Nuevos relatos publicados: 12

44.1 Estrenando nueva cama

  • 18
  • 15.197
  • 9,87 (15 Val.)
  • 0

Como es fiesta y no tengo prisa para levantarme retozo un rato en la cama, se está tan bien pensando en mi futuro, incierto sí, pero al lado de Gonzalo.

No puedo llamar a mis amigos españoles para comer, estos días están todos en sus casas, disfrutando de las vacaciones de Semana Santa, pero tengo a Evans.

Quedamos para vernos donde Martine y comer. Hablamos sobre Rafael, pero mi amigo es pragmático donde los haya, no quiere hacerse ilusiones sobre nada, sabe que en un año o dos Rafael puede volar para España, es mejor vivir el momento sin esperar lo que puede no llegar.

-Daniel, puede ser que mis informes no sean buenos y no los he podido contrastar con otras fuentes, pero creo que estas siendo vigilado, ¿estás metido en algún problema?, puedes confiar en mí y te ayudaré si puedo.

No quería haberle implicado a él, y con lo que me dijo no tuve más remedio que confesarle lo sucedido con Ray y Faustin.

-Es posible que sea Faustin, no sé cuál puede ser el motivo, pero de verdad que no tengo otro problema con la policía ni con nadie.  –se queda un momento pensativo contemplándome.

-No, no se trata de Faustin, ni que se relacione con la gendarmería, ha sido él precisamente quien me ha puesto sobre aviso, pero no te preocupes será alguna tontería de tu empresa o que no pagas al casero la renta.  –intenta que no me intranquilice y hace burla de ello.

-Podías haberme dicho lo que Faustin quería de ti, hubiera hablado con él.  -ya está hecho y todo pasado, también Rafael me lo dijo, pero no le hice caso.

De todos modos, me ha dejado preocupado, no soy consciente de haber incumplido ninguna de mis obligaciones laborales, u otra cualquiera, para que alguien quiera vigilarme. Yo no me he dado cuenta de nada y no he visto algo sospechoso.

Después de comer y cuando se habían marchado los clientes estamos un rato hablando con Martine, más tarde paseamos por la ciudad hasta que tuvo que marchar, me acompañó hasta el portón de mi urbanización y allí nos despedimos.

----------------------

 

Cuando salgo a la mañana para ir al trabajo llevo en mi mano el dinero que tengo que entregar al padre de Ray por los gastos que ha tenido con mi coche.  No necesito buscarle, Anwar viene a mi encuentro con su rostro impenetrable, pero andando más ligero de lo que es habitual en él.

-Tenga, es un dinero que debo a Rayhan, para que usted se lo entregue.  –lo guarda en un bolsillo de su buzo sin mirarlo.

-Me ha hablado sobre lo que usted le dijo, estoy preocupado y hemos pensado en enviarle donde viven unos parientes por un tiempo.  ¿A usted que le parece?  -me está haciendo una pregunta muy difícil de contestar para mí, pero será lo más prudente y si ellos lo estiman así, resultará lo mejor para él.

-De momento me parece lo mejor, si es que ustedes pueden sacarle de este entorno y hasta que el ambiente se tranquilice.  -recuerdo que alguna vez me había hablado de unos parientes que tienen en otra ciudad de Francia, precisamente donde vive la chica, prima suya, con la que sus familias los tienen comprometidos.

-Es lo que haremos, vamos a prevenir lo que podamos, gracias por todo lo que se está preocupando por nosotros.  –se despidió y comenzó a alejarse. No había tenido tiempo para meterme en el coche cuando retrocedió sobre sus pasos.

-Creo que no es necesario que le diga, que, si alguna vez necesita de nosotros, estamos para todo lo que pueda precisar.  –no esperó mi respuesta y se fue hacia el portón para abrírmelo.

André, mi jefe, estaba comenzando a ponerse nervioso, por el retraso que había experimentado el montaje del nuevo sistema de aspiración de polvos y filtrado, debido al accidente que hubo. Me pidió que me desplazara para ver en el lugar como se desarrollaba el trabajo y para hablar con los encargados de la empresa.

