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Como perdí la virginidad con dos negros

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Hola a todos mi nombre es Ana y este es mi primer relato, en el cual les voy a contar como perdí mi virginidad hace 20 días exactamente; empezaré por contarles un poco de mí, tengo 18 años, soy trigueña de ojos color miel, mido 1.65, cabello negro largo y lacio, muchos me dicen que tengo cara de ángel pero a mi edad tengo un cuerpo bastante desarrollado, mis pechos no son muy grandes… eso sí, mis piernas son bonitas, pero lo que más veo les llama la atención a los hombres son mi cintura chiquita, mis caderas anchas y mis pompis grandes…. Tengo un grupo de amigas con las cuales me llevo muy bien, ellas son Andrea (19) y Mónica (21).

Mónica es la más lanzada del grupo, cambia de novio frecuentemente y con la mayoría ha tenido relaciones sexuales, por lo menos cuatro que yo sepa; es decir que tiene experiencia, siempre nos cuenta cosas y detalles sobre el sexo para que tengamos en cuenta con Andrea, y a diferencia de Andrea que le gusta oír las experiencias de Mónica, yo soy la más recatada del grupo, no me dejaban tener novio, pero bueno así son mis amigas. Con respecto a Andrea, ella es la que le hace gancho a Mónica cuando ella está caliente con algún tipo.

Un día planeamos aprovechar el fin de semana largo que se aproximaba y decidimos viajar para la playa que nos quedaba cerca a unas cuantas horas, todas dijimos que sí. Con mucho trabajo mis papas me dejaron ir y me dijeron que no saliera con nadie más que con mis amigas. Como no conocíamos a nadie, decidimos ir a través de un tour que nos hacía promoción a las tres, yo como que dude un poco, pero al no tener familia que nos aloje por unos días, y además que no teníamos mucho dinero, no me quedo otra que ir, la idea era conocer y no quedarnos en la capital. Partimos el día jueves a la noche, al llegar conocimos el hotel el cual era muy bonito, nos dieron nuestra habitación, las cuales eran muy cómodas, tenían una cama doble donde se acomodaron Mónica y Andrea, y otra sencilla donde me acomode yo, teníamos televisor, calefacción y el baño era espectacular, en general todo un lujo por ser promoción.

Luego de acomodarnos salimos a conocer el lugar a recorrer las instalaciones y como siempre Mónica a ver qué tipo bueno había por ahí, quedo encantada con un coordinador del lugar, nos decía que tenía muy lindo cuerpo y que les gustaba como le quedaba el uniforme, en un momento lo vemos y se nos acerca a preguntarnos si necesitábamos algo, Mónica aprovecho el momento, nos presentó y como siempre ella tan lanzada se le acerco y estableció conversación con él, mientras nos contaba cosas del lugar, los horarios y lugares para ir, note que Mónica empezó a coquetearle y demás, para que se den idea Carlos, así se llamaba, era un morocho alto y robusto que tenía unos 25 años, de músculos marcaditos en los brazos y espalda súper ancha.

Un día antes de volver, Carlos nos dice que en horas nos iban a llevar a una disco, que iban a ir los otros grupos y sus respectivos coordinadores, que la fiesta de “despedida” iba a estar buena y que vayamos Mónica como era de esperarse y con las ganas que le tenía, aceptó sin ni siquiera preguntarnos. El resto de la tarde la pasamos haciendo actividades de integración con un grupo, sacándonos fotos, etc. Al volver al hotel nos dijeron que fuéramos un rato a descansar y que nos arregláramos porque nos iban a llevar a la disco del centro cosa que nosotras ya sabíamos, mientras nos arreglábamos, Mónica no hacía más que hablar de Carlos que le había gustado mucho, y nos decía a mí y a Andrea que aprovecháramos y disfrutáramos del ultimo día, en fin, una vez arregladas, salimos a la bendita fiesta. 

Llegamos y en la entrada estaba Carlos con los dos compañeros, Mónica de inmediato saludo a Carlos quien nos presentó con sus amigos, el primero se llamaba Alberto tenía unos 23 años (alto, blanco, de pelo negro, facciones finas y de buen cuerpo) el otro se llamaba Gustavo, era mayor que todos, tendría unos 27 años (también negro al igual que Carlos pero mucho más alto ¡media como 2 metros! y súper ancho de espalda y súper marcados sus brazos y su espalda ¡parecía que le reventaba la camisa!!).

