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Diario de mi sumisa D -2- (segunda parte)

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Hola amigos, continuo con la historia que deje pendiente, en esta ocasión será lo que paso en la habitación después de llevarla a un Oxxo, cercano al eje central de la ciudad de México, por mis cervezas.

**********

Ella se había quedado hincada, solamente tenía puesto el collar de perra y la corra seguía pasando por su vagina, ya que aún no había deseado desatarla, estaba inmóvil esperando ordenes, mientras yo me preparaba para continuar con lo que tenía pensado para ella en esa sesión.

Cuando tuve todo listo, me senté a la orilla de la cama, frente al espejo que tenía la habitación, la llame diciéndole:

—ven aquí perra —de inmediato obedeció y vino a donde estaba en 4 patas, cuando estuvo delante de mi le ordene— acuéstate en mis piernas —de inmediato se levantó y lo hizo, ella sabía lo que venía, así que de inmediato levanto las nalgas.

Miraba al espejo disfrutando de la imagen, sobándole las nalgas mientras le decía:

—no quiero ningún quejido, puta, ya sabes lo que pasara si lo haces y se sumara al castigo que te tengo guardado —ella solo asintió, en ese momento levante la mano, antes de otra cosa, con la otra mano la jale del cabello, la hice voltear al espejo mientras decía— ahora puta quiero que te veas bien mientras lo hago —no pudo decir nada, de inmediato solté la primera nalgada.

Ella observaba por el espejo como terminaba de darle 20 nalgadas, las di con tal fuerza que cada vez que mi mano azotaba sus nalgas ella tensaba su cuerpo, pero resistió todas sin dar ningún quejido, después de que termine le ordene subirse a la cama y recostarse boca arriba, cosa que obedeció de inmediato.

Me acerque a las cosas que tenía guardadas, saque 8 pinzas de ropa, las correas que uso para esposar muñecas y tobillos, así como el gag para amordazarla, me acerque a ella y le coloque las correas, después le puse el gag y para terminar me a su oído para susurrarle:

—también tienes que resistir esto perra —en ese momento puse una pinza en su pezón derecho, me levante fui despacio al otro lado y le puse otra en el pezón izquierdo, en cada una tensaba su cuerpo, entonces tome las pinzas restantes y empecé a colocar tres más en cada uno de sus senos, alrededor del pezón.

Cuando termine, ella había resistido sin quejarse, en parte por el castigo que le esperaba, así como por el gag que le impedía hablar, estando en esa posición saque un par de pinzas más y le dije mientras ella mantenía la cabeza levantada.

—estas son las ultimas perra —me puse entre sus piernas, acaricié su vagina depilada y comencé a poner una pinza en sus labios vaginales, ella solo tembló sin quejarse de nuevo.

Estaba muy complacido de su resistencia, así que decidí que era momento de pasar a otra cosa, le arranque las pinzas de la vagina, saque una cuerda, empecé a preparar la misma amarrándola a las patas de la cama, en ese momento la jale del cabello diciéndole:

—ven aquí puta —la puse en la misma posición que estaba solo que esta vez su cabeza estaba en el pie de cama, entonces espose sus muñecas y le amarre las manos sujetándolas por encima de su cabeza y colgando de la cama los brazos, después con la argolla que tienen las correas, sujete sus tobillos a la misma cuerda haciendo que su pierna quedara levantada y abierta, pase la cuerda por debajo de la cama e hice lo mismo con la correa del otro tobillo.

Estando en la posición que había deseado, tome algunas fotos y la deje un rato mientras la contemplaba, ella daba algunos gemidos, pero sabía perfectamente que estaría así hasta que yo lo deseara, pasando algunos mi minutos me levante, me acerque para soltar sus piernas, una vez libres me desnude, me coloque entre sus piernas cansadas, la contemple aun amordazada y con las muñecas bien sujetas, en le abrí las piernas lo más que me fue posible y haciendo a un lado la correa empecé a penetrarla con fuerza, ella empezó a gemir mientras yo disfrutaba a mi antojo de su cuerpo.

