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Con la empleada de la casa

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A lo largo de mi vida las empleadas domésticas han ocupado una parte importante en mi vida sexual. Mi primera vez con una de ellas fue cuando andaba de amante con mi hermana, Isabel se llamaba ella, tenía 32 años, blanca, un poco gordita, pero muy caderona, en ese entonces yo tendría como 18 años.

Eran como las dos de la tarde, mi mamá se había ido al mercado, así que nos quedamos solos. Isabel estaba planchando, me puse a platicar con ella y llegamos al tema del sexo y de la ropa interior, de tal manera que le pedí que me enseñara sus calzones, ella traía una falda corta, se la levantó y vi sus pantaletas, de pronto me acerqué a ella, nos besamos, le levanté su falda y le acaricié sus nalgas sobre sus pantaletas, nos seguimos besando, pero decidí agacharme para bajarle los calzones, se los bajé a la mitad, intenté chuparle su vagina, pero se apartó, no quiso, estaba nerviosa, mejor me propuso que al día siguiente nos fuéramos a un hotel, lo cual hicimos, allí le besé todo su cuerpo, excepto su vagina que solo chupé tantito porque no me gustó mucho su sabor, hicimos el amor tres veces en ese rato, a partir de allí, cada vez que teníamos oportunidad de quedarnos solos en la casa hacíamos el amor.

Con ella aprendí a penetrarla en posición de lado, ella con una pierna encima de la mía, al mismo tiempo que nos besábamos. Una vez estando en la casa de mi hermana, mientras mis sobrinas estaban jugando en el patio, nos metimos a su sala, cerramos la puerta y allí la subí al sofá, ella se puso empinada de nalgas hacia mí, y al ver su ano, me dieron ganas de penetrarla por allí, lo cual hice, le pregunté si le gustaba por allí, me dijo que si, que le diera por donde yo quisiera, pero al momento de empezar el mete y saca, me lastimaba, sentí que me rozaba el pene, así que opté por sacarlo y metérselo por la vagina, la estuve bombeando un buen rato hasta que se vino y me pidió que me viniera yo, aceleré mis movimientos y en eso que tocan la puerta, al mismo tiempo no pude controlar mi eyaculación y al sacar mi pene todos los fluidos de ella y míos cayeron al suelo, rápido nos vestimos y yo con una servilleta me puse a limpiar el piso mientras Isabel abría la puerta.

En otra ocasión estando en mi casa, mi papá fue a comprar el periódico y aprovechamos para entrar a la recámara, allí le bajé los calzones y parada frente al ropero la tomé por atrás, le penetré la vagina rápidamente, en eso estábamos cuando escuchamos que mi papá venía cruzando el patio hacia la recámara, no sé porque, pero al sacar rápido mi verga de su vagina, sentí como me venía, era algo que no pude controlar, así que se la volví a meter para que no cayeran al suelo y nos descubrieran, claro que le salpiqué una parte sus nalgas, rápido nos vestimos, y en eso apareció mi papá, que seguro sospechó y se dio cuenta, aunque no me dijo nada, yo creo que también hubiera querido cogerse a Isabel.

Y la última vez, que fue cuando terminamos y ya no volvió a la casa, fue cuando llegó con su hijo, entonces lo mandamos a la tienda, allí Isabel se sentó en la cama y se puso a chuparme el pene, así estábamos cuando llegó corriendo su hijo y nos alcanzó a ver, aunque no estábamos desnudos vio algo, ella le explicó que me estaba curando porque estaba lastimado, de cualquier manera, fue la última vez que tuvimos contacto.

La otra empleada doméstica fue con la que viví 2 años, a ella la conocí cuando me fui a trabajar a otra ciudad, yo vivía solo, a mi hermana dejé de verla por la distancia, aunque al principio me hizo una visita, hicimos el amor, aunque no muy bien porque ¡OH!! ¡Sorpresa!! Estaba en sus días, así que aproveché hacerle el sexo anal, aunque no me gustaba mucho porque terminaba rosado de mi verga, la cuestión fue que precisamente por ella, mi hermana y yo dejamos de tener relaciones sexuales, porque en una ocasión que tenía que trabajar fuera de la ciudad durante tres meses, Mary la empleada doméstica que era mi novia, no quería que la regresara con sus padres, así que opté por llevarla con mi familia, nadie se lo esperaba y menos mi hermana que lloró como nunca, aunque traté de consolarla ya nada sería igual.

