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Mi querido Ex-profe

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¡Hola!  mi nombre es Alejandra, soy mexicana de 21 añitos y actualmente estudio contabilidad en Quintana Roo. Soy morenita clara, cabello largo negro, tengo unos senos no muy grandes, pero si duritos en su lugar, acinturada y lo que más me gusta y me chulean son las nalgas y las piernas; modestia aparte, si tengo unas nalgas muy lindas. No me siento bonita, pero si muy atractiva, ya que mi 1.75 de altura más unos lindos tacones pues de verdad sobresalgo a donde me paro, además de que hago ejercicio (Voleibol) y si ejercitada, marcadita y me encanta coquetear. ¡Por cierto, es mi primer relato!

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Esto que les contaré sucedió en la ciudad de México, en mi primer año de la universidad; todo empezó hace ya 4 años en mi último semestre de prepa, tenía a mi profesor Héctor de matemáticas financieras, más o menos de 30 años, joven, apuesto, bien vestido, me encantaba verlo de traje, ¡además de que olía delicioso!!! Yo por más que trataba de llamar su atención no lo lograba, aunque me sentara hasta adelante y accidentalmente abriera las piernas unas 10 veces por clase o desabotonara un botón de la blusa o los días que tenía deportes casualmente siempre estaba de short muy pegadito y con mi sports bra haciéndome ver más atractiva. Mi novio medio se daba cuenta de eso, pero como él era el ganon ya que con el terminábamos fajando en su casa o en la mía, pues no le importaba menos cuando andaba sin bra (si de verdad los bra son solo para seducir) y menos cuando íbamos de la mano y casi lo felicitaban por el bombón que llevaba. Ya les contare de lo rico que lo hacía con él en el patio de mi casa con mi papa adentro jejeje.

Nunca me hizo caso hasta el día de la fiesta de graduación, nosotros bailábamos, él me veía de lejos, era imposible no mirarme ya que iba en un vestido negro entallado arriba de la rodilla, con escote en la espalda una micro tanga bien pegadita para que no se notara y tacones negros de aguja, maquillaje ligero, pero me hacía ver mayor y muy linda.

Me lo encontré en el baño, antes de casi ya escaparme con mi novio al cuarto que habíamos reservado para después de la fiesta, ya estaba muy ganosa y tenía ganas de arrancarle el traje y comérmelo a besos y como ya andaba borrachita pues está más caliente de lo normal; me saludó muy cortés sin quitarme la mirada en las piernas y llenándome de elogios, me dijo que esperaba verme muy pronto y que fueran situaciones distintas. Se despidió de mí, pero no se movió ni un centímetro, se me quedó mirando y me dijo «espero ya te vayas a la fiesta nuevamente, quiero ver tu andar» y ¡PUUMMM! ahí sabía que todos mis esfuerzos porque me viera habían funcionado, que, si había llamado su atención y claro, me movería de un lado al otro para dejarlo con la boca abierta. Antes de cruzar para llegar al salón, me tomó por la cintura y me dijo «o te acomodas el vestido o te bajas un poco más la tanga, con ese escote de verdad vas rompiendo corazones» y no volví a saber más de él por un año.

Un año después lo volví a ver en la universidad, casi casi me fui de espaldas cuando lo veo entrar para impartir su clase de Microeconomía; ambos nos vimos y fue un click inmediato, ambos sonreímos y la clase corrió como si nada. Al final me llamó y me dijo si quería ser la alumna consentida, pero tenía bastantes tareas, como ir por sus cosas a su coche, tenerme al día con minutas y sobre todo casi ser su asistente. Dije que sí y obvio los días de su asignatura yo iba mas arreglada o sexy dependiendo el clima, siempre encontraba libros, exámenes y empezaron los regalitos como perfumes, blusas escotadas que cada vez eran más sugerentes y pequeñas jejeje.

Era una calurosa tarde de verano antes de vacaciones ya en exámenes finales, me mandó a su coche que buscara unos libros, pero no había nada, solo una pequeña caja con una tarjeta que tenía instrucciones:

“Necesito mañana te pongas esto y tengas tiempo libre por todo el fin de semana, he esperado mucho tiempo para esto y no me quedaré con las ganas.

¡Saludos!

Llévate un bikini bastante coqueto.”

