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El chico del almacén

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Cada vez que tenía que ir a comprar sentía su mirada en mí. 

En mi barrio, hay pocos negocios a los que se pueda ir a comprar, cada vez que mi mamá me mandaba me arreglaba un poco e iba al almacén donde sabía que me lo podía encontrar a él. Sabía que cada vez que me daba vuelta, sus ojos se posaban en mi cola.

Para que se den una idea les cuento como soy, tengo 20 años, mido 1,65, soy morocha y no por alardear, pero dicen que soy muy linda, cola grande y parada y un par de tetas normales tirando a grandes. Me gusta que me miren y que me digan cosas en la calle, y a veces hago cosas para llamar la atención. Tengo fantasías con hombres más grandes, con desconocidos y siempre quise saber cómo era estar con una mujer.

Bueno, como les contaba… El chico que atendía el negocio me llamaba mucho la atención, no porque fuera muy lindo, aunque sí me gustaba su estatura 1,75 quizá... Y tendrá unos 19 años. Desde que note que me miraba, iba a comprar sin quejarme y cada vez más arreglada y con shorts más cortos. Entre compra y compra él me sacaba conversación y yo me hacía la linda.

Un día decidí ir a comprar con una remerita blanca y sin corpiño para que se me marquen bien el contorno de los senos y los pezones bastante paraditos por la excitación que me daba. Cuando llegue lo primero que hizo fue saludarme como siempre y dirigió sus ojos sin ningún disimulo a mis pechos. En todo el rato que estuve no quitó su mirada de mis tetas y esto me excitaba mucho. Cuando me estaba por ir porque no tenía lo que había ido a comprar (como una excusa nomas) se decidió por fin a decirme "cierro en 10 minutos, ¿me esperas?".

Sabía lo que significaba, le dije que claro lo ayudaría a cerrar, haciéndome la tonta delante de las personas que estaban en el almacén también. Apenas se fue el último, antes de que llegara alguien más, Agustín, que así se llama él, cerró a toda prisa quedándonos los dos solos en el negocio. Sin más ni más se lanzó a mi boca y me besó como nadie más lo había hecho, fue un beso desesperado, como si hubiera estado aguantando por mucho tiempo. Casi no me daba tiempo a respirar, su lengua se metía hasta el fondo mientras que sus manos apretaban con fuerza mi cola hacia él.

Estuvimos así unos cuantos minutos, no puse ninguna objeción a sus manos que recorrían todo mi cuerpo mientras me besaba todavía. Cuando llegó a mis tetas, lo primero que hizo fue sacarme la remera, me miró a los ojos y me dijo "esperaba este momento desde que viniste a comprar por primera vez" y se lanzó como un bebe desesperado a mamar mis tetas. Se dedicó a ellas por otros largos minutos y yo gozaba de lo lindo. Nos apoyamos en el mostrador de la caja y le saque su remera, él se desabrochó el pantalón y yo le baje su bóxer.

Cuando vi esa vergota hinchada de la excitación (unos 20 centímetros más o menos) me la metí en la boca y le di una buena mamada, era tan larga que me daba arcadas por momentos, pero quería hacerlo gozar y se vino en mi boca. Intenté tragar toda su leche, pero era demasiada, lo demás cayó por mi cuello llegando a mis tetas lo cual excitó mucho a Agustín. Me arranco el short más o menos me vio mi tanguita diminuta y sonrío con picardía. También la arranco y comenzó a meterme la lengua por mi concha totalmente depilada. Igual que había besado mi boca ahora besaba mis labios vaginales y mi clítoris.

Llegue entonces a mi primer orgasmo, él se dio cuenta porque como impulso le tire del pelo, y esto lo había excitado más aún. Me dijo "¡quiero metértela toda, de una!", agarro uno de los preservativos que tenía en el negocio, ayude a ponérselo y entonces, tal como había dicho me empaló de una. Aunque estaba muy mojada me dolió bastante hasta que me acostumbre a la presencia de su verga en mí. Entonces empezó el mete y saca, al comienzo despacio y cada vez con más fuerza. Me dio vuelta y me puso en cuatro, podía sentir como sus huevos chocaban con mis nalgas en cada embestida.

Realmente estaba disfrutando eso. Me sentía una puta haciéndolo con alguien que no conocía. El me gritaba "sí que estás disfrutando, ¿no? ¡Siempre quisiste ser mi puta!" Y yo solo gemía del placer que sentía. Fue ahí cuando los dos nos vinimos al mismo tiempo. Estábamos muy relajados y satisfechos. Finalmente nos vestimos y lo ayude a dejar en condiciones el negocio, para que no sospecharan lo que había ocurrido. Aunque el almacén quedó impregnado de olor a sexo, nuestro sexo. Esta fue la primer de todas las otras veces que lo ayude a cerrar en negocio. Otro día les cuento de cuando su jefe nos descubrió en pleno acto y se nos unió. ¡Mi primer trío!

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