Nuevos relatos publicados: 8

Mi ex

  • 7
  • 30.914
  • 8,36 (28 Val.)
  • 1

Mi nombre es Mónica y tengo 31 años, de cuerpo no tan delgado para que a muchos les guste, pero sí de buenos pechos y piernas. Esta historia pasó hace poco, les cuento llevo casi 7 años de noviazgo y sinceramente ya parece matrimonio, todo monótono en el sexo, mi novio no se ha preocupado en lo más mínimo por mí, por más que le he insistido no me da razones por las cuales el sexo ya no existe en nuestra relación, tenemos relaciones cada vez que quiere y tiene ganas, y una no es de madera como para estarse aguantando las ganas de sexo, así que de casualidad siempre he tenido contacto con un ex pero nos hablábamos cada cierto tiempo.

Y entre mis ganas y lo harta que estaba de que mi novio no me atendía como debía, decidí platicar un rato con mi ex Jorge, y le entré tanto tema del cual estaba hasta altas horas de la madrugada, salió lo de mi problema con el novio, y lo conozco, sabía en lo que iba a terminar toda la charla. Me dijo, «querida Mónica cuando quieras yo puedo atenderte cómo tú te mereces», y bueno ni yo tan tonta acepté… de pensarlo se humedecía mi conchita y me masturbé un buen rato pensando en él. Decidimos que nos veríamos en una semana para reavivar viejos tiempos. Esa noche no pude dormir de pensar lo que pasaría ese día. Él siempre ha estado bien dotado 17cm y ancho cómo de unos 4cm… así más ganas me daban de estar con él. 

Llegó ese miércoles y nos citamos en un hotel, yo iba vestida con unos jeans ajustados y una blusa en negro, la cual tenía la característica de ser muy delgada en el pecho que hacían notar mi escote. Llegamos, nos saludamos con un largo beso y subimos a la habitación. Al llegar a ese lugar tan íntimo, comenzó a besarme muy apasionadamente buscando con una de sus manos lo que tanto le gusta, mis senos, sabía lo que me enloquecía y era besar mi cuello, de un momento a otro nos despojamos de la ropa y quedamos en interiores solamente. Traía él un bóxer pegadito, lo cual hacía notar ese pene tan exquisito, entre juegos él rozaba su pene en mi clítoris, nos ponía a mil que solo dividía nuestras intimidades una ligera tela. En menos de un minuto nos quitamos el resto de la ropa, nos metimos a las sábanas y él comenzó a deslizar su pene por toda mi rajita. Jorge se sorprendió de encontrarme tan mojada de la excitación, al oído me dijo: «princesa hoy te trataré de tal manera que se te olvidaran esos años de abandono en tu relación». Me besó unos minutos mientras con su pene seguía masturbándome, bajó por mi cuello hasta llegar a mis senos y chuparlos cómo una paleta, eso me puso a mil… iba recorriendo cada parte de mi cuerpo con su boca, hasta llegar a mi clítoris… al tocarlo con esa lengua tan hábil sentí perderme. Mi novio hace muchos años había dejado de hacerlo, y el que Jorge paseara su lengua de esa manera me hacía tan feliz. Succionaba mi clítoris e iba bajando poco a poco por toda mi rajita, hasta llegar a mi vagina… dobló su lengua en forma de taquito y me penetró deliciosamente, yo solo podía decirle «¡así, así, así! ¡ummmmm que rico Jorge!»