Era una micro tanga lisa de algodón rosa con su combinado en el bra que era un push up, era un short caqui de vestir entalladísimo y una blusa blanca sin mangas con escote muy coqueta y claro sandalias. Pues esa noche fue de depilación total, dejar mi cosita libre de vello alguno y sobre todo estar bien humectada, trato especial en toda mi piel y claro, ya estaba fantaseando con todo lo que le quería hacer desde la prepa, imaginaba como sería y fue más de lo que esperaba. Ya estaba desesperada ya que no sabía nada de él, pasó el tiempo y nada, ni un mensaje ni una llamada. Recibí un txt "nena salte y toma un taxi a Av. Universidad y Eje 10, te espero en la plaza". Obedecí cual me lo pidió, yo no sabía que pensar o que pasaría, tenía miedo y curiosidad. Se colocó detrás de mí, haciéndose sentir, colocando su cosa semi erecta entre mis nalgas, tomándome por la cintura, aprisionándome con sus brazos y sentí el primer mordisco en mi cuello, casi suelto mi bolso de la excitación. Era delicioso por fin sentirlo y claro, estar dominada por él, por mi profe, por mi sueño y mi fantasía.

Nos subimos al auto de esos que dicen pequeño, pero poderoso, convertible y tomamos camino a la ciudad de la eterna primavera, su mano ya era dueña de mi pierna en su totalidad, así como de sus alrededores, mi mano había lo mismo en su pierna entrepierna y le daba golpecitos, de verdad yo quería ya saber de qué tamaño era lo que me comería y si se veía y sentía de buen ver. La plática nos llevó a mil cosas, empezamos a hablar de sexo y de las cosas que hacíamos en la cama y fuera de ella, se sorprendió de lo que le contaba, lo que él no sabía es que me encantaba el sexo en toda la extensión de la palabra. Yo ya quitada de la pena se lo acariciaba sobre el pantalón, se orilló un poco y me dio un beso que me dejo inerte; me metió la lengua de la forma más salvaje, sensual y erótica a mi boquita, su mano derecha hizo lo suyo metiéndose en mi short directamente a mi pubis recién depilado que claro ya estaba empapado y su mano izquierda estacionada en mis senos. No sabía por dónde poner más atención, así que decidí abandonarme al placer, moría por hacerlo ahí mismo, pero teníamos urgencia de llegar a una reunión con sus amigos, pero no lo podía dejar así. Así que, en un movimiento, cuando me dejó respirar, me abalancé a su entrepierna, abrí el cierre de su pantalón y saltó fuera del bóxer esa cosa deliciosa, más o menos unos 20 centímetros, morena, venuda y así en mi cara la vi gorda, deliciosa.

Solo lo miré y me lo empecé a meter a mi boca, le daba besitos y lengüetazos, lo empecé a bombear corto corto largo, solo lo veía con esa cara de satisfacción, de regocijo que tenía a una niña de 19 semidesnuda, completamente convencida de darle todo el placer necesario y que se lo estaba mamando la forma más rica en su coche. Tomé sus bolas en mi mano mientras yo seguía chupando, solo alcancé a sentir como su mano se deslizaba debajo de mi short por atrás para darme una rica dedeada, eso me estaba prendiendo más y más y él se dio cuenta por la intensidad de las chupadas. Me separé, le di un beso de esos que te dicen quiero coger ahora ya ya ya pero ya. Así que mientras lo besaba me giré, bajé mi short e hice de lado mi tanguita, me senté sobre él, así de lado y lo sentí como entraba lentamente, yo ya estaba súper mojada, yo lo que quería era desaparecer ese monstruo en su totalidad entre mis piernas y así fue. Yo movía mis caderas hacia los lados y él me levantaba, si si era como lo había imaginado, era mejor aún y sobre todo era más grande de lo que lo había imaginado. Mi profesor Héctor estaba pasando la barrera de solo fantasía a una rica y caliente realidad, se movía muy rico y yo sabía que ya casi terminaría porque empezaban los espasmos, así que brinqué de sus piernas, me giré y me lo metí a la boca con la misma intensidad con la que lo montaba, mmmmm rica, espesa, saladita, abundante esperma blanca, toda me la tragué, no desperdicié ni una sola gota, se lo limpié bien para que no quedaran huellas de lo sucedido.

Me ayudó a acomodar mi ropa, me dio un beso tierno y seguimos el camino. Él sabía lo que quería y yo sabía que se lo daría todo, absolutamente todo, ese fin de semana...

Ya les contaré que pasó en esa fiesta y todo el fin de semana...

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