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El hotel del todo incluido

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Con motivo de un viaje de negocios, acompañé a mi marido varios días a una convención médica que se celebraba en Benidorm. Yo no quería ir por considerarlo un viaje cansado para pocos días, pero él se empeñó y al final acepté ir.

El hotel donde nos alojamos estaba muy bien, pero para mí que había venido de acompañante, no me quedaba más remedio que aburrirme tomando el sol en la piscina o marcharme a la playa hasta que llegara mi marido bien entrada la tarde. Como la playa quedaba algo distante opté por quedarme en la piscina. Me puse un bikini llamativo y armada de toalla de baño y crema bronceadora bajé a la piscina.

Tumbada indolentemente en la tumbona, tomando el sol en topless, estaba pensando en mis cosas cuando vino un camarero, me preguntó si quería tomar algo, lo miré descaradamente desde detrás de las gafas de sol y me fijé tendría sobre 30 años, guapo, fuerte, cuerpo de gimnasio, estaba para comérselo. Le dije que me trajera un refresco y al momento me lo estaba poniendo sobre una mesita pegada a la tumbona. Le di las gracias y me preguntó si quería algo más. Le dije que mi marido estaba en una convención y volvía al anochecer, me aburría de estar sola y que qué podía hacer en el hotel. Me comentó, que, si me parecía bien, cuando acabara su turno de trabajo, me iba a enseñar algunas cosas interesantes que me gustarían y que estaban en el TODO Incluido del hotel. Como os podéis figurar, ante semejante proposición, sonriendo le di mi número de habitación y le dije que lo esperaba encantada.

Pasadas las 4 de la tarde llamó a la puerta de mi habitación, abrí y allí estaba el camarero. Encantada le indiqué que pasara, lo recibí liada en un pareo como única ropa, él venía vestido con camiseta, short y náuticos. Nos sentamos en el amplio sofá y le invité a tomar un wisky. Me dijo que no tomaba alcohol, ya que se cuidaba mucho, se machacaba en un gimnasio, no fumaba y procuraba llevar una vida sana. Nos servimos unos zumos. Lo observaba y, a pesar de tener 30 años, aparentaba menos edad y vi que se me presentaba una bonita oportunidad para abandonar mi aburrimiento y pasármelo bien con este yogurcito. Una oportunidad muy bonita para aprovecharla una mujer como yo mayor de 40 años y ansiosa de disfrutar y gozar en la cama.     

Me quité el pareo y me mostré desnuda a sus ojos, a continuación, lo fui despojando lentamente de toda su ropa y, una vez desnudo, apretándome contra el comencé a excitarme. Noté su cuerpo, fibroso, cuidado, jovencito, todo depiladito, morenito, como a mí me gusta. Como digo, se dejaba hacer de todo, era lo ideal para una mujer sedienta de amor y de sexo, y yo, ansiosa por disfrutar de su maravilloso cuerpazo, recorro y gozo toda su piel con las manos, con los labios y con la boca. Le mordisqueo los pezones, mi boca bajaba despacio saboreando cada centímetro de su tostada piel, con las manos le sobaba los gemelos, los glúteos, los dorsales, los muslos fuertes y apretados con unos cuádriceps perfectos al tiempo que con la boca y la nariz saboreaba el olor de su pubis. A tan corta distancia, el olor maravilloso que me llegaba de su sexo me excitaba aún más.

Le palpé el escroto y notando la hermosura de los testículos, gorditos y sin nada de pelo, se los besé, uno a uno me los introduje en la boca varias veces, le palpé el pene, no estaba muy erecto, pero estaba de pecado, me lo introduje con avidez una y otra vez en la boca, lo lamí muchas veces, lo besé, lo quería todo para mí. Con delectación y lujuria saboree su glande, el tronco de su cipote entra y sale de mi boca y lo disfruto muchas veces y, gozando con ese manjar, me agité, me asfixié, no pudiendo más y me corrí como una colegiala.

Pero no me conformé con eso, quería gozar con este efebo propio de un escultor griego. Quería sentirlo dentro de mí, de mi vagina, que entrara su miembro gordo y erecto todo dentro de mí, quería sentir sus achuchones, su bombeo de mete y saca. Quería que inundara con su leche todo mi ser.

Comencé acariciándole la espalda, besándole los riñones y bajando hasta los glúteos, después me volví a comerle muchas veces su maravillosa polla, de abajo arriba y a llenarme la boca con tan rico y excitante manjar. Como ahora sí que la tenía gorda y tiesa, le pedí, le supliqué que me la metiera, que me la metiera hasta que me hartara y acto seguido, obedeciendo mi orden, seguramente al verme cara de esposa lujuriosa y viciosa, me penetró con la fuerza de un toro, inició un mete y saca cuyas fricciones cada vez me ponía más excitada y cachonda notando una de las sensaciones más maravillosas que he sentido nunca. Indudablemente, este camarero sabía follar a una mujer mayor aburrida y deseosa de sexo. Ahora en un dulce vaivén, como si estuviera meciendo a un bebé, me arrancó gemidos que me enloquecían, yo até mis piernas a su cintura para sentirlo más fuerte, más dentro y notar mejor su duro pene dentro de mi cuerpo. Sus embestidas son cada vez más fuertes y noto que estoy llegando al clímax, que no puedo aguantar mucho más, que me voy a correr, sí, sí, me voy a correr otra vez. Él también lo notó y apretó todavía un poco más el bombeo, también se iba a correr…sí, sí, quiero que inundes de tu semen todo mi interior, quería sentir el borbotón de tu leche caliente saliendo inagotable, quise fundirme con su orgasmo. Y así entre mil gemidos nos corrimos los dos al mismo tiempo en un acto de gozo y placer como pocas veces he sentido. Aquella fue una corrida gloriosa.

Al día siguiente bajé tempranito a la piscina y respiré tranquila pues allí, a lo lejos, divisé a mi camarero. Solícito vino hacia mí, nos saludamos y le pedí un zumo fresquito. Me lo trajo rápidamente y al preguntarme si deseaba algo más, con la mejor de mis sonrisas y, lanzándole pícaramente un beso, le rogué que volviera a mi habitación cuando terminara su turno para aplicarme el todo incluido… ¡y la verdad es que me también me lo aplicó maravillosamente aquella tarde y las siguientes!! .... ya os lo contaré en otra ocasión.

Cuando llegó mi marido me dijo si me había aburrido y yo le contesté: «cariño: en estos hoteles del todo incluido hay cosas para no aburrirse».

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