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Historias de oficina (12)

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Llega el capítulo 12, quiero contarles que este capítulo realmente iba a ser mucho más largo ya que incluía el reencuentro de Víctor y Mariza, pero lo dejé para el próximo capítulo para que no se les hiciera muy largo, como siempre les voy a mendigar estrellas, comentarios u opiniones a [email protected], es la única forma que tengo de saber si les gusta la serie o no.

 

Capítulo 12 (Mi Bella durmiente)

 

Me desperté con un fuerte dolor de cabeza, estaba tapada con mi manta, a mi lado Michael dormía tranquilamente mientras uno de sus brazos rodeaba mi cuerpo, debería alejarlo, pero ¿Qué conseguiría? Tal vez solo salir más lastimada, no, definitivamente esa no era una opción, mi cuerpo se removía incomodo bajo su brazo pero algo que mis ojos divisaron llamo mi atención, me dio esperanzas, a menos de un metro  de nosotros se encontraba su celular, seguramente lo dejo ahí para que no moleste en su bolsillo, aunque parecía ser una trampa, lentamente me deslice por debajo de su brazo “Momento quieta” su cuerpo se removía pero sus ojos permanecían cerrados, debía ser más cauta, la cadena alrededor de mi pierna derecha había hecho demasiado ruido, por un momento me olvide de ella y de la fría sensación que causaba sobre mí, piel tarde varios minutos en liberarme de su agarre de oso llegue a su celular y llame a la única persona que podía salvarme. El teléfono llamaba y llamaba… buzón de voz.

“No, no por favor…mierda”

—¡¿QUE?!

Contesto en el segundo intento.

—Víctor mi amor – susurre débilmente.

—¡MARIZA! – lo escuche gritar, Michael volvió a moverse sobre mi manta

—¡Shh! Mi amor te llamo para decirte que estoy bien, que te amo, desde el primer momento que entre en la oficina, te prometo que ni bien pueda me voy a comunicar, lo prometo, no llames ni envíes mensajes a este número, adiós.

Corte rápidamente, ingrese al registro de llamadas y borre la evidencia, Michael balbuceaba algo entre sueños, deje el teléfono donde estaba y rápidamente me acurruque junto a él, mucho más tranquila logre conciliar el sueño sin problemas.

Había pasado ya  diez días de mi captura, aprender a sobrevivir se convirtió para mí en una prioridad, aunque en este caso la única alternativa que tenía para sobrevivir tenia nombre y apellido Michael Sellers, aferrarme a él había sido la única manera de ponerle un freno a Edward, no en todas las ocasiones estaba para defenderme, pero si en muchas, seguramente mucha gente pensaría de mí decencia era nula o inexistente basándose en no sé qué moral pero realmente no me importaba, estaba asustada e indefensa.

—Hola hermosa – dijo sentándose en el colchón que recientemente había sido puesto en mi habitación, por decirlo de alguna manera.

—Estoy incomoda por esta cadena no podrías sacármela por favor Micky.

—No puedo, sabes que ese fue el acuerdo para traer algunas comodidades – dijo poniendo un mechón rebelde tras mi oreja – estas hermosa.

Sus labios buscaron los míos, pero consiguieron llegar solo a uno de mis pómulos debido a mi evasiva, sus ojos me miraron interrogantes, aunque pude calmarlo solo con una sonrisa.

—Perdón Micky… pero no puedo, no así.

—¿Qué más necesitas?

—“¡Que no me toques!” soy una chica clásica, necesito flores y romanticismo, comprenderás que tener mi pierna derecha encadenada a la pared no es muy apropiado para crear una atmosfera placentera.

—Pronto solucionaremos esto, lo prometo, hoy pedimos tu rescate, dentro de unas horas el curso de los acontecimientos cambiara y mañana comenzaremos una nueva vida.

 “Comenzaremos una nueva vida” cuatro palabras que descolocaron mi mente ¿pensaba que me iría con él? Use mi mejor sonrisa para tranquilizarlo, sonrió con malicia antes de dejarme sola nuevamente, el tiempo pasaba lentamente, me pareció como si hubieran pasado años entre que Michael se fue y regreso a mi lado, en ese sucio colchón en el suelo

—Tenía el presentimiento que me soltarían cuando obtuvieran mi rescate. – me escuche diciendo a pesar de saber las consecuencias que eso acarrearía.

—¿para qué quieres volver con Víctor? No entiendo como amas a un hombre tan despreciable.