Ahora les contaré de una jovencita que llegó a trabajar a la casa, se veía una niña que le gustaban los bailes, cuando fui a recogerla a una casa donde trabajaba su amiga, se subió al carro, se me quedó mirando, tenía unos labios carnuditos, mojados por su saliva, como se me antojaron, hasta nervioso me puso, deseaba que fuera de quedada, es decir, que durmiera en casa, pero mi esposa la contrató de entrada por salida, es decir llegaba de lunes a sábado a las 9 y salía a las 6, a partir de allí decidí hacerle el amor, así que para conquistarla sexualmente, una ocasión que estaba aspirando la recámara, mi esposa estaba en la cocina y me estaba cambiando en el closet que está pegado a la recámara, dejé la puerta abierta de la recámara para que se viera el closet, y allí estaba desnudo, con mi verga media parada por la excitación de la situación, entonces ella se acercó a aspirar por la puerta y al verme, noté que sus ojos se hicieron más grandes y su boca también quedó abierta, estaba toda sorprendida, allí me di cuenta que sería mía en la primera oportunidad que estuviéramos solos.

Y así sucedió unos días después, cuando la empecé a besar en la lavandería en una vuelta que mi esposa fue al banco, entonces la tomé de la cintura, la acerque hacia mí, le bese su deliciosa boca, su cuello, sus pechos, solo echaba su cabeza hacia atrás y su respiración se escuchaba muy agitada, solo que en ese momento se escuchó el carro de mi esposa llegar y tuvimos que dejar eso pendiente, para otro día, el cual llegó pronto, cuando mi esposa salió, pero allí si tardaría más, así esperé a que se fuera, me fui a cambiar, me quité toda la ropa, ella estaba en la recámara, tenía una prenda en sus manos que estaba doblando, me acerqué a ella y nos empezamos a besar, seguí con las orejas , el cuello, solo movía su cabeza de placer, bajé a sus pechos suaves, sus gemidos eran más intensos y en eso, que suena el teléfono, lo contesté porque pensé que podría ser mi esposa, pero no, era una chica de una nueva telefonía local, preguntando por mi esposa para configurar lo de Internet, pero de esas personas que no te las quitas de encima, mientras mi empleada me esperaba desnuda, hasta que por fin terminamos con la llamada, y va de nuevo, los besos, chupé sus pechos y fui bajando por su estómago, abrí sus piernas, pero no besé su vagina, chupé sus ingles, sus piernas, bajé por sus rodillas, llegué hasta sus pies, toda ella era pura suavidad, volví a subir chupando sus chamorros, sus muslos, ella no decía nada solo sudaba y su agitación era más intensa, gemía.

Besé entonces alrededor de su vagina, con pequeños roces en ella, su vagina no tenía vellos, era lampiña natural, vi como sus jugos escurrían, y aproveché para tomarlos, no debía dejar rastros en la cama, con la chupada vaginal encorvaba su cintura, empujaba su vagina hacia mí, sus nalgas se alzaban y su cabeza era la que soportaba su cuerpo, gemía aún más, mucho más, levanté sus piernas y le metí mi verga en su vagina que para ese entonces estaba hirviendo, mi pene se fundía con sus jugos vaginales, entraba y antes de salir volvía a entrar, hacía círculos con mi verga dentro de su vagina, ya no solo gemía, también gritaba, tenía que apagar su fuego y mi fuego y al mismo tiempo sentí como se contraía su vagina y me enredaba con sus piernas mi cintura, era el momento en que mi verga tenía que penetrar más a fondo y mis movimientos más intensos, hasta que la explosión de nuestros cuerpos hizo efecto para experimentar juntos el delicioso placer de un orgasmo compartido, solo que tuve que sacar mi verga para echarle mi leche en su pubis y estómago, terminamos, fui por un papel para limpiarla, y le di un beso en la vagina, la ayudé a vestir, la abracé muy fuerte y le di las gracias y un beso suave en sus labios, me sequé el sudor con la toalla me vestí rápido y me fui a trabajar antes que regresara mi esposa.

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