Yo sólo lo acariciaba de la cabeza hundiéndolo más en mi vagina… lo detuve antes de que me hiciera llegar al orgasmo y lo compensé haciendo lo mismo. Jugar con ese miembro rico dentro de mi boca me enloquecía aún más, lo recorría por todas partes desde la cabeza hasta sus testículos, sólo lo escuchaba gemir… Paramos y me recostó nuevamente en la cama y sabía que esa posición me encantaba para que me penetraran, me besó y bajó nuevamente a mordisquear mi clítoris y le pedí «penétrame Jorge, ya no aguanto más, quiero sentirte dentro de mí». Abrió mis piernas y lo fue deslizando poco a poco, era riquísimo sentirlo nuevamente después de tantos años, tan caliente. Aumentó su velocidad y sólo se podían escuchar los gemidos de los dos y el choque de sus testículos con mis nalgas, con esos ruiditos de nuestros fluidos al contacto de la piel. Mientras me penetraba nos besamos ardientemente, paramos y apiló unas almohadas de manera que me sirvieran de asiento, abrí las piernas y de un golpe me lo metió haciéndome gritar de placer, él no dejaba de besar mi cuello, sabía que esas dos cosas me hacían perder la cabeza, sólo le decía «¡sigue así, así! ¡no te detengas! ¡aaaaaa!  ¡ummm!». Comencé a respirar más rápido… ya estaba llegando a mi orgasmo, lo esperé para que terminará dentro de mí, sólo sentía cómo me llenaba toda, cómo palpitaba arrojando toda esa leche en mi conchita. Al terminar bajó a mi vagina y me limpió toda haciéndome un sexo oral riquísimo alargando mi orgasmo ¡ummmm!

Descansamos un rato mientras recuperábamos el aliento. Pasaron unos 20 minutos y se volvió a subir en mi besándonos, acariciándonos lentamente… me susurraba al oído «te extrañaba linda», y yo afirmándole que también lo extrañaba, obvio en sentido sexual, siempre hemos tenido buena química en la intimidad. Me tomó de la mano y nos pusimos de pie, sacó de entre su mochila un lubricante que al contacto con la piel se calienta, me recargó contra la pared y me puso de espaldas, tomando entre sus manos mis pechos… besando mi nuca y deslizándolo desde mi colita hasta el clítoris. Eso nos excitó mucho, me llevó hacia un soporte con un enorme espejo y levando mi pierna sobre ese mueble, dejando una abajo, y me lo metió hasta la mitad despacito, y el resto de un golpe... pero antes se lo había lubricado bien con ese gel maravilloso. Toqué el cielo cuando iba subiendo la temperatura dentro de mi… entraba y salía fácilmente, entre mis jugos y el lubricante era buena combinación para gemir rico los dos a coro. Bajé la pierna y las cerré de manera que estuviera más apretadita… le fascinó ese juego, meterlo a mi conchita más estrechita. Lo detuve y me puse en cuatro puntos en la cama y le dije «amor hazlo, métemelo hasta dentro de mi puchita, hazla tuya…». No tardó y lo metió a fondo, sólo le dije «déjame moverme por ti cariño», a él le encantaba cuando tomaba el mando en el sexo, lo deslizaba hasta dentro y lo sacaba hasta la punta, y me lo volvía a meter todo, sentía que temblaba. Estuvimos unos 15 minutos así… le dije, «hazlo ahora tu más rápido, cógeme rico Jorge, anda lléname otra vez de tu semen, ¡bombéame! Ummm así así, ricooo... aaaaaa, sigue sigue… ummm». Me dijo, «princesa me vengo» ... «Hazlo», le dije. Sentía como escurría toda su leche por mis piernas.

Esperé a que terminara y él me dijo, «recuéstate amor y sube tus piernas hacia al pecho y sostenlas con tus brazos». Así lo hice y me lengüeteó toda mi conchita, de arriba abajo, sobándola con esa lengua experta y penetrándome una y otra vez con ella, hasta quedar limpia y yo gimiendo con mi orgasmo, «¡ummmm! Así Jorge delicioso, ricooo amorrr aaaaaa». Al terminar bajé las piernas y él siguió jugando con mi clítoris, besándolo y mordiéndolo, no dejaba que respirara de tanto placer, me dijo «mira princesa, aún no lo agotas lo vuelves a excitar con tus gemidos súbete en el para qué juegues cómo tú quieras». Se recostó en la cama y me lo metí poco a poco, me movía cómo loca tratando de tenerlo todo adentro de mi conchita, pedía más y más… estuve gritando rico por 10 minutos hasta que él acabo dentro de mí, yo seguía deslizándolo para exprimir mi delicioso juguete.

Acabamos cansados de tanto placer, y prometimos volver a vernos para repetir.

(8,36)