Entramos en la disco y tomamos una mesa de las de atrás, nos dieron unas breves recomendaciones por el micrófono, apagaron las luces y pusieron la música, yo permanecí más bien calladita, mientras Mónica y Carlos hablaban y se reían, por otro lado, Andrea hablaba con Alberto y Gustavo. Luego de un tiempo las chicas empezaron a bailar, lo que era Mónica y Carlos, y Andrea y Alberto, yo mientras más o menos le seguía la conversación a Gustavo (el mayor de todos). Yo me sentía rara porque nunca había estado sentada con un hombre tan grandote como él. Como a eso de la media noche Mónica ya se estaba besando con Carlos mientras Andrea y Alberto bailaban bien juntitos. En un momento empecé a notar como mis dos amigas se dejaban meter mano disimuladamente, eso no me extrañó de Mónica, pero de Andrea si me extrañó, Gustavo quien estaba conmigo también lo noto y trato de hacer lo mismo, pero yo si me hice respetar y le puse distancia, así siguieron, bailando bien apretaditos, hasta que como a eso de la 1 de la madrugada prendieron las luces y anunciaron que la fiesta había terminado.

Nos subimos al taxi y volvimos todos para el hotel, al llegar las chicas se despidieron con un buen beso y todos nos fuimos a nuestras respectivas habitaciones. Las chicas estaban medio mareadas pero no borrachas, se quedaron hablando de los chicos y querían seguir jodiendo, cosa que no me prendí, yo me metí al baño y prepare todo para darme una buena ducha antes de acostarme, en pleno baño de relax escucho risas, se ve que los chicos habían vuelto y estaban hablando con las chicas, eso me dio mucha rabia, sobre todo porque cuando terminara de bañarme quería acostarme y dormir, después de casi 40 minutos de baño y al no escuchar nada, decidí salir del baño, tal vez mis amigas se hayan ido por ahí o quién sabe. Me puse sólo mi bata y al salir del baño noté que ya habían apagado la luz por lo que deduje que ya se habían ido los "visitantes", en eso que estaba por ponerme el pijama, escucho unos murmullos, como dije el cuarto estaba a oscuras por lo que fui hacia el interruptor y prendí la luz, y la escena que vi en ese momento yo creo que es para toda la vida, me dejo quieta, estupefacta, como hipnotizada, viendo ese cuadro que mi cerebro no podía procesar…

En la cama sencilla se encontraban Mónica, Carlos y el mayor Gustavo totalmente desnudos, Mónica sentada encima de Carlos, sobre su verga grande, y mamando la trancota a Gustavo, otro vergón que ni siquiera se la podía meter toda en la boca de lo ancha que la tenía, creo que era hasta más grande que la pija en la que estaba sentada, media como 23x6, era raro ver esos tres cuerpos uno blanco, el de mi amiga, y los otros dos negros, brillantes por el sudor. Y para completar el cuadro, en la otra cama, la de dos plazas, se encontraba Alberto sentado en la orilla totalmente desnudo y a sus pies mi amiga Andrea, que solo traía puesta su tanga, ella estaba arrodillada entre sus piernas mamándole la verga, que, aunque no era tan grande como la de sus amigos, tampoco se quedaba atrás, Yo seguía inmóvil viendo la escena y observando la cara de placer que tenían todos en el cuarto, tanto es así que ni se calentaron por nada.

Sin hacer nada, inmóvil solo observando, de pronto Gustavo (el mayor) saco su cosa de la boca de Mónica y se quedó observándome un momento, yo me quede viendo a su enorme, largo y grueso miembro, nunca había visto uno y menos de ese tamaño que le colgaba súper pesado de entre sus piernas, en eso viene hacia mi observándome de arriba abajo me miro de reojo y se me puso atrás. Yo ni me moví, todo ese rato seguía fija mirando el resto de la escena, Mónica como cambiaba poses con Carlos, como ya él le podía meter entera toda su verga sin ningún problema, por otro lado Andrea ya sin su tanguita, Alberto la tenía recostada en la cama y con su cara metida en medio de las piernas practicándole sexo oral, ella se movía de lo caliente que estaba y emitía pequeños quejidos que demostraban el placer que estaba recibiendo, estaba yo súper nerviosa y respiraba bien rápido, sentía mi concha mojada e hirviendo y que oía un zumbido en mis oídos que no me dejaba mover ni pensar.

