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La amiga transexual de mi novia

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El día de nuestra llegada deshicimos las maletas y dispusimos nuestra ropa veraniega y para estar más cómodos los tres, vestíamos con depravados y procaces tangas muy obscenos. Todo el día estuvimos así pues ya hacía calor y nos apetecía estar así. Mientras deambulábamos por el apartamento nos echábamos Raisa y yo unas lascivas miradas muy depravadas y obscenas que no dejaba lugar a dudas que más temprano que tarde y en cuanto pudiésemos nos echaríamos unos polvos mutuos y tendríamos una jodienda libidinosa que dejaríamos pequeños cualquier vídeo porno que hubiéramos visto antes.

Al día siguiente, mi novia Sofía se encargó de comprar los alimentos y marchó a una gran extensión alimentaria y declaró que tardaría algo más de dos horas, idea que nos dio a Raisa y a mí para ponernos a joder. Yo me retiré a mi cuarto y estaba casi desnudo y con mi más procaz y obsceno tanga y tocándome lascivamente el rabo al tiempo que fantaseaba lúbricamente con algunas de las guarras lujuriosas que había visto en la playa. La viciosa Raisa se dispuso a entrar en mi cuarto

— ¿hola ?, ¿estás visible, Jack? — inquirió Raisa titubeante.

— ¡Adelante, adelante! — afirmé excitado.

Raisa entró en mi cuarto lenta y muy lascivamente y vio que llevaba puesto mi más procaz y obsceno tanga y tocándome lascivamente el rabo. Iba caminando hacia mí, excitada y emocionada y llevaba un libidinoso conjunto de rojo tanga con una faldita muy mini, un sujetador a juego y unos zapatos de tacón alto color negro, toda ella la hacía muy deseable y follable a tope.

La muy puta empezó a tocarse suavemente sus tetazas que tan lascivo me ponían y mostraba su libidinoso y depravado culo y proseguía jugando poniéndose cerca de mí y bajaba y subía su impactante cuerpo que me daba ganas de follarla ya. La putona movía sus femeninas manos y se tocaba sensual y eróticamente sus tetas y culo y metía un dedo en su ojete para ponerme muy cachondo y perdidamente salido, pues la muy zorra sabía que eso me electrizaba sexualmente y aumentarían mis ganas de tener sexo mutuo y a tope con ella.

Comenzó por desprenderse del sexy sostén, entretanto bamboleaba sus caderas y eso me ponía más sicalíptico y perdidamente vicioso y depravado, luego la faldita y por último más lentamente el tanga y acercaba y arrimaba su trasero entretanto yo acariciaba lujuriosamente mi obsceno tanga y ya estaba dispuesto a petarla a esta astuta zorra transexual tan sexy. 

— ¡que cachondo estás, amor!, ¡me pone muy cachondo ese tanga tan sexy que llevas, cabrón! — afirmó Raisa lascivamente.

La zorrona se fue acercando a mi tanga y yo me abría de patas para que lamiese mi obsceno tanga pues sabía la muy golfa que eso me encantaría.

Raisa abrió su golosa bocaza y acercó su lengua a mi obsceno tanga sexy y empecé a jadear, bufar, resollar y desgañitarme del gustazo que esta puta zorra me daba al sentir su libidinosa lengua depravada y como recorría cada milímetro de mi tanga.

— ¡así, puta, así!,¡sigue, no pares! — jadeaba intermitentemente al tiempo que no paraba de jadear, resollar, resoplar y sofocarme del tremendo placer que la zorra Raisa me daba con su caliente lengua golfa libidinosa. 

Me lo quitó lentamente, mientras musitaba y susurraba las mil guarradas obscenas que pensaba hacerme y el placer que me iba a dar al tragar y engullir mí ya erecto rabo dentro de su golosa bocaza de loba depravada. Raisa principió por dar pequeños lametones a duro mi rabo para luego mamar como una dulce bebita todo mi brutal pollón de macho libertino. 