Me observaba en el espejo mientras la penetraba, y le decía:

—así es como estarás siempre perra, completamente dispuesta a lo que se me antoje —ella continuaba gimiendo mientras seguía penetrándola, en ese momento observe las pinzas en los senos, agarre la que tenía en el pezón derecho y en el momento en que empuje con fuerza, arranque la pinza, mientras ella soltaba un quejido.

Continuaba penetrándola y arrancando las pinzas con calma, de una en una, cuando termine de arrancarlas me detuve, saque mi verga, me levante, la desate, también desate su tanga que sostenía la correa, cuando termine de desatarla le quite el gag, ella jadeaba y me observaba mientras le decía:

—ya sabes tú lugar mientras no te uso perra.

De inmediato respondió:

—si amo —se fue a colocar en el rincón a 4 patas y permaneció hincada.

Me senté en una silla que tenía la habitación, en ese momento mire las cervezas, le ordene:

—tráeme un par de cervezas perra.

—de inmediato amo —respondió mientras iba en 4 patas hasta la bolsa que tenía las latas, cuando llego ahí se quedó inmóvil, después de unos segundos volteo a verme, comprendí que no sabía cómo llevármelas, ya que le había ordenado estar siempre a 4 patas mientras no le ordenara otra cosa.

En ese momento le dije:

—levántate, tráelas aquí, abre una e híncate.

Se levantaba mientras respondía:

—si amo —hizo justo como se lo ordene, al llegar permaneció hincada.

Después de descansar un par de minutos le tomé las manos y las puse sobre su cabeza.

—así sostendrás mis bebidas, perra, ya sabes lo que pasara si la derramas y estarás en esta posición siempre que se me antoje —tomé la cerveza y ella permaneció con las manos levantadas, cuando di un par de tragos la puse de nuevo en sus manos.

Mientras ella sostenía mi bebida decidí de que empezara a hacer otras cosas, así que le ordené:

—ahora perra sin dejar de sostener mi cerveza, empezaras a mamarme la verga, cuando te lo ordene, la lamerás hasta los huevos, está claro puta.

Sin levantar la vista dijo:

—como ordene amo —en ese momento levanto más los brazos y empezó a mamarme la verga sin soltar la cerveza.

Estuve un rato disfrutando de la boca de mi sumisa, en ese momento levante a lata, observe complacido como dejaba los brazos arriba esperando la lata, después de dar un trago y cuando baja la lata de nuevo a sus manos le dije:

—ahora lamela puta —dejo de mamar para empezar a lamerla, lo hacía desde los huevos hasta la punta, justo como se lo había ordenado, estuve así otros minutos, hasta que tomé la cerveza, repitiendo la escena, esta vez diciéndole que mamara.

Repetí lo mismo, solo tomando una pausa cuando se acabó la lata y le ordene abrir la otra, para cuando me acabe la segunda cerveza, le ordene parar, le pregunte:

—¿Tienes sed mi perra?

—si amo.

Mientras le señalaba las cosas le dije:

—entonces ve por el plato que te ordene traer perra, ya sabes cómo hacerlo —se dio vuelta fue en 4 patas, se levantó para alcanzar las cosas, se puso el plato en la boca y regreso de la misma forma, hincándose delante de mí al llegar.

Le ordene poner el plato en el suelo, que se quedara ahí, me levante, tome otra cerveza, me acerque al plato y me agache para vaciar parte dentro del plato, me levante y volví a sentarme, después de dar un trago le ordené:

—ahora bebe toda la cerveza como la perra que eres —de inmediato se puso en 4 patas delante del plato, empezó a beber la cerveza hasta terminarla y quedándose en esa posición después de hacerlo.

