendo muy cachonda, bajé la vista de golpe al ver el bulto de su pantalón y era enorme!! Sin darme cuenta me mordí, mirándolo a los ojos para provocarlo.

Él se acercó y de un golpe me empujó contra el espejo, estaba tan caliente que el frescor en la espalda me alivió.

Acercó su cara y no pude resistirme, me puse de puntillas y paseé la lengua lento desde su barbilla y seguí lamiendo hasta la comisura, ya estaba en sus labios pero quería comerlo despacio disfrutando del poco tiempo que tenía, pasé mi lengua por el labio superior y succioné suave, luego por el labio inferior de lado a lado, pero esta vez chupé más fuerte queriendo arrancarlo de un mordisco para comérmelo, yo no dejaba de mirarle, podía ver su excitación en los ojos y su respiración alterada , en mi barriga sentí la grandeza y dureza de su polla, lo cual hizo  terminara de empapar mi pijama... el viaje se nos hizo corto y cuando lleguemos nos separemos y cada uno fue para su casa.

Esa noche estaba desconcertada, me había dejado llevar y me había puesto cachonda como nunca, me tumbé en la cama dispuesta a acabar con el quemor que notaba en la vagina cuando escuché la música y puse atención a lo que decía:

Me he cruzado con ella varias veces para tirar la basura,

Tan apetitosa que siempre me la ponía dura, por fin contacte con sus labios, mmm que sabrosura, desearía follarla sin ataduras.

Al ritmo de tan caliente estrofa entraba y salía los dedos de mi interior imaginando que eran los de Javi, imaginando, que era él haciendo que llegase a correrme entre gemidos y las últimas notas que traspasaba el muro.

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