— ¡chock!, ¡slap!, ¡slurp!, ¡Chlok!.¡Chuik!,¡slap!,¡chuk! — mamaba Raisa mi rabo sin parar.

Yo continuaba aullando, bufando, berreando y sollozando de placer, pues me tenía bien agarrado la muy zorra Raisa y estaba corrido del tremendo gustazo que esta puta guarra me daba y la veía disfrutar como se deformaba la bocaza con mi rabo dentro de ella.

Aproveché un segundo que se metió todo mi brutal pollón y aguanté su cabeza para que no la sacara y casi se ahoga del gustazo que ella tenía por mantener sin respirar mi verga en su lasciva bocaza.

— ¡Aaaahhh!, ¡eres un cabrón, casi me ahogo! — bramó Raisa cabreada.

La muy puta retomó la lujuriosa mamada que me estaba dando y su cabeza subía y bajaba enardecida por tener mi rabo entro de su boca y entre mamada y mamada la guarrona no paraba de exhalar gemidos de placer

— ¡Chuik!, ¡slap!, ¡sluurrp!, ¡slap!, ¡slurp! — mamaba y chupaba Raisa con lujuria entretanto yo permanecía bien abierto de patas y desgañitándome lujuriosamente y soltando guarradas procaces y obscenas.

— ¡Qué bien me la comes, puta!, ¡me estás poniendo como una moto!, ¡me pones muy caliente, cariño! — bramé obscenamente entre jadeos.

La guarra y casquivana Raisa me lamía las pelotas con clara lujuria y yo permanecía más abierto de patas para que lamiera de arriba a abajo mi duro rabo de macho en celo y la viera como se deleitaba y recreaba lamiendo de arriba a abajo toda mi endurecida verga de procaz semental.

—¡que rica estás, cariño!, ¡cómo me gustaría petarte! — hablé lascivamente entre gemidos sexuales.  Nos dispusimos para que yo la clavara mi rabo dentro de su ojete, que ya hacía un rato largo que tenía procaces y obscenas ganas de clavar con ahínco mi duro rabo en su ojete de zorra depravada.

De tanta lujuria acumulada que tenía, principié a darla un azote en la nalga y la muy puta gimió de placer al recibir un manotazo en su nalga derecha, a renglón seguido, empecé a lamer su ojete y la muy puerca a gemir, resollar y bufar.

— ¡ahhh!, ¡arf!!, ¡aaahh!, ¡ugh! — jadeó Raisa lascivamente entretanto yo seguía lamiendo su ojete y la daba un azote de calentura y ella volvía a gemir de vicio anal. Mientras le hacía todo esto, la muy zorra se pajeaba para darse placer y yo escupía un poco en el ojete y comenzaba a meterle un dedo para abrirle lentamente el ojete y no hacerla daño en el momento de entaponarselo. 

— ¡ahh!, ¡uuuhm!, ¡arf!, ¡aaahg!, ¡aahhh! — jadeaba Raisa entretanto yo seguía empujando con mis dedos para abrirla su agitado ojete.

Preso de mi agitada lujuria y para que la zorra depravada de Raisa se excitara la di otros dos azotes en cada nalga y la putona seguía berreando de regusto anal. Yo proseguía taladrando con mi dedo para dilatar y ensanchar el bullente ojete de esta zorra Raisa que me estaba poniendo más salido con sus ayes y mil berridos de placer anal.

— ¡ahh!, ¡uuuhm!, ¡arf!, ¡aaahg!, ¡aahhh! — continuaba y seguía Raisa gimiendo y jadeando de placer al ser barrenada por mis dedos.

Le volví a escupir en su agitado y caliente ojete de zorra depravada para dilatarle todavía más y cuando me quise dar cuenta casi le estaba follando con mi puño, entretanto la muy puerca proseguía aullando y rugiendo de placer mientras soltaba más depravadas y obscenidades guarradas y barrenaba más su ojete.

— ¡que rico estás, cabrón!, ¡qué bueno estás!, ¡me estas matando de gusto! —bramó Raisa mientras me miraba como taladraba su ojete casi con mi puño.

