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Metamorfosis FemDom (2)

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Me alegre cuando sentí ruidos en l puerta, mi Ama Wanda había llegado. No me hablo, encendió la luz y resonó su látigo cuatro veces sobre mi espalda, antes de soltarme.

-“Te traje la cena, sígueme para que comas, ¡perro!”

Se veía esplendida con sus pantalones pegaditos a los tobillos y su blusa-strapple. Y en el acto vació el contenido de una bolsa sobre un periódico en el piso, eran huesos medio roídos de pollo mezclados con sobras de ensalada y patatas. Mi hambre era tal que no dude en devorarlos con esmero, aunque fue algo difícil roer los huesos sin usar las manos, porque tenia que comer en cuatro patas, mientras mi espalda servia de escabel para los pies de mi Ama Wanda que veía distraídamente la TV. Tenia mucha sed, y dije

-Ama, su esclavo implora le permita tomar agua

Una patada en mi rostro me hizo caer de lado

-“Como te atreves a hablar sin permiso, si quieres atención solo puedes besar mis pies hasta que te permita hablar… bien te daré agua”

Y halándome por la cadena del cuello me hizo seguirla hacia el baño en cuatro patas, no podía creer que lo hiciera, pero en efecto lo hizo. Levanto la tapa y metió mi cabeza en W.C., al tiempo que su fusta se estrellaba en mis nalgas

-“toma agua del WC, esclavo, para que aprendas”.

Mi sumisión y gratitud expresada por los besos que le di  a la fusta luego de saciar mi sed, debieron haberla compadecido.

-“Así me gusta esclavo, te has ganado un premio. Espérame echado en el balcón”

Fui a gatas hasta el balcón, preocupado porque el mismo daba a la calle, y a esa hora aun temprano en la noche podría ser visto en esa facha desde la calle o por los vecinos.

Mi Ama Wanda, se sentó en la silla; me arrojó las llaves del cinturón de castidad y mientras estiraba su pierna  colocando la planta de su pie sobre mi cara, ordenó:

-“Vamos esclavo, te dejaré masturbarte mientras hablo por teléfono, ni se te ocurra tocarme solo puedes lamer el sucio de mis pies”

Comencé frenéticamente a lamer sumisamente todo el polvo de la planta de su pie, mientras mi Ama conversaba distraídamente por teléfono. Me daba morbo la humillante escena y el hecho de que podía estar siendo observado desde la calle.

No tarde en derramar mi semen copiosamente como una fuente, Wanda sonrió, apartando brevemente el auricular sin cortar la llamada;

-“Sucio Esclavo ahora limpia tu semen del piso con la lengua!”

Y por las carcajadas que le oì, resultaba evidente que su interlocutor del teléfono estaba en cuenta de mi situación de sumisión y de la humillante acción que ejercía, vale decir de tener que tragar y lamer mi propio semen derramado en el piso.

Ella se levanto, antes que terminara mi labor, escuche que me llamaba desde el baño:

-“Ven a limpiarme, esclavo lameculo!”

Su grito autoritario era más degradante que el hecho de tener que ponerme en cuclillas frente a sus bellos y redondos glúteos, mostrándome su ano aun con restos de heces. Tirando de la cadena en mi cuello y contornándose me aprisiono el rostro contra su ano y mi lengua se duplico en longitud cuando su pie calzado comenzó a apoyarse contra mi sexo.

Lamí y relamí su ano, y fui recompensado por mi Ama, quien escupió sobre mi rostro varias veces.

-“Voy a dormir, tienes dos horas para limpiar y ordenar todo, también puedes quitarte el consolador del culo y bañarte. Luego me despertaras lamiendo mis piernas y dándome placer con la lengua”.

Me apure en cumplir sus ordenes y el tiempo paso volando, me sentía feliz de servidle a mi Diosa. Al mirarme en el espejo de la ducha luego de asearme, me vi las huellas de la jornada anterior, estaba marcado como una cebra  y no pude evitar tener una erección, el reloj de la pared marcaban las 11 de la noche. Aun mas prolongada por el cunninlingus con el que desperté a mi Ama Wanda.

Cuando alcanzó el climax, mi cara y cuello estaban empapados de efluvio vaginal, me apartó rudamente con las manos y un puntapié me hizo caer al piso en el extremo de la cama.

-“voy a salir esta noche, prepara el baño y ayúdame a vestir”.

Wanda, se baño con mi ayuda, le prepare la ropa como indicó, colocando sobre la cama su blusa y falda, sus sandalias altas y sus joyas.  Espere al pie de la cama  arrodillado, le vestí y agradecí, de cuando en cuando, cada una de las bofetadas que  me propinaba.

-“Hoy saldré con mis amigas y llegaré tarde, dejare que te diviertas mientras tanto: A tu celda esclavo!”

Abri la puerta de la mazmorra y me apure en ponerme los brazaletes con candado en tobillos y muñecas. Me dolio mas colocarme las pinzas en las tetillas unidas a el collar del cuello por medio de una cadenita

-Para que no me extrañes te marcare el culo con la vara de bambú. Me esperaras de pie pegado a la pared, amordazado, con el Arnè y pesas en tus testículos y un vibrador encendido en el culo para que no te aburras en mi ausencia!”