Al mediodía me llamó Gonzalo, volvió a insistir en que debíamos buscar una fórmula para acercarnos, como siempre me recordaba que no podía vivir sin mí y quería verme todos los días. Ese es también mi deseo, pero no se lo estoy diciendo a cada momento, ¿de qué serviría?, ¿para ponerle nervioso?

-Borja necesita hablar contigo, le he dicho que tú le llamarás cuando puedas y así no te entretiene en tu trabajo.  –me pasó el número de Borja para que lo dejara metido en los contactos de mi móvil.

Llegué a la piscina y estuve allí más de dos horas, hasta que no puede más y terminé rendido en el banco de los vestuarios, había tenido que venir solo, Rafael no había llegado aún. Me preguntaron por él y me di cuenta del aprecio que había despertado entre los que frecuentaban la piscina, sobre todo en los chicos pequeños.

Me olvidé totalmente de la llamada que debía hacer a Borja y me dediqué a hacer mis trabajos pendientes de casa, tenía que llevar ropa a la lavandería, hacer alguna compra. Vamos que se me olvidó, algo muy raro en mí, pero todo puede suceder.

-----------------------------

Hoy tenemos una reunión con los instaladores, y por fin André consigue arrancarles el compromiso de una fecha para comenzar las pruebas, por lo menos arrancar el sistema ya que esa línea de fabricación la tenemos sin producir.

Al mediodía recibo la llamada de Gonzalo y lo primero que hace es recordarme lo que olvidé que tenía que haber hecho ayer, llamar a Borja, tampoco él me habló de que fuera urgente, a mí me pareció todo lo contrario.

Decidí llamarle cuando cortara la comunicación con él. Así fue, el asunto no lo vi tan necesariamente importante, además si ya me estaban siguiendo sin mi conocimiento podían haber continuado de la misma manera, después de los saludos de rigor pude enterarme.

-He encargado un informe de evaluación de los riesgos que puedas correr, llevan ya un tiempo haciéndolo y creo que debes saberlo.  –sé que tanto la familia de Gonzalo como la de Ál han tenido y tienen servicios de seguridad de sus miembros y bienes, pero nunca pensé que yo pudiera estar en algún momento en esa situación, y ahora comenzaba a tener sentido lo que me dijo el lunes Evans.

-¿Para que necesitas tener ese informe?  Yo no corro peligro alguno, salvo tener un accidente, como cualquier otra persona.  –Borja contesta al segundo, sabe lo que quiere decirme y antes de continuar escucho un “ummm”.

-La protección de esta familia es una de mis responsabilidades y tú ya formas parte de ella, también tú cercanía con Gonzalo influye en tu seguridad y en la suya. Es un informe rutinario que nos presentarán, solamente quería que lo supieras por si ves algo fuera de lo normal y para que no te preocupes.  –parece que ha terminado con lo que tenía que comunicarme.

-Espero no representar un peligro para Gonzalo, no había pensado en ello.  –eso es cierto, nunca había llegado a imaginar que pudiera suponer cualquier tipo de riesgo para alguien o ponerle en peligro, también le comenté que ya había tenido noticias de que se me estaba vigilando.

Por la conversación que siguió parece que la policía colabora con las empresas de seguridad si requieren sus servicios, así se entendería el que Faustin lo supiera.

-Tampoco debes preocuparte, me ha dicho Gonzalo que el fin de semana próximo estarás aquí, espero tener la evaluación completa y que podamos hablar, seguramente no habrá nada que implique riesgos, debo hacerlo Daniel, es parte de mi trabajo, no quiero que te molestes.  –parecía seriamente preocupado por lo que yo pudiera pensar.

-De ningún modo, tú haz tu trabajo como debas.  –ya me iba a despedir y parece que mis sorpresas no iban a terminar.

-Tengo que pedirte otro favor, cuando vengas a Londres sería mejor que te quedaras en la casa de los abuelos en lugar de en un hotel, honestamente a los de seguridad les resultará más fácil controlar vuestros riesgos. Por favor, a partir de ahora tendrás que dejarme que cuide de ti.  –sonaba cordial y amable y se agradecí.

Nos despedimos y lo que me había dicho, sin muchos detalles, me había inquietado, no me gustaba que alguien me estuviera vigilando y menos realizando investigaciones sobre mí y mis actividades, no me asustaba, pero sí que me preocupaba.