Le cogí su rabo para darla más placer y lamía su rabo y ojete para que se le fuera dilatando el ojete y tuviera más ganas de que la diera rabo inmisericordemente y sin parar. La muy guarra jadeaba, resollaba y resoplaba y yo no paraba de darle placer con mi boca.

— ¡ahh!, ¡uuuhm!, ¡arf!, ¡aaahg!, ¡aahhh! — se desgañitaba Raisa mientras me insultaba sexual y procazmente entretanto yo no paraba de lamer su impaciente ojete de golfa transexual depravada.

Ya se puso a cuatro patas la muy perra y me mostró su lascivo y libidinoso culo para que la jodiera y fornicara sin más y a placer y la diera rabo con depravada urgencia lúbrica

— ¡ahh!, ¡ay!, ¡ahh!, ¡ay!, ¡ahh!, ¡aaaaaaaahhhhh!, ¡ay! — la daba rabazos y gemía como una puta zorra del gustazo que tenía la muy guarra.

Raisa estaba muerta de vicio y mucha lujuria y sentía como mi duro rabo le horadaba el ojete y se alojaba en ella lentamente. Fui dando lentos empellones, hasta que fueron aumentando en calidad y cantidad. Yo me así con mis fuertes manos a su espalda y daba rápidos rabazos y Raisa profería unas guarradas muy obscenas que me encendían y excitaban sexualmente.

— ¡ahh!, ¡ay!, ¡ahh!, ¡ay!, ¡ahh!, ¡aaaaaaaahhhhh!, ¡ay! — chillaba Raisa lascivamente mientras yo le agarraba las tetazas y se ponía todavía más cachonda y lasciva.

— ¡me estas matando de gusto, cabrón !, ¡Qué bueno estás, cabrón!, ¡qué bien me jodes! — añadió Raisa mientras jadeaba y gemía al recibir mil duros rabazos en todo su puto ojete tan agitado.

Raisa estaba siendo enculada de menos a más y ella aullaba, bufaba y se desgañitaba del placer que a esta zorra transexual le estaba dando con mi duro rabo. 

—¡Toma rabo, zorra !, ¡toma polla, guarra! —mugí lascivamente mientras proseguía martilleando el culo de la zorra Raisa.

Giró la cabeza para ver mi careto de macho libidinoso y ver la cara de vicio que yo tenía y atiné a meter un dedo en su golosa bocaza de zorra y eso me excitó sobremanera

—¡Que gustazo!, ¡que placer!, ¡jódeme más!, ¡jódeme, maricón !, ¡no pares, canalla! — vociferaba Raisa toda salida de vicio y frenesí anal mientras yo seguía dando más y más rabo y ella proseguía berreando y sollozando de placer.

— ¡ahh!, ¡ay!, ¡ahh!, ¡ay!, ¡ahh!, ¡aaaaaaaahhhhh!, ¡ay! — gemía y vociferaba Raisa mientras yo taladraba brutalmente el muy agitado ojete de esta golfa de Raisa.

Yo proseguía perforando, barrenando y atravesando su ojete con mi cipote bien duro, mientras Raisa parecía una máquina de gemir, jadear, sollozar, bufar y berrear continuamente. Yo, frené el enculamiento que le estaba dando a esta puta Raisa para meterle la lengua hasta los pulmones y darle un beso con lengua de los que a mí me gustan.

Raisa y yo nos dábamos las lenguas y mientras lo hacíamos, yo no paraba de taladrar y perforar el libidinoso culazo de esta guarra de Raisa que me estaba poniendo más y más burro.

— Cariño, que bueno estás. Me pones como una cerda, amor — jadeó lascivamente Raisa mientras yo seguía barrenando su ojete.

— ¡ahh!, ¡ay!, ¡ahh!,  ¡ay!, ¡ahh!, ¡aaaaaaaahhhhh!, ¡ay!, ¡dame más rabo, cabrón!  — bramaba y gemía Raisa mientras le daba mil empellones duros que socavaban su agitado ojete de zorra lasciva.

