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Me masturbé observando a la mamá de Eusebio

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Eusebio y yo somos amigos desde el primer grado de estudio, y recuerdo desde pequeño ya me gustaba su madre, fuimos creciendo y ya siendo adolecentes recuerdo que cada fin de curso, ellos me invitaban a irnos de vacaciones a su chalet, que tenían en el pueblo de sus abuelos

La madre de Eusebio es una mujer hermosa, actualmente tiene 41 años, pero un cuerpazo estupendo, unas tremendas tetas y un culazo espectacular, cada verano nos vamos de vacaciones a su chalet que está bastante bien, el padre nos lleva a los tres y luego él se devuelve a la ciudad y allí pasamos unos 20 días.

Ellos son de origen portugués, así que cada vez que vamos al chalet se la pasa ella en la piscina tomando el sol ya que es de piel muy blanca y se pone un bikini pequeñito que deja ver esas hermosas tetas y la parte de abajo se nota sus labios vaginales que se ve que son grandes, y la parte de atrás se le mete en la rajita de su culo yo enseguida me tengo que meter en la piscina para que no se me note mi verga parada.

Luego cuando subo al baño me hago tremenda paja pensando en ella, ese verano me acuerdo que cuando bajamos al pueblo conocimos a dos muchachas y enseguida Eusebio se enredó con una, la verdad la otra no era muy bonita así que yo nada, a los días hicieron una fiesta en la casa de una de ellas y fuimos.

Eusebio la estaba pasando muy bien mientras yo solo pensaba en su madre, así que como a media noche le dije que me iría a dormir.

Al llegar a la casa, entré, me dirigí a tomar un poco de agua, y al rato apareció la madre, se asustó al encender la luz y verme allí.

Madre: Luis que haces aquí me asustaste no estabas con Eusebio en la fiesta.

Luis: si Sra. la cosa fue que tenía sueño y me vine.

Madre: y no sabes cuándo va venir Eusebio.

Luis: no sé, no me dijo.

Mientras yo estaba nervioso hablando con ella porque llevaba puesto un pijama que se le trasparentaban sus pezones y se veían rosaditos y paraditos, y la parte de abajo del pijama era un short pequeño que igual se trasparentaban y dejaban ver sus bragas que eran de color negras, y al voltearse y abrir la nevera para agarrar el agua se dibujaban sus bellas nalgas que le salían de su short.

Menos mal que había un baño cerca de la mesa que agarre rápido para que no se notara el bulto en mi pantalón y me tapé, porque esa verga la tenía a reventar y me senté rápido, ella seguía medio agachada en la nevera buscando yo no sé, y empinando ese culo más y ya se le salía media braga por lo corto del short.

Me armé de valor, me acerqué por detrás de ella sin que se diera cuenta y le recosté en ese bello culo mi verga parada, ella pegó un brinco, se volteó y me cacheteó, diciendo que hacía, si estaba loco, como podía hacerle eso.

Me disculpé y salí corriendo a mi cuarto, allí me acosté y recordé que mi verga estuvo recostada en la raja de su culo y me empecé a masturbar con fuerza.

Al día siguiente no quería salir del cuarto y mucho menos verle la cara a ella, pero Eusebio insistió y tuve que salir, allí estaba ella preparándonos el desayuno, y no se veía molesta, actuaba normal, eso me tranquilizó porque estaba muy nervioso, ella llevaba el mismo pijama, pero esta vez llevaba el brasier.

Desayunamos y luego fuimos a la piscina y Eusebio me dijo que anoche lo había pasado de maravilla y que había tenido relaciones con ella, y luego salió la mamá y no me pudo contar más.

Ella llegó con otro bikini de espanto que no dejaba mucho para la imaginación, así que otra vez me haría sufrir por ponerme mi verga súper parada, tuve que salir corriendo a echarme un chapuzón.

El teléfono de Eusebio sonó y al rato le dijo que volvería que tenía que salir, se acercó y me dijo “es ella, quiere que vaya a su casa ahora que sus padres salieron, distrae a mi madre” riéndose y se fue.

Yo no quería salir de la piscina por la erección de mi pene, pero ella me llamó y me dijo que teníamos que hablar, salí, agarré la toalla y me tapé y fui a donde ella súper nervioso, para ver que me decía.

Madre: Luis sabes que lo que hiciste anoche no está bien, verdad.

Luis: si Sra. estoy muy apenado con usted no sé qué me pasó anoche, perdóneme no va volver a pasar más nunca, le ruego que no le diga Eusebio.

Madre: bueno entiendo que son loqueras de la adolescencia, pero bueno ya está olvidado, y ahora para hacer las paces echame bronceador solar, que sabes que soy muy blanca y me quemo rápido.

Se volteó, se acostó y dejó otra vez su bello culo a mi vista, agarré el bloqueador, se lo eché en su espalda y luego yo en mis manos y empecé a frotárselo en la espalda, cuando terminé me dijo que se lo echara en las piernas y así se lo hice, al tocar ese cuerpo tan rico mi erección eran tan fuerte que me dolía mi verga, y luego sube un poco más, y yo veía que ya todas sus piernas estaban, solo era su culo que le faltaba, así que con un poco de miedo subí y con mis dedos rozaba el pliegue de su piel que hacían separar sus piernas con el comienzo de su culo, y visto que no decía nada, me atrevía y subía cada vez más, hasta que llegué hasta sus nalguitas redonditas y paraditas y las frotaba con más fuerza y veía que con esos movimientos su bikini se iba metiendo en su rajita.

Cada vez mis dedos estaban más cerca de su rajita, rozaban su agujerito anal y yo seguía, hasta que me dijo “está bien, ahora por delante por favor Luis”, se volteó y vi esas hermosas tetas tan cerca de mí, le eché bloqueador en sus hombros y empecé a frotarlo y disimuladamente con mis dedos rozaba sus tetas, estuve un rato, medio tocándole las tetas por el costado, y viendo crecer esos hermosos pezones, parecían dos ciruelitas por lo bien paraditas que estaban, luego bajé a su vientre y las piernas y mientras subía y frotaba más fuerte paso lo mismo de antes, su bikini se metía entre sus labios vaginales, y se notaban que eran grandes, disimuladamente me acercaba a ellos y sentía con mis dedos el comienzo de esos labios, cada vez estaba más cerca de ellos, que ricura tener esa vagina rozándola con mis dedos.

Ya estaba dispuesto a recibir otra bofetada, porque no aguantaba más meterle mano, cuando me dijo “ya está bien Luis, gracias por todo”.

Agarré la toalla y me fui al baño a masturbarme, lo que había hecho, era burlarse de mí, pero se salvó que llegó Eusebio, porque ya estaba dispuesto a follármela, les cuento lo que planeé, cuando estuviéramos otra vez solos, no se burlaría más de mí.

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