—¿Lo dice el hombre que me secuestro?

—¿Por qué fuiste a Alemania? – Dijo ignorando mi respuesta.

—Ya dije mil veces que no se la respuesta… ¿vas a golpéame ahora?

—No, yo si se la respuesta, aunque imagino que tienes una pregunta que quieres hacerme desde que te trajimos a esta habitación ¿Verdad?

—“¿Una pregunta que quiero hacer desde que me trajeron?” ¿Por qué a mí? – dije luego de buscar y rebuscar en mi mente durante algunos minutos.

— Por error… veras, te abras dado cuenta que no somos improvisados, somos profesionales y sabemos cómo movernos por lo que no creíamos que nos hubiéramos equivocado de tal manera, los datos que nos dieron estaban errados, según la información que nos dieron Víctor consultaba cada una de sus decisiones con su secretaria, teniendo ella en poder datos muy valiosos, sin embargo, nos enteramos hace unos pocos días que llevas muy poco tiempo como secretaria ¿Correcto? – preguntó sonriente a lo que simplemente asentí – es por eso que ya no se te somete a interrogatorios, solo esperamos que paguen tu rescate.

A medida que hablaba me di cuenta del error…Lorena buscaban a Lorena, por eso me secuestraron, ella conocía cada detalle de los planes de Víctor, aunque todavía eso no explican que buscaban de ella ¿Qué información esperaban obtener? Debido a mi ignorancia de la situación no había pasado ni la segunda pregunta, me centre en los ojos de Michael, quien me contemplaba sin perder detalle de mis movimientos.

—Los datos eran incorrectos… ¿Eres un mercenario acaso?

Una amplia sonrisa apareció en su rostro mientras acariciaba mi mejilla, sus labios chocaron contra los míos de manera sorpresiva y no se no sé porque ocurrió, si por mi idea de no alterarlo y seguir gozando de ciertos… privilegios, si hubiera que decirlo de cierta manera o por toda la presión y el stress que mi cuerpo estaba soportando, pero mis labios correspondieron su accionar, sus manos recorrieron mi brazo subiendo lentamente por él, mis cabellos se enredaban en sus dedos mientras nuestras lenguas llegaban a un acuerdo y se exploraban minuciosamente, de un momento para otro se separa de mí y atendió su teléfono al parecer estaba en silencioso.

—¿Si? … voy. – dice simplemente al levantase del colchón -  fin de la charla Srta. Márquez debo ausentarme.

Nuevamente quedo sola, mi mente no para de cuestionarme y reprocharme el beso que me di con Michael, era así, tenía que sobrevivir … ¿Era así?

El tiempo transcurría, aunque nada había cambiado mi mente siguió reprochándome, me incorpore y comencé a caminar por la inmunda habitación, el ruido que la cadena provocaba al ser arrastrada en el suelo de madera pasaba casi desapercibido a mis oídos, mi mente se perdió admirando la claridad que entraba por la única claraboya en mi habitación, los rayos del sol eran cada vez más tenues, tenía mucho tiempo para pensar, toda la situación me superaba ¿Qué información buscaban? Tenía que ser algo muy importante para organizar un secuestro como este ¿Sabría Lorena todo lo que ellos esperaban? Se escucharon voces fuera de mi habitación, pero esta vez no retrocedí me mantuve mirando la puerta viendo como ambos entraban, Michael tenía un termo en una de sus manos ¿Qué planeaba?

—¿Sabes lo que es esto? – pregunto alzando el objeto frente a mí – este es tu precio, cincuenta millones de dólares en diamantes.

“¡¿Que?! Cincuenta millones de dólares”

Mi mente parecía que no llegaba a absorber toda la información que estaba recibiendo, mire a Edward, había estado más irascible, tal vez ahora que ya tenían el dinero del rescate podría tranquilizarse un poco y sacarme esta cadena que tenía atada a mi pierna derecha.

—Bueno ya tenemos el rescate que queríamos Mike, podemos deshacernos de ella. – dijo eufórico Edward.

—No, yo tengo otros planes – dijo sonriente como siempre.

Desenfundo su arma en un abrir y cerrar de ojos poniendo una bala en la rodilla de su compañero quien cayó al suelo entre quejidos de dolor, me quede helada ¿Qué se suponía que debía hacer ahora? Un segundo disparo impacto la otra rodilla del pobre sujeto quien respondió con otro quejido de dolor indescriptible.