— ¡que rica estás, zorra!, ¡qué buena estás, puta !, ¡me estas matando de gusto, guarra! — jadeé lujuriosamente mientras seguía follando a esta puta guarra Raisa.

Ambos gemíamos y berreábamos de lujuria y frenesí.

Mientras perforaba y taladraba el muy agitado y bullente culo de Raisa indistintamente le tocaba el culo o una teta y estas últimas mucho más pues la muy cerda se ponía más salida y cachonda y berreaba sucias y puercas obscenidades que me ponían más cachondo y salidorro y me empujaban a no parar de romperla con ganas el acalorado ojete de esta guarra transexual en celo.

—¡cabrón!, ¡tío bueno! —gritó Raisa lascivamente— ¡joder contigo es un gozo!, ¡qué bien me estás jodiendo, maricón! — añadió chillando lujuriosamente.

La guarra Raisa giró su cabeza, pues quería ver la cara de cabrón vicioso que yo tenía mientras la trepanaba con dureza la ardorosa oquedad de su lascivo culo de zorra transexual. Su boca de vicio me indicaba que Raisa lo estaba pasando genial pues miraba con deleite y gozo mi cuerpo y se ponía más y más perdidamente cachonda cual guarra de lupanar.

— ¡ahh!, ¡uuhmm!, ¡ahh!, ¡uuhmm!, ¡ahh!, ¡ahh!, ¡dame más rabo, cabrón!, ¡ahh!, ¡uuhmm! — gemía y gimoteaba Raisa de placer al recibir mis empellones en su procaz culo de ninfómana transexual.

—¡Toma rabo, muévete más, guarra! —rugí viciosamente mientras seguía taladrando el depravado ojete de Raisa.

Raisa estaba sexualmente colérica y muy caliente y yo proseguía perforando, barrenando y atravesando su agitado ojete con mi masculino cipote tan duro, mientras la guarra Raisa parecía una brutal máquina de gemir, jadear, sollozar, bufar y berrear continuamente.

— ¡ahh!, ¡ahh!, ¡ahh!, ¡ahh!, ¡me estás poniendo como una moto!, ¡ahh!, ¡ahh!, ¡uuhmm! — jadeaba Raisa obscenamente mientras no paraba de mirar como taladraba su culo que me ponía más y más cachondo y salido.

— ¡Toma rabo, muévete más, guarra !, ¡Toma polla, puta !, ¡Así! —chillaba yo excitado mientras daba mil rabazos a Raisa.

— ¡ay!, ¡ay!, ¡ay!, ¡ay!, ¡ay!, ¡Qué bien me jodes, cabrón!, ¡ay!, ¡ay!, ¡ay!, ¡ay!, ¡jódeme más!, ¡ay! — bramaba de placer Raisa al recibir mil y continuados rabazos en todo su depravado culo.

Raisa miraba embelesada y muy fascinada observando cómo la jodía fuerte y rápido y la muy puerca gruñía, bramaba y jadeaba de placer mientras lanzaba ‘ayes’ de lujuria.

Cambiamos de postura y levanté las piernas de Raisa, mirando en dirección a su culo y musité viciosamente —¡oh, zorra, que jodido polvo te voy a pegar, guarra! —añadí chillando mientras empezaba a penetrar mi rabo en el agitado ojete de la zorra Raisa. 

—¡Deseo joderte como a una zorra, amor! —jadeé mientras jodía sin parar el bullente y lascivo culazo de Raisa que parecía una jodida máquina de soltar gemidos, bufidos, sollozos y mil quejidos y ‘ayes’ de placer, la zorrona se pajeaba lascivamente entre mil bufidos y sollozos de regusto anal.

— ¡ahh!, ¡uuhmm !, ¡ahh!, ¡uuhmm!, ¡ahh!,  ¡uuhmm!, ¡ahh!, ¡eres un jodido cabrón, me estás matando de gusto! — vociferó lascivamente Raisa mientras yo proseguía dando mil rabazos en todo su jodido ojete de fulana libidinosa y me insultaba sexualmente.

