Nuevos relatos publicados: 0

Entaponamiento mutuo con la libidinosa Dayana (2)

  • 4
  • 13.140
  • 8,57 (7 Val.)
  • 0

Yo me senté en un cómodo butacón de cuero negro a esperarla y frente a mi tenía una silla Enmanuelle que daba un aire más morboso al precalentamiento. Me llevó la bandeja y cogí un whisky mientras ella al doblarse me mostraba sus atrayentes tetas tan sexys. Me puse más nervioso aún. Ella puso su "pelotazo" en la mesita y a continuación me empezó a desnudar lenta y lujuriosamente y me iba diciendo una serie de procaces y obscenas guarradas que me incitaban y estimulaban a un irresistible sexo sin límites. Al ver mi atractivo, estimulante y sugerente tanga de cuero con las cadenitas a los lados, se relamió de gusto y regusto, pues me resaltaba el rabo, así como las nalgas y pensaba en mi como alguien a quien follar y fornicar analmente y con lujuria, me miraba con deseo y con excesiva impudicia no solo al culo sino también al rabo, pues intuía que esperaba que yo, cual macho semental, taladrase, petase y entaponase su sugerente y muy vistoso culo. Tomamos unos tragos y me llevó en dirección a su habitación y me iba diciendo las libidinosas ganas que tenía de estar conmigo así y que quería que nos desfogáramos sexualmente el uno con el otro.

Al llegar a la habitación se quitó los taconazos, le quité lascivamente el sexy tanga y le arranqué el sujetador y se lo olí y olía a hembra en celo. Se subió a la cama y se puso de rodillas, con un dedo me indicó que fuera a ella mientras se magreaba su verga transexual. Yo iba hacia ella con el tanga puesto y con el rabo bien enhiesto por fuera, nos pegamos un morreo corto mientras nos agarrábamos los rabos y yo le lamía y mordía cerca de la barbilla hasta llegar al cuello y cerca del hombro mientras ella me tiraba del rabo. Me seguía tirando del rabo y ella tiraba y tiraba del suyo. Me quité el procaz tanga mientras ella babeaba y volvía a tirar de mí ya enhiesta, pero dura verga y la comenzó a mamar. Mamaba y mamaba mi verga mientras yo lamía su espalda y situaba mi sabia lengua en la oquedad de su atractivo culo. Yo lamía y lamia su ojete y ella berreaba y bramada de placer. Sus excitantes y bien cuidados pies jugaban con mi rabo y eso me daba morbo y me ponía más cachondo y lascivo. Ella me chupaba y mordía los cojones y me gustaba e hicimos un 69 muy libidinoso. Mientras le lamía su ojete y jadeaba y gemía como una guarra perversa. Me comió más todavía el rabo hasta llenarlo de saliva y babas, porque quería y deseaba tener mi pollón dentro de su culo. Me montaba y cabalgaba y seguía gimiendo y jadeando y me insultaba obscenamente y me hacía sentir como un verdadero actor porno.

Ella se tumbó, le abrí bien de patas y le clavé con fuerza mi pollastrón y siguió gimiendo y jadeando cual obscena zorra en celo y sus insultos sexuales me ponían más libidinoso y lascivo y me pedía que no parara. Luego, me tumbé y ella me empezó a magrear el rabo y empezó a petarme y entaponarme a base de bien y yo gemía como un cabrón de placer, mientras me enculaba, permanecía bien abierto de patas, para que su libidinosa jodienda anal fuera más viciosa y sicalíptica. Después nos tumbamos de lado y me pidió con urgencia que la petara sin límites, sin prisa, pero sin pausa y nuestros lascivos y depravados gemidos iban en aumento, mientras la fornicaba analmente la agarraba una pierna y ella me metía un dedo en la boca y eso aumentaba mi lujuria tan obscena. Sus insultos sexuales iban en lubrico aumento y ella se sentía la más zorra de todas sus amigas y conocidas. Saqué mi enorme vergón de su caliente y agitado culo y le exploté toda la agitada pringosa lefaza en sus atractivas tetas. Ella, debido a su lujuria se tragó los restos que todavía salían de mi rabo. Nos fuimos a la ducha, nos secamos mutuamente y ella me dio un sicalíptico beso con lengua de despedida, pues se tenía que ir de viaje para rodar una película pornográfica en su país.

(8,57)