—Veras, el plan cambio, solo que esta vez no te incluye ¿Verdad mi amor?

Michael me miraba sonriente ¿Se suponía que debía decir algo? Me estaba esperando, si no decía algo probablemente sería la próxima.

—¿Qué vas a hacer con él? – pregunte horrorizada con mi vista fija en la sangre que comenzaba a manchar el suelo de madera.

—Yo no, lo vas a hacer tu – dijo acercándose a mí – vamos a divertirnos con un pequeño juego.

Saco todas las balas de su revolver excepto por una que quedo en el tambor, la bala giro varias veces dentro del arma, me miro a los ojos y se colocó a mi lado entregándomela.

—Apunta y dispara – ordeno.

Estaba totalmente paralizada con el arma en mis manos sin saber qué hacer, mis manos temblorosas lograron apuntar hacia un Edward muy asustado quien rogaba por su vida, mi respiración era muy irregular mis lágrimas cubrían una vez más mis ojos, mis dedos temblorosos sostenían el gatillo, pero igualmente no se movían “Dispara” Retumbo en la habitación y en mi mente, su grito me asusto haciendo que oprima el gatillo <Click> la bala no salió.

—Mi turno – dijo impaciente.

La bala volvió a girar una serie de rápidas vueltas, golpeo el tambor para detenerlo y disparo, la bala tampoco hizo presencia frente a nosotros, nuevamente me tocaba a mí, nuevamente la bala se perdía entre un numero inexacto de vueltas, me entrego el arma, mis piernas temblaban tanto o quizás más que mis manos, los minutos pasaban, él se ponía más impaciente, tomo mi cuello apretándolo solo un poco.

—Dispara o tomaras su lugar – susurro en mi oído.

Apreté el gatillo, un sonido estruendoso, terriblemente elevado se escuchó, viajando a una velocidad desconocida para mí, el pequeño pedazo de plomo atraviesa la distancia que me separa con Edward impactando de forma certera en su pecho, hace unos gemidos ahogados, sus ojos se fijan en los míos, su mirada pasa a través de la mía, tristeza, dolor, sufrimiento, puedo ver una mezcla de todos esos sentimientos en esos ojos que poco a poco me muestran como la vida escapa de ellos, di un par de pazos hacia atrás, el arma cayó al suelo mientras mis manos cubrían mi boca en un intento en vano de frenar un grito horrorizada por lo el giro tan inesperado que habían tenido lugar ¿Tan poco valía la vida humana? “Soy una asesina” me dejé caer al suelo, me escondí tras mis rodillas nuevamente, mi vista estaba fija en el cuerpo que yacía sin vida frente a mi “Soy una asesina” mi mente se encargaba de recordarlo cada dos segundos, pero no era así, débiles sonidos, todavía escapaban del ensangrentado cuerpo ¡Estaba vivo, no era una asesina! Michael se acercó rápido a su compañero silbando una alegre melodía, se arrodillo unos pasos antes para tomar el arma que yo había soltado momentos antes y se colocó frente a su compañero.

—Oh… mi dulce Srta. Márquez, este hombre no está muerto, su disparo solo lo hirió – dijo mientras lo miraba sonriendo con una tranquilidad enfermiza.

Mi corazón recibió un enorme alivio, la bala no había acabado con su vida, no era como ellos, Edward intentaba hablar, intentaba rogar por su vida, le pedía por favor que le perdonase la vida.

—Lo lamento mucho querido amigo, pero cincuenta millones entre tres es… muy poco – dijo al momento que desenfundo una segunda arma en su cintura.

Tres disparos impactaron con precisión en el cuerpo del enorme sujeto que esta vez no tuvo tanta suerte, mis manos cubrieron sus mis ojos protegiéndome de una escena tan vil.

—Vamos Srta. Márquez es hora de irnos – dijo abriendo el candado que se erguía sobre la cadena de mi pierna, me obligo a levantarme y a seguirlo.

Salimos de la habitación, atravesamos el largo pasillo bajamos las escaleras y esta vez la puerta principal si abrió, dándonos acceso a un jardín frontal descuidado hace ya muchos años, a unos cuantos metros un grupo armado nos esperaba de pie junto a unos cuantos vehículos, los presuntos soldados saludaron a Michael respetuosamente y nos condujeron a la parte delantera de un automóvil, un hermoso automóvil color plata, sin patente.