Yo a mi vez, también estaba aullando, bufando, berreando y sollozando de placer, pues tenía bien agarrado a la muy zorra Raisa que veía como taladraba su ojete y la muy puta ponía una boca de viciosa que me indicaba que le estaba gustando como petaba y entaponaba con mi dureza masculina todo su bullente ojete de zorra depravada.

— ¡Toma polla!, ¡Toma rabo, puta!, ¡zorra! — vociferaba lascivamente mientras perforaba con más ganas el acalorado y lascivo culo de Raisa que seguía mirándome como la jodía y proseguía poniendo una boca de zorra viciosa.

— ¡ahh!, ¡uuhmm!, ¡ahh!, ¡uuhmm!, ¡ahh!, ¡uuhmm!, ¡ahh!, ¡ay!, ¡ay!, ¡ay!, ¡no pares hijo puta, me gusta que me taladres, cabrón! — bramaba Raisa de placer, entretanto se pajeaba como un mono salido para darse más y más placer mientras la asestaba cien duros rabazos.

Mientras la enculaba en esa posición, la zorrona se pajeaba para darse más y más placer, pero gemía, jadeaba, se desgañitaba y bramaba mil vagidos de libidinoso placer anal que mi polla le producía.

Volvimos a cambiar de posición y la putona Raisa se levantó para volverse a clavar toda mi gran dureza en todo su ardoroso culo.

— ¡Voy a joderte bien hasta que chilles!, zorra ¡Toma rabo, muévete más puta!, ¡Toma polla!, ¡Así!, ¡me encanta joder tu culo, zorra! — chillaba excitado lascivamente.

Raisa proseguía gimiendo, berreando, gañendo y gritando por los mil pollazos continuados que yo la asestaba a esta guarra transexual y estaba endiñando al perforar y taladrar su ojete.  Mientras le enculaba en esta posición, se pajeaba viciosamente para darse más y más placer, entretanto la atizaba más y más rabazos y le sobaba sus tetazas y gemía como una puerca libidinosa.

— ¡Nadie me jode tan bien como tú, cabrón, ¡ay!, ¡ay!, ¡ay!, ¡no pares hijo puta, me gusta que me taladres, cabrón! — berreaba y daba Raisa mil vagidos de placer.

Le daba a Raisa fuertes empellones en el ojete con mi duro cipote y ella me desgañitaba, gemía, resollaba y jadeaba cual zorra en celo del desmedido placer que Raisa tenía al ser reventada por mi dura verga de macho en celo.

— ¡ay!, ¡ay!, ¡ay!, ¡uuhmm!, ¡ahh!, ¡uuhmm!, ¡ahh!, ¡ay!, ¡ay!, ¡ay! Sígueme follando, maricón — rugió Raisa excitada de lujuria mientras la rompía con fuerza el ojete y no paraba de dar mil vagidos placenteros.

— ¡ahh!, ¡uuhmm!, ¡ahh!, ¡uuhmm!, ¡ahh!, ¡uuhmm!, ¡ahh!, ¡ay!, ¡ay!, ¡ay! — jadeaba lascivamente Raisa mientras botaba con mi rabo dentro de su ojete y le sobaba sus tetazas que tan salido y cachondo me ponían.

Yo veía corrido de gusto, como la fulana Raisa estaba muerta de placer por la boca de vicio que ponía y los mil gemidos, vagidos, berreos y cien mil ayes de placer pues seguía botando y botando y eso me hacía parecer más macho en celo y un soberbio actor porno. La putona no quería quitarse de esta postura pues ella era la que con su vicio anal se clavaba con más fuerza todo mi duro pollón en su enardecido ojete de zorra libidinosa.

— ¡ahh!, ¡uuhmm!, ¡ahh!, ¡uuhmm!, ¡ahh!,  ¡uuhmm!, ¡ahh!, ¡ay!, ¡ay!, ¡ay!, ¡ahh!, ¡uuhmm!, ¡ahh!,  ¡uuhmm!  — resoplaba Raisa enardecida al tiempo que no paraba de botar con mi rabo en sus hirvientes entrañas y gemía como una lasciva guarra depravada.

