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Pamela, la putona transexual

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Había venido de una boda de una compañera de oficina y después de la opípara cena, las "copichuelas" en la sala de bodas y algunos "bailoteos" con amigas, compañeras y amigas de amigas y al finalizar la fiesta y salir todo guapetón y engalanado y mi cuerpo pedía juerga, farra, parranda y más juerga. Marché en dirección al garito donde sábado si y sábado también, solía ir a "pillar cacho".

Al llegar allí, me dirigí a la barra y charlé y parloteé un poco con una de las camareras, que me conocían, pues me habían visto ligar con las calentorras que por allí zascandileaban y brujuleaban. Posteriormente y ya con el "pelotazo" en la mano, divisé a un grupo de amigos y conocidos que estaban con unas "titis" y señoras de muy buen ver. Fui saludando cortés y muy amablemente uno por uno y uno de mis amigos, al ver que yo venía solo y desparejado, me presentó a una atractiva mujer, rubia, madura y de buenas tetas que vestía sexy y muy llamativa.

Llevaba un vestido minifaldero color plata y que enseñaba una raja por encima del ombligo, así como también y a juego unas sexy sandalias también en plata con unos taconazos que elevaban su culo y tetazas. Me la presentó ese amigo y mencionó que se llamaba Pamela. Le di dos castos besos y casi al poco comenzamos a parlotear. Pamela era muy sexy y la verdad es que me impactó magistralmente. Debían de haber asistido a un evento, porque ellas venían muy emperifolladas y engalanadas y ellos muy trajeados. Me quedé con Pamela y así nadie quedó desparejado esa noche. Le pedí cortésmente que bailara conmigo "agarrado" y ella enseguida y al instante accedió. Penetramos en el pequeño mogollón y empezamos a bailar.

El estar tan apretado y sentir las soberbias tetazas de Pamela me puso más cachondo de lo que ya venía y comencé a parlotear y charlar con Pamela sobre lo atractiva y sexy que había venido. Ella me dio las gracias y me devolvió mis agasajos manifestando que yo también estaba bien y que yo era muy elegante. Seguidamente de varios minutos, le pregunté si quería abandonar la pista, porque aquello más bien parecía una pista de coches de choque. Pam, como quería que yo la llamara, río mi ocurrencia. Encaminamos nuestros pasos a la barra y allí pedí dos pelotazos y a Pam la invité al suyo, yo solicité un whisky con Ginger-ale y ella una Ginebra con agua tónica. Yo pagué los dos y nos retiramos al grupo. Prosiguió nuestra mutua charla y los amigos se marcharon y nos quedamos Pam y yo en el antro.

La cosa se iba caldeando, pues había avanzado la noche y volvimos a bailar lento. Ambos estábamos con ganas de cambiar la escena a causa de los vapores etílicos y Pam, que ya estaba empezando a ponerse "cachondona" y algo caliente y agitada, me pegó un morreo con lengua que me gustó y accedí. Nos comíamos con vicio y deleite y aprovechamos el momento. Seguimos comiéndonos y le toqué una teta y a ella le gustó. La calentura sexual iba en aumento y Pam sugirió que fuésemos a su casa.  

—Vamos a mi casa y allí nos quitaremos la calentura —expresó Pam.

Subimos las escaleras de la discoteca y yo iba detrás, la sola visión de su lascivo y depravado culo inquieto me puso rijoso y más cachondo si cabe. Al salir, nos cogimos de la mano y caminamos en dirección al parking más próximo. Nos metimos en el deportivo de Pam y la sola visión de su cuerpo de zorra en celo me puso aún más cachondo y sicalíptico.  Entretanto Pam iba conduciendo, desnudaba una de sus largas piernas con sus sexys taconazos y se la acaricié.  

—¡que rica estás, cariño!, ¡cómo me gustaría follarte! —hablé yo.

Pam me lanzó una pícara sonrisa y me miró con vicio, lujuria y mucha depravación. Mi rabo de semental en celo, parecía querer salir del tanga y ya la tenía casi a punto de explotar.  Me percataba que la lefa me hervía dentro de los cojones.

—¡estás muy buena, putona! —largué yo.

Pam me volvió a mirar con lascivia y lubricidad y me soltó:

—yo también te deseo, amor, pero has de saber que no soy lo que crees que parezco —declaró Pam

—¿qué quieres decir, amor? —paré yo.