—Sr. Michael, estamos listos para irnos – dijo aproximándose uno de los soldados.

—Bien ¿Tenemos noticias de Sara o de sus hombres?

—Negativo, no sabemos nada, imaginamos que ellos intentaran contactarse con Edward en algunas horas ¿Qué hacemos ahora?

—Tenemos que movernos al sector-2, nos vamos.

—Si Señor… ¡¡Todos a los vehículos ya, ya, ya!!

Todos abordaron los vehículos y avanzábamos por una desolada carretera, solo montañas en el horizonte. Mis ojos permanecían empapados de lágrimas, no era que sintiera aprecio por el hombre que me lastimo tanto, pero… ¿Estaba segura con Michael?

— ¿Sigues llorando por Edward? – dijo riendo mientras conducía – Es una persona difícil de comprender Srta. Márquez.

—No soy la única, mataste a tu amigo y tienes el coraje de sonreír como si nada pasara – escupí molesta

—¿Tienes alguna idea de cuáles eran los planes que Edward tenia para ti? – permaneció mirándome en silencio mientras mi mente creaba mil conjeturas – La idea de Edward era abusar de ti para después arrojarte a un pozo e incinerar tu cuerpo para que nadie te encuentre, jamás. – permaneció callado mirándome con una boba sonrisa -  se ve hermosa Srta. Márquez, aun con los ojos cubiertos de lágrimas.

—¿Quién es Sara? Solté de repente ignorando el comentario que me acababa de hacer – tus hombres la mencionaron.

—Es la amante de Edward y es la jefa de esta operación, fue la persona que me contrato para secuestrarte.

—Tendrá deseos de matarte…por lo que hiciste con su pareja.

—¿Pareja? – comenzó a reír de forma escandalosa – Srta. Márquez Ud. Busca romanticismo en todo.

—Porque lo dices…

—Esa mujer no tiene corazón – dijo manteniendo la seriedad – duerme un poco, llegaremos al sector-2 en poco tiempo, luego te liberare en un lugar seguro.

Me acomodé en mi asiento mirando las montañas que pasaban en el horizonte, frente a nosotros se encontraba un autobús en el cual iba un grupo de soldados leales a Michael, detrás nuestro unos cuantos vehículos más, atravesamos una arboleda que nos cubrió con sus hojas, los rayos del sol no nos alcanzaban por momentos, fue uno de los pocos momentos en los que me sentí tranquila, hasta que sin aviso y de manera totalmente sorpresiva el autobús voló por los aires envuelto en una bola de fuego y un gran estruendo,  el vehículo en el cual viajaba dio una maniobra evasiva entre una lluvia de balas, nos atacaban, los vehículos se detuvieron, los hombres bajaron y se pusieron a cubierto tras ellos, sentí que me tomaban de la mano y me hacían correr hacia los arboles lejos de las balas, lejos del ataque ¿Quién nos atacaba? Supuse en ese momento que esa mujer ya nos había encontrado ¿Quién era Sara para tener tanto poder? Michael se ubicó a mi lado disparando con sus armas ¡Estaba herido! Me acerque a él pero me obligo a que me quede en el suelo, alguien me tomo por las espalda, grite con todas mis fuerzas, la persona fue abatida por mi acompañante quien como podía seguía protegiéndome, nos vimos rodeados en cuestión de minutos, todos nosotros ¡los supervivientes! echamos a correr, alguien volvió a agarrarme pero esta vez de mi mano, era un hombre mayor ya, sus ojos a diferencia del resto de las personas no me mostraban ninguna emoción, solo apreciaba su hermoso color celeste pálido, muy pálido, llevaba la barba prolijamente recortada  “tan blanca como su pelo” pensé mientras trataba de resistirme el traje que llevaba era hermoso, negro como la noche, era una persona simplemente imponente.

—La tengo, repliéguense en forma escalonada – gritaba a sus hombres.

Yo saltaba y tiraba patadas e insultos al borde del llanto mientras intentaba que me soltara, no podía caer en manos de Sara o de sea quien fuera ese hombre, con Michael estaba segura, lo llamaba y le pedía que venga por mí, pero no podía acercarse, sus ojos me contemplaban con tristeza y… ¿Amor?, mientras me arrastraban y me metían dentro de otro automóvil, mis manos no podían moverse debido a las esposas que me habían colocado segundos antes. Nos alejamos rápidamente mientras podía ver por los cristales como la arboleda se alejaba.