Gustavo me abrasaba desde atrás, yo podía sentir su vergota apoyada en mis nalgas por encima de la bata de baño, en un momento el me suelta la bata y empieza a masajear mis lolas, y mi conchita, ya entregada, me saca por completo la bata que era la última barrera que había entre su corpulento cuerpo, su verga enorme y el mío. Yo no hice nada seguí inmóvil sin decir palabra deje que Gustavo siga manoseando mi conchita mientras yo puse toda mi atención viendo como Alberto se incorporaba apuntando con su verga hacia la concha de mi amiga Andrea, empezó a restregárselo de arriba a abajo por la rajita en medio de sus pequeños gemidos, comenzó a penetrarla un poco en primera instancia y luego de un solo empujón la ensarto por completa, Andrea pego un pequeño grito, mientras Alberto empezó a bombearla lentamente, pero eso si metiéndosela siempre hasta el fondo, hasta que mi amiga empezó a gemir ya no de dolor sino de placer, a moverse a su ritmo y a pedirle más velocidad en sus envestidas.

Para esas alturas Gustavo se había puesto al frente mío, estaba arrodillado, con una mano mantenía corrida mi tanguita para poder darme buenos lengüetazos en mi concha, yo le facilitaba la tarea abriendo lo que podía mis piernas para no caer, apoyando mis manos en su cabeza a la vez la hundía más y más en mi vagina buscando que su lengua entrara lo más profundo posible, moviendo mi cadera a su ritmo y emitiendo pequeños gemidos provocados por el placer que me estaba dando ese morocho allí abajo y por la excitación que generaba en mi ver a mis amigas cabalgando encima de esos hombres a un ritmo desenfrenado, de repente Gustavo se levantó me cargo fácilmente en sus brazos, yo no me resistí, quería disfrutar como lo hacían en ese instante mis amigas, me llevo hacia la cama doble y me deposito al lado de mi amiga Andrea y empezó a quitarme mi tanguita, que era lo único que llevaba, abrí mis piernas lo más que pude, en señal de entrega, fue ahí que recordé que él tenía la verga más grande de todos, la que media aprox. 23x6 y que Mónica ni se la podía meter a la boca de lo ancha que era, eso me produjo un escalofrío, producido por una mezcla de miedo y excitación, apenas él se detuvo ya en medio de mis piernas, abrí mi boca para pronunciar las primeras palabras desde que salí del baño, le dije que era virgen… que tenga cuidado y que no me fuera a desgarrar, él solo me dijo que me quedará tranquila que ya se había dado cuenta y que cualquier cosa yo le avisara, tal así que empezó a lamerme con ganas toda mi conchita depilada, jugo un buen rato, ya bien lubricada empezó a sobarme con su vergota por encima de mi rajita de arriba abajo, él se detuvo un momento, la centro y empezó a empujar lentamente, algo trancó su paso.

Él levanto su mirada, me miró fijamente para ver si estaba todo bien lo cual yo no mostraba molestia alguna, pero en la cara se me notaba que estaba a punto de llorar y teniendo mi ok empezó a metérmela decididamente, solo entro hasta la mitad que empezó a dolerme como si algo gigante y caliente me partiera en dos, fue ahí que la saco lentamente y me dijo que esperara un ratito, yo no quería saber nada, en eso siento algo frío en mi vagina, Gustavo me estaba poniendo lubricante (vaselina) que por cierto él también se unto la pija con ese gel, y sin darme respiro alguno volvió a metérmela, me hizo doler de nuevo, me la aguante hasta que la pudo meter toda adentro, lo sentía tan adentro que sentía como llenaba toda mi concha con semejante pedazo que me llegaba como hasta el estómago, yo de inmediato me incorpore un poco sosteniendo mi cuerpo con una mano atrás y la otra se la puse en su estómago para detenerlo, yo lo controlaba con mi mano en el estómago, al poco tiempo empecé a sentir placer y no podía dejar de gemir y mover mi cintura al compás de sus envestidas que cada vez eran más veloces, entonces quite mi mano de su estómago y la puse en el mío y sentía también por mi piel su pene dentro de mí que me inflaba poquito mi vientre cada vez que entraba, me recosté y cerré mis ojos concentrándome solo en el gusto y el placer que me producía aquel aparato monstruoso dentro de mí, él la metía y la sacaba rápidamente, con cada envestida suya sentía un poco de dolor muy dentro, pero no era comparable con el pacer que me brindaba, movía mis caderas como loca, mi cara cerrada se movía de lado a lado, mientras con mis manos apretaba la sabana de la cama, era increíble lo que sentía.