Jodía y sodomizaba sin parar el maravilloso y lujurioso culo de esta zorra transexual de Raisa que hacía que ambos jadeáramos y diéramos mil berridos lascivos y depravados presos de nuestra caliente lujuria.

— ¿te gusta cómo te estoy jodiendo?,¿eh?, ¡Pequeña zorra! — jadeaba yo entre espasmos sexuales.

— Si, cabrón, que bien me jodes. ¡Matame de gustazo, canalla! — repetía una y otra vez Raisa entre espasmos lujuriosos de avaricia sexual.

— ¡Buen culo tienes, guarra! — grazné lascivamente al tiempo que entaponaba bien el ojete de la zorra Raisa.

— ¡Jódeme, bien cabrón! ¡Me encanta tener tu duro rabo petándome el ojete! — bufó Raisa jadeante mientras la petaba.

La muy puta de Raisa proseguía muy caliente y botando sobre mi rabo ante mis certeros golpes de rabo en todo su ojete y sufría lujuriosamente mis duros y brutales empellones y me insultaba sexualmente para que continuara abriendo sin parar su borboteante culo de guarra lasciva.

— Me gusta esto. Me encanta entaponar tu depravado culo de zorra — bramaba mientras no paraba de joder brutalmente lascivo el culo de Raisa.

Agarraba el ya muy empalmado rabo de Raisa que gemía, aullaba y bramaba de placer la muy guarra mientras botaba y se clavaba todo mi duro vergón en sus acaloradas entrañas y me insultaba sexualmente cosa que me encantaba y me empujaba a que no me quitara de esta lasciva postura en la que jodía a esta lasciva fulana.

— ¡ahh!, ¡uuhmm !, ¡ahh!, ¡uuhmm!, ¡ahh!, ¡uuhmm!, ¡ahh!, ¡ay!, ¡ay!, ¡ay! — gemía Raisa sin parar y más caliente.

— ¡Matame de gustazo, canalla!, ¡pétame más!, ¡entaponame duro, cabrón! — ordenaba viciosamente Raisa mientras seguía botando con mi verga en su jodido y agitado lascivo culo.

Siguió Raisa unos minutos más botando sobre mi dura verga de semental y rozaba más sus nalgas sobre mis gordos cojones cargados de lefa porque estaba muy salida y cachonda, pero ahora la muy guarra deseaba a toda costa catar mi culo.

— ¡Si, ahora deseo petarte el ojete, maricón! ¡Me has puesto muy caliente, bestia!, ¡me has vuelto loca de lujuria! — ordenaba lascivamente Raisa con viciosa calentura sexual.

La muy guarra, gemía, resoplaba y jadeaba con lujuria mientras me fornicaba y sodomizaba con viciosa lujuria y Raisa me atizaba y estacaba mil empellones en mi bullente y agitado ojete de una forma exorbitante y desmedida y ella, la muy guarra me miraba viciosamente y de lo corrido que yo estaba al ser jodido así, me sonreía con depravada picardía.

— Oh, esto es muy bueno, me siento muy bien — manifestaba Raisa calientemente.

— ¡oh, que jodido polvazo me estás pegando, zorra!, ¡me gusta cómo me jodes, guarra! — rugí libidinosamente y excitado de lujuria.

Raisa me daba fuertes empellones en el ojete con su duro cipote y yo me desgañitaba, gemía, resollaba y jadeaba cual libidinoso cabrón en celo del desmedido placer que yo tenía al ser reventada por su verga de transexual. La muy puta me hacía jadear y ella también, pues me insultaba procazmente mientras me horadaba mi ojete. 

Raisa continuaba jodiendo y fornicando sin parar mi ojete y yo resollaba y jadeaba cual cabrón en celo con muchas ganas de que no terminara de joderme el culo.

— ¡Me gusta esto! ¡Fóllame bien, puta! — bramé lascivamente

— ¿Eso es lo que te gusta, eh, maricón?, ¡toma rabo, hijo puta! — jadeó Raisa lascivamente mientras me perforaba el ojete.