—Muy bien equipo, objetivo alcanzado nos dirigimos a base, repito nos dirigimos a base -dijo por Handies.

Permanecí con la cabeza en el respaldo de uno de los asientos del auto, mi mente ya no podía mas ¿A dónde me llevaban ahora? Mis ojos se cerraron con fuerza, mientras era observada por todos aquellos hombres fuertemente armados.

***

—Poobee... dale abrí la caja – dijo papá mirándome con una sonrisa.

—No quiero, se mueve, hay algo ahí papi – dije abrazándome a la su pierna.

—Vamos poobee abre la caja… confía en mí.

Me acerque con cuidado, observando esa caja que no paraba de moverse, al destaparla algo salto sobre mí, cubriendo de babas mientras me tiraba al suelo. ¡Un perrito!

***

Me desperté de repente los rayos del sol entraban por los enormes ventanales iluminando un hermoso cuarto, a mi lado se hallaba una hermosa mesa de luz y sobre ella una foto de Lorena y Víctor en un paisaje nevado “¡Estoy en la mansión Vask!” salte de la cama con la poca fuerza que tenía, salí del cuarto corriendo hacia el pasillo en donde me encontré a mi amor, me congele en el momento en el que nuestros ojos se cruzaron, hablaba por teléfono, me contemplo y dejo escapar una sonrisa mientras cortaba con quien sea que estuviese hablando, nuevamente corrí con todas mis fuerzas salte sobre el uniendo mis labios a los suyos, demostrándole todo el amor que sentía, toda la pasión que llevaba días acumulándose, estaba feliz, estaba en casa.

**********

*  Luego de días de protestas y movilizaciones, las industrias Vask dieron un paso atrás en la implementación de un paquete de medidas ridículas que estuvieron a punto de causar un quiebre económico en la región y en el mercado armamentístico, las acciones de la compañía habían caído en picada debido a los rumores que su CEO Víctor Vask había dejado la dirección y lo había reemplazado su hermano Alexander, el cual como todos recordaran ya causo ciertos…conflictos en el pasado por decirlo de una manera educada…

Nos confirman que Víctor está saliendo de las oficinas, vamos con nuestro reportero en la zona Emanuel Arias.

—¿Podes confirmar la salida de Víctor Vask Emanuel?

—Sí, Si, Víctor abandona las oficinas rodeado por su seguridad privada, intentaremos acercarnos lo más posible. – dijo entre una multitud de noteros y camarógrafos – Víctor por favor…Víctor para InfoMundo… ¿Son ciertos los rumores de expulsión de su hermano de la compañía?

La pregunta no fue escuchada debido a la gran multitud de preguntas y cuchicheos que intentaban acercarse a través de los poderosos brazos de los guardaespaldas. El notero sobre pasa a los demás periodistas acercándose lo más posible repitiendo su pregunta.

—Claro que no, no expulsaría a Alex, simplemente lo aparte de la dirección de la compañía, es un trabajo que nunca pudo llevar a cabo, pero no es un mal hombre.

—¿Qué hay de los rumores que unen a su hermano Alex con su secretaria? la Srta. Mariza Márquez. ¿Es por eso que ella no se encuentra a su lado en este momento?

—¿Qué dijiste?

* Momentos después podemos ver como es desencadenada la violencia del CEO sobre nuestro pobre notero quien recibió tres certeros puñetazos en su rostro, si bien fue una pregunta fuera de lugar creemos que no merecía una represaría semej…

—¿Lograste silenciar a ese notero? – pregunte con el ceño fruncido luego de apagar el televisor que se encontraba en mi despacho.

—SI, cincuenta mil dólares se encargaron de comprar su silencio.

—Bien…

—Mala publicidad Víctor.

—No necesito más reclamos…por favor Lucio.

—¿Prefieres estar solo acaso?

 “¿Acaso no lo estoy ya?” No necesitaba la lastima de nadie, lo único que necesitaba era que Mariza vuelva, me estaba enloqueciendo sin ella a mi lado.

—Sí que pase – escuche decir a Lucio, sacándome de mis pensamientos – La Sra. Lucrecia está entrando a la propiedad Víctor.  

Los minutos pasaron más rápido de lo que había esperado, la puerta de mi despacho se abrió y uno de mis guardias anuncio el nombre de mi madre. Ingreso con un aspecto francamente agotado, se notaba que no había dormido bien en días, su mirada era tranquila, aunque implacable, parecía que me penetraban, parecía que podían ver en mi interior.