—que soy una transexual y muy sexy como puedes ver —reveló Pam.

—bueno, pues no me importa. Aun así, quiero joder contigo querida Pam —expuse yo.

Pam volvió a sonreír y me tocó una pierna acercando su mano a mi sexo.

—¡que cachondo estás, amor! —reveló Pam—¿tanto te gusto? —añadió Pam.

—¡pues sí, me has puesto muy caliente, querida Pam y ya no me importa lo que seas, deseo bombear contigo y eso es lo que cuenta —proclamé.

Pam hizo un gesto para que la besara y acercó sus labios y la pegué un morreo de campeonato. Seguimos el trayecto a casa de Pam, pero a mí ya me daba igual que fuese lo que quisiera, lo único que veía era un ser sexy lascivo, lujurioso, obsceno y depravado y que me la quería tirar a toda costa y fuese como fuese. Llegamos al garaje y brujuleamos hasta llegar a la plaza de Pam, paró el coche y le pegué ahora sí, un largo y extenso morreo con mi lengua dentro de la suya. Nuestras lenguas, se enzarzaban y anudaban de lujuria como si fueran dos boas constrictor luchando y tratando la una de matar a la otra. Nos separamos, salimos del coche y antes de que pudiera dar el primer paso, la volví a pegar otro morreo, mientras la sobaba el culo y la magreaba una gorda teta. Así estuvimos tres minutos, morreando y magreándonos como dos depravados y obscenos seres en celo. Pam quiso notar mi rabiosa erección y frotó su libidinoso culo contra mi enhiesta pero dura verga.

—¡que empalme tienes cariño!, ¡estás muy salido por mí, amor! —manifestó Pam.

Marchamos en dirección al ascensor y nos volvimos a morrear con fuerza lúbrica y salvaje sexualidad. Nuestras ardientes y agitadas bocas chocaron y nos empezamos a comer a besos con concupiscente frenesí y brutal lubricidad. Al llegar al piso de Pam, todavía seguíamos presos de nuestra lascivia y continuábamos con las lenguas en la boca del otro. Al separarnos, salió mucha saliva de nuestras bocas, pues nos morreamos con satisfacción sexual.

—¡Wow!, ¡que "calentazo"!, ¡me has puesto como una moto! —expuse yo.

—¡pues tú no te quedas corto, me has puesto muy bruta! —descubrió Pam.

Salimos del ascensor y la pegué un "azotito" en el culo a Pam, preso de mi caliente lascivia y la muy putona Pam rugió de gusto. Mientras Pam trataba de abrir la puerta, yo rozaba mi rabo en su lascivo culo y con una mano la magreaba con destreza una teta

—¡ya, ya, ya cabrón, ya!, ¡ya sé que estás loco por joder conmigo! —evidenció Pam.

—si no me dejas abrir la puerta, no podremos joder a gusto —finalizó Pam.

Abrió la puerta y por fin nos adentramos en casa de Pam. Mi primera impresión fue excelente, pues estaba decorada con muy buen gusto y fotos de ella en el primer salón.  Me senté en un tresillo de piel y entretanto Pam acudió a su cocina para preparar unos últimos pelotazos. Yo me relajé y quité la corbata. Al poco llegó Pam con los pelotazos y lo mismo que habíamos pedido en la discoteca, empezamos a beber y brindamos por los dos. Pam, dejó el vaso sobre la mesa y comenzó a hacerme un striptease que me dejó atónito, pasmado y boquiabierto. Se fue quitando el vestido, libidinosa y muy lentamente, con un brutal morbo y profiriendo obscenidades que me pusieron más y más cachondo y muy libertino. Realmente parecía una prostituta VIP y me embelesó y deslumbró más.

—¡que rica estás Pam, quiero joder a tope contigo! —manifestó Pam.

—Sí, sí, ahora joderás y bien conmigo, muñeco —declaró Pam—vas a ser mi puto —añadió Pam.

Me indicó que me levantara y comenzó a desnudarme lenta y libidinosamente y cuando me quitó la camisa lamió lentamente mi pecho haciendo que de placer se me pusiera la carne de gallina. Me abrió el pantalón y descubrió que yo llevaba tanga.

—¡wow, que sexy estás, amor! —descubrió Pam—te voy a hacer gozar como un cabrón —añadió Pam.

