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Transformando a mí esposa

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Tengo más de 40 años, tengo al menos 10 kilos más de los que debería pesar, mi pelo se empieza a pintar de canas. El tamaño de mi sexo es normal, ya en acción recupera mucho más tamaño de lo que aparentaría.

Karina es una mujer apetecible, capaz de excitar a cualquiera, hombres y he de decirlo que hasta a mujeres en ocasiones, tiene 28 años no es ni pequeña ni grande, sus tallas para mí son de una medida exacta y bien proporcionada, su cuerpo se sostiene en dos piernas muy bien formadas y definidas y la suavidad de su piel es especial sus muslos blancos y suaves hacen ver toda su piel suave y delicada, sus caderas muy bien dibujadas, sin exageraciones, en su vientre no puede descubrirse a simple vista el rastro de su maternidad, su pubis, apenas un pequeño triangulo exquisito dibujado entre sus piernas, anuncia la promesa de un buen sexo, de pechos pequeños, con sus aureolas rosadas y de respuesta fácil a las caricias, siempre dispuestos a endurecerse al menor contacto, sus manos son delicadas, suaves, expertas, un poco eficaces, capaces por sí de extraer placer de cualquier hombre.

De pelo, negro, mujer feliz, pícara, inquieta e interesante con expresión permanente de estar mirando una película erótica, sus ojos y su boca denotan ganas de sexo.

En la primera oportunidad me dio en forma morbosa, un beso apasionado y deseoso. Estaba igual de preciosa que el día que la conocí hábilmente desabotonaba ya mi pantalón para luego sentarme en un sillón, para tomar mi verga entre esas manos ya descritas y succionar mi verga dentro de su boca, mirándome de reojo alzando de en ratos la lujuriosa mirada de sus ojos para disfrutar de mis reacciones a sus ricas chupadas.

Inevitablemente recordé aquel día cuando cegado por su belleza  le puse la mirada encima y desistí de dejarla ir era ella una niña de apenas 20 años tierna y delicada con las ansias abiertas de comerse el mundo y el mundo las ganas de comérsela a ella así que decidí que yo sería su mundo y comencé a cortejarla con la inocencia que ella quería pero la dedicación de un hombre de mi edad, recuerdo su evolución de niña tímida a una mujer experta, y aun que ya atrevida aun temerosa, nerviosa de mirar en el espejo del cuarto de hotel la imagen de su propio cuerpo enlazado por el mío.

El bello cambio de aquella mujer vergonzosa al entrar a aquella habitación en que sabía seria poseída, a la que hoy irradia erotismo al desnudar su panocha durante horas bajo sus ropas mientras estamos en algún lugar público para sabernos pervertidos, esa que ahora se desnuda para hacer las tareas de la casa porque sabe que me gusta que en los descuidos algún vecino fisgón la observe morboso de vez en cuando esa que se toca a escondidas para esconder que su panocha escurre de ganas por tener a otros hombres dentro de ella, a esa que en voz entre cortada por el deseo quiere, me pide que la deje ser mi puta y que me pide a veces a gritos que la coja como nadie lo haya hecho jamás.

Seguía así ella chupando y yo recordando ella matándome de placer succionando, lamiendo, y jalándomela con sus manos mientras su lengua pasaba lentamente entre mi glande mientras mi mente volaba al momento en que te vi chupando y mamando esa verga que sostenías entre tus manos en empinada desde el asiento trasero de ese pequeño vehículo hasta el asiento del conductor donde se encontraba mi amigo y compañero de trabajo mientras mis manos te sobaban las nalgas y traspasaban a través de la minifalda que llevabas puesta, tu vagina ya sin tanga y expuesta hacia mi cara entre el hueco que dejaban los asientos del piloto y copiloto y este último en el que me encontraba yo la forma en que te contorsionabas para alcanzar tu manjar y ofrecerme tu panocha era genial inicie el juego sin saber si aceptarías este triángulo de sexo, sin saber si te entregarías a la lujuria de estos dos hombres, si dejarías y acabarías acariciada por otras manos, otra lengua y penetrada por otra verga.