Empezaba ahora a darme cuenta de las connotaciones que podía tener, en otro orden de cosas, mi relación con Gonzalo; iba a verme privado de mucha de mi intimidad tan querida.

La idea de Gonzalo, queriendo que me acercara más a él me parecía ahora, desde el punto de vista de su situación social, más lógica y hasta cierto punto necesaria, aunque no dudaba de que su primer y más importante motivo e interés, por tenerme cerca, era para estar más unidos.

Se me abría un nuevo concepto de vida, que no se me había ocurrido imaginar que tuviera que vivir. Tenía que trabajar y había quedado con Rafael para ir a pasar un rato, o sea que me dediqué en cuerpo y alma a cumplir con mis obligaciones del trabajo.

A la tarde fui a bailar, antes había quedado con Rafael que había vuelto de Servilla, vimos a Faustin cuando desparecía con Telmo y le esquivé como pude, al final puede estar con Telmo unos minutos. Estuve en la pista de baile el resto del tiempo que pudo dedicarme Paul.

-----------------------------

Aunque frío, el tiempo esta semana estaba resultando mejor que la pasada. Parece que estaba llegando el momento de abandonar mis fulares y bufandas y dejar de preocuparte por mi garganta.

A la tarde pude disfrutar de la compañía de Rafael y esforzarme en mis ejercicios de natación hasta cansarme. Escuché a Rafael sus historias sobre las procesiones, en alguna inclusive esa cofrade, y de su vida familiar en Sevilla.

Se lamentó de no poder ir a disfrutar de la Feria de Sevilla y me hizo prometer que algún año estaría allí en su compañía. Me despedí pronto de él, quería preparar mi equipaje de mañana, aproveché que tenía que salir para sacar mi billete y me vestí para estar con Natalia y cenar.

-----------------------------

Cuando me quise dar cuenta estaba cogiendo un taxi que me llevara a la estación. El día había transcurrido sin novedades de mención, aparte del nerviosismo que veía aumentar en mi jefe, debía estar sometido a una enorme presión para que pusiera en funcionamiento la cadena de producción.

Gonzalo me esperaba a mí llegada a St Pancras, venía con el chofer de su abuelo que me pidió la maleta para meterla en el porta equipajes, luego cuando estuvimos unos paso detrás de él Gonzalo me sujetó del hombro y se inclinó para darme un rápido beso.

El suelo estaba mojado y el cielo sombrío con muchas nubes, tenía que haber llovido, la temperatura era alta y no hacía frío en absoluto, al contrario que en Lille donde había lucido el sol en un cielo adornado con alguna nube.

-No quiero empezar a besarte desde ahora, no sabría donde tengo el límite, estas muy guapo, precioso.  –no era para tanto, me había colocado un pantalón bastante estrecho que quizá marcaba en exceso mi cuerpo, lo que a simple vista se podía ver, ya que el resto estaba cubierto por mi abrigo corto, pero a él le gustaba lo que veía y me ponía contento.

Gonzalo venía muy escaso de ropa, quizá al llegar directamente del coche y no salir a la calle le había animado a venir más ligero, levanté un poco su chaqueta y metí mis dedos en su bolsillo trasero del pantalón, le hice cosquillas en su nalga y eso le obligó a bajar su cabeza para besarme de nuevo.

-No vuelvas a hacer eso o te como.  –su susurro sonaba en mi oído como música celestial.

Ya había accedido a hospedarme en la residencia de sus abuelos como me pidió Borja. Entramos por la puerta de atrás, dejamos a nuestro costado a los de seguridad que abrieron la gran verja y el coche nos llevó ante las escaleras de la entrada trasera.

Antes de salir estiré mi pantalón, Gonzalo lo había arrugado en el trayecto intentando meterme su mano por la cintura sin resultado, la estrechez del atuendo lo evitó. Cuando salí del coche el chofer llevaba mi maleta por la rampa lateral de acceso, Gonzalo la cogió al abrirnos la puerta y la metió dentro.

Sujetó mi cintura para llevarme rápido por el pasillo, nos cruzó al mayordomo que le saludó inclinando la cabeza y cogió la maleta del hall para llevarla a no sé dónde.

