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Tania vive en unos condominios, son alrededor de 7 u 8 edificios y al final tienen un área común que comprenden una piscina, un gimnasio y una zona de parrillas. 

Ahora, que estamos en verano Tania suele ir todos los días al gimnasio y luego a la piscina. Tania vive con sus papás y sus dos hermanos en el sexto piso de uno de los últimos edificios. Sus hermanos son mayores por lo que casi nunca están en su casa, su mamá trabaja y su papá está desempleado y se la pasa todo el día en su casa. 

El papá de Tania, Luis, es un hombre de negocios por lo que ahora que está desempleado está buscando la manera de poder ganar unos billetes de cualquier forma. Por eso siempre se reúne con compañeros en la misma situación para poder en conjunto poner un nuevo negocio. 

Un buen día, cuando Tania volvía del gimnasio, Luis salió de la casa para hacer unas compras para el almuerzo y se fue hacia el mercado, pero a los pocos minutos de que saliera sonó el timbre del departamento y Tania fue a abrir. 

—¿y ahora que te olvidaste? —dijo Tania suponiendo que era su papá 

Pero al abrir la puerta se dio con la sorpresa de que no era su padre, sino más bien un hombre un poco mayor de unos sesenta y tantos años, alto, ligeramente gordo que le sonreía en la puerta. 

—Ah disculpe señor, lo confundí —dijo Tania un poco avergonzada. 

El señor dio un paso atrás y la miro de pies a cabeza. Tania estaba con ropa de gimnasio, una licra de colores perfectamente ajustada y un top blanco pequeño que dejaba a la vista su plano abdomen, ya que recién había vuelto del gimnasio estaba aún sudada y con el top un tanto traslucido.

—Tú debes ser la hija de Lucho, mucho gusto soy Matías, soy amigo de tu papá venía para conversar de algunos negocios. Acabo de hablar con él y me dijo que lo espere, que no iba a tardar. 

—Uhmm está bien, pero ¿me podría esperar unos segundos por favor? —dijo Tania

—Si claro yo espero. —dijo Matías 

Tania llamó a su papá para confirmar la información que le había dado el señor y estaba en lo cierto, así que Tania le fue a abrir la puerta a Matías y lo invitó a pasar. Le ofreció algo de tomar y le prendió la televisión para que se entretenga. 

—¿Y cómo te llamas? Preguntó Matías. 

—Tania señor, mucho gusto. 

—El gusto definitivamente es mío, pero yo ya te conocía de cuando eras solo una bebé. Cuánto has crecido y te has desarrollado muy bien. —dijo Matías mirando fijamente las caderas y las curvas de Tania. 

Tania lo notó y se ruborizó. 

—Muchas gracias señor, bueno disculpe me voy a bañar —dijo Tania aún nerviosa. 

—Adelante —dijo Matías sin quitarle de encima los ojos. 

Tania se fue a la lavandería a recoger una toalla y notó que Matías no le dejaba de mirar el culo. De regreso fue igual, Tania tuvo que pasar nuevamente por la sala y el viejo la seguía mirando, intercambiaron una sonrisa y Tania se fue hacia su cuarto para bañarse.

Cuando Tania salió del baño, se puso un bikini y encima un pareo y salió a la sala para poderse ir a la piscina. Cuando salió, su papá ya había llegado. Él la saludó y Tania le dijo que iría un rato a la piscina. Miró a Matías, pero éste no la miró ni de reojo. 

Eran aproximadamente las once de la mañana y no había mucha gente en la piscina, además de Tania, había una nana cuidando a dos niñitas pequeñas y el vigilante que pasaba ocasionalmente para comprobar que todo estaba bien, aunque a decir verdad siempre se devora a Tania con la mirada. 

Luego de estar un rato en el agua Tania aprovechó el fuerte sol para salir y broncearse un poco y justo cuando estaba saliendo aparecieron su papá y Matías quienes se acercaron. Matías la miró con mucha hambre, se acercaron. Lucho le estaba enseñando el lugar.  

Conversaron un momento, Tania se echó en las bancas para tomar sol, boca arriba, se puso los lentes oscuros y una gorra. 

—¿Quieren tomar algo? ¿Una cerveza tal vez? —dijo de pronto el padre de Tania

—Una cervecita está bien para mí —dijo Matías

—Yo solo agua —dijo Tania

—Perfecto, voy a la tienda a comprar y regreso. 

Entonces Tania y Matías se quedaron solos. 

—¿El lugar es muy bonito no? —preguntó Matías. 

—Si muy tranquilo —dijo Tania. 

—Pero es más bonito porque estás tú aquí —coqueteó Matías. 

Tan no sabía que decir.

—Ehmm gracias —dijo Tania con una sonrisa nerviosa. 

—En serio Tania, qué guapa estás y que cuerpo tan hermoso tienes. Si tuviera menos años andaría detrás tuyo.

Tania solo se rio y hubo un pequeño silencio incómodo. 

Entonces Tania se incorporó para echarse un poco de bronceador. 

—No por favor, permíteme. Va a ser un placer. —dijo Matías quitándole el bronceador de las manos a Tania. 

Tania se echó y Matías empezó a aplicarle el bronceador, se le notaba agitado, le frotaba el bronceador despacio y cogiendo bien cada parte de su cuerpo. Tania noto como un bulto empezaba a crecer en el short de Matías y a decir verdad se sentía un poco excitada.  