—¡Lucio…! - dijo abrazándolo – ha pasado mucho tiempo desde la última vez que nos vimos, como está tu hija y tu adorable esposa.

—Muy bien señora, gracias por preguntar, como siempre su amabilidad denota su elegancia.

—Muchas gracias Lucio, como siempre tus palabras denotan que es un irremediable Don Juan. – responde sonriente.

—¿Has vendo a defender al hijo prodigo? – suelto de repente

Mis ojos se fijan en ella, mi rostro descansa sobre mis manos entrelazadas, en un gesto tan típico de mi padre que obviamente ella reconoce al instante.

—¿Nos podrías dejar solos Lucio? – pregunta educadamente.

Sin discutir él se retira de mi despacho, mi madre se gira hacia mi, da unos cuantos pasos hasta tocar la elegante silla que se encuentra frente a mi escritorio, la recorre con sus dedos antes de sentarse como si estuviera recordando algo de su pasado.

—Estoy muy cansada Víctor, no quiero entrar en una nueva guerra en tu contra, tampoco estoy frente a ti para defender a tu hermano o elegir un bando, quiero a mis dos hijos juntos nuevamente antes de morir.

—Alex casi causa el quiebre de la compañía que fundo papá ¿crees Lucrecia que debo perdonarlo?

—Mi amor… – dijo tomando una de mis manos y apretándola con fuerza – tu hermano siempre fue tonto e impulsivo, está desesperado por un poco de protagonismo, tanto tu padre como yo siempre lo protegimos, muy distinto a ti que fuiste más independiente, superabas tus metas, pero más allá de eso, superaste las metas de tu padre – se mantuvo callada unos minutos mirándome a los ojos, estudiándome…hasta que lo vio – No es Alex lo que te preocupa ¿Verdad, amor?

Mis ojos se fijaron en la nada, en un punto irrelevante del despacho ¿Algo más? “Claro que no es por eso, no aguanto más sin Mariza” permanecí en silencio sin saber que decir, mi madre se levantó de su silla, recorrió con sus dedos mi escritorio mientras lo rodeaba antes de llegar a mí, elevo su mano y la mantuvo en el aire como pidiéndome permiso, asentí lentamente observando sus movimientos, sus brazos me rodearon en un tierno abrazo y su cabeza descansaba en la mía al momento que comenzó a tararear una vieja, pero conocida melodía.

—Reconozco la melodía….

***

—¡¡Mama!!

Me desperté sobresaltado, mi cuerpo estaba completamente sudado, el grito que había soltado todavía resonaba en mi mente, estaba llorando, sentí que sus brazos me protegían, estaba siendo, cuidado, sus caricias me mimaban y me alentaban a seguir durmiendo.

—Todo está bien mi dulce bebe, sigue durmiendo.

Este niño lindo

Se quiere dormir,

Cierra los ojitos

Y los vuelve a abrir…

Mi cuerpo se relaja entre sus brazos, mi pesadilla queda olvidada en un océano de mimos y caricias

***

—No es la primera vez que me la cantas.

—Te hacia dormir con ella, basta de guerras familiares, basta de peleas…basta por favor – dice con la voz quebrada

Me solté de su agarre y esta vez después de tantos años la abrazo, sus lágrimas mojan mi brazo mientas lo abraza, su respiración se calma y casi puedo estar seguro que sonríe.

Contarle lo que había pasado a Mariza me había relajado mucho, pasaba mis días con ella, tratando de recuperar el tiempo perdido por mi estúpido orgullo.

Casi diez días del secuestro de Mariza pasaron antes de recibir la esperada llamada.

—Buenos días Sr. Vask ¿Cómo se encuentra hoy?

—Me preguntaba cuando llamaría. ¿Dónde está Mariza?

—Ohh no se preocupe por ella, está bien. Queremos cincuenta millones de dólares, una vez que la tengamos en nuestro poder, podrá reunirse con su amada.

—¿Cincuenta millones de dólares? Quiero hablar con ella.

—Lo queremos en diamantes tienes cinco horas para reunirlos.

—No, no les entregare ni un centavo si no ponen a Mariza al teléfono…

—Colocará las piedras en un termo y esperará instrucciones… ¿Queda claro?