Llegamos a un salón que ya conocía, su abuela se puso en pie para venir hacia nosotros, y Borja ayudo al abuelo a levantarse del sillón. La anciana me abrazó emocionada, siempre había sido muy tierna y amable conmigo, lo era con todos los amigos de Gonzalo, pero creo sinceramente que tenía una ligera predilección por mí, que, aunque no quería que se notara, yo al menos la presentía.

El abuelo me tendió la mano para a continuación volver a tomar asiento y Borja me abrazó, creí notar más calidez aún que otras veces, y todo dentro de su sempiterna seriedad, pocas veces le había visto emocionado por algo, excepto aquella vez que lloraba desconsolado por el daño que creía haberme causado.

Llevábamos un largo rato hablando, me preguntaban por mis padres, estaba seguro de que la abuela mantenía contacto con mi madre y sabía sobre ellos más que yo.

-Voy a llevar a Daniel a su habitación, seguramente desea descansar y cambiarse de ropa.  –había hablado Gonzalo dirigiéndose a Borja y sus abuelos, nos levantamos y nos despedimos de ellos, cogió un pasillo diferente del que habíamos utilizado para entrar.

Pasamos varias puertas y me sujetó de la cintura mientras íbamos avanzando. Se detuvo delante de una de ellas y la abrió, pasó sus brazos por mi cintura para llevarme hacía él y me besó con suavidad en los labios.

Se inclinó para colocar su brazo derecho por debajo de mis rodillas, el izquierdo por mi espalda y me elevó del suelo, sujeté mis brazos en su cuello para no caerme y entró en la habitación.

-Como no te puedo ofrecer una casa, te hago entrega de lo que será tu habitación a partir de ahora.  –acercó su cara para volver a besarme, ahora con un beso muy, muy largo que yo correspondía abrazado a su cuello y temblando.

Me había emocionado el detalle de meterme en la habitación como si fuera una novia, o un novio en este caso. Me fue dejando en el suelo sin deshacer el abrazo y el beso, no se lo hubiera consentido, tenía que ponerme de puntillas para llegar a su boca, y deduje que quería interrumpir mis muestras de cariño al no bajar su cabeza y dejar que fuera yo el que subiera hasta sus labios.

Giré mis ojos para mirar la habitación, era muy grande y luminosa, tenía dos grandes ventanales en una pared y otro del mismo tamaño en otra donde también había una puerta, en la pared de la izquierda había otra puerta más, nunca había visto una habitación tan recargada de adornos y cortinajes, demasiados para mi gusto, pero el conjunto lucía espléndido, seguro que la habría decorado algún entendido.

Algunos hermosos cuadros adornaban las pocas paredes que había, auténticas obras de arte que costarían una fortuna.

-Gonzalo, esto es una enormidad, y yo quiero estar contigo, no necesito una habitación para mí solo, quiero estar en tu cama, a tu lado.  –me miró con aire misterioso y divertido.

-Es que esta es mi habitación, la tuya es la de aquella puerta.  –me señaló la que había en la pared a la izquierda de la entrada.

-Están unidas por esa puerta, pero yo también quiero que ocupes mi cama, que sea la tuya siempre, siempre. Mi pequeño.  -volvió a abrazarme y  a besarme con sonoros besos, no había cerrado la puerta y escuchamos una discreta tos queriendo llamar nuestra atención.

En un principio me asusté y giré la cabeza, en la entrada estaba un chico joven, de no más de treinta años con una especie de uniforme, se mostraba muy serio dentro de su camisa blanca con corbata gris y una especie de chaleco-chaqueta. Me puse intensamente rojo, nos habría visto besarnos seguramente.

-Disculpen, necesito saber si desea que deshaga su maleta, no puedo abrirla.  –mi sofoco fue en aumento, por haber sido sorprendidos y porque quisiera vaciar mi maleta. Quedé un momento en suspenso y me costó reaccionar.

-No se preocupe luego lo hago yo.  –miró a Gonzalo como preguntándole y este le dijo que estaba bien, que ya nos ocupábamos nosotros.  –el chico se retiró cerrando la puerta, miré a Gonzalo y no puede contener la risa.

-¿Qué sucede?, ¿voy a tener ayuda de cámara? –reíamos divertidos mientras pasábamos a la otra habitación por la puerta que las unía, sin tener que salir al pasillo.