—No quieres que te lo ponga por atrás? —preguntó Matías. 

—Como? —preguntó Tania sorprendida. 

Matías soltó una risa picarona. 

—O sea si quieres que te aplique el bronceador por la espalda. 

Tania inmediatamente se ruborizó. 

—Ah sí por favor —dijo nerviosa. 

Entonces Tania se volteó. Y Matías estaba cada vez más excitado. 

Empezó a aplicarle el bronceador por el cuello, masajeando y bajando lentamente por la espalda, le frotaba las costillas. Tania estaba excitada. Siguió hasta donde empezaba su bikini. Luego empezó frotando los pies. Matías estaba muy excitado. Fue subiendo poco a poco por las piernas hasta llegar a las nalgas, las masajeo, las cogió fuertemente y metió sus manos dentro del bikini llegando hasta el ano y pasando un dedo por la vagina de Tania. Estaba mojada, muy excitada. Matías lo notó, la escuchaba gemir, Tania le cogió el pene por encima del short, Matías le metió el dedo sutilmente y Tania soltó un pequeño gritito. 

Tania se dio cuenta que esto estaba llegando muy lejos y decidió irse. 

—Disculpa me tengo que ir —dijo Tania. 

—No te vayas, perdón. Creo que fui muy lejos. 

Pero justo en ese momento llegó Lucho con las cervezas y el agua de Tania. Ella tomó un poco y se metió a la piscina. Matías no la dejaba de mirar. Hasta que Lucho y Matías terminaron su cerveza y se fueron. 

Entonces Tania aprovechó para salir y subir a su casa. Por el apuro y el nerviosismo recordó que había dejado su pareo en la banca de la piscina y solo estaba subiendo con el bikini aún mojado. No importaba. Entro a su casa con miedo, se asomó a la sala, pero no vio a nadie, sintió alivio. Saliendo, pensó. Y camino por el pasillo cuando de pronto, en el cuarto de sus papás estaba Matías. 

—Hola —dijo Matías —tu papá salió, creo que se olvidó de comprar algo, viene en un rato. 

—Ah está bien, no hay problema —dijo Tania nerviosa. —bueno voy a darme un baño. 

Y se fue rápidamente. 

Tania se quitó el bikini y se metió a la ducha. Cuando de pronto sucedió algo que ella, por alguna razón estaba esperando que suceda. 

Se abrió la puerta y ahí estaba Matías. Desnudo, con sus sesenta y siete años y una verga completamente dura y bien parada. Tania estaba aún muy excitada y esto la puso más. Matías se acercó y ella retrocedió hasta el rincón de la ducha. 

Matías entró y la acorraló, con una sola mano le cogió a Tania las dos manos por atrás como esposándola y con la otra mano le jaló el cabello. La besó por el cuello y las tetas. Entonces Matías se sentó al borde de la ducha y acercó a Tania hacia él. Tania se paró en el mismo borde quedando con las piernas abiertas y su vagina a merced de la boca de Matías. Le metió la lengua hasta lo más profundo, Tania gemía mucho y Matías estaba muy excitado.

Entonces Tania le devolvió el favor. Bajó y se arrodilló frente a Matías y se la empezó a chupar, le lamia los huevos y la cabeza se la chupaba toda hasta que le llegaba a la garganta. 

Después de un rato Matías se echó en la tina y Tania encima y empezaron a llenar la tina de agua. Tania sintió como la cabeza entraba primero, era grande. Tania cerró los ojos y se mordió los labios. Le gustaba mucho y estaba muy excitada. 

—Tania que rico culo tienes —le decía Matías mientras se lo cogía con mucho morbo. 

—Lléname por atrás —dijo Tania. 

Salieron de la ducha completamente mojados y fueron al cuarto de Tania. Matías la empujó a la cama y ella aún parada tenía todo el culo parado y abierto entonces Matías aprovechó. Se la metió en una y Tania sintió el golpe. Le dolió. Grito y mordió la sabana para aguantar, pero Matías no tuvo piedad. 

—Lo querías por el culo? Ahora lo tienes por el culo zorrita. 

Matías estaba muy excitado. Había cogido a Tania de las caderas y le metía la verga una y otra vez. No la soltaba para nada y se lo hacía muy rápido. 

Entonces al parecer Matías la usó para una fantasía que se le había ocurrido. 

El cuarto de Tania tiene una ventana que da a la parte trasera del condominio casi nunca hay nadie y menos a esa hora. 

Matías la cogió nuevamente como presa, con una mano esposaba las dos muñecas de Tania y con la otra la tenía cogida del cuello, aun con la verga adentro del culo, Matías hizo que Tania se incorpore y avance hacia la ventana. La abrió e hizo que Tania tenga medio cuerpo afuera. La tenía aún cogida de las muñecas y le colgaban las tetas por fuera de la ventana. Matías estaba en la gloria. Se la metía más duro aún. Tania trataba de no gritar mucho, me contó que un muchacho del edificio del enfrente la veía medio escondido. 

Entonces Matías empezó a llegar hasta que le llenó de semen el culo a Tania. El inmediatamente se fue a lavar y Tania se había quedado en la ventana, con mucho dolor, llena de leche y muy excitada, poco a poco fue pudiendo pararse hasta que se fue al baño a lavarse, estuvo ahí dentro un buen rato hasta que se fue Matías. 

No lo volvió a ver aún, pero lo recordó por un buen tiempo.

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