—No, no…hola... HOLA

La comunicación había terminado ¿cinco horas? Recordé que Lucio tenia ciertos contactos, debido a haber trabajado tanto tiempo con mi padre, le di vía libre para que llame y me averigüe un posible proveedor, el tiempo pasaba más rápido de lo que deseaba, los diamantes nos llegaban, mire mi reloj impaciente.

 <9:00 AM> quedaban solo tres horas para la entrega y aún no había noticias, mi paciencia estaba llegando a su límite cuando la tonada de mi celular comenzó a sonar.

—Se acerca la hora de entrega ¿tiene ya mis piedras?

—Cincuenta millones no se consiguen de un momento para otro, estoy haciendo todo lo que puedo…por favor necesito más tiempo.

—Más vale que consigas mis diamantes antes que recibas una cajita con las cenizas de tu noviecita.

—NO…por favor…por favor.

Me había cortado, su llamado solo sirvió para angustiarme más, llame a Lucio para hacer que se apure, mi casa contaba con la compañía no solo de Eva, sino de mi madre, Hannah, mis guardias y un taxista que no entendía que hacia ahí. Pasarían solo media hora antes que Lucio se nos una con un portafolios esposado a su muñeca, lo pusimos en un termo como habían indicado y esperamos instrucciones.

<11:55 AM> No aguantaba más solo faltaban cinco minutos para la entrega y no sabía dónde seria. Mi teléfono volvió a sonar, me dieron indicaciones de ir solo, si veían a alguien más matarían a Mariza, me dieron un ridículo paseo por toda la ciudad, me ordenaron dejarlo bajo una pila de cartones en un callejón en la cual halle una simple tarjeta:

 “En Tres horas tendrás noticias de tu noviecita, vete, si miras atrás abras firmado su sentencia”

La leí y re leí durante unos cuantos minutos sin saber cómo reaccionar, aunque a pesar de lo que pudiera llegar a decidir no tenía otra alternativa más que seguir el juego, volví a casa sintiéndome un inútil, deje que el tiempo trascurra mientras soportaba las implacables preguntas de todos los presentes.

<14:28 PM> El teléfono permanecía en silencio, mientras mi paciencia disminuía minuto a minuto.

<15:47 PM> Estábamos todos desesperados, podía ver a Eva llorar a mi lado, el taxista el cual me había enterado que se llamaba Lucas estaba a su lado consolándola con sus brazos alrededor en un fuerte abrazo. Mi cabeza descansaba sobre mis manos, con mis dedos cruzados, mientras mis ojos se cerraban con fuerza.

<18:50> llame a toda la gente que tenía a disposición, removería cielo y tierra, pero finalmente encontraría a mariza no importaba nada más.

—¡Ya fue suficiente, ya no voy a esperar más, voy a hacer lo que debí hacer hace días llamare a las autoridades! – Grito con energía Eva.

—No seas una niña estúpida, aunque llamaras a las autoridades que les vasa decir no tienes nada para ayudar en la investigación. – respondió Hannah

—¿A quién le dices niña estúpida? – respondió Eva empujándola.

Mis guardias estaban a punto de moverse para separarlas, pero los contuve con una simple señal, si querían arreglar sus diferencias así no era mi problema. Mi teléfono comenzó a sonar, pero a causa del ruido de la pelea nadie lo escucho.

—Hola…

—Hola muchacho ¿comenzabas a extrañarme?

—Flix… me preguntaba cuando aparecerías – exclame sorprendido

—Estoy en un lugar seguro junto con alguno de mis hombres… y Mariza, te voy a enviar las coordenadas, pero tienes que venir solo ¿Ok muchacho?

Tomé nota de lo que me dijo dejando plantados a mis confundidos invitados, mientras salía corriendo, atravesé la ciudad hacia uno de los barrios más alejados y peligrosos de la ciudad, ñas coordenadas correspondían a una torre de edificios con un gran jardín frontal, caminé bajo la atenta mirada de diversos grupos de personas quienes notaron mi presencia apenas descendí de mi vehículo, todos y cada uno de ellos estaban armados tanto hombres como mujeres, adultos o niños, en ese momento yo era el blanco me acerque a la puerta principal y fui inmediatamente rodeado por un grupo de enorme hombres quienes con total impunidad, sacaron sus armas apuntándome con ellas.

—¿Te equivocaste de barrio ricachón?

—Busco a Flix, fue el quien me mando a llamar – respondí mirándolo a los ojos, intentando no titubear.