-No, aquí no hay ayudas de cámara, hay servicio que iras conociendo y que no debe preocuparte, con conocer al mayordomo o encargado y a este que se ocupa de las habitaciones de este lado de la casa ya tienes suficiente.

-¿Y ahora qué hago?, ¿en qué habitación tengo que dejar mi ropa?  -estaba en un mar de dudas.

Era una habitación muy parecida a la suya, con distinta distribución de ventanales y otra decoración más moderna. Para mi estaba mejor, los cuadros eran sobre pintura moderna y más alegre.

-En esta que es la tuya, allí tienes el vestidor y el cuarto de baño, pero espero que no hagas uso más que del armario…  -parecía dudar en continuar hablando.

-Mañana vendrán para irte preparando un vestuario, para que tengas aquí, si te lo quieres llevar puedes hacerlo, pero… -volvió a quedar callado.

-¿Quieres que venga a vivir aquí?  -era lo que estaba intentando decirme sin atreverse.

-Sí, deseo que vengas a vivir conmigo, aquí o donde quieras, vamos a buscar la fórmula por favor.  –no se lo podía negar, lo hice con Nicolás, pero con Gonzalo no me era posible.

Hablaríamos para llegar a un acuerdo, y no me importaba lo que hiciera conmigo, salvo que me pidiera que me quedara sin trabajar, quería seguir en la empresa e iba a ser la única condición que le pondría.

Me acerqué a él y le cogí de la mano, la llevé a mis labios y antes de que se la besara cambio la trayectoria y beso la mía con una súplica muda en su mirada.

-Vale Gonzalo, se hará lo que tú desees, pero quiero seguir trabajando.  -no soltaba mi mano y la besaba conmovido.

-Lo harás, conmigo, donde quieras. Sé que es una renuncia dolorosa para ti y te lo compensaré, me has dado una alegría inmensa, mi abuela me está volviendo loco pidiéndome que hable contigo y te lo pida.

Apoyó su barbilla en mi hombro y besaba con suavidad mi cuello, aparté mi cara, sus besos y su aliento en mi cuello me estaba mareando y despertando mis deseos de él. Le ofrecí mis labios que acepto y los lamió varias veces.

-¿Podemos hacerlo?, ¿Nos dará tiempo?  -le estaba preguntando y mi mano acariciaba sus nalgas antes de pasar al bulto de su entrepierna.

-Para eso siempre hay tiempo, te deseo, llevo cinco días esperando este momento.  –llevó sus manos a mi cintura y me apretó contra él, suspiré maldiciendo el que la tela de nuestros pantalones se interpusiera entre nosotros.

-Quiero que me hagas el amor, que me folles, quiero ser tuyo. –estaba ganando en destreza, mis pantalones cayeron a mis rodillas en un segundo, antes de que yo consiguiera quitar dos botones de su camisa, desabotonó los dos superiores y la deslizó por su cabeza. 

Suspiré al ver su torso desnudo y no sabía por dónde comenzar a tocar porque lo quería todo, me cogió y me llevó a la cama que se supone era la mía, se arrancó sus pantalones y calzoncillos y quedó desnudo ante mí y para mi, tiraba de mis pantalones ajustados para sacármelos y yo me bajaba el bóxer, reía nervioso queriendo ocupar mis manos en otras cosas.

Estaba sentado en el borde de la cama y abrazado a su cuerpo, con su verga sin descapullar en mi cuello y ya me moría de gusto sintiendo en mi carótida el calor de su hombría, corrí su prepucio para admirar su hermoso glande alargado que tan bien se adapta a mi boca.

Separé mis labios y engullí su glande deslizándolo por ellos, esperé a que fuera Gonzalo el que metiera su polla en mi boca que le esperaba, solamente metió unos centímetros, cerré mis labios sin hacer fuerza acogiéndola en mi humedad, era absolutamente maravillo notar su dureza y calidez, apreté su glande entre mi lengua y paladar como si lo quisiera machacar, exprimirlo para que sacara más jugos.

Estaba muy excitado y me sujeto con sus manos follándome la boca, pero sin meter más, me encantaba sentirme deseado, no sé lo que más me gustaba, si su sabor y olor o el verle como me miraba.