Prosiguió quitándome la ropa hasta dejarme solo con el tanga, me indicó con un dedo que me aproximara a ella, que estaba sentada y comenzó a lamerme el paquete con el tanga puesto, con su mano derecha, me iba rozando un dedo en la rendija del culo.

—¡me pones muy cachondo cuando me haces eso! —gruñí yo—puedes follarme en la postura que desees, zorra —añadí.

Pam, me llevó de la mano a su habitación porque ya nuestros agitados y calenturientos cuerpos deseaban la jodienda

Llegamos a su habitación y se quitó la sexy lencería que llevaba y yo me quité el tanga que tan caliente y rijosa la puso.

—cariño, te voy a volver loco de lujuria. Te voy a matar a polvos —expuso Pam.

Su habitación era de color granate claro con cortinas y almohadones y almohadas de cuadros y a juego que resaltaban con la total belleza de la sexy transexual de mi amiga Pam. Comenzamos a besarnos con lengua y lubricidad y ya Pam estaba medio empalmada de lujuria.  Mientras nos besábamos, Pam se tocaba su transexual verga con vicio

—amor, te voy a hacer gozar como un loco. Este va a ser el polvo más lascivo de tu vida, cabrón —confesó Pam.

Me puse a cuatro patas, mientras Pam seguía acariciando su rabo hasta que casi se le puso dura. Se colocó detrás de mí y me tocó con una teta una de mis nalgas que besó. Prosiguió acariciando mi espalda con la mano izquierda y con la derecha sobaba su rabo hasta que se le puso duro. Tomó un gel que tenía en la mesilla de noche para adaptar y aclimatar su rabo a mi culo y no hacerme daño al encularme

—lo tienes muy apretado cariño, muy apretado. Eso me gusta —expresó Pam.

Me untó más gel en el ojete y ella se encasquetó un condón y se untó gel para abrirme el ojete. Siguió jugando con su verga rozando mis nalgas y con la izquierda me acariciaba la espalda y la derecha se acariciaba su rabo. Me daba golpecitos en el ojete con su ya enhiesto rabo para ir adecuándolo a mi ojete. Ya tenía dentro de mi ojete y ambos empezamos a gemir y jadear de placer. Cuando ya la tuvo bien dentro e introducida en mi culo, comenzó a dar pequeños y cortos empellones para comenzar la jodienda anal

—¿te gusta, cariño? —jadeó Pam.

Yo estaba muerto de lujuria y sentía como el rabo de Pam me horadaba el ojete y se alojaba en mi lentamente. Fue dándome lentos empellones, hasta que fueron aumentando en calidad y cantidad. Pam se así a mi espalda con sus bien cuidadas manos y me profería unas guarradas muy obscenas que me encendían y excitaban sexualmente.

—¡que rico estás, cabrón!, ¡qué bueno estás!, ¡me estas matando de gusto! —bramó Pam.

Los dos gemíamos y berreábamos de lujuria y frenesí.

—¡cabrón!, ¡tío bueno! —gritó Pam—¡joder contigo es un gozo! —añadió Pam.

Me daba largos y buenos empellones y yo seguía aullando, rugiendo de placer mientras Pam me soltaba más depravadas obscenidades y barrenaba más mi ojete. Frenó un momento, levantó una de sus piernas, puso su mano izquierda en su nalga izquierda para ayudarse a darme pollazos en mi ojete. Luego volvió a la posición inicial para encularme despacio y retomar un rápido enculamiento.

—¡Qué bueno estás, cabrón! —chilló Pam.

Pam me estaba enculando de menos a más y yo aullaba, bufaba y me desgañitaba del placer que esta zorra transexual me estaba dando con su rabo.  

—¡Toma rabo, maricón!, ¡toma polla! —mugió Pam.

Yo continuaba aullando, bufando, berreando y sollozando de placer, pues me tenía bien agarrado la muy zorra Pam.  De vez en cuando me azotaba presa del vicio y la lujuria de su cuerpo de zorra transexual en un lado de la nalga y yo me movía más y más como si fuera un desbocado caballo de carreras.

—¡Toma rabo, muévete más cabrón! —rugió Pam

Pam estaba colérica y muy caliente y proseguía perforando, barrenando y atravesando mi ojete con su cipote bien duro, mientras yo parecía una máquina de gemir, jadear, sollozar, bufar y berrear continuamente. Pam, frenó el enculamiento que me estaba dando y sacó su verga para que nos tumbáramos brevemente.  