No lo sabía, pero era genial tu lengua recorría mis huevos ¿en busca de sabor? No lo sé, pero eran cada vez más duros y los sentía reventar, mis manos te jalaban hacia mí como queriendo que te comieras mi verga y que mi semen corrieran directo por tu garganta sin pasar por tu boca, pero me contuve ante los recuerdos inevitables de ti, acomodándote entre los dos asientos para poder seguir mamando la verga de mi compañero mientras mi verga ya empezaba a husmear entre tus labios vaginales.

Tu no lo sabías, te había pedido que me acompañaras y retado a que vinieras sin ropa interior como un juego de perversión como esos que estábamos acostumbrados a hacer te pedí que vinieras para ir a comprar cerveza para mi compañero y para ti y te pedí que nos quedáramos en el carro a platicar distrayendo mis perversas intenciones pidiéndote que te sentaras en la parte de atrás en medio del asiento para que ambos pudiéramos mirarte sin torcernos mucho tu inocente te colocaste en el medio mientras te recargabas entre los dos asientos delanteros exponiendo de vez en cuando tus pechos y en ocasiones ya con el calor de la cerveza tu vagina expuesta por la falta de ropa interior y lo corto de la minifalda esto a pesar que me habías jurado que si inducia algo así tal vez no volverías a verme, pudiste haber dicho muchas cosas, pero tu sola atravesaste el umbral ante la mirada indiscreta de mi compañero y amigo a tu sexo expuesto a su búsqueda constante y descarado, mientras te buscaba y te veía a los ojos como pidiéndote sin decir una palabra que abrieras las piernas, tu sola te sometiste a mi capricho cuando inesperada mente le diste la vista que deseábamos y me miraste cómplice y complaciente y me guiñaste el ojo, para acto seguido acercarte a mi compañero y fundirte en un beso profundo …

Tu lengua seguía jugando con mi verga la recorría una y otra vez mis huevos y miss ingles chupabas cada parte de mi cuerpo como poseída  me mirabas con lujuria esa que solo logran tus ojos desaforados por el placer y mi mente comparaba esa tierna mujer que recibí de niña y que tierna jugaba a tener sexo a la que ahora ya en un carro mamaba una verga extraña y por el otro lado mi verga arremetía contra ella taladrándole la panocha tocando con mi verga las paredes vaginales y llegándole a la entrada del útero.

Ahí estabas gozando de dos vergas y exhibiendo tu sexualidad frente a ojos desconocidos para ti nunca entregarás a nadie ya, como lo haces conmigo has recorrido un largo camino entre aquella mujer inquieta, generosa e insegura que conocí y que hoy va y viene pero que siempre regresa a mis brazos sabedora que solo yo podre amarla y aceptarla con esa mente sucia, pervertida y depravada con ese ego singular y esa grandeza integral esa hoy dispuesta a desnudarse frente a otros hombres a pesar de su maternidad y dejar volar su ya poco recatada lujuria y hacerme lo que en este momento me hace ya hoy hay mucha distancia entre esas dos distintas mujeres y aun así te amo por que encontré a cada día algo nuevo de ti que amar.

Hoy ya con mis pensamientos claros me dejó besar en los labios un instante para luego recostarte en la cama y ponerte mi verga en la boca mientras tú te abres el sexo con tus dedos para que mi lengua recorra tus labios vaginales y arrancarte ya en este momento un tremendo suspiro que denotan lo temperamental de tu sexualidad.

Hoy ya con más seguridad y autoestima en ti sé que eres la misma, pese a todo el recorrido juntos, sigues teniendo la frescura inocente y a la vez erótica que siempre has tenido.

Hoy será mi semen una vez más en tu boca como ayer fue el de mi amigo y tal vez otros cuantos, mientras con mi lengua arranco un orgasmo de placer a tu ser y mi semen descansa ya en tu boca y lo deglutes entregada y gustosa como has deglutido el de ya otros tantos y tu ser sigue siendo hoy el ser a quien más amo y amare.

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