Raisa continuaba jodiendo y fornicando cual procaz zorra mi agitado culo y yo me desgañitaba, rezongaba, bufaba y gemía de placer al recibir toda su dureza en las efervescentes profundidades de mi agitado ojete de lascivo cabrón depravado.

— ¡oh, que polvazo te estoy pegando maricón!, ¡me gusta joderte así! — rugió Raisa excitada de lujuria.

— ¡eres una jodida puta!, ¡me estás matando de gusto!, ¡me pones la piel de gallina, guarra! — berreaba yo del regusto anal que esta procaz zorra me propinaba.

— ¿quieres que cambiemos de postura, jodida guarra? — solicité lascivamente.

— Si, pero te voy a dar más gusto, maricón — afirmo Raisa viciosamente.

Nos pusimos en posición de cuchara y Raisa hincó su verga en mi agitado culo y yo me pajeaba como un loco.

Raisa proseguía jodiendo mi culo, pero la guarrona proseguía resollando, bufando y bramando de placer mientras lanzaba mil "ayes" placenteros y yo me aguantaba los gemidos al ver la jodida cara de placer de esta puta puerca de Raisa.

— ¡ahh!, ¡uuhmm !, ¡ahh!, ¡uuhmm!, ¡ahh!, ¡uuhmm!, ¡ahh!, ¡ay!, ¡ay!, ¡ay!, ¿te gusta, eh? ya te estoy jodiendo como deseabas, canalla — seguía Raisa gimiendo.

— Me gusta esto, guarra. Jódeme bien, puta. Vamos, no pares — rezongaba lujuriosamente electrizado por los cientos de empellones que me daba Rossana con su rabo.

Raisa me hacía gozar de puto vicio pues me lo había metido poco a poco y yo no paraba de desgañitarme y bufar de vicio anal. Me agarraba de mis nalgas que ya estaban bien abiertas y me daba lentos empellones y la muy cerda me hacía deleitarme de satisfacción y gozo mientras jadeaba como un semental en celo.

— ¡Jódeme bien, guarra! ¿Te gusta joder bien mi culo?,¿eh, golfa? — inquirí lascivamente.

Yo estaba bien abierto de patas y posaba un pie en el hombro de Raisa que parecía una máquina de chillar y berrear y dar mil vagidos y gemidos mientras follaba y sodomizaba electrizada mi culo. Yo permanecía corrido de placer y resistía los lascivos y calientes embates de la verga de Raisa en mi movido ojete.

— ¡cabrón, que bueno estás!, ¡qué culo tienes!, ¡como traga, hijo puta!, ¡me encanta joderlo, canalla! — bramaba Raisa obscenamente.

Después de unos cuantos embates del rabo de Raisa a mi culo, cambiamos de postura y decidí montar sobre el rabo de esta guarra transexual en celo.

— ¡gozo al joder tu culo, cabrón! — jadeó Raisa mientras me metía su rabo en el culo.

Yo botaba y brincaba con el rabo de esta zorra que me estaba haciendo gozar como un verdadero cabrón libidinoso al darme rabo sin parar. No podía parar de gemir y jadear, pues ambos estábamos muy calientes y dentro de un éxtasis anal brutal, yo por su metisaca de su rabo en mi ojete y ella de su rabo en mi ojete. Los jadeos mil eran brutales y continuados.

— ¡Nadie me está jodiendo tan bien como lo haces tú ahora, puerca!, ¡jódeme, zorra!, ¡vamos! — chillé colérico y estimulado sexualmente, entretanto Rossana me estaba enculando más y más.

— ¡me encanta joder contigo, eres un macho vicioso y depravado !, ¡me pones cachonda, cabrón! — jadeó Raisa viciosamente.

Después de esta lasciva postura, Raisa sacó su rabo de mi ojete se postró de rodillas ante mí y me echó su lefa en mi duro pecho de macho semental y yo me pajeé y eché mi lefa en mi vientre.

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