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¡En el baño de la universidad!

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Poco les he contado de mí. Soy una joven de 20 años. He tenido muchas experiencias sexuales fuera de lo común, aunque en su mayoría con el mismo chico: Alejandro, mi novio de hace mucho tiempo ya. Mi cuerpo seguramente ha sido el causante de que yo desde muy joven haya sido bien caliente. Tengo una estatura común tirando a baja (1.63cm), caderas anchas, cintura pequeña pasando a normal, un trasero bastante grande, piernas tonificadas, y pechos de tamaño normal. Se imaginarán entonces que no soy una chica que pasa desapercibida, y honestamente, sentir que un hombre me desea me pone a cien. Alejandro no se queda atrás, es alto, es de cuerpo fornido, tiene un gran trasero (Dios, qué trasero) y ni hablar de lo dotado que está, su miembro es tan largo como grueso. Él y yo no somos taaan liberales, ni demostramos a la gente ser tan cachondos, lo normal, quizá porque vivimos en una pequeña ciudad y si han vivido en una sabrán lo mucho que la gente cotillea. Pero en la intimidad, vaya que la pasamos de maravilla. 

Bueno, ahora sí voy a lo que los trajo aquí...

Alejandro y yo estudiamos en la misma universidad, pero en distintas facultades, y de vez en cuando tenemos clases a la misma hora. Así que una mañana, yo estaba en una clase de TRES HORAS que apenas empezaba, anhelando que el reloj corriera rápido para irme a casa. A los minutos me llega un whatsapp de Ale, diciendo que estaba en una clase extremadamente aburrida, que quería estar a mi lado. De repente empecé a imaginar lo rico que lo habíamos hecho la noche anterior en su casa y lógicamente empecé a ponerme muy caliente. Luego de unos minutos, cuando volví de mis pensamientos, recordé que no le había contestado nada. Sin pensarlo mucho, le escribí: Estaba recordando lo rico que la pasamos ayer y ahora sólo quiero que me hagas el amor. No es justo. Sal de esa clase ya mismo. Ale no tardó en decir que estaba esperándome afuera del aula en la que yo tenía clase. Dejé mis cosas, con la intención de volver a la clase, inventarle alguna excusa a mi profesor y si no tardaba mucho, terminar de escuchar la cátedra.

Al salir, encontré a mi muchacho intentando ocultar su erección, lo que me puso a pensar en su expresión cuando recibió mi mensaje. Le di un beso largo y aprovechando la soledad en los pasillos, lo tomé de la mano hasta el baño de hombres. Ale no lo podía creer. Habíamos tenido muchas aventuras ¿Pero en el baño de la universidad? Jamás se le hubiese ocurrido. Yo estaba loca de deseos por mi hombre, en cuanto entramos a uno de los cubículos me arrodillé para comerme toda su pija que ya la traía a estallar. Él parecía sorprendido aún, pero le encantaba verme tan excitada. Yo estaba concentrada en su pito, lo masturbaba con mis manos y chupaba su cabeza, al tiempo que le hacía circulitos con la lengua, bajaba con mi lengua hasta sus bolas y las chupaba, cosa que a él le encantaba. Luego me subí la falda y empecé a frotarme el clítoris y sí que estaba mojada. Ale me levantó y me besó con fogosidad. Bajó a mi sexo, me levantó una pierna y empezó a chuparme el clítoris. Fueron varios minutos de placer, él moviendo su lengua como él sabe y yo retorciéndome, tocándome y agarrándole del cabello, acercándolo más a mi vagina. No entiendo cómo no me desplomé del placer. Después de uno de varios orgasmos, sentí que había varios chicos adentro y le dije: has que todos me escuchen gemir, métemelo ya.

Me agarré de las paredes y Ale empezó a penetrarme, supongo que lo que le dije lo calentó demasiado, porque no hubo tiempo para preámbulos ni embestidas suaves, sentía cómo entraba tan adentro de mí y pronto empecé a gemir, cada vez más fuerte. Escuchar a los chicos cómo susurraban e imaginarlos con su pito duro me excitaba más. Ale besaba mi cuello y gemía también. Me dio tan duro y tan rápido como pudo y pronto ya no podía sentir mis piernas, tuve un par de orgasmos y él se vino adentro. Nos besamos unos minutos más hasta reincorporarnos. Recordé a los chicos de afuera y quería aumentar su morbo viéndome salir, así que le dije a Ale que debía volver a mi clase y él también. No dijo nada y sólo nos acomodamos la ropa. Cuando salí, se quedó adentro como para que no saliéramos al tiempo y disimular, pero yo lo tomé de la mano y con una sonrisa de satisfacción, salí, me miré al espejo acomodándome todo y aproveché para mirar a dos de los chicos que estaban afuera, jamás los había visto antes y después de eso tampoco los he vuelto a ver en la U, sus pitos querían explotar y por la forma en que me miraban, puedo adivinar que después de eso se tiraron un gran pajazo pensando en mí, en cómo gemía. Ale quiso marcar su territorio colocándose detrás de mí y dándome un beso en la mejilla y finalmente salimos de ese baño tomados de la mano, sin importarnos que nos pudieran ver.

Cada uno se fue a su clase, aunque nuestras mentes seguían en el baño, en esos minutos de placer... No hemos repetido esa aventura, pero sí hemos hecho otras tantas que les estaré compartiendo.

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