Me levante después de terminar mi cerveza, mire en el plato para ver si había acabado toda la cerveza, tome la correa, la lleve a la cama, le ordene acostarse, cuando lo hizo tome sus piernas, espose sus tobillos y las levante, entonces espose sus muñecas debajo de sus piernas, de forma que así sostenía levantadas sus piernas, dejando expuestos su vagina y su culo.

La agarré firmemente de las piernas y empecé a penetrarla por la vagina después, ella estaba gimiendo y diciendo:

—si amo, gracias, así —permanecí penetrándola así, incrementaba el ritmo y la fuerza cada que se me antojaba, hasta que me canse de estar así, la desate y le ordene ponerse en 4.

Ella esperaba que todo continuara por su vagina, pero sintió como escupí en su ano y empecé a frotar mi verga en él, levanta la cabeza como queriendo protestar, pero se detuvo, además de que mientras planeábamos la sesión, sabía que iba a hacerlo, así que pego la cara contra la almohada, le di una fuerte nalgas mientras le decía:

—levanta bien el culo, puta —cosa que hizo de inmediato entonces empecé a meter lentamente mi verga mientras ella daba un grito ahogado por la almohada.

Estuve un tiempo inmóvil, esperando que se acostumbrara su ano a mi verga y entonces empecé a moverme, sujetándola de las nalgas, ella mantenía la cabeza contra la almohada, por lo mismo, cada vez que la embestía sus quejidos se escuchaban muy apagados, mientras la tenía así, solo soltaba sus nalgadas para nalguearla.

Después de un tiempo de estarla penetrando por el culo, deje de hacerlo, me levante, sin darle tiempo a descansar, la jale del cabello, la puse de rodillas en el suelo frente a mí, al tiempo que le decía:

—ahora puta mame la verga —cosa que hizo de inmediato.

Así la tuve ella de rodillas y yo de pie, hasta que sentía que estaba a punto de venirme, entonces saqué mi verga de su boca, le ordené:

—levanta la cara puta —me masturbé hasta que, casi de inmediato me vine en su cara.

Cuando me vine en su cara, me miro, pensando que ya habíamos acabado, pero tome de inmediato su correa, tirando de ella llegamos la regadera, se quedó hincada ahí mientras me inclinaba y le quitaba el collar, la correa, las correas de muñecas y tobillos, entonces me pare enfrente de ella y jalándole de los cabellos de nuevo le ordené:

—mantén la cabeza levantada perra —cosa que hizo.

—si amo —en ese momento me incorporé y empecé a orinarla.

La dejé ahí mientras iba al lavabo a enjuagarme la cara, cuando termine, me acerque y puse el agua fría de la regadera, dejándola ahí hincada, dejando que el agua limpiara lo que acababa de pasar, después cerré el agua, le ordene voltearse y quedarse en 4 patas, entonces salí y regrese a los pocos segundos con mi cinturón, mientras entraba le decía:

—ahora perra te daré los 20 azotes que te tenia reservados como castigo y en cada uno pedirás perdón —observé como asintió y empecé a azotarla, como aún estaba mojada, el dolor se incrementaba en cada azote y como le ordené, pidió perdón en cada azote.

Cuando termine, le ordene quedarse en el rincón más alejado de la regadera mientras me duchaba, al salir me pare frente a ella y le dije:

—hemos terminado perra, puedes ducharte.

Se levantaba mientras me decía:

—si amo.

Salí y me recosté esperándola, ya cuando salió hablamos un rato de lo que había pasado, ya cuando descansamos salimos del hotel y la deje en el metro salto del agua.

**********

Hasta aquí, termino la segunda sesión con mi sumisa D, espero que hayan disfrutado del relato y no haya sido tedioso para ustedes, anexo algunas fotos de la sesión, así como sigo abierto a cualquier duda, comentario o sugerencia a mi correo:

[email protected]

Seguiré subiendo mis experiencias si son del agrado de ustedes amigos lectores.

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