La fui tragando poco a poco hasta tenerla toda en mi garganta, ya no me resultaba difícil, había depurado mi técnica y me convertía en un ser creado para darle placer. Lo hice varias veces y lo estaba disfrutando al máximo, pero me apartó de su polla que hubiera seguido mamando hasta que me doliera la boca.

-Quiero metértela y si sigues así me corro.  –me tumbé y le dejé sitio a mi lado, mientras me besaba metiendo su lengua muy profundo, su mano buscaba impaciente mi ano, acarició brevemente mis nalgas pero su objetivo ahora era mi entrada y me hizo hervir la sangre. Me sentí más y más excitado.

Suspiré cuando acarició mi ojete, también él pedía que lo quisieran o maltrataran, pero que se ocuparan de él, me ofreció sus dedos índice y corazón para que se los chupara, los mamé como si fuera una polla y él tiraba de ellos, antes de que los sacara los humedecí y llené de mi saliva.

Tentó mi culo y los metió mientras me miraba, debía ver la lujuria en mis ojos y empezó a sacarlos y meterlos, hablábamos con la mirada y le decía que si, que me violara de una vez, volvió con ellos a mi boca, sabían a culo, el mío y me gustaba, volvieron a entrar y salir, los abría para que dilatara más aún.

Me sentía muy abierto después de hacer su jugada varias veces, se colocó entre mis piernas, un poco de costado mientras yo miraba al techo cuando sentí la punta de su dura polla en la entrada de mi ano. Estaba relajado y dilatado para recibirlo.

Empujó para abrirse paso y deseé que estuviera ya dentro, eran tantas mis ansias que creo que me abría para su verga. Suspiré con un quejido profundo cuando su glande atravesó mi entrada, y la permití que entrara toda ella hasta sentir su pubis acariciar con sus pelos mis nalgas.

Me follaba muy despacio, se colocó encima de mí, me besaba y me la metía al mismo tiempo, la sacaba muy poco volviendo a meterla hasta el fondo y susurraba tiernas palabras en mi oído.

Decía que era su niño, que me deseaba, que le daba mucho gusto, que nunca me dejaría porque le gustaba follar mi culo. Esto último me llegó al alma y cada palabra me hacía estremecer, pero su polla no dejaba de entrar y salir de mi culo.

Acariciaba su fuerte espalda y abrazaba con mis piernas su cintura, movía mis caderas y eso le gustaba, quería que me cambiara de postura, pero no le iba a dar tiempo, aunque el procuraba alargar el momento de correrse entrando despacio y saliendo.

Comenzó de nuevo a decirme cosas dulces al oído, que tenía un cuerpo muy lindo, un culo que adoraba y que no podía vivir sin mí.

-Eres delicioso, estás hecho para el disfrute, Daniel no me extraña que los hombres se vuelvan locos por ti.  –y me hacía disfrutar, es que me encantaba sentir su deseo que notaba en el roce de su cuerpo, en sus ávidos labios chupando mi saliva, en el roce de su polla en mi recto, me estaba disfrutando y yo también a él, sintiendo las más placenteras sensaciones.

A veces miraba su cara cuando se separaba de mí y su placer era innegable, solamente bastaba mirar sus gestos y escuchar sus gemidos hondos y fuertes, estábamos entregados al momento. Volvió a besarme y ahora no se separaba, me dejaba sin respiración, con su lengua abrió mi boca para meterla, entro muy profunda para explorar toda mi cavidad bucal, cada rincón de mi boca y luego nuestras lenguas jugaban nuevamente en peleas locas.

Abría mucho la boca separado ahora de mí, sabía que se iba a correr y tiré mi cuerpo hacia arriba para que saliera su polla de mi vientre, bajé hasta su verga y metí el capullo en mi boca chupando de él, acariciando sus testículos y masturbando su polla con mi otra mano, quería que lo pasara lo mejor posible, hacer realidad lo que había dicho hace un momento, que estaba hecho para el disfrute de los hombres.

 

Eyaculó entre estertores, su semen se derramaba de mi boca y me era imposible tragarlo todo, me sabía riquísimo y sentía que parte de él cayera por mi pecho y se perdiera.

(9,87)