Abrí mis ojos mire para el lado y vi que Andrea estaba en cuatro con los ojos cerrados siendo penetrada, entonces mire para el otro y vi los cuerpos abrasados, inmóviles y sudorosos de Mónica y Carlos que denotaban agotamiento, solo se dedicaban a observar el espectáculo que les estábamos dando en la otra cama, mire hacia abajo y note como ya increíblemente en cada envestida de Gustavo su verga desaparecía completamente en mi concha hasta golpear sus huevos con mis nalgas haciendo un sonido de puc, puc, puc… no podía creer como semejante verga podía entrar en mi cuerpo. En un abrir y cerrar de ojos me abrazo y me volteó haciendo que yo quedara encima de él, yo espesé a subir y bajar, metiéndomela hasta el fondo, aumentando mi ritmo y veía como el miraba su verga penetrarme tan profundo, con cara de que no lo podía creer, y me daba todo el placer que podía, cerrando mis ojos y levantando mi cabeza sintiendo que mi cabello rozaba mi espalda, experimentando repentinamente el primer orgasmo de vida, algo que casi me hace desmayar de placer y me llene de espasmos y mi cuerpo se sacudió como nunca, en medio de mi excitante trance oí la voz de Mónica diciendo que se iba a dar una baño, y escuche que abría y cerraba la puerta, abrí mis ojos a ver que se había hecho Carlos, él estaba sentado en la otra cama mirándome fijamente como loco y sobándose su verga medio aguada ya, yo no le preste importancia y cerré mis ojos de nuevo y seguí cabalgando.

Seguí así por un rato concentrada en el placer, solo en el placer, hasta que un movimiento rompió mi estado, abrí mis ojos y volteé mi mirada y era Carlos que se dirigía hacia nosotros luciendo su enorme verga negra de nuevo parada, él miro el rostro de Gustavo que estaba debajo mió y le dijo, esta preciosura tiene el culo más lindo y paradito que allá visto en mi vida, esta oportunidad no se puede dejar pasar, además me lo debes yo te la presente, Gustavo solo le sonrió creo que en señal de aprobación. Entonces se puso a los pies de su amigo justo atrás mío, me empujó un poco por la espalda obligándome a adoptar casi una posición en cuatro, yo no sabía lo que pasaba y empezó a estrujarme mis nalgas y besarlas mientras yo seguía subiendo y bajando, eso me daba aún más placer, aunque me hacía sentir como una puta con dos hombres gozando de mi cuerpo al tiempo, igual no hice nada y seguí gimiendo de lo cachonda que estaba y es que eso me decían que gimiera mucho que los excitaba, él empezó a meterme un dedo ensalivado por mi ano, lo hacía lentamente moviéndolo en círculos, eso me enloquecía y me hacía salir un gemido con cada movimiento. Levanté mi cabeza hacia atrás y vi de reojo a Carlos con su vergota parada trabajando en mi ano, también vi que Andrea y Alberto se habían pasado para la otra cama y descansaban, solo observaban atentamente el espectáculo, eso me excitaba también, no me pregunten la razón que no la sé, poco a poco Carlos fue metiendo dos y luego tres dedos en mi ano, dilatándolo al máximo, ya sabía o imaginaba lo que se me venía y mi corazón latió muchísimo asustada.

Había oído algo sobre el sexo anal y de la doble penetración de boca de Mónica, y la idea me producía terror y al mismo tiempo una enorme excitación, entonces Carlos saco sus dedos de mi ano, se unto la pija con gel y empezó a colocar la cabeza de su enorme instrumento, empezando a empujar con pequeñas y no muy fuertes envestidas, igual que antes yo sentía mucho dolor, que me hacían pronunciar pequeños gritos, pero soportaba sabiendo que pronto pasaría el dolor para dar paso al placer, Carlos siguió con sus envestidas por un rato, buscando que su enorme miembro entrara por completo en mí, entonces empezó a aumentar la velocidad de sus envestida y yo empecé e oír ese característico sonido de antes, puc, puc, puc… señal indiscutible que ya había metido toda su vergota en mi ano y que sus testículos estaban pegando con mi concha o con la verga de su amigo que seguía aun dentro, sentí como mi cuerpo en su interior se acostumbraba a ese par de instrumentos extraños separados solo por mis paredes interiores, me sentía totalmente rellena en mis dos agujeros, los dos me envestían lentamente para que yo sintiera el tamaño de sus pijas y de a poco iban aumentando la velocidad, eso me enloqueció, me hizo gemir con más fuerza experimentando mi segundo orgasmo que fue un poco más largo.