—Cariño, que bueno estás. Me ha encantado follarte así, Me has puesto como una cerda, amor —declaró Pam.

Empezamos a darnos "piquitos" y yo le lamí su cuello por mi izquierda y luego debajo de la barbilla mientras le magreaba una teta. Ella se tocaba con vicio su rabo, mientras nos morreábamos con lengua. Yo, a mi vez, me lo toqué un poco y Pam me pidió que le comiera el rabo.

Pam, miraba embelesada y muy fascinada observando cómo se la comía y la muy puerca gruñía, bramaba y jadeaba de placer mientras lanzaba ‘ayes’ de lujuria.  

Succionaba con mi boca su rabo y bajaba y subía mi cabeza, mientras la zorra de Pam proseguía en sus gemidos, bufidos, sollozos y quejidos y ‘ayes’ de placer.

—eres un cabrón, cariño, me estás matando de gusto. Que bien me la comes puto semental —bramaba Pam.

—¡Ven aquí mi amor, te voy a echar otro polvo! mi rabo pide tu culo, cabrón —deseó Pam.

Pam se puso de rodillas en la cama y con su rabo duro y salido, se untó gel para petarme y encularme, yo me fui situando delante de ella para que me pusiera patas arriba y me pajeaba con deleite carnal.  Ella se pajeaba y a la vez, comenzó a comerme el rabo y yo berreaba, graznaba y jadeaba como un cabrón en celo.  

—¡qué bien me la comes, puta!, ¡me estás poniendo como una moto!, ¡me pones muy caliente, cariño! —bramé yo.  

Pam, mamaba y mamaba mi rabo y a la vez me observaba para ver la cara de corrido que yo tenía y percatarse del placer que, con su boca de zorra en celo, me estaba dando.  Me la pajeó un poco y luego ella se levantó para "engrasarse" el rabo y clavármela con placer y deleite.  

Me levantó las piernas, mirando en dirección a mi culo y musitó —¡oh, cariño, que polvo te voy a pegar, cabrón! —añadió Pam.

Pam, me levantó las piernas, jugó un poco con su rabo golpeando en mis nalgas e hincó su rabo en mi ojete y ella se asió a mis duros brazos de macho semental

—¡Deseo joderte como a un cabrón, amor! —jadeó Pam.

Cuando ya tenía bien encasquetada y encajada su verga dentro de mi ojete, retornó su jodienda en mis entrañas anales.  

—¡este va a ser el polvo más lascivo de tu vida, amor!, ¡me pones muy cachonda, cariño! —gritó Pam.

Pamela estaba más y más salida y sus duros empellones iban de menos a más y volvió a sacar a relucir su calentura.

—¡Voy a joderte hasta que chilles de placer, maricón!, ¡tío bueno!, ¡que culo tragón tienes, maricón, Me estás volviendo loca! —apostilló Pam.

Frenó un momento para moverse un poco y retomó la trepanación que me estaba dando en el ojete la muy zorra.  Fui abriendo mis patas en V y yo gemía y berreaba de lujuria y frenesí anal.  

—¡Voy a joderte hasta que chilles!, ¡Toma rabo, muévete más cabrón!, ¡Toma polla!, ¡Así! —chillaba Pam.

Yo proseguía gimiendo, berreando, gañendo y gritando por los mil pollazos continuados que esta zorra transexual en celo me estaba endiñando al perforar y taladrar mi ojete.  Mientras me enculaba en esta posición, me pajeaba para darme más y más placer.  Se me echó un poco encima y yo me fui poco hacia atrás para punzarme más su verga y darme placer.

—¡Toma polla!, ¡Toma rabo, cabrón!, ¡tío bueno!, ¡deseo saborearte entero, maricón! —gritó Pam.

Yo seguía aullando, bramando y graznando por los cientos y cientos de vergazos sin parar que esta guarra transexual depravada y tan obscena me estaba infringiendo al barrenar y horadar mi agitado ojete.  

Volvió a parar la jodienda y el polvazo que ésta sucia zorra me estaba pegando para sacar su verga y pajearnos Finalmente, al estar ella encima de mí y con su rabo encima de mi cara, expulsó gotas de lefa en mi duro pecho. Yo también me pajeé y expulsé gotas de lefa. Más tarde, Pam me dio un beso. Fuimos a la ducha, nos lavamos y ella se puso su batín, yo me vestí, me despedí de ella y quedamos para otro posible encuentro sexual.

(9,21)