Zas, zas, me propinó varios azotes con la terrible vara de bambú que cauterizaron mis glúteos y presionaron mi pene por la excitación que me causo tan ruda humillación. Estaba agotado y finalmente cabeceaba, era difícil dormir de pie, se que lo logré por momentos, entre el dolor que ocasionaba las ataduras y las pinzas en tetillas y testículos, y por el otro los recuerdos excitantes junto al estimulo del vibrador encendido que me masajeaba continuamente la próstata.

 También me preocupaba que mi Diosa Wanda saliera tan tarde y demorara tanto en regresar ¿con quien salió?, ¿que estaba haciendo tan tarde?, ¿acaso con amigos?, los temores se truncaron en celos y cierta amargura, que por momentos constituyeron un castigo psicológico que me hizo olvidar el dolor físico al que me había sometido mi Ama Wanda, mientras se divertía en una noche de marcha y de juerga. De pronto sentí los sonidos de las llaves en la puerta, afine el oído y al poco rato se abrió la puerta de la mazmorra. Mi Ama Wanda pareció que hubiera leído mi mente, pues dijo

-“Buenos días cerdo!

Son las 5 A.m., Mi látigo te quitará los celos. Así sabrás que puedo hacer lo que me de la gana.”

-“Las únicas cuentas que te daré son las de mis azotes para que sepas que me perteneces y tu único derecho es servirme y lamer el sucio de los pies que te humillan”

Me desato y arrastró hasta el baño, uso el WD como silla, tendiéndome en el piso y comenzó a azotarme mientras restregaba sus pies en mi rostro. Los lamí ávidamente y me contentó que hubiera pensado en mí al traer sus pies muy sucios para que los lamiera como Ella sabia que me gustaba; bien por a humillación y degradación que suponía, bien por que ya me había acostumbrado a masturbarme de esa forma.

Sus azotes y el estar libre de la postura estirada con la que pase toda la noche, liberaron el entumecimiento de mis músculos. Me sentí excitadísimo pero no me quitó el arné ni el cinturón de castidad con candado que llevaba puesto.

-“basta, esclavo, te bañaré y te vestirás para que vayas a trabajar para mí”

Enseguida se irguió y me baño con su orine de pies a cabeza, el glande de mi pene semirrecto goteaba y purgaba por eyacular, excitación que solo disminuyó cuando tuve que lamer el resto de su “champaña” derramada en el piso del baño, al compás del látigo.

Finalmente me apago el consolador del culo, y hube de vestirme aun empapado en su orine, para ir al trabajo. El cinturón de castidad se disimulaba bien bajo el pantalón y las prisiones de los tobillos no se veían dentro de mis botas. Logré disimular el collar del cuello y las muñequeras de cuero, usando una camisa manga larga y el cuello abotonado con la corbata.

Ya en el trayecto al trabajo note como permanecía excitadísimo por el morbo de estar vestido de esclavo y sometido bajo la ropa por las prisiones de mi Ama Wanda, era feliz sintiendo que le pertenecía. Era imposible quitarme el collar, el cinturón de castidad o las prisiones de los tobillos y muñecas por los candados colocados, cuya llave guindaba graciosamente de la cadenilla de oro que a modo de tobillera llevaba mi Wanda en su pie izquierdo.

Mas difícil fue conciliar las actividades diarias del trabajo con el morbo de mi nueva condición de esclavo de Wanda, cuya única evidencia, para cualquiera que me conociera solo era mi nueva apariencia de estar trajeado y mi cabeza rapada. Los recuerdos febriles del día anterior y la expectativa del porvenir al regresar a casa me causaban una divina turbación casi permanente.

Debo aclarar que fue fácil acostumbrarme a las prisiones debajo de la ropa, incluso al consolador en mi culo, que finalmente se apagaba por ratos, supongo por agotamiento de las baterías tras casi un día encendido.  Para orinar tenia que quitarme los pantalones y acuclillarme descalzo sobre el albañal del lavabo. Era difícil porque inevitablemente terminaba bañado en mi propia orina y quedaba mojado bajo el cinturón de castidad. Esa humillante limitación recordaba la degradación a la que me sometía mi amada Wanda, elevándola a una situación casi celestial en la misma medida en que degradaba mi condición como su esclavo.

Ya de regreso me apure pues me había ordenado estar en casa puntualmente a las 5:45 pm; es decir solo quince minutos después de salir del trabajo. Llegue a tiempo exactamente, y siguiendo sus instrucciones me desnude justo en la puerta antes de entrar. Empresa harto difícil ante la posibilidad de que alguien mas me viera semidesnudo en la puerta.