De pronto los dos se hicieron señas, entonces Carlos saco la verga de mi ano y Gustavo me hizo señas que me desmontara de la suya también, yo obedecí y empecé a subir para que saliera, esa verga que parecía no tener fin, me toco pararme para que saliera toda, entonces lo mire parada en la cama con las piernas abiertas y me hizo señas para que me volteara dándole la espalda lo cual hice y voltee mi rostro haber que quería que hiciera, él estaba con la mirada fija en mi trasero, me hizo señas que me sentara dándole la espalda otra vez en su vergota, yo obedecí y empecé a bajar cogiendo su instrumento y dirigiéndolo a mi concha que a esas alturas ya estaba bien dilatada, pero él me corrigió, agarro su pene y lo coloco en la entrada de mi dilatado ano yo seguí bajando y con mucho miedo porque sabía que su verga era más grande que la de Carlos y me costaba trabajo hacerla entrar, la pura cabeza de su pene hacia que me dilatara al máximo y comencé a llorar del dolor. Hasta que en medio de mis movimientos resbale cayendo sentada en ella, y ahí si sentí un dolor tan intenso que me desgarraba por dentro, y comencé a llorar como una niña, pero esto pareció excitarlos más y entonces me eche hacia atrás apoyando mis manos en la cama para así poder empezar a subir y bajar, esto hizo que poco a poco fuera cediendo el dolor.

Carlos aprovecho mi posición acercándoseme de frente y recostándome un poco más para meter su verga en mi conchita, empezando de nuevo un mete y saca mucho más fuerte y rápido, yo les pedía que pararan, que no tan rápido, pero parecía que les decía lo contrario pues me daban más duro sin importar mis lágrimas y gritos que los excitaban más y esto no sé por qué me hizo subir al cielo, que me hizo gemir como loca, provocándome un tercer orgasmo al sentir como un líquido hirviente rellenaba las profundidades de mi ano, una vez pararon mis espasmos le dije a Carlos que no me acabara adentro, que no quería quedar embarazada, a lo que él me respondió que sí pero solo si me acababa en la boca. Yo baje mi mirada y asentí con la cabeza, entonces él me la saco dirigiéndola hacia mi cara, poniéndomela en la boca, yo la abrí, y él me dijo que la mamara o si no, no acabaría, yo le dije que no sabía como, simplemente me la metió en la boca y torpemente con mi inexperiencia comencé a chuparla y a sobársela con mis manos, él respondió con pequeñas envestidas hasta mi garganta, de pronto su verga empezó a dar saltitos en mi garganta y yo no sabía lo que pasaba y entonces empecé a sentir su semen que me ahogaba, no quedándome otra opción que tragar lo más rápido posible, pero era tanto lo que le salía que me salpico la cara.

Carlos se acostó a mi lado, mientras Gustavo seguía haciéndome la cola con su semejante pija, la más grande de todos, en un momento siento algo raro en mí, era Gustavo quien me había llenado la cola con su leche, sin avisarme me acabo adentro, yo me quede mirando hacia el techo, descansando, sentada aun en la flácida verga de Gustavo que reposaba en el interior de mi ano, estaba exhausta, suspire por última vez y me levanté, observando la cara de asombro que tenían mis amigas y Alberto sentados en la otra cama, al verme en una cama, en el medio de dos hombres bien dotados, esas caras me hicieron reflexionar y recordar que un rato atrás yo era la que miraba asombrada la escena, había terminado siendo la estrella final, esas miradas me avergonzaban me hacían volver en sí de mi trance provocado por la lujuria y la excitación, haciéndome pensar en mis actos, una vez con sus vergas bien dormidas fáciles de guardar en sus jeans, los chicos se cambiaron, me dieron un buen beso y se despidieron, yo solo me levante y casi me caí por lo débil que estaba y de la cama y me dirigí hacia al baño para volver a bañarme, tiempo en el cual mis amigas apagaron la luz y se acostaron, tímida y todo tome fuerzas y busque en la oscuridad mi pijama y me acosté sin decir una sola palabra, me mantuve solo pensando por unos minutos en la experiencia que había vivido, aun sentía como el molde de esas pijas habían dejado sus huellas en mi cuerpo hasta quedarme dormida.

Al otro día (domingo al medio día) las chicas se reían de toda la locura que habíamos hecho, nos despedimos de los chicos, Gustavo me despidió con un buen beso de lengua y me dijo que jamás olvidaría esa noche, y que le gusto cogerse a una hermosa pendeja e idiota y que se había quedado asombrado de cómo me la habían clavado entera, refiriéndose a sus enormes pijas, lo cual me hizo sentirme mal y se fueron riendo de mi….

Ya no los volví a ver.

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