—Confirmen lo que dice – ordeno a uno de sus secuaces quien se alejó de nosotros usando un handie – regístrenlo.

Dos más de sus hombres se acercaron a mi palpando mi cuerpo en busca de algún arma el cual encontraron, me despojaron de ella y se entregaron a su líder que sonreía aun apuntándome, mi mirada permanecía fría y controlada, el hombre que se había alejado ahora regresaba para decir que mi versión era real, me escoltaron a través del edificio y por un momento me imagine teniendo que salir de ahí por la fuerza…el edificio entero era una verdadera trampa mortal, absolutamente todos ellos eran un enemigo potencial aunque no era lo que me importaba en ese momento. Subimos a uno de los ascensores y nos dirigimos al último piso el indicador marcaba el piso Veintiocho, salimos del ascensor hacia un pasillo donde el aire que se respiraba era inmundo, cargado de un fuerte hedor que no llegaba a identificar, cruzamos a varios fumadores de crack o alguna otra droga, la última habitación era la única que permanecía con la puerta cerrada, me escoltaron hasta ella y esperaron afuera al ingresar lo primero que vi fue el rostro de flix que me sonreía desde un mugriento sillón mientras se curaba una herida en su hombro y a unos cuantos pasos atrás se encontraba una cama donde dormía tranquilamente Mariza, Mi Mariza, me acerque a Flix abrazándolo con todas mis fuerzas, olvidándome por un momento de su herida.

—Uhh …lo lamento Flix – dije separándome – no entiendo...¿cómo supiste?

—Intervine tu teléfono hace días muchacho, una vez que me guiaste al lugar correcto solo tuve que seguir a los delincuentes – dijo riendo, mientras se ponía de pie.

— Entiendo…supongo que debo pagarte por esto, puedes pedirme lo que sea, cualquier cosa que quieras yo lo conseguiré.

—No hace falta muchacho, tómalo como el ultimo favor que te hago, estoy en paz con Lorena, te ayudé como prometí que lo haría, pero ahora ha llegado el momento de seguir mi camino – dijo poniendo la mano en mi hombro – cuídate mucho muchacho, toma, son algunas fotos que conseguí momentos antes que abandonarán la casa donde tenían secuestrada a Mariza, no sé quién será esa mujer, pero tal vez descubrirlo sea la clave para resolver todo este misterio.  Por cierto, tuvimos que anestesiar a tu novia no dejaba de atacarnos, asi que no te preocupes si continúa durmiendo hasta mañana

Tomé el sobre con las fotos y alce en brazos a mi dulce bella durmiente, un simple apretón de manos y una sonrisa habían sido mi despedida de Flix, un hombre de quien podía estar agradecido y seguramente mi amada Lorena también lo estaba, emprendí el regreso a la mansión con mi mente puesta en las fotos ¿Quién era esa mujer? Al llegar fui recibido por todos con aplausos, contentos de mi éxito, subí directamente a Mariza a mi habitación sin darle explicaciones a ninguno de ellos, deje las fotos en mi despacho para ir a contener a Eva, pedirle que se vaya a descansar no fue nada fácil, hasta que finalmente con la ayuda del taxista pudimos convencerla, en cuanto a Hannah fue mucho más fácil, literalmente le pedí que se retire argumentando lo cansado que estaba, lo que no era para nada mentira, me quede completamente solo en mi living, tomando una bocanada de aire decidí volver a mi despacho pero alguien me había ganado, mi madre permanecía sentada en mi escritorio con las fotos en una mano y mi lupa en la otra.

—¿Qué estás haciendo? – dije mientras me acercaba lentamente.

—Hola mi amor – dijo soltando las fotos -  te estaba buscando para despedirme y creí que podías estar acá, pero al observar las fotos noté algo familiar en ellas y me puse a estudiarlas.

—“¿Me perdió de vista cuando me fui a acompañar a Eva afuera o no me dice toda la verdad?” ¿Algo familiar? – pregunte sentando en una de las sillas frente a ella.

—¿Conoces a Sara acaso?

—Sara…  ¿quién es Sara? – permaneció callada unos segundos mirando la foto que me entrego Flix.

—Sara Wikell, la hija de Ernst Wikell, aquel que fue socio de tu padre – respondió totalmente seria.

“¿Sara Wikell? Era la hija del hombre que mi padre había asesinado en el forcejeo, el co-fundador de las industrias Vask ¿ella estaba detrás de todo?”.

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