Nuevos relatos publicados: 0

Llevarte al éxtasis

  • 5
  • 13.120
  • 9,38 (29 Val.)
  • 0

-Tranquila, - te digo al oído, para que no hables.

-No digas nada guapa. - te digo susurrándote. 

-Quiero que sientas. Que agudices tus sentidos. Que saborees este momento.

Estamos en un hotel. En medio de la habitación. De pie los dos. Tú estás con los ojos tapados por un pañuelo negro. No ves nada. Nada más entrar te los he tapado. No te lo esperabas. Estas sorprendida. ¿Asustada? No, seguro que no. ¿Intrigada? Eso sí. ¿Excitada? De eso no tengo duda. Eso lo comprobare enseguida. Tus braguitas ya empiezan a humedecerse. Ahora mismo estas empezando a notar esa agradable sensación en tu interior. Ese cosquilleo que hace que tu corazón vaya un poquito más deprisa. Tus pulsaciones están cambiando.

-¿Qué tal guapa? -te pregunto en voz baja

- Sigue... no me tengas así.

Te beso. Te doy un beso profundo. Devoro tu boca. Invado tu boca con mi lengua. Entrelazamos nuestras lenguas en un beso muy húmedo. Me coges de la nuca para besarme más intensamente. Pero me separo.

Te extrañas.

-A partir de ahora no me tocarás- te digo con la voz un poco más dura.

Noto tu extrañeza en el gesto de tu cara.

-Hoy te has puesto guapísima para mí.

Has hecho caso de mis insinuaciones. Te has vestido con tu traje negro de ejecutiva de chaqueta y falda.  La camisa blanca. Medias. Intuyo que ¿quizás con liguero? Ahora te descubriré.

Zapatos nuevos creo. Con un taconazo tremendo. Te hacen las piernas más esbeltas. Y tu culo. Uuuuummmm. Como resalta bajo tu falda.

Labios rojo carmín. Tus bonitos ojos con una sombra que aún los hace más espectaculares.

-Preciosa. - te digo al oído - estás guapa hoy. Sexy. Jodidamente sexy. Si guapa, hoy estas espectacular. - te lo voy diciendo saltando de oído en oído. Mientras, voy dejando caer tu americana al suelo.

Empiezo a desabrochar los botones de tu camisa. Tu sujetador negro se intuye a través de la tela blanca. Y los noto. Tus pezones delatan tu excitación. Resaltan en tu pecho. Quieren ya atravesar esa tela. Ya los tienes duritos, seguro.

Me gusta este momento. Es agradable la sensación. Me recuerda cuando me lo hiciste a mí. Me hiciste sufrir. Cuando me ataste padecí, pero de la manera más agradable posible. Sí, padecí cuando me corrí y seguiste. Aunque te suplique que pararas, y me llevaste al éxtasis.

-Hoy es tu turno.... – el gesto de tu cara vuelve a ser de extrañeza.

Me divierte el momento. Sigo desabrochando botones. Acabo. Abro tu camisa. Quedan ante mí tus pechos. Tus preciosos pechos envueltos con un sostén muy delicado y espectacular. Dejo caer tu camisa al suelo.

-Preciosa – te susurro al oído. - Siiiiiii, preciosa – te digo en el otro oído.

Voy dando la vuelta a tu alrededor rozándote con las yemas de los dedos por tus pechos, los hombros, por toda tu espalda…

Me quedo detrás de ti, te soplo en la nuca, beso el lóbulo de tu oreja, te beso el cuello, por encima de tu clavícula. Sé que te gusta. Te estremeces. Se te eriza el vello. Te abrazo desde atrás. Te cojo las manos. Las llevo a tu espalda. Paso otro pañuelo por tus muñecas y te las ato.

-Tranquila. Ahora eres mía. Eres para mí. Prepárate…

Se me escapa una sonrisa, a la vez tu cara es un poema. Estas confusa pero excitada. Te miro. Te admiro. Paso los dedos por en medio de tus pechos. Por encima de tus pezones. Siguen erguidos. Tu lencería me encanta. Sabes mis gustos. Negra y de encaje. Hoy combinado con detalles en tonos azules.

-Chica lista- te digo tocando tu sostén - Me has hecho caso. Llevas el cierre delantero, tal y como te pedí.

Desabrocho el cierre de tu sujetador, quedando tus pechos libres. Tus preciosos pechos…

Paso la pluma por tus pezones. Suspiras. Te los chupo. Y vuelvo a pasar la pluma. Te los pellizco. En otro te muerdo con suavidad con los dientes. Estiro de él con cuidado. Te lo beso. Te paso la punta de la lengua. Tiro de él con los labios. Suspiras.

Me oyes hacer ruido. La puerta del mini bar. Abro un botellín. Un ruido familiar. No lo identificas. Un líquido derramar en algún recipiente. Te beso. Notas mis labios fríos.

-Uuuummm. -El sabor te gusta.

Es tu coctel preferido. Bebo yo. Y beso tus pezones. Se te erizan con el contraste del frio. Lo vuelvo a hacer. No me localizas. No estoy a tu lado. Me he descalzado. No me oyes andar. Un pequeño ruido. Y das un respingo. Has notado algo muy frio en tus pezones. Se te han puesto más erectos de golpe. No has podido ver que es un cubito de hielo. Te los beso. Ahora notas la calidez de mis labios. Lo vuelvo a hacer. Y el mismo efecto. Gimes. Te paso el cubito por tus labios. Lo chupas.

Bebo yo del coctel y te beso. Tragas parte del líquido y gran parte se desliza por la comisura de tus labios. Va bajando por tu cuello y llega a tus pechos.

Y lo recojo con mi boca. Lamo tus pechos y tus pezones bebiéndolo.

-Uuummm Siiii – me dices

Cojo un cubito con los dientes y te lo paso de nuevo por los pezones. Te estremeces. A la vez te voy soltando el cierre de tu falda y dejo que caiga.

-Sí, bonito tanga. Me gusta. Uuummm. Que culito. ¿Qué haremos con este culito guapa? – te digo acariciándolo y dándole un suave cachete.

Te bajo el tanga cogiéndolo con los dientes y ayudándome de las manos.

Quedas desnuda para mí. Solo con las medias hasta medio muslo, tus tacones y el pañuelo en tus ojos. Te contemplo. Estás preciosa. Te llevo junto la cama. Te ayudo a sentarte. Te suelto las manos. Te tumbo.

-Pon las manos hacia arriba- te pido. Y te las vuelvo a atar por encima de tu cabeza.

-Bien guapa. Estas a mi disposición. Hoy te llevaré al nirvana de tu éxtasis. Pero no puedes tocarme. Recuérdalo…

 

…seguirá…

(9,38)