Toque débilmente y mi Ama abrió la puerta, descalza como siempre y con el látigo en la mano:

-“llegas dos minutos tarde, esclavo inútil”

-Pero Ama, mi reloj…, apenas comencé a decir mientras besaba sus pies, cuando fue interrumpido por un fuerte azote en la espalda; callé y seguí besando sumisamente los pies de mi castigadora, quien parecía incansable, de pie, apoyada en el vestíbulo de la puerta, blandiendo hábilmente el látigo una y otra vez.

-“No me importa la hora, dije que llegaste tarde y punto; y te castigo por eso”.

-“tienes dos horas para asearte y depilarte; pero primero harás  tu caca; sígueme”

En verdad casi no aguantaba el consolador en mi culo, y ya había digerido el almuerzo que tome en la oficina, de modo que aunque no tenía ganas de hacer caca, esa posibilidad era alentadora; pues mi Ama me disciplinaba imponiéndome horario para hacer incluso mis mas intimas necesidades.

Me llevo al baño, colando la cadena en mi colar y tirándola de modo que hube de seguirle a gatas detrás de Ella. Una vez allí me quitó el cinturón de castidad; me puso en cuatro patas, retiro el consolador y me introdujo una manguera dura para ponerme un enema en el culo. Casi desmayo al sentir el líquido caliente descargar en mis intestinos, en una nunca experimentada sensación de mareo, dolor y placer.

Cuando culminó el enema, ya tenía ganas irresistibles de evacuar, me dejó solo en el lavabo para que culminara de asearme, que lo realice con agua y jabón; pues no había papel sanitario.

Me encanto cuando mi Ama Wanda comenzó a acariciarme al salir del lavabo; elogiando mi aspecto:

-“me encanta verte así, depilado y marcado como un animal; me gusta mucho tu culo amoratado y con estrías de mi látigo”.

Y comenzó a azotar nuevamente mi ya malogradas nalgas con 30 nuevos y fuertes latigazos. Parecía excitadísima, y me complacía que me acariciara aun cuando fuera de esa forma.

-“Ven que quiero cogerte como una puta”

Wanda se había puesto un enorme consolador de latex adherido a la cintura y me penetró con  èl mientras golpeaba mi espalda con la fusta para obligarme a masturbarme

 

-“date, date duro, y acostúmbrate porque te violaré cuando quiera, putita”

Obviamente no era como para correrme, el fuerte castigo cesó y de un tirón me lo extrajo arrancándome un grito de ahhh!.

-“Vamos, vamos “

-“Ven a mamar y a lamerlo hasta que quede reluciente”

Me dijo Wanda, mientras me obligaba a tragarme la enorme verga de latex arrodillado frente a Ella. Me dejó descansar mientras veía TV, amarrado y sirviendo de taburete bajo sus pies.

Hasta la hora de la cena,  me liberó y le preparé la ensalada como me indicó, le serví el vino y encendí sus cigarrillos. Luego hube de retirarme hacia la esquina de la habitación, arrodillado y con las manos hacia atrás y la cabeza dirigida hacia el piso, cual era mi posición de descanso, según me había instruido mi Ama Wanda.

Se incorporó, trayendo en un plato  hondo, de esos usados para mascotas, me aderezo la comida escupiendo y orinando sobre las sobras de la ensalada, para hacerme una “sopita de esclavo” según dijo, y  tuve que degustarla en cuatro patas frente a Ella.

Luego, me llevó a la mazmorra,  me amordazo, colocándome nuevamente el consolador y las pinzas en mis tetillas como la noche anterior. La novedad fue que debí permanecer parado en una alfombra lacerante, construida con tapas metálicas de las botellas de cerveza.

Por supuesto que antes de dejarme “dormir”  me obsequió “los besos de cuero de buenas noches”, agradecí con lágrimas los 40 azotes de esa noche.

Me dormí enseguida, a pesar de la presión de las pinzas, la mordaza y la tortura del metal incrustándose en mis pies, porque durante el día en el trabajo pude  estar sentado en la oficina, y realmente estaba agotado.

Me desperté con frió, estimo que a eso de las seis de la mañana, temblaba cuando mi Ama me desato de la cruz de San Andrés, creo que fue por el balde que agua helada que me arrojo.

-“hora de trabajar, holgazán!”

Nuevamente le acompañe hasta el baño,  echado en el piso mientras mi Ama Wanda evacuaba. Se levantó

-“limpia, come, limpia, esclavo lameculos”

Y levantó sus glúteos hacia mi rostro para que succionara la gruta de su ano lleno aun de heces.

Me hizo colocar mi cabeza dentro del WD y pisando mi cabeza rapada hacia abajo, accionó el mecanismo de vaciado del WC, Las heces y el agua sucia bañaron toda mi cara y yo trataba de contener la respiración. Cuando se vació el WD, me incorporé  para que mi Ama Wanda se riera al ver mi cara embarrada de mierda, la escupiera y me dejara solo unos instantes:

-“Je je je lávate la cara esclavo-come mierda, y vístete para que trabajes para mi!

Me despedi de mi Ama, sumisamente, como ayer, ocultando los grilletes y el collar bajo mi traje y corbata.  Le agradecí los divinos suplicios a que había sido sometido y el privilegio de adorarle y servirle. ...Continuara...

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