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Gloria, madura de mi adolescencia - 04

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Al otro día nos despertamos todos sudados, con ella encima mío y con el teléfono en la mano. Se notaba que del otro lado aún no habían cortado, pero se sentía una respiración como que aún dormía, así que corte. El resto de la mañana siguió igual, Daniel golpeando la puerta, Gladys corriendo desnuda para calmarlo y yo ayudando en lo que se podía. 

Desayunamos sin comentar nada de la noche anterior y luego salimos a ejercitar a Daniel como todos los días y ella a trabajar.

Cuando regresamos al mediodía ella ya estaba en la casa y había cocinado una carne muy rica. Daniel después de comer se sentía cansado de la caminata y se tiró a dormir la siesta. Después que se durmió nos quedamos abrazados en el sillón como dos novios tomando un café y charlando.

Gladys- Te gustó lo de anoche verdad.

J- Si me gustó mucho que tomes iniciativa y la verdad la pasé espectacular.

G- Gracias por tus palabras, hacía mucho tiempo que no me sentía así de encendida. Estaba muy abandonada, y me da un beso.

J- Me alegro mucho oírte decir eso. Y de ahora en más vas hacer mi hembra y estarás disponible para mí cuando yo lo necesite. Y serás como de mi propiedad. Y le apreté una nalga bien fuerte.

Ella abrió los ojos como dos platos y pegó un gritito de contenta diciendo: ¡Siiiii voy hacer toda tuya, haré lo que me pidas!!! Y me comió la boca de un beso.

Después del mismo saco del bolsillo de mi camisa una cadenita de oro con un corazoncito. Su cara era un poema se quedó muda sin saber. 

Como estábamos sentado me arrodilló ante ella y le colocó la cadenita en su tobillo y la mirándola serio a los ojos le digo y esto lo llevarás siempre aquí en demostración de que sos mía y de nadie más. Estaba como hipnotizada no se movía sus ojos estaban llenos de lágrimas y hasta que me beso bien profundo.

G- No puedo creer lo feliz que me siento. Nadie me había sorprendido nunca de esa manera. Seré siempre tuya y haré lo que me pidas.

J- Gracias por confiar en mí. Y la beso nuevamente.

Cuando la cosa estaba levantando temperatura en las caricias y besos sonó el timbre. Nos sorprendimos porque era el timbre del departamento no del de la calle.

Ella se para se arregla la ropa y me dice debe ser mi hermana. 

Se va hacia la puerta y desde ahí me mira para ver si yo estaba listo.

Me acomodo como puedo mi erección y le hago seña de que ya.

Cuando abre la puerta entra una réplica de ella, pero en morocho, quizás con un poco más de tetas.

Gladys me la presenta como Norma su hermana y le comenta que estábamos mirando la TV en el living porque Daniel descansaba en el cuarto. Y nos ofreció café a lo cual todos aceptamos.

Nos sentamos todos alrededor de una mesita ratona de vidrio y hablábamos de distintas cosas. Y por el vidrio de la mesa se nos veía los pies y por lógica resaltaba la pulsera del tobillo.

Vi como su hermana se la miraba una y otra vez. Hasta que no da más y le pregunta.

N- Que hermosa pulsera, ¿te la compraste? Donde, hay yo quiero una.

G- Me la regaló alguien que me quiere mucho. 

N- Y te debe querer mucho, se nota que es muy fina. Tendrás que portarte muy bien para compensarlo. Se giró mirándome me guiña un ojo y dice. Igual insisto que quiero uno y soy muy agradecida.

G- Hay mujer que loca que sos. Que va a pensar de nosotras. 

N- Nada que somos dos mujeres en llamas jajaaaa. Bueno me voy que el gordo llega de trabajar y quiere comer. Y me mira con una sonrisa y dice: va es lo único que quiere.

Bueno, bueno mañana vuelvo. 

G- Dale y no seas tan loca que me lo vas a espantar jajajaa. 

Cuando cerró la puerta después que salió su hermana se abalanzó a mí y me llenaba de besos.

G- Qué feliz me siento, me siento una adolescente.

Nos sentamos nuevamente y nos servimos un poco más de café y le digo.

J- Aún no me contaste de Inés, quien es, como es.

G- Te gustó la sorpresa, es una muy amiga mía que está viuda desde hace ya muchos años y nos contamos todo, todo jajaa.

J- Mira que bien y parece que está muy sola y no tiene muchas alegrías. 

G- Y si pobre, ella tiene miedo que alguien la engatuse y le quiera robar algo. Hoy en día meter a alguien en tu casa es peligroso y más mujeres grandes como nosotros.

J- No te gustaría que le diéramos un poco de alegría y la ayudemos en su soledad. Le digo tomándola de la cintura y dándole un beso bien húmedo. 

Ella media sorprendida y media excitada lo pensó y … Siiiii me encantaría.

Y justo cuando le quería seguí preguntando apareció Daniel recién despierto